No binario y fluido

Después de leer a Edward Bernays, se podría definir la propaganda como el arte de manipular, de “convencer”, a las personas. Entre otros logros, este publicista consiguió que las mujeres fumaran, los varones llevaran reloj de pulsera y los estadounidenses en general desayunaran huevos con bacon; además de elaborar una completa teoría sobre cómo utilizar el subconsciente para modificar el comportamiento de las personas con fines económicos o políticos. No olvidemos que era sobrino de Sigmund Freud.

La ingeniería social es un método o un conjunto de técnicas para cambiar las actitudes y el comportamiento de un colectivo amplio de personas; y la propaganda es una de sus principales herramientas, aunque no la única. La jurisprudencia, las leyes que prohíben o incentivan determinados comportamientos, también podría considerarse una forma de ingeniería social. Y también la educación reglada, aquella que proporcionan las escuelas y las universidades.

Pensamos con palabras y una manera muy efectiva de cambiar nuestra manera de pensar es la manipulación semántica, de las palabras, que consiste en vaciarlas de su auténtico significado para darle otro que conviene a un determinado interés. Hay palabras que se dicen tanto -amor, felicidad, libertad­- que pueden valer para cualquier cosa. Manipulando las palabras se puede reconstruir el lenguaje y crear una nueva realidad. Se puede imponer incluso un lenguaje normativo, un lenguaje adecuado o políticamente correcto que imponga un cambio cultural, una cierta ideología.

Por ejemplo, la palabra sexo se emplea para designar la condición orgánica, biológica, por la cual los seres vivos son masculinos o femeninos; mientras que la palabra género indica una propiedad de los sustantivos y de algunos pronombres por la cual se clasifican en masculinos, femeninos y, en algunas lenguas, también en neutros. Los seres vivos tienen sexo y las palabras tienen género; no son términos sinónimos.

Otra cosa es que por tener un determinado sexo se te supongan o se te impongan determinados comportamientos, diferencias y desigualdades sociales, económicas, políticas o laborales. Es decir, que por el hecho de ser macho o hembra se te incluya en una u otra categoría. Sexos hay dos, pero las categorías pueden ser muchas. Así, el sexo no implica una determinada orientación o preferencia sexual, pero sí determina que se tengan ovarios o testículos.

Sin embargo, los términos sexo y género se emplean, intencionadamente o no, como equivalentes. Se dice “Un sistema justo es aquel que no asigna privilegios en razón de criterios como la raza, la clase social o el género de cada persona”, cuando lo correcto sería decir “…el sexo de cada persona”. Ser negro, pobre, francés o inmigrante también es pertenecer a una categoría que permite clasificarte, es decir, a un género. O se emplean las expresiones “violencia de género” o “discriminación de género”, cuando existen otras más precisas, como “violencia o discriminación contra las mujeres”, “violencia doméstica” o “violencia de pareja”, con independencia del sexo de los que forman la pareja.

Y se inventan nuevos términos como género no binario para indicar que el sexo biológico y el género no coinciden, que uno puede ser mujer y sentirse hombre o viceversa (lo cual es evidente); pero también que el género puede ser bigénero, trigénero, pangénero o fluido. Si a esto le añadimos la orientación o el comportamiento sexual, obtenemos etiquetas del estilo de “persona no binaria, bisexual y poliamorosa” “persona no binaria de sexo fluido” “persona transgénero y no binaria” y otros del mismo tipo.

¿Se está intentando describir una realidad que ya existe o se está pretendiendo crear una realidad nueva, una determinada ideología? Una ideología que incluye el convencimiento de que todo está permitido a la libertad individual y todo es posible gracias a la técnica. Lo que determinan los cromosomas al nacer se puede cambiar mediante la cirugía y las terapias hormonales. De esta manera, uno puede reconstruir su cuerpo. Una de las ideas centrales del transhumanismo.

