
La primera parte de este artículo se centró en la variación de precio experimentada por la energía eléctrica que, como ya se indicó, tiene una dependencia importante del precio del gas. Realmente, como veremos, los precios de las distintas fuentes de energía están relacionados entre sí.
En esta segunda parte se abordará el gas natural y otras fuentes de energía, así como algunas consideraciones estratégicas.
El gas natural.
Este hidrocarburo está compuesto fundamentalmente por gas metano (CH4) y se calcula que las reservas probadas en el mundo (datos de 2017) permitirían mantener la producción actual mundial durante 55 años más. La mayor parte de las reservas están en Oriente Medio (43%) y en Asia Central (31%, principalmente Rusia y Turkmenistán).
En el caso de España el gas es importado de Argelia, Nigeria, Catar, Noruega y Trinidad y Tobago. En Europa son importantes las importaciones desde Rusia y EEUU (en este último caso de gas de fracking).
Sus usos principales son la producción de energía eléctrica (a través de ciclos combinados y de plantas de cogeneración), la aportación de calor en viviendas y procesos industriales, carburante para vehículos y pila de combustible para generar electricidad en vehículos de hidrógeno.
En 2020 la participación del gas natural en el consumo energético mundial directo total fue del 24% (como referencia, en ese mismo periodo, el petróleo tuvo el 30%, el carbón el 26%, la electricidad el 10% y la biomasa el 10%).
El transporte del gas hasta los centros consumidores se hace principalmente a través de dos vías: por gasoductos y por barcos metaneros. En el primer caso se envía en forma de gas. En el segundo se requiere una licuefacción del gas a -160ºC para facilitar el transporte (ya que ocupa 600 veces menos que en estado gaseoso) pasándose a denominar GNL (Gas Natural Licuado). El transporte por barco tiene la ventaja de la flexibilidad de fuentes de suministro que lógicamente está mucho más reducida en el caso de los gasoductos.
Los métodos de transporte dan lugar a dos tipos de contratación diferenciada. Mientras que en el caso de los gasoductos se suelen hacer contratos a largo plazo (a fin de garantizar la amortización de las inversiones), en el GNL predomina el mercado spot, es decir las negociaciones a corto-medio plazo. El precio del gas en este mercado es generalmente superior ya que hay unos costes adicionales de licuefacción y regasificación posterior en el puerto de destino. No obstante el mercado spot ha cobrado una importancia creciente en los últimos años.
La actual variación al alza de los precios del gas en el mercado internacional está haciendo que los contratos a largo plazo de los gasoductos se renegocien con subidas importantes.
El gas natural, al ser un hidrocarburo, tiene efecto en la generación de huella de carbono por lo que, aunque su impacto ambiental es menor que el de otras energías fósiles, no forma parte de los planes de transición energética a largo plazo.
La subida del precio del gas natural
El precio del gas ha subido de unos 10€/MWh en 2020 a 15€/MWh en febrero de 2021 y del orden de los 100-150€/MWh más recientemente.
Como ya se indicó en la primera parte de este artículo, esta fuente de energía es la principal responsable del elevado coste actual de la energía eléctrica, pero su alto precio también afecta al resto de usos mencionados del gas.
Los expertos indican que esta subida del precio (y por tanto del de la electricidad) ha sido fruto de una serie de circunstancias que han producido una “tormenta perfecta”.
La reducción de la actividad económica en 2020 debida a la pandemia supuso una disminución de la capacidad de producción con cierres de pozos e instalaciones, así como disminución de las inversiones y de las reservas. El aumento de la demanda post pandemia está suponiendo desajustes en el mercado de la demanda y la oferta que todavía no se han resuelto.
Como ya se indicó para la electricidad, el duro invierno pasado (especialmente en Asia) y las altas temperaturas de este último verano produjeron un fuerte aumento de la demanda. Las bajas temperaturas de este invierno no ayudarán a reducir la demanda y por tanto mejorar los precios.
