El pasado 27 de octubre, los editores de este blog tuvimos un primer encuentro público con nuestros lectores, en la taberna Quintaesencia, de Madrid. Nuestro objetivo era ensayar una forma de debate y de reflexión conjunta en vivo, que complementase y enriqueciese las posibilidades que brinda el blog, y sus debates por escrito. También era un modo de conocernos personalmente, al menos a aquellos de los que nos leéis que pudisteis asistir. El formato que habíamos elegido era que uno de nosotros (en este caso, me tocó a mí) presentara brevemente una ponencia sobre el tema escogido (el que da título a este artículo) para después pasar a discutirlo entre todos. Al terminar, todos compartimos la impresión de que la experiencia había sido un éxito, tanto por el nivel del debate como por la fluidez con la que se desarrolló. El texto que viene a continuación es el resumen de lo más destacable que se dijo.

Ponencia     

Los partidos son elementos clave de nuestra democracia. Lo que se plantea es si un ciudadano que quiera participar en la vida política tiene otras opciones que no sean la de afiliarse a uno de ellos. Desde este blog hemos planteado muchas veces que sí las hay. A ellas nos referimos, en parte, cuando hablamos del protagonismo que debería asumir la sociedad civil en el ámbito político.

Pero, ¿qué entendemos por sociedad civil? Reconociendo que es un concepto algo difuso, y por tanto difícil de acotar, podemos entender como tal cualquier iniciativa, individual o colectiva, cuyo objetivo sea el beneficio de la sociedad y que no tenga afán de lucro ni obedezca a poderes públicos o a intereses económicos privados. Como ejemplos de las áreas en las que podrían centrarse este tipo de iniciativas cabe citar los siguientes:

1. Vigilar y controlar actuaciones de los poderes públicos o privados, con el fin de proteger a la ciudadanía de sus abusos. Sus campos de interés podrían ser cualquier área de la actividad política e institucional, pero también otros con amplia incidencia en la sociedad, como la calidad de los alimentos, artículos de consumo, industria farmacéutica y tratamientos médicos, bancos, medio ambiente, etc. Ejemplos de estas organizaciones pueden ser Greenpeace, la OCU o la PAH (Plataforma de Afectados por las Hipotecas).

2. Prestar servicios a la sociedad. Entendiendo la política en su sentido más amplio, como todo lo que afecta a la sociedad; estos servicios podrían centrarse en la educación, búsqueda de empleo, comedores, vestuario, ayuda a dependientes y enfermos, atención a inmigrantes y refugiados, etc.

3. Elaborar análisis y propuestas de actuación en los diversos ámbitos de la actividad que dependen de las instituciones. Cualquier grupo profesional o con intereses coincidentes puede trabajar, de forma independiente, en el diagnóstico de la situación en un determinado ámbito y en la elaboración de propuestas de actuación a corto, medio y largo plazo por parte de las instituciones competentes.

En particular, ¿qué se pretende con el blog de Otras Políticas? En síntesis, generar opiniones y reflexiones que ayuden a profundizar en las diversas caras que configuran la realidad política, con el doble propósito de contribuir a la comprensión de esa realidad por parte de la sociedad y a contribuir en su posible evolución de cara al futuro.

Se trata, por una parte, de una labor educativa para aprender a profundizar en la reflexión y en la formación de librepensadores, definiendo como tales a personas dispuestas a formarse sus opiniones, y a modificarlas, mediante un razonamiento lo más libre de prejuicios o ideas preconcebidas que sea posible. Esta labor educativa tiene un doble objetivo. En primer lugar, de autoformación para quienes generamos esas reflexiones, por el hecho de elaborarlas y por el contraste con las opiniones de quienes participan activamente en esos debates. Y, en segundo lugar, de formación para quienes lean esos debates. Además, cuando se pueda, se trata de plasmar esas reflexiones en propuestas o sugerencias de cambio.

