Desde que se tienen registros meteorológicos, allá por los inicios del siglo XIX, la temperatura media en la superficie del planeta no ha dejado de crecer, especialmente desde la segunda mitad del siglo XX. La causa, al parecer, es el aumento de la concentración en la atmósfera de los gases de efecto invernadero, especialmente el dióxido de carbono, producido en la combustión de carbón, petróleo y gas natural, mediante la que obtenemos la energía que impulsa nuestros vehículos, calienta nuestras casas y mueve los alternadores con los que generamos electricidad. El desarrollo industrial y el reciente calentamiento del planeta parece que vienen de la mano.
Como consecuencia de este aumento, que todavía se sigue produciendo, están disminuyendo las grandes superficies heladas, está subiendo el nivel del mar, se están modificando las corrientes marinas y atmosféricas y están alterándose los patrones de las precipitaciones. El clima, en definitiva, está cambiando. Y los efectos de este cambio se nos anuncian catastróficos: grandes periodos de sequía, ciudades inundadas, peores cosechas… Si no reacciona a tiempo, le esperan momentos duros a la humanidad. Este es el mensaje.
De considerarse una hipótesis, el cambio climático ha pasado a ser un hecho. Una certeza compartida, que se enseña en las escuelas y se incorpora en los libros de texto, junto con la expansión del universo, la estructura atómica de la materia o la teoría sintética de la evolución. Algo que nadie discute y que, cuando lo hace, es tachado de negacionista, irracional o retrógrado.
Cierto es que los datos y los hechos parecen apoyarla, pero tal vez la explicación sea otra o esté incompleta. Sin que nuestros intereses sean los de las petroleras, ni nuestra intención la de enturbiar una teoría sembrando la duda, todavía hay motivos para tener un cierto escepticismo.
Se trata de dilucidar dos cuestiones. La primera es si realmente se está produciendo una alteración profunda de los patrones meteorológicos y la segunda es si, de estar ocurriendo, la causa de este cambio son las actividades humanas y especialmente las emisiones de carbono. También se podría plantear si este cambio es irreversible o si, además de perjuicios para unos viene acompañado de beneficios para otros. Y, lo que es más importante, si supone un peligro para la existencia humana.
La geología y los restos fósiles indican que ya ha habido otros grandes cambios climáticos en el pasado, reciente y lejano, de la Tierra. No olvidemos que al pensar en la historia de nuestro planeta estamos hablando de miles de millones de años y no de un par de siglos. La Tierra ha tenido periodos cálidos, más cálidos que el actual, y sin casquetes polares, y también periodos extremadamente fríos. Apenas hace unos siglos, allá por el siglo X, el Ártico era navegable y los vikingos llegaron a través de él a Groenlandia, Terranova y, posiblemente, a las costas americanas.
La comprensión e importancia de un problema cambian según la perspectiva. Conviene recordar que en este momento de la historia de la Tierra nos encontramos en un periodo interglaciar, dentro de lo que se conoce como la glaciación del Pleistoceno. Antes hubo otras cuatro glaciaciones, o edades del hielo, de las que se tiene constancia. En cada una de ellas se alternan periodos de frío extremo y periodos más templados, denominados períodos glaciales e interglaciares respectivamente, aunque no se sabe con certeza cuánto duran unos y otros, ni qué provoca el cambio. Lo que está claro es que nuestro periodo actual, especialmente templado y adecuado para la vida, puede finalizar, en un futuro más o menos lejano, y el calentamiento global lo que conseguiría es retrasarlo.
El clima es un sistema caótico y complejo sobre el que influyen múltiples variables que interactúan entre sí, contrarrestando o reforzando sus efectos. No sabemos con certeza cuál es la importancia relativa de cada una de ellas y desconocemos en gran medida como la acción de una incide sobre las otras. En cualquier caso, es difícil de predecir a largo plazo y cualquiera de estos factores o un suceso imprevisto puede desencadenar una sucesión de acontecimientos que conduzcan a un cambio brusco.
Por ejemplo, la aparición de la fotosíntesis y la emisión masiva de oxígeno a la atmósfera supuso la extinción masiva de especies y un cambio en la composición de la atmósfera, en el que el metano fue reemplazado por el dióxido de carbono como principal gas de invernadero, lo que supuso un considerable descenso de las temperaturas, ya que el efecto invernadero del metano es varias veces mayor que el del dióxido de carbono. Tanto, que se piensa que fue el desencadenante de la primera glaciación de la que se tienen indicios, hace 2400 millones de años.
Los registros del pasado (la composición de los sedimentos, la abundancia o no de ciertas rocas, la fauna y la flora fósiles, los anillos de los árboles, la cantidad de dióxido de carbono y de otros gases atrapados en el hielo…) muestran que, a lo largo de sus 4600 millones de años de existencia, el clima terrestre ha cambiado significativamente debido a la deriva continental, las variaciones orbitales, el impacto de meteoritos, los cambios en la actividad solar, la composición atmosférica, las corrientes oceánicas, las inversiones del campo magnético y otras causas identificables.
La incorporación de los seres humanos en esta lista de agentes climáticos es muy reciente, entre uno y dos millones de años, y todavía lo es más su capacidad para alterar el planeta significativamente; en torno a los 10.000 años, cuando se estima que surgió la agricultura, que también fue una enorme catástrofe ecológica, en la que se deforestaron enormes superficies del planeta, se contaminaron las aguas y los suelos y se exterminaron, directa o indirectamente, miles de especies. Una catástrofe que, posiblemente, afectó al equilibrio atmosférico tanto o más que la combustión masiva de carbón y petróleo.
Los actuales modelos climáticos, que son simulaciones de ordenador basadas en fórmulas matemáticas que se alimentan con datos, otorgan un peso considerable a la concentración de dióxido de carbono y su relación con la radiación que retienen las distintas capas de la atmósfera; también simulan los movimientos de los fluidos, vientos y corrientes marinas, y contemplan el efecto albedo de las superficies del planeta, según reflejen o absorban más o menos radiación solar. En ellos se incluyen variables como la temperatura, la presión atmosférica o la humedad relativa del aire; pero hay otros factores, como las variaciones en la actividad solar y los cambios cíclicos de la órbita de la Tierra, así como en la inclinación de su eje, que no suelen tenerse en cuenta. No se tiene certeza sobre cuáles son las variables que se deben incorporar ni sobre el peso relativo que debe otorgarse a cada una de ellas, ni tampoco sobre si los datos son suficientes o si falta alguno significativo. Los modelos no son la realidad y sus predicciones no son necesariamente verdaderas, no basta con que las mediciones parezcan corroborarlos.
