Una vez monté una lámpara de Ikea (estoy valorando esta frase como posible epitafio) y al terminar la hazaña y admirar mi obra, me di cuenta de que me había sobrado una pieza. Tenía dos opciones; desmontarla de nuevo para encajar la pieza sobrante o guardar dicha pieza en un cajón y tirar para adelante. Obviamente, opté por la segunda opción. Cada descubrimiento, por mínimo que sea en apariencia, podría echar por tierra la versión oficial de nuestra historia. Hay una gran diferencia entre investigar para conocer o investigar para reafirmar. Buscar lo que encaje en lo que ya tenemos o buscar a riesgo de que lo que ya tenemos se vea amenazado.
Alguien nos dijo un día que “las cosas son como son” y parece que nos ha calado hondo.
¿Pero y si no todo fuera como creemos que es? ¿Por qué conformarse sólo con lo que nos han contado? ¿Cuántas versiones existirán dentro de mil años sobre lo que estamos viviendo ahora? ¿Y por qué no pensar que lo que aseguran los libros hoy es sólo una de las versiones de lo que se vivió entonces? Y en esa única versión, ¿cuánto se ha omitido, inventado o tergiversado? Quizá muy pocos accedan en el futuro a escribir nuestra historia con sus propias palabras y conclusiones, así como debieron de ser muy pocos los que escribieron la historia tal y como la conocemos ahora.
¿Cómo sabemos que lo que leemos se ajusta a la realidad? Y ya puestos, ¿la realidad de quién? ¿Por qué debemos confiar ciegamente en algunas de las fuentes de investigación y en los que dan voz a esas supuestas fuentes? Misterios históricos, académicos o científicos podrían aguardar aún invisibles en algún lugar del planeta. Y en caso de que esto sea cierto, ¿por qué se nos mantiene en esta ficción consensuada en el mundo entero?
Y no estoy diciendo que todo sea mentira, sólo digo que no tiene por qué ser todo verdad. Sin embargo, sólo algunos se atreven a poner en duda la historia del mundo, las claves de la evolución humana o la creación del universo.
Supongo que seríamos menos crédulos si nos hubiéramos acostumbrado a contar con herramientas suficientes para cuestionarlo todo. ¿Pero cómo encontrar esas herramientas cuando desde el colegio te enseñan que sólo hay una verdad? La verdad del libro de texto; esa verdad que debes plasmar con precisión si quieres aprobar el examen. Desde ese momento, ¿cómo mantener vivo el espíritu de crítica? Sé que tener a cientos de alumnos cuestionando el descubrimiento de América podría ser algo caótico, pero quizá ayudaría contarles que los acontecimientos que estudian se ajustan sólo a una versión de los hechos.
Si un niño colorea en clase una figura saliéndose de la línea, se le alecciona diciéndole que lo ha coloreado mal. “Mal”, desde la infancia, a menudo es sinónimo de “diferente”. Cuando todos sabemos que no hay sólo una forma de colorear; las hay infinitas y cada uno deberá encontrar la suya.
Pero no vivimos en un sistema que anime a desmontar los discursos ya existentes. Todo lo contrario. Vivimos en un sistema que nos empuja a aceptar que “las cosas son como son”.
Hay un cajón repleto de tornillos sobrantes, de piezas que no encajan, de secretos que podrían dar un giro a nuestra visión sobre el mundo y la humanidad; un cajón que comienza a desbordarse y a conquistar poco a poco las orillas de nuestra curiosidad.
Quizá se acerque el momento de empezar a colorear fuera de la línea.
Creo que te equivocas. Vivimos en un mundo que anima constantemente a poner en tela de juicio (es un decir) todo el conocimiento adquirido, y a colocar al mismo nivel la opinión y la ciencia. No hay más que ver cómo florecen las teorías conspiracionistas, las pseudociencias o el revisionismo histórico.