Ahora bien, ¿qué clase de cambio? Compartimos con mucha gente (sobre todo en España) la necesidad de que se produzcan determinados cambios en nuestro actual sistema político, económico e institucional. Pero también nos parece importante pensar a largo plazo, intentar dilucidar hacia dónde deberíamos ir. En este sentido nos parece que el modelo actual de nuestra sociedad no debe ser considerado como el mejor posible ni como el punto final de nuestra evolución histórica, sino que, por el contrario, entendemos que, al igual que ha sucedido en el pasado, a este modelo le irán sucediendo otros en el futuro. Y, ante esta perspectiva, hay que prepararse activamente y sin miedo a ello.

Pensamos que cualquier cambio político sustancial debe ser concebido y valorado en función de su contribución a la solución del conjunto de necesidades y aspiraciones de los individuos y de la sociedad, no solo de las económicas. La democracia ofrece suficientes posibilidades para esa evolución, siempre que esas posibilidades sean adecuadamente desarrolladas. Con esta perspectiva, nosotros quisiéramos contribuir, desde nuestros modestos recursos, a buscar, definir y promover el avance hacia otro modelo de sociedad que sea mejor para el conjunto de las personas que vivimos, o vivirán, en este planeta.

Es obvio, no obstante, que para promover iniciativas de cierta envergadura hay que resolver los problemas relacionados con su financiación, gestión, organización, estatus jurídico, código deontológico, selección de colaboradores, etc.

Debate  

  • Si comparamos la sociedad civil de Europa con la de Estados Unidos, la conclusión es que la europea es mucho menos activa y organizada.

Quizás la causa principal es que en Europa la gente está acostumbrada a depender del Estado. También influye la diferencia en el coste fiscal que soporta el ciudadano, un 25% superior al de Estados Unidos.

Tras la Segunda Guerra Mundial, el desarrollo del Estado de Bienestar en Europa ha producido un cambio crucial y, entre sus efectos negativos, hay que señalar que, entre el Estado y los partidos, han copado un amplio espacio de la vida social, contribuyendo a desactivar a la sociedad. Para que la gente funcione como sociedad civil necesita tiempo y, sobre todo, motivación. Y es difícil que esa motivación surja si el Estado ocupa casi todos los espacios de la vida social, porque genera en los ciudadanos el convencimiento de que ellos no tienen que hacer nada y que no tienen ninguna responsabilidad. En realidad, el sentimiento de responsabilidad hacia la colectividad y la solidaridad son músculos que se desarrollan con el uso pero, si el Estado asume esa responsabilidad, impide que los ciudadanos desarrollen esos músculos y se olviden de funcionar en modo colectivo.

Nuestra sociedad está muy dominada por la comodidad y solo nos movilizamos si nuestro nivel de insatisfacción es elevado. Por tanto, quienes impulsan los cambios son quienes se sienten peor y exigen, además, que esos cambios se centren en resolver sus problemas concretos, sea la pérdida de empleo o el desahucio de su casa, lo cual es completamente lógico. Lo que sucede es que ese tipo de actuación por reacción también dificulta que surja otro tipo de activismo dirigido a construir algo que vaya más allá de los problemas inmediatos y que afecte al conjunto.

  • ¿Hacia dónde hacer avanzar al conjunto de la sociedad? Para esto, hace falta que al menos una parte de la sociedad se movilice por ideas.

Lo que pasa es que, cuanto te alejas de los cambios que resuelven problemas inmediatos y apuntas a otros de más envergadura, que afectan a nuestro modelo de sociedad, es más difícil movilizar a la gente. Entonces, para motivarse y comprometerse, pedirán que se les muestre el escenario final al que se pretende llegar, que éste sea realista y al mismo tiempo ilusionante, y que venga acompañado además por una hoja de ruta creíble para alcanzarlo. Cuando la realidad es que, cuanto más ambiciosos sean los cambios a los que se aspira, más difícil es que alguien esté en condiciones de aportar eso.  

Alguien dijo que el Poder se basa en cuatro pilares: el poder militar, el económico, el político y el de las ideas. De estos cuatro, es en el de las ideas en el único en el que puede intervenir la sociedad civil. En la producción de ideas potentes y en su difusión. Por otra parte, son las ideas lo que ha cambiado siempre el mundo. Sin embargo, somos tan cómodos que nos cuesta pensar por nosotros mismos, y tendemos a incorporar por las buenas lo que nos dicen desde las estructuras dirigentes (incluyendo en ellas, por supuesto, a los medios de comunicación).

