Se describe la Edad Media como un tiempo de barbarie, como la época oscura que siguió a la decadencia de la civilización romana. Pero fue en este periodo donde la humanidad llevó a cabo una de sus mayores construcciones intelectuales, técnicas y artísticas: las catedrales góticas.
Pocas veces se ha abordado un proyecto tan global y en el que confluyeran tantos saberes. Además de sus maestros constructores, en la construcción de las catedrales intervinieron todo tipo de oficios y conocimientos: maestros canteros, maestros vidrieros, carpinteros, escultores, pintores, astrónomos, matemáticos, filósofos, teólogos, alquimistas, sacerdotes, monjes guerreros…
No se sabe mucho de los constructores góticos; salvo que aparecieron poco después del regreso de Jerusalén de los primeros caballeros templarios, en la primera mitad del siglo XII, con unas técnicas de construcción inusitadas e impredecibles, si se toman como referencia los edificios románicos de la época. Gracias a los arbotantes y las bóvedas de crucería, los muros se volvieron más ligeros y las construcciones mucho más amplias y elevadas, desafiando con su verticalidad al peso, a la gravedad.
A diferencia de las construcciones del Románico, los edificios góticos están llenos de luz. Luz que llega desde el exterior y atraviesa los vitrales creando una atmósfera coloreada y cambiante en la que se tiene la sensación de que la luz traspasa los muros, como si fueran transparentes.
Además de su función evidente, que era servir al culto, las catedrales estaban diseñadas para enseñar, mediante imágenes y símbolos, a un pueblo que no leía. Y también hay quienes afirman que para transmitir conocimientos a los iniciados que supieran interpretarlos. Hay estudiosos que aseguran que el laberinto, el rosetón (la rueda), la concha del peregrino, las gárgolas, los hombres verdes o las gryllas, tenían otra intención además de la puramente decorativa.
Se podría apostillar que, además de estas intenciones nobles, las catedrales también se construían para impresionar; que eran un exponente del prestigio de las ciudades en las que se edificaban. Lo mismo que sucede hoy en día con los rascacielos, que son una ostentación de poderío tecnológico y económico. No es casualidad que los rascacielos más altos del mundo se encuentren en Dubai. Sin embargo hay matices, hay diferencias entre las unas y los otros.
Nuestra tecnología y nuestros modelos mentales pueden conducir a la construcción de rascacielos y megalópolis, pero es altamente improbable que produzcan algo similar a lo que fueron las catedrales. Puede que en este momento seamos capaces de construir edificios inteligentes, provistos de sensores y automatismos que regulan la luz y la temperatura, detectan la presencia de humo y registran los movimientos de las personas; pero todo ello está orientado a la comodidad, el ahorro energético y el aumento de la productividad. No está concebido para transformar ni para elevar a los que acceden a ellos, si acaso para intimidarlos.
Es posible que el campesino que accedía a una catedral también se sintiera intimidado, y es seguro que algunos de los poderes de aquella época es lo que pretendían; pero había algo más. Se elegían unas ciertas formas y proporciones para diseñar las plantas y distribuir los espacios, las mismas que pueden encontrarse en numerosas obras de arte; se orientaban los vitrales para conseguir una alineación perfecta de la luz durante los equinoccios y los solsticios; se edificaban en unos lugares concretos, considerados sagrados desde tiempos ancestrales… En definitiva, se manejaban otros parámetros y conocimientos difícilmente imaginables en los esquemas mentales de las corporaciones y las empresas constructoras de nuestros días.
Parámetros y conocimientos que hoy se desprecian, calificándolos de irracionales, mágicos, ocultistas o esotéricos; pero también parámetros y conocimientos que algunos veneran y aceptan ciegamente por idéntica razón, por lo que tienen de misterioso o inexplicable para las ciencias actuales. Y entre un extremo y el otro, parece necesario que en una sociedad regida por la lógica de la razón se intenten recuperar otros componentes de lo humano.
De no ser así, de no ser por esta falta de lógica que forma parte de nuestra esencia, el Arte no sería posible, solo tendríamos espectáculos. De no ser por la falta de certeza, por la desconfianza en una única forma de adquirir conocimiento, no sería posible la esperanza, solo el cálculo de probabilidades. Tal vez eso explique por qué hay tantos científicos, banqueros, informáticos o inspectores de hacienda que juegan a la Primitiva.
Bello artículo. Que hace reflexionar con sentida belleza lo oculto y no lo que ocultamos en esta sociedad consumista. Muchas gracias por enseñarnos algo nuevo, algo oculto
Un comparación muy interesante entre rascacielos de Nueva York y catedrales góticas en http://www.diariodeibiza.es/pitiuses-balears/2010/06/08/rascacielos-quijote/414881.html Lástima que la noticia no incluya imágenes, pero la comparación entre el Chrysler Building y la torre de la catedral de Toledo no tiene desperdicio.
