Resulta indudable que el modelo económico de los últimos 40 años ha estado basado en el crédito. Para comprobarlo no tenemos más que observar los datos macroeconómicos de todos los países occidentales. Tomando el nuestro como ejemplo, y como ya hemos señalado otras veces, a finales de los años 70 la deuda pública era prácticamente insignificante. Es a partir de principios de los 80 cuando esta deuda comienza un rápido crecimiento hasta alcanzar, en la actualidad, unos niveles difícilmente sostenibles, cercanos al 100% del PIB. Lo mismo ha ocurrido en otros países como los EEUU, donde la deuda pública no paró de reducirse hasta 1980 en que empieza a aumentar progresivamente hasta llegar al 105% actual.
Es interesante analizar, en paralelo, la evolución de los salarios en los mismos años. Los datos de los EEUU son significativos porque ese país es el referente de nuestro modelo económico y porque es donde encontramos una serie más larga en el tiempo. Pues bien, en los EEUU, desde 1930 hasta 1978 los salarios reales crecieron con fuerza. Sin embargo, en 1978 se estancaron y comenzaron a reducirse hasta el punto de que, en 2012, pasaron a ser inferiores a los que existían en 1978. Todo ello a pesar de que en esos años la economía y la productividad de los trabajadores siguió creciendo. Hay que tener en cuenta que el salario real mide nuestra capacidad de gasto, ya que pondera el salario monetario -o dinero que recibimos- con el aumento del precio de las cosas. Es decir, el americano medio en 2012 pasó a tener menor capacidad de gasto que la generación del 78.
En España se observa un fenómeno similar: los salarios reales tuvieron un crecimiento sostenido, aunque reducido, desde 1978 hasta 1992 y desde entonces disminuyeron o se mantuvieron estables hasta 2008 en que crecieron ligeramente para luego desplomarse durante la crisis.
Estos dos ejemplos nos sirven para justificar que la evolución de los salarios reales no permite explicar el fuerte crecimiento del PIB en los países occidentales desde principios de los 80. El crecimiento de esos años no se explica por un aumento de los salarios reales que tirara del consumo. De hecho, lo cierto es que la participación de los salarios en la renta global de los EEUU (y también de España) no ha dejado de disminuir desde 1978.
Hasta aquí los datos, a partir de aquí un poco de especulación. Parece claro que ya a finales de los 70 se podía prever que el aumento de los salarios reales y, por tanto, de la capacidad de gasto de los individuos en las sociedades occidentales no iba a ser capaz de tirar suficientemente de la economía global. Se empieza entonces a concebir un nuevo modelo basado en el endeudamiento, que permitiera mantener niveles de gasto y crecimiento sin aumento de los salarios reales.
Desde entonces hasta nuestros días, coincidiendo con una rebaja sustancial del precio del dinero (es decir, del tipo de interés que pagamos por lo que nos prestan), se produce un rápido crecimiento del llamado dinero bancario, esto es, de los préstamos. Hasta tal punto es así que podemos hacer la siguiente afirmación: si nuestros abuelos vivían prácticamente sin deudas, hoy en día no hay nadie que no deba dinero. Sí, sí, aunque alguien pueda pensar yo tengo pagada mi casa, lo cierto es que cada español debe su parte en la deuda pública de España, esto es, más de 20.000 euros por cada uno de nosotros.
Y vayamos al país occidental al que vayamos la situación es parecida: Reino Unido o Francia deben prácticamente un 90% de su PIB, Italia y Portugal un 127% y Japón más de un 230% de su PIB. Únicamente se escapan los suizos que «solo» deben un 50% de su PIB o los chinos que deben un 40%.
El cambio de modelo fue tan profundo que incluso afectó al rezo más esencial de las sociedades occidentales. En su versión en español, el Padre Nuestro pasó de decir «… perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores..», a rezar «perdónanos nuestras ofensas como nosotros perdonamos a quienes nos ofenden…». No fuera alguien a pensar que, en el nuevo modelo, alguien pudiera perdonar las deudas.
Por supuesto, un cambio tan hondo no podía dejar de tener consecuencias sociales y políticas. Un individuo fuertemente endeudado se convierte necesariamente en alguien temeroso, que vive sometido al riesgo de no poder pagar y a la amenaza de que sus acreedores se le echen encima. Un ciudadano con miedo es alguien sumiso y con aversión a los cambios. Ideal para el poder. Además, el acceso al crédito permitía mantener la ilusión de que aumentaba su capacidad de gasto, escondiendo la realidad de que los salarios reales disminuían y de que la participación del salario en la tarta del crecimiento era cada vez más pequeña. El mundo perfecto para el poder.