Hablamos de ideas, pero la crisis ¿no es, en realidad, una crisis de ideas? Están fallando las fuentes que alimentan intelectualmente a cualquier sociedad. Si se pretende que la sociedad civil sea capaz de generar ideas nuevas es necesario crear fábricas de ideas y escuelas que enseñen a pensar y a producir esas ideas. De lo contrario, estaremos cayendo en una especie de mesianismo intelectual: esperar a que surjan en algún momento las personas con esas ideas que nos saquen de la oscuridad. Y, al margen de que esas personas puedan o no surgir, nuestra responsabilidad social es ponernos en marcha para intentar generarlas.

  • La Globalización favorece la formación de empresas multinacionales cada vez más grandes y, paralelamente, estructuras gubernamentales también cada vez mayores.

Entre ambos poderes, los ciudadanos están cada vez más ninguneados. La única solución es la emergencia de estructuras de sociedad civil progresivamente más potentes y organizadas. Pero, entre ellas, tiene que haber algunas capaces de generar una visión de alto nivel, con ideas nuevas.

Si asumimos que, históricamente, los grandes movimientos sociales y políticos han estado abanderados por elites, y que un alto porcentaje de la ciudadanía es bastante inculta en términos políticos, ¿qué papel puede jugar la sociedad civil, si realmente pretende integrar a una amplia porción de la sociedad? ¿O, acaso eso que llamamos sociedad civil está destinada a convertirse en otra elite?

Obviamente, esta cuestión está ligada a la propia esencia de la democracia. En la medida en que sean las elites las que realmente decidan, en lugar del conjunto de la sociedad, la democracia se vacía de contenido. Si, por el contrario, se plantea la democracia actual como una fase intermedia y, al mismo tiempo, una oportunidad para avanzar hacia una forma más genuina de democracia, la sociedad civil tendría todo el sentido como instrumento para ir elevando y enriqueciendo el nivel de formación del conjunto de la sociedad. Al principio, es normal que esté integrada por poca gente, pero si asumen la responsabilidad de irse formando a sí mismos y, a medida que lo van logrando, ir brindando esas posibilidades de educación al resto, quizás poco a poco se vayan incorporando más porciones de la sociedad y la elite intelectual acabe siendo mayoritaria. Sin embargo, lo que estamos viendo en Occidente es que hay una degradación de las elites, mientras que, por el contrario, algunos de los países menos desarrollados tienen dirigentes más preparados.

  • El mundo de Internet brinda muchas oportunidades pero, al mismo tiempo, genera mucho ruido y hace que sea muy difícil que las buenas ideas trasciendan.

También es verdad que, si bien una idea puede cambiar a la sociedad, esa misma idea puede ser utilizada para pervertirla. Porque no se trata solo de la idea, sino también de cómo se desarrolla, se explica y se lleva a la práctica.

Si queremos formular un modelo distinto y más avanzado que el actual, no basta con echarle la culpa de todo lo malo a los de arriba. No basta con señalar la manipulación que se hace desde el Poder. Esa es la parte más fácil, por simple comodidad. Pero también hay que mostrar cómo estamos todos implicados en que esa manipulación tenga éxito. Hay que hablar también de todo aquello que reside en nosotros, en cada uno de nosotros, que avala y consolida lo que se decide desde arriba. Esto significa que una parte importante de la transformación de la sociedad requiere de cambios en las estructuras del Poder, pero otra parte, no menos importante, requiere asimismo que cada uno trabaje en sí mismo.

Es cierto que el modelo al que nos gustaría tender todavía no está concebido, pero las ideas que emergerán dentro de 200 años tienen que empezar a fraguarse ahora.

