Los momentos históricos a veces pasan desapercibidos, y no somos conscientes de su importancia hasta años después. Así, por ejemplo, el día en que Lenin, un gris exiliado, subía en Suiza a un tren de vuelta a Rusia, posiblemente ninguno de los presentes era consciente de que ese instante cambiaba para siempre la historia del mundo.
Del mismo modo, a un nivel aún más profundo, puede (solo puede) que el momento más importante de la Historia tuviera lugar el 4 de mayo de 1997. Y casi nadie le dio demasiada importancia…
En esa fecha, que tal vez algún día tengan que memorizar los niños en los colegios, durante una partida de ajedrez entre el campeón del mundo y una computadora, un observador externo que analizara solo los movimientos de cada uno de los contendientes no sería capaz de decidir cuál de ellos era una máquina, lo que por definición supone pasar el test de Turing, que se utiliza para decidir si un ser es inteligente. Antes ya sabíamos que las máquinas eran más rápidas y más fuertes que nosotros, pero en ese momento se demostró que una máquina podía llegar a hacer un trabajo “intelectual”, propio de un ser humano, mejor que el mejor de los humanos.
Unos días antes, el entonces campeón del mundo de ajedrez (y según muchos el mejor jugador de la historia) se enfrentó por segunda vez a Deep Blue, el supercomputador que IBM había creado para tratar de derrotarle (El primer enfrentamiento tuvo lugar el año anterior y finalizó con la victoria de Kasparov por 4-2). En la primera partida de esta segunda confrontación de la máquina, ahora mejorada, el campeón ruso se impuso con relativa facilidad, pero Deep Blue realizó una jugada que turbó al Gran Maestro humano, ya que una vez analizada por Kasparov y su equipo suponía que el ordenador había calculado posibilidades veinte jugadas por delante del movimiento, lo que estaba muy por encima del poder de cálculo que se le suponía a la máquina.
Entonces, el 4 de mayo, llegó la segunda partida del match, en la que Deep Blue jugó con un estilo agresivo, impropio de una máquina, humano hasta tal punto que Kasparov, después de rendirse, acusó a la multinacional de hacer trampas, de que los movimientos de la máquina eran una combinación de poder de cálculo del ordenador con la mano humana detrás. Derrotado psicológicamente y sabiendo que ya no era invencible, Kasparov fue finalmente derrotado en el encuentro y las acciones de IBM se dispararon un 15%.
Deep Blue fue creado para derrotar a Kasparov, pero solo unos años después las máquinas ya juegan al ajedrez mejor que la inmensa mayoría de los humanos, y una app bajada en tu teléfono por unos pocos euros puede derrotar sin despeinarse incluso a competidores de nivel internacional.
Así que, si te sientes seguro porque tienes la suerte de tener un trabajo, uno de esos cualificados, de esos en los que te pagan por pensar y crees que no eres fácil de sustituir, lo siento, pero creo que eres un poco iluso, porque si una máquina puede hacer su trabajo mejor que el mejor jugador de ajedrez de la historia: ¿no crees que puede que también haga el tuyo mejor que tú?
Una y otra vez, desde hace ya muchos meses, la mayor preocupación de los españoles es el paro: un altísimo porcentaje de la población se encuentra en una situación de paro forzoso, sin poder trabajar, sin tener un salario, sin ver salida a esta situación; y es una situación dramática. Pero a lo mejor el problema es incluso más profundo que una economía que no es lo bastante dinámica: a lo mejor estamos de verdad ante un auténtico cambio de paradigma en cuanto a lo que el trabajo se refiere.
Porque un trabajo implica un sueldo, y un sueldo implica poder comer y cobijarse, un derecho que, naturalmente, damos por sentado, pero que no es gratis: hoy por hoy, en el estado actual de la sociedad, tener trabajo es una obligación, y si no tienes un trabajo remunerado, al menos hay que mantenerse ocupado, estudiando o buscando algo que hacer activamente, para que no te tachen de vago y justificar que te “mantenga” tu familia o el Estado.
