Hubo un tiempo, a finales del siglo XIX y principios del XX, en que una parte de las fuerzas políticas europeas creían en la necesidad de transformar el modelo de sociedad para avanzar hacia otro mejor. Partían de los famosos principios de la Revolución Francesa: libertad, igualdad y lo que hoy llamaríamos solidaridad. Las diferencias entre sus ideólogos se basaban en la interpretación y prioridad que le daban a esos conceptos, pero también en el modo de hacer esa transformación.
Los socialistas sostenían que el principal instrumento para lograrlo era el Estado y, como la mayoría de los ciudadanos eran trabajadores, sus votos les permitirían conquistarlo democráticamente y hacer los cambios necesarios. Los comunistas, en cambio, creían que los trabajadores serían engañados o atemorizados de modo que sus votos no serían nunca suficientes para llegar al poder, y mantenerse en él, respetando las reglas democráticas, por lo que había que conseguir el poder como fuera, aunque eso implicara medios violentos, e implantar por la fuerza el nuevo modelo de sociedad. Los anarquistas ni siquiera se fiaban del Estado porque estaban convencidos de que siempre estaría en manos de gentes que lo orientarían hacia sus propios intereses y, por ello, apostaban por construir una sociedad autónoma, formándola y organizándola desde su base.
Queda para los historiadores discutir cuánto había de razón o de fantasía en unos y otros. Pero lo interesante es que, en la actualidad, ya no hay fuerzas políticas (significativas) que apuesten por una transformación de la sociedad, en el sentido que sea. Es cierto que, afortunadamente, Europa ha avanzado mucho desde entonces y la situación actual no tiene nada que ver con aquella, en lo que se refiere al nivel de vida, educación, libertades, derechos y otras muchas cosas.
Pero, ¿significa eso que esta sociedad ya está bien como está y no necesita más cambios? Viendo lo que proponen los partidos actuales se diría que eso es lo que piensan. Difieren en la cuantía y el destino del gasto público, en los impuestos que hay que subir (o bajar) y en poco más. Como si no hubiera más cosas que modificar.
El caso es que, aunque solo nos fijemos en lo que salta a la vista, hay que admitir que este modelo hace aguas por muchas partes. Así, a vuelapluma, tenemos una crisis financiera, solo parcheada y que en cualquier momento puede volver a explotar. Tenemos otras crisis asociadas con la gestión de la globalización y con la soberanía nacional, que apuntan directamente al cuestionamiento del modelo económico y del modelo político. De lo primero se deriva, junto con otras causas, la improbable sostenibilidad de nuestro Estado de Bienestar, y de lo segundo la pérdida de eficacia de nuestra democracia para elegir a quienes han de gestionar nuestro devenir colectivo. Y entremezcladas hay otras crisis.
En el diagnóstico de todo ello nos solemos quedar en los aspectos económicos y apenas entramos en otros factores más sutiles y profundos, que también son decisivos. Así, por ejemplo, hemos generado un tipo de pereza que lastra enormemente nuestra capacidad para el cambio. No me refiero a una pereza laboral, porque andamos sobrados de trabajadores infatigables. Es una pereza vinculada a la pasividad. Una pereza que, en parte, viene dada por la convicción de haber alcanzado un modelo de sociedad definitivo, capaz de generar, con algunos reajustes, un bienestar creciente y duradero.
Por esa pereza no queremos saber nada de las grandes fuerzas que amenazan nuestro bienestar, y exigimos a nuestros gobernantes que se apañen como quieran pero que nos lo mantengan. Por esa pereza nos recluimos en nuestro confort y procuramos ignorar el sufrimiento ajeno, sea el del vecino o el de quienes viven más allá de nuestras fronteras. Por pereza aceptamos ponernos en manos del Estado con tal de que nos lo dé todo resuelto.
Por esa pereza aceptamos las opiniones y verdades de los expertos, científicos y sabios de todo tipo, sin apenas cuestionarlas. Por ella nos dejamos encandilar y empobrecer por una industria del ocio cuyo único fin es el de distraernos y ayudarnos a pasar el tiempo. Es la pereza a pensar, a reflexionar, a cuestionar el orden establecido, a imaginar y aspirar a otro mundo mejor. En definitiva, a ejercer y desarrollar plenamente nuestra libertad de pensamiento, y a explicar en voz alta por qué tenemos opiniones distintas.