Hay más estudios científicos que apoyan la teoría del calentamiento global antrópico, y el cambio climático que esto supondrá, que estudios que la cuestionan. Suele decirse que la proporción de artículos científicos que lo avalan es del 97%, frente a un 3% de publicaciones que exponen sus reservas o lo niegan. Pero esto, por sí solo, no es suficiente aval de veracidad; también puede significar que se financian más las investigaciones que admiten esta hipótesis que aquellas que la ponen en duda.
Aunque se asegure lo contrario, la ciencia no es neutra; porque no lo son los científicos que la construyen, todos ellos tienen sus prejuicios y sus intereses, los propios o los de aquellos que financian la investigación. Los modelos y las observaciones científicas en general tienen un sesgo, según quien los interprete o los aplique. Hay cierta tendencia a ignorar ciertos datos y priorizar otros.
Es destacable el caso de Wei-Hock Soon, uno de los científicos más prestigiosos que niega que las actividades humanas sean la causa del cambio climático, y su vinculación demostrada con las petroleras, de las que ha recibido importantes aportaciones económicas. Aunque también hay escándalos en el otro sentido, como el denominado Climategate. Un caso de filtración de documentos que incluyen correos electrónicos entre científicos, acerca de la metodología a seguir y la forma de tratar los datos, de manera que casen con las predicciones de los modelos, refuercen la idea del cambio climático antrópico y mantengan fuera del debate a los científicos contrarios a esta teoría.
Y es que la veracidad del cambio climático ya no es exclusivamente una discusión científica sino también política e ideológica. Recuerda, en cierto modo, al enfrentamiento entre creacionistas y darwinistas cuando se discuten los mecanismos de la evolución, como si no hubiera otras posibilidades entre estas dos posturas extremas. Un enfrentamiento en el que, ante todo, se pretende desacreditar al contrario, al que se le supone una cierta ideología.
Sea cierto o no, tengan o no razón la mayoría de los científicos, ¿a quién beneficia y a quien perjudica que el calentamiento global causado por el ser humano sea admitido como un hecho?
Es evidente e indiscutible que el medio ambiente se está degradando, y que deben tomarse medidas para detener esta situación y, si es posible, revertirla. Parece claro que estas medidas nos benefician a todos; aunque no lo hacen de la misma manera. Unos se benefician más que otros.
Se afirma, y posiblemente sea cierto, que los estudios y las corrientes de opinión que niegan o cuestionan el cambio climático están financiados por las grandes corporaciones petroleras y las industrias vinculadas a los hidrocarburos. Pero también es verdad que el nicho de mercado que perderían estas corporaciones, si se recortan las emisiones de dióxido de carbono, sería ocupado por otras: las de las llamadas energías alternativas, los fabricantes de paneles solares y aerogeneradores; y también los de centrales nucleares, que son una alternativa limpia en este sentido y realmente viable, no testimonial como la de las centrales geotérmicas.
A los fabricantes de coches eléctricos, aires acondicionados y materiales térmicamente eficientes les conviene que aumenten las temperaturas. Y también a los agricultores de Noruega y de Siberia, o aquellos que siembren maíz, aceite de palma o cualquier otro vegetal que pueda transformarse en biocombustible. Y a las compañías de seguros, que tienen la razón perfecta para aumentar sus primas. Y a los brokers del mercado de futuros, que pueden enriquecerse si saben especular sobre la escasez o abundancia de aquello con lo que comercian. También beneficia a las compañías de agua, que será un bien cada vez más escaso, y a todos aquellos que cobren un plus de eficiencia energética, ambiental o sostenible.
Pero, sobre todo, el cambio climático resulta conveniente para los países industrializados, en contra de lo que podría pensarse. Como se trata de reducir las emisiones, pero mantener el crecimiento, hay que invertir en la tecnología necesaria para conseguirlo y hay que pagar por contaminar, lujos que no pueden permitirse los países que todavía están en desarrollo y en particular los países emergentes, como la India o China.
La quema de combustibles fósiles es una barbaridad, pero no solo porque aumenta el efecto de invernadero, sino porque envenena el aire con otros contaminantes además de los óxidos de carbono y derrocha una materia prima de enorme valor; por no hablar de que su extracción y transporte son sucios o de que estamos convirtiendo en humo aquello que la Tierra tardó millones de años en formar; a partir de ingentes cantidades de cadáveres.
Las cumbres sobre el clima se centran particularmente en la reducción de las emisiones, primando este factor sobre los otros. Pero, se me ocurren otros riesgos mucho más amenazantes para la humanidad y en los que no se pone tanto empeño. Hay otras actividades humanas, además de la quema de carbón y gasolina, que suponen un riesgo más inmediato y observable, menos hipotético. Como el envenenamiento de las aguas y los suelos; o la mala leche, la agresividad y la violencia; o la falta de educación y la pobreza, que hacen extraordinariamente difícil la vida en este planeta.
Gracias a D. Enrique por presentar la cuestión en términos equilibrados y lejos de la histeria que en este momento domina las sociedades europea y que tanto parece interesar a las actuales estructuras de dominio global desde la Izquierda y desde la derecha.
Hace unos meses asistí a una conferencia sobre Cambio Climático. En la mesa estaba un alto cargo público responsable de ….Cambio Climático. Un director de Estrategia y……..Cambio Climático de una generadora eléctrica. Un director de Energías renovables y….Cambio Climático de un constructor de parques Eólicos así como dos analistas de un Think Tank público. Ambos analistas también exhibían las palabras «Cambio Climático» en sus tarjetas de presentación.
El público estaba formado por prensa afecta, algunos pequeños accionistas, un par de banqueros que eran los anfitriones del acto, y bastantes empleados y directivos de proveedores del sector.
El evento desgranó reglamentos comunitarios, planes e hitos. Una especie de «call to action». Un alto en el camino para reavivar la fe y seguir bregando con energía.
Lo que más me llamó la atención fue que en algún momento de su intervención todos los miembros de la mesa dijeron estas palabras. «ES QUE YO ESTO ME LO CREO». Freudiano.
Mi vecino, directivo de mi asociación empresarial, me miró de reojo al oírlo.
Salí del acto un tanto inquieto y sin poder olvidar la frase en cuestión. El conjunto me pareció como un acto litúrgico de declaración de Fe y Actitud Positiva. Allí había un pastón de oportunidad a base de dinero público y reglamentaciones. Además tenía potencial para justificar inmiscuirse en los más recónditos recovecos de la vida.