Aunque el trabajo que gran parte de la gente hace no sirva para mucho -vivimos en un esquema productivo en el que gran parte de las jornadas laborales de mucha gente consisten en generar papel para que otro genere papel que justifique otro papel- toda nuestra economía, todo nuestro modelo, se basa en que la mayoría de la población, la que no ha heredado suficiente capital de manos de los que lo ganaron antes que ellos, ha de “ganar” dinero para pagar bienes y servicios, y ese dinero lo ha de obtener mediante el “castigo bíblico” del trabajo.
Pero lo cierto es que, como tantas otras cosas en este sistema socioeconómico, este modelo no es sostenible, no habrá trabajo para todos en el futuro, al menos tal y como lo conocemos. Y los que tendrían que estar pensando en el cambio de paradigma que ya está aquí están demasiado ocupados, una vez más, confundiendo lo urgente (en este caso, para ellos, ganar las próximas elecciones) con lo importante, y lo importante en este campo sería, condicionados por los avances de la ciencia y la tecnología, responder a la pregunta: ¿qué modelo de trabajo queremos para la sociedad del futuro?
Porque, aunque dejemos atrás el modelo económico que llevó este país a la crisis y consigamos adaptarnos a una economía del conocimiento, lo más probable es que los avances tecnológicos acaben haciendo inútiles muchos de los trabajos que ahora mismo damos por sentados, y no hablo solo de los de baja cualificación: es muy probable que dentro de no muchos años las máquinas operen mejor que los médicos o hagan el trabajo de los abogados mejor que el mejor de ellos.
Ya están haciendo trabajos que no imaginamos propios de máquinas. Por ejemplo, Narrative Science es una compañía de Chicago fundada en 2010 para comercializar la tecnología desarrollada en la Universidad de Northwestern. Estos señores convierten datos en narrativa, es decir, han desarrollado una serie de programas que a partir de datos ”brutos” escriben artículos, informes y textos elaborados en general. Y son muy buenos haciéndolo, hasta el punto que un altísimo porcentaje de las cosas que lees en prensa está ya escrita por máquinas (si te pica la curiosidad y te crees capaz de diferenciarlo te dejo este link a un test del New York Times. Yo acerté muy pocas).
Por lo tanto, todo parece indicar que la mayor parte de los puestos de trabajo actuales no serán necesarios en el futuro e incluso dentro de los menos susceptibles de ser “robotizados”, como pueden ser aquellos que tienen que ver con la educación y las relaciones humanas, va a ser necesaria una revisión profunda del concepto de trabajo.
El trabajo es hoy por hoy el único sistema aceptado para decidir quién “merece” recibir bienes y servicios, una forma de “selección social”, pero en un escenario como este que parece avecinarse, en el que puede haber recursos para todos (según la FAO el planeta puede alimentar de sobra a toda su población, el problema es de distribución no de producción), pero claramente no hay trabajo para todos, desde las instituciones, los gobiernos y los estados nadie parece ponerse a pensar en cómo se va a organizar una sociedad que, en el mejor de los casos en unos años puede estar mayoritariamente ociosa (y en el peor de los casos hambrienta si no se encuentra otro modo de “repartir” la riqueza que ahora se genera con el trabajo).
¿Qué haremos cuando el problema no sea solo que no hay trabajo, sino que trabajar no sea necesario?
Raúl,
Antes de leer el artículo, le adelanto que la pregunta de su título tiene una respuesta muy fácil. Por definición, el día que el trabajo no sea necesario, lo que haremos es disfrutar la vida. Sí, ya se que muchos no querrán o no podrán hacerlo y entonces se dedicarán a molestar a los demás (como digo a mis nietos, «si no tienen nada que hacer, no lo hagan acá»). Gracias a que la humanidad ha sido capaz de alcanzar un alto nivel de bienestar material, hoy ya muchos pueden disfrutar de la vida sin trabajar (los viejos) y como nunca antes en la historia de la humanidad muchos otros tienen la oportunidad de prepararse para vivir bien (los jóvenes). Sí, siempre habrá viejos y jóvenes que lloren o porque no fueron capaces de aprovechar bien el tiempo pasado o porque se consideren con derecho a tener todo gratis, pero a esos hay que ignorarlos.
