Una leyenda urbana cuenta que la Gran Muralla China es la única estructura artificial que se puede ver desde el espacio, sin ayuda de prismáticos o cámaras: como tantas otras cosas que solemos creer, es mentira. No solo hay montones de cosas construidas por el hombre que sí se pueden ver desde el espacio, sino que la Gran Muralla china, que en sus puntos más anchos apenas pasa de seis metros de anchura, no se ve (cualquier autopista es mucho más ancha).

La Gran Muralla es un ejemplo de estructura colosal que en realidad nunca sirvió para mucho. Las zonas que visitan los turistas son bastante imponentes, y puede dar la sensación de que es una fortificación capaz de parar a cualquiera; pero en realidad, la mayor parte de sus más de 7.300 kilómetros no eran más que una pared de piedra caliza o adobe de un par de metros de altura: algo no demasiado impresionante.

Las tribus mongolas del norte, contra las que estaba pensada la Gran Muralla, eran peligrosas porque sus guerreros eran grandes jinetes, y la construcción estaba diseñada para parar a sus caballos, no a las personas, que podían escalarlas con facilidad por cualquiera de sus cientos de kilómetros sin vigilancia entre fortaleza y fortaleza. Funcionó mientras los reinos chinos eran poderosos y las tribus del norte grupos desordenados de salvajes; pero, cada vez que el imperio chino atravesó un periodo de cierta debilidad, las tribus del norte atravesaban la muralla sin demasiados problemas.

Levantar la Gran Muralla consumió ingentes recursos y se estima que durante su construcción murieron más de diez millones de trabajadores. Daba cierta ilusión de seguridad a los que se encerraban detrás de ella, pero cuando los mongoles por fin dejaron de matarse entre ellos y, unificados por Gengis Kan, se dieron cuenta de que China estaba llena de riquezas, una muralla de adobe no supuso más que un pequeño obstáculo en su camino.

Ahora, tan solo unos días después de la muerte de más de 800 personas en el Mediterráneo cuando intentaban llegar a Europa, hay que rebuscar en los periódicos para encontrar una referencia a la tragedia: estos muertos nos importan poco, desde luego mucho menos que los 150 de la reciente tragedia de Germanwings. Esta vez nos hemos enterado de que 800 personas, incluidas mujeres y niños, se ahogaron intentando entrar en nuestro mundo, pero otros centenares intentan cada día entrar en la promesa de paraíso que supone Europa, y muchos de ellos se quedan por el camino sin que tengamos noticia de ello, o sin que nos importe mucho cuando lo hacemos.

Hablamos de gente que no se sube en un pesquero de mala muerte por espíritu de aventura o para tener algo que contar: huyen de guerras, de las salvajadas del Estado Islámico, de países en descomposición o simplemente del hambre. Todos esperan alcanzar la Europa que ven en la televisión, un sitio idílico donde les espera un futuro, y para ello están dispuestos a invertir sus escasas pertenencias, solo para tener la oportunidad de jugarse la vida con sus familias o, si no les llega el dinero que les cobran las mafias, para embarcar a sus hijos en una barcaza, hacinados en medio del mar en busca de una oportunidad.

Y Europa no sabe qué hacer. Se reúnen los líderes de la parte del planeta que se ve a sí misma como la región más avanzada del mundo en una reunión de urgencia y la única conclusión a la que llegan es que hay que bombardear los barcos que utilizan las mafias, una medida que puede que saque a los náufragos de nuestros telediarios un par de meses, pero que está muy lejos de acabar con el problema.

Y es que la visión de la Unión Europea en estos temas es absolutamente cortoplacista, y se queda en la disyuntiva de si hay que tratar de evitar que lleguen a nuestras costas o si lo que tenemos que evitar es que se ahoguen, cuando la verdadera cuestión que debería plantearse desde la Unión Europea es cuál es la Política de Inmigración que queremos para Europa.

Pero ese es un tema difícil, y como es difícil se pospone, aunque en el fondo todo el mundo sabe cuál es la única forma de parar los flujos migratorios: conseguir que la gente tenga un futuro en sus lugares de origen y no quiera venir a fastidiarnos nuestro casposo paraíso, lo que se lograría con un modelo de política migratoria que no se limite a mejorar las vías legales para acceder al continente, sino que vaya un paso más allá.