Una pereza que también es inducida y alimentada por muchos de los poderes económicos, políticos o de otro tipo, que modelan y pastorean esta sociedad. Unos poderes que, más allá de la retórica democrática, están persuadidos de que para dirigir sociedades complejas es necesario lograr un elevado nivel de docilidad y uniformidad en su ciudadanía, aunque lo enmascaren hablando de consenso, mayorías sociales, proyecto colectivo o bien común.
En aras de ese objetivo el sistema educativo prácticamente aniquila cualquier posibilidad de pensamiento libre y creativo; y las televisiones elementalizan sus programas alegando que estos programas son así porque sus audiencias los demandan, cuándo éstas han sido previamente elementalizadas. El caso es que a quienes exponen opiniones realmente distintas rara vez se les ensalza como librepensadores y las más de las veces se les ignora o se les tilda de extravagantes.
Pero en el fondo no se trata solo de pereza. Debajo subyacen unos cuantos miedos. Por ejemplo, el miedo al futuro, a la incertidumbre, a perder nuestro mundo de bienestar y seguridad, a no poder satisfacer las cada vez más numerosas necesidades que nos hemos ido (y nos han ido) creando, a descubrir que ese proyecto de vida para el que nos han educado no merecía la pena; miedo a ser juzgado (y condenado) por los demás si no cumplimos con los valores y estándares morales y a tantas otras cosas. Miedos, en cuyo fomento colaboramos activamente con los poderes establecidos.
En realidad, la libertad implica ejercer nuestra responsabilidad y compromiso en la búsqueda de nuestra propia verdad frente a lo conveniente y lo seguro; y conlleva, por tanto, una dosis de riesgo, de incertidumbre, de posibilidad de equivocarse y fracasar. Por eso se habla tanto del miedo a la libertad. Sobre todo cuando el ejercicio de esa libertad nos aleja del calor de las multitudes y nos conduce por caminos inexplorados, o poco transitados. Ni es fácil para quienes la ejercen ni es bienvenida para quienes pretenden pastorear a la sociedad.
Sin embargo, la opción de perpetuarse en el modelo actual, o mantenerlo con leves retoques, no es real. Nos guste o no, esta sociedad, como todas lo hicieron antes, está cambiando. Y lo va a seguir haciendo. La única elección que tenemos es entre aplicar todas nuestras fuerzas a defendernos, tratando de preservar intacto el mundo que conocemos, o movernos y explorar nuevas vías. Pero, para esta segunda opción, es imprescindible cuestionar eso de que vivimos en el mejor de los mundos posibles, aunque sea cierto mirando nuestro pasado, porque los grandes avances de la humanidad se lograron aventurándose en lo desconocido.
Me parece muy acertado introducir el concepto de «pereza» dentro del panorama del sistema de «Estado del Bienestar», a todas «lucecitas», intocable.
Es un término «tabú», creo, a nivel político.
A ningún representante de esa categoría se le ocurre introducirlo en su discurso, claro, pero ni siquiera admitir que, a lo mejor, tantas prisas en acelerar y/o medio empezar medidas claramente electoralistas, (que de algún modo ya se sabe no podrán ser completadas si ganan), antes de unos comicios, responde, entre otras cosas, a la tremenda falta de ideas, valor e iniciativas de afrontar los cambios, a los que, como apuntas en tu artículo Manolo, nos vemos abocados sí…o sí.
Y esas actitudes políticas, responden a una «pereza» de pensamiento, de reflexión, de análisis, de búsqueda de puntos de vista, de autocrítica, de contrastes….en fin…a una falta de «trabajo»…real y eficaz, fuera de proponer leyes, normas y normativas…continuamente, un montón de diputados…durante cuatro años de legislatura, alrededor de las mismas cosas…, que es como para aburrirse de verdad, y terminar no asistiendo a los plenos….da pereza.
Mucho menos se les ocurre, claro, a nuestra «clase política» potenciar, vivificar, «animar» a las gentes a pensar en todo aquello que les incumbe, en su desarrollo en sociedad, a plantearse lo que hay y lo que es posible hacer ante los nuevos panoramas que se presentan, que se han presentado ya. A ser los protagonistas de ese modelo y no los objetos pasivos.