Adam Smith, quisiera hacerte saber que esa fabulosa globalización de la que hablas no es más que el proceso de segunda mitad del siglo XX (un instante en la historia) en el que el extractivismo multinacional ha prolongado el ideal imperial del siglo XIX y al desarrollismo industrial soñado desde el XVIII. Dices que el impacto positivo supera al negativo, es como decir que los organismos tienen sus mecanismos de defensa y lo que no te mata te hace más fuerte. Debes comprender que tus garantías de vida como jubilado se debe al colchón que propiciaron tus odiadios soviéticos y franquistas, y las estructuras residuales en las que te has podido acomodar. Pero quizá a tus tataranietos ya les hayan pinchado el colchón, y les sea más difícil acomodarse a las estructuras que llegan. No te haces una idea del impacto de la informática, nada que ver con lo que has vivido o con los teléfonos con cámara y juegos que ves por ahí. Recuerda también, que para que los europeos podamos vivir sin tener la ESO y o sin dar un palo al agua es gracias a las políticas bélicas y la explotación esclavista que nuestros estados ejercen en lugares de los que no te llegan noticias. Pero sobre todo, que este proceso cuyos beneficiosos sentimos no puede prosperar ad finitum, ya que, desde el mismo día que Colón pisó América, la partida ya estaba acabada, el mundo era finito y sólo quedaba explotar lo que había hasta que sus pobladores se independizaran. Como puedes comprobar, la riqueza de los imperios no se contabilizaba igual con colonias que sin ellas. Hoy puedes ver cómo los territorios cada vez se independizan más, no sin temblores en el mundo occidental. No se te puede pasar por alto que para que tu seas más consumidor otros han sido más productores que tú, hasta el punto que somos más pensionistas que productores. La clase media española desciende, mientras que la china aumenta.
Raúl,
Por suerte el futuro será mejor que el pasado y eso que el pasado ha sido muy bueno. En los últimos 40 años hemos vivido cambios extraordinarios en la economía mundial que han significado—a pesar de los muchos que han remado en contra—un aumento espectacular en la riqueza de la gran mayoría de la población. Esos cambios se asocian principalmente con el fin de las dictaduras comunistas y del socialismo indio que permitieron que miles de millones de personas se integraran en la economía mundial. Nunca antes la humanidad había visto un cambio tan espectacular como esa integración. Contrariamente a la integración parcial de los 50 años anteriores a la Primera Guerra Mundial que requirió la emigración internacional de decenas de millones de personas, la nueva integración no requirió de esa emigración aunque por su magnitud no se pueden ignorar las migraciones internas de China e India.Y no la requirió porque China, India, los países que se libraron de los asesinos soviéticos, y otros más, se abrieron al comercio internacional, favoreciendo la producción nacional. Su integración en la economía mundial tuvo efectos positivos y negativos inmediatos en las economías de los países desarrollados y también de América Latina y Africa, pero los positivos han superado por lejos a los negativos y el balance podría haber sido mucho mejor si los gobiernos de los países desarrollados hubieran facilitado el ajuste de sus economías a ese cambio. Pero no, estos gobiernos intentaron mantenerse en el poder prometiendo protección a los intereses de grupos afectados negativamente por el cambio. Para peor, esta reacción se volvió más negativa para sus economías porque simultáneamente se dieron otros cambios que también perjudicaron a algunos intereses. El fracaso de los gobiernos de los países desarrollados en facilitar el ajuste a la expansión de la economía global fruto de esa integración, al cambio demográfico, a los varios cambios en valores consecuencia de la mayor riqueza, y al cambio tecnológico, todavía lastra el crecimiento de sus economías. Y por si fuera poco, ese fracaso da de comer a los muchos hipócritas que predican y prometen cambios radicales vía una mayor intervención estatal.
