Hace tres años una prestigiosa empresa de encuestas de opinión recibía el encargo de una multinacional de productos para la crianza, un trabajo que consistía en recoger el estado de opinión de las mujeres españolas en relación con diferentes aspectos relativos a la maternidad sobre una muestra de 1.000 de ellas. Los datos que se arrojan son interesantes para el análisis.
Aunque todos los temas que tienen que ver con la mujer como centro de la cuestión parecen levantar una amplia repercusión no exenta de importantes dosis emocionales, en una sociedad que se considere libre y abierta estas cuestiones deben hablarse y reflexionarse entre todos. Pero no es de extrañar que en un mundo en el que universalmente dominan las sociedades marcadamente patriarcales, con unos valores y funcionamientos básicamente masculinos, esto suponga desencuentros y esfuerzos para un entendimiento mutuo. Si la mujer paga y ha pagado a todos los niveles con el peor papel de los posibles, es normal que todavía haya costes que pagar.
En general, en los pocos debates y las muchas proclamas que se dan al respecto, se suelen echar en falta los puntos más estrictamente psicológicos de la cuestión, y cuando salen a la luz en seguida se utilizan para afianzar la postura que predeterminadamente se tiene del tema, y volver a entrar de nuevo en otro episodio de esa escena en la que nadie parece querer entenderse. Y este factor psicológico debería ser el principal, pues puede ofrecer algo más de luz con la que enfocar lo que en cuanto a la maternidad se refiere. Nos va mucho en ello, porque tener o no tener un hijo apela a la forma de entender la maternidad como experiencia, y supone una decisión que puede significar una vida.
Por ejemplo, convendría saber que el factor indicado en esta encuesta que más condiciona el hecho de decidir tener o no un hijo es la estabilidad emocional y económica de la madre. La estabilidad emocional medida en términos de pareja y de salud personal. Y la económica en cuanto a poder afrontar los gastos que conllevan el embarazo, los dos primeros años de crianza y la educación futura. Estas percepciones son subjetivas, pues seguramente lo que para unas mujeres es suficiente no lo sea para otras, y lo que se define como estable –por ejemplo en cuanto a pareja– tenga diferentes índices y percepciones. Incluso lo económico puede tener una amplia variabilidad dependiendo de los objetivos que se fijen y de las necesidades que se quieran cubrir. Pero, en cualquier caso, esto nos sigue dejando con la pregunta de cuál es el factor principal que determina la decisión de ser o no madre.
Continuando con la búsqueda iniciada, los datos también indican que influye en ello una perspectiva pragmática, pues se intenta planificar la vida para encontrar el mejor momento para vivir la experiencia de ser madre, tratando de insertar la maternidad en lo que se denomina el «proyecto de vida», que suele significar una organización y cronología de los tiempos para que cada faceta tenga su lugar y momento, y hacer posible algo tan complicado como que las distintas partes que componen el desarrollo no se estorben entre sí, sacando adelante todo lo que se quiere vivir. A la postre esto significa que, según los datos, más de la mitad de las mujeres que son madres entre los 39 y 45 tienen hijos menores de 10 años. Es decir, que hay una fuerte corriente de pensamiento en la sociedad, hombres incluidos, que prefiere posponer la maternidad hasta el último estadío de la vida fértil, e incluso hasta el límite de lo aceptable biológicamente, pues se entiende que hay otros aspectos vitales preferentes en etapas previas. ¿Cuáles y por qué?
En clave positiva, los hechos principales que se aducen para esta postergación son las dificultades para el desarrollo profesional y laboral y la discriminación que se puede sufrir, tanto por el embarazo como por la crianza en un mercado abiertamente competitivo. De hecho, los motivos por los que se decide no tener hijos están mayoritariamente relacionados con el mundo laboral: la falta de recursos económicos, la falta de tiempo y la incompatibilidad con un trabajo. Este factor apela directamente a dos cuestiones elementales: las medidas de conciliación en las empresas sobre la vida laboral y familiar y la desigualdad de partida en las oportunidades para unos y otras en un mercado que piensa casi siempre en clave de rentabilidad.
