La singularidad tecnológica

Se denomina singularidad tecnológica al momento hipotético en el que la inteligencia artificial superará a la de los humanos. Momento que tendrá lugar cuando las máquinas por decisión propia empiecen a fabricar otras máquinas todavía más inteligentes y avanzadas que ellas mismas, hasta que, finalmente, lleguen a convertirse en el ente que domine el planeta. Los más entusiastas de esta teoría hablan incluso de una “explosión de inteligencia” gracias al crecimiento exponencial de la informática y predicen que ocurrirá antes de que finalice el siglo.

La idea de que una máquina adquiera consciencia de sí misma no es nueva. Lleva manejándose en la literatura desde hace más de un siglo; pero también en la ciencia y la tecnología. Tanto es así que hay científicos y técnicos que consideran que eso que llamamos inteligencia, consciencia o voluntad puede llegar no solo a emularse sino a generarse con la tecnología adecuada.

Esta creencia en el poder de la tecnología no solo se limita a la inteligencia sino a la vida misma. Hay una confianza ciega en el dominio futuro de la biología y la genética, en la futura modificación de los organismos según nuestros intereses o nuestras necesidades. Hay promesas incluso de alcanzar la vida eterna, almacenado y traspasando la consciencia de unos cuerpos a otros, como si se tratara del contenido de un disco duro.  

Tres siglos después de Descartes, la ciencia sigue alimentándose del mecanicismo. La vida es una manifestación de la materia organizada y surge y se mantiene cuando esta organización existe; es decir, cuando los átomos y moléculas se asocian de cierta manera en el entorno adecuado. La inteligencia, por tanto, es un producto del cerebro; el resultado de un algoritmo ejecutándose en un soporte biológico. Con un soporte más sofisticado o un algoritmo más perfecto necesariamente tendría que crecer.

Admitir o no la posibilidad de que la singularidad tecnológica se produzca no deja de ser una cuestión de creencias, por mucho que se argumente a su favor o en contra. Para empezar porque no sabemos qué es pensar y si se puede hacer de otra manera de como lo hacen nuestras mentes.

Aparentemente en algunos ámbitos los ordenadores pueden superar los logros intelectuales de los humanos; de momento en aquellos que están basados casi exclusivamente en el cálculo, y esto incluye el ajedrez cuando la máquina se enfrenta a la mayoría de los jugadores, salvo algunos como Kaspárov que todavía pueden ganarle alguna partida, enfrentando la intuición y la compresión instantánea contra el cálculo por fuerza bruta.

Aunque no debe confundirse la inteligencia con la potencia de cálculo. En todo caso la capacidad de cálculo es uno de los rasgos de la inteligencia, pero no el único y, posiblemente, no el más importante. Hasta el momento las máquinas solo se rigen por la lógica, carecen de voluntad y solo actúan de forma imprevista cuando hay un error en su programación o un fallo en sus componentes. Ahora bien, cuanto más complicadas son tanto mayor es la probabilidad de que tengan comportamientos inesperados. Las máquinas no siempre nos obedecen; se podría decir que actúan de forma independiente.

Al margen del optimismo tecnológico, no parece que tengamos que preocuparnos porque vaya a surgir una inteligencia superior que nos domine, que tenga sus propios objetivos y para la que incluso no seamos necesarios o supongamos un peligro. Pero ya es bastante preocupante que consideremos que esto pudiera ser posible. De hecho, en cierta forma, las máquinas ya nos dominan.

Aunque no sea propiamente inteligencia existe un cierto riesgo de que los algoritmos arrebaten el gobierno y el control de las sociedades humanas. De hecho, de alguna forma ya está sucediendo. Puede llegar un momento en que las máquinas escapen al control de los que las manejan. No hay un interruptor general que las apague todas y, si se hiciera las consecuencias serían catastróficas. En este momento la civilización y la especie humana estarían sometidas por la falta de inteligencia.