Desde entonces he comenzado a bucear los fines de semana en la cuestión y, por lo que pueda ayudar, he ido descubriendo mucha bibliografía científica que niega las hipótesis AGW (Anthropogenic Global Warming) y recuerda cosas tan obvias como los Ciclos Solares (Mínimos de Dalton etc.) con el apoyo de diversas academias de ciencia que todavía no han sido capturadas por unas redes clientelares muy activas. Aquí hay pasta, señores.
Los libros son estos.
Como lectura preparatoria o introito recomendaría el clásico de «La venganza de la Tierra» de James Lovelock, padre científico del ecologismo y hoy excomulgado por la Comisión Tribalista de la Doctrina de la Fe. https://en.wikipedia.org/wiki/James_Lovelock
«Climategate» de Brian Sussman. 2010
«A new little Ice Age has started» de Lawrence Pierce, 2015
«Dark Winter» de John L. Casey, 2014
«Climate of corruption. Global Warming Hoax» de Larry Bell, 2011
«The deliberate corruption of Climate Science» de Tim Ball, 2014
» Climate Change, the Facts» de Alan Moran (Editor), 2015.
Por cierto, soy creyente. Un «True Believer» donde los haya: Reciclo, me gusta el aire limpio y planto árboles a pesar de que la fiscalidad –incluyendo los precios progresivos del agua– me penaliza mucho. No doy pienso a mis perros, etc.
Tampoco quiero que me Incineren porque me gustaría irme al cielo volviendo a la tierra.
Me sorprenden las políticas públicas que en toda la UE de facto nos obligan a la Incineración de decenas de millones de cuerpos al año a cinco o seis horas de rabiosa combustión por unidad de cuenta. Tremendo ¿no?
Tampoco entiendo la enfebrecida promoción de vuelos a 10,000 metros de altura a precios ridículos que desde luego contaminan más que cualquier otra posible fuente. Varios cientos de miles de vuelos cada día en los límites de la atmósfera respirable y todo cayendo sobre nosotros. Menuda «Externalidad Exenta». Los hay con suerte.
Por cierto ¿Quién promovió –y por qué– el crecimiento del Parque de vehículos Diesel no hace tanto? ¿No sabían lo conocido desde hace más de cien años? ¿Por qué hemos de pagar nosotros las pifias Públicas?
¿Quién incentiva la ganadería que es la principal fuente de esos falsamente «calentadores» gases del CO2?
¿Por qué cambiaron de Global Warming a Climate Change? ¿Porque la mentira tiene las patas cortas y estaban pillados?
Vean aquí a Farage explicando a Barroso la verdadera dimensión del hielo Antártico. Es interesante escuchar a ambos.
https://www.youtube.com/watch?v=EFpzaQPKC54
https://www.youtube.com/watch?v=YwQzDhI7DTk
De momento se ha despegado de este asunto USA.
Canadá entra y sale.
China y Rusia, –cuyas academias de ciencias creen que el Eterno Cambio Climático proviene muy fundamentalmente de factores no achacables al ser humano como los muy bien conocidos ciclos solares–, aprovechan nuestras subvenciones (precio de los permisos de emisión) y nuestro mercado (son líderes en gas y en productos fotovoltaicos y eólicos) mientras desarrollan sus propias políticas domésticas basadas en sus Academias de Ciencias que predicen otras cosas.
La India no se fía del Panel Intergubernamental Internacional y crea su propio organismo científico. La Universidad de East Anglia (centro clave en todo el asunto) está en la picota por modificar retroactivamente registros de temperaturas.
https://www.forbes.com/2011/01/03/climate-change-hoax-opinions-contributors-larry-bell.html#1883bdfc522f
Mientras tanto los ¿ricos? europeos pagamos todo el Show y se establece la nueva fe y su red clientelar. Esto suena mucho.
Desde mi bien arraigada Fe en el deber moral de cuidar nuestra casa me temo que algo no cuadra.
Mientras esto se desvela agradezco el artículo porque adopta un prudente punto de vista.
Saludos
Estimado Oquendo (de nuevo),
1) La influencia de las manchas solares sobre la temperatura es mínima. Le invito a que haga vd. mismo la siguiente prueba: durante el 6/03/2017 y el 20/03/2017 se ha producido el último periodo largo SIN manchas solares. Le invito a que compruebe cuál ha sido la variación de temperatura en ese periodo. Y no, la asociación entre la LIA y el Mínimo de Dalton tampoco es correcta, es sencillo aunque largo explicar el por qué y tampoco quiero aburrir al personal.
2) Bibliografía existe un montón, incluso sobre libros de ciencia ficción o de fantasía, pero recuerde que citar una referencia no significa que sea cierta. En ciencia hoy en día mandan los «papers», documentos publicados en revistas científicas de cierto prestigio cuya validez se revisa por grupos de científicos que avalan su contenido antes de ser publicados. Aunque pueda vd. pensar que tal vez puedan estar sujetos a error, sin duda son mucho más fiables que cualquier libro de autor a la hora de hablar de ciencia. Una pregunta, si vd. quiere tener una predicción, aunque sepa que va a ser inexacta, sobre cómo se comportará la bolsa el mes que viene ¿lee un libro de opinión o acude a la columna del experto de la prensa especializada?
3) El Farage que cita vd. es un político, no un científico. Por más famoso que sea, me resulta bastante complicado ponerle como referente para cualquier cosa que supere el ámbito político.
4) La ciencia suele llevarse fatal con los adjetivos. Una hipótesis siempre tiende hacia «ser» o hacia no ser. Tampoco entiende de derechas o izquierdas. Le dan igual las opiniones. «Mucha bibliografía» es bastante relativo ¿cuánto considera mucha?¿respecto a qué?
Saludos,
LB
Por motivos profesionales, entre finales de los años 80 y mediados de los 90 estuve muy metido en los ambientes científicos y políticos en los que se trataba este asunto del Cambio Climático.
Por aquél entonces se admitía abiertamente desde la comunidad científica (la que se organizaba alrededor del IPCC) que:
– era mucho lo que aún se ignoraba sobre las causas que determinan el comportamiento del clima,
– los datos sobre los diversos parámetros que caracterizan el clima, tomados a partir de los sistemas de observación meteorológicos y de otros tipos (estaciones terrestres, boyas oceanográficas, satélites meteorológicos, etc.), eran muy insuficientes (tanto por la escasa duración de sus registros históricos como por la gran proporción de superficie terrestre y marítima que no cubrían),
– por tanto, se necesitarían aún muchos años (se decía entonces que al menos 10 o 15 años más) para saber con la suficiente certeza científica dos cosas: una, que la tendencia al calentamiento de la atmósfera era de una magnitud tal como para hablar de un cambio climático (y no fruto de la variabilidad natural del clima); y dos, si las actividades humanas eran responsables de ese calentamiento en una proporción decisiva.
