Con la ley trans y la del aborto ¿realmente van a ser más libres los adolescentes?

En estos momentos están en la fase de debate parlamentario, para su posible aprobación y entrada en vigor, dos proyectos de ley que pueden tener un gran impacto sobre todo en la juventud adolescente. Me refiero a la llamada ley trans y la nueva ley sobre el aborto. Ambas leyes presentan algunas similitudes importantes.

Las dos pretenden que los ciudadanos tengan la posibilidad de decidir sobre aspectos de la naturaleza humana que la ciencia aún desconoce, con el riesgo que ello implica. Y las dos suponen que los adolescentes de 16 años tienen la madurez intelectual, psicológica y emocional suficiente como para valorar responsablemente las consecuencias de sus decisiones.

La ley trans pretende otorgarnos el derecho a decidir qué género sexual queremos, con independencia de con cual hayamos nacido, despreciando el hecho de que hoy por hoy no es posible lograr, a base de operaciones quirúrgicas y de fármacos, cambiar todos los componentes genéticos, neuronales, hormonales y de todo tipo que hacen posible que una mujer funcione como mujer y un hombre como hombre.

Como señala Celso Arango, jefe del servicio de Psiquiatría del Niño y del Adolescente del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid y expresidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental, hablando de la disforia de género (malestar de quienes no se sienten identificados con el sexo con que han nacido):

“El tema con esto es que, lo que llevamos viendo toda la vida como disforia de género, que he visto cuatro o cinco casos en estos 20 años y que sé que existen porque los he visto, en estos últimos tres años he visto 400. (…).

Cuando uno mira alrededor, va a congresos, habla con sus compañeros y habla de lo que ha pasado en Suecia, en Reino Unido, se da cuenta de que ha habido una explosión de pseudocasos de personas que piensan que siendo trans, solucionan problemas que se solucionan de otra forma y que, un tiempo después, se dan cuenta de que esa no era la salida, cuando ya el procedimiento es irreversible”.

El tema del aborto tiene, desde luego, connotaciones distintas. Centrándonos en el nuevo proyecto de ley vemos que pasa lo mismo que con las leyes anteriores: se regula la posibilidad de que la mujer embarazada decida poner fin a la vida del ser que lleva dentro, aun cuando nadie sabe si en las primeras semanas de gestación ese ser tiene ya las características básicas para que se le considere un ser humano, o todavía no.

Hace ya unos cuantos años y fruto de la presión feminista, los legisladores del mundo occidental optaron por interpretar la ignorancia del mundo científico como ausencia de impedimentos para permitir el aborto. En función del peso que en cada país tuvieran las tradiciones religiosas se fue estableciendo por ley un período de varias semanas al principio del embarazo en las cuales la mujer gestante es libre de decidir si aborta o no (en algunos países deben cumplirse además ciertos requisitos). Eso implica que se deja en manos de cada mujer que, durante ese período, valore lo que crea conveniente en relación con su propia vida y la del ser que lleva dentro, y tome su propia decisión.

El hecho de que los países que han regulado el aborto diverjan tanto en el número de semanas como en los requisitos a cumplir para permitirlo, refleja claramente que, ante la ausencia de respaldo científico, actúan bastante a ciegas sobre lo que están haciendo. De hecho, llama la atención la cantidad de médicos que se niegan a practicar abortos por razones de conciencia. Algo verán que les inquieta.

En España los legisladores están partiendo del supuesto de que una niña de 16 años que se ha quedado embarazada es capaz de valorar la posibilidad de que ese ser que lleva dentro, aunque nada en su aspecto lo sugiera, pueda ser realmente un ser humano si bien en una fase muy incipiente de su desarrollo. Y, sobre todo, que es capaz de hacer esa valoración con el suficiente sentido de responsabilidad como para afrontar la enorme tensión que, en muchos casos, le van a generar sus padres y los inconvenientes que indudablemente le va a crear ser madre a los 16 años.

Todos sabemos, y los legisladores también, que poner en manos de esas niñas una decisión de semejante envergadura sin, al menos, la implicación a fondo de sus padres, en el 90% de los casos solo va a tener un desenlace: abortar directamente. Pero no es que esa sea, previsiblemente, la decisión mayoritaria a los 16 años es que muy probablemente lo es también a los 18, a los 20 y a más edad.