Ese es el contexto en que se debe analizar la posibilidad de que el cambio tecnológico tenga un impacto negativo fuerte sobre las oportunidades de trabajo de distintos grupos, definidos no por su nacionalidad sino por sus capacidades. Sí, la nacionalidad importa un bledo porque el alto grado de riqueza y bienestar material de cualquier nación (sea país o no) depende muchísimo de su integración en la economía global. Ni Grecia ni China ni EEUU–y mucho menos cualquiera de los estados de la UE o de las comunidades de España—cerrarán sus economías para volverse una Cuba de Fidel o una Corea del Norte. Y no solo cualquier nación: hoy lo mismo puede decirse para cualquier región o municipio o pueblo integrado en la economía global. La pregunta que cualquier anti-globalización debe hacerse es qué justifica perder el alto beneficio material de la globalización. Quizás haya algo que lo justifique pero hasta ahora nadie ha sido capaz de articularlo para persuadir a mayorías simples o absolutas en las democracias constitucionales. Y precisamente porque no parece haber algo que lo justifique, los políticos falsos y sus cómplices amenazan con grandes catástrofes si se insiste en integrarse más en la economía global.
Habrá que seguir fabricando el pan , trabajando el campo y los huertos, produciendo leche….habrá que mantener trabajos burocráticos obligados por dotarnos de un Estado…y sin duda si fuéramos capaces de aumentar tanto la productividad vía capital y conocimiento pues tendrían que trabajar menos personas que mantendrían el resto y deberíamos considerar eso como un nuevo modelo dónde No todos trabajan . Tampoco pasaría nada mientras TODOS tuviéramos casa y comida y sin excesos. Interesante ver hoy este video del FT.El desempleo es bajo en EEUU pero cada vez trabaja menos gente.Lo malo aquí es que los hay que no tienen casa y comida y parece que ya no buscan trabajo .Hoy creo que el FT está abierto sin tener suscripción http://video.ft.com/4464521932001/Martin-Wolf-on-payrolls-and-the-Fed/markets
Esta interesante, lo volvere a leer, este articulo os puede ser interesante bit.ly/1KBD2t6
Raúl,
Después de leer su entrada, no encuentro argumento alguno para pensar que las oportunidades de trabajo en todo el mundo y en los próximos 100 años disminuirán. Todo lo contrario, las oportunidades seguirán aumentando porque todavía más de la mitad de la población mundial (que seguirá aumentando aunque a una tasa baja y decreciente) quiere lo que el 25% más rico ya tiene. O dicho de otra manera, la escasez (esa de la que hablamos los economistas y característica esencial de la humanidad) seguirá motivando a miles de millones a sacrificar parte de su tiempo para conseguir un mayor bienestar material. Sí, siempre podemos pensar que los malos y los falsos (esa parte de la población mundial que siempre ha existido y seguirá existiendo) finalmente dominarán al resto, que los extraterrestres nos dominarán, o por el lado positivo que seremos tan genios o tendremos mucha suerte y superaremos la escasez, pero eso apenas da para ciencia ficción.
Mucho más urgente es pensar por qué hoy (2015) tantos jóvenes que (a) tienen oportunidades de trabajo como nunca antes en la historia de la humanidad no las aprovechan, o (b) no tienen las oportunidades que la historia nos enseña que podrían tener.
Raúl, le completo mi último párrafo con estas ideas.
¿Por qué muchos jóvenes no aprovechan las oportunidades existentes? Mi hipótesis es que hoy muchos jóvenes quieren los beneficios de un trabajo pero no algunos de sus costos. Si se trata de una oportunidad de trabajo independiente, el costo principal a minimizar es la incertidumbre sobre el tiempo libre que se dispondrá (el valor del tiempo libre ha aumentado mucho gracias a nuestro alto nivel de vida y entonces muchos quieren tener certeza sobre la cantidad de tiempo libre que tendrán). Si se trata de una oportunidad de trabajo dependiente, el costo principal a reducir es la probabilidad de que tendrá que aceptar situaciones que le disgustan (el valor de la dignidad individual ha aumentado mucho gracias a los cambios culturales y a nuestro alto nivel de vida, y entonces muchos jóvenes quieren tener certeza sobre la calidad del trato que recibirán de sus jefes y sus pares en el trabajo).