A falta de esa certidumbre científica, y mientras se seguía investigando para irla reduciendo, lo que se proponía a los gobiernos de todo el mundo era muy lógico: como no era sensato esperar sin tomar ninguna medida hasta que se tuviera la suficiente seguridad científica, se debía empezar ya (principios de los años 90) a tomar medidas que, siendo eficaces para reducir la tendencia al calentamiento de la atmósfera, también fueran bienvenidas por su propia utilidad, de modo que en el supuesto de que, al cabo de los años, la investigación científica llegase a la conclusión de que la actividad humana fuera una causa poco significativa de ese calentamiento, esas medidas hubieran resultado de todos modos útiles y beneficiosas para la humanidad.
Entre esas medidas se citaban la sustitución de los combustibles de origen fósil (petróleo, gas, etc.) por energías limpias y renovables; la eficiencia energética; la protección y ampliación de las masas forestales, etc.
Yo perdí el contacto con las tripas de este asunto en 1996. Desde entonces han pasado más de 20 años, pero doy por supuesto que ahora se sabe mucho más sobre el funcionamiento del sistema climático y que los modelos de predicción son mucho mejores.
No obstante, me cuesta creer que se haya alcanzado un nivel de conocimiento cuasi definitivo sobre las causas que inciden decisivamente sobre la evolución del clima a nivel mundial, y mucho menos sobre el comportamiento del clima en ámbitos regionales. Básicamente, porque el clima es, como muy bien explica Enrique en su artículo, el resultado de la interacción de un montón de factores.
Sin embargo, creo que la estrategia que se les proponía a los gobiernos en los años 90 sigue siendo correcta: hay que tomar medidas que contribuyan a reducir el calentamiento de la atmósfera y que, al mismo tiempo, sean beneficiosas para la humanidad, sin esperar a tener una certidumbre “total” (que, probablemente, nunca tendremos).
Otra cuestión distinta es la que subyace en el artículo de Enrique: ¿por qué no se puede explicar a la opinión pública este enfoque, como si fuéramos adultos? ¿Por qué, para movilizar a la sociedad y a sus gobernantes, se tiene que recurrir al miedo, pintando un panorama catastrófico y descalificando a quienes señalen las numerosas dudas que persisten? ¿Es que sólo caben las posturas extremas, de quienes afirman tajantemente que los humanos somos los causantes del Cambio Climático y los de quienes lo niegan? En el mundo de los adultos normalmente no existen las situaciones negras o blancas, sino que en su mayoría suelen ser grises en sus diversas tonalidades.
Si realmente queremos vivir en una democracia madura tenemos que exigir que a los ciudadanos se nos cuenten las cosas como adultos. En este asunto como en tantos otros.
El texto que sigue, en Inglés, es de Zhang Monan.
https://www.project-syndicate.org/columnist/zhang-monan Es una economista China que escribe en diversos medios globales y que, creo, todavía trabaja en el Ministerio de Información de su país.
El texto lo publicó «China Daily» el 22 de Diciembre del 2009 para explicar la postura del gobierno Chino en la Reunión de Copenhague.
En Europa comienza a ser conocida el nivel de exigencia del sistema universitario chino. Una prueba de sus resultados es esta autora, Zhang Monan.
Quienes lean el artículo captarán su extraordinaria amplitud de visión y su profundidad intelectual.
Cita.
Climate change is an issue that concerns the common interest of the international community, regardless of a country’s development status. However, it’s regrettably ironic that the West still approached climate change at the Copenhagen summit with the power politics of a Cold War mindset.
With the absoluteness of «global warming» being replaced by the conceptual ambiguity of «climate change», it has turned out that the forces pushing the world toward a climate problem are not generated from the catastrophic scenario of «global warming» drawn by scientists, but from the wrestling over a carbon-credit standard system and carbon rights that lie behind it.
The Copenhagen talks appeared to focus on promises of emission reduction by developed and developing countries. But it was actually about the distribution of development rights, leadership and emission reduction resources in the international community. Energy efficiency, the right to reduce carbon emissions, has become an asset for countries to fight for during the last 10 years. The Kyoto Protocol, together with the post-Kyoto system, can be regarded as an international agreement endowing carbon dioxide emission rights with a completely new currency issuing system. The basic framework of a «carbon-credit standard system» that boasts the comprehensive advantages of commodity and currency standards has been established. The carbon standard has gradually evolved into a kind of sovereignty productivity, operating global wealth and redefining international division of labor.
As for the commodity standard, huge market scale has formed the supplying capacity of a carbon currency. Statistics from the World Bank indicate that the average growth rate of carbon trading between 2006 and 2008 exceeded 320 percent. The gross carbon trade in 2008 hit 4.8 billion tons, or $126 billion in all, more than 100 times that of 2004. It has been calculated that the annual global average trade of carbon dioxide is between 700 million and 1.3 billion tons, making a mega international carbon trade market with an annual turnover between $14 billion and $65 billion, which is likely to become the largest commodity market in the world within five years.
As far as a currency standard is concerned, binding carbon credits with currency may probably settle the reconstruction of the international currency system. The combination of economic activity and energy trading proves an important factor in deciding the status of a country’s currency, controlling the power of the most important energy in the world or whether the country has international pricing rights for the specific energy concerned. This has become the main motivator pushing a country’s rise and promoting its currency to become an international currency.
The history of international currency demonstrates that the growth of a certain country’s currency into an international currency, or even a key currency, should always follow the routine from pricing settlement currency to reserve currency and finally anchor currency. All of the main players in carbon trading are striving to make their own currency the lead one in the energy market. The euro is currently the main pricing settlement currency in the markets for carbon spots and carbon derivatives. Japan is also passionately preparing to turn the yen into the third pricing settlement currency in carbon trading. The strategic advantages of the United States have been dented. The dominant status of the US dollar in the international currency system is being confronted with serious challenges.
Therefore, the US is looking for a new direction for the dollar as it has been losing its credit advantage of being the global reserve currency. Moreover, Uncle Sam has been actively involved in constructing a carbon-rights market, snapping up and stocking up carbon dioxide emission rights to once again forge a new hegemony system.
