El coronavirus

Recordemos tres fechas cercanas, e históricas, que no se olvidarán fácilmente:
Diciembre de 2019. Entre los trabajadores de un mercado de mariscos en Wuhan, China, se reportan algunos casos de enfermos con un tipo de neumonía desconocida.
Marzo de 2020. La Organización Mundial de la Salud reconoce la “Pandemia del Covid-19”, ya había más de 4.000 muertos y casi 120.000 casos.
Noviembre de 2021. (Momento en el que estamos grabando este programa) Oficialmente hay 235 millones de casos y cerca de 5 millones de fallecidos  en todo el mundo.

¿Cómo se extendió el coronavirus? ¿Realmente salió de aquel mercado? ¿En una sopa de murciélago?

Después de estos 2 intensos años, en el que a diario vemos, leemos y escuchamos a expertos y no tan expertos en el tema debatir (y contradecirse) sobre el coronavirus, su origen, las vacunas, los antivacunas, los negacionistas, el pangolín y el murciélago, confinamientos, conspiraciones, etc… Hemos creído importante buscar una fuente fidedigna para informarnos sobre el asunto lo mejor posible.

Para ello, además de contar con Enrique Sánchez y Francisco Díaz-Andreu, tenemos 2 invitados muy especiales:

Miguel Peiró, Doctor en Física de partículas y cosmología, experto en comunicación y divulgación científica. Fue Investigador postdoctoral en el CSIC y la UAM. Actualmente es director de La Academia Arte y Ciencia en Madrid donde, además, da clase de Física y Matemáticas

Alejandro Sanz, Doctor en Biología Molecular y Biomedicina, experto en inmunología. Trabajó en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares. Actualmente compagina su trabajo en el laboratorio de coronavirus del CSIC, en el equipo del Dr. Luis Enjuanes desarrollando una vacuna contra la Covid-19, con su labores docentes en La Academia Arte y Ciencia donde da clase de Biología.

