¿Cómo cargarse una economía en 100 días?

Si bien hay que reconocer la osadía de Pedro Sánchez al ganar una moción de censura, por primera vez en nuestra democracia, y formar un gabinete escaparate y pintón; lo cierto es que pocos gobiernos han provocado un roto económico tan importante en tan poco tiempo.

Podemos pasarnos los días en estériles debates sobre los líos diversos de los Ministros, que nos apasionan como si fuesen un reality de Telecinco, pero, como siempre, nos estaríamos distrayendo de lo importante. Y lo importante es tratar de salir de esta crisis con fuerza y prepararnos lo mejor posible para la siguiente que, como pronostican algunos economistas, está a la vuelta de la esquina (podría llegar en 2020).

Desde siempre, los economistas han tratado de medir cómo las expectativas de la gente sobre el futuro de la economía pueden afectar a las previsiones que se hacen a través de sesudos modelos económicos (en realidad los modelos tratan de anticipar, como mayor o menor acierto, las previsiones y conductas de las gentes).

Un ejemplo: tras la crisis financiera de 2008 y lo que vino después, que ya se conoce como la Gran Recesión, es clásica la polémica entre keynesianos y liberales sobre los efectos de los recortes. Estos últimos sostenían que el recorte del gasto público y la disminución de los tipos de interés animarían la iniciativa privada con lo que aumentaría el crecimiento y la recaudación. El premio nobel de economía e insigne keynesiano Paul Krugman ridiculizaba esta tesis hablando del “hada de la confianza” y señalando que, por desgracia, el “hada” nunca apareció. Sin embargo, simplificando, podría decirse que las perspectivas de futuro y el miedo a una larga recesión la agravaron, desanimando la inversión y el consumo.

En cualquier caso, nadie duda de la incidencia de las expectativas de la gente sobre la evolución económica. Por tanto, en un mundo mediático y televisado en el que lo que prevalece es el consumo rápido de información, tan importante o más que las medidas económicas que se adopten es cómo estas se vendan, se presenten y se perciban por los operadores económicos.

Veamos las presentaciones que están haciendo de sus recetas económicas los países de nuestro entorno que, no lo olvidemos, son nuestros “competidores” a la hora de captar inversión privada generadora de riqueza y de empleo.

La primera ministra del Reino Unido, Theresa May, anunció hace unos días a bombo y platillo que su país tendría el impuesto de sociedades más bajo de todo el G20 y que se convertirán en uno de los países más atractivos del mundo para los negocios, tratando de atraer a los mejores al Reino Unido mediante la reforma de su legislación de inmigración.

El presidente de la República francesa, Emmanuel Macron, no se quiere quedar atrás y acaba de presentar un paquete de reformas legales para atraer empresas extranjeras que inviertan en el país. La verdad es que, leídas de cerca, las medidas no impresionan, pero el mensaje que lanzan es que este es un país amigo de los inversores. Y en este mundo la imagen tiene una potencia nada desdeñable.

Hace poco en este blog contábamos las medidas fiscales que ha adoptado Portugal para atraer inversores extranjeros.

En definitiva, todos los países de nuestro entorno están haciendo el mayor esfuerzo posible por dar una imagen positiva a los potenciales inversores, que genere una ola de expectativas favorables para el crecimiento económico.

Y ¿por qué esa obsesión por atraer inversores extranjeros? Sencillamente porque lo que ha dejado la Gran Recesión son Estados endeudados hasta las cejas y sin margen para introducir estímulos fiscales a través de aumentos del gasto público. Esta imposibilidad de aumentar el gasto se acentuará con el progresivo aumento de los tipos de interés que se espera en el futuro próximo.

¿Qué mensajes está mandando nuestro gobierno? Un día sí y otro también anuncia a bombo y platillo subidas de impuestos a las rentas altas y a las grandes empresas, lanzando el mensaje de que aquí no son bienvenidos. Aunque estas medidas nunca lleguen a concretarse, dado el indigesto cóctel de mayorías parlamentarias que necesitaría combinar, el simple mensaje, recordado machaconamente, tiene un efecto demoledor para la economía: el inversor que pensaba apostar por España, se lo piensa dos veces y quizá lo haga por otro país vecino con expectativas más favorables; el empresario que valoraba ampliar su negocio y contratar a más gente quizá espere otro momento más propicio; el consumidor que pensaba gastar se arruga… y así hasta el infinito y más allá, produciendo una degradación progresiva del tejido económico.

