Se llama “juego del ultimátum“ y es un experimento muy sencillo: te dan cien euros y te dicen que los tienes que compartir con otra persona. Tú le haces al otro una oferta. Si la otra persona la acepta os repartís el dinero, si la rechaza os quedáis los dos sin nada.

¿Tú que oferta harías?

Si fuésemos de verdad seres racionales, que es lo que todas las teorías económicas presuponen, ilusos ellos, haríamos la oferta más baja, digamos un euro, tratando de maximizar nuestro beneficio y bajo la presunción de que el otro no es tonto y la va a aceptar. No olvidemos que si la rechaza se queda sin nada. Pero la realidad es que si ofrecemos un euro y el otro sabe que nos quedamos 99, solo por fastidiarnos y por un sentimiento de “justicia” va a rechazar la oferta. De forma consciente o no los seres humanos preferimos sacrificar nuestro beneficio (no teníamos nada, perdemos lo que os ofrecen, nos quedamos sin nada) antes que permitir que los otros nos tomen el pelo. Por eso los sujetos sometidos a este experimento hacen habitualmente ofertas elevadas: no nos fiamos (con razón) de la racionalidad del otro y le ofrecemos algo que creemos que no le va a ofender. Si el otro se queda con un poquito más no nos importa, pero no soportamos que se rían de nosotros.

Esta forma de actuar, esta falta de racionalidad en aras de la “justicia”, explica algunas de las situaciones en las que se mueve la realidad económica, y explica porque el Gobierno no va a tener el valor de hacer algo totalmente “racional” pero absolutamente injusto: no se va a atrever con una amnistía fiscal.

Muchas veces olvidamos la ecuación fundamental de cualquier actividad económica: resultado (en este caso déficit público) = ingresos-gastos, y parece que los que ahora, a la vejez viruelas, están imponiéndonos que nos convirtamos en un modelo de austeridad también la olvidan.

Si no, no se explica que en una economía que se enfría por momentos los presupuestos que se acercan estén encaminados a mejorar el balance de la ecuación a base de estrangular el gasto, sabiendo que a corto/medio plazo eso supone ralentizar aún más la actividad económica, lo que disminuye los ingresos (menos impuestos), lo que se carga la ecuación en el futuro…

Está claro que sobra gasto superfluo y que el gasto público, al financiarse con lo que detrae del sector privado, no es tan eficiente como este para generar actividad económica, pero en un momento en que la actividad privada se congela, a lo mejor la actividad del Estado es la única manera de activar la economía.

De cualquier modo, el verdadero desafío de este gobierno no es recortar el gasto. Eso está chupado. Un niño de seis años con la ayuda de otro niño de seis años te rebaja el déficit del Estado al 3% en dos patadas. Lo difícil es hacerlo sin dejar caer la economía en un pozo aun más oscuro del que se encuentra ahora. Lo que hay que hacer es aumentar los ingresos, pero no subiendo los impuestos sin ton ni son, para que “hagan los esfuerzos” los de siempre.

En este país lo que de verdad hace falta es una reforma fiscal que impida que la señora que limpia el despacho de un Consejero Delegado típico de una empresa española (pública o no) pague más porcentualmente a Hacienda que ese señor, y que las grandes fortunas de este país tributen, gracias a sus vehículos de inversión, al 1%, un tipo que da risa, o lástima, mientras un currito típico se deja casi la mitad de su sueldo en impuestos.

Es imprecindible remodelar el sistema fiscal de arriba abajo, para evitar el fraude y favorecer la actividad económica. Necesitamos crear un sistema fiscal justo y coherente, pero mientras tanto, nos hace falta dinero, y como el que empeña las joyas de la abuela para pagar la operación del abuelo, a lo mejor tenemos que hacer cosas que no nos apetece hacer.
Eso sí, puestos a hacer algo tan injusto como una amnistía fiscal, hagámosla bien.