Políticamente, algo parecido sucede con los Estados endeudados. Parece que solo ahora estamos despertando a la realidad de que vivir del endeudamiento supone ceder parte de tu soberanía/independencia a tus acreedores. Por poner un ejemplo, el Gobierno griego pretende tomar decisiones soberanas, pero no puede hacerlo sin tener en cuenta la opinión de otros Gobiernos, también democráticos, que deben responder frente a sus electores del destino del dinero que han prestado a Grecia y, por cierto, también frente a sus propios acreedores. Ya que en el nuevo modelo nadie está libre del pecado de la gula crediticia.
Es lo que hay. Sin embargo, parece difícilmente discutible que el modelo de endeudamiento engendrado a finales de los 70 está llegando a un nivel de agotamiento. La deuda de buena parte de los países es difícilmente pagable, teniendo en cuenta los niveles de crecimiento esperados en los próximos años. Además, cualquier empresa sabe que el endeudamiento debe servir para financiar inversiones que den una rentabilidad superior al interés que se paga por el crédito. De no ser así la empresa está en problemas. Pues bien, resulta que los Estados y familias se han endeudado para pagar gastos corrientes que no generan rentabilidad. Simplificando, se han endeudado, en buena medida, para comer, confundiendo el crédito con las ayudas a fondo perdido (que en muchos casos es lo que hubieran necesitado).
Vivimos tiempos de transparencias (y no simplemente nominales, como la de una de las leyes estrellas de este Gobierno), en los que todo lo que antes parecía oculto, poco a poco va dejando ver su verdadera faz. Ciertamente nos da pánico pensar que un modelo se agote. Sin endeudarnos, nadie sabe qué fuerza va a permitir tirar suficientemente del crecimiento para que puedan mantenerse empresas y empleos. Este miedo hará que el modelo siga temporalmente dando coletazos. Uno de los más llamativos ejemplos lo tenemos en el programa económico de Podemos, recogido en el documento «un proyecto económico para la gente«, en el que se propone el «reconocimiento en nuestra Constitución de un principio que consagre el crédito y la financiación a la economía como un servicio público esencial», de forma que a través de la banca pública se asegure que «la financiación llegue a las pequeñas y medianas empresas y a las familias que lo necesitan con tanta urgencia». Pura confusión: el crédito hace nacer una obligación de devolver lo recibido y no está para atender las necesidades de las familias que están sufriendo. Para eso deben estar las prestaciones sociales.
Pero el muerto lo está aunque todavía no lo sepa. Y lo que viene nadie lo sabe, pero deberíamos intentar adelantarnos al estallido. Resulta difícilmente discutible que los salarios deben tener más participación en el crecimiento (aunque sea mediante fórmulas variables en función de la productividad o de los beneficios empresariales), de modo que se reduzca la desigualdad económica y haya una mayor base de población que disponga de capacidad de gasto. Además, aunque sea por pura necesidad egoísta, vamos a tener que apostar por verdaderas políticas de desarrollo de lo que llamamos el tercer mundo, de forma que este pueda tirar de la economía global.
Sin embargo, me da que con esto no basta y que el cambio debe ser más profundo. Me da que en Occidente vamos a tener que dejar de identificar felicidad con consumo. Quizás la chispa de la vida debamos empezar a buscarla en otros sitios.
Si el dinero es lo que efectúa el pago, el Crédito es junto con la acción de prestar la creencia en la devolución de ese “pago por interés”. Creencia porque es de enraizado cultural, ese pago futuro será efectuado. Muchos lo asimilan a algo parecido a la propiedad, a mi de ningún modo me parecen comparables. El Crédito es una “institución” soportada por la violencia estatal, como fue el matrimonio en Roma.
Ese “derecho” al crédito, alguien comprometa sus activos por un objetivo ajeno, o en la versión actual, se mutualice el riesgo/impago a través de la divisa (o impuestos futuros) de forma obligatoria. El Euro ha perdido un 35% de su valor en un año,…, esos vaivenes han transvasado muchas cosas de unos bolsillos a otros,… (Dios existe) . Los pasivos totales españoles en circulación superan el 140% del puti-PIB y aumenta un ~7% cada año. El rendimiento de la deuda es negativo, el coste de vida está disparado* (6º)…, colapso…
El tema es, quien sea capaz de obtener créditos a menor interés gana la partida (no sólo en Bankia). Alemania va ganando,…, al igual que las grandes corporaciones. A Suiza le regalan el dinero,…
-Game over-.