Besides, developed countries are building the basic parts of a global carbon-trade market for carbon emission rights and carbon-trade currency. Through the penetration of financial capital, Western countries, in order to occupy the commanding heights in the future global carbon-trade market, are dedicated to establishing a carbon financial system chiefly supported by a set of financial facilities including direct investing and financing, bank loans, carbon index trading, carbon options and futures.
China is the most capable potential supplier in the low carbon industry chain, but is not a pricing party. Possessing the richest carbon emission resources, China has also become the largest carbon emission cutter under the CDM mechanism. As indicated by statistics from the United Nations Development Program, accounting for over 58 percent of global reductions among all registered emission reduction volume, China is the No 1 in terms of both registered numbers and absolute annual emission reduction among all countries.
However, the renminbi has not become the pricing and settlement currency of carbon trading yet, which saddles China with austere handicaps for its lack of pricing rights in global carbon finance.
With a comparatively low carbon capital efficiency, China is still short of basic carbon trade regulations, sites and platforms, let alone support for carbon finance and services. Mismatch between the development of its carbon financial system and the presumably great potential of a carbon market restricts China to a lower position in the trade chain of carbon finance.
China has to prepare for changes in advance in order to grasp the development initiative by constructing the framework of a carbon finance strategy and development, and by trading, investing and financing a market mechanism for the renminbi in the global carbon trade.
It is almost impossible for the West to compromise with the developing world, for it is playing a lead role in the international arena by using power politics. Even if a global agreement is hammered out, it may be another unbalanced Bretton Woods System. Copenhagen is not a finishing point, but a starting line. All developing countries, including China, have to face dozens of challenges, among which is how to break the West-led carbon emission reduction system to give a push to the construction of a balanced global carbon emission reduction and carbon financial system.
The author is an economics researcher with the State Information Center.
(China Daily 12/22/2009 page8)
Fin de cita.
Buenos días,
Más que «cambio climático» habría que focalizar en la «crisis ecológica», esta sí es objetiva y no es algo que esté por llegar, nunca hasta ahora una especie había influido tanto en la degradación de los ecosistemas y en el resto de especies.
Desgraciadamente, y sin ser nada nuevo, el «pobre» vuelve a ser la principal víctima.
Sobre a quién beneficia, este ensayo creo que es bastante clarificador: Mercados de carbono, derechos para contaminar, derivados climáticos, etc
https://www.casadellibro.com/libro-la-naturaleza-es-un-campo-de-batalla-ensayo-de-ecologia-politica/9788494433849/2992866
El capitalismo, para bien o para mal, la historia juzgará, es un generador de soluciones excepcional para los problemas que el mismo causa. Lo desgarrador, es que en ese bucle potenciador se lleva por delante todo aquello (personas incluidas), que por nacer en el «lugar equivocado» están sometidas a la contaminación o no poder acceder a recursos básicos como el agua o la comida.
Muy interesante el post y todos los comentarios,
Estimado Enrique, un punto clave me parece que lo menciona en el último párrafo, sobre «otros riesgos mucho más amenazantes para la humanidad», «Como el envenenamiento de las aguas y los suelos; o la mala leche, la agresividad y la violencia; o la falta de educación y la pobreza».
Y también en relación a lo que comenta Manuel:
Realmente, creo que debemos tener la maduréz y la responsabilidad de preguntarnos: ¿Realmente todos estos otros riesgos son realmente diferentes? o ¿realmente estamos hablando de un único conflicto eminentemente multidimensional, que por ende, resulta inabordable de forma sesgada y parcial?
Por ejemplo:
Tenemos la extracción de Gas Esqusto (Shell Gas), que contamina aguas subterráneas y superficiales. ¿realmente la contaminación de las aguas es independiente del uso de la energía?
También tenemos la extracción de arenas bituminosas, que destrozan ecosistemas, contaminan aguas, generan más gases de efecto invernadero.
Tenemos extracción de minerales a cielo abierto, que contaminan el aire, agua, arrasan ecosistemas, fomentan la explotación laboral mediante condiciones humanas miserables.
Tenemos una sobreexplotación del campo, que deforesta, usa pesticidas, fungicidas, contaminando. Además que los fertilizantes basados en nitrógeno llegan hacia el mar, generando un exceso de algas en los océanos, afectando la biodiversidad, las cadenas alimenticias y por ende la viabilidad de la pesca, especialmente para los pequeños pescadores y sus familias, con la afectación social y mala leche que ello conlleva.
Existe por otra parte un sobre consumo de bienes, facilitado por una educación que está precisamente enfocada a simplemente lubricar la producción de bienes y servicios, no enfocada a cuestionar ni a transformar la organización mundial, social ni cultural.
Con ese enfoque educativo, es normal que no veamos solución alguna.
Como podemos ver, todos los problemas son parte de un tejido único, inabordable de manera secuencial, ni certeramente acotables en áreas. Debemos abordar el reto de manera simultánea y global, en todos sus niveles. Las interconexiones no son anecdóticas ni marginales, sino por el contrario, son la naturaleza misma de la problemática que ahora abordamos.
Y por definición, no es posible abordar globalmente solo a algunos de los problemas, eso no sería global.
Por ello, debemos permitirnos abordar globalmente los problemas que existen en todos los niveles, sean personales, profesionales, ecológicos, económicos. Y en ese esquema nuevo de cognición (menos fragmentada), las relaciones entre uno y otro aspecto, inevitablemente nos van quedando al descubierto.
Debemos permitirnos el ir viendo/abordando el problema en su totalidad. Entender cómo las acciones particulares se relacionan con la totalidad y viceversa, en un proceso dinámico, colectivo y personal de forma simultánea.
Un saludo a todos,
En estos días vivimos la mayor ola de frío en la costa Este de Norte América «in living memory» y desde luego en mi memoria tras años de vida en USA y en UK.
https://www.nytimes.com/2018/01/05/us/winter-storm-bomb-cyclone.html?hp&action=click&pgtype=Homepage&clickSource=story-heading&module=photo-spot-region®ion=top-news&WT.nav=top-news
Hace un par de semanas, quizás menos, Inglaterra tenía –13 Cº y Heathrow estuvo cerrado por problemas con el hielo. Nunca he visto nieve desde 1973 en Londres. Ahora comienza a ser normal como era a principio de siglo XX.
El mismo panorama se viene produciendo desde hace varios años y la prensa lo minimiza porque borra el efecto adormidera de su cantinela «Cambio Climático» del cual somos culpables y debemos arrepentirnos y obedecer.
Y esta es la razón de que lo que Antes Era «Global Warming» –Calentamiento Global– hay cambiado de nombre para convertirse en otro «Significante Vacío» el «Cambio climático».