Que existan fanáticos con todo tipo de teorías de la conspiración no significa que éste sea un sistema orientado hacia el espíritu de crítica, el conocimiento más allá de la repetición o la formación para sacar conclusiones propias. Creo que son cosas distintas.
Es peligroso dividir el mundo entre los que se aferran a la versión oficial de todo sin cuestionar una coma (“si lo pone ahí es que es así y si lo dice la tele es que ha pasado”), y los que se dedican a intentar reventar cualquier avance científico, histórico o antropológico desde la ignorancia absoluta. Quiero pensar que hay un término medio.
Pero, tratándose como dices de una mera opinión, por supuesto que puedo estar equivocada.
No tiene nada que ver con teorias conspiratorias ni pseudociencias, con este comentario dejas claro que crees en una unica verdad…….se trata de un analisis diferente y de dejar un espacio a la ignorancia y el misterio.
Leyendo este artículo, no puedo menos que hacer mención a un tema que en su día me sorprendió y que quise buscar más allá de lo oficialmente sabido por todos.
Hace tiempo me llegó un comentario poniendo en entredicho los sucesos acaecidos en el holocausto judío durante la ll Guerra Mundial y ofreciendo una visión con matices muy distintos a ya reiterada «verdad». Me quedé con la copla y me dediqué a buscar versiones, artículos y argumentos que me aportaran alguna novedad. He aquí mi sorpresa cuando remontándome a antes de la l Guerra, me encuentro con la estrecha relación que existe entre la Organización Sionista Mundial (sede en Berlín) y el apoyo a la victoria de Alemania para derrotar al Zar de Rusia; la ya estrecha influencia del sionismo en el ll Reich, que hablaba de la creación del Estado de Israel; el lobby judío prosionista, la relación de Lord Balfour y el magnate sionista Lord Rothschild, etcétera, etcétera, que no viene al caso. Y entre otras, me encuentro con una medalla nazi-sionista con su respectiva estrella de David y la esvástica, acuñada en 1933 por orden de Goebbels, amén de otras muchas más conexiones.
Todo esto viene al hilo de lo expuesto —me parece que brillantemente— en este artículo por Bárbara Alpuente, cuando hace mención y cuestiona la importancia de dar credibilidad a todo aquello que por principio se nos ha dado desde pequeñitos en la escuela, lo que leemos habitualmente y lo damos por válido, lo que nos cuentan con voz engolada y muestras de autoridad como si la contundencia bastara, y luego lo que cuesta desquitarse, desenmascarar supuestos, preguntarse y pensar por uno mismo. Lo has asimilado, lo has hecho tuyo y en un momento de tu vida constatas que no es así; es como volver a enseñarle a una soprano a colocar la voz cuando lleva toda su vida con una técnica dañina y equivocada: mejor hubiera sido partir de cero, es menos trabajo.
No hay una práctica y una costumbre inculcada que nos invite a cuestionar lo que nos llega, y desde ahí construimos verdaderas fortalezas argumentales sin pararnos muchas veces a reflexionar que normalmente las cosas no son ni blancas ni negras: grises y con muchos colorines.
Al leer tu comentario me viene a la cabeza un fragmento de conversación que escuche de pasada no hará una semana en el que una de las personas que conversaban decía que algo como un loby judío había tenido mucho que ver en el Holocausto. Pensé que el hombre se equivocaba o yo estaba entendiéndolo mal.
Ahora me siento más confusa aun.
Siempre queda un tornillito suelto a la espera de que alguien venga y nos lo ponga bien. No nos gusta leer el papelito de las instrucciones. No investigamos, nos auto-afirmamos. «Somos como somos», no nos gusta cambiar. Nos gusta nuestra impronta, lo que representamos. Nos peinamos, nos pintamos, nos miramos en el espejo que mejor nos muestra. No nos gusta hacer cosas que nos cambie nuestro «ser». Así jugamos la mayor parte de nuestra vida.