Ya ni siquiera pido que nos bajen los impuestos, me conformaría con que no estuvieran cada día lanzando mensajes desalentadores para cualquiera que muestre algo de iniciativa emprendedora o inversora.

En fin, parece que seguimos con el sambenito del “Spain is different” y me temo que, en referencia a nuestro país, diferente no suele ser mejor, sino radicalmente equivocado.

Más nos valdría convocar al “hada de la confianza” si no queremos enfriar nuestra economía, mientras el resto del mundo crece.

7 comentarios

7 Respuestas a “¿Cómo cargarse una economía en 100 días?”

  1. loli dice:

    Partiendo de la base de mi desconocimiento casi absoluto del funcionamiento económico y del tipo de mercado en el que se mueven las democracias actuales, y en concreto las europeas por aquello del Estado del Bienestar, creo que entiendo bastante bien, dada su coherencia, los argumentos sostenidos en el artículo al respecto de la atracción hacia los inversores….que al final parecen ser los que parecen poder hacerse cargo y sostener en el tiempo, la complicada y aparatosa ingeniería financiera que permite emitir “deudas”, “créditos” y artificios para asegurar, al menos en parte, la viabilidad de las inversiones en las economías de los países con un sistema social “más avanzado”.

    Sin embargo, y debido a mi ignorancia sobre el tema, o quizás porque, a lo mejor, tampoco exista o no se quiera investigar sobre un modelo más realista, no veo muy bien cómo los incentivos hacia la inversión…que ha de ser necesariamente, entiendo, privada, aunque pertenezca a grandes emporios financieros, no irá acompañada, necesariamente, de un baño de realidad en el precio que, toda la sociedad, debe pagar por ella.

    Entiendo que se pueda explicar toda una serie de “recortes”, “reformas laborales”, “bajada de impuestos”….en fin de abaratamiento del mercado para esas anheladas inversiones….y un empobrecimiento significativo y mantenido en la sociedad, planteando un horizonte….quizás lejano en el tiempo…, de mayor bienestar.

    Pero me temo que ni siquiera ese horizonte se pueda ofrecer.

    No veo cómo una sociedad empobrecida, que centra todos sus esfuerzos y recursos en sobrevivir en un mercado laboral que no permite ni el consumo ni el ahorro, ni siquiera permite tener el tiempo suficiente a las gentes para su desarrollo social, familiar o cultural, pues aun trabajando la situación se mantiene en los límites de la precariedad, cuando no de la pobreza misma, pueda coger el impulso y la fuerza suficiente en el tiempo, como para poder, al menos, dibujar un panorama más alentador, aunque no sea en un futuro próximo.

    Y eso es, lo que hasta ahora, a no ser que nos lo hayan contado mal, se hubieran ocultado cosas, o todos, gobernantes y gobernados, estemos procurando por todos los medios de no conocer la verdad completa, parece que está pasando cuando se aplican esas medidas de “atracción al inversor”…cuyos resultados no son nada evidentes, al menos a una gran parte de la población….que ve aumentando, exponencialmente a esas medidas, el número de personas que entran en un estatus irrecuperable de pobreza y precariedad.

    Lo siento, Isaac, pero no lo veo.

    Un saludo

  2. pasmao dice:

    Buenos días Don Isaac

    Mucho de economía no se, lo confieso, necesitaré un par de tardes con los profesores del doctorado de nuestro Presidente, quien sabe.

    Pero si se que si vas sin frenos en una cuesta abajo, muy larga y rodeado de acantilados, lo último que hay que hacer es pisar el acelerador, que es lo que está haciendo Sánchez. O sea, que yo no pongo en duda su tesis de que vamos a peor, a mucho peor. Vistas las circunstancias.

    Lo que me parece necesario reseñar es cómo hemos llegado a estar en esa larga cuesta sin frenos, y si se podría haber evitado.

    De lo que pasó desde el 2008 en España y la economía, asunto que venía de antes se ha escrito y mucho. Que le voy a contar. Pero de lo que se pudo hacer desde el 20N del 2011 y no se hizo si voy a inistir.