Una amnistía fiscal supone “perdonar” el “delito”, haciendo visible el dinero defraudado o escondido. El defraudador llega a un acuerdo con Hacienda, paga lo que debe (o una parte de lo que debería) y su dinero pasa a ser “legal”. Se basa en que todo el que evade dinero preferiría poder gastarlo libremente en casa, pero para conseguir la “vuelta” de ese dinero es necesario que el defraudador piense que es su única ocasión de volver a la legalidad, de poder hacer visible su dinero.

Es necesario que la amenaza sea creíble, y para hacerla creíble hay que empezar a tomarse en serio la lucha contra el fraude. Hay que dejar bien claro que vamos a ir a por ellos, sin piedad pedida ni clemencia concedida, y que esta es, de verdad, su última oportunidad de abandonar la Autopista del Mal y volver a la Senda del Bien. Tiene que llegarles claro el mensaje: “puede que intentes escapar, pero voy a ir a por ti, y si te pillo te voy a destrozar”.

Lo malo es que este es un mensaje que, hoy por hoy, no se cree nadie, entre otras cosas porque es difícil seguir el rastro de un dinero que se pierde en los paraísos fiscales.

Nuestros líderes, locales y mundiales, que no tienen problema para derrocar a tipos tan duros como Gadafi o buscarle la ruina a Sadam cuando han dejado de serles útiles, se achantan ante cuatro banqueros de las Islas Caimán o Suiza, y no tienen el valor de afrontar de forma seria el problema que suponen los paraísos fiscales. Es gracioso: occidente va a la guerra para acabar con “la cuna del terrorismo” en Afganistán y sin embargo no es capaz de ponerse de acuerdo para crear una normativa, ¡sin misiles ni nada!, que dificulte la vida en las “cunas de los sponsors del terrorismo, del narcotráfico de la trata de blancas, de…”. Hasta que los gobiernos, entre ellos el nuestro, no hagan uso de su poder y afronten el problema que suponen estos paraísos fiscales vamos a tener difícil conseguir que las grandes fortunas prefieran pagar a Hacienda que guardar su dinero en Suiza.
No va a ser fácil que se crean nuestra amenaza, pero si aún así conseguimos impulsar una serie de medidas creíbles de lucha contra el fraude, y paralelamente, la amnistía fiscal se hace bien, la vuelta del dinero escondido en paraísos fiscales podría, además de generar ingresos inmediatos para el Estado, revitalizar sectores castigados y crear empleo, que es lo que de verdad necesita este país.

Sé que rechinan los dientes solo de pensarlo: ¿Todos esos tipos que han estafado a Hacienda, que somos todos, durante años, ahora van a “escaparse” impunemente? ¿Por cuatro duros? ¿De verdad vamos a dejar que los que han evadido impuestos o escondido dinero ganado quién sabe de qué oscura manera ahora se libren de su merecido castigo?

Me duele más que a ti, pero lo prefiero a que ese tío se escape igual y, mientras se toma su mojito en las Caimán, a mí me suban el IVA. Además, ¿aceptamos los cientos de miles de millones de euros de dinero público para rescatar bancos, y nos resulta tan duro aceptar esto?

No nos confundamos: o cambian mucho las cosas en el sentido que comentaba anteriormente o se van a escapar igual. Aunque duela, no les van a pillar. Y si les pillan, tienen los mejores abogados que el dinero Suizo, de Liechtenstein o de Gibraltar puede pagar: van a salir del juzgado saludando a las cámaras desde su Aston Martin.

Es como en el Juego del Ultimátum del que hablaba al principio. Nos ofrecen un euro.

Estrechando el cerco podemos conseguir veinte.

Aceptémoslo.

Es lo racional.

Aunque maldita sea la gracia que nos hace.