Y un segundo factor mencionado, derivado de las opiniones vertidas una vez que se es madre, es la dificultad para acceder al ocio, así como la pérdida de aficiones y de relaciones, como consecuencia de la adaptación de los horarios a los bebés. Desde esta forma de entenderlo hay una incompatibilidad clara entre el estilo de vida no siendo madre que siéndolo, lo que obliga a hacer elecciones y establecer renuncias. A la vista de los datos parece evidente lo que se elige y a lo que se renuncia. Esto sitúa permanentemente a la mujer ante un mismo dilema, los aspectos relacionados con el desarrollo personal, conyugal y social, y aquellos otros que conllevan el desarrollo de una función, un rol o un vínculo, según lo queramos ver, que significa ser madre; porque además un 70% de las encuestadas indican que quieren ser madres porque lo consideran importante para su realización como mujer.
Seguramente lo que anteriormente se ha conocido como la «liberación de la mujer» ha incidido en facetas relacionadas con la independencia económica, la inserción social y el desarrollo profesional, como principales eslabones, y todos ellos guardan una relación directa con asumir roles que, hasta entonces, habían sido asumidos por los hombres. Y, es posible, que en todo ello se haya quedado atrás el hecho diferencial de la maternidad, de lo cual una mayoría aplastante indica expresos deseos de serlo, aunque todo ello vaya disminuyendo, dentro de una cierta lógica, con la edad.
Y el problema está servido dentro de la irregularidad de nuestra situación social, en la que las mujeres parten con desventaja, tienen poco de su lado y reman siempre contracorriente, y viceversa respecto de los hombres, lo que hace que pese a los deseos de serlo la maternidad es frecuentemente postergada.
Es casi irrisorio e irrelevante el porcentaje de mujeres que globalmente se arrepienten de haber sido madres, indicando que en su vida hay un antes y un después de este hecho, lo que denota la enorme brecha que hay entre el estado negativo de opinión previo a ello y el estado positivo de satisfacción posterior. Es generalizado que con la maternidad aumenten la capacidad de sacrificio, el sentido de la responsabilidad y la sensibilidad ante la injusticia, así como un atención preferente a la salud y la enfermedad. Nos podríamos ahora preguntar: ¿Está bien una sociedad en la que lo puede producir un salto evolutivo cualitativo en los seres humanos tenga serios obstáculos para que se produzca? ¿Qué estamos haciendo mal? ¿Quiénes están pagando el coste de esta retención?
Si nos adentramos en las cuestiones más internas y menos «sociales» de la maternidad, en clave negativa, los dos miedos que dominan a la madre en relación con el estreno de la maternidad están ambos relacionados con la muerte: la del niño (82%) y la de la madre (53%), siendo el siguiente (35%) las dudas sobre la capacidad de cuidarle. Lo revelador de este dato es que si con algo tiene que ver la maternidad es con el hecho de la vida y de la muerte, palabras mayores en la existencia humana, y la ruptura radical con esa forma de entenderla caracterizadapor lo lúdico, la banalidad y la perpetuación de un estado fácil y poco comprometido con la propia realidad interna.
Lo cierto es que entre el estado de opinión y el estado de vivencia de las mujeres de nuestra sociedad en relación con la maternidad hay mucha distancia. Sería un excelente ejercicio de reflexión profundizar sobre este hecho, porque es de temer que en este tema haya una sórdida influencia que no se alcanza a entender, que hace a las mujeres establecer una perspectiva sospechosa sobre su propia maternidad. Al respecto, por si les da alguna pista sobre todo esto, usen un buscador y tecleen «chicco maternidad 2010», elijan las primeras menciones o las que hace algún periódico de tirada nacional, y sorpréndanse con los comentarios de los «mass media» si los comparamos con la totalidad de los datos ofrecidos en el estudio.
La relación entre la sexualidad y la maternidad en nuestros tiempos y en nuestras jóvenes se llama muchas veces aborto, y los estados de opinión sobre el sexo como práctica y la «madre» como recelo, son los que influyen para adoptar finalmente una decisión, cuya radicalidad debería hacer que nos parásemos a contemplarlo de forma menos beligerante e ideologizada.