Algunos han decidido que somos muchos en este planeta, que Malthus tenía razón; otros que tanta gente es muy difícil de controlar manteniendo los privilegios. Y otros que el miedo y la confusión es una forma efectiva de conseguirlo. Nadie o muy pocos dicen que somos tantos porque el planeta lo necesita, para que haya diversidad, para que cada uno aporte su granito de evolución, su mínima dosis de amor para que los humanos cumplan con los designios de un cosmos que les trasciende.

Un comentario

Una respuesta para “No binario y fluido”

  1. O'farrill dice:

    Nos fabrican supuestas «realidades» sin duda ya que la sociedad es maleable a cualquier manipulación por simple comodidad o por ignorancia.
    Es interesante el libro de Edward Bernays (que me regaló Manu Oquendo hace diez años )en cuanto se considera el manual por excelencia para todo tipo de propaganda y dominio sobre las personas, cuyo capitulo I lleva el titulo «Organizar el caos» (muy ilustrativo en estos tiempos).:
    «La manipulación consciente e inteligente de los hábitos y opiniones organizados de las masas, es un elemento de importancia en la sociedad democrática. Quienes manipulan este mecanismo ocualto a la sociedad, constituyen el gobierno invisible que detenta el verdadero poder que rige el destino de nuestro país».
    El resto de texto no tiene desperdicio y con razón parece haber sido el libro de cabecera de todos los déspotas del mundo y de los sistemas totalitarios históricos y actuales. Dominar las mentes, colocar en ellas ideas y pensamientos ajenos a los propios individuos por medios de tácticas y estrategias colectivas, es una cuestión que se tocaba ya en un artículo sobre «La televisión» en este mismo blog.
    Si a eso añadimos las teorías sobre «Psicología de las masas» (un atavismo nacido del miedo personal) que, también en su día, publicó Gustave Le Bon, vemos como las personas quedan obligadas a pensar, sentir y hacer lo mismo que su entorno, condicionado a su vez por la propaganda colectiva. La rebeldía racional se llama «negacionismo» (otra táctica contra las herejías de las nuevas religiones como la «Calentología» o similares en cuanto a sexo y género que se mencionan en el artículo). Se descalifica institucionalmente a las ideas contrarias desde los poderes, esta descalificación se extiende como mancha de aceite por los medios de comunicación del los poderes (que sdon casi todos) y sus «agencias» hasta cubrir todo el espacio social y corporativo de forma que se crea un pensamiento único controlado por las tecnologías (hay que recordar a aquel mando de la GC que confesó ante las audiencias televisivas que estaban para controlar las críticas al gobierno con objeto del SARS CoV2).
    La manipulación informativa tiene también sus «manuales»: cójase algo real (por ejemplo el fenómeno de los permanentes cambios climatológicos en el planeta desde su formación y enfriamiento) y preséntese ante un público ignorante como un fenómeno casual del que tenemos culpa los humanos. Si a eso se le añade las liturgias y oficiantes oportunos la manipulación colectiva estará servida y hasta habrá quien se crea de buena fe que el Sr. Gates o el Sr. Biden pueden «tapar el sol para el enfriamiento de la Tierra» o que la llamadas leyes del clima obliguen al sistema solar y a las radiaciones cósmicas a que se comporten de acuerdo con unas normas humanas.
    En el mundo de la Biología más básica se nos presenta el CO2 como «culpable» de la muerte, cuando en realidad es el impulsor de la vida a través de sus funciones en las plantas. Dictámenes de expertos (catastrofistas siempre) dicen como la vicepresidenta de EE.-UU. que hay que reducir la población (de ahí la promoción de géneros asexuados, de abortos libres ciomo derechos humanos, de enfrentamniento social de sexos y géneros y todo ese «mundo Woke» distópico, alucinante y ajeno al sentido común y a la Humanidad), culpabilizar a la población por existir e intentar redimir al planeta por sus sufrimientos de origen antropogénico, cuando detrás de todo ello sólo hay intereses particulares y negocios….
    Un saludo.

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