Ver a todo un Presidente de Gobierno, arropado por una potente mayoría absoluta recién ganada en las urnas, aceptando el mandato de la Unión Europea de reducir el déficit público del 2012 hasta el 5,3%, en vez del 5,8% que solo una semana antes él mismo había considerado como el razonable para España, ya no sorprende a nadie. A fin de cuentas, ya vimos a Zapatero pasando por trances similares. Los motivos son de sobra conocidos. Sin embargo, evidencian la naturaleza del cambio que se está produciendo en el papel del Estado.

En las últimas décadas hemos venido apostando por un modelo en el que se supone que el Estado nos protege, garantizando ciertas prestaciones (educación, sanidad, pensiones, desempleo, justicia, seguridad, etc.), a cambio de que los ciudadanos paguemos los impuestos y obedezcamos las leyes que se establezcan. El cuadro se completa con la potestad que tenemos de expresar nuestra opinión, asociarnos, manifestarnos y contribuir a cambiar al Gobierno con nuestro voto.

Este modelo se empezó a fraguar en los comienzos de la revolución industrial, cuando frente a los excesos de un capitalismo salvaje surgieron los grandes movimientos obreros y se planteó la necesidad de un Estado que protegiera al conjunto de la sociedad e impusiera ciertos límites a los grandes capitalistas. En este contexto, a finales del siglo XIX y principios del XX, tuvo lugar un interesante debate en las filas de la izquierda. Los anarquistas, por una parte, desconfiaban del Estado por entender que como toda institución de poder acabaría aliándose con los otros grandes poderes (económico, religioso, militar) contra los ciudadanos de a pié. Su alternativa era construir una potente sociedad civil, basada en redes de cooperación horizontal y en una educación que capacitara a los ciudadanos a gestionar el mundo desde abajo. Los socialistas, en cambio, apostaron por utilizar el Estado como gran herramienta de transformación social y económica, aceptando las reglas de la democracia y, por tanto, los retrocesos temporales que, en su opinión, introducirían los gobiernos conservadores. Frente a ellos los comunistas apostaron por adueñarse del Estado y eliminar las servidumbres de la democracia, para así poder realizar sus proyectos de transformación social de un modo supuestamente más eficaz.

La Historia ha demostrado el terrible error del enfoque comunista y apenas ha podido vislumbrar las posibilidades reales del planteamiento anarquista. De aquella apuesta socialista, junto con la convergencia de propósitos que hicieron las fuerzas políticas de derechas, ha derivado el Estado de Bienestar actual. Los logros son impresionantes y están a la vista. Nadie querría volver atrás en esta historia. Sin embargo, hay evidencias de que este modelo se está viniendo abajo por una combinación de factores políticos, económicos y sociales.

Políticamente el modelo se va corrompiendo a medida que los partidos se acostumbran a poner bajo su control a las diversas instituciones (Parlamento, Poder Judicial, Gobierno, Administración, etc.) que debían garantizar un ejercicio democrático del Poder, mientras paralelamente los propios partidos se van convirtiendo en maquinarias al servicio de unos pocos. Este deterioro se debe también a la cesión que hacen la mayoría de los ciudadanos de sus propias responsabilidades hacia lo colectivo en beneficio de los llamados políticos. Por comodidad, incapacidad, resignación o por el motivo que sea, los ciudadanos tienden cada vez más a abandonar el campo de la acción política, mientras crece su desconfianza. Esta situación era tolerada porque el Estado era capaz de impulsar un crecimiento económico del que, más o menos, se beneficiaba todo el mundo. Así, el éxito económico ha servido para anestesiar el malestar social ante un modo de ejercer la política tan distante y frustrante. Pero, ¿qué pasará con este país cuando existen ya serias dudas sobre su capacidad para seguir creciendo económicamente en el futuro, con los grandes cambios que ello exigiría en su capacidad exportadora y, por tanto, en su competitividad, educación, legislación, Administración y en tantos otros aspectos? ¿Qué pasará cuando el envejecimiento de nuestra población haga muy difícil financiar el Estado de Bienestar, con sus pensiones, sanidad, educación, etc., gratuitas? Hay razones de peso para dudar de que el éxito económico que ha vivido España en estos últimos 40 años vaya a seguir siendo lo normal en el futuro.