Y, ya en plan de broma, a veces parece que en España seguimos en la Edad Media: http://pulgarcity.blogspot.com.es/2014/10/volvemos-la-edad-media-bueno-en-espana.html
Saludos
Hola de nuevo, he encontrado este enlace con la imagen de Nueva York y Toledo: http://i.promecal.es/IMG/2012/03C87BD1-E86C-D9D7-4A7CDC45BC8C089C.JPG
Me ha recordado cómo leíamos hace años El Enigma de las Catedrales con devoción de iniciados en alquimias y esoterismos. No dudo que en la construcción de esos templos (de mágnifica arquitectura, obviamente) intervinieran efectivamente -sobre y sub- mensajes de lenguajes de esa onda esoteríca en la que se comunicaban iniciados de diversas ordenes sectarias (empezando por catolicos y cristianos de todas índoles). Sin embargo, el factor de intimidación sobre el pueblo y de demostración de poder entre los distintos estados y la Iglesia eran determinantes: sin ellos no se hubiera construido nada porque nadie hubiera dado un real para su construcción. El empleo de mano de obra barata, semi esclava que bañó son su sangre los cimientos de esos templos es un aspecto a tener en cuenta cuando se hacen comparaciones con la construcción de nuestos rascacielos: no es que la explotación haya desaparecido, pero tiene otras formas y la comparación sin puntualizaciones se convierte en descontextualización. En fin, me ha parecido interesante su artículo y me ha devuelto a reflexiones que tenía olvidadas sobre este tema de la catedrales. (Podríamos decir lo mismo de las pirámides y otros mega templos dedicados a lo sobrenatural y pagados con el expolio de los pueblos de todas las épocas y lugares: ¿un continuúm histórico?… Un saludo, josep.
Sabes Josep, yo creo que el contexto de la Edad Media es más amplio que el de la explotación de la mano de obra. Este Arte Gotico. Este trabajo de la Piedta y de la Luz tiene unas connotaciones de gran Sabiduria. Aqui late la Alquimia, la Piedra Filosofal. Aqui los Maestros canteros, etc.
Incluso desde el punto de vista socio-económico, el mercadeo supuso un paso de Libertad.
No se cual podrá ser el parangón socio económico entre esa época y esta. La alienación de esta epoca y la enajenación del trabajador es muy compleja.
Alabo este artículo porque instruye, abre puertas. Da conocimiento
Enrique, gracias y enhorabuena por tu artículo. Me gustaría añadir una disciplina importantísima y que sufrió grandes revoluciones en esta época espléndida sobre la que nos has hablado. Y es la música. La primera escuela de música constatada como tal nace vinculada a la construcción de la catedral Notre Dame de París. No soy en absoluto ninguna erudita en el tema, pero me parecía importante señalarlo y animar a los que saben ya algunas cosas más a que sigan compartiéndolas. Me admira y me emociona observar cómo confluyeron en aquel momento estudios profundos en las diferentes disciplinas, e imaginar un centro de cultura en el que lo mismo te cruzan con un músico, que con un físico, que con un matemático, ingeniero, pintor…vaya, que se te alegra el alma! Sueño con que la educación empiece a parecerse poco a poco más a esta idea de búsqueda y desarrollo del saber global y a muchos niveles al mismo tiempo. Quizá entonces dejemos de llamarla por fin educación…
Gracias de nuevo y saludos.
…»Puede que en este momento seamos capaces de construir edificios inteligentes, provistos de sensores y automatismos que regulan la luz y la temperatura, detectan la presencia de humo y registran los movimientos de las personas; pero todo ello está orientado a la comodidad, el ahorro energético y el aumento de la productividad. No está concebido para transformar ni para elevar a los que acceden a ellos, si acaso para intimidarlos.»…
Perdón, pero pretender reducir la arquitectura actual a lo que se dice en este párrafo tan solo demuestra una total ignorancia de lo que es la arquitectura. La actual y la pasada.
Me parece muy bien que a usted le fascinen las catedrales góticas, y mí también me fascinan. Pero para ensalzarlas no es necesario hacer una caricatura simplista de la arquitectura actual reduciéndola a los rascacielos del poder económico. Hay mucha más arquitectura además de los mencionados rascacielos, entre otras cosas se siguen construyendo catedrales, con las mismas intenciones de iluminar y elevar a los creyentes que tenían las catedrales góticas…
En fin, que si no sabe usted de arquitectura, no pasa nada, pero por simple respeto a la disciplina, y al conocimiento en general, no pretenda reducirla a un par de frases simplistas.
