Los poco conocidos ensayos de Alfred Adler, sobre la importancia de los complejos individuales, y los geniales descubrimientos de Carl Jung, sobre los fenómenos de los arquetipos, ofrecen una visión del individuo enormemente clarificadora para analizar y entender los acontecimientos que han jalonado el pasado siglo, y que aún siguen sobrevolando la mente que dirige y gestiona la sociedad actual.
Aunque lo pudiera parecer, no estamos hablando de una cuestión menor. Las consecuencias de que ostente una enorme cantidad de poder algún profundo acomplejado, se miden en cifras de muertos, y estamos hablando nada menos que de cientos de millones de seres humanos, pues las dos grandes guerras mundiales, especialmente la segunda, y los movimientos sociales por antonomasia del siglo XX que son el nacionalsocialismo y el comunismo, estuvieron capitaneados por individuos perfectamente diagnosticados de padecer profundos e intensos complejos de inferioridad.
Estos se caracterizan por personalidades intensamente narcisistas, que no obtuvieron en el ámbito gremial de sus profesiones eco alguno, que no soportaban que el mundo les negara el lugar en el que su inmensa egolatría les quería situar, odiando aquellos éxitos que otros de su entorno conseguían, y poniéndolos a estos en el centro de la diana de la envidia en su acción política. Poco se conoce del origen real del antisemitismo alemán, de la fobia al socialismo y comunismo, y del fanatismo proletario contra los intelectuales, artistas y poetas, de los líderes de los movimientos populares.
Si alguna característica se puede resaltar del resto de aspectos que definieron la política y el poder de los tiempos modernos hasta ahora, es la novedad de que líderes que no procedían de las élites dominantes (aristocracia y nobleza, dirigentes económicos, religiosos, etc.), accedieron a los más altos puestos de poder. Los nuevos sistemas democráticos instaurados desde la Revolución Francesa, y los nuevos grupos de poder organizados en asambleas o en partidos políticos que aglutinaban las opciones ideológicas, ocuparon el espacio público hasta entonces destinado a la corte, el ejército y la iglesia. Los equilibrios de poder empezaron a desaparecer a favor de una nueva y ambigua clase denominada, más ambiguamente si cabe, como burguesía. Los conflictos estaban servidos, y ganaron los más hábiles, o los que manejaron/manipularon mejor, o los más ávidos de poder, o todos ellos juntos.
Un desertor paradójicamente militarista en riesgo de exclusión, provocando constantes altercados en su círculo próximo, un frustrado y ninguneado pintor austriaco con episodios de iluminación, o un seminarista georgiano torturado por su madre, son ejemplos de cómo la gobernanza dejó de ser una responsabilidad de las élites, para convertirse en un asunto de ambiciosos poco formados que pusieron toda la carne en el asador para ser ellos los gobernantes. La carne propia, y la de los demás.
Al seguir la pista de los gobernantes de la historia reciente, es más que conveniente analizar las estructuras mentales en las que se sostienen cada uno de ellos, pues resulta bastante obvio que detrás de ellas va a estar la “agenda oculta” de aquellos propósitos a conquistar, arrastrando a colectivos, millonarios en personas, tras ellos. No es que de ese análisis se desprendan cuestiones excepcionales, al contrario, más bien comunes, sino que los puestos de responsabilidad arrastran en sus decisiones trascendentales consecuencias que puedan acarrear infinidad de vidas humanas. Sus traumas, clichés, miedos, prejuicios, obsesiones, paranoias, y todo el resto de productos de la parte oscura de toda alma humana, serán similares a los de cualquier otro, pero no la manera en que ellos han decidido resolverlos, el dato diferencial que aterroriza.