Sin irnos tan lejos, tenemos aquí y ahora el problema de la Deuda Pública. Su cuantía varía en función de lo que se incluya, pero podría estar rondando ya los 900.000 millones de euros. Y seguirá creciendo. Para irla pagando necesitamos que los inversores nos hagan nuevos préstamos, aun a costa de mayores intereses. Para pagar los intereses, en 2011 se presupuestaron 27.000 millones de euros. Con los 91.000 del déficit del 2011, será necesario mucho más dinero para pagar esos intereses en 2012. Una cifra cercana a esos 35.000 millones que nos va tocar sacar de dónde sea para reducir el déficit al 5,3% que exige la UE. Y estos intereses continuarán creciendo en los próximos años. En tales condiciones, cualquier Gobierno está en manos de los grandes inversores privados. Hará lo que sea para que le presten el dinero que necesita a un interés menor. Uno o dos puntos arriba pueden comerse el ahorro de, por ejemplo, una bajada en las pensiones.

Por negligencia, electoralismo o ignorancia, los sucesivos Gobiernos que hemos tenido nos han traído a una situación en la que, o bien somos capaces de crear un nuevo modelo productivo que recupere la senda del crecimiento o acabará siendo imposible financiar este Estado de Bienestar, por mucho que se suban los impuestos. El caso es que el Estado solo ya no puede hacer frente a la nueva versión de capitalismo salvaje que domina los mercados. Para ganar esta batalla no tiene otra alternativa que integrarse con el resto de los Estados europeos para configurar ese MegaEstado que es la Unión Europea. Ante un capitalismo mucho más poderoso que el de comienzos del siglo XX, se pretende erigir como solución un Estado mucho más poderoso que los de nuestros ya sobrepasados Estados nación. Un Estado que también es mucho más distante y difícil de controlar democráticamente por los ciudadanos. Parecería que los ciudadanos estemos abocados a elegir entre someternos a las directrices de los grandes inversores o a las de los funcionarios de ese MegaEstado con sede en Bruselas.

Ante este panorama, es esencial revitalizar la acción política. Necesitamos, por una parte, partidos de ámbito europeo pero mucho más abiertos y conectados con la sociedad. La construcción europea, por ejemplo, puede ser una oportunidad apasionante si, entre otros aspectos, conllevase un reforzamiento de la calidad democrática. Por otra parte, es imprescindible que la sociedad civil, los ciudadanos, se activen, se organicen y ganen mucho más protagonismo. Creando opinión y movimientos que generen cambios en la cultura política y en las prácticas del Poder. La activación de la sociedad civil debe extenderse a muchos otros ámbitos de la vida. Para, por ejemplo, crear nuevos modelos educativos y culturales que enseñen a buscar otras formas de vivir menos consumistas, menos dependientes de las prestaciones del Estado y, sobre todo, más alineadas con las aspiraciones de las personas. Para crear otros modelos de organización económica más autosuficientes. Y, en definitiva, para crear redes de ayuda y cooperación en cualquiera de los ámbitos de la vida en sociedad. Quizás convenga desempolvar algunas de las viejas aspiraciones anarquistas.