12 comentarios

12 Respuestas a “¿Qué futuro político para la sociedad civil?”

  1. Alberto Donaire dice:

    Es una evidencia que la Cultura está siendo atacada. Ante esta situación creo que sería muy bueno generar una reflexión y un debate colectivo de envergadura para dilucidar las diversas interrogantes que se plantean, más allá de los consabidos tópicos: ¿porqué este ataque?, ¿quién o quiénes lo ha decidido y organizado? ¿cuál es la estrategia y hasta dónde alcanzan sus implicaciones? Una vez tengamos respuestas fiables a estas cuestiones, ¿cómo crear un movimiento de la Sociedad Civil para abordar la cuestión? ¿Habría que pedir cuentas a las instituciones y exigirles la corrección del rumbo marcado? ¿O por el contrario debería asumir la Sociedad Civil la responsabilidad plena del cultivo de la Cultura?

    1. Loli dice:

      Seguramente sería necesario actuar en ambos sentidos, el institucional y el de la sociedad civil, en este tema de la cultura, (como en el resto de las cosas que atañen al modelo social, y donde apuntan, creo, las conclusiones del encuentro y el artículo de Manuel Bautista a raíz del mismo).

      Quizás podíamos plantearnos qué grado de responsabilidad se le puede demandar a una sociedad civil, ya muy poco habituada, motivada e inclusive hasta atrofiada, en cuanto a capacidad sensitiva, sensorial, hacia manifestaciones artísticas, complejas….profundas, independientemente de las causas, ya sean inducidas desde el propio modelo de funcionamiento, y la tendencia a que sea el Estado el que se encargue, inclusive, de proveernos de material que alimente nuestra sensorialidad, ya sea también, propiciada por la propia comodidad y tendencia a la inercia en la que nos dejamos «acunar» en este mismo modelo.

      Por otro lado tenemos una maquinaria estatal, que se le puede presumir una actitud maquiavélica, si se quiere, respecto al ámbito cultural y educacional.

      Sin embargo, puede también que, en ese ámbito de la cultura, nos encontremos con que las instituciones y sus gestores, se encuentren en una situación de insolvencia y desconocimiento…..y no busquen más allá que hacer que «funcione» lo que se «traen entre manos»…y nada más, quizás no exista tanta «inteligencia» como se les presume, en una acción deliberadamente «anticultura», aunque sea algo que siempre podemos pensar que subyace en un estrato de poder que no quiere dejar de serlo.

      Nos encontraríamos, entonces, con dos aspectos abiertos a la posibilidad de encontrar elementos en ellos, que reconozcan la carencia a que nos tiene sometidos la falta de cultura artística, y que su búsqueda y encuentro les empiece a fascinar.

      Ahora…..no nos podemos plantear que esa sea una tarea fácil, y que la falta de interés al respecto que, en general mostramos, en la sociedad civil, e inclusive, hasta en las propias instituciones, (igual depende de cuáles sean éstas), se pueda solventar a base de juicios de valores…sin más.

      Porque, quizás uno de los indicadores más importantes en el tema de la cultura, y de la propia educación, sea, el nuestro propio, cómo miramos, contemplamos, nos planteamos, el arte, y todo lo que le rodea (esto arrastra, desde luego el tema educativo, desde el momento en que también nos pone delante, la necesidad de ese dinámica cultivadora es necesaria en todo momento de la vida).

      Desde, quizás esas posible premisas, u otras, pero que de algún modo comiencen a dirigirse al entorno con la mínima actitud enjuiciadora, y sí dispuestas a detectar las carencias que están facilitando este atranque cegador, que es la falta de motivación hacia el desarrollo, quizás, digo, se pudiera establece algún punto de arranque, con miras a largo plazo, como apunta Manolo, hacia esas nuevas ideas tan necesarias….en un futuro que es «ya», …y en un futuro que aparenta lejano…., pero igual solo es apariencia.

  2. Alberto Donaire dice:

    Creo que el abordaje del problema de la Cultura, que comprende al de la Educación, es una de las claves fundamentales en la reflexión sobre el futuro que necesitamos.
    Gracias.