Efectivamente, el feroz ateísmo confeso y beligerante de estas ideologías, psicológicamente no debe pasar desapercibido, pues esquiva un aspecto fundamental en el hombre, que procede de las doctrinas religiosas, y permite una solución digna a los conflictos psíquicos, como es la posibilidad de redención, entendida como una vía sana para superar y resolver las emociones negativas que producen las dificultades profundas por el hecho de vivir. La imposibilidad de redención precipita a que estas dificultades se estructuren en las patologías de los complejos, que serán el caldo de cultivo para que toda ideología proclame una superioridad propia, como manera de resolver la afrenta.
Al analizar cualquier grupo de ideas que proclame una superioridad, además de una afrenta y de un complejo de inferioridad, nos vamos a encontrar una exaltación, en este caso política, de confrontación con aquello a lo que se acusa de ser el causante de los males propios, y por tanto solo caben opciones de enfrentamiento radical en términos de lograr victoria o muerte, evitando cualquier proceso de duelo o depresivo que pudiera acabar dando lugar a la redención del dolor de lo mal vivido, así como una cierta dosis de comprensión y perdón con quienes infligen el daño.
Ser mejor o peor que otros, aunque sea políticamente incorrecto, es consustancial a cualquier grupo humano, y lo que realmente diferencia si esto es tóxico o no lo es, es la motivación oculta que pudiera encontrarse en quien lo siente; y el enorme placer que siente el acomplejado derrotando al enemigo, así como su compulsiva necesidad de conseguirlo, habla de la presencia activa del complejo que alberga interiormente, de su propuesta vengativa, del afán de revancha, y de la búsqueda del enfrentamiento como solución.
La condición esencial de estas ideologías es la de imposibilidad de redención, o irredención, en sus planteamientos, con el objetivo primordial de perpetuar infinitamente el odio resultante de las batallas perdidas en las pugnas desiguales, a las que se convoca al colectivo similarmente afrentado para que se una a la lucha. Así les unirá la afrenta común suscrita por una forma de entender los episodios encadenados, que no hacen sino traer al presente los sucesos del pasado leídos como derrotas, justificando de esta forma el carácter de víctimas de la historia, convocándose para la resolución violentadora, violenta y violadora, de sus postulados antagónicos. No cabe ni solución ni negociación en cualquier supremacismo, ya sea de raza, de doctrina religiosa, de etnia, de clase social, de género, o la más silenciada y opaca como es la de edad.
Yo no es que crea mucho en ellos, pero de la misma forma que a los bomberos, a los policías, o a los militares, por poner ejemplos, dada la responsabilidad que tienen contraída, se les exige la realización de un test psicotécnico para ir descartando anomalías psíquicas, no se entiende que este tipo de cosas no se haga con los políticos, por la dimensión de las tareas implícitas de los cargos que ostentan. No se vayan a creer que el sistema los depura por si mismo, pues tenemos suficientes casos de psicópatas y sociópatas que han llegado y llegan a las más altas esferas, como para pensar lo contrario.
Los complejos son un conjunto de emociones negativas estructuradas secuencialmente que, durante la adolescencia, obligan individualmente por última vez a elegir entre la opción de la redención o la irredención del sufrimiento contraído, la de ir al encuentro del enemigo para entenderle y aceptarle, o la de odiarle para siempre. Se trata de ser Caín, o de negarse a serlo.
¿La puerta o el muro? Esa es la cuestión. Y que Dios nos libre de los gobernantes acomplejados y de los niñatos con pistolas.
No estoy muy seguro Don Carlos
Y aunque no soy un experto le expongo mis didas.
El nazismo y el comunismo tuvieron un terreno muy abonado para que llegaran a lo que llegaron. Un simple Hitler o Lennin.. no habrían llegado tan lejos sin un terreno fértil en el que cuajasen sus «ideas».
Había mucho antisemitismo en Uropa antes de Hitler, en esa Uropa que ahora nos da lecciones a los del sur, y en esa Uropa heredera del Imperio Austrohúngaro, (ahí pegabas una patada a una piedra y te encontrabas a un antisemita).
