Carmel es una prestigiosa empresa de análisis financiero. Analiza inversiones y recomienda qué productos financieros comprar y a qué precios. Normalmente sus estudios no se filtran al público, sino que sirven a los grandes inversores para tomar sus decisiones.
Hace unos meses se dio a conocer un completo informe de Carmel que pronosticaba que España sería intervenida en 2013. El informe estaba sólidamente construido y ha orientado las decisiones de inversión de muchas grandes fortunas y fondos de inversión. Nada que objetar salvo que, al mismo tiempo que se publicitaba tan agorero pronóstico, Carmel estaba «apostando» en los mercados financieros fuertes cantidades sobre el supuesto de que España caería en 2013. Si el pronóstico se cumple, Carmel ganará un 300 por cien de su «inversión» (si es que puede llamarse así) y otros muchos perderán (entre otros, todos los que hayan comprado deuda española o acciones de la bolsa española).
Es sólo un ejemplo, pero es significativo de un fenómeno que viene hace tiempo sucediendo y que está en pleno auge. Aunque el informe de Carmel se basa en datos reales todos sabemos que, dependiendo de cómo se presenten, estos datos pueden servir para apoyar una conclusión o la contraria y que la economía habitualmente sirve para explicar lo que ya ha ocurrido pero no para predecir lo que ocurrirá. La publicación, como objetivo e imparcial, de un informe hecho a la medida de los intereses económicos de su autor está en la frontera del engaño. No tendríamos ninguna duda de su calificación si algún pillo nos lo hiciera por la calle: timo, estafa. Sin embargo, nuestro Código Penal sólo contempla el delito de alteración del precio de títulos valores mediante engaño o publicando datos económicos total o parcialmente falsos (artículo 284), por lo que, en principio, la conducta de Carmel no sería delictiva.
Los mercados financieros surgieron históricamente con una única finalidad: facilitar la financiación de las empresas que producían bienes y servicios. A través de esos mercados, empresas que necesitaban dinero para sus proyectos lo conseguían de inversores que obtenían una rentabilidad de un negocio productivo. Hoy se ha generado un verdadero juego de apuestas en torno a ese mercado financiero, en el que lo que unos ganan otros lo pierden.
Desde siempre, ha habido quienes han intentado hacer trampas en tan lucrativo juego a costa de quien sea. Esos intentos se han tratado de limitar a través de una regulación y supervisión de los mercados, que se han mostrado absolutamente ineficaces para controlar mínimamente un mercado global (desde un ordenador en Madrid se puede comprar y vender cualquier cosa en cualquier parte del mundo) y que mueve unas cantidades de dinero difícilmente imaginables.
La cosa además tiene poca gracia cuando la apuesta que puede hacer ganar y perder millones de dólares consiste en si va a caer o no un país. Desde hace algunos años en España se está viendo claramente que tan importante como lo que se haga es lo que cuenten de ti quienes tienen el poder de formar la opinión de los «mercados» (gentes como Carmel). Es cierto también que si en Europa hacemos las cosas bien en los próximos dos años Carmel perderá de todas, todas. El Banco Central Europeo nos tiene que apoyar comprando masivamente deuda y nosotros tenemos que hacer las reformas estructurales de que venimos hablando en este y otros foros.
Pero también habrá que repensarse el papel de los mercados financieros y lo que es legítimo hacer en esos ámbitos. No puede ser que gentes sin escrúpulos jueguen con cosas tan serias. También habrá que revisar el sitio que debe ocupar la banca y lo que puede y no puede hacer.
El problema ha adquirido una dimensión planetaria desde que la banca se ha metido hasta las cejas en este juego de apuestas. JP Morgan acaba de reconocer que ha perdido 2.000 millones de dólares en esta ruleta. La crisis en la que seguimos estancados se desencadenó en 2008, entre otras cosas, por la afición al juego de la banca. Si no hacemos algo, crisis como esta se volverán a repetir.
La banca tiene un papel esencial en nuestro modelo económico. El dinero es la sangre que alimenta al sistema y la banca las arterias y venas por las que circula. Por eso si los bancos quiebran (al menos los de dimensiones medianas) el sistema colapsa. Por eso hay que operar con dinero público cuando una vena o arteria se atasca. Pero a cambio de ese estatus privilegiado que nos obliga a socializar las pérdidas, hay que ser extraordinariamente exigentes con la banca para que cumpla con ese fin social tan esencial.
Según las últimas estimaciones aproximadamente el 28 por ciento de toda la actividad crediticia mundial no está sometida a ningún tipo de control. Es lo que se conoce como banca en la sombra, constituida tanto por entidades no reguladas, que dan crédito y toman prestado eludiendo los controles a que está sometido el sistema bancario de un país, como por entidades bancarias regulares que realizan operaciones no sujetas a ningún control (las más conocidas son los fondos de alto riesgo o hedge funds).