Esto último, además, parece difícil, porque, como también apuntas en el artículo, Manolo, esa postura parece ya ser imprescindible para que se te considere un «ciudadano políticamente correcto y democrático» o, por el contrario, un «peligro para todos»…(desde los partidos más conservadores a los aparentemente más «progresistas»).
Es esa actitud que demanda como «derecho adquirido e irrenunciable» la pereza, pues para hacer y deshacer por nosotros, ya está el Estado,esa cerca blindada por estacas de toda índole, y es que para eso, parece, se pasan cuatro años, más de trescientas personas, fabricando leyes como locos.
¿Cómo «desperezarse» en una sociedad engatusada con la idea de que la «felicidad» es producto de la «certidumbre», y de que la «libertad» y el «riesgo», son dos términos incompatibles?.
Hola Loli,
Es cierto que la pereza se ha convertido, como bien dices, en un «derecho adquirido e irrenunciable» de las sociedades desarrolladas, donde hasta el ejercicio de pensar (antaño uno de nuestros derechos emblemáticos) lo tenemos delegado en unos cuantos políticos y contertulios radiofónicos.
No solo lo tenemos delegado en ellos para que piensen por nosotros sino también para poderles echar la culpa (sobre todo a los políticos) si no han pensado lo suficiente y no han previsto cómo sacarnos del siguiente entuerto.
Pero, ¿Y nosotros? ¿Por qué es tan raro, casi exótico, encontrar a alguien en nuestro entorno, ciudadanos de a pie, que se planteen intentar definir en serio cómo querrían ellos que fuera la sociedad?
Parece como si fuéramos en un autobús donde cada vez es más obvio que el conductor no solo no sabe a dónde nos lleva sino que casi ni sabe conducir, y sin embargo ninguno de los pasajeros quiere abandonar su confortable asiento y dejar de increpar al conductor por su manifiesta incompetencia para asumir la responsabilidad de pensar a dónde ir y cómo manejar la situación.
Es un problema de pereza, sí, pero también de irresponsabilidad aguda.
Muchas gracias, Loli.
Excelente artículo,
conecta con otra reflexión que suele contener este blog, relativa al desarrollo pleno del ser humano.
Nos regodeamos también en esa autosatisfacción de creernos definitivamente completados, a título personal y a título colectivo. El debate de soñar juntos algo nuevo ni siquiera se abre, seguimos insistiendo en el maniqueísmo de las izquierdas y las derechas y los conservadores y los revolucionarios. y en el miedo a cualquiera de ellos.
Ni siquiera los revolucionarios son capaces de articular un discurso nuevo, que no sea atacar el contrario.
Imprescindible reflexión. Gracias
Muy interesante tu comentario. Es verdad que uno de los axiomas sociales que tenemos más enraizado es el de creernos definitivamente completados.
Políticamente es obvio que nos creemos en el «mejor de los mundos posibles», pero es que además la ciencia que se ocupa de nuestra evolución pasada, duda de que nos quede mucho más recorrido. Como si la evolución hubiese llegado ya a su última estación.
Y es tremendo que incluso la fuerzas, no ya revolucionarias, sino simplemente «progresistas» dediquen todas sus energías a proteger las conquistas sociales alcanzadas (casi a quedarnos como estamos) y en cambio no haya una convicción, o al menos una ilusión, por seguir «avanzando».
Como bien dices, nadie reivindica el derecho (¿o la obligación?) de soñar el mundo al que merecería la pena aspirar. Y si no queremos soñar el futuro que nos gustaría, lo que nos queda es una versión del futuro gris y atemorizante.
La mejor prueba de que estamos dispuestos a no rendirnos a esa pereza a la que me refiero en el artículo, sería que surgiera una voluntad colectiva para soñar, desde muchos ángulos, el tipo de futuro al que nos gustaría llegar.
Muchas gracias por tu comentario.