En Rusia el resentimiento de los de abajo era real. Y no eran comunistas, aunque si los niños pijos de la aristocracia. Pero sin ese resentimiento tan bien manejado por los soviets, su victoria habría sido imposible.
En Rusia el triunfo del comunismo fue una deriva mas de esa construcción totalitaria basada en la «Razón», mas bien ligada a la revolución francesa. En Alemania y alrededores (hubo mucho nazi fuera de Alemania) fue una consecuencia de la Rusia (por algo se llamó nazionalsocialismo) pasada por el Romanticismo.
En ambos caso, pero sobre todo el alemán, el mas extrapolable en mi opinión, los personajes que llegaron al Poder con nefastas consecuencias, lo hicieron en parte porque el verdadero PODER hasta entonces no quiso dar la cara y buscó, pensando que pondría a alguien manejable, a individuos de apariencia inútil que cortaron los hilos y volaron solos.
El Poder no quiera dar la cara, promociona a idiotas, los idotas revelan sus auténticas capacidades y se rebelan contra aquellos que los pusieron como simples testaferros. Y con esa estrategia la herramienta de ser lo mas inmoral y arribista posible no ahy quien les gane.
Un caso atenuado de ello, pero muy dañinos, los vivimos aquí con Zapatero y después con Rajoy.
En USA tenemos por ejemplo a Bush hijo. No se puede entender la historia de los errores USA en Irak y Afganistán, prorrogados por Obama en Libia e Siria, y lo que se ha devenido de ellos sin entender como fue una marioneta de los Cheney de turno .. y cuando tuvo ideas propias fue aún peor.
De nuestros próceres Uropeos promoviendo referendums como el del Brexit, o la Francia de Sarkozy (complice necesario para lo de Libia) poco que añadir. Y de Merkel con los refugiados..
El problema es que siempre hay alguien o «alguienes» detrás que mandan mucho y mi duda es que si dadas esas condiciones ambientales propicias, esos «alguienes» de no tener a mano a esos «próceres» no habrían echado mano de otros con parejos resultados.
En realidad salvo en China, Rusia y poco mas cuesta ver líderes que lideren.
un cordial saludo
En cuanto al daño que un acomplejado puede llegar a hacer, se han utilizado los ejemplos del mundo de la política, pues son los más manifiestos, conocidos y nefastos; pero evidentemente los hay por doquier, y en el ámbito empresarial y el académico, por poner otros ejemplos, tampoco se quedan a la zaga. Es cuestión de preguntarle a los politólogos cómo es posible que, siendo lo puestos de más relevancia social y con un espectacular poder (en recursos, en influencia, en medios económicos, etc.), sean las estructuras pobres, mezquinas y caducas que son los partidos políticos, las plataformas en las que estos mediocres de insaciable apetito, consigan auparse. Los líderes (reconocibles) solo se diferencian del resto de personas que componen esas estructuras, en que han sido más hábiles, en ningún caso los mejores por sus cualidades en el manejo y la gestión de lo público.
Los innumerables casos que han surgido a lo largo del último siglo y medio de nuestra historia, y arreciando en las últimas dos décadas, nos hablan de un problema estructural, no solo de una suma de casualidades y coincidencias.
Gracias por el comentario y un cordial saludo.
Apreciado Carlos
No puedo hablar de mi experiencia política porque no la tengo, pero en el mundo de la empresa, si es realmente privada, y no un recogecargos políticos que viva amparada por lo que diga el BOE, si se cuela un cretino, a veces pasa, suele durar poco.
Y si dura mucho es la empresa la que puede acabar mal.
Sólo hay una excepción, que ese cretino haya llegado ahí precisamente para cargarse la empresa. No sería la primera vez que ocurre.
El mundo de la empresa pública/semipública lo conozco sólo de oidas. Pero las privatizaciones sobrevenidas en muchas de ellas desde 30-40 años atrás hasta ahora parece que responden en muchos caso a ese paradigma. Al cretino que ponen ahí para que se la cargue.