En occidente nos sujetamos a las leyes. Si, las transgredimos, conspiramos. Bueno, por lo menos, nos gusta conspirar, criticar, hacernos ídolos sociales. Esa es nuestra libertad, sentarnos en una cafetería a media mañana y fumarnos un cigarrillo. Que se fastidie quien tenga que fastidiarse. Auto- afirmarnos, si. Investigar poco, eso que lo hagan los que leen el papelito, que para eso los «votamos». Esa es nuestra «democracia».
En oriente se sujetan a las tradiciones. A los ritos, a lo «sagrado» de las costumbres. Se respeta a los muertos, conviven con ellos. La luz es el amanecer, la oscuridad el anochecer. Siguen un ritmo, una tradición. El que conspira se «auto-niega». Es un renegado, no respeta a sus muertos. Ese es su «totalitarismo».
Investigar es una palabra quieta. Transformarse es una palabra activa
¿Seguro que leer el papelito de las instrucciones es investigar?
Yo más tiendo a considerar que investigar es precisamente obviar el papelito y trastear hasta lograr acoplar el tornillo o… ¿fracasar?
Si coloco el tornillo en su sitio y el cacharro funciona o cumple su función habré triunfado. Si fracaso y lo coloco mal o el trasto no funciona… Pues habré triunfado también, porque… ¿y lo que yo he discurrido, qué? Aparte de que puede resultar que el cacharro resultante de mis errores y tribulaciones sirva para algo nuevo o insólito.
Y lo mismo para todo en la vida.
¿Cuándo investigo y cuándo me reafirmo?
¿Hay una línea divisoria clara?
¿Buscamos aprender o exclamar alborozados “ya lo sabía”?
En cuanto a que en occidente transgredimos y conspiramos. Transgredimos y conspiramos de formas tan “homologadas” que si no lo haces igual que la caterva de transgresores y conspiradores restantes es que lo estás “haciendo mal; así que léete el papelito de nuevo y cuando te lo sepas transgrede y conspira como Dios manda”.
Y lo que dices de Oriente, transgresores orientales se las han apañado en algún momento de la historia para dar pasos hacia adelante que no hemos dado en occidente con muchísimo más pataleo.
Dices “investigar es una palabra quieta, transformarse es una palabra activa”.
¿Y cómo te transformas si no investigas; si vas siempre al papelito que te explica cómo poner el tornillo tal y como se puso toda la vida?
Nota: Es mi primera vez en este blog y no sé si coloco el comentario donde corresponde. Lo escribo respondiendo a José María Bravo.
Bárbara, yo tampoco creo que éste sea un sistema que forme espíritus críticos, pero tampoco creo que tenga nada de crítico, en realidad, ese espíritu tan de nuestro tiempo que da valor a teorías y creencias sin fundamento alguno sólo porque no coinciden con lo que ellos llaman «verdad oficial» o lo que han aprendido en el cole.
Si pedimos espíritu crítico, pidamos primero (in)formación. Hay que recuperar la distinción clásica entre «episteme»(conocimiento) y «doxa» (opinión), que en resumen significa: un científico puede estar equivocado, pero no debería poder ser rebatido por un tertuliano. Que es exactamente el paradigma de «conocimiento» que se está imponiendo.
Totalmente de acuerdo.
Mar: las conexiones tempranas entre el nazismo y el sionismo (luego se rompieron) aparecen en la obra clásica de Raul Hilberg «La destrucción de los judíos europeos» (1961), la obra más completa y documentada sobre el Holocausto. Una cosa es que no salga en los documentales y pelis de divulgación y otra muy distinta que sea un dato oculto. No lo es. En la propia Wikipedia en inglés (la española sí que es un ejemplo de «doxa») te habla de las relaciones entre el grupo sionista Lehi y la Alemania Nazi en pleno Holocausto: http://en.wikipedia.org/wiki/Lehi_%28group%29#Contact_with_Nazi_Germany
Las opiniones de Dani me parecen las más sensatas. Parece estar de moda la crítica constante e indiscriminada hacia todo lo que hay: la educación, la política, los medios de comunicación, la ciencia y sobre todo, hacia “el sistema”, cajón de sastre que vale para echar de todo en él. Y estas críticas se lanzan como desde fuera, a menudo con victimismo y casi siempre como si ninguna responsabilidad tuviera quien las formula en todo ello. Es lamentable ver las cosas siempre por el lado negativo, que por supuesto lo tienen, pero echo de menos alguna referencia a las fortalezas y oportunidades con las que contamos (supongo que alguna habrá) e ideas y propuestas para aprovecharlas. Tal vez sobra diagnóstico y falta tratamiento.