Pues sí todo cambia hasta el trabajo seguro de los bancos ya no lo es tanto.No sólo por los nuevos concepto de fintech y blockchain.El modelo de balance de la banca actual no vale (en Reino Unido desde FTimes In spring 2015, the value of the collateral of UK banks at the BoE was £314bn and of bank reserves was £317bn. This makes total liquid assets of £631bn. That is to be compared with deposits of £1.82tn.)El libro del anterior gobernador del BdE The end of Alchemy habla de que los Bancos Centrales se tendrán que convertir en prestamistas de último recurso. La ideología liberal en occidente no funciona, tampoco las dictaduras personales,la democracia india no consigue superar las desigualdades, probablemente es desgraciadamente imposible.China no es transparente pero intenta captar conocimientos e ideas y desde luego activos en occidente y materias primas en África y Latam. Modelo insostenible.Sí parece claro que nadie lidera , ni EEUU , ni el petróleo de la OPEC…Una gran inercia donde los esfuerzos individuales están bien , merecen algunos hasta reconocimiento pero ni las élites económicas tendrán recorrido a largo plazo con este nivel de desigualdad en democracias reales, ni las élites políticas parece que deban ser reconocidas como tales en el buen y más positivo sentido de la palabra.
Y la solución no es votar…ni parece que la describan los potenciales votados.No es que todo el mundo deba conocer de finanzas , ni de cómo se elabora un presupuesto del Estado , de cómo artificialmente se crea dinero contable…pero sí parece que los políticos debieran ser más respetuosos cuando hablan a los ciudadanos y explicarles lo que ellos probablemente tampoco conocen.Pero seguimos, claro , la vida sigue y la esperanza permanece.
La verdad es que el mundo ha llegado a un punto en el que todo es muy complicado, enormemente complicado. Y, muy probablemente, los propios líderes políticos que nos gobiernan, en España y en los países que tomamos como referencia, no entiendan ni se aclaren con lo que está pasando.
Por otra parte, la política se ha dejado invadir por el «virus» de la cultura mediática. Parece que eso es condición necesaria para el éxito electoral. Y el resultado es que, miremos a donde miremos, las élites políticas son cada vez más mediocres. Educadas en producir frases de impacto para titulares de prensa o tuiters de éxito en las redes sociales. Pero nada que impresione intelectualmente.
¿Qué salida tiene esto?
Es muy difícil saberlo, pero lo que sí parece evidente es que es necesario generar otra cultura, otra capacidad de profundizar y de desentrañar la realidad.
Como bien dices, la solución no es votar, ni que todo el mundo sepa de todo, y a fondo. Entre otras cosas, porque no es posible. Pero es necesario exigir a quienes nos gobiernan que se trate con respeto a la gente, a los seres humanos, a su dignidad… dejar de recurrir a la mentira por sistema, al engaño innecesario… Y si lo que pasa es que, en realidad, ellos tampoco saben qué hacer ni hacia dónde dirigirnos… sería muy saludable que algún día, en un ataque de sinceridad y honestidad, lo dijeran.
Muchas gracias, RBCJ, por tu comentario.
Magnífica y honda reflexión. Muchas gracias, Manuel.
Me pregunto si esa pereza, que es pasividad tantas veces, no es el resultado de un hábito que se adquiere a lo largo de todo el periodo educativo (incluyendo la educación superior). Los psicólogos saben que los hábitos, una vez implantados en nuestra conducta, no se eliminan fácilmente, y este hábito de la indolencia, de delegar decisiones cruciales que afectan a nuestra vida nos acabará costando que sean unos cuantos, muy pocos, los que tengan vida propia, mientras que la mayoría llevará una vida «enajenada», al servicio de los intereses de la minoría. Se advierte ya con el incremento de la desigualdad, y lo profetizaba W Buffet cuando dijo (más o menos) aquello de que «claro que hay una lucha de clases, pero la estamos ganando los ricos»
No veo nada fácil despertar al conjunto de la sociedad pues en este caso la pereza nos tiene adormilados. ¿Habrá que llegar a una situación extrema para que la mayoría sea consciente de lo que señalas aquí?
Coincido contigo, Lucas, en que muy probablemente esa pasividad nos viene dada, en gran medida, por el sistema educativo que tenemos.
Estar un montón de años, en la primera fase de nuestra vida, donde nuestro mayor esfuerzo es recibir y asimilar disciplinadamente los conocimientos que nos transmiten, inculca una pereza por buscar, por preguntarte si hay otras alternativas, por indagar otros enfoques distintos…
Esto se suma a lo que tú también apuntas: que, en el fondo, es muy cómodo para todos (aparentemente) que los de «abajo» deleguen en los de «arriba» el grueso de las decisiones. Si, además, hemos sido nosotros los que, como votantes, hemos «elegido» a esos de «arriba», el sistema queda suficientemente legitimado.