Yo no me atrevería a juzgar los motivos que llevan a una mujer a abortar. Pero, en estas líneas quisiera llamar la atención especialmente en la enorme y perniciosa influencia que está ejerciendo la sociedad en esas decisiones. Y cuando hablamos de la sociedad, incluyo, por supuesto, a las respectivas familias.

Seamos honestos: la sociedad no está siendo en absoluto neutral en este tema. Por un lado, establece el derecho a abortar, pero, por otro, está creando un estado de opinión activamente favorable a que se aborte, a base de minimizar o esconder sus consecuencias y de demonizar los argumentos contrarios.

Si la sociedad estuviera dispuesta a ser realmente neutral y apostara de verdad porque las chicas que se encuentren ante esa decisión la pudieran adoptar, no solo libremente, sino también responsablemente (como se supone que debe ejercerse la libertad), se harían dos cosas.

En primer lugar, asegurar que esas chicas al menos tuvieran claros los principales argumentos que hay, en un sentido y en el contrario, en relación con el ser que está en sus primeras semanas de vida en el claustro materno. Si realmente fuera así, oiríamos de forma habitual a políticos, periodistas, médicos, científicos e, incluso, a otras mujeres que se han encontrado ante situaciones similares, tanto sus opiniones a favor del aborto como las que lo desaconsejan. Y, sin embargo, este segundo tipo de opiniones apenas se oyen, se consideran políticamente incorrectas; es como si estuvieran proscritas.

Y, en segundo lugar, si de verdad se quisiera apoyar que esa decisión pudiera tomarse libremente, del mismo modo que se defiende que las mujeres que quieran abortar puedan hacerlo en la sanidad pública, se deberían articular medidas de apoyo para que las mujeres que no quisieran abortar pudieran llevar más fácilmente su maternidad.

La realidad es que la sociedad no está respetando la libertad de las mujeres para que tomen la decisión en el sentido que sea, sino que ha creado un clima de opinión que “anima” directamente a abortar.

Es como si todo ese conglomerado político, periodístico y social que componen lo que solemos identificar como los “creadores de opinión” se hubieran puesto de acuerdo en que el derecho al aborto “debe” traducirse en la decisión de abortar. Cualquier opinión opuesta al aborto se entiende como un cuestionamiento de ese derecho y de esa libertad. Con este estado de opinión social la decisión que las niñas de 16 años puedan tomar les viene, prácticamente, dada.

Con la ley trans puede llegar a pasar algo parecido: que, a base de querer normalizar y naturalizar el cambio de sexo, se empiece por aplaudir a los chavales que “valientemente” den ese paso, silenciando a quienes señalan los riesgos, y acabemos creando un ambiente generalizado, con la ayuda de los famosos creadores de opinión y las charlas en los colegios, en las que casi se esté animando a hacerlo.

Dicho todo esto, en mi opinión personal niego que, como sociedad, podamos regular tanto el aborto como el cambio de sexo, dado el grado de desconocimiento científico que existe y lo que nos jugamos en ambos casos. Pero, puestos a regularlo, niego que realmente estemos dejando a las personas afectadas por esos casos que sean libres para tomar sus decisiones, puesto que la presión social en un caso, el del aborto, es abiertamente beligerante en una forma de aplicar esa regulación; y en el otro caso, el de la ley trans, dada la utilización política que ya se está haciendo, es muy posible que acabe sucediendo lo mismo.

Si se les ve tan maduros para aplicar estas dos leyes a los 16 años, ¿por qué, entonces, no se les deja que voten y elijan a quienes han de gobernarnos? Más aún, ¿por qué no reducir aún más la edad para aplicar estos proyectos de ley?

En el fondo, ¿estamos dejando que los adolescentes sean verdaderamente libres para aplicar estas leyes o, una vez que se aprueben, les vamos a empujar a que tomen sus decisiones en un solo sentido?

En definitiva, ¿con estas leyes, van a aprender a ser más libres (y responsables) o, al final, solo van a estar más adoctrinados? 