No es ni mucho menos nuevo intentar evitar la fecundación y acabar con ella cuando se ha producido. Algunos textos hacen referencia a esto desde la Roma clásica hasta el medievo. Todas las sociedades tienen un lado fuera de la Historia narrada y contada, en la que se reflejan sus tratos, técnicas y modos más allá de lo que se puede recoger en los libros de texto y admitir las instancias sociales y de poder de cada momento. Es el cuarto oscuro de atrás en el que se guarda lo prohibido, lo ilegítimo, lo irremediable y lo escandaloso para los bien pensantes, y en él las duras historias, de los seres humanos, sus sufrimientos y sus anhelos también están grabadas. Por ello la novedad del asunto solo estriba en cómo es manejado colectivamente el asunto, las formas «legales» que ha adoptado esta cuestión y las falacias en las que frecuentemente se cae en la equiparación de lo trascendente y lo superfluo. Parece otra cuestión más que se nos presenta de frente en un estado previamente impostado por la fuerzas del Poder en términos de derechos. El tema de la maternidad y el del aborto van fuertemente ligados, y por eso una sociedad fuerte, sensata y sensible no perdería tanto tiempo en actos reivindicativos, autoafirmativos, sino que se preocuparía profunda, responsable y comprometidamente por lo que a una mujer le pasa cuando se queda embarazada (y también antes y después de ello) para prestarle todo el apoyo, el cariño y la delicadeza que una situación como esta requiere.
En una sociedad ordenada como la que se pretende ser, puesto que la ley debe posicionarse sobre la legitimidad o no de estos actos, ¿cómo es que no se presta NADA de ayuda a quien se lo está pensando? ¿cómo es que no se fijan dispositivos para que los profesionales puedan hablar de estas cosas con ellas? ¿cómo es que un juez o un médico es solo quien debe determinar lo correcto sobre un hecho de esta naturaleza? ¿cómo no se vuelca una sociedad entera para que la maternidad sea un bien a cuidar, cultivar y difundir? ¿por qué se huye tan fácilmente de la maternidad de todas nuestras hijas?
Resulta muy preocupante que los lazos de las mujeres se sigan quedando sin nadie al otro lado.
El hombre propone y Dios dispone. El crecimiento demográfico de un país está determinado por las políticas de natalidad. Así en China, por ejemplo, las parejas de etnia Han –de mayoría aplastante-, no pueden tener más de un hijo, a las etnias minoritarias se les permiten dos. Actualmente si la pareja está formada por dos hijos únicos también se les permiten dos hijos, por aquello del relevo generacional.
En Finlandia, las políticas de fomento de la natalidad permiten que las madres cuiden de sus hijos hasta que empieza el colegio, alrededor de los 6 años. Así que no es difícil encontrar familias numerosas.
Aquí en España, las políticas en tiempo del generalísimo, tras una guerra civil que dejo diezmada la población, se consiguió que muchas parejas tuvieran un número de hijos hasta de dos dígitos, hoy impensable.
Ya ve, eso de traer hijos al mundo está bastante determinado por el tipo de políticas que se aplican. Y modelos hay para dar y regalar. Ni siquiera hace falta ser originales.
Lo triste de todo esto es que nuestro modo de vida, nuestro proyecto, está enfocado a trabajar hasta cada vez más avanzada la ancianidad, con un único propósito. Pagar un zulito. Y en muchas ocasiones ni siquiera sabemos convertirlo en un hogar. Ahí lo dejo.
Carlos, el enlace a la encuesta no funciona.
Se puede acceder a la encuesta haciendo lo siguiente:
En el buscador de Google, escribir:
la infancia y la maternidad en españa 2010
En los resultados que salen, hacer clic en este:
[PDF] Informe Nacional sobre la Infancia y la Maternidad en España 2010.
Gerd loewen. Director General de Chicco Española. La actitud de la mujer hacia la maternidad ha ido variando con el paso de los siglos y hoy puede…
Saldrá un aviso, preguntando si está uno seguro de descargar el pdf, porque puede ser perjudicial, etc. Hay que responder que sí, que estamos seguros de descargarlo.
Se descargará el informe, en formato pdf.