Tampoco podemos negar que, en sociedades tan complejas como es esta, siempre tendrá que haber alguien que asuma la responsabilidad de dirigir y, por tanto, el papel del resto de los ciudadanos nunca será fácil si no están dispuestos a delegarlo «todo».
Pero, claro, una cosa es delegar y otra dar un cheque en blanco y ponerse enteramente en sus manos. Por nuestro interés y por nuestro propio desarrollo personal. A fin de cuentas, la pasividad, la molicie, no deja de ser una forma de castración del desarrollo que podíamos tener y al que renunciamos.
Un cordial saludo Lucas y gracias por tu comentario.
Dicen también los/as psicológos que nada «nuevo» ‘crece’ en la zona de confort…
A nivel general, igual no se trate de «Crecer» sino de «Modificar: Cambiar»..
Qué buena esa pancarta de esos perro flautas quincemeros-entre-otras-muchas que Reza Así: » Vivimos en Este Planeta como si tuviéramos Otro A donde Ir».
Lanzarse a lo desconocido da vértigo: es cómo ‘sentir’ que se salta al vacío..
y, aparece el ‘miedo’, esos miedos que ‘paralizan’ tu Decisión..
en esta vida todo es Aprendizaje, de ‘errores’ fundamentalmente, aprender cambiar perfeccionar..este Vivir que tenem@s.
Y, todo cuesta, cuesta mucho..nos van programando para «morir» e ir en contra nuestra casi si empre..y, las fuerzas de las Kri $$ i $ son pingües «beneficios» para los «generadores de ellas..
Así que: las sociedades no cambian, si nocambiamos en nuestro interior;
Así que aunque duela o asuste, hay que lanzarse, estar muy atent@ y Aprender- sobre todo aprender a VER que todo es de otro modo, y no Cómo se Empeñan en hacernos creer que es!!-
Rosae.
No me queda claro, o no sé leer.
¿Con el «cambio» está refiriéndose a algunos llamados «partidos emergentes»?
¿Son esos partidos lo «nuevo»?
Sí. Debo de estar leyendo mal. Esos partidos, no importa con qué nombres ni qué siglas, son muy viejos.
Y, sus formas de actuar cuando llegan al poder, de sobra y malhadadamente conocidos sus efectos.
Manuel,
No creo que su planto sobre nuestro bienestar ayude a entender primero cómo lo conseguimos, segundo cómo lo disfrutamos, y tercero cómo lo podemos mejorar.
La sumisión de una parte importante de los humanos –no la pereza– ha sido una constante de nuestra evolución y lo seguirá siendo. Pero si hoy hay un nivel de bienestar mayor que cualquier nivel anterior es porque la importancia relativa de los sumisos ha caído, ha seguido cayendo y seguirá cayendo. Si uno quiere entender la historia y el futuro de nuestro bienestar debe centrarse en la acción de los muchos que siempre han querido ser libres, no sumisos.
Dejo acá porque en su blog he sido censurado, lo que prueba que muchos siguen teniendo miedo a la libertad, y no quiero perder mi tiempo.
Hoy debe de ser que no doy una, que estoy espesa, que a usted EB tampoco lo entiendo.
Leí el artículo ayer por la mañana. A continuación bajé a desayunar y, otra vez leyendo ― “Tu cerebro mañana” y por tu “culpa”, Manolo, ―, me topé con la frase “tampoco veríamos las cosas como las vemos si las ciencias mismas se hubieran desarrollado en otro marco sociocultural”.
Se me terminó quedando el café frío porque se me fue el salto al cielo haciendo cábalas de si nuestros conceptos de “bienestar”, “libertad”, “democracia” y otros muchos que, por nombrar alguno, se me viene a la cabeza “felicidad” no estarían siendo también muy otros.