El importante aumento de la demanda en Asia (principalmente China, Japón y Corea) ha hecho derivar algunos suministros a esa zona en detrimento de Europa. Hay que señalar la baja capacidad de almacenamiento de estos países, lo cual ha hecho que hagan amplio uso del mercado spot (actualmente supone ya un 65% de la demanda en ese tipo de transacción).
En el caso de España y Portugal tienen un efecto directo las hostilidades políticas entre Argelia y Marruecos que han provocado finalmente el cierre del gasoducto Magreb-Europa que proporcionaba a la península 8.700 millones de metros cúbicos anuales atravesando nuestro vecino del sur.
Argelia (que provee a España del orden del 45% del gas consumido) puede suministrarnos también mediante el gasoducto MEDGAZ que une dicho país directamente con el nuestro y que tiene una capacidad de 10.000 millones de metros cúbicos anuales. Aunque el gobierno argelino ha mostrado su compromiso de suministrar a España todo el gas que necesite, es probable que haya que hacerlo en parte mediante metaneros, lo cual encarecerá la factura.
Algunas fuentes apuntan también al agotamiento de las reservas en Argelia así como en otros países.
El abastecimiento desde Rusia viene condicionado también por las disputas políticas con Bielorrusia y con Ucrania.
La reducción de suministros que se ha venido experimentando desde Rusia a Europa se preveía compensar con la apertura del nuevo gasoducto Nord Stream 2 que conecta directamente Rusia con Alemania. Recientemente, el regulador alemán ha anunciado su decisión de suspender temporalmente el proceso de certificación del gasoducto, lo cual ha producido un repunte importante en el precio del gas.
La razón de la suspensión de la certificación es porque, según la legislación europea y a fin de asegurar la competencia en los mercados, las empresas que producen y suministran gas deben estar desvinculadas de las actividades de transporte. Este paso no lo está cumpliendo el gestor de la compañía y se prevé que no esté resuelto hasta la primavera.
Un tercio del suministro de gas que viene a Europa proviene de Rusia por lo que el abastecimiento desde este país tiene implicaciones estratégicas. Muchas voces acusan al Kremlin de estar presionando a Europa con la crisis energética para saltarse los requerimientos regulatorios europeos, en definitiva de emplear nuestra dependencia energética como arma de presión política a ser usada en múltiples ámbitos.
Recientemente la ministra de asuntos exteriores de Alemania ha anunciado que, según un acuerdo establecido con EEUU, si la tensión militar en frontera ucraniana aumenta, el gasoducto no será autorizado, lo cual refleja la fuerte relación entre la energía y la geoestrategia política. El gigante americano ve un error en la construcción de este gasoducto ya que aumenta la dependencia europea de Rusia y ha puesto importantes trabas comerciales a los suministros necesarios para la construcción del mismo. En estas semanas ha habido un fuerte repunte de las exportaciones de gas a Europa desde Norteamérica mediante barco para compensar la falta de suministro desde el este.
A todo esto hay que añadir los problemas en la producción proveniente del Mar del Norte (Noruega) y Países Bajos por problemas operativos y por declive de reservas en el segundo de los casos.
Como se ve, hay numerosas causas que se han conjuntado para aumentar los precios del gas.
El precio de la gasolina
Los precios de los derivados del petróleo han sufrido también una fuerte subida en el último año. La cotización del petróleo depende del mercado de la oferta y la demanda, de los costes de producción y de las reservas existentes. El precio final de la gasolina en España incluye un 50% de impuestos (21% de IVA y el resto del Impuesto Especial de Hidrocarburos).
En el momento actual la subida del petróleo viene condicionada por dos factores: por una parte los precios del gas natural ya que se utiliza como referencia al ser combustible alternativo para muchos usos. Por otra parte, la reducción autoimpuesta de producción por parte de la OPEP (a raíz de la bajada de la demanda durante la pandemia y la consiguiente bajada de precios) condiciona al alza los precios en este momento. Hasta septiembre de 2022 no esperan recuperar el 60% del volumen de producción recortado.