Siempre ayudados por gente de dentro, colaboradores espóntaneos en escalones inferiores que a lo que aspiran es a colocar a un familiar, obtener una plaza fija (siendo interinos), o hacer carrera en el mundo sindical.
En el caso de las Cajas, Sanidad y Educación; en sus diversas vertientes es/ha sido aterrador. Ni el fondo buitre, mas buitre que exista, es capaz de competir en como devaluar desde dentro una empresa pública que funciona tan bien cómo esos cargos que aterrizan ahí no se sabe muy bien cómo, y que siempre son ayudados por esos sindicalistas que tienen todo arreglado, para que al final sea liquidada por 4 €, y que años después, saneada, o sea pagando con recursos públicos (suele ser así) las indemnizaciones por despido de los mas cretinos, se ponga en beneficios y muchos.
Del mundo de la política, sólo se que conozco a personas realmente capaces en el mundo privado con inquietudes políticas, y que han intentado aportar su granito de arena, o camión volquete (dada su experiencia y capacidad) y agradeciéndoles su interés, y comunicándoles que si querían podían ser militantes de base y poco mas les han dicho que allí no interesaban.
Y esto lo se del PP, del PSOE, de IU, de CiU.. no se libra ninguno.
Se buscan inútiles homologados, y si además tienen algo que esconder, algún pecadillo que los haga controlables, pues mejor. Luego se asciende según la capacidad que hayan demostrado interpretando el papel asiganado.
Lo raro es que no lo hagan peor.
Luego, se presupone, que hay unos terceros que entre bamabalinas hacen y deshacen.
El problema viene cuando esos terceros, por endogamias diversas se pudren y al mismo tiempo el cretino nos sale mas ambicioso que lo se presuponía y nos la lía.
Por lo demás y de cara a cómo gente con muy poca moral y si mucha ambición pueden llegar al Poder de maneras «no regladas» recomiendo el libro de Curzio Malaparte «La técnica del golpe de estado», libro antiguo pero no viejo. Por que se puede adaptar perfectamente a los tiempos actuales.
Un muy cordial saludo y muchas gracias por su respuesta
Hola Pasmao,
Cuando me refería al mundo empresarial lo hacía de forma genérica, y tenía en mente más a las empresas públicas (algunas las mencionas tú) y a pequeñas y medianas empresas, no a las grandes, las cuales están estructuradas jurídicamente como Sociedades Anónimas impidiendo que cuestiones como las comentadas les puedan suceder; es decir, al ser anónimas también son «impersonales» (no personales).
En la educación se ve mucho más fácilmente el fenómeno del acomplejado, pues es más cercano y frecuente, y también enormemente dañino para los pobres niños indefensos, que acaban emulando los miserables «juegos de poder» de sus maestros. Me pregunto si tendrán que ver con los problemas de acoso escolar.
Nuevamente gracias por su comentario. Saludos.
Comentaría algo sobre el artículo (que no he leído)?..
No claro! Sería cómo hacer de lo Imposible, lo posible.. (de moda ahora)..
Y, es todo una excusa.. Para expresar, me mola tu «respuesta» pasmao..
Y en breve, leeré el artículo,
Pero, no mañana ¿? ¿?..
Buen artículo de D. Carlos que nos deja con ganas de leer más obra de los autores citados. También el incisivo y complementario apunte de «Pasmao» nos trae advierte de cosas que lamentablemente hemos de tener presentes. Con el agravante de saber que el enemigo acecha, piensa, trabaja y aprende de sus errores mientras procura con éxito que nosotros olvidemos los nuestros.
Agradecería a Carlos referencia bibliográfica al ensayo de Adler así como alguna orientación sobre como llegar a aquellos tres artículos señeros de Carl Jung.
En casa hay cuatro libros de Adler: «El carácter neurótico» (3 ejemplares) y «El conocimiento del hombre». Tengo tres ejemplares del primero porque a lo largo de los años ha ido desapareciendo el que tenía y tuve que reemplazarlo. Hacer unos ocho año aparecieron los tres juntos. Duendes.
