En muchos comercios antiguos, este cartel presidia la exposición de artículos destinados a la venta. De esta forma el propietario trataba de proteger aquellos productos susceptibles de perder calidad por el continuo contacto con el que los potenciales compradores trataban la mercancía en cuestión. Una situación muy distinta se da en la actualidad, cuando el género hace mención a lo relativo a la cualidad subjetiva de los individuos.