También se puede acceder a la encuesta desde el siguiente enlace:
http://www.unav.es/matrimonioyfamilia/b/indexbase.php?cmd=search4&id=22294
Una vez allí, hay que hacer clic donde dice Enlace y, después, cuando empiece la descarga, confirmar al ordenador que queremos descargar el documento.
Declaraciones como esta de Gallardón:
http://www.cadenaser.com/sociedad/articulo/gallardon-dice-libertad-maternidad-hace-autenticamente-mujeres-mujeres/csrcsrpor/20120327csrcsrsoc_10/Tes
son las que me hacen sentir más vergüenza de nuestros gobernantes aún que las noticias de Barcenas o de los ERE. Si de verdad protegieran la maternidad como tu defiendes en este articulo, no sería necesario restringir el aborto. Porque muchas madres se ven abocadas al aborto por la escasez de medios, ya sean materiales o inmateriales, y cambiando la ley solo consiguen precarizar su situación. Y encimas tienen el morro de hacer declaraciones como esas.
Quien haya estado en un país nórdico y haya visto que las familias con padres de 25/30 años y 4 o 5 hijos, son algo habitual, comprenderá que nos están robando nuestro tiempo y nuestro futuro. Les están robando el tiempo a esas mujeres que renuncian a la maternidad porque es incompatible con su carrera profesional. Y a esas otras que no se sienten con la estabilidad económica por la situación del mercado laboral. Y el futuro a las que son madres y saben que no tienen las mismas oportunidades en una entrevista de trabajo por el hecho de serlo. Esta sociedad neo-liberal es ¿la que nos ha tocado? ¿la que hemos creado a base de individualismo?. No sé, lo único que sé es que si quieres tener 5 hijos en España, mas te vale ser miembro de una secta religiosa para tener a alguien detrás que te apoye.
Yo pretendía decir en el artículo que el tema de la maternidad es bastante complejo, y una de sus aristas más claras es la diferencia de opinión de las mujeres previamente a ser madres, con la que adquieren posteriormente a serlo. Esa diferencia tan marcada es ya en si mismo un síntoma claro de que algo importante puede estar pasando. La forma de pensar sobre ello -pensamiento- y lo que se expresa una vez que se ha vivido -sensibilidad- guarda una distancia considerable.
¿Qué factores están incidiendo para que esto sea así? Desde luego los que mencionas está claro que tiene una influencia destacable y así lo indica también la encuesta, pero ¿no hay nada más? A mi, que trabajo desde hace muchos años con y para ellas, me parece que hay más factores más o menos claros u ocultos en todo ello. Y todo esto está costando bastante más de lo que suponemos, evidentemente no en términos económicos, sino sociales y emocionales.
Perdón, se me ha ido el dedo. Para terminar:
Lo que dice Gallardón, que no es precisamente santo de mi devoción (pareado), tampoco está tan distante si te fijas en los comentarios de ellas que refleja la encuesta, pues el 70% indica que tiene hijos para su realización como mujer.
El problema con los políticos es siempre el mismo: muchas veces su trampa está en lo que no dicen, más que en lo que dicen. El conductismo cognitivo reinante es a lo que nos ha llevado, se dicen cosas de manera aislada y nunca de forma global, y así cuela.
Las dificultades para tener hijos en España es muy considerable, los factores negativos son de mucho calibre.
Gracias por sus comentarios. Saludos
Como mujer, cuando leo tu artículo vuelvo una y otra vez a la idea de que la “liberación de la mujer” ha nacido desde una sociedad patriarcal y está impregnada de masculinidad, con lo que la maternidad, algo tan intrínsecamente femenino, no se ha incluido plenamente entre los valores de esa “liberación”. En mi opinión, se han excluido su excepcionalidad y misterio de manera deliberada, debilitando totalmente el Ser femenino, con consecuencias tanto para los hombres como para las mujeres. Es algo así como una “liberación sesgada”.
Las mujeres no hemos estado o estamos suficientemente atentas; no sé cuántas ni en qué medida, esa es una reflexión de cada una, pero hemos priorizado otras ideas “liberalizadoras” (todas las que se citan en el artículo: lo laboral, lo económico…) sobre lo esencialmente femenino. Los mensajes de la “mujer masculina” se reivindican por todas partes (los medios de comunicación como dice Carlos son un enorme altavoz que los gritan sin parar; tan concienciados ellos… ¿y con qué interés?); esa mujer recibe todo el apoyo, pero ¿lo recibe la idea de mujer más completa?