¿Por qué no hay tantas oportunidades de trabajo como se podría inferir de la historia? Mi hipótesis es que para acceder y gozar del poder estatal, hoy los políticos y sus cómplices—en su gran mayoría personas falsas (mentirosas y/o hipócritas)—usan estrategias centradas en promesas a grupos formales e informales imposibles de cumplir y en sus intentos de fingir que las cumplen sacrifican el crecimiento de la producción de bienes y servicios. Cuanto mayor es el número y diversidad de grupos defensores o promotores de intereses específicos, mayor es el número de promesas y mayor el sacrifico de producción potencial. Hoy nuestro alto nivel de vida y las deficiencias de las democracias constitucionales facilitan que demandas “sociales” imposibles de ser satisfechas simultáneamente se traten de satisfacer de manera parcial y a un costo alto en términos de crecimiento de producción. La lista de esas demandas sigue creciendo y para peor algunas se trasladan a niveles supranacionales donde no existen organizaciones y mecanismos eficaces (las Naciones Unidas es ejemplo claro y costoso de organización inútil), y por si eso fuera poco se impide la devolución de competencias (¿soberanía?) a nivel infra-nacional en que algunas de esas demandas podrían satisfacerse mejor.
No. La FAO no es capaz de distinguir comida de alimento y además ni la FAO ni la ONU ni ninguna de éstas O, tienen ningún poder sobre los mercados, porque viven de ellos.
El problema, además de ser cruelmente antidistributivo, basado en una filosofía muerta; – la que pretende que sigue habiendo superhombres capaces de pensar sobre el resto de los ignorantes pobres pueblos indígenas, que somos la mayoría,-es un problema productivo.
Si seguís negando que la capacidad del planeta ha sobrepasado sus límites, que se han agotado muchos de los minerales ( átomos) básicos, estais ciegos.
No puede usarse la palabra emprendimiento y su nominativo emprendedor, cuando lo que significa es pirómano, colonialista, extractivista, usurpador de los bienes comunes y comunales en un loquísimo legado de unos pocos que nos costará mucho a los demás intentar reparar o frenar.
Leo ya demasiadas huídas hacia adelante, demasiada ideología de invasores, como para poder siquiera discutir lo indiscutible.
Como el cambio climático ( calentamiento de la atmósfera, que el mar ya no es capaz de enfríar) es imparable- por favor revisad los números, y los artículos científicos y no sigáis negando lo innegable).
Los gobiernos conservadores se han unido maléficamente a él para intentar un control climático que utiliza la geoingeniería con fines militares, como arma, como herramienta poderosa para bombardear nubes con metales pesados y esto ya se hace, y lo podéis leer en las mejores revistas científicas. Y utiliza el Co2 como ¡moneda! quien tiene dinero paga por las emisiones lo que resulta una macabra sentencia de muerte para continentes enteros, por ejemplo Africa).
Con la doble e hipócrita moral de que estamos de cumbres climáticas al mismo tiempo que permitimos que se perforen SANTUARIOS..
¿el trabajo? Los nuevos trabajos podrían llegar para todos con completo cambio del sistema, no autárquico no, debe ser holístico pero no global, debe partir de reconocer los valores humanos- animales- que hemos perdido, como la compasión, el acogimiento, la protección y el desvelo. El reconocimiento de lo «otro» sea esto otro una simple mosca, un árbol o una paloma.. el vecino que peor nos cae, como parte de nosotros mismos.
Que nos organicemos para ésto, con el anhelo que hay de la mayor parte de la gente que se siente confusa, no excluye nuestra individualidad, al revés, implica reconocer dónde y cómo podemos ser más útiles según nuestras habilidades y ponerlas al servicio de los demás. Y quizás lo más importante, reconocer , en vez de la horrible palabreja de empoderamiento, nuestra físico-química y real fragilidad, que somos dependientes, que estamos cojitos un poco, que se necesita a los demás siempre, para seguir aprendiendo.