    Hay condicionamientos macro, globales, que pesan y mucho en la economía local, que pueden ser aprovechados o no, usted los ha nombrado cuando comenta lo que están haciendo algunas economías para atraer capital privado. El problema es que desde el 2011 hasta este verano con condicionamientos tan favorables cómo

    – bajada de los tipos de interés (los que pagamos por nuestra deuda) a niveles históricos, acompañados de créditos QL a saco

    – bajada del precio del petróleo

    – concentración de gran parte del turismo que antes iba a otros sitios en nuestra nación, porque otros mercados presentaban riesgos inasumibles para los turistas

    Hay mas, pero con esos me bastan.

    Esos condicionantes, sobre los que no tenemos poder, margen de maniobra, nos vienen impuestos. Lo del turismo siempre lo podemos empeorar, es cierto, cómo se ha visto con Cataluña.

    Sobre esos condicionantes construyó Rajoy su «éxito» económico. Dejándonos de paso una deuda real respecto PIB de mas del 150%.

    Por lo demás no hizo algo muy diferente de lo del «Doctor» actual, salvo NO pisar el acelerador en la cuesta abajo (se le agradece), pero si hubo en algún momento la posibilidad de salirse de esa ruta para tomar una cuesta arriba esperar a que se parara el invento, y ponerse a caminar (algo muy incómodo cuando se ha llevado una vida regalada), desde luego no lo hizo.

    Otras naciones aprovecharon esas mismas condiciones globales y dejaron puestos unos cimientos mucho mas firmes. Cimientos que permiten negociar con esos capitales, inversiones privadas en mayor igualdad de condiciones, en vez de rendirse ante ellos.

    Me pregunto además si el Doctorcito actual no lo estará haciendo a exprofeso.

    Recordemos que con el gobierno anterior el momento de arranque de lo que vemos en Cataluña comenzó en 2012. Se sustanció en esa Diada 2012 donde vimos por ejemplo a personajes como Duran i LLeida, que poco pegaban por allí. Pero comenzó antes.

    Comenzó en esa primavera del 2012 donde nuestra prima se volvió a disparar y donde se consideraba la posibilidad de una intervención «Uropea» a sangre y fuego, que luego no se sustanció así, si no de forma mas descafeinada.

    Es entonces cuando los próceres de la «economía y la empresa» catalanas (derecha de toda la vida), los que luego pusieron sus cuentas en Madrid, Valencia.. pensaron que por fin podían poner su cartera junto a su corazón separatista y alentaron un proceso que hasta entonces estaba básicamente liderado por la izquierda separatista. Es entonces primavera 2012, cuando se planificó lo que cristalizó en esa Diada 2012.

    Y si de paso la corriente se llevaba por delante toda la corrupción de sus cuates pues mejor.

    Ahora, con un gobierno en minoría, una prima que a saber donde se nos pone cuando el BCE diga que hasta aquí hemos llegado, unos precios del petróleo al alza, un turismo a la baja, y con Soros de visita y a los Rothschild abriendo boutique aquí, me da que algunos especialistas en desguaces y venta del piecerío del coche accidentado, se pueden forrar.

    Un muy cordial saludo

  3. EB dice:

    Isaac, recién regresado de China, leo su post y entiendo su insistencia en preocuparse por la “política económica” de Sánchez (lo pongo en comillas porque Sánchez no tiene política alguna sino simplemente un deseo inmenso de quedarse en el poder de cualquier manera y por lo tanto dispuesto a hacer cualquier cosa que le parezca “razonable” para lograrlo). Analizar las consecuencias económicas de las veleidades y los vaivenes de Sánchez requiere entender lo que pasa en la economía global, en particular por qué EEUU bajo Trump “anda” muy bien, por qué China bajo Trump “sigue andando” razonablemente bien, y por qué otras economías nacionales importantes no tienen preocupaciones políticas tipo Sánchez a pesar de que sus políticos no son distintos a Sánchez. Por supuesto, intentar explicar mi entendimiento de la economía global requiere mucho espacio y tiempo, pero en todo caso yo hace tiempo dejé atrás el marco analítico de la Macroeconomía keynesiana y monetarista por sus graves deficiencias. Para simplificar y poder dialogar mi resumen es que tanto en EEUU como en China sus economías siguen “cursos espontáneos”, es decir, poco afectados por las “políticas” de sus líderes políticos (esto no implica, sin embargo, que estos líderes puedan volverse “locos” y patear el tablero, lo que sí tendría consecuencias serias, pero yo apuesto a que la probabilidad de que esto suceda es muy baja y que le conste que jamás establezco equivalencia ética entre la institucionalidad de los gobiernos de los dos países). Esos “cursos espontáneos” permiten suponer trayectorias de crecimiento económico razonables para ambos países. Respecto del resto de los países más desarrollados, conviene distinguir entre aquellos con políticos “pasivos” y aquellos con políticos “activos”. Canadá es un ejemplo del primer tipo, España del segundo tipo. En los primeros, sus economías siguen cursos espontáneos, en los segundos no porque los políticos generan demasiado ruido con sus veleidades y vaivenes.