6 comentarios

6 Respuestas a “La singularidad tecnológica”

  1. Alicia dice:

    A ver.
    Termino de leer el artículo y así a un primer pronto se me erizan los pelos del cogote, pero, y a ver también si sé explicarme.
    Siempre he creido que la inteligencia humana no puede crear nada que sea más inteligente que ella. Sin embargo, y echando mano de algo que he aprendido (aunque bien pudiera ser que muy malamente), existe, me parece, algo que se llama caracteres emergentes (o algo así donde la suma de las partes daría lugar – entiende mi cabecita – no a la suma propiamente matemática sino a algo diferente, que supondría (a mis cortos alcances) que muchas inteligencias juntas de muchas personas inteligentes juntas podría dar el resultado de que, pues, eso, que la máquina creada fuese más inteligente de lo pensable de cada inteligencia por separado.
    Pero, digo yo. Si todo el pensar, o todo el sentir, o toda la consciencias humanas se «vuelcan» al digamos disco duro de la máquina, ¿qué pasaría con la responsabilidad de los humanos con respecto a nuestros propios actos?
    No sé ni siquiera imaginar si eso podría llegar a ser posible o no. Pero, en el supuesto de que lo fuese, ¿qué sentido tendrían la vida humana? ¿Para qué serviría el vivir si nuestras responsabilidades ya no estuvieran siendo nuestras? ¿Para qué llorar o reir si nuestra máquina ya tuviese un programa que se ocupase de hacerlo.
    En fín, Enrique, que estoy muy confusa. Que, mira tú, en este caso me vendría muy bien la máquina. Y que estuviera confusa ella, y yo, pues tan fresca.
    Explícamelo. Anda.

    1. Enrique Sánchez Ludeña dice:

      Hola Alicia
      La clave está en que la inteligencia no es exclusivamente producto del cerebro sino de la totalidad de la persona. Y con totalidad quiero decir sus partes visibles (corazón, tripas, sangre…) y aquellas tan sutiles e inmateriales como los deseos y los sentimientos. Las inteligencias pueden cooperar e intentar comunicarse pero no sumarse. La humanidad ya tiene propiedades emergentes, comparte muchas cosas: el inconsciente colectivo, la genética transmitida a lo largo de incontables generaciones y, posiblemente, eso que se ha llamado de diferentes formas en diferentes tiempos y culturas: la comunión de los santos, el prana…

      1. Alicia dice:

        O sea, cabezona yo, que eso no se podrá jamás delegar en una máquina. Que sería un desastre y el fin de toda esperanza.

  2. O'farrill dice:

    Acabo de hacer una simple consulta informática en un entorno de supuestos especialistas: cada uno me ha dado una respuesta distinta (como pasa en Hacienda) y he quedado aún más confuso. Sólo se trataba de identificar una conexión externa para videoconferencias. Estoy como antes….
    Y, digo yo ¿no estaremos exagerando la importancia de los artefactos tecnológicos? o, dicho de otra forma ¿no nos están vendiendo artefactos en la confianza del deslumbramiento de los ignorantes, para mantener simplemente beneficios constantes y cada vez mayores?
    Sé que la influencia de la ciencia-ficción en mentes poco formadas pero con poder económico o político, es ya una realidad y que, por desgracia, ya nadie se preocupa en el conocimiento derivado -como dice Enrique- de millones de años de evolución humana, ya que esa gente considera que el mundo empezó ayer y que funciona con una «app». Luego viene cualquier cosa natural como la erupción volcánica, el tsunami, la tormenta «humanizada» con nombres estrambóticos y se nos caen los pantalones del susto. Basta una tormenta fuerte para que esos supuestos nuevos dioses, se arruguen mientras que el campesino analfabeto espera a que «escampe»·.
    Estamos ante enanos humanoides con una gran habilidad gracias a su dinero para crear teorías aberrantes y difundirlas por los medios que controlan (es su forma de jugar un papel en sus escasas vidas reales). Tienen dinero y poder, mucho poder….. pero les falta lo más importante:corazón.
    Un saludo.

  3. Ligur dice:

    Hola Enrique;
    Y que me dices del Sars cov 2, (o cualquier virus existente) ¿no pertenecen a esa Comunión de los Santos, también llamados Campos Mórficos?, claro que si. Están en este espacio-tiempo.
    Un virus es como una tarjeta de crédito, con un simple imán, se le podría enviar al infierno.
    Saludos

  4. Manu Oquendo dice:

    Una singularidad es una circunstancia o una situación en la cual no son ciertas las leyes que tenemos como generales y necesitamos desentrañar su funcionamiento concreto.
    Un ejemplo sucedió cualdo fuimos viendo que la Física de Newton –perfectamente determinista en sus relaciones causa-efecto– no bastaba para explicar fenómenos probabilísticos como los que se derivan de la naturaleza ondulatoria del cosmos por la cual lo que percibimos como materia o partículas son en realidad campos de fuerzas sin masa, es decir, sin el principal atributo de lo que entendemos como materia.