En cuanto a la cuestión de las veleidades del sionismo con el nazismo de los primeros momentos, también estoy de acuerdo en que no es ningún secreto, como tampoco lo es que hubo un movimiento importante pro nazi en el Reino Unido, que afortunadamente no triunfó, en parte gracias a que el futuro rey (que lo apoyaba) renunció al trono para casarse con la divorciada Mrs. Simpson. Pero volviendo al sionismo, es también un hecho histórico conocido (bueno, si decidimos creerlo en vez de cuestionarlo con ese criticismo a ultranza que se propugna) el papel antisemita que jugaron algunos judíos poderosos, sobre todo en el periodo de entre guerras. Y ambas cosas –judíos antijudíos y holocausto- no son incompatibles. Ya que Dani ha citado ensayo, yo recomendaré al respecto una novela: “Una princesa en Berlín”, y una autobigrafía: “Una historia de amor y oscuridad”, de Amos Oz, en la que se cuenta cómo los primeros sionistas en Israel, casi todos tolstoianos, criticaban la actitud débil y obsequiosa que observaban sus correligionarios con quienes los vituperaban y segregaban socialmente en sus países centroeuropeos de origen. Y cuenta también la mezcla de compasión y desprecio que les inspiraban a los israelíes los judíos masacrados en Europa por el nazismo, a cuyo yugo se entregaron mansamente, y cómo los que sobrevivieron y lograron llegar a Israel no fueron tratados como héroes.
Buenas tardes Dani, yo discrepo contigo.
Creo que vivimos adocenados y a la hora de la verdad; cuando hay que trabajar para poder opinar con criterio, cuando hay que informarse, leer textos que requieran análisis y reflexión o que pueden trastocar creencias muy arraigadas, tendemos a ser perezosos y miedosos. Tengo la sensación que a veces vivimos sumidos en la cultura del titular. Muchas veces nos limitamos a decir “no estoy de acuerdo” y ante un “¿Tú qué harías? o un ¿Tú por qué crees esto?, miramos con esos ojos llenos de inteligencia y profundidad que tienen las vacas.
Respecto al revisionismo histórico -y sin querer meterme en terrenos escabrosos, que en este tema hay muchos- la experiencia me dice que conforme se desclasifican archivos y aparecen legajos, hechos que se tenían como escritos en piedra pasan a interpretarse de una forma completamente distinta. La historia la hacen personas, la documentación oficial trata de recoger de manera más (o menos) fidedigna lo que ocurrió y unos años después se accede a ellos. Desgraciadamente, en los años que transcurren entre el hecho y la apertura de los archivos, suele ocurrir que a los protagonistas les da por morirse y esto pone las cosas difíciles cuando lo que uno quiere es comprobar testimonios y cruzar datos. Lo que tengo claro es que la versión que nos llega a través de los medios suele tener un parecido casual con la realidad.
No hablo de ser ratones de archivo buscando la verdad, hablo de recibir con cierto escepticismo lo que nos cuentan y lo que leemos. En definitiva, de no ser de plastilina, o si lo somos, que no sea tan dúctil y tan fácil darle forma.
A cualquiera que alce una voz en contra de lo establecido se le tacha de loco, iluminado, chalado, paranoico, etc, etc, aunque es cierto que a la credibilidad de las voces que discrepan no han ayudado demasiado tertulianos desinformados y desinformantes, gurús apocalípticos y especímenes varios que más querer arrojar luz lo que quieren es buscarse la vida.