5 comentarios

5 Respuestas a “AMNISTÍA FISCAL”

  1. Agüelillo dice:

    Se me viene a la cabeza un chiste un poco grosero, pero es lo que el artículo me sugiere, y en unos tiempos de inmoralidad tan descarada no creo que por saltarse las buenas formas — los fondos están podridos del todo, así que de eso ya mejor ni hablamos — se atente contra nada.
    Así que, os cuento el chiste:
    Un viejo va a casarse con una jovencita muy atractiva y un amigo le dice “te va a poner los cuernos”; “pues que me los ponga —contesta el viejo — prefiero un bombón a repartir que una mierda pa mí solo”.
    Aceptemos, sí, la amnistía fiscal, si es que va a sacarnos un poquito del atolladero.
    Pero, señor Pérez Ponce, hace usted una afirmación — el único “pero” que se le puede poner a su escrito —que no es cierta; es donde escribe “todos esos tipos que han estafado a Hacienda, que somos todos”.
    No somos todos; pero justo es reconocer que no tiene mérito porque no estafamos sencillamente porque no tenemos de dónde estafar.
    Y los listos, por favor, comentad, decid, haced el favor de dar un poco de vidilla al blog, que tajo hay. Hala, venga.

  2. aviso de antemano: de economía jamás entendí nada, pero, visto lo visto, y escuchado lo que por ahí pulula, y tenga que ver o no con lo que se relata, mi opinión pero que simple y sencilla sobre el mundo económico es esta: contención del déficit-recortes presupuestarios- devolver, por así decirlo dinero prestado a los Estados, bién- se entiende el asunto, peroooo…a costa de la ciudadanía?, de la salud?, de la educación?, etc..DE QUÉ???; Es imposible refinanciar las deudas acaso- cómo se hace en la economía doméstica?, para desahogar a los Estados?, tan imposible es?- no lo creo; porque está claro que si se preveé entrada mas profunda en recesión, 1000000 de desempleados más, etc..Economía?, de qué?, lo explique el guindos que tanto parece que sabe, que ya quebró su empresa con él al frente, y cómo no! ahora a por españa- a ver si la hundimos y le metemos unos créditos FMI con la que tenerla endeudada hasta el infinito; Aquellos que fugaron fortunas dinerarias a paraísos fiscales?, de verdad que nadie lo sabe?, de verdad que nadie se enteró de que así pasaba?, porque..con los pequeños ahorros que tengo, saben de mí hasta el último céntimo de euro que muevo; y si regresaran esas fortunas fugadas..crearían empleo?, o irían directas al eurovegas etc..que ya se sabe..las personas importan un pepino al mundo dinerario; La economía real se ha sustituido por una economía espèculativa y crediticia, cuyas normas y leyes las ponen y quitan quienen crearon esto, la economía productiva se traslada a los países asiáticos de bajo coste, la tecnología ha hecho y hace desaparecer muchos puestos de trabajo..pero, no por ello las personas deben vivir en la precariedad imagino; si no salen unas cuentas, tan superinteligentes y listos como son áquellos que nos gobierban, tan superdotados, cómo es que no hacen otras cuentas sin tener que ir siempre a por los mismos (enfermos, niñ@s, trabajadores); Menuda europa construida bajo la bota-OTAN, y sus guerras; terminarán colándonos créditos FMI, que es lo que desean para que el euro- baje su valor,y el endeudamiento europeo (de sus estados miembros), sea masivo, y esta vieja europa-rica en va
    lores humanos, acabe sucumbiendo ante las reglas de la desvergonzada mentalidad del capital- y su inmoralidad especulativa, donde acabaremos creyendo, que sólo existe un único dios, no áquel el que predican, sino uno nuevo, ya muy conocido llamado DIOS-DINERO.

  3. José María Bravo dice:

    Es tan realista el articulo de Perez Ponce que se ocurren chistes como el del «Aguelillo». Lo malo es que se sabe en donde están los paraísos fiscales y quienes defraudan y ahora, después de hablar con los amiguetes de turno, se toma la decisión. No es necesario hablar inglés para entender a De Guindos. Es más, hablando «cheli» se entiende mejor.

    Hace unos meses, con esa voz metida entre las barbas arrepentidas, el flamante «Jefe», negaba la mayor. Dejemonos de pamplinas, abramos la nariz para esnifar y vayamonos de fulanas. Así volvera el relumbron y sobre todo, Perez Ponce, no nos subirá el IVA, ese «zapatero-zarpazo» y podremos ir todos a la fiesta de las «nuevas Vegas» de la Aguirre y Botella.

    Todo es de chiste, «Aguelillo», además en la fiesta de inauguración, las chicas vestidas de «conejitas» y los jovenes»coupiers», de smoking, solo cobraran a 20 euros la noche.

