
Leo en El Mundo, que el Gobierno ha creado una nueva cualificación profesional de Servicio de Entrega y Recogida a Domicilio. Con ella se pretende otorgar algún tipo de diploma a los repartidores de Glovo o de Uber, además de diseñar un nuevo perfil en lo que ahora se denomina Formación Profesional Básica.
La noticia casi parece un chiste, roza lo ridículo; pero es explicable desde la lógica del modelo socioeconómico en el que vivimos. Para empezar, ponerle un nombre rimbombante a un oficio como camarero, limpiador, peón de albañilería o recadero, y asociarle una titulación no es ninguna novedad. Valgan como ejemplo algunas de las denominaciones que pueden actualmente encontrarse en el Catálogo Nacional de Cualificaciones Profesionales: Operaciones básicas de pisos en alojamientos, Limpieza de superficies y mobiliario en edificios y locales, Operaciones de hormigón, Servicios Estéticos de Higiene, Depilación y Maquillaje, etcétera.
Se parte de la premisa de que sin tener un reconocimiento oficial del tipo que sea no es posible trabajar. Y cuando hay ocupaciones que no están contempladas en las enseñanzas regladas se diseña un currículo para ellas y se otorga el título correspondiente, que luego se exigirá a los trabajadores venideros. Dado que el sistema educativo no prepara para el empleo, resulta que es el empleo el que alimenta el sistema educativo.
Uno de los grandes problemas con el que se enfrentan todas las Leyes de Educación es qué opción ofrecer a aquellos que fracasan escolarmente; esto es, a aquellos que no van a obtener el título básico asociado a la educación obligatoria. ¿Qué hacer con aquellos que no están en edad de trabajar pero tampoco van a progresar académicamente?
La opción más extendida es desviarlos a unos estudios con mayor componente práctico relacionados de alguna manera con el mundo laboral, es lo que se conoce como Formación Profesional Básica (LOMCE), que sustituye a los Programas de Cualificación Profesional Inicial (LOE), que sustituyen a los Programas de Garantía Social de la LOGSE que, al implantarse, eliminó los estudios de FP 1.
La idea es retener a los jóvenes el mayor tiempo posible en la escuela, enseñándoles los rudimentos de algún oficio a la vez que se continúa con su formación académica convencional (lengua, matemáticas, historia, geografía, inglés…) y se les sigue examinando, con la esperanza de que en algún momento aprueben y titulen. En este contexto, el de la Formación Profesional Básica y las cualificaciones profesionales de nivel 1, es donde habría que situar esta nueva titulación de Servicio de Entrega y Recogida a Domicilio.
Según la propuesta del Ministerio de Educación, lo que se pretende es «desarrollar la competencia de distribuir y recoger productos a domicilio, atendiendo al destinatario y ofreciendo un servicio de calidad cumpliendo la normativa aplicable de protección de datos, riesgos laborales, normas internas de las organizaciones, además de las establecidas por los productos a distribuir»
Aunque dudo mucho que entre los contenidos prácticos que se incluyan en su futuro currículo estén contenidas destrezas tales como montar en bicicleta o en moto, saber cómo repararlas, manejar con soltura Google Maps o adquirir la habilidad y la forma física necesaria para subir a un quinto piso sin ascensor cargado con una vajilla completa para seis personas que se ha comprado en Amazon.
Los Estados soportan mal todo lo que no sea reglado, todo lo informal, todo lo que no pueden controlar, no pueden subvencionar o a lo que no pueden cobrarle impuestos. Y, en esta línea, la Unión Europea aspira a que todo puesto de trabajo deba ir asociado a una cualificación. Así que, en algún momento, irán apareciendo nuevas cualificaciones profesionales asociadas a las distintas formas de ganarse la vida: Solicitador y gestor de calderilla, Redistribuidor minorista del patrimonio, Facilitador del estacionamiento…
Ponerles nombres o etiquetas a las cosas y asociarlas con cantidades crea la falsa sensación de que se las conoce y, en consecuencia, se las controla. Así, un mayor número de alumnos que han obtenido una certificación profesional aumenta los porcentajes de estudiantes que titulan o maquilla los estudios sobre la cualificación de los trabajadores de un país. También conduce a contradicciones y falsas conclusiones. Porque, ¿cómo se refleja en los gráficos de barras, de sectores o lineales, que muchos de los repartidores de Glovo siguen estudiando o ya tienen otras titulaciones, como la de Bachillerato, Graduado en Historia o Titulado Superior de Arte Dramático.
«Dado que el sistema educativo no prepara para el empleo, resulta que es el empleo el que alimenta el sistema educativo.» Me he quedado con esta frase.
Pero, bien pensado, creo que se queda corta porque realmente el sistema sí que genera empleo. Pero lo que genera es Empleo Malo. Y lo que no genera es Empleo Bueno. Precisamente porque el Empleo Malo destruye al Empleo Bueno.
En este caso el sistema alimenta al empleo educativo y al burocrático –estadístico, administrativo, etc.– en general. Pronto CEOE y Sindicatos crearán las secciones correspondientes –añadidas primero y luego autónomas– y todo el tinglado se irá desgranando. Con el tiempo y para cuando se automatice tendremos una rama asistencial. Pero todo este empleo es Improductivo y se convierte en un Coste para toda la sociedad. Una mochila que termina por aplastarla.
No es este lugar o momento para entrar en detalles. Quizás tampoco para extendernos sobre una cuestión que tanto nos frustra. Estamos en mal momento. Pero la cuestión es importante y demanda estudio serio.
Si a alguno de ustedes les llama la atención la distinción anterior entre empleo o trabajo «bueno o malo» les gustará saber que también existe la distinción entre «empleo que genera riqueza» (o trabajos de países ricos) y «empleo que destruye riqueza» (o trabajos de países pobres).
Para profundizar en ello hay un autor –casi proscrito por el sistema– que lo explica con claridad. Eric Reinert «La globalización de la Pobreza»». En España lo publicó Crítica en 2007.
Estamos en muy malos tiempos y el sistema político, social y cultural es incapaz de resolverlo porque solo sabe agravarlo. La causa del problema es precisamente quien solo sabe agravarlo y de ello vive.
Y nosotros también lo agravaremos en la medida en la que optemos por «pasar».
Un saludo cordial
Resulta que el mantra de «Pa´qué estudias Historia» ya es bastante viejo. Solo decir que esta idea ha cundido bastante y puede tener su peso basado en datos. Pero resulta que en mi Comunidad están llamando a la lista de interinos de profesores hasta alque tardó nueve años en sacarse la carrera (trabajan «sacando» 0 en oposiciones y a veces hasta por bolsa, es decir, sin necesidad de presentarse a oposiciones). Vamos, que trabajo para los que han estudiado Historia hay… Por ahora, en vista de la natalidad posiblemente la cosa vaya a peor y de ahí la alta tasa de interinidad.
En resumidas cuentas: estudiantes que se sacaron la carrera de historia echando cubatas y estudiando la semana antes e incluso el día antse del examen tienen el mismo trabajo que matemáticos, físicos y demás e incluso ¡¡informáticos!!
Titulación exigida para un trabajo eventual (esto nadie se lo plantea como carrera) pero no hay una cualificación mínima para ser diputado o concejal. Qué «bonito».