En otro artículo de este blog leí que por la formación que requiere, la democracia es el sistema más exigente para el ciudadano y no puedo estar más de acuerdo.
Mientras no despertemos ese espíritu crítico, de querer llegar al fondo, de mojarse y participar, de discrepar y debatir con conocimiento y de no ser de plastilina seguiremos siendo vacas mirando cómo pasa el tren.
me gusta.
Si crees que discrepas conmigo es que me explico muy mal 🙁
Te explicas muy bien. Mi texto se refería a tu primer comentario y tras leer los que le han seguido, veo que no discrepamos y seguimos una línea muy parecida.
Un saludo.
En este, muy interesante, debate que ha suscitado el articulo de Barbara. Quiero terciar en lo que dice Dani y esta de acuerdo Barbara. Efectivamente refutar una teoría científica debe tener argumentos más que pareceres. Pero algo que me ha interesado, mucho últimamente ,es lo que Karl Popper propuso como el «criterio de demarcación». Y que tiene como origen la delimitación entre el conocimiento científico y la metafisica. En pensamiento positivista, el saber debe ser comprobado, enfrente al saber que puede ser posible.
Dani lo explica bien y concuerda con la proposición de Barbara de escudriñar más allá. De hecho al hablar de epistemologia se introduce el criterio filosófico, por lo que se introduce una dinámica entre lo demostrado y que puede ser refutado. Es una rendija a la «falsación» de lo «aprendido», a lo aparentemente incontestable. Ese ha sido el devenir de la ciencia y por ende de la filosofía. El paso de Popper fue importante porque la consecuencia,ha venido siendo, que la ciencia y la metafisica van juntas. Esto podría dar paso a transformar la «doxa» (opinión) por la estetica(aisthesis) o expresión, quizás como la «nueva vía de la verdad»
Posiblemente sea en el campo de la ciencia donde más peso tienen las verdades oficiales. Decir que algo está científicamente probado, es algo como decir que ya no cabe ninguna discusión.
Sobre este tema voy a reproducir un texto publicado hace algún tiempo en la revista Investigación y Ciencia, que dice: “Un artículo científico que hubiese tratado hace cien años sobre la historia y la estructura a gran escala del universo apenas habría dicho algo que fuese cierto”
En otras palabras, las ideas que los científicos tenían hace cien años sobre este tema estaban equivocadas de arriba abajo. Pero lo grave del caso, es que algo parecido también podría aplicarse en otros muchos campos de la ciencia.
Y la reflexión que surge de inmediato es que, con mucha probabilidad, dentro de cien años podrán decir exactamente lo mismo sobre los conocimientos científicos que se dan en la actualidad como hechos indiscutibles.
Lo que dice M.B.Aranda, con palabras claras, es lo que durante muchos años se ha considerado irrefutable, hoy en día, respetando la labor de la investigación cientifica y su valor como eslabon en el desarrollo del conocimiento, esta sujeto a la «falsabilidad». Así como muchas proposiciones que se han considerado erroneas tienen una consideración de «probabilidad».
Quizá uno de los pocos ámbitos en los que existe realmente el progreso es en la ciencia. Pero hay que contemplar su evolución con mucha distancia histórica y con una perspectiva muy amplia. Hay vacilaciones, tropiezos o teorías que se superan, sobre todo, en cuanto dominan los elementos especulativos. Pero supongo que es difícil negar que la ciencia ha avanzado desde Pitágoras, Coppèrnico, Pascal, Fleming…Es en la ciencia aplicada y, sobre todo, en la tecnología donde es más fácil y rápido apreciar el progreso. Pero que conste que hablo estrictamente desde un punto de vista científico y tecnológico. No entro ahora en si el USO DADO a los frutos de esos progresos ha sido o no siempre positivo para el desarrollo de otros valores humanos, como la ética, la felicidad, el bien común, la igualdad de oportunidades, la paz o la belleza.