Patrón oro, o patrón oro-crédito-ley, representa para algunos el lujo, lo “arcaico” del poder (la reliquia bárbara). Aparentemente para ellos no tiene utilidad, no es un activo para la humanidad (un elemento de civilización*). Elementos de civilización con aceptación generalizada.
En los pueblos precolombinos el comercio se basaba en algunas zonas en cambiar sal por oro, el mercado de divisas ancestral. ¿cual de los dos es el dinero? ¿Oro o sal? Depende dónde …
Nuestros ancestros (fenicios) utilizaban estaño, pero en general “los tesoros” hacían referencia a algo ajeno a la coacción del Estado. Por ello, los metales* preciosos siempre tenían aceptación. ¿Por qué? Ser humano,…
Los romanos, muy salvajes ellos, una de las primeras cosas que hacían es cobrar impuestos en algo que ellos exclusivamente emitían, dinero, “denarius”; si bien también utilizaron pagos “fiscales” en especie (cera,…). El método imperial parece más efectivo, es más efectivo.
Resumiendo, respecto al dinero, basado en un activo humano de naturaleza diversa, se ha re-convertido a la sociedad en un activo. Una ilusión antropocéntrica, cuyo encuentro con la realidad será más pronto que tarde.
Recordemos , el principal emisor de dinero es la banca privada, no debemos olvidar que lo hacen bajo la cobertura de la espada (el Estado), establecido como privilegio algo que debía ser de dominio público. Aquí entramos en el debate entre imperio o libertad,…, cuya respuesta se pierde en los ecos de cada cual. El dinero es una de las principales formas de robar, y no sólo por su atractiva liquidez, sino por su propia naturaleza y origen.
Sin duda libertad.
*: el oro constituye uno de los metales nativos, forman parte intrínseca de la civilización, como por ejemplo el cobre (bronce), plata, platino, …, cualquiera sabe que la civilización son principalmente metales entre ellos hierro (muy barato por la magia del petróleo). Asimilo valor a “elemento civilizador”.
**: http://www.bloomberg.com/news/articles/2015-03-02/the-15-most-miserable-economies-in-the-world
…. Es una 25% respecto al $. Todo se andará…
El articulo es claramente interesante. Pero es que es muy dificil afrontar la situacion real de una muy alto porcentaje de la poblacion que no solo no tiene acceso al credito si no que tampoco tiene salario. Recordemos, que a pesar de la xenofobia que se produce en las epocas de crisis y los dimes y diretes de los poderes politicos, la avalancha de inmigrantes con bajos salarios hizo crecer la economia, especialmente la del ladrillo, y dio superavit en la Seguridad Social. Luego para «torpedear» a un gobierno «pasajero», se llamo «efecto llamada». Se veia, entonces, que se agotaba el modelo y habia que hacer propaganda «electoral», llegar a las visceras ruines del nacionalismo. Y ahora que?. Darse un paseo por Vallecas, por Entrevias, por los barrios de bajo estrato de cualquier poblacion española y la depauperacion es tremenda. Solo se sostiene con las «pobres» pensiones de los abuelos con vivienda propia, aquella de «proteccion social».
Y los problemas añadidos, los jovenes «perdidos», drogados, prostituidos o lo que sea. Sin ninguna esperanza de futuro en el «aire contamido de podredumbre politica».
El programa de Podemos es un programa de emergencia social como la que hubo en la postguerra con Franco o con la Social Democracia en Europa. Era una cuestion de «economia tontos». Vino el «Desarrollismo» que recuerdan los abuelos.
Es un problema de Realidad no de cifras. A quien le suena el Deficit, la Prima de Riesgo, la Deuda, si no tiene ni para comer, si tiene que ir a los comedores de Caritas. Desgraciadamente no nos interesa leer los periodicos, ni escuchar la radio, ni las webs interesantes como esta..
Si, van las empresas españolas al extranjero. Es bueno pero van a dar empleo «barato» alli y como la fiscalizacion de los ingresos, etc, es compleja. Y para ir al extranjero se necesita por lo menos dinero para inversion.
Estimado, Salama, volvemos a las «Dos Españas