Por supuesto que no son casos comparables, pero al igual que todos tenemos claro que la solución para que nuestros jóvenes no tengan que emigrar a Alemania es crear un tejido económico en España que les dé ocasión de desarrollar aquí sus carreras, la forma de evitar los flujos migratorios masivos y descontrolados es conseguir que, en este caso África, sea un sitio en el que se pueda vivir.

Y ante la pregunta: ¿cómo se hace eso en un continente devastado, como es ahora la mayor parte de África?, la respuesta es que se ha hecho antes: después de la Segunda Guerra Mundial Europa occidental era un continente en ruinas, con el tejido industrial arrasado y la población hambrienta. Los Estados Unidos pusieron en marcha el Plan Marshall, que inyectó enormes cantidades de dinero en los países que se acogieron a él. No voy a entrar a valorar las motivaciones del Plan Marshall, pero fuera un acto desinteresado o simplemente una herramienta usada para parar al comunismo, lo cierto es que tras los cuatro años de vigencia del plan todos los países que se acogieron a él (menos la República Federal de Alemania) habían recuperado el nivel económico que tenían antes de la guerra.

Pero el plan Marshall costó a los contribuyentes americanos 13.000 millones de dólares de los de entonces, y me gustaría ver a un líder europeo explicando a sus electores que en vez de construirle unos cuantos kilómetros de AVE -inversión ineficiente donde las haya – va a invertir el dinero de sus impuestos en tratar de darle una oportunidad a un niño de Yemen.

O a lo mejor no nos lo tienen que vender así, apelando a nuestra humanidad; a lo mejor tienen que tocar nuestra vena egoísta. A lo mejor lo que nos tienen que contar es que este es el mayor peligro con el que se enfrenta nuestro pequeño Edén europeo. Puede que lo que nos tengan que explicar es que, pese a todos los impedimentos que se les ponen, cada año hay más personas intentando entrar en Europa, que cada año hay más gente que lo consigue, y que nuestro pequeño chiringuito de autocomplacencia no está preparado para dar cabida a todos.

Está claro que invertir grandes cantidades de dinero europeo en países subdesarrollados de África sería popular solamente hasta que empezásemos a notar que afecta a nuestros bolsillos, pero hay inversiones que hay que hacer, si no por humanidad, por puro sentido común, incluso por puro egoísmo.

Es cierto que el Plan Marshall funcionó porque los países destinatarios aún conservaban cierta infraestructura, tenían una población educada, con una cultura empresarial asentada, gozaban de seguridad jurídica, existían Estados capaces de administrar las ayudas con ciertas garantías y no eran reinos de taifas gobernados a golpe de Kalasnikov, como es ahora la mayor parte del continente africano, pero Europa tiene que liderar una estrategia coherente para conseguir el desarrollo de esta región, porque, si no lo hace, va a acabar sufriendo las consecuencias de la inacción.

Ahora, incluso en lo peor de la crisis, la Unión Europea representa la riqueza y el Mediterráneo, las vallas de Melilla y los controles en los aeropuertos son nuestra pequeña Gran Muralla: puertas que intentamos poner al campo.

Nos preocupa el Ébola solo cuando llega a nuestros hospitales, el terrorismo solo cuando estallan las bombas en nuestras calles y las muertes sin sentido solo cuando vemos como se ahogan en nuestras costas. Aunque solo sea por puro egoísmo, tenemos que despertar y ser conscientes de que el Ébola se combate con hospitales en Ruanda, el terrorismo con escuelas en Yemen y la inmigración irregular en el canal de Sicilia con paz en Libia, y que el dinero invertido en el desarrollo de una aldea en Nigeria es lo que puede salvar esa falsa utopía Europea que nos hemos empezado a creer también nosotros: a Gengis Kan no le paran las murallas.