  3. EB dice:

    Vivimos en un mundo en que hay muchísimas ideas, tantas que cada uno de nosotros es capaz de tomar en cuenta sólo unas pocas, muy pocas, quizás el 0,00000001 por ciento del total. El problema es que a pesar de tantas ideas, sabemos poco, muy poco, mucho menos de lo que pretendemos saber y prácticamente nada sobre los desafíos que preocupan seriamente a algunos. Aunque muchos siguen predispuestos a aceptar como cierto lo que los farsantes dicen saber para aprovecharse de ellos prometiendo un mundo mejor, otros muchos desconfían de los farsantes. Y unos pocos apuestan a aprovechar mejor las ideas para saber más. El progreso se mide primero por la menor importancia relativa de los que aceptan a los farsantes y segundo por la mayor importancia relativa de los que buscan seriamente saber más. Una crisis es una oportunidad para que los farsantes vuelvan a crecer, y al mismo tiempo una oportunidad para recordar lo poco que sabemos.

    1. Loli dice:

      El tema, entiendo también entonces, abarca a los sistemas de referencia, de valores, en los que agrupamos, y en base a los que luego sesgamos, o discriminamos esas ideas.

      Es decir, si bien es verdad que para poder empezar a movernos en un determinado sentido, primero hay que partir del hecho de que necesitamos unas referencias, y el mundo de las ideas no es ajeno a esa necesidad, quizás sería conveniente no alejarnos demasiado de esa constatación a la hora de plantearnos una acción en esa línea.

      Si partimos de una base ya previamente establecida, como pueda ser, estimado EB, el de “farsantes” y “no farsantes”, deberíamos ser conscientes de que ya estamos estableciendo previamente un juicio de valores que como tal es muy legítimo, seguramente, pues en algo nos tenemos que apoyar para emprender un camino , pero si no tenemos claro que es eso, una herramienta provisional susceptible de cambiar y ser revisionada, y que inclusive la misma etiqueta de “sistema de valores”, es igualmente revisable (a nivel del mundo de las ideas, en este caso de las que inciden en la organización social, “la polis”, aunque pueda parecer algo….quizás hasta escandaloso), no haremos más que pasar de una premisa a otra, de un sistema de referencia a otro, pero con la misma carga discriminativa, segregacionista, sin haber dado lugar a permitir un resquicio, en cualquiera de esos sistemas, que les permita, al menos, crecer un poco más en sus conjeturas, y en definitiva, ampliar nuestros propios criterios al respecto.

      1. EB dice:

        Por amplios que sean sus criterios para juzgar a los demás, si uno no aprende a juzgar a los demás para saber en quiénes puede confiar en la búsqueda de cualquier cosa que está buscando, entonces pronto será víctima de sus malas decisiones. Sí, confiará en quien no debía confiar, pero más importante se perderá a aquellos que sí eran merecedores de su confianza.

  4. Alicia dice:

    ¿Visteis hace unos días la campaña norteamericana?
    Trump dijo aquella grosería acerca de las mujeres, y automáticamente los republicanos aseguraron que le retiraban el voto. Y Clinton se puso en cabeza.
    Acto seguido sale lo de los correos de Clinton, y automáticamente sus votantes se muestran muy ofendidos. Y se pone en cabeza Trump.
    Decir groserías está muy mal, sí.
    Lo de los correos también está muy mal.
    ¿Pero son motivo suficiente tanto lo uno como lo otro para que anden los votos bailoteando?
    Y es que los humanos somos un poquito de traca. Y los criterios por lo que el común de los mortales se mueve del todo viscerales.
    Y así, me parece a mí, no hay manera de que el mundo funcione en condiciones.
    ¿Pero qué puede conformar una sociedad civil que no sea las gentes que la componen?
    Y una, yo, que estaba ya muy arremangada para contestar presurosa con un “sí” a la pregunta de Alberto Donaire de si debería asumir la Sociedad Civil la responsabilidad plena del cultivo de la Cultura, me desarremango cavilosa pensando, como dijo… ¿fue Trillo?, “joder qué tropa”.
    Bueno, que estoy exagerando y lo digo como en broma. Pero creo de verdad y en serio que a corto plazo está difícil que los esfuerzos que Manolo propone den fruto o, por lo menos, arraiguen. A largo plazo, quizás, como indica también Manolo, si cabe esperanza, pero a muy largo ¿O soy pesimista?