Creo que las mujeres estamos desvirtuando en parte el camino hacia nuestro Ser, porque en vez de hacerlo con una unión esencial desde una de las vivencias más intrínsecamente femeninas como es la maternidad (seamos o no madres), estamos frivolizándola en parte y alejadas de su virtud. El estar siguiendo esa ráfaga potente de la mujer que nos venden debemos ser, nos perpetúa como la mujer que no somos. No creo que sea fácil esquivar esa ráfaga, pero sí posible.
Hay que pensarsélo y mucho hoy día, esto lo de los hijos, y con quién se tienen, y aunque duro -entregado – trabajoso y sorpresivo …..al final es lo que realmente se tiene : los hij@s.
Yo soy un ser humano. No soy ni más ni menos mujer por no parir, menuda chorrada. A mí no me ha perpetuado como algo que no soy al no querer tener descendencia, es simple: desde niña decidí que no quería ser madre y no lo soy. Me gustan los niños (algunos) pero prefiero ser feliz sin tener que dar mi vida por otro ser, porque de eso se trata, de ser una pringada sin ayudas y decidir que vas a sacrificar tus gustos, tu vocación, todo, por cuidar a otro humano. Cuando los hombres decidan ser femeninos y cuiden a los niños como una madre, cambiará el cuento, las mujeres querrán ser madres pues la tarea será compartida y no formará parte del supuesto yo interior o de un ser obligatorio. El misticismo de la maternidad resulta incómodo. Solo hay que ir a un parque y escuchar las conversaciones repetitivas de las madres sobre sus criaturas. Acaso tener un bebé te hace monotemático?
Francamente AteneaPartenos, en ningún momento en el artículo se menciona lo que usted dice que está escrito, sobre «ser más o menos mujer por no parir», que no sé donde lo ha leído.
El artículo se centra en los estados de opinión sobre la forma de entender la maternidad que está instalada en nuestra forma de pensar. Así se hace énfasis en que la maternidad es percibida como obstáculo antes de ser madre, y como fuente de satisfacciones después de serlo. El «misticismo» de la maternidad, de poder ser llamado así a lo que indican ellas sobre su realización como mujer, es algo que afirman en un 70%, estando las cosas como están con los padres/hombres, por lo que creer que el objetivo, que comparto, de que los hombres decidan ser más femeninos y cuiden más a los niños como una madre, revertirá la situación no me parece muy creíble.
¿El no haber tenido hijos te ha eximido de ser «una pringada sin ayudas y decidir que vas a sacrificar tus gustos, tu vocación, todo, por cuidar a otro humano»?
Tampoco yo he tenido hijos, y si soy una pringada, o una fracasada – que quizás lo soy – no lo achaco a, por ejemplo, cuidar o haber cuidado a otro ser humano.
En fin y resumiendo, que no estamos de acuerdo.
Creo que el sentido y el para qué de la vida van algo más allá de satisfacer los gustos que, a fin de cuentas, ¿son gustos innatos o impuestos por las «tendencias» que imperan en cada sociedad en cada época?
La maternidad no nos hace más o menos mujeres….es que no dejamos de serlo nunca,.
El hecho maternal no deja de ser el «culmen» más significativo de la biología femenina, no el único…pero hay que tener en cuenta que toda ella está conformada en nosotras desde antes de nacer (la niña nace ya con todos los óvulos, que van a estar en disponibilidad para una posterior maduración, a partir de la pubertad). Y la biología no funciona aparte de nuestra psique o de nuestra razón.
Nuestras aptitudes, actitudes, nuestra manera de reaccionar ante las emociones…las elecciones que hacemos, igual que en el hombre están determinadas por características biológicas también específicas, a nosotras nos determina y caracteriza todo nuestro funcionamiento vital a lo largo de toda la vida.
Por supuesto que hay mujeres a las que no les llama la atención la maternidad….pero también hay otras muchas que hacen todo lo posibles por llevarla a cabo..a persar de las cortapisas y trampas del llamado «Estado de Bienestar».