Puedo compartirlo porque me consta que es muy difícil encontrarlo incluso en el circuito usado.
Buenos días y gracias.
Hola Manu,
Respondiendo a tu petición, te indico que las obras de A. Adler en las que más nítidamente desarrolla su teoría de los complejos son «La práctica y la teoría de la psicología individual» (1920) y «Comprensión de la naturaleza humana» (1930), especialmente esta última. Sería sorprendente comprobar como sus planteamientos de la interacción entre afectos-poder, definen con precisión lo que está sucediendo en la actualidad si tomamos a la sociedad en conjunto como un solo individuo. Y a modo de ejemplo, se puede observar en aquellos políticos que cuando hablan de su país dicen «en este país», que Adler compararía con aquel individuo que al hablar de su propia madre diría «esta madre» y no «mi madre». Un complejazo como la copa de un pino.
En cuanto a Jung, tienes las tesis que mencionas en «Conferencias Terry (Terry Lectures)» en la Universidad de Yale, presentando su trabajo Psicología y Religión (1938), y lo puedes encontrar publicado en «Acerca de la psicología de la religión occidental y de la religión oriental» (tres primeros ensayos). Obra Completa Vol. 11. Ed. Trotta. Pero, especialmente en «Sobre el fenómeno del espíritu en el arte y en la ciencia» (tres últimos ensayos) Obra Completa Vol. 15. Ed. Trotta. La editorial Paidós también lo tiene editado, pero desconzco el título del libro en concreto.
Sobre los duendes que intervienen para que tres libros perdidos aparezcan simultáneamente, Jung lo definiría con uno de sus términos preferidos: «Sincronicidad». Que debe ser el mismo fenómeno que hizo que un rayo partiera en dos el enorme árbol en el que solía descansar justo en el momento en que falleció.
Gracias por tu participación y un cordial saludo.
Muchas gracias, Carlos.
A mí me parece que el que se busca un hueco en la política para quitarse viejas espinas será, si consigue ese hueco y acceder a cualquier parcela de poder, una desgracia para quienes hayan de “disfrutarlo”.
Hay un proverbio que dice “ni pidas a quien pidió ni sirvas a quien sirvió” y, otro, que quien ve a un hombre luchar con la manga de su abrigo y no le ayuda es que ha sido camarero.
Son chascarrillos; pero por el porsiacaso, y llegado el caso de que hubiera que elegir entre extremos, me pronunciaría por las élites de toda la vida.
Conocí hace muchos años a un señor ya viejecito que me decía “mire, princesa – era educadísimo y me llamaba princesa – si de todas maneras van a pisarme el cuello prefiero que sea con un zapato de charol mejor que con una zapatilla sudada”.
Cada vez que escucho o leo de algún salvapatrias la palabra “reivindicar” me pregunto que estará queriendo decir exactamente. Pero me suelo contestar en seguida que me temo que lo sé.
Y que no sólo ocurre en la política y con los políticos. Que pasa lo mismo en los ámbitos más variopintos. Desprestigiar al adversario para, una vez derrotado, ocupar su lugar.
Por fin,
Leí el artículo, que cómo otros, para mí como de estudio.. Y eso, lleva su tiempo.
Entre «acomplejados» y agendas ocultas se mueven los «hilos» Con el que tejer las sociedades..
Siempre se dijo: unos se llevan la fama y otr@s cardan la lana..
Y aquél, se llevó la lana, la fama y la «puerta» con su chaqueta de pana..
Lo que sigue después, todo muy descarao…
Se avecinan cambios imparables y vertiginosos, por que las personas son sujetos de «derecho» y no objetos de uso y abuso, o desechos reciclables..
Y el panorama ya no admite «acomplejados», si no más integridad y comprensión acerca de lo «humano»?? – –