Os enlazo unas palabras con las que me identifico plenamente
https://www.youtube.com/watch?v=a5LuIAJEFUc
( alguno quizás se remueva..para eso las enlazo, espero que para bien)
y me disculpo porque no he podido encontrarlas tan bien dichas- aunque hay cientos de miles diciendo lo mismo también en nuestro idioma, y en las demás lenguas de la tierra, sin embargo, es posible seguir trabajando en el nuevo escenario que tenemos por delante. Para mí es una obligación y es muy positivo que no importe desde dónde se haga, siempre que se comparta la necesidad de unirse por motivos comunes.
En este loco mundo que ya cantaba aquel del tango, con Lorca diciendo que no puede haber conocimiento mientras haya hambre… en medio de esta realidad en la que vivimos ahora los del Norte pero que tres cuartas partes del planeta han experimentado desde los colonialismos.. es decir, no durante casi toda la historia de la humanidad, desde hace mucho menos tiempo, un par de siglos si acaso…
Merece la pena escuchar hablar a Naomi Klein….
En cuanto al mundo de la tecnología y de las máquinas, no me asusta en absoluto, me importa un pito si una máquina gana una partida, nos quita un empleo… nos mata, eso ya lo sabemos, lo que tenemos que pensar es que ellas y quienes las manejan están muertas y no tienen corazón. Es eso lo que me da miedo, y me preparo para combatir ese miedo, por ahí leí que los monstruos, si los miras dos veces, y de arriba a abajo, te das cuenta que tienen los pies de barro,.. ( además no va a haber materia prima para ninguna de esas chatarras…) no dejemos que esas chatarras nos quiten nuestra materia prima,…
Repartamos la energía y las energías… todas. Eso nos dará un trabajo y lo que es mas importante, nos sanará.
Muchas gracias!
La publicación del libro «El Regreso de los Chamanes» de Víctor Lapuente Giné está prevista para el 14 de octubre y en su presentación se dice
«En este libro emprenderemos un viaje intenso en busca de la respuesta a la pregunta política fundamental: ¿Por qué se vive mejor en unos países que en otros? Visitaremos el cielo, pero antes deberemos descender a los infiernos, siguiendo el camino pavimentado de buenas intenciones que tantas utopías han sembrado a lo largo de la historia. Empezaremos buscando la «dimensión oculta» de la política, una dimensión que está detrás de la lucha política cotidiana entre la izquierda y la derecha. Una dimensión que retrotrae al conflicto político más básico. Veremos el atractivo que ha ejercido el chamán a lo largo de la historia y cómo ahora, en la renqueante y desigual salida de la Gran Recesión, el chamán ha vuelto. Ha vuelto en la forma del fantasma que recorre Europa de Norte a Sur y de Este a Oeste: el fantasma del populismo. Comenzaremos el libro desnudando la naturaleza del fantasma, una naturaleza que va más allá de la raída etiqueta de populismo y trataremos de comprender su enorme magnetismo, el poder de encantamiento que ejerce en tantas y tantas sociedades. Pero no en todas.»
http://www.amazon.es/El-Retorno-Los-Chamanes-ATALAYA/dp/8499424406
(En espera de la publicación del libro, recomiendo leer las columnas de Víctor en El País, en particular las escritas en colaboración con Benito Arruñada).
En España y otros países, la crisis de los últimos años ha sido oportunidad para el regreso de los chamanes. En nuestro rico mundo, los chamanes pronto salieron a satisfacer las demandas de millones de indignados. Sí, los chamanes han sabido aprovechar la oportunidad y algunos han encontrado gente muy rica dispuestos a financiarlos y convertirlos en los intelectuales de sus aventuras políticas (el caso más claro es G. Soros). Unos pocos chamanes pueden lucir credenciales serias (el caso más claro es J. Stiglitz), pero la gran mayoría nunca habían pasado de la categoría de vulgares charlatanes (el caso más claro es Naomi Klein). Hoy, gracias a sus ricos mecenas, estos chamanes hacen ruido, pero por suerte se diluye en el mar de ruidos de los políticos y sus cómplices, en particular sus cómplices en la academia y el periodismo. Hoy un número extraordinario de humanos trabajan en salvar al mundo de sus males, pero el valor añadido de su trabajo es negativo. Sí, los robots no podrán jamás sustituirlos y los demás tendremos que incurrir el costo de soportar su ruido molesto como un costo de la libertad.