Saludos.
Estimado Javo: a veces el simplismo se expresa con agresividad.
Sánchez Ludena no ha descalificado ninguna arquitectura.
Quizás si, la simplista agresiva que atesta la vida cotidiana de las ciudades apagadas por el consumo y la opresión económica.
No he pretendido afirmar que los arquitectos actuales sean unos ignorantes, ni que la arquitectura que se hace hoy en día no contemple otros parámetros o se limite a la construcción de rascacielos o bloques de viviendas. Por supuesto que hay mucha más arquitectura además de los rascacielos y otras intenciones que van más allá de lo económico; aunque me resulta difícil encontrar construcciones actuales que sean equiparables a las catedrales góticas, incluidas las catedrales que se están construyendo o se han construido en este siglo.
Solo he querido contrastar dos visiones del mundo, una global y otra racionalista, y las catedrales y los rascacielos me parecieron un buen ejemplo. Para comparar unas con otros no creo que sean precisos grandes conocimientos de arquitectura; aunque el artículo habría ganado mucho si los tuviera. Lo mismo que si fuera un gran conocedor de la historia, el arte, la alquimia, las matemáticas, la Cábala o la música, por citar otras disciplinas.
Son bienvenidas todas las aportaciones que enriquezcan el debate o completen el artículo.
Estimado Josep:
En general adolecemos de una importante falta de conocimiento, sobre casi todo, pero sin embargo estamos informados de muchas cosas, y/o tenemos la posibilidad de estarlo, y hay muchas formas de acceder a medios divulgativos.
Normalmente podemos decir que somos capaces de tener una cierta «cultura general».
Pero, como ya se trató en otro artículo de este blog, también tenermos el problema de que esto último nos haga creer que ya sabemos de todo y que de todo podemos opinar con «criterio», aunque no hayamos profundizado en nada.
En cuanto a la Historia, una cosa es lo divulgado en una educación general en las escuelas, que está esquematizado y estandarizado, y otra cosa, como en todas las demás materias, es cuando , a niveles más superiores de estudio uno se da cuenta de la cantidad de fuentes y matices en las que es necesario entrar para poder tener una aproximación solo algo «fidedigna» de cómo realmente pudieron ser las cosas.
También es cierto que el ser consciente de esta carencia, no es óbice para: primero, procurar sacar el mejor provecho de los medios a nuestro alcance, hacer un esfuerzo y hacer de ese «di-vulgo»una posibilidad de estudio y crecimiento, y segundo, tampoco debería servir de argumento al que se cree que, el haberse especializado durante unos años en un tema determinado (los estudios universitarios, tampoco se libran, desgraciadamente de estar mediatizados y direccionados), le habilita para desdeñar los intentos por ampliar conocimientos de los «no especializados», eso sí que es adolecer de un espíritu de universidalidad, que por definición, debería ser aportado ya por esos estudios.
Solo un apunte más: desde mi desconocimiento y precariedad formativa en este tema, lo que sí he llegado a percibir, es que las catedrales góticas nacieron de la noche a la mañana, el románico no supuso un referente.
Se pasó de una estructura de grandes muros necesarios para soportar el peso de la cubierta (románico), a un complicada y estudiada arquitectura que, aliviando tensiones, y haciendo, al parecer, que grandes pesos se contrarrestaran entre sí, se facilitaron dos cosas: elevar la construcción de forma espectacular, y, al no necesitar de la densidad y anchura de los del románico, poder dotar a los muros de grandes ventanales y vidrieras, por donde dejar pasar la luz y su vibración.
Creo que la sensación buscada con todo ello no era para producir temor…..sino todo lo contrario, aliviar y dinamizar estados.
No debe ser muy diferente lo experimentado actualmente , cuando entramos en una catedral gótica, de lo que sintieran aquéllos que lo hacían cuando ésta se construyó.
De hecho, en una época complicada para la supervivencia y desarrollo de la mayoría de las gentes, hubo personas con altísimos grados de conocimiento en muchos aspectos y materias que se pusieron a trabajar para dotar a esos pueblos de la posibilidad de un espacio donde crecer y sentirse, aunque solo fuera en momentos determinados, aliviados del peso y miedos.
Las catedrales góticas eran no solo lugar de culto, también de encuentro, reunión, refugio y hasta de danza, como ocurría, por ejemplo en Chârtres en tiempo de Pascua, y lo era para todo el mundo, estaba abierto a todos…»universalizado».
Y puede ser cierto que se sigan construyendo catedrales con las mismas intenciones y objetivos, que las góticas, otra cosa es que se haya conseguido…