¿Qué previsiones hay sobre la evolución de precios de las energías?
Al igual que ya indicamos para los precios de la electricidad (ambos precios están muy interrelacionados como se ha explicado), la previsión es que el precio siga muy alto hasta la primavera. A partir de ese momento, la menor demanda por la subida de las temperaturas debería hacer bajar los precios.
No obstante todo esto va a estar influido por las condiciones meteorológicas, por la apertura o no del gasoducto Nord Stream 2 y por los conflictos políticos entre países, por lo que hay que estar atento a las noticias ya que van cambiando de una semana a otra (últimamente, por desgracia, a peor).
En el caso de los derivados del petróleo la bajada de precios va a venir también muy condicionada por las decisiones de la OPEP.
Consecuencias de los altos precios de la energía
Una primera consecuencia lógica es su repercusión en la inflación, que se está elevando en toda la UE, poniendo en riesgo la recuperación económica después de la pandemia.
Christine Lagarde (presidenta del Banco Central Europeo) veía probable hace unas semanas que la inflación siguiera aumentando hasta final de año desde los 4,1% en la zona euro en noviembre (5,4% en España) considerando que, además de la apertura de la economía después de la pandemia, se dan precios altos en la energía y cuellos de botella en el suministro. Es destacable que de esa cifra del 4,1% de inflación, 2,2% son consecuencia del coste energético. Lagarde no considera conveniente sin embargo modificar la política monetaria de la UE en estos momentos.
Una consecuencia más dolorosa de esta escalada de precio es la de las empresas que dejan de ser rentables a los precios actuales teniendo que subir sus precios de venta (perdiendo por tanto competitividad) o que, en el peor de los casos, tienen que cerrar.
El caso de EEUU y China
Ambos países comparten varios aspectos: son los mayores consumidores de energía globales, el uso del carbón (que es altamente contaminante) así como de la energía nuclear tienen un peso importante en su producción y tienen como objetivo mejorar su independencia energética.
EEUU ha conseguido en los últimos años un balance positivo en sus exportaciones frente a importaciones de petróleo gracias a la técnica del fracking y China ha diversificado de manera importante sus fuentes de energía.
Ambos países tienen planes ambiciosos de fomento de las renovables (en el país norteamericano desde la asunción del poder de Biden) pero, especialmente en épocas de crisis y a diferencia de Europa, priorizan la economía y la producción a la lucha contra la contaminación.
La posición europea y la transición energética
La Unión Europea es el tercer consumidor de energía del mundo después de China y EEUU, pero apenas tiene reservas propias, lo que la convierte en el mayor importador de energía a nivel global. Rusia es el principal suministrador de productos energéticos a la UE (40% tanto en carbón como en gas natural y un 30% en petróleo en 2018).
Además los suministros por gasoducto atraviesan zonas con conflictos políticos, lo que en algún momento ya ha provocado problemas de corte en el suministro.
Esto provoca una situación de dependencia y vulnerabilidad de Europa que requiere una estrategia a largo plazo.
Uno de los ejes de esta estrategia pasa por la diversificación de fuentes de suministro, tanto en cuanto a países de origen como en los medios de transporte y en las tecnologías energéticas.
Otro eje fundamental está en la transición energética hacia tecnologías que no produzcan efecto invernadero. Europa ha hecho una fuerte apuesta por este tipo de energías, lo cual se debe no solo a su liderazgo en la lucha contra la contaminación, sino a la necesidad de desarrollar tecnologías que nos permitan una mayor autonomía energética.