    Entender mi resumen requiere mucho análisis de los cursos espontáneos de las economías nacionales integradas en la economía global y también de la política y el gobierno de cada estado-nación. Hoy vivimos una situación excepcional en EEUU (un intento deliberado de golpe de estado por parte del Partido Demócrata) y una transición hacia lo desconocido en China (algo también excepcional pero por razones muy distintas a lo que ocurre en EEUU). En el resto de los países, la distinción entre políticos pasivos y políticos activos depende del grado de intensidad de la competencia por el poder coactivo legítimo del estado-nación, en los primeros poco intensa y en los segundos muy intensa (tan intensa que sino fuera porque la violencia ha perdido utilidad más por razones demográficas que por razones éticas, uno esperaría guerras civiles). Recuerde que las deficiencias del “Estado de Derecho” implican que no hay límites a los medios usados en esa competencia.

    1. EB dice:

      Isaac, pocas veces hemos tenido en nuestras vidas, por largas que hayan sido, la oportunidad de apreciar la gran diferencia entre los cursos espontáneos de lo que la gran masa de personas comunes hacemos y los abusos de poder de la minoría que se cree en todo sentido por encima de las masas (esto es, de las élites). Aunque el análisis serio de ambas partes y sus interacciones en nuestras sociedades a nivel de cada estado-nación y especialmente a nivel global de la totalidad de los estados-nación siga siendo muy deficiente, su observación da pistas sobre lo que estaría ocurriendo y lo que podría ocurrir en los próximos 5-10 años. Mientras observamos que los cursos espontáneos de las masas en EEUU y China parecen blindados a las consecuencias de las luchas internas de sus élites (en EEUU esta lucha es bastante transparente a pesar de las campañas de confusión y miedo de la peor izquierda, mientras que en China sigue siendo tan impenetrable como en tiempos de Mao aunque no cabe duda que es tan intensa hoy como en cualquier momento post-Mao), en España la lucha interna de su élite formada por payasos falsos con pretensiones de todo tipo sí amenaza con terminar en violencia, no la de guerra civil por razones demográficas, sino la de los tomatazos, esa que refleja un profundo odio entre las partes y que termina haciendo imposible la coexistencia –sí, en España no hay Estado de Derecho (le agrego, no para consolarlo sino para reforzar mi idea, de igual manera que no lo ha habido en Argentina durante mis largos 70 años).

      En las próximos días, comenzando hoy, veremos en EEUU cuan lejos el bando enfrentado con el bando gobernante está dispuesto a llegar en su reconquista del poder político. Si usted ha seguido lo que ocurre en EEUU solo a través de los medios españoles, le costará entender lo que está sucediendo y a punto de suceder –sí, no le quepa duda que El PaÍs y las demás porquerías españoles de información masiva le han ocultado mucha, muchísima información. Me considero un observador «veterano» de un período anterior difícil en la historia de EEUU (1963-75) y pienso que hoy el enfrentamiento interno de su élite es mucho más grave. Aunque la masa todavía se mantiene ajena a ese enfrentamiento, el bando opositor al gobierno ha optado por una estrategia de forzar su participación directa en las instancias institucionales que todavía controlan (la división del poder político y el gobierno en EEUU permite que así sea en una magnitud desconocida en todos los demás países), algo que probablemente degenerará en conflictos limitados pero violentos. Como quizás sepa, en noviembre hay una elección para renovación parcial del Congreso: la campaña ya ha empezado y se agudizará en las 4 semanas que restan con acusaciones falsas, pero no son suficientes y entonces se lanzan amenazas en clara violación de los derechos fundamentales de las personas agredidas sin que importe un bledo a esos payasos hipócritas –esos que tanto abundan en España y toda Europa– que se dicen sus defensores. Da asco reconocer que un número importante de abogados en EEUU y Europa niega alegremente la presunción de inocencia cuando el acusado es un opositor, pero ya sabemos que la sumisión de los abogados es esencial a su supervivencia.