Cuando, a veces, surgen mensajes alarmistas desde foros e instituciones nacionales e internacionales, respecto a la imposibilidad de que el Planeta sea capaz de alimentar a la población humana, si ésta sigue creciendo, uno no puede dejar de sorprenderse ante algunos hechos.
Ya que si eso es así,¿porqué esa política de deshacerse de alimentos como la fruta y la leche para que ,su precio no baje en el mercado?¿porqué se imponen cuotas restrictivas a la produción de determinados productos a países del llamado el «tercer mundo», en función de cómo vaya los mercados del «primero»?.
Al final, sí que me parece que es un problema de reparto.
Por otro lado, es cierto que ese afán por obtener y acumular beneficios económicos aderezado con una buena dosis de egoísmo e insolidaridad, está llevando a que los países ricos no quiera seguir esquilmando sus campos y recursos, pero sí lo hagan con los de otros países menos favorecidos, la globalización económica lo permite, como si el Planeta estuviera divido en «planetitas» más pequeños donde unos se pueden «ir a la porra», sin que al nuestro le «suceda nada».
Parece que la corteza terrestre, esa que nos permite un tipo de alimentación basado en la agricultura y la ganadería (el tema también abarca los recursos marinos, pero ahora me gustaría tratar de los primeros), es una capa externa «comparativamente fina de la Tierra».
Aquéllos que en tiempos remotos, facilitaron con sus conocimiento, el establecimiento de la agricultura, y con ella asentamientos estables de las poblaciones, ya lo tenían en cuenta, y dotaron de medios y fórmulas para cuidar y preparar los campos, observatorios astrológicos para conocer los tiempos más adecuados de cosechas (además de, seguramente, para otras cosas), los descansos debidos a una tierra arañada, contaminada o herida por su adecuamiento al cultivo…etc….
Es posible que, por uso y abuso de la corteza terrestre, ésta esté ya dando señales inequívocas de agotamiento.
A la vez, también la misma fisiología humana parece estar dando signos de necesitar una nueva forma de alimentación, (aparición de nueva alergias alimentarias, intolerancias no posibles de explicar).
Tengo entendido que ya se lleva tiempo trabajando en nuevas formas de cultivo que no necesiten de tierra, sí agua y nutrientes., y que un cambio de necesidades alimenticias está siendo ya tenido en cuenta, desde hace tiempo, desde el campo científico.
Reflejo de ellos puede ser, en versión «confusa» y «no sé que está pasando, pero algo pasa», puede ser el la moda de la nueva «cocina» que intenta «alimentar sentidos» y aportar los nutrientes, sin una idea clara de lo qué son ambas cosas.
No sé , pero sí se llega a un cambio de necesidades energéticas desde el alimento, es posible que «comamos menos», y de otra manera, también nos alimentaremos desde más órganos (a lo mejor la piel puede ser uno de ellos), y eso sí incidirá en la causa principal para el trabajo: la comida.
Actualmente la tecnología trabaja a destajo en muchos sectores, uno de ellos el «ocio». El miedo del actual modelo al «tiempo libre» de las personas…es patente, y en este blog se ha abordado varias veces el tema. Quizás no le estemos dando la importancia que merece.
Acabo de leer un comentario y…
Necesito expresar mi «acuerdo total» con lo leído; el comentario de Inés, para mí que «chapeaux»!!!
Respecto al trabajo, qué trabajen las máquinas y se abran vías de «cuidados» del Planeta, de su faunia, flora, etc..
Desde posturas ecológicas Todo Queda Por Hacer!!!
Y estaría bien que dejáramos de ser el único ser vivo de esta Tierra que Paga por estar en ella!!!- de verdad, somos gilis o qué Nos Pasa??-
Que manía, siempre estamos preocupados por crecer económicamente. Mas fabricas, mas coches, televisores, lavadoras etc Si mañana todo aquellos que tienen una tele anticuada decidirán cambiarla (todos a la vez) se colapsara el planeta. Donde vamos a colocar las teles viejas?