Las academias de Ciencias serias y todos los profesionales reconocidos saben que estamos entrando en una Mini glaciación como otras que ha habido en nuestra historia desde la Edad Media y que esto no tiene absolutamente nada que ver con la Acción del Hombre.
Tiene que ver con los ciclos solares que están bien estudiados y consistentemente nos indican que estamos en un Mínimo de Dalton que coincide con otros mínimos de actividad social con lo cual experimentaremos durante unos 30 años fríos crecientes.
De todo esto nuestros gobiernos hablan muy poquito y cada vez que se refieren al «panel» IPCC más difícil resulta encontrar en dicho panel y aledaños verdaderos hombres de ciencia tras sus pretensiones y su propaganda para apoyar, en el fondo, un intento de dominación global como apuntaba la economista china Zhang Monan ya en 2009 como podemos comprobar en el texto antes citado.
Científicos aquí los tenemos. Los Galileos de hoy. Parece mentira pero hemos redescubierto la «ciencia oficial».
https://www.youtube.com/watch?v=GujLcfdovE8
https://www.youtube.com/watch?v=TCy_UOjEir0
Saludos y que los Reyes Magos nos sean propicios.
Estimado Oquendo,
Es importantísimo saber diferenciar bien entre tiempo y clima. Sin duda cuando te refieres a la temperatura actual de New York o Londres en estos días estás hablando del primero. Si tienes ocasión de curiosear en las noticias, también verás que en estas mismas fechas en Australia se están alcanzando más de 47ºC (1) en una de las mayores olas de calor que se recuerdan o en Argentina están similar (2), por no mencionar a las ciudades de África que si bien también las sufren (3), son siempre las grandes olvidadas.
En cambio, cuando globalizamos estos resultados y gracias a la ciencia somos capaces de calcular un promedio de temperatura tanto de la superficie como de la estratosfera para todo el planeta, durante el periodo de un año y además lo podemos ir comparando año tras año, ya estamos hablando de algo que entra dentro de la estadística climática.
Y esta variabilidad climática a lo largo de los años, tiene efectos medibles en el corto plazo metereológico: hace unos 3 años hablábamos de incertidumbres tales como que los modelos climáticos no cuadraban porque faltaba «calor» que sospechábamos se estaba acumulando en los océanos. También teníamos idea de que la pérdida de hielo ártica por el aumento de temperatura podía debilitar la corriente del chorro polar, provocando que la temperatura se volviera más fría en determinadas zonas y épocas. Hoy no es que lo sospechemos, es que tenemos la certeza de estas dos cosas, y ya están ahí los informes científicos que relacionan el aumento en la intensidad de los huracanes con este aumento de la temperatura marina y el debilitamiento de la corriente del chorro polar con las olas de frío extremo.
La ciencia climática avanza a una velocidad de meses, lo que supone un ritmo vertiginoso cuando hablamos de ciencia. Pero que no le engañen: nunca, nunca va a ser una ciencia exacta. Intervienen demasiadas variables para que lo sea. Es tan cierto como que NO necesita serlo: la teoría de la deriva continental tampoco lo es, estuvimos 50 años dándole vueltas hasta que la aceptamos cuando cualquier niño con un mapamundi y unas tijeras podía darse cuenta de lo obvio. Y ahí la tiene en la actualidad formando parte de la geología. Y tampoco lo necesita para sernos útil o para saber hacia donde vamos.
(1) http://www.cnnchile.com/noticia/2018/01/08/ola-de-calor-azota-australia-mas-de-47-grados-derriten-carretera
(2) http://agrovoz.lavoz.com.ar/clima/pronostican-otra-prolongada-ola-de-calor-con-lluvias-escasas-para-la-proxima-semana
(3) https://www.timeslive.co.za/news/south-africa/2018-01-08-heatwave-set-to-continue-until-tuesday/
Mi enhorabuena al autor del artículo por su cuestionamiento de otro de los muchos «mitos» que necesitan de una posición crítica objetiva e independiente. Me uno asimismo a la opinión que cree que el «clima» (la Naturaleza en definitiva) es impredecible y que sólo nos cabe adaptarnos a sus «caprichos» o sobrevivir a ellos.
La pregunta en todo caso es: ¿quien se beneficia de todo ello? Desde luego no los países llamados «en vías de desarrollo» a quienes parece querer impedírsele dicho desarrollo y que sigan sujetos a la compra de «desarrollo» foráneo o al sometimiento tecnológico y económico. Unos mantienen «royalties» y los demás los pagan. Es evidente donde van los beneficios.
El enfoque neutral del artículo deja bien claro que son demasiados los elementos a tener en cuenta para poder «dogmatizar» cuando (como hemos visto en estos días) somos aún incapaces de reaccionar ante unas simples nevadas y los pronósticos de tiempo no van más allá de unos escasas fechas y son simples especulaciones a partir de supuestos comportamientos climáticos.
Mi enhorabuena por tocar este tema y desmontar junto con los estupendos comentarios que le acompañan, parte de la manipulación mediática con que se nos bombardea a diario.
Un saludo.
https://www.youtube.com/watch?v=H_WLsHEL64Q&feature=em-subs_digest
Estimado Sr. La Búsqueda gracias por sus dos comentarios.
Supongo que tan político es Farage como Barroso. Miremos la luna en vez del dedo. Luego hablaremos de la credibilidad de Barroso.
El vídeo de Farage en cuestión lo que destaca son las fotografías de la NASA mostrando el crecimiento de un casquete polar de un año a otro. Nadie lo discute y muchos lo ignoraban engañados por la prensa.
Los mapas fotográficos muestran justo lo contrario de lo que predicaba Barroso y predica la red que vive del Cambio Climático que ya es conocida como otra de las Religiones de Sustitución que han irrumpido en el proceloso mundo de la Política y de los Presupuestos públicos europeos.
El negocio es espectacular. El resto de los países adherentes, recordemos, los pagamos nosotros y USA (hasta Trump) a través de la exacción de los permisos de emisión de CO2 que hemos impuesto como forma creativa de Fiscalidad y Dominio global. Ya nos ha advertido China que ni se nos ocurra pensar que vamos a dictar por ello la División Internacional del Trabajo.
Puestos a valorar credibilidades me temo que Barroso todavía está buscando las Armas de Destrucción masiva de Iraq que nos han costado decenas de millones de refugiados y casi un millón de muertos.
En lo referente a credibilidad me temo que el Establishment no puede liderar gran cosa, mas bien al contrario. Es que, una detrás de otra, la van pifiando «big time».