Los objetivos de descarbonización europeos están reflejados en el Pacto Verde que pretende hacer de Europa la primera zona climáticamente neutra del mundo. En este pacto, además de proponerse una mejora en la eficiencia energética y el uso de energías limpias, también se fija como objetivo la independencia energética. Esto puede parecer difícil de alcanzar a corto plazo, pero tiene mucho sentido en cuanto a la dirección a tomar.
Ese propósito de autonomía energética (así como la reducción de emisiones de CO2 y, por supuesto, la capacidad de disuasión nuclear) es lo que ha llevado a Francia a impulsar un amplio programa de desarrollo nuclear, aunque en este punto no todos los países europeos comparten la misma filosofía.
Tanto el sistema común europeo de fijación de precios de la electricidad como la participación en el mercado de emisiones de CO2 tienen como objetivo el fomento de esas energías alternativas, la electrificación del sistema y la búsqueda de una autonomía energética.
Los fondos de recuperación de la UE puestos en marcha para recuperar la economía después de la pandemia tienen un fuerte componente climático (el 30% del presupuesto) empleando el Pacto Verde Europeo como criterio básico de transformación del modelo productivo y de evolución hacia energías limpias.
Al igual que la industria del petróleo favoreció en su día el desarrollo de tecnologías y propició un nuevo modelo económico y productivo teniendo una repercusión fundamental en la geoestrategia a lo largo del siglo pasado, las nuevas tecnologías energéticas pueden hacerlo también y Europa quiere tener un protagonismo en ello.
La Unión Europea está trabajando también en otros temas relacionados con la energía y con la tecnología como son el uso del hidrógeno como fuente energética alternativa y la necesidad de tener una estrategia en el abastecimiento de tierras raras, de gran importancia para los equipos electrónicos y para las baterías, que son parte esencial de la electrificación del sistema de transporte.
Conclusiones
Como hemos visto, la crisis actual de precios energéticos tiene causas profundas y muy variadas, siendo muy limitada la capacidad de los gobiernos para conseguir que estos costes bajen.
La mayor parte de los observadores opinan que los precios irán bajando a partir del segundo trimestre de 2022, pero hay muchas incógnitas todavía a resolver.
La Unión Europea quiere aprovechar los fondos de recuperación económica habilitados después de la pandemia para el denominado “Pacto Verde” en el que se promueva tanto la descarbonización del sistema como una mayor autonomía energética en el continente.
Gracias al autor por este segundo artículo que explica muy bien una parte de la Posición de la UE.
Hace tiempo que pienso que las Políticas y las Estrategias de la UE no son las correctas en campos muy importantes.
Desde luego no lo son en el ámbito de las Políticas de Género que la UE ha obligado a Impartir a los niños pequeños y todo indica que el otro gran eje de acción de la UE –las políticas energéticas–también tiene errores de bulto.
Ninguno de los dos asuntos son temas menores y es imperativo que aceleremos importantes correcciones en ambos campos. Ya hay movimiento en las nucleares pero el Gobierno Español y el Alemán se oponen a considerarlo como lo que es: No genera CO2 y es tan verde o más que cualquier otra. Hay muchas vergüenzas que tapar y el resultado es que retrocedemos mientras otros toman la delantera.
https://www.motorpasion.com/futuro-movimiento/ue-quiere-incluir-gas-energia-nuclear-como-energias-limpias-a-partir-2022-espana-alemania
El caso es que como indica el artículo, la UE ha optado estratégicamente por una Energía Muy Cara y desvinculada de los costes reales de las fuentes de energía disponibles.
Esto tiene un resultado inmediato evidente: Sube mucho la recaudación y crea nuevos impuestos camuflados. Esto encanta a algunos a pesar de lo destructivo que es.
Porque, –en otra señal de que la Ciencia Económica no está en su mejor momento–, todo impuesto es un coste y termina repercutiendo en el coste de los factores de producción. Se puede vivir un tiempo ocultándolo y engañándose, pero termina por caernos encima como una losa y lo está haciendo ya con resultados dramáticos.