Mis conocimientos de la Historia no alcanzan ni de lejos a poder centrar por qué ni en qué momento ― aunque descentrarlo puede que lo esté haciendo, que se me mezclan por ahí, deambulando por los hemisferios, “tomismo”, “Descartes”, “Spinoza”… Y no sigo por no enumerar más desatinos ― este mundo nuestro tan occidental y tan moderno eligió la forma de entender (y no lo digo por la mía, que a la vista salta que no es forma) en la que estamos, ni el derrotero por el que nos metieron o metimos…
Pero el caso es que estamos donde estamos y, volviendo a Steven Rose, si hay partes de nuestro cerebro que (ahora con mis palabras) están anestesiadas, me pregunto qué podemos hacer para salir de la que tenemos liada si para encontrar la salida necesitamos una voluntad y unas luces que están precisamente en lo más hondo de esas partes dormidas.
Hola Alicia, por alusión respondo aunque soy poco dada al ello;
En realidad comentaba a cosas más personales, aunque la mayoría de los problemas personales también lo son siciales;
El cambio, cosas nuevas están en un@ el quererlo e intencionalo- o no..
a nivel social, Podemos es una fuerza emergente, a mi parecer, con un carácter muy social, que ahí no quedará la cosa, porque no es el Partido en sí sino «la fuerza» que lo mueve, (miremos a Francia hoy día, está paralizada completamente para parar la «reforma laboral» que quieren aprobar);
Y, sean partidos viejos, nuevos etc…
lo que es viejo y de siempre es la defensa de la primacía de los DDHH humanos siempre Amenazados por especuladores de toda índole..
Y, cómo señalé, la historia Humana son procesos de aprendizaje para los «cambios» el Qué Aprender es el ‘tema’..de todos los errores cometidos Antaño algo se habrá aprendido, dios quiera que no seamos tan «Cazurros»..
Y, mi tendencia queda manifiesta, pero hablar de tanto «lobo venidero» con un capitalismo salvaje que lo está devorando todo, por unos euros, y planificando guerras a diestro y siniestro, levantando muros para otros, que serán nuestras rejas cuando las ‘ostias o bombas’ caigan para este lado..
yo..defender todo esto.. con el euro estafa de la mano, moneda que sólo sirve a adinerados..está claro..yo no lo «defiendo»;
Y..cada cual con su postura, que haga como mejor vea..pero Pacificar más la vida, aunque la Economía no crezca Exponencial mente..pues, No Tiene Porqué Ser Delito.
Y..no contestaré más, pero..aludiendo a tu comentario..ya me extendí algo más!-
Buenos días.
Entonces no andaba muy despistada cuando en otro comentario tuyo escribí estar de acuerdo.
El problema con Podemos es que, habiendo arrancado del 15M, y habiéndose erigido en adalid del movimiento, no es ni pálido reflejo de en qué pudo el 15M desembocar.
Quizás porque fue un primer intento que ilusionó a muchos. Y quizás porque los primeros intentos de algo, lo que sea, se hacen excesiva pasión.
Y la pasión puede inducir a encandilarse con lo primero que llega.
Pero Podemos, a mi parecer, está hueco o, peor, cargado de ganas de revancha.
Un saludo. Y no es necesario que contestes.
Un Apunte Manuel, quizás no todo sea tan complicado sino lo contrario, lo hemos ‘complicado’ tanto que salir del embrollo Armado, costará..habrá que ir des enredando la madeja liada: la concentración del Capital y la extensión de las «guerras» Mal-Asunto..Diversificar la economía y, des concentrar la-..
exigir un mundo más pacífico e implementar en todo el orbe la carta de DDHH proclamada en 1945, después del castañazo nuclear, de poco a poco..es, otro Asunto pendiente..
Entender que los derroteros humanos van en otra dirección porque el ‘Entendimiento y Conciencia’ se han ampliado..es algo que los POLÍTICOS DEBEN APUNTAR EN SU AGENDA;
Sí los mercados creen que van a hacer su ‘agosto’ sin Conocer hacia donde se dirige la CIUDADANÍA..pues, allá ellos..se «hundiran» antes o después.
Los políticos deben estar menos vendidos y hacer «políticas para la gente» que para la banca y gran Capital ya fué todo el siglo XX;
Hay mucho que desenredar y mucho que «integrar»;
Y, aquí en España, lo de las ganas de revancha de «Podemos» lo dudo..
desde 1939- hasta hoy, España es un reino de Taifas con 17-virreyes que han convertido esto en un cortijo de «Caciques» con aglutinación de un más que sobrado capital: estarán dispuestos a «soltar»?- hombre!!..seguramente no!!-
La caza de brujas será algo pesada…
Revancha, igual es en otras esferas de poder «en la sombra» que dicen..deberíamos estar atentos!!…
Que los del pueblo el/ejido..y, no los de Almería precisamente..tienen Su Agenda: y, a grandes rasgos es «desoladora» y, parece que quisieran abarcar a el «planeta por entero»..porque según ellos: LO HAN COMPRADO…tela!!-
Perdón erratas- el corrector..