4 comentarios

4 Respuestas a “¿Cómo atajar la crisis migratoria?”

  1. RBCJ dice:

    Traslado del artículo :»…Aunque solo sea por puro egoísmo, tenemos que despertar y ser conscientes de que el Ébola se combate con hospitales en Ruanda, el terrorismo con escuelas en Yemen y la inmigración irregular en el canal de Sicilia con paz en Libia…».Muy cierto , pero no es menos cierto que desde Europa , EEUU…se conocen las soluciones, mejor habría que decir los objetivos , incluso en esos mismos países la ciudadanía media también lo sabe .Pero quién toma la responsabilidad , cómo se generan los medios , cómo se distribuyen las cargas financieras. Pero ¿pueden Europa , EEUU. intervenir por su cuenta en los problemas internos de esos países?. ¿Tenemos algún ejemplo reciente donde la injerencia ,pensemos que con buen voluntad , haya generado efectos positivos?. Irak, Afganistán, las ex repúblicas yugoslavas…no han disfrutado de los mejores resultados. El mundo occidental actúa por reacción , si me molesta respondo que es intolerable , si los medios transmiten escenas penosas las vemos y unas veces generan emoción y otras curiosidad.Tampoco parece que seamos perfectos modelos a seguir y al final también tenemos que resolver nuestros problemas. Quizás soy escéptico , la educación y la bondad parece que no se adquieren/adoptan con facilidad por el ser humano. Y tampoco nos sentimos responsables de problemas complejos que también los sentimos lejos. La valla de Melilla un peanut al lado del estrecho de Sicilia o la valla de Tijuana, aunque no debamos medir un problema por el número de personas afectadas , para cada persona es su problema.

  2. Manu Oquendo dice:

    Cameron y Hollande estaban encantados de haberse conocido mientras arengaban a sus pilotos hasta que consiguieron cargarse a Gadafi. De hecho fueron sus aviones quienes lo hicieron posible.
    http://es.wikipedia.org/wiki/Muerte_de_Muamar_Gadafi

    Del mismo modo que han hecho todo lo posible en Siria e igualito que el danés Rasmussen se ganó la Secretaría General de la OTAN hasta Octubre pasado gracias a que en su momento «Sabía» que Saddam Hussein tenía aquellas armas de destrucción masiva que nadie encontró según declaró el propio general que dirigió la invasión.

    No prestamos suficiente atención a la Geopolítica, ni a los acuerdos internacionales que realmente tienen más impacto en nuestras vidas que las leyes de los parlamentos nacionales o el voto ciudadano.

    Que se lo pregunten a Franceses y Holandeses que votaron que no a la Constitución Europea en 2005 y desde entonces se la están dando por ración doble como a todo el resto.

    Lo que está pasando está en el Mapa de la Página 94 de un libro de texto de Brzezinski escrito en 1997. The Grand Chess Board. Enlace más abajo.

    Esto que hoy pasa con África y con el Islam pasa por algo que Occidente ha hecho.

    Unos (Ahmed Rashid) dicen que porque nuestros gobernantes actuales pertenecen a una generación incompetente fruto de los sistemas educativos que con tanto éxito vienen gestionando desde hace cuarenta años.

    Otros (los servicios secretos de Saddam Hussein y muchos textos de historia) dicen
    que hasta el Wahabismo saudita fue financiado y promocionado por el Imperio Británico para romper el Islam y poder manejarlo mejor. Un proceso que continuó USA durante la guerra fría para ayudar a los talibanes a luchar contra la URSS en Afganistán.

    Lo corroboran generales americanos a porrillo en cuanto salen del ejército. O secretarios de Estado.

    1. Brzezinski….http://www.takeoverworld.info/Grand_Chessboard.pdf
    2. Wesley Clark. https://www.youtube.com/watch?v=nUCwCgthp_E

    Es tal el nivel de Control de la Agenda Informativa de los Medios que nos están convenciendo de que los refugiados vienen porque quieren vivir aquí y no porque hemos creado condiciones imposibles para vivir y trabajar como lo hacían en sus países.

    No explican nuestros bombardeos o las guerras que creamos para sostenernos un poco más.

    Habría que al menos defender que no nos escriban ellos la agenda informativa. Estamos rodeados de guerras comenzadas por nuestros políticos y ni una palabra de ello.

    Saludos

  3. Anónimo dice:

    Es un genocidio» humano lo que ocurre con estas personas, que huyen de Guerras, Hambre, miseria y muerte.

    Solo salir por obligación a trabajar desde uno de los paises europeos que están «mejor» es por si solo, un drama.

    Nadie debería verse obligado a dejar su país y maxime cuando no es tu Guerra.

    Los paises ricos y cultos de los que casi todo el mundo habla y hasta envidian, demuestran poca cultura en casos humanitarios y sus riquezas van en aumento Porque no comparten.

    Si alguna vez el pobre dejara de serlo y el rico le viera las orejas al lobo …quizá solo quizá, cambiarian las cosas.

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