La solución pasa por llamar a las cosas por su nombre y diferenciar. La banca, como negocio esencial para el funcionamiento del mercado, debe limitarse a realizar únicamente su actividad tradicional fácilmente definible. Las apuestas sólo se pueden realizar a través de otras sociedades claramente identificadas como juegos de azar. A partir de ahí quien quiera hacer juego se queda con su pérdida o ganancia. Esta explicación, simplificada, es más o menos lo que propuso la conocida regla Volcker en EEUU, tras la crisis de Lehman en 2008. Su autor, Paul Volcker, fue Director de la Reserva Federal Norteamericana durante las presidencias de Carter y Reagan.
Tengamos en cuenta que si alguna ventaja tiene este mundo global es que permite visualizar algo que llevan repitiendo los fundadores de los grandes movimientos religiosos: todos estamos mucho más interconectados de lo que pensamos. Así es desde luego en una economía global. Lo que pase en España tendrá trascendencia en Europa, en los EEUU y en el resto del mundo. A poco que pensemos llegaremos a la conclusión de que una adecuada regulación y supervisión de la banca y de los mercados financieros nos interesa a todos. Suiza, Wall Street, la City o Panamá pueden pensar que a ellos les va bien así, pero si no espabilan tarde o temprano les arrollará el tsunami.
Un mercado tan global como el financiero es imposible controlarlo a trozos. Si realmente queremos evitar que se produzcan en el futuro crisis como la que estamos viviendo, son imprescindibles mecanismos internacionales con reglas claras y capacidad para imponer sus decisiones. De nada sirve el modelo actual de organismo internacional que emite declaraciones como mucho bien intencionadas. Volcker también ha advertido de la necesidad de criterios internacionales claros sobre el papel de la banca. Voy más lejos, sin un verdadero Banco Mundial (nada parecido al que tenemos) con capacidad para dictar normas obligatorias, imponer su cumplimiento y sancionar los incumplimientos (si es preciso cerrando bancos) estaremos condenados a que esta crisis se repita. Para ir empezando bastaría con refundar el Sistema Europeo de Bancos Centrales como verdadero órgano de regulación y supervisión del sector, para a continuación llegar a acuerdos sobre la materia con EEUU. Sería un paso de gigantes.
Por ahora las razonables reglas que proponía Volcker no se han podido imponer ni siquiera en EEUU; según los medios «por la presión de Wall Street» ¿Hasta cuándo vamos a tragar?
Vuelve a escribir Salama un articulo complejo para no entendidos. El problema, que yo veo, es que a base de silogismos, bien estructurados, defiende las políticas económicas que está realizando el actual gobierno español. Es una pedagogía licita pero con marcado acento ideológico a lo que yo quisiera hacerle algunas cuestiones que le rogaría a Salama que me replicara.
Cuando dice que si en Europa hiciéramos las cosas bien. Que significa? que sigamos con esta política de desmantelamiento del Estado Social?. Que vayamos a un Estado Totalmente Liberal?. Que como el Sr. Volker quiere es que Wall Street y la Bolsa Española sean los controladores hasta del «mercado de apuestas», que es parte de su juego esencial.
Cuando dice que le parece bien que el Estado sanee la banca quiere decir que se mantenga la forma crediticia habitual o sea que volvamos al Status Quo de la tranquilidad bancaria que escondía esta crisis financiera?. Se que a renglón seguido critica el «juego de apuestas» en la que se metió la banca. Si, pero también esta de acuerdo que el dinero publico los salve de su culpa. Y al ciudadano quien lo esta salvando?. El ciudadano pierde hasta en la dación por pago. Al final el mismo esta sufragando al banco su error.
No es fácil y puede que, yo mismo, este diciendo cosas equivocas pero en quien debemos confiar?. A veces hablamos de los suizos, de la City, de Wall Street y de Argentina, y de nosotros?. Si de los financieros españoles que están metidos en esos mismos juegos, que vamos de «ricos» por el mundo con muy poca preparación y responsabilidad a «jugar a apuestas» en las que todos perdemos.
Señor Salama, ¿tendría la amabilidad de explicarme cómo ha hecho para poner un enlace sobre las palabras banca en la sombra?
He intentado hacer ese tipo de enlace en algún comentario mío y no hay manera. He probado a escribirlo primero en word y hacer el enlace ahí, pero cuando lo pego en el recuadrito de comentarios el enlace se pierde.
Y la verdad es que me gustaría mucho saber hacerlo.
Puede parecer una niñería pero yo le quedaría muy agradecida.
Firmado: Valentina.
Al cabo de un rato me he dado cuenta de que el misterio reside quizás en que su enlace va sobre texto escrito en una entrada, y los que yo pretendo hacer los intento sobre frases escritas en comentarios.
No hace falta por tanto que se tome la molestia de responder; y le pido perdón porque soy una latosa.
Quiero decir que le pido perdón por darle la lata. Le habría pedido perdón aunque no fuese latosa.
Además de que los datos reales puedan ser malos, siempre hay quien interesadamente desea que conduzcan al desastre.
Única y exclusivamente por ganar dinero. Y ahí los primeros los hedge funds.
Titulares partidistas en prensa, recomendaciones interesadas de casas de análisis, fortunas de terceros dirigidas interesadamente, etc. Si los mercados financieros fueran eficientes… pero es que cada vez está todo mas adulterado.
Con rescate o no, me da que igualmente los que perderán, seremos los españoles.
Un saludo.