La inevitable consecuencia es que nuestra industria va desapareciendo porque –con trabas constantes y con energía cara– la industria se desplaza y la sensación es que, lamentablemente, este desplazamiento es buscado por la UE o por quien dirija sus estrategias y sus políticas. Saber quién de verdad orienta y dirige los actos de la UE y sus instituciones nos resulta ya necesario porque esto ya va de pena a poco que se mire.
Hemos olvidado que, sin Industria, los que van a Investigar son otros y que llevan años haciéndolo. En 25 años los EEUU y Europa hemos pasado de producir al 75% de la Propiedad Intelectual mundial a ser menos del 25% y la UE, concretamente, menos que Corea. Esto no se resuelve con dinero ni con Investigadores-Funcionarios. Solo se resuelve «Haciendo Cosas» con Industria y con energía al menos al mismo coste que tus competidores. La UE hace justo al revés.
Al hacer los diagnósticos de las razones del constante incremento de los precios de la energía casi todos los comentaristas Omiten la Brutal y Constante subida del Impuesto del CO2, una creación de la UE. Sin embargo desde los titulares achaca la subida al Gas al tiempo que en los Medios no aparece el impuesto sobre el CO2 –disimulado bajo el término «derechos»– que ha se ha multiplicado por 16 en los últimos diez años y triplicado en plena Pandemia cuando los precios del Gas eran bajísimos y amortiguaban algo el efecto de este Impuesto.
Para continuar con la estrategia de ocultamiento de la realidad muchos comentaristas europeos usan la subida de los precios «Spot» del Gas como indicador cuando esos no son los precios que rigen en los contratos de suministro a largo plazo ni para el gas Ruso ni para el Argelino. Es decir, salvo honrosas excepciones, en medios muy marginales y blogs como este, ocultamiento y engaño a la vez.
Las energías alternativas ayudan y son necesarias pero no van a resolver la cuestión de la Competitividad de Costes industriales por razones obvias y por la necesidad de Incentivos muy cuantiosos para que se invierta en ellas. Estos incentivos son, en último análisis, Impuestos Ocultos que se disimulan en los costes de todo lo que producimos. Al persistir en esta línea de actuación, un círculo vicioso, toda la Economía se Convierte en un Vehículo de Fiscalidad –de principio a fin del Proceso Circular– que ni tiene límite ni puede tenerlo en una sociedad con necesidades crecientes de energía.
Para sostenerlo ante la opinión pública se ha creado el mito de lo «verde». Un “verdismo” que no puede esconder la realidad: No tenemos en cuenta el coste en energía –o en CO2—o de de todo tipo que suponen, por ejemplo, las eólicas ni los problemas ambientales que generan durante su ciclo de vida cuyo final ha comenzado.
Ahora mismo ya se amontonan las palas giratorias que ya han superado los 20 años de vida útil –que en alta mar no llega a los 12 años.
Estamos de lleno en este proceso. En esta crisis hemos visto que todo es necesario y que nada sobra. Y que tenemos que seguir de cerca las cosas que nos afectan.
Como dice el lema del Blog: Si nosotros no nos ocupamos de la Política, los Políticos se ocuparán de nosotros.
Saludos y gracias por el artículo.
PS. Dos pequeños ejemplos del coste de esta tecnología. Como verán se presenta como «Reciclaje de Plásticos» y «Material de Vertedero» pero se olvidan de los «cimientos» y de las carreteras construidas solo para «subir al monte». 20 años de vida y menos de un 15% del tiempo generando energía. Esta es la realidad.
https://www.youtube.com/watch?v=NlK5er8XxiI
https://www.youtube.com/watch?v=0vE6QkvcV-s&t=129s
Hola Manu. Gracias por tu comentario.
Efectivamente, la política energética de la UE está suponiendo actualmente un incremento de costes de la energía que va en contra de la competitividad del continente. Las propuestas de cambio del gobierno español de hace unas semanas no encontraron eco en el resto de países, especialmente los nórdicos.