  4. Juvenil dice:

    Hola Raúl,

    quería comentarte que no puedo estar de acuerdo con la conclusión final de tu artículo.

    No es en absoluto admisible una medida como esta, ni siquiera aunque la situación por la que pasamos ahora sea muy complicada. O qué pasa, que la moral y la justicia solo valen cuando las cosas nos van bien?

    Yo me pregunto cuánta gente afín a este gobierno va a poder blanquear su dinero… y sobretodo me pregunto de dónde habrá salido…

    Desde mi punto de vista es muy triste que la gente admita este tipo de medidas. Pero bueno, es una más de tantas… No solo es una cuestión de dignidad, deja ver la poca consciencia que tenemos y lo ninguneados que estamos. Aceptar esta medida es hacer un pacto con el diablo, es hacerse cómplice de los que luego nos quejamos, es entrar en su juego.

    Yo desde luego prefiero que se pierda ese dinero a aceptar esta medida. Me quedo más tranquilo. Además, quién se cree que sea para recaudar dinero como primera justificación? Es aprovechar la coyuntura para para blanquear el dinero y punto. Acaso se va a solucionar la crisis por la Amnistía Fiscal?

    Yo hace tiempo que no creo en la justicia llevada a la practica (Si que es creíble en su concepción teórica). Pero esto de la «amnistía» es como «mearse» en ella… y en todos nosotros.

    Con todo esto, he de reconocer una cosa. Visto cómo han gestionado la Administración Pública, si yo pudiera no pagaría un maldito Euro a estos ladrones profesionales. Pero aquí como en todos lados, o follamos todos o la puta al río…

    con perdón…

  5. fernando dice:

    Resulta un tanto llamativo que siempre que se habla de amnistía fiscal y de los fondos que se van a acoger a la misma, salen a colación términos como terrorismo, trata de blancas, traficantes de armas, etc, como si todos esos fondos procediera de esas fuentes, y eso es un error. Existen en España muchos pequeños empresarios que para que su empresa pueda sobrevivir en la situación que llevamos viviendo 5 años han tenido que hacer auténtica auténtica magia financiera. Y esta magia significa tener que vender sin IVA porque si quieres vender con IVA el cliente se va a otro sitio. Nada más lejos de mi intención que justificar esta conducta, pero cuando se trata de sobrevivir ¿quien no lo haría?. Continuando con el argumento, estas ventas sin IVA generan dinero negro que también forma parte de ese dinero opaco que se pretende hacer blanco con la amnistía fiscal. Si me permitís un segundo ejemplo que también es ilutrativo, la típica herencia de la abuela del pueblo que incluye la casa en la que vivía y el huerto. Ojo que no estoy hablando de grandes fortunas, sino de una casa rural. Cuando se recibe la herencia se valora por lo mínimo exigido por la ley, para así pagar lo mínimo en el Impuesto sobre Sucesiones. Y ahota os planteais, ¿para que quiero yo una casa en el pueblo de mi abuela? que está a tres horas de coche por la montaña, y decides venderla. Consigues un comprador que te ofrece una cantidad que fácilmente duplica el valor por el que se declaró en la herencia. Si aceptas la oferta así, sin más, tendrás que pagar en tu próximo impuesto sobre la renta entre un 25 y un 27% de la diferencia entre el valor de la venta y el de la herencia, es decir que si vendes por 100.000 euros y el valor declarado en la herencia era 50.000 euros, tendrás que abonar a Hacienda entre 12.500 y 13.500 euros. ¿Que hacer para pagar menos? pues está claro: que una parte del precio de venta te lo pague en dinero negro. Ahora tu también te has convertido en poseedor de fondos suceptibles de acogerse a la amnistía fiscal. Y no eres traficante de armas, ni de narcóticos, ni nada de eso.
    Con todo esto lo que quiero es que quede claro que la amnistía fiscal no solo es para dinero procedente de actividades delictivas, ni afectan solo a los grandes capitales. La bondad o no de esta medida lo comentaré en otra ocasión.

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