Sobre el supuesto soporte científico de las tesis de quienes primero hablaron de «Global Warming» y para cambiarlo rápidamente a la obviedad más baturra –«Cambio Climático»– alguno de los textos que he citado se extiende profusamente sobre la cuestión. A mi me convencen bastante.
¿Qué cambió en el «Consenso Científico» para dejar de usar la etiqueta «Calentamiento Global»?
O ¿por qué se fomenta la incineración de cadáveres (5 o 6 horas de combustión de hidrocarburos) a millones?. ¿Esta no es una actividad nefanda según la ciencia?
Hay demasiadas incoherencias. Tanta que es como ver a un grupo de abortistas –otra religión oficial de la ONU– manifestarse contra las corridas de toros. No cuadra.
Si lee los textos que si no recuerdo mal he citado, verá que ni de lejos hay consenso científico ni tan siquiera «peer reviews» independientes. Al contrario, en vez de responder con datos y análisis sobre cosas tan básicas como si los niveles de CO2 –solo el antropogénico, ojo– son los responsables de un supuesto efecto invernadero (ya claramente falso porque estaría produciendo calentamiento) lo que sí se observa es un acoso emocional al discrepante. Pronto veremos la discrepancia penalizada en el Código.
Hoy, quien «niega» es un Galileo moderno porque el Poder tiene…………ciencia «oficial». Es decir, lo contrario de la verdadera ciencia que es duda y búsqueda permanente.
Comencé a interesarme por esta cuestión hace algunos años y mi pérdida de confianza en la supuesta «ciencia oficial» sobre estas políticas públicas es ya muy alta.
No hay tantos verdaderos científicos capaces de argüir con su obra –sí hay altos funcionarios y administradores que viven de lo que ya es una inmensa red clientelar semejante a la de Género. La mayoría de los supuestos científicos no son tales, son burócratas y funcionarios.
Por cierto ambos –Género y Cambio Climático antes Calentamiento– usan la misma táctica invasiva de puestos de privilegio y «observatorios» copados por los miembros de la secta. Misma estrategia y mismas tácticas. Emoción a Raudales y Supresión de Datos Inconvenientes.
De hecho lo que sí se ve son científicos y Nobeles atacados por la gente que vive de las instituciones políticas creadas al efecto para promover esta palanca totalitaria de dominio emocional.
El primero en sufrir estos ataques –que no datos y argumentos–. ha sido precisamente el padre del ecologismo moderno James Lovelock desde el momento en que se atrevió a discutir algunos de los mantras de la nueva religión. Seguro que conoce el libro que le convierte, de un Semidiós, en un «Viejo Chocho» por sus puntos de vista y propuestas contrarios o alternativos a la Ortodoxia oficial..
Del mismo modo que lo importante no es que haya 40ºC bajo cero en la costa este de USA, sino que ya van una serie de inviernos muy fríos y también en Europa por esas latitudes y que en Australia tengamos en su verano la nadería de 47º grados C.
Recordará la ola de calor en Julio en la misma Costa Este en el 97 –52º C me tocó vivir una semana en Leesburg, Va. en aquel año–. De repente la prensa oficial y olvida datos históricos como sucedió en España este verano.
Lo importante, en mi opinión, es ver cómo la prensa de Occidente minimiza la cobertura de los primeros mientras destaca cualquier dato que parezca fomentar los deseos del poder. Hemos visto, incluso, incidentes de ajustes a datos históricos para acomodar supuestas correlaciones. En alguna universidad de UK que se ha hecho famosa por ello.
A lo largo del siglo XX pasaron muchas cosas en el mundo de la ciencia.
Una de ellas fue la obra de Thomas Kuhn y su advertencia de que los Paradigmas Científicos oficiales también son un lugar «del cual se vive» y que pronto se convierten por ello en rémoras para la Ciencia misma.
Puestos a mostrar videos aquí viene algún «viejo chocho» con premio Nobel,(Física) y décadas de trabajo detrás.
https://www.youtube.com/watch?v=TCy_UOjEir0
Lo que he visto es que personas de este tenor y varias academias nacionales de Ciencia (Rusia, China e India que ha creado su propio panel visto lo que hay montado en la ONU) discrepan de parte de lo que dice su post sobre la actividad solar. Lo hacen con datos históricos. Ya se que otros dicen lo contrario, pero lo hacen muy emocionalmente y sin datos.
En fin, aquí una peli curiosa.
https://www.youtube.com/watch?v=52Mx0_8YEtg
Cuidemos la Tierra y escuchemos.
Un saludo cordial y gracias
PD. No vivo ni de unos ni de otros.
Estimado Sr. Oquendo,
Creo que no ha pillado mi mensaje. Cuando le hablo sobre políticos (y dentro de políticos le incluyo a Farage, a Barroso o al mismísimo Al Gore), estará conmigo que la opinión sobre estas cuestiones que puedan tener está próxima al analfabetismo científico.
Así pues, las simplificaciones de Farage = bien, Barroso = mal, abortistas, antitaurinos,… no me sirven. Tampoco debería de bastarle a vd. si lo que quiere hallar es una respuesta basada en la ciencia y no en la opinión.
Recuerde que, desde la creación del método científico, éste se creó para diferenciar de manera inequívoca aquello «que es» de aquello «que no es».
No puedo ni pretendo cambiar su opinión particular formada sobre que el cambio climático. No me corresponde a mí intentarlo siquiera. Simplemente pretendo confrontar su opinión con lo que dice la ciencia, profundizando más en los temas que confrontan con ella.
Referente a Lovelock, le puedo dar mi opinión personal: nadie resulta un genio todo el tiempo. Ni siquiera Einstein o Hawking. Creo que la velocidad a la que la ciencia climática está avanzando, Lovelock ha decidido quedarse en los 90. Por otra parte, estoy bastante de acuerdo en sus razonamientos sobre el uso de la energía.
En cuanto a que el cambio climático supone un negocio… pues claro. Y no olvide que lo contrario también, si no más. ¿Quién patrocina los grupos y think tanks de negacionismo climático?¿Le suena el Heartland Institute?¿Tiene idea del daño que causaría a las compañías petroleras una acción mundial para frenar el CO2?¿Tiene idea de lo que beneficia un mundo más cálido a las compañías que distribuyen, por ejemplo, semillas modificadas de vegetales que resisten mejor el calor y la falta de agua?¿Cuánto mueve el negocio del agua embotellada?¿Cuánto mejoraría la economía de países como Rusia si pudieran aprovechar la zona de tundra para el cultivo y la ganadería en un mundo más desértico?