Sin embargo, hace un par de días, la Comisión Europea ha empezando a modificar su postura proponiendo considerar “verdes” la energía nuclear y el gas natural (ver https://www.abc.es/sociedad/abci-union-europea-prepara-para-considerar-verdes-y-energia-nuclear-202201011543_noticia.html) en un movimiento (no compartido por la ministra Teresa Ribera) que pretende suavizar los costes. Me sospecho que va a ser un tema muy polémico ya que va en contra de lo que se ha estado pregonando en la UE durante años.
Como matización te indicaría que, aunque normalmente lo que sale en la prensa son los precios del mercado spot, que son los que sufren más variaciones de precios, los precios del gas por gasoducto en los contratos a largo plazo también están sufriendo las subidas recientes ya que los productores están renegociando al alza dichos contratos (aquí nadie quiere perder esta oportunidad de vender más caro).
No obstante, el problema de fondo para Europa es la tremenda dependencia energética que tenemos del resto de zonas del mundo, lo cual se traduce en una debilidad estratégica que es aprovechada por países como Rusia, tal y como se ha visto en los últimos años.
La autonomía energética pasa por generar la energía nosotros mismos y esa es la dirección estratégica adecuada. La energía nuclear es un opción que ahora empieza a tener más adeptos (a pesar del problema de los residuos, que no es menor). Francia ha optado por ello pero Alemania (en donde los verdes forman parte de la actual coalición de gobierno) va a oponerse a ello (contradictoriamente en este país la disminución de otras fuentes de energía hizo aumentar la producción mediante carbón, que es el combustible más contaminante que hay).
Efectivamente, tal como dice Manu Oquendo, el artículo explica (o trata de hacerlo) la línea política de la UE que, a su vez, está monitorizada por los intereses de siempre: el dinero.
Para ello se ha planteado un programa llamado «Planeta Verde» (siempre ha sido «planeta azul»), donde, para empezar, se ha creado toda una falsa ciencia de «lucha contra el cambio climático». La pretenciosidad de algunos se aprovecha de la ignorancia general para trasmitir mensajes catastróficos.
Cuando sabemos (desde la escuela secundaria) que el CO2 es necesario para las funciones de fotosíntesis de las plantas y la consiguiente liberación de oxígeno, vienen a decirnos los nuevos profetas que es al revés y que debe limitarse y sancionarse su producción. Como en tantos casos se abre una brecha de posibilidades de estrujar aún más a los ciudadanos, mientras se les obliga a respirar directamente su CO2 del proceso respiratorio, a través de las mascarillas permanentes, en lugar del oxígeno necesario para las funciones orgánicas de las personas.
Como colofón de este absurdo se pretende que las emisiones de CO2afectan sólo a lugares específicos (como el absurdo «Madrid Central» ahora «zona de bajas emisiones») para impulsar una industria de vehículos eléctricos que obligue a consumirlos, so pena de sanciones.
La energía que se ha utilizado en diferentes momentos por los seres humanos, ha hecho posible que ahora nos vanagloriemos de «vivir mejor que nunca» (algo también incierto). Si estar al servicio de toda una serie de artefactos (unos útiles, pocos e inútiles el resto) o al servicio de poderes políticos donde la voluntad popular «roussoniana» y democrática, es lo de menos y donde la mentira se convierte en religión, es ser «modernos, ya vemos lo fácil que es «orientarnos» en la nueva fe.
Tenemos afortunadamente recursos y capacidad energética de diferentes formas que se nos han ido vendiendo según conveniencias particulares. Otra cosa es que, aprovechando la debilidad de unas sociedades anómicas, de unos gobiernos adecuados a la situación y una confusión de valores y principios que nos hacía «soberanos», nos vendan lo que quieran a través del mundo mediático alquilado o vendido a las teorías más peregrinas.
Un saludo.