Manuel,
Usted dice «La verdad es que el mundo ha llegado a un punto en el que todo es muy complicado, enormemente complicado.» Los pocos que hemos tenido la suerte de una buena educación sabemos bien que cada momento de la historia de la humanidad siempre ha sido complicada para los contemporáneos y por lo tanto mal podemos lamentar la complejidad de la vida en el siglo 21. En gran medida, nosotros hoy somos frutos de lo que nuestros antepasados hicieron para superar su complejidad y en especial de lo que hicieron los muchos cuyo sacrificio por un mayor bienestar individual implicó —de manera accidental— un mayor bienestar local y global. Estos muchos sacrificados —liberales clásicos por vocación o por accidente— siempre han sido y siguen siendo una minoría de la población mundial, pero su número relativo ha aumentado y seguirá aumentando.
Francamente sorprende su lamento continuo sobre nuestras vidas cuando jamás antes nuestros antepasados tuvieron las oportunidades que nosotros tenemos. Como ellos dependemos de nuestra habilidad y sacrificio individual para aprovechar las oportunidades que tenemos, algo que los liberales clásicos no pierden el tiempo en agradecer sino en aprovechar. Pero no sólo los liberales clásicos, también los sumisos del siglo 21 tienen oportunidades que sumisos pasados no tuvieron, pero por definición los sumisos no intentan aprovecharlas, sólo minimizar el esfuerzo necesario para gozar el nivel de comodidad que otros hacen posible a nivel local (el promedio del nivel nacional o global es irrelevante). Y por supuesto los parásitos del siglo 21 también tienen más oportunidades que parásitos pasados y como sus antepasados centran su ambición y su sacrificio en explotar a sumisos y liberales clásicos (en todos los niveles —local, nacional o global). Lamentarse por los parásitos no los elimina.
Estoy de acuerdo con usted en que nunca antes, en la Historia conocida, se ha vivido tan bien ni ha habido tantas oportunidades como ahora. Eso ni lo niego ni lo discuto.
A lo que yo me refiero es al futuro. Lo podemos ver como el vaso medio lleno o medio vacío. Las dos visiones son válidas y ciertas.
Pero no creo que nos ayude pensar que, como a pesar de todas las dificultades que han experimentado nuestros antepasados hemos llegado hasta aquí el futuro será mejor, porque eso dependerá de nuestra voluntad de crecer y cambiar.
Coincido con usted en que, en realidad, esa voluntad la ponen en marcha siempre unas minorías, a las que después se van sumando el resto. Pero, ¿dónde están esas minorías ahora? Yo no veo que las actuales élites políticas, económicas e, incluso, intelectuales, estén elaborando propuestas para que la humanidad siga avanzando.
Un saludo
El futuro se sigue del pasado pero no está determinado por el pasado. Hablar de oportunidades es hablar de futuro. No hay vaso que valga para hablar de evolución porque nuestra ignorancia nos impide percibir y definir lo que sería el 100 por ciento. Si le gusta hablar de vaso, lo que importa es que el vaso sigue cambiando su tamaño imperceptible, cambio que depende tanto de la minoría buena (mis liberales clásicos) como de la minoría mala (mis parásitos).
En todos los temas en discusión hoy, la minoría buena gana como lo prueban sus acciones no la retórica vacía de la minoría mala que hoy domina los medios de comunicación viejos y nuevos. No volveremos a usar la carreta como quieren algunos ni nos convertiremos a la religión de la igualdad como quieren otros; la carreta porque quedó obsoleta y la igualdad porque probó ser una gran mentira para mantener y explotar sumisos. Sí, no volveremos a ningún pasado (lo que no implica rechazar lo mucho bueno que hemos heredado), ni nos convertiremos a ninguna nueva religión (lo que no implica negar cambios en nuestros valores personales).
Vaya, mientras unos VEN el vaso medio vacío y otros medios lleno Otr@s lo Van Llenando; comentan las redes..