¿Sabe cuánto perciben los científicos por participar en el IPCC? 0.
Por lo demás y entrando en materia científica:
1) SOBRE EL HIELO: el hielo ártico crece y decrece a lo largo del año, por lo que si sólo le muestran cómo evoluciona desde junio hasta diciembre, cualquiera va a comprar ese mismo crecimiento. El problema es que no, que cuando se comparan unos años con otros vemos que cada diciembre hay menos extensión de hielo ártico. Lo puede comprobar en la última actualización del NOAA (1). Se ha reducido hasta 11,75 millones de km2, diga lo que diga Farage, Barroso o Al Gore. Es ciencia.
Por si igual no está hablando del ártico si no del antártico, mostrarle otra imagen del mismo NOAA (2) donde se muestra dónde estaba el hielo marino antártico y dónde está en la actualidad: 9,34 millones de km2 en el cuarto registro más bajo desde que hay satélites.
2) CALENTAMIENTO GLOBAL vs CAMBIO CLIMÁTICO: el calentamiento global es un hecho comprobable año tras año, sin embargo inducía al error, por ejemplo al suyo, en cuanto al concepto de cómo ocurre éste cuando trasladamos sus efectos de la escala de «clima» a la escala de «tiempo» (¿recuerda el primer comentario que le hice sobre saber diferenciar entre tiempo y clima?) y también en cuanto a que hemos descubierto que no influye sólo en la temperatura, si no que se extiende a fenómenos climáticos mucho más complejos.
¿Cómo puede el Cambio Climático aumentar la temperatura cada año y a la vez provocar olas de frío extremo puntuales? Hace años que la ciencia avisó, por ejemplo de que la corriente de chorro ártica se estaba debilitando con la pérdida de hielo polar (Volver a ver el link 1 que le he mencionado antes) motivada por el aumento de temperatura. Este debilitamiento hace que las olas de viento helado norte-sur escapen a esta corriente transversal, que las mantenía a raya, con muchísima facilidad, lo que se está traduciendo en olas de frío que afectan a las poblaciones ubicadas más al norte del planeta. De hecho, el mismo NOAA que le he citado antes, ya hablaba de esto en 2012 (3).
Y ya ni siquiera ya nos planteamos la relación entre el cambio climático actual y las olas de calor o las inundaciones, aceptándolas como consecuencia del mismo dentro del ámbito científico (4).
3) ACTIVIDAD SOLAR: creo que se lo comenté con anterioridad. Puede realizar vd. mismo la comprobación. ¿Cuánto bajó la temperatura del planeta durante el periodo sin manchas solares que hubo del 6 al 20 de marzo de 2017? Lo tiene muy sencillo, verifique que efectivamente el periodo que le indico fue ese y luego busque la gráfica de evolución de la temperatura terrestre.
(1) http://nsidc.org/arcticseaicenews/files/2018/01/Figure3-1-350×270.png
(2) http://nsidc.org/arcticseaicenews/files/2018/01/Figure6-1-350×417.png
(3) http://www.noaanews.noaa.gov/stories2012/20121010_arcticwinds.html
(4) https://www.nature.com/articles/srep45242
Estimado Sr. La Búsqueda.
Gracias por los enlaces que suministra. Los voy a leer con atención y de momento ya he visto cosas interesantes pero no he tenido tiempo para completarlo y darle mi impresión más allá de detalles menores.
A mi vez he adjuntado en los comentarios anteriores abundantes referencias que usted o no comenta o lo hace muy superficialmente.
Por ejemplo, viene a decir que James Lovelock se ha quedado «anticuado». Otros le llaman directamente «viejo chocho» con lo cual su adjetivo que
también aplica a Einstein o a Hawkins es muy de agradecer.
A mi me parece que lo que dice el «anciano» Lovelock tiene mucho más sentido que lo que estudian muchos investigadores de universidades cuya única posibilidad de ser financiados, escuchados o de publicar es trabajar hipótesis favorables al diseño político.
Como por ejemplo el artículo de Nature sobre el efecto del 1% de los factores que teóricamente inciden en el cambio climático habida cuenta de la nada despreciable tarea de aislar el 99% de los factores conocidos y que NO INTERESAN a dichos científicos porque de ellos no se puede acusar al Ser Humano. Rico o Pobre, by the way. Todo ello para producir variaciones de temperaturas inferiores al margen de error de los modelos.
Intente usted, o ustedes, entender por qué tenemos 10 suicidios diarios. Suicidios que nadie recibe apoyo para investigar, y que tendrá muchas dificultades para recibir la menor dotación presupuestaria y hasta para acceder a los datos imprescindibles según le explicarán en la Fiscalía General del Estado.
Intente, por contra, hacerlo sobre los rasgos psico-culturales que convierten al varón blanco, procedente de una familia patriarcal clásica y de cultura remotamente cristiana en un violador potencial y verá que hay dinero para ello y que se le publica muy rápidamente. Intente hacerlo sobre poblaciones de riesgo o sobre hipótesis de episodios de locura y verá que nuevamente se le cierran las puertas.
Datos y cumplida información sobre todo lo anterior y más vienen en el enlace que ya adjunté: Este https://www.youtube.com/watch?v=52Mx0_8YEtg .
Cuando tenga tiempo, véala porque aparecen en ella científicos de muchos años y renombre También alguno de los fundadores de Green Peace que ha dejado de «comulgar» con la conducta actual de esta ONG que ya es uno de los 10 lobbies más importantes en la UE por el número de reuniones con La Comisión.
Uno de los pasajes más interesantes es cuando alguien explica el esfuerzo de Margaret Thatcher para usar el CO2 como arma contra los mineros galeses que habían conseguido echar a Edward Heath y su promesa a Científicos por ella convocados de «poner dinero sobre la mesa para dichas investigaciones.
Entender cómo lo que comenzó Thatcher ha llegado a manos de los antisistema y a crear una alianza entre el Deep State Occidental que observa ipontente el imparable empobrecimiento de sus ciudadanos es tema nada banal y que nos interesa a todos.
El enlace en cuestión lo documenta con belleza, elegancia y una dicción inglesa soberbia. Muchas gracias por su comentario y enlaces.
Como decía Santo Tomas: Fe y Verdad Científica nunca podrán ser incompatibles.
Un saludo cordial
PS. Por si desea seguir privadamente manuoquendo@yahoo.es más adelante.
Abundando sobre las agendas sumergidas.
https://gaceta.es/civilizacion/cbc-tele-canada-familias-numerosas-inmigracion-cambio-climatico-20180115-1823/
Saludos