8 comentarios

8 Respuestas a “Con la ley trans y la del aborto ¿realmente van a ser más libres los adolescentes?”

  1. O'farrill dice:

    Indudablemente van a estar más adoctrinados a conveniencia de los poderes mundiales. De eso es de lo que se trata: de quitar libertad y crear dependencia y todos sabemos lo que esto significa: la anulación de la voluntad y el criterio propios para cederlos a la política de cada momento.
    Si no nos queremos perder en esta confusión científica que no tiene nada de inocente, es mejor volver a la Biología, a la Fisiología y a la Psicología con su componente de manipulación de las masas conocido desde hace siglos, pero más operativo desde la aparición de la propaganda mediática.
    También conviene volver a la Historia, a la Antropología, a la Sociología y demás disciplinas creadas y desarrolladas tras muchísimos años de trabajo e investigación, frente a la inmediatez de las «ocurencias» distópicas actuales de gentes que no han pasado del cómic de ciencia ficción (en el mejor de los casos, en el peor estaríamos ante la maldad premeditada).
    En cuanto al «factor humano» se refiere y su reproducción, debemos evitar mezclar la Ciencia con el Derecho. El embrión humano es un ser vivo que depende de su madre en los primeros meses de gestación, lo que nos llevaría a la necesidad de protegerlo desde el principio en lugar de sacrificarlo. Más tarde, ya nacido tiene todos los derechos que dice la Declaración de Derechos Humanos: nace libre para su propia construcción jurídica, personal y profesional, y por ello nada ni nadie debería mutilar esa libertad a partir del momento de su consciencia real, no impostada. Estamos hablando de «madurez» o «inmadurez» que no puede ni debe estar sujeta a un único patrón como es la edad (hay muchos inmaduros adultos), sino a su formación, experiencia y responsabilidad social, todo ello que sería necesario para acceder a unos modelos políticos (por otra parte muy deficientes).
    Como muy recoges en el artículo y en palabras del Jefe de Psiquiatría del Gregorio Marañón, en lo que se refiere a la llamada «disforia de género» hay un efecto contagio motivado tanto por la propaganda de determinados patrones o perfiles, como por la sensación de fracaso familiar en el mundo de la familia convencional. La preferencia por la pandilla como nueva familia más cercana ha ido creciendo desde «West Side Story». El «matar al padre» como significado de ruptura con modelos considerados arcaicos, la supina ignorancia hábilmente tejida y fomentada por los sistemas de poder y la fe ciega en los «móviles» como forma de vivir, han ido configurando un tipo de sociedades inmaduras, pusilánimes, acríticas, débiles, serviles y anómicas, que van a ser «carne de cañón» para intereses espurios.
    ¿Quien ha construido, fomentado y ha sido cómplice de esta destrucción o genocidio encubierto de los seres humanos? ¿Quien prefiere inocular virus deformantes y nocivos en las sociedades humanas? ¿Quien está apostando por la muerte, por la degeneración de valores y principios que servían de soporte al ser humano? ¿Quien está difundiendo miedo, apocalipsis, pánicos, paranoias y enfrentamientos entre amigos, familiares o vecinos? No hay más que tratar de informarse de los proyectos de ingeniería social que se han dado desde hace muchos años para someter la libertad y proclamar la felicidad falsa de la esclavitud servil.
    ¡Que no te equivoquen….! dice el experimentado cura de pueblo a su monaguillo en una inolvidable película de Garci…. Pues eso
    Un cordial saludo.

  2. Sira dice:

    Gracias por el artículo, Manuel.

    En ambos casos me parece que hay un tema que no se quiere sacar a colación en el debate que es la sexualidad en si misma vivida como un acto intrascendente, semipornográfico e irresponsable y me parece que ese es el telón de fondo de ambos problemas.

    En el caso concreto del aborto hay también algo que no se quiere plantear, pues me parece inconcebible que una niña de 16 años tenga que asumir sola la responsabilidad de traer al mundo una nueva vida: sin apoyo institucional, sin apoyo social, y desde luego, sin apoyo de la otra persona implicada en el proceso: ¿Dónde está el padre que engendró dicha vida?. (una vez más, el telón de fondo) Cuando la ley del aborto se aprobó en Argentina me pareció totalmente sorprendente que en las muchas horas de debate previo se hablara todo el rato del derecho de las adolescentes a elegir ante la coyuntura de quedarse embarazada(se hacía hincapié en los sectores más desfavorecidos, alegando violación en gran cantidad de casos), pero en ningún momento se planteaba en el debate la responsabilidad personal,social e institucional sobre el porqué eso estaba sucediendo.

    Con respecto a la ley trans: creo que hay una evidencia del cambio en la sensibilidad de las nuevas generaciones que buscan nuevas vías de comunicación entre sexos y que está siendo utilizada por esta ley de un modo aberrante para destruir esas capacidades sensoriales.