    Thomas Kuhn, autor en 1962 de «La estructura de las revoluciones científicas» una de las contadas grandes obras de los últimos siglos, entiende que la aparición de singularidades es un buen indicador de que un paradigma científico comienza a anunciarnos sus limitaciones y la necesidad de trabajar para superarlas con un paradigma de calidad científica superior.

    En este sentido tengo la sensación de que estamos sobrevalorando la IA y en cierto modo mitificándola. La IA que en sus orígenes se conocía como «Sistemas Expertos», son aplicaciones informáticas destinadas a sustituir gran parte del papel más rutinario de un ser humano en determinados procesos, automatizándolo. Desde una prensa hidráulica hasta un diagnósico médico o un consejo legal.
    En España las primeras aplicaciones operativas comerciales las desarrolló «Sperry» –la de Univac– que establecó en Madrid el primer centro europeo de IA. La primera fue en el campo de las reservas de vuelos para mejorar los ingresos de cada vuelo –fueron conocidos como sistemas de Revenue Enhancement–. La segunda fue en el campo de las concesiones de crédito bancario –conocidas como aplicaciones de Credit Scoring– y en ambas, para crear las Matrices de Reglas y Decisiones, era imprescindible la participación de expertos de altísimo nivel. Esas Matrices de Reglas y Decisiones se conocen como «Motores de Inferencia».

    Casi todos los procesos de Automatización, incluso los mecánicos más simples– son formas de automatizar decisiones trasladando dicho proceso de un ser humano «experto» a una máquina. La historia de la humanidad y su progreso material siempre ha sido de una u otra forma un proceso de automatización que ha liberado tiempo para otras cosas.

    El problema se acentúa hoy día porque el tiempo liberado no encuentra oportunidad productiva a la que pueda acceder y, de momento, nadie se ha atrevido a obligar a Tributar a las «inteligencias artificiales». Estamos, como dice el refrán inglés, «Between a Rock and a Hard Place».

    Esto de la Nula Libertad que va quedando es en lo que habría que trabajar prioritariamente porque el Grado de Oligopolización y Monopolización así como el Dirigismo Soviético que ya impera en las Economías Occidentales –con unos pocos grandes Fondos de Inversión que son los principales Accionistas de las Grandes Corporaciones Globales– la libertad de empresa y la posibilidad de desarrollarla ha desparecido y se la han apropiado ellos que, en realidad son los Grandes Decisores que imparten órdenes, consejos y «me parece bien» a todos los gobiernos.

    Esta fue la principal advertencia de Adam Smith en la «Riqueza de las Naciones». Y sin embargo nadie lo ha estudiado de este modo en su carrera de Económicas porque estaba escondido por la «ciencia oficial» y su obediente Corrección Política. Un indicador ominoso del grado de sometimiento de la «Ciencia Oficial» al Poder Real.

    El problema por tanto no es la IA sino las limitaciones a La LIbertad que los Estados «Neo-Sovéticos» Occidentales han destrozado. En unos casos deliberadamente y en otros porque sus gobernantes sí saben quién da las órdenes.

    Cierro con un comentario de un blog este fin de semana que también figura en Whatsapp.

    Cita
    ¿Quién Manda?
    Esto me llega de un buen amigo antiguo miembro del PCE hoy observador agudo de los aconteceres. No entra en detalles pero marca el camino de cualquier cambio.

    En la cúpula de la Jerarquía de Poder se ubica un grupo de Think Tanks de Élite. Algo carísimo e inasequible desde fuera del Poder. Cantidades ingentes de Dinero, Talento y Datos de Calidad. Lo de siempre, Medios, Actitudes y Aptitudes.

    Este conjunto establece el Paradigma Cultural del que emergen el Proceso Educativo y de Gestión de la Ciencia. El siguiente nivel es el de Comunicación y, a seguir, los Grupos del Megacapital (Round Tables, etc), Macro Fondos de Inversión —> Grandes Empresas –> Formaciones Políticas —> Parlamentos y Gobiernos —>Sistema Institucional. Luego, debajo de los últimos de la fila (Parlamentos y Gobiernos) venimos—> Nosotros que nos solemos enterar de las cosas entre 10 y 15 años más tarde.

    Fin de cita.

    Saludos y gracias por el artículo.

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