  5. Manu Oquendo dice:

    Este formato de Blog que es tan interesante para comunicarnos, recibir y exponer diferentes ideas desde distintos puntos de vista, quizás no lo sea tanto para generar acción eficaz o para sintetizar correctamente la complejidad de determinados asuntos. Este asunto que propone D. Manuel Bautista es uno de ellos.

    Lo digo en el sentido de que estamos hablando de temas de tal calado que requieren estudio y trabajo de cierta intensidad y constancia. Quizás no mucho de golpe, pero sí constante.

    Entre los formatos que he visto para abordar asuntos de esta naturaleza hay dos.

    El primero es normal en las grandes organizaciones formales humanas.
    El segundo es de uso (infrecuente) en «grupos de interés» en distintos segmentos sociales no estructurados.

    Son los siguientes.

    1º. Grupos de Trabajo o Task Forces en inglés.

    Pequeños grupos multidisciplinares o multifuncionales que en un plazo determinado deben presentar formas de resolver un problema. En ellos unas cuatro o cinco personas de cierta complementariedad, conocimiento y motivadas se comprometen a trabajar para cumplir el objetivo del grupo principal.

    2º. Grupos de Deliberación.

    Su objetivo es más analítico y se usan para analizar diferencias y dejar que vaya emergiendo un consenso. Los que conozco operan de la siguiente forma.

    A) alguien con cierto conocimiento de la materia prepara una presentación formal de la cuestión a examen. Tal como el presentador cree que es.

    B) Un pequeño grupo de personas, también con conocimientos, voluntad de conocer más e interesadas en la cuestión, participan de la presentación y posterior coloquio. En ese momento se establece por cada asistente una agenda de discusión colectiva para revisar en profundidad en otro momento.

    C) Al día siguiente, típicamente un sábado o un domingo, se dedica el tiempo necesario (de 4 a 8 horas) a discutir a fondo y preparar un resumen consensuado de las conclusiones.

    Los «Task Forces» son más «ejecutivos» y los Grupos de Deliberación más orientados al Discernimiento y al Consenso.

    Sobre el asunto que aborda MB y que de modo embrionario tocamos en una excelente reunión hace unos días, hemos de reconocer que es extraordinariamente complejo, plagado de grandes dificultades y obstáculos (basta recordar la obra de Mancur Olson sobre la Acción Colectiva) y de muy larga duración.

    A algunos nos parece no solo imprescindible, oportuno y necesario sino que, en algunas hipótesis y etapas de la vida, también sería moralmente obligado.

    Cualquiera de los dos enfoques citados me parece aplicable, probablemente ambos y repetidos en muchas ocasiones.

    Por ejemplo, hay que tener una visión clara y no superficial de lo que suponen las redes, los estándares de interconexión y la conectividad entre ellas. Es el gran factor diferencial entre este momento histórico y el anterior (La Ilustración).

    O de la capacidad de integrar en la visión del grupo la perspectiva de profesionales de la Psicología Individual y Social, de las formas actuales de segmentación socio-cultural y de estilos de vida, de los principios básicos de Sistemas, etc, etc, etc.

    Por no hablar de otros requisitos necesarios en grupos que aspiren a la continuidad y a la permanencia a lo largo de años.

    Como muy bien apunta Manuel Bautista al final del artículo, aquí no cabe el recurso a culpabilizar a nadie y menos a ese ente abstracto de «los de arriba». Es una responsabilidad natural de cualquiera que crea que debe asumirla.

    Y por la misma razón –como sugiere Loli y remacha sutilmente EB–, hay una gran exigencia de reflexión y decisiones de calidad en las etapas iniciales que es donde se van identificando actores y formando grupos para más adelante obtener resultados concretos.

    Es cierto que no se está inventando la rueda. Se trata de hacer una cuantas bien hechas y que lleguen lejos. No es poco.

    Saludos

    1. Alicia dice:

      Manu, que me quedo como que descolgada leyéndote porque me digo “pues yo de todo eso que es necesario tener no tengo nada”, que la única habilidad que me adorna en este mundo es una cierta “gracia” poniendo por escrito y sin pudor mis ignorancias que, pienso, son un poco la transcripción del qué escribirían infinidad de gentes que, tan ignorantes y tan conocedoras como yo de sus ignorancias aunque no se planteen el mostrarlas (y no porque no quieran, sino porque no saben cómo) sí tienen la voluntad, o la aspiración, de no pasar por la vida de largo.
      Y, no sé, creo que es (iba a escribir “sería”, pero pienso que en realidad “es”) importante que esas gentes se sientan (nos sintamos) partícipes, responsables e involucradas en lo que pueda ser el bosquejado de una manera diferente de estar en el mundo y de entender la vida.
      ¿Qué cómo se hace?
      Pues, hala, discurre, que para eso te ha tocado ser listo.
      Y no me lo interpretes, te ruego encarecidamente, como reproche. Tómalo más bien como impregnado del “un puntito” que dijiste el otro día que tengo y que, oye, me gustó como el más halagador de los piropos.

      1. Manu Oquendo dice:

        Hola, Alicia.

        Yo tampoco los tengo. Nadie los tiene. Todo lo más cada uno aporta su «pizca» y por eso esto es asunto para un grupo.
        Lo que si es cierto, creo, es que el grupo tiene que lidiar con esos temas y pensar en ellos.
        Por eso estos grupos en la Ilustración se llamaban «sociétés de pensée». Porque se trata de trabajar estudiando y pensando. Es el concepto moderno de «learning organizations». Organizaciones capaces de aprender y actuar.

        Es la única forma de hacer caminos no trillados como lo que hay por delante.

        Un abrazo y gracias.

        PD. Por la noche comentaré lo de las redes un poco más a fondo porque es una diferencia importante con los precedentes históricos.

      2. Remedios dice:

        Para lo que se está proponiendo, quizás lo más importante es entenderse a uno mismo en su pretensión y no liarse.

        Por ello, es posible, que haya que hacer esfuerzos para entenderse a uno mismo como imprescindible como punto de partida, pero nunca como punto de llegada.

        Con cariño. Saludos, Remedios.

  6. Rafa dice:

    Es paradójico que se haya estructurado un sistema representativo de la sociedad civil, como es el de los partidos políticos que mediante un programa de gobierno eleve las aspiraciones del ciudadano, y que en este momento resulte prácticamente inoperante.

    (curiosamente el concepto de civil, antes se oponia a militar o religioso, ahora tambien a político)

    Esto es indicativo de no son las estructuras grupales o individuales que parece que funcionan en el laboratorio, las que fallan. ( en un mundo globalizado, la participación directa presenta muchas dificultades ).

    Entonces que falla?, las personas?, las ideas ?.

    Parece que todos tenemos una concepción más o menos clara de por donde deberíamos caminar para la mejora social.

    Pero en mi opinión estas ideas, estan mediatizadas por un pensamiento chato.

    Es claro que las élites, históricamente han sustentado este rol decisorio de hacia donde caminar, pero en este momento, creemos o nos han hecho creer que cualquiera de nosotros estamos preparados para hacerlo.

    Con esta creencia, es muy dificil que haya una consciencia clara de que debemos prepararnos para la participación en la vida pública, pues creemos como digo, que ya lo estamos por ciencia infusa.

    Sin embargo a mi entender, nunca ha habido tanta movilización y participación como hasta ahora.

    Casos como el 15 M, multitud de ONG,s y manifestaciones como la huelga de los deberes, nos lo atestiguan.

    Pero es muy dificil que se generen ideas nuevas al respecto, si nos aplaudimos permanentemente.

    Solo el hecho de reconocer que nos hemos equivocado, ayudaría.

    Habeis oido a algún político implicado, sin que haya proceso de por medio, reconocer que se han construido trenes de alta velocidad sin sentido, o aeropuertos inservibles?.

    Pero esto, no es mas que un reflejo social, pues tampoco hay artistas que rescindan un contrato porque su espectáculo no de la calidad que ellos y el público esperaban, o pocos empresarios que no aprovechen la precariedad en el empleo, etc.

    Por tanto las nuevas ideas, solo se podrían producir a partir de un acto de autoconocimiento, una autocrítica, una educación como vosotros proponeis, tendría que ir dirigida, a los grupos en los que participamos, pero antes hacia nosotros mismos.

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