me gusta el artículo, aunque es evidente que hay mucha gente cuestionando el establishment (la versión de los hechos) desde hace años, que hablan de la insostenibilidad del modelo (un eslogan que paradójicamente también sostienen las empresas energéticas), que alerta del riesgo del cambio climático, del pico del petróleo, de la imposibilidad de un crecimiento ilimitado en un planeta finito, de la escasez de materias primas, la falta de valores, etc… y que además suelen criticar (no es el caso de bárbara) a las multinacionales, el poder financiero y los medios de comunicación como los culpables de esta situación;
pero deberíamos reconocer que sólo son la punta de lanza de esta sociedad en la que todos los ciudadanos occidentales (no marginados) nos estamos lucrando a costa de arrasar los recursos del planeta e imponer nuestras exigencias por la fuerza (…irak, afganistán, ¿irán?)… no es que esté de moda como dice marta criticar el sistema, es que la gente no se da cuenta que cada uno de los eventos que he mencionado por sí solo es capaz de producir un colapso de nuestro modelo… para los escépticos recomiendo un documental de la abc sobre el peak-oil,
http://www.youtube.com/watch?v=47SA9SGnEH4&feature=player_embedded
en el video anterior, la frase final del directo de la IEA (Agencia Internacional de la Energia) es devastadora… ante la pregunta de la presentadora de cuán urgente es abordar dicho problema menciona que “los gobiernos deberían haber comenzado a trabajar en este problema desde hace 10 años” ,
no parece que el sr. director de la IEA sea un “radical anti-sistema”, y sin embargo su mensaje es contundente en el sentido que aquí y en otros muchos blogs se describe…
Yo creo que el comentario de Marta es matizable. Aquí puede estar el famoso «quid» del asunto entre evolución y transformación y, más, de metamorfosis.
Yendo por parte, desde el punto de vista, científico y tecnológico.Las Pirámides Egipcias y otras construcciones son un misterio de construcción y de duración. Pueden datar de hace 4.000 años. Speer, el arquitecto de Hitler, decía que la obsesión de Hitler de destruir y luego construir magnas obras, donde cupieran multitudes de masas, se inspiraba, en la grandeza y «eternidad» de esas pirámides. En otros asuntos científicos ,siempre se ha escrito y dicho, que personajes como Leonardo Da Vinci, ya intuyeron cuestiones cientificas abordadas siglos después. Las mismas cadenas del ADN y RNA, fueron imaginariamente pintadas por Dalí
Desde el punto de vista cosmológico, ya Lino hijo de Mercurio y de la Musa Urania, escribió la creación del mundo en verso, y decía»Hubo un tiempo en que todo fue creado unidamente». En las Metamorfosis de Ovidio y de Odiseo, Ulises, esta la mano de de dioses, de personajes míticos. Es, pues, este punto del progreso, de una manera evolutiva, lo que se pone, y mucho, en cuestión.
Lo expuesto por M. B. Aranda me hace recordar una frase que dice que «la ciencia es el nivel de conocimientos de una sociedad». Lo que hoy se considera científico no es algo inapelable, sólido y absolutamente cierto, sino sencillamente algo a lo que nuesta lógica mental, nuestros aparatos y máquinas de medición y nuestros paradigmas (por tomar el camino de Kunhn en lo tocante al método científico, que no existe uno solo) han dilucidado.
No hay más que recordar la reacción de la ciencia oficial cuando se empezó a plantear seriamente la existencia de los virus. Para las teorías de la época, un bicho tan pequeño no podía ser responsable de tanto daño. Y sin embargo, el pobre bicho había hecho su efecto desde antes de su descubrimiento y lo hubiera seguido haciendo si no se hubiera aceptado como algo científico.
Y de la misma manera que es en la ciencia, puede ser y en cierto modo es en todo.