18 comentarios

18 Respuestas a “ENTRE LA DEUDA Y EL ANARQUISMO”

  1. José María Bravo dice:

    Muy interesante articulo de Manuel Bautista. Lo cierto es que las sociedades, en general, tienen una dosis de anarquismo «vital». Quizás el problema esta en la interpretación del concepto. Se podría interpretar como sin gobierno o como sin gobernante. Probablemente lo más adecuado podría significar que es el cambio permanente o, en términos civiles, la libertad del individuo en la gestión en los medios de producción. Esto ha derivado en cooperativismo, colectivismo, comunitarismo, etc. En España este concepto también ha tenido expresión en las comunidades forales, en las vascongadas o en la Tierra de Aragón. En fin ha sido una lucha para mediatizar el poder del Estado «Soberano».

    Todos recordaremos la Comuna de París y sus leyes de autogestión obrera. Duro 60 días aunque, aún, queda en la memoria su gesta. Y si nos remontamos a la historia nos llevaría a considerar a los cataros, a los albigenses. A estilos de vida divergentes con estos Estados modernos.

    De alguna manera los movimientos que se han dado, recientemente, en el Medio Oriente, o los «15 M» o similares que se están dando en el mundo entero, son expresiones «libertarias». Como, también, vemos son denostadas, «acribilladas» por los poderes publicos y mediaticos.

    De cualquier forma, Bautista, nos impele a una reflexión muy interesante.

    1. TOTO dice:

      No seamos ingenuos, en el caso de la “primavera árabe” es evidente que fue un movimiento impulsado desde arriba (con amplia difusión mediática cuando intereso) buscando introducir cambios políticos y económicos en el norte de África. El recuerdo de las “revoluciones de colores” (en Ucrania, Serbia y Georgia) del este de Europa, diseñadas y lanzadas también con instrumentos digitales por quieres se aprovecharon de ellas, viene a cuestionar aún más la candorosa explicación oficial.

      Hacerse la pregunta ¿a quién beneficia? suele aportar bastante luz en lo referente a quién promueve y lanza los movimientos sociales.

      En el caso del 15M, no hay ningún proyecto novedoso. Sólo se proponen conservar lo existente hasta la crisis del 2008 (recomiendo analizar los puntos en común con el informe “Transforma España” de la fundación Everis), no crear una nueva sociedad. Todas las propuestas (ver manifiesto de DRY) van dirigidas a negociar con el Estado y el empresariado desde posiciones más ventajosas las cuestiones económicas. En definitiva, este movimiento fue una herramienta para la renovación generacional de los partidos socialdemócratas (que llevan años sin propuestas nuevas). Basta comprobar como Hessel, en su viaje a España, animo a votar al PSOE en las últimas elecciones.

      http://www.publico.es/espana/394047/stephane-hessel-cree-que-hay-motivos-para-votar-en-contra-del-pp

      Lamentable!

  2. Valentina dice:

    Miren que noticia tan alentadora. No está directamente relacionada con el artículo de Manuel Bautista – artículo muy interesante, ciertamente -, pero merece la pena divulgarla y enterarnos un poquito más (por si no lo sabíamos) de en manos de quiénes estamos. Tan vomitivos los que nos gobiernan como los anteriores http://www.intereconomia.com/noticias-gaceta/sociedad/ana-mato-subvenciones-20120328

  3. Barbaroja dice:

    El problema acaban siendo siempre los Estados, que copan el poder haciéndose fuertes e imposibilitando que las personas puedan responsabilizarse más y participar en mayor medida de sus vidas y sus decisiones, como auspiciaba el anarquismo libertario. Actuando los Estados de manera parecida a los señores feudales, la aristocracia y la monarquía, de la que eran alternativa, cayendo en los abusos de poder, sometimientos, corruptelas, clientelismos, no hay visos de mejora alguna.

    Aquello de lo que se pretendía huir, es ahora de lo que todo el mundo se queja en los 15-M´s, salvando al flautista de Hamelin, que suele infiltrarse en sus filas.

    Mientras no se vaya de verdad hacia fórmulas en las que las élites sustituyan a las clases mediocres, para sacarnos a todos de este sueño ufano y fatuo de memocracia simplista y ramplona, en la que el valor del individuo no se tenga realmