La wikipedia nos define “chivo expiatorio” como la persona o grupo de personas a quienes se quiere hacer culpables de algo con independencia de su inocencia, sirviendo así de excusa a los fines del inculpador.
El origen de la expresión está en el ritual judío para celebrar el día de la Expiación (Yom Kippur) en el que se seleccionaban dos machos cabríos o chivos. Se elegía uno al azar para sacrificarlo a Yahveh. Sobre el otro recaía la culpa de todos los pecados, por lo que se realizaba una ceremonia en la que el rabino ponía sus manos sobre la cabeza del animal para traspasar así las culpas del pueblo a éste. Luego se le abandonaba en el desierto (o se le apedreaba según otras fuentes). Mediante el sacrificio se eliminaba y limpiaba el pecado.
Paradójicamente los propios judíos fueron considerados como chivos expiatorios por el régimen nazi para desviar la atención de los desastres políticos en Alemania como consecuencia de la Primera Guerra Mundial.
Según Freud, la gente desplaza la hostilidad que siente hacia objetivos inaceptables hacia otros menos poderosos; es decir, no somos capaces de echar la culpa de lo que nos pasa a personas a las que tenemos mucho respeto como nuestros padres o nuestros jefes, por lo que buscamos objetivos más vulnerables que hagan de chivo expiatorio.
Es fácil encontrar en la actualidad ejemplos de cabezas de turco (que es otro término prácticamente equivalente) en las minorías sociales y los inmigrantes. Algunos partidos políticos tienden a culpabilizar a estos grupos de gran parte de los problemas de nuestra sociedad, alejándose así de la posibilidad de profundizar en las verdaderas causas de las dificultades que tenemos.
Cuando se desvía la culpa del verdadero problema no identificamos el origen del mismo, por lo que no le ponemos solución.
Algo de esto ha sucedido recientemente con la destitución de Paz Esteban al frente del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Por mucho que se empeñe la ministra en disfrazarlo de “sustitución” de personas dentro de la normalidad institucional, creo que el gobierno es el único que se cree (seguramente ni siquiera la mayor parte del mismo) que esto no ha sido ofrecer un chivo expiatorio a los aliados del PSOE a fin de mantener la estabilidad de la legislatura.
Han ofrecido la cabeza de la funcionaria (como vemos todas las expresiones son bastante crudas) a fin de aplacar los ánimos de los socios de gobierno, especialmente de ERC a raíz de las informaciones que indicaban un espionaje sufrido por varios de sus dirigentes, uno de ellos el actual presidente de la Generalitat de Cataluña.
La ministra defiende la legalidad de las actuaciones, ya que se hicieron según lo que marca la ley, pero da igual, los independentistas catalanes están muy enfadados y quieren sangre (perdón de nuevo por la crudeza de la expresión). Lo que subyace en el fondo es lo que antes indicábamos referido al sacrificio judío: “Mediante el sacrificio se elimina y limpia el pecado”, o al menos eso es lo que se pretende.
¿Va a cambiar algo significativo por la destitución de un funcionario de alto grado? No necesariamente. Es un gesto que tiene mucho de simbólico pero que en sí no resuelve los problemas que pudiera haber.
Siguiendo a Freud, hemos desplazado la culpa de quien no nos atrevemos a desafiar (ministra o presidente de gobierno) por la de una directora de menor nivel a la que es más fácil “echar las culpas”.
¿Tiene que tener un Estado capacidad de servicios de inteligencia, de espionaje? Está claro que sí. No hay país que no los tenga, y si no los tienes, se van a aprovechar en tu contra tus adversarios. Estos servicios de inteligencia se aplican tanto a amenazas externas como internas.
¿El hecho de haber proclamado la independencia o de apoyar causas separatistas es causa suficiente para alertar a los servicios de inteligencia del país? Pues cualquier Estado consideraría éstas como amenazas graves contra la integridad territorial del mismo y por tanto objeto de pesquisa.
Por supuesto estoy totalmente a favor de que se establezcan mecanismos de control y de autorización por parte de los jueces, así como que exista un control por parte del parlamento.
Otra cosa distinta es que los mismos que son objeto de investigación por causas objetivas pasen a controlar a los servicios que les están indagando. No cuadra eso. En esa situación lo único que se va a conseguir es que la información aportada a la comisión de secretos del Estado sea superficial ya que, en caso contrario, se pondría en peligro la seguridad del Estado.
No ha hecho falta más que una reunión de la comisión correspondiente para que el portavoz de ERC haya sido denunciado por revelación de secretos oficiales. Además de que este partido ya había expresado con anterioridad su falta de confianza en que se le fuera a dar toda la información real. En fin, todo un dislate.
La tentación en los servicios de inteligencia a salirse de los cauces legales debe ser muy grande, y se entiende en su búsqueda de una mayor eficiencia y consecución resultados. Por ello la necesidad del control judicial y político. En cuanto a lo judicial le presumimos la objetividad y adecuación a la ley, y en cuanto a la actuación de los políticos, en este campo se les debiera exigir como mínimo lealtad institucional.
Por supuesto que todos los estados soberanos (ya van quedando menos) están en su derecho de prever y alertar por medio de sus servicios de inteligencia de cualquier amenaza sobre la población. Lo que no siempre parece haber funcionado como ha ocurrido con una pandemia mundial que ha cogido «in puribus» a todos los países, dejando en una situación difícil a las «inteligencias mundiales». Todavía estamos pendientes de conocer el origen de la situación pandémica, su forma de expansión rápida (no a todos los países), los «ensayos» realizados previamente, sus motivos, la preparación de patentes de vacunas, la financiación de estos experimentos, etc., etc….
Ahí radica la confianza de los ciudadanos en sus servicios de inteligencia que velan por evitar tales amenazas. Lo demás, el cotilleo del «espionaje» doméstico no tiene sentido porque gran parte de los ciudadanos conocen, intuyen o comprueban lo que hacen, dicen y sobre todo esconde, el sistema político-mediático mundial. Un sistema que incluye la monitorización a través de los productos tecnológicos de nuestras respectivas intimidades personales desde hace muchos años. Ahí sí que existe una interesante línea de investigación judicial que determine a quien benefician tales métodos (lo que nos cuentan de que es para mejorar los servicios, ya no cuela).
Un saludo.
El espionaje por parte del poder, es antiguo como el mundo, y ha llegado a tal grado de sofisticación que a los EEUU que posee la colección de satélites espía más numerosa del mundo (859), muchos para uso militar y tecnológicamente mas avanzados, les permite transmitir datos al pentágono a través de su corporación de servicios de inteligencia (16), por la capacidad de observar y escuchar todo lo que esta pasando dia y noche en la invasión de Ucrania por Rusia.
Escudriñar desde el espacio, las posiciones de las baterias de obuses, cañones, lanzacohetes y tanques que apoyan los avances de las unidades de combate rusas.
Aunque impresiona la laxitud con que las autoridades permiten y avalan este espionaje, podría justificarse por su caracter militar.
Otro caso como comentas Paco, es la autorización del espionaje a civiles en situación de paz, por parte de empresas por motivos comerciales o por el estado, para su seguridad o integridad.
En el caso de España, que solo tiene un centro de inteligencia, las exigencias establecidas en nuestro ordenamiento para las intervenciones telefónicas, como apuntas son bastante rigurosas.
Parece ser, que las autoridades gubernativas a partir de la sospecha de peligro para la seguridad del estado, trasmiten esta sospecha al CNT, que provee de los medios para realizar las escuchas bajo autorización judicial, limitando a los individuos y el tiempo que se realizan.
Podría suponerse que un proceso independentista puede atentar contra la integridad del estado en situación normal, pero en España parece no darse, al ser los independentistas socios de gobierno.
Como comentas la destitución de Paz Esteban al frente del CNT, intenta maquillar una situación que es la punta del iceberg de los problemas estructurales que nos atañen y que la han convertido en el chivo espiatorio.
Entre otros problemas de mas enjundia, relacionados con las escuchas, caben citar los rumores de espionaje desde hace tiempo a miembros del gobierno incluido Pedro Sanchez, en las que se habla de un posible chantaje por parte del gobierno marroquí para la entrega y reconocimiento del Sahara por parte de España como perteneciente a Marruecos, que de llegar a confirmarse, situaría a nuestro gobierno y a nuestro pais en una situación de tercer mundo.
Un abrazo