Me viene a la memoria el proceso contra los Templarios (suelo dar esos saltos mentales) y su probada culpabilidad hasta que hace un par de años salió a la luz el Documento de Chinón, que da la vuelta tanto al proceso como a lo aceptado hasta entonces.
Podríamos buscar (y encontrar con relativa facilidad) datos similares en todas las disciplinas. Me refiero a datos con sus conclusiones que se tenían por ciertos hasta hace dos días y que ahora se ha demostrado que no son ciertos.
El ser humano necesita afianzar sus creencias, sus datos, buscar (más con la mente que con otras capacidades) una explicación a las cosas, pero me da la sensación de que a veces nos olvidamos de que no somos perfectos, de que seguimos en un periodo de aprendizaje y de que en muchas ocasiones, nuestra flexibilidad brilla por su ausencia.
Eso no significa dar por cierto absolutamente todo, pero quizá tampoco es conveniente fiarse totalmente de unas conclusiones derivadas de unos datos que son incompletos o que no sabemos interpretar en su totalidad, aunque estén avalados por mentes brillantes… en proceso de aprendizaje (dejo de lado los datos deliberadamente falsos o conclusiones erróneas puestas como ciertas por vaya usted a saber los motivos).
Quizá el espíritu critico tan manido, debamos aplicarlo un poco mas a nuestras propias creencias y conclusiones y no sólo a las de los demás.
Quizá cuando rompamos esas bases de solidez que no son tales, empecemos a estar realmente en el camino de conocer las cosas.
Quizá nos queda mucho por aprender, más de lo que creemos y tal vez, con otra orientación.
Repha dice algo en lo que vale mucho la pena reflexionar. La orientación en el conocimiento. El dice «con otra orientación». Orientación, palabra peligrosa. Bueno, bueno, muchas consideraciónes: la estrella de Oriente, ir hacía el Oriente. Lo «mesiánico» de oriente. En fin, es una palabra en la que cabe mucho de nuestra cultura. Te pregunto Repha, vale la pena orientar, ir orientados?
No sé si es tan importante orientar u occidentalizar como el rumbo de la mayoría.
Si la mayoría se dirige a Oriente es en ese sentido igual que si la mayoría se dirige a Occidente.
Quiero decir que desde pequeños se nos conduce por un camino que (intento presuponer) se considera el correcto o mas bien, el verdadero. Y creo que lo que conviene es hacerse preguntas. Preguntas acerca de si lo que creemos es ciertamente así.
Cuando hablaba de Kunhn me refería a ese intento de ver dese otra manera lo establecido (como si, siguiendo en el tema del método científico, hablamos de cómo lo planteaba Popper).
Sencillamente hacerse preguntas. Si nadie se las hubiera hecho, cuando la mayoría (orientada, occidentalizada, conducida o como quieras decirlo) pensaba que la Tierra era plana, si no hubiera sido porque a algunos esa idea les hacia hervir la sangre (cosa que se hizo real en la hoguera), la cosa hubiera quedado establecida como tal. Gracias a que algunos se preguntaban si ese rumbo era el verdadero, se empezó a estudiar de otra manera.
Creo que tanto en Oriente como en Occidente ha habido (y hay y habrá) grandes pensadores, filósofos, visionarios o como se les quiera llamar, que al menos, se hacen preguntas, que no ven las cosas como la mayoría, que puede que estén equivocados, pero que abren un abanico de posibilidades nuevas que pueden llevar a corecciones de lo establecido, y que acaben desembocando en algo más cierto.
Creo que más importante que viajes hacia Oriente o a Occidente, es importante que viajes con preguntas y con intención de búsqueda. Me da la sensación de que a partir de ahí es cuando se puede producir el encuentro.
No creo (me voy a meter en un berenjenal) que la mayoría sea sabia ni que sepa hacia dónde va, pero creo que tiene la capacidad de saberlo.
Y creo que un buen principio es haciéndose preguntas.