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7 comentarios

7 Respuestas a “El coronavirus”

  1. O'farrill dice:

    En septiembre de este año, se produce la «Declaración de Roma» (Cumbre Global de Covid/Alianza internacional de médicos y científicos médicos) denunciando el «tratamiento» que se ha dado por parte de los supuestos «expertos» y políticos a la situación de pandemia que podrían constituir crímenes de lesa humanidad.
    Ese «tratamiento» no se ha producido desde protocolos médicos adecuados, sino desde la existencia de esos supuestos «expertos» que, desde luego, no empezaron por requerir una investigación de seguridad mundial sobre la verdadera procedencia del virus, su potencialidad contagiosa y los motivos -si los hubo- para potenciarlo. Tampoco se investigaron los «ensayos» que -al parecer- se realizaron con anterioridad, ni la relación con el SARS CoV 1 que apareció en años anteriores con una incidencia mucho menor ¿habría que potenciarlo por eso?¿con qué motivos? Tampoco se investigó «la mano que mecía la cuna del virus, ni quienes estaban tras patentes de supuestas vacunas antes del SARS CoV2.
    Es curioso que lo que conocemos como instituciones de seguridad nacional no fueron movilizadas para determinar el origen del virus y se culpara a unas especies zoológicas con las que llevamos conviviendo desde el principio de los tiempos. Sólo sabemos que Biden dió un plazo a sus servicios de seguridad sin que se haya averiguado nada. Que EE.UU. junto con Canadá, UK, Australia y Nueva Zelanda («Five Eyes») habían intentado investigar a China sin ningún resultado (lo mismo que el «paripé» de la comisión de la OMS en China).
    También sabemos cómo se ocultaron opiniones científicas identificadas como las del premio Nobel de Medicina Jean Luc Montaigner, entre otros muchos como los «médicos por la verdad» en España (en línea con la Declaración de Roma)o ensayos como la «Teoría de la interferencia inmunológica entre los polisorbatos parenterales y el SARS CoV.2 Papel de las C-lectinas». que se preguntaba por la diferencia en las reacciones adversas del virus entre los afectados y afimaba «los individuos que enferman por COVID 19 y han recibido previamente polisorbato por vía parenteral, fallecen más por el virus que aquéllos que no lo han recibido» («el polisorbato va incluido como excipiente en la vacuna antigripal adyuvada, al interferir éste con la inmunidad humana innata frente al virus»).
    Pero vamos con datos. Según el INE entre el año 2000/2020 se registró un total de defunciones en España de 7.823.558. Anualmente la tasa media entre 2006/2018 ha ido creciendo entre 366.999 (2006/2008) hasta 430.001 (2016/2018). Las causas de defunciones atribuidas al «sistema respiratorio» son: 51.848 (2015), 46.812 (2016), 51.615 (2017) o 53.687 (2018). Entre 2008/2014 la horquilla por esta misma causa va desde 40.266 (2010) hasta 47.336 (2012). Pues bien, el número de fallecidos por «Covid» desde pps. 2020 hasta finales de abril de este año (16 meses) es de 77.591 habiendo desaparecido la gripe, la neumonía, las pulmonías y en general las muertes asimiladas al «aparato respiratorio». En ese período que parece responder a las mismas cifras de años anteriores el INE incorpora desde enero/mayo de 2020 las cifras siguientes: «Covid-19 virus identificado 32.652; Covid-19 sospechoso 13.032». En datos de 2020 Alemania registra 62.059 por causa respiratoria de un total de 1.564.849 defunciones según el Statitisches Bundesamt.
    El mayor número de defunciones por Covid-19 hasta 6 de agosto de 202, en relación con población y extensión, lo registra EE.UU con 631.879, seguido de Brasil (560.801) e India (426.785)mientras el número menor lo registran los Emiratos Arabes con 1.967. En estas tablas es curioso comprobar como países de similar población a España (81.931),como Argelia (4.441), Ucrania (53.065), Argentina (107.023), Kenia (4.057, Uganda (2.752), Sudán (2.776), tienen muy diferentes porcentajes de defunciones y países con una población muy superior: China (4.636), Etiopía (4.406) o Nigeria (2.178), tienen una incidencia menor de casos (statista.com). Que sepamos las condiciones de contagio en muchos de ellos serían mayores. No hay mascarillas (respiran aire puro y oxigenan su organismo)que traerán otras consecuencias en la salud -incluso mental- de las personas.
    Para terminar, hay que hablar de unas «vacunas» que no son tales (pues para su preparación debe conocerse antes al virus), que no se han aplicado bajo control médico de cada persona y sus circunstancias sanitarias o de inmunología, cuyos productores no se han responsabilizado de sus consecuencias (las coronarias ya parece que están ahí), que según otros científicos iban a producir nuevas mutaciones (ya se están produciendo) obligando a un sistema de «vacunas» permanente y además pretende obligarse a ellas, nos encontramos con un disparate surgido de un pánico social colectivo aprovechado por instituciones, gobiernos y farmacológicas para mantener a la población mundial bajo un sistemas totalitarios, donde los estados no han cumplido con su verdadera obligación: identificar a los causantes y beneficiarios, someterlos a investigación judicial en los tribunales correspondientes y no utilizar a los ciudadanos para experimentos sociales o acientíficos.
    Un cordial saludo y ojalá sepamos salir de las tinieblas y llegar a la razón.

  2. Loli dice:

    Creo que, en algún otro comentario en este blog, puse de manifiesto que jamás pensé vivir unas situaciones como las propiciadas por la pandemia: en su desconocido principio, en el embate más duro y ahora, donde se supone son los momentos posteriores.

    Lo reitero, y no me circunscribo a lo inédito del momento y/o a la gravedad de esta crisis, algo, que, por otro lado, estaba contemplado en multitud de estudios, previsiones, protocolos, simulaciones…. etc., que tanto organismos y entidades locales, nacionales, supranacionales y globales, habían llevado a cabo en nuestro adelantado mundo, regado y subvencionado, financiado a lo largo del tiempo para cumplir con esos supuestos.

    Multitud de comisiones, observatorios, trabajos llevados a cabo dejan constancia de que todos los escenarios posibles se supone han podido ser contemplados desde el mundo desarrollado como para actuar de manera tan caótica y negligente ante una crisis que, no por relativamente inesperada, al menos, aquí en Europa, no estuvo los suficientemente anunciada con al menos dos o tres meses de antelación.

    Sin embargo, todo ha resultado ser inútil, y el peor de los escenarios, y los números más terroríficos que se podían haber dado…. se han cumplido, como si de la Ley de Murphy se tratara.

    ¿Ineficacia, negligencia, engaño sobre la fortaleza de nuestros sistemas de salud, las cosas no funcionaban en nuestra sociedad como creíamos?, seguramente de todo un poco, pero, seguramente también, la razón mayor se centre en que se manejó el problema desde un aspecto casi totalmente político, en algunos países como el nuestro creo que también desplazando, de forma peligrosa, los criterios sanitarios y de protección a la población por los ideológicos, primero, y los de maquillaje y marketing después….

    En este contexto, y desde mi humilde experiencia, vivo con estupefacción, y creo que no soy la única de mi “especie” profesional que lo hace, cómo todo aquello que me enseñaron durante mi formación, todo lo que aprendí, todo lo que me seguían enseñando en mi práctica profesional diaria mis superiores…. de la noche a la mañana…ha saltado por los aires.

    La actitud de ejercer esa profesión sanitaria desde el más escrupuloso cuidado a la hora de atender, de aplicar terapias…que no es más aplicar los cuidados indicados, prescritos por aquellos que se supone están mejor preparados para ello, poseen, en razón a sus estudios y trayectoria, los conocimientos y cualidades para ello…, de pronto, ha desaparecido.

    La administración de terapias o medicamentos no puede responder a parámetros arbitrarios o indiscriminados, no puede adolecer de esa falta de minuciosidad.

    A eso se le solía llamar “mala praxis”, y sus consecuencias negativas estaban contempladas y castigadas.

    Esa administración de productos farmaceúticos, no puede responder a parámetros arbitrarios indiscriminados, masificados, donde cualquiera pueda, a través de mensajes o publicidad, por miedo o por ansiedad, convencerse de la necesidad imperiosa de acceder a ella.

    No son, no pueden convertirse en un productos de consumo.

    El mundo de la salud no debiera guiarse por esos parámetros.

    Al menos, los que pueden tener autoridad, por su conocimiento sobre ello, deberían alzar la voz, y no permitir que criterios políticos puros y duros, con lo que ello supone, dada el actual desierto de preparación, cultura e incluso escrúpulos sobre el que se mueve actualmente la clase política en general, y no solo en nuestro país, sean los que marquen el compás en algo tan trascendente como es el de la salud de la población, no se puede ir a ciegas a no ser que una catástrofe a ese nivel estuviera produciéndose….y todo indica que ese no es, al menos ahora, el caso.

    Pero mientras, sin el apoyo, o el cobijo o la cobertura de los que podrían poner un poco más de conocimiento y sensatez en la administración actual de terapias tan novedosas como las vacunas actuales contra un microorganismo nuevo, o al menos, muy desconocido, la población se encuentra “inerme” ante, primero una falta de formación que, en principio y en general, no tiene por qué tener, y segundo, una presión insoportable social y mediática que simplemente hace prácticamente imposible un mínimo de espacio para poder pensar con sosiego, sin temores, para poder acceder a algún tipo de reflexión.

    La libertad individual sobre las decisiones que afectan a algo tan íntimo como es la propia, integridad física… , simplemente desaparece.

    Y lo hace porque la sociedad, la población que sostiene y mantiene nuestro sistema piramidal social de Estado de Bienestar, en mi modesta opinión, no puede permitirse esa “pausa reflexiva”.

    No puede permitirse perder trabajos, no desplazarse no dejar a sus hijos en el colegio ni llevárselos a casa donde no pueden atenderlos porque todos los integrantes adultos de la misma deben trabajar para para pagar el techo que les acoge…etc…

    Es que parece que nuestra avanzada sociedad se va encaminando, cada vez más, hacia situaciones donde las diferencias sociales son cada vez mayores, y una gran parte de la población se ve abocada a moverse en bolas de precariedad y pobreza cada vez mayores.

    En ese contexto no podemos entrar en debates altamente polarizados rozando la ideología…es como si se estuviera ahondando más aún en el perverso mecanismo de la sinrazón y la incultura que favorece situaciones indeseables.

    La gente más joven y la adulta que sostienen nuestros Estados están cercadas por necesidades imperiosas para poder subsistir en este modelo de sociedades.

    No hay lugar para pararse a reflexionar, aunque parezca mentira, sobre cosas tan importantes como el que se te administre de manera indiscriminada o sin cuidado alguno un tipo nuevo de terapia, si su rechazo puede suponer, en corto, medio o incluso largo plazo, tu ruina y la de tu familia.

    Y aquellos que, quizás, porque ese mismo Estado haya facilitado una situación más estable, donde la angustia de la supervivencia se encuentre mucho más atenuada, simplemente parece que la indolencia, la falta de capacidad crítica… o desaparece, o se convierte en una suerte de confrontación permanente creando todo tipo de dualidades…. Simplificando al máximo su capacidad reflexiva.

    Se nota no porque no existan posicionamientos, sino por que estos posicionamientos no parecen buscar un análisis sosegado de qué ocurre, por qué ocurre, y qué es lo que realmente se puede hacer desde una verdadera empatía social y hacia las personas.

    Etiquetarnos a nosotros mismos es una tentación a la no nos sustraemos con facilidad.

    Pero seguramente es importante sorprendernos a nosotros mismos cuando lo hacemos, porque la polarización es una de las herramientas que cualquier modelo social ya cerca de su caducidad, buscaría por propia inercia, para mantenerse….indefinidamente.

    1. O'farrill dice:

      Muy de acuerdo con el comentario de Loli que parece del «pan antiguo» al igual que el que suscribe. Un plan de formación basado en valores y principios que se han pervertido por codicia, indignidad profesional o servicio a ideologías funestas como el nazismo.
      Quiero recordar que a partir del conocimiento de los experimentos médicos realizados durante el régimen nacional-socialista (nazi) donde se eliminaban los considerados «inútiles» por el Estado, dió lugar al llamado «Código de Nüremberg» promovido por el Dr. Leo Alexander, que fue aprobado por el Consejo para los Crímenes de Guerra en cuanto a la experimentación médica en seres humanos y que ahora cobra vigencia cuando la propia presidenta de la Comisión Europea apunta hacia la obligatoriedad de la vacuna en toda Europa (algo que no es de su competencia sino de los países miembros y que, en todo caso,vulneraría no sólo el citado Código, sino las distintas declaraciones como la de la UNESCO sobre Bioética y Derechos humanos)que ha tenido una inmediata respuesta entre los ciudadanos soberanos (que no son precisamente el partido Ciudadanos)de diversos países. Digo «soberanos» para distinguirlos de los alienados por la propaganda mediática a la que siguen ciegamente.
      Un cordial saludo.

      1. Loli dice:

        Hola O`farrill, buenos días.

        Posiblemente seamos de un “plan formativo antiguo”.

        Lo único es que, hasta donde yo sé, tanto los Códigos Deontológicos de los profesionales sanitarios, la Enfermería también tiene el suyo, como la legislación sanitaria que rige las actividades en ese campo, siguen vigentes.

        Lo cual significa que no han variado los parámetros, también hasta donde yo conozco, con los que evaluar las actuaciones y aplicaciones terapéuticas, su pertinencia, la valoración entre riesgos y beneficios, la personalización en su aplicación, mirando al paciente y no a la enfermedad, el cuidado y la escrupulosidad al aplicarlas,…. y la información a la persona a la que se la va a aplicar, así como su consentimiento después de ello.

        Todo ello, estimado O`farrill, creo que sigue vigente….

        1. O'farrill dice:

          Cuando hago mención generalizada al «plan antiguo» no es con carácter peyorativo sino al revés, algo que la supuesta «modernidad» se ha llevado por delante para sustituirlo por la ignorancia, la manipulación y la desinformación.
          Por otra parte me alegra saber que siguen vigentes los códigos deontológicos profesionales, pero a la vista de lo que viene ocurriendo, parecía que se habían ido por el desagüe hace ya mucho tiempo.
          Un saludo.

  3. Luis Fernández dice:

    Me gustaría que alguien de los que saben, me dijera porque hay tantos muertos por “repentinitis” después de “vacunarse” y por que mueren a mansalva personas con cáncer, e incluso personas con enfermedades tumorales sin diagnosticar después de enchufarle este medicamento experimental.
    Por cierto, el Dr. Enjuanes alentó al gobierno a cobrar el tratamiento de las personas con covid que acudieran a un hospital si “vacunarse”. Vaya pajarraco.

    Habéis tardado más de un año en intentar dilucidar de donde procede el puñetero virus, cuando se sabe, que este, está manipulado en laboratorio y no procede de ningún pangolin ni murciélago. Alguien ya lo hizo saber. Me extraña que sigáis incidiendo en el tema y apoyando a la matraca globalista.

    Y dejad de criticar a los antivacunas, porque vosotros como yo tenemos amigos muy cercanos que no han vacunado a sus hijos de nada y no os habéis atrevido a decir ni pio.

    Disfrutad de la Semana Santa

    1. O'farrill dice:

      Quizás el problema sea que los que saben, están mudos o prefieran estarlo. Ese»miedo» que se analizó magníficamente en este mismo blog por uno de sus colaboradores ha dado lugar a una sociedad en pánico que prefiere no saber, no ver, no oir, no pensar….
      El miedo como tal parece -al menos- poderse identificar y controlar. El pánico es irracional ya que la emoción ha superado a la razón.
      De esta forma, se ha vuelto a enfrentar de nuevo la sociedad. Los mayoritariamente asustados e irracionales, contra los minoritarios que buscan la razón y la verdad.
      Incluso dentro de ámbitos cercanos como familia y amigos se ha notado el efecto del «hacha» que divide (León Felipe) para vencer.
      El caso es tener siempre a la gente enfrentada con cualquier motivo (ahora es Ucrania) y suficientemente alimentada de doctrinas (antes información)por muy estrafalarias y acientíficas que sean.
      Un saludo.

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