  4. Manu Oquendo dice:

    Me ha gustado, como de costumbre, el artículo del Sr. Salama que creo se circunscribe a nuestra actual coyuntura política que muestra muy claramente las limitaciones de todo tipo –pero en primer lugar intelectuales y morales– del actual gobierno obsesionado con el ,mantenimiento del poder probablemente por razones psicopáticas porque desde luego carece de cualquier vocación de servicio.

    No voy a entrar en lo que tantas y tantas veces hemos tratado, los desvaríos –descerebrado y perversos– de Zapatero de los cuales ni tan siquiera hemos aprendido y los problemas genéricos de nuestro sistema social –el propio de la Europa Continental diseñado por el Imperio– que nos lleva de modo determinista a:
    1. Tamaños crecientes del estado, a
    2. Rendimientos negativos mal disfrazados por unas…
    3. Estadísticas de ciencia ficción y a…
    4. Una constante reducción de libertades que ya es imposible esconder por más tiempo. Ahora, como en Camboya, nos reeducan en Ideología de Género.

    Me alegra mucho volver a recuperar a EB a quien leeré con atención, como siempre.

    Un saludo cordial a todos, autor y comentaristas, y a EB: me alegro de volver a verlo por aquí.

    1. EB dice:

      Gracias Manu. Prepare mucho popcorn para el circo del fin de semana.

      Y si quiere un plan B ríase con este artículo

      http://www.elmundo.es/papel/firmas/2018/10/04/5bb4cc3346163ffd908b4625.html

  5. O'farrill dice:

    Nada que objetar al artículo y a los acertados comentarios al mismo. Siempre se aprende y se agradece aprender. Mi única duda está en esa figura de los «inversores» cuya identidad siempre se desconoce y menos aún su capacidad económica real para invertir. En un mundo donde el dinero como tal no existe (o está a punto de desaparecer) y donde los patrimonios están sobrevalorados por intereses de un tipo u otro, continúo sin ver cómo nos pueden ayudar a nuestras maltrechas economías desde otras maltrechas economías virtuales. Tengo la impresión de que todo ese mundo juega «de farol» y más pronto o más tarde, los faroles se apagan.
    Otra cuestión distinta es que se liberen las actividades económicas legítimas desde el punto de vista administrativo o fiscal. Que se incentive de verdad a quien arriesga su patrimonio real en lugar de perseguirlo; que se eliminen las trabas para recuperar sectores industriales perdidos; que los recursos de cada país sean su base económica; que se reduzca el gasto público parasitario enmascarado en el «estado de bienestar»; que exista verdadera seguridad jurídica a partir de una recodificación de todo el ordenamiento actual que provoque garantías y certezas legales; que dejemos de hacernos trampas con servicios como el turismo de baja calidad donde la cantidad se impone; que se ajuste todo el sector público (incluyendo la desaparición de las autonomías) a las necesidades reales (no las creadas artificialmente para el consumo) de los ciudadanos; que se rompa de una vez la brecha salarial entre los «instalados» y los que sacan adelante el trabajo; que revisemos acuerdos que nos perjudiquen y que impidan extraer el rendimiento de nuestro potencial creador….
    Mientras los estados asfixien a sus ciudadanos y los gobiernos pretendan someterlos a base de imposiciones arbitrarias del cargo de turno, al mismo tiempo que se dan beneficios y ayudas a quienes no forman parte de ese estado, el agravio comparativo está servido y los cierres de empresas, comercios, autónomos, etc. estarán a la orden del día. El estado es para convivir y vivir en libertad. En eso se basa su constitución. Lo demás sobra.
    Termino con el «fachadismo» (tan de moda últimamente) del gobierno actual, donde se supone que la estética está por encima de la ética. Decía Tolstoi: «Creo haber demostrado suficientemente que los socialistas hacen promesas contradictorias en su magnífico ensayo «Contra aquellos que nos gobiernan». Las mentiras pueden creerse la primera vez. Seguir creyéndolas más tarde demuestra la inanidad o anomia social (según Dalmacio Negro) de una sociedad sometida.

    Un saludo.

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