Eso no dice nada, solo que ..a lo mejor, el mensaje de un sistema que prefiere propiciar una sociedad autista y encerrada en supuestos privilegios ..tenga a veces éxito, porque lo que más necesita el ser humano para poderse desarrollar, es precisamente esa capacidad de entrega, sacrificio, desprendimiento y amor para que el «otro» llegue a buen fin, que viva, se desarrolla y alcance sus objetivos…y esa capacidad es aportada sobre todo desde lo «femenino», ¿porqué ese empeño en degradar su papel y lo que abarca, y fomentar el aislacionismo, el egoísmo, desde, incluso, las propias instituciones, mandando mensajes equívocos…amparándose en que lo están protegiendo, cuando en realidad lo que hacen es poner cada vez más impedimentos a su despliegue?
El artículo analiza muchos temas. Unos más controvertidos y otros menos pero en conjunto mucha tela y muchas facetas de la humanidad. Unas que rozan lo trascendente y otras que lo evitan.
Al final hay que hablar de los ¿por qué? y de los ¿para qué? y no es sencillo.
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Cita Carlos Peiró al Conductismo Cognitivo y no sé si todos estamos familiarizados con lo sucedido en el mundo de la psicología a lomos de esta escuela.
Me da la impresión de que han intentado cargarse las escuelas introspectivas porque son un obstáculo para la dominación social y el poder necesita mecanismos más sencillos. Automatismos para manejar su idea minimalista del ser humano.
Un fracaso del régimen político que emerge en la Ilustración (con sus innegables luces) es la reducción del ser humano a máquina mal diseñada. Máquina imperfecta y sin futuro plausible ni atractivo.
Me parece que en esto han fracasado porque la sociedad actual no sólo se hunde (en torno al 40% se sostiene dopado cada día con drogas y medicamentos psicotrópicos legales e ilegales, asunto tabú en los medios) sino que está muy por debajo de los niveles reproductivos necesarios para su sostenibilidad.
Estamos tan ocupados con «lo que yo quiero», el «yo-mi-me-conmigo» ambiental, y en un entorno tan poco motivante que consciente o inconscientemente la reproducción no tiene mucho sentido ni ofrece incentivos racionales poderosos.
Los gobiernos y las ideologías predominantes (las financiadas por el Poder con los Presupuestos) la desincentivan y evitan hablar de tasas de suicidio brutales. En España NUEVE personas diarias de las cuales seis o siete son varones. Silencio.
Los grupos humanos y las culturas que tienen estos comportamientos no duran y nosotros ya estamos siendo sustituidos por culturas que muestran más capacidad para crecer.
Algo de esto lo trata Christopher Lasch en un libro que se titula «La Cultura del Narcisismo» (el subtítulo habla de una época de expectativas decrecientes). Creo que no está traducido al español y lo escribió en el año 1979.
También relevante –y que yo sepa tampoco en español– es un librito de 1915 de un neurólogo y cirujano, Wilfred Trotter. Se titula «El instinto de la Manada en la guerra y en la paz».
Trotter nos habla de lo difícil que es gestionar una sociedad humana de seres poco gregarios y cómo a pesar de los pesares fomentamos los comportamientos instintivos grupales y educamos para reprimir las individualidad plena.
No habla en absolutos porque parece hombre sensato sino en términos relativos.
El resultado, sugiere, es una sociedad de individuos incapacitados para su plena realización (intelectual entre otras) pero más fácilmente gobernables. Trotter era coetáneo de otro neurólogo, Ashby.
Me he puesto a traducirlo porque tampoco hay ediciones modernas en inglés y las existentes son muy malas.
Al hacerlo resulta impresionante ver lo mucho que han cambiado las acepciones de palabras relevantes y frecuentes en menos de 100 años y, también, la sensación de por qué hay tantos libros que, tocando temas importantes para el ser humano, se pierden en la noche de los tiempos y de ellos ni la memoria queda.
Al menos una memoria capaz de crear opinión y criterio.
Esta labor de intermediación entre memoria y presente se hace poco y por eso tendemos a reinventar la rueda más de lo conveniente.
Buenos días.