    Un saludo y gracias,

  3. Manu Oquendo dice:

    Estamos en 2022.
    La primera ley LGTB creando obligaciones legislativas en cada país de la UE es del Parlamento Europeo y del 6 de Febrero de 2006.
    Nuestras comunidades autónomas, prácticamente todas, ya han traspuesto aquellas normas a sus leyes.

    En Madrid lo hizo Cristina Cifuentes del PP con una de las leyes más irracionales, despóticas y destructivas. Por ejemplo penalizaba la terapia de reversión pero no la de tránsición por poner un ejemplo. Ya tenemos profesionales (docentes y psicológos) sancionados.
    La Ley de Sánchez/Montero trata de endurecer, uniformizar y seguir destruyendo nuestra sociedad siguiendo los mandatos de los Sátrapas Maltusianos y de sus «agendas».
    Esto, por tanto, no es cuestión de Izquierdas o de derechas. Es simplemente obedecer una orden que llega al Parlamento Europeo no se sabe muy bien desde dónde y que ya nos han endosado. Ahora se da un paso más y se uniformiza al gusto del podemismo pero sería igual con otros.

    Unos apuntes breves.
    1. La disforia es una condición médica conocida desde hace algo más de 100 años. Afectaba a 1 de 40,000 nacidos varones y a 1 de 100,000 niñas nacidas.
    2. Aquellos niños solían sufrir una tasa de suicidio 10 veces más alta de lo normal.
    3. Desde los años 90 y progresivamente se va creando una moda que multiplica por 4,000 aquella incidencia en los peores momentos del desarrollo infantil y adolescente. Al contrario de lo que sucedía antes, ahora son las chicas las más afectadaas por esta moda inducida.
    4. Lleva a la autocastración incentivada desde el Sistema Público Escolar.
    5. Los padres se convierten em Progenitor 1 y 2 y pasan a ser irrelevantes y un «problema».
    6. Antes o después del tratamiento y cirugías (irreversibles) las altísimas tasas de suicidio permanecen.
    7. Si ustedes investigan llegarán a este documento: National Security Memorandum 200. Aquí el PDF libre https://pdf.usaid.gov/pdf_docs/Pcaab500.pdf
    8. Dicho memorandum es de 1974, es secreto hasta 1991, afecta a las leyes de todo Occidente y del Tercer Mundo (para poder acceder a préstamos al desarrollo) y en su segunda parte habla de los cambios de Arquetipos de Hombre y Mujer deseables para que se controle la fertilidad mundial.

    Si no nos defendemos, la banda que dirige Occidente y usa nuestro dinero para hundirnos, acaba con nosotros.

    Un muy cordial saludo y gracias.

  4. Manuel Bautista dice:

    Totalmente de acuerdo contigo, Sira.

    Si las familias y el Estado no se involucran activamente, la inmensa mayoría de las niñas con 16, 17, 18… años que se queden embarazadas van a abortar, incluso las que de verdad quisieran tener a sus hijos. Porque sin ningún tipo de apoyos hacerse cargo de un hijo a esas edades, y en nuestra sociedad, es una tarea titánica.

    Por eso, es una muestra más de hipocresía que nadie esté planteando este aspecto tan obvio.

    También es hipócrita que se juegue a que las niñas con 16 años puedan tomar su decisión sin consultar con sus padres, porque sin la implicación de estos, su decisión solo va a ser una.

    Muchas gracias por tu comentario. Un saludo.

  5. R. Estévez dice:

    Gracias por el artículo y los comentarios que muestran, entre mucha información muy válida, que la opinión mayoritaria de entornos culturales normales, –como creo que es el de este foro– no coincide con lo que El Poder de facto lucha por imponer.

    Y este es, precisamente, el problema principal de la Sociedad Occidental, que pretendiendo ser el faro de la humanidad –creo que con algunos errores no banales sí lo fue– ha dejado de serlo y ya no tiene credibilidad. Somos un parque temático camino de la extinción desde dentro.

    La respuesta del Poder Occidental, básicamente consiste en.
    1. Eludir la respuesta y la argumentación racionales. Opta por el silencio o por el insulto, la censura, la amenaza y la sanción.
    2. Atizar sus redes clientelares: grandes corporaciones abortivas, organizaciones y subgrupos políticos clientelares así como ONG’s de todo tipo bien regadas durante años.
    3. Insultar y Tildar de Retros Negacionistas Católicos o Cristianos a cualesquiera que muestre oposición. El Islam piensa lo mismo que el Cristianismo pero calla porque de momento les conviene que el cristianismo (hablo del cristianismo cultural, no solo del practicante) desapaezca.
    4. Acusar a la todavía escasa oposición pública que se atreve a serlo de ser «Agentes de Odio» lo cual además de una soberana idiotez es falso pero ya está en las leyes y en marcha.

    Mi conclusión es que el Poder de Hecho comienza a mostrar un comportamiento Despótico e Histérico porque se sabe incapaz de un debate tranquilo y serio. Irracionalidad regada de mucho de niro y un uso tremendo de las grandes debilidades de la psicología de las masas.
    Si a todo ello sumamos que Occidente se va quedando aislado –y que este aislamiento se ha acentuado mucho tras la guerra de Ucrania– porque llevamos años atizando– veremos que los problemas de Occidente son ya gravísimos y muy decadentes también económicamente por sus políticas.

    Acabamos de ver que, sin darle la razón a Putin, 6,600 millones de personas no están de acuerdo ni con nuestras sanciones ni con nuestros modos de «expansión» hipócrita y subrepticia pero en el fondo es una forma de Guerra, La Híbrida y la Gris, apoyadas por el 75% del gasto militar mundial (para menos del 15% de la población) lo cual dice muchas cosas sin necesidad de hablar.

    Si añadimos el empobrecimiento generalizado de los ciudadanos de EEUU y de Europa por graves errores de Juicio y Decisiones de nuestras élites a lo largo de 50 años, el escenario que tenemos por delante es tremendo y, a pesar de ello, se nos fuerza a un Harakiri civilizatorio.

    Tanto que ya somos el hazmerreir del mundo.

    Buenos días

  6. pasmao dice:

    Interesante columna y comentarios.

    Me gustaría incidir en una cosa, y es en lo que ha comentado MANU acerca de cómo se maneja este tema via Leyes Uropeas y sus transposiciones.

    Sería interesante ver cómo llegan esas proposiciones de Ley al Parlamento Uropeo, y lo primero sería saber si los partidos políticos que las votan las han llevado en su programa electoral. Al menos de manera explícita. Dice Manu que la Ley se aprobó en el 2006. Las elecciones fueron en Junio del 2004. ¿Cuántos partidos de los que votaron esa Ley la llevaban en su programa? Y si no fuera así ¿Cómo llegan hasta el parlamento, quien las idea y quien influye en los grupos para que las voten? ¿Cómo es ese cabildeo? Etc…

    Otra cosa son las transposiciones. Seguro que si comparamos las transposiciones que se hayan hecho en Hungría con la española nos habrá diferencias significativas. Y en ambas está Uropa por medio.

    Y lo tercero es esa presunta inamovilidad de las Leyes esas. Como si estuvieran escritas sobre piedra, o si fueran las Tablas de la Ley. Porque supongo que si saliera una mayoría de partidos en un elección Uropea (la hay en 2024) que diga nones a todas esas Leyes Trans, Ecologistas, etc e intenta derogarlas; se podrá hacer. ¿O no?

    Lo digo también (por ejemplo) por el tema del automóvil y ese prohibir la fabricación de NO eléctricos a partir del 2035, lo de las renovables, la energía nuclear como anatema, etc. ¿Qué pasaría si por ventura una coalición de partidos en 2024 dijera que nones? Etc.

    O es que sólo se puede ir en una dirección y si se quiere otra cosa y se tiene una mayoría, te montan un golpe de estado Institucional (por nuestro bien) como hemos visto en otros sitios.

    Me gustaría saber por dónde van nuestras opciones en España y si lo que hay a la derecha del PP opta por el modelo italiano o el húngaro; a la hora de plantear este tipo de cosas. También en las Uropeas del 2024.

    Un cordial saludo.

  7. Manu Oquendo dice:

    En relación al comentario del compañero Pasmao me gustaría precisar y corregir una fecha de mi anterior comentario. La Resolución del Parlamento Europeo citada fue del 20 de Enero de 2006. Me falló la memoria y me fui a Febrero del 2006.
    En dicha resolución –que quizás merecería un análisis muy reposado– se establece la obligación de los Estados miembros de, entre otras cosas, «educar» a los niños y jóvenes en las ideas que esta panda quiere que nuestros hijos y nietos tengan en la cabeza.
    Entre ellas que el sexo no es un hecho biológico determinante sino que es una decisión personal a través del género que es…..su creación cultural. Es decir, la teoría Queer obligatoria.

    Precisamente anoche y para terminar el día tuvimos una tertulia con una feminista importante.

    Le habíamos pedido que nos hablase de la Ley Trans pero pasó su tiempo explicándonos la trayectoria del feminismo histórico. Con lo cual me ví de vuelta a mi ya lejana juventud cuando participé en un debate en la universidad con una compañera contra otros dos alumnos. Nosotros éramos de segundo y los contrincantes de tercero. Hace 50 años por lo menos.

    Llegó el momento del diálogo y entonces pedí a la conferenciante amablemente que, sin escabullirse, nos explicase cómo habíamos podido pasar de aquel feminismo con el que todos estamos de acuerdo, a este bodrio de Ley Trans que nos lleva de cabeza al escenario Neoyorquino con más de 30 géneros sacralizados. Y que nos hace pasar de una incidencia de la disforia de sexo de (1 chico varón cada 40,000 nacidos) a una epidemia en una ola de histeria colectiva fomentada por ley en los colegios y afectando masivamente a las niñas. Hoy, con seguridad, ya están saliendo en los colegios de su vecindad sin que los padres puedan abrir la boca. (Libro ya citado aquí: «Un daño irreparable»)

    Ya se ha multiplicado la incidencia por 4,000 veces y ya la tenemos en las escuelas madrileñas gracias a la Ley de Cristina Cifuentes (PP) que resultó ser la más dañina e irracional de España. Para que luego digan que esto es cosa de la Izquierda. No, es cosa de quienes mandan sobre los partidos occidentales.

    Como la ponente era nuestra invitada no quise preguntarle en público si, tras esta ley de Sánchez/Montero, la Ablación de Clítoris pasaría a ser legal. En efecto, la automutiliación quirúrgica pasa a ser un derecho indiscutible del niño sin que nadie pueda oponerse a la voluntad de quien lo pida porque está y estará penado gravemente en este bodrio legal redactado sin dos dedos de frente excepto para hacer todo el daño posible.

    La reacción de nuestra invitada me sorprendió porque se le iluminó el rostro, como diciendo «me alegro de su pregunta», y entonces nos pidió tiempo para explayarse –como notoria feminista con mando en plaza y excelente pedigree de izquierdas– terminando por dedicar más de veinte minutos a demostrar que la nueva ley (no tenía dudas de que Sánchez terminaría por obedecer «que es lo suyo mientras le interese», dijo) es un «Atentado grave Contra las Mujeres y su Lucha Histórica», sic.

    Los tertulianos, entre los que había señoras, acordamos con la invitada que teníamos que hablar con mucha más frecuencia porque, frente a quienes siempre intentan dividirnos y enfrentarnos, tenemos casi todo en común y pelearnos entre nosotros es hacer el juego al malvado.
    ————–

    En relación al segundo tema suscitado por nuestro colega Pasmao, la Cacicada Europea de los coches–, no me voy a explayar pero quizás algo esté cambiando. Me explico:

    Ayer ABC (edición papel del 15 de Noviembre) publicó el trabajo de una periodista joven de cuyo nombre me acuerdo perfectamente: Beatriz L. Echazarreta.
    El artículo, titulado «Ostracismo Académico: el Castigo a los Herejes del Cambio Climático» daba los nombres de una serie bastante larga de Científicos de Renombre que habían sido cesados en sus universidades, relegados al desierto y con efectos en sus publicaciones, por manifestar discrepancias con la ONU y sus agencias al respecto de lo que se llama bien Cambio Climático, bien Calentamiento Global y muy especialmente sobre las apocalípticas cualidades que se atribuyen al anhídrido carbónico o CO2.
    Cada vez parece más evidente que Los Nuevos GALILEOS, hoy, siguen recibiendo el mismo trato que recibió el viejo Galileo en los dos mantras sagrados del Poder de Occidente: Género y CO2.

    Para mi este comportamiento con el discrepante es la prueba de que el sistema nos miente y lo sabe.

    El artículo de esta joven me llamó la atención porque en esta época de mi vida suelo estar en posiciones políticamente incorrectas y me sorprende cuando veo que la Dirección Editorial de un medio del Establishment permite que se publiquen por algún joven currante de la redacción.

    En fin, esperemos que haya muchos más y no vivamos entre el miedo y la corrección política. No se lo merecen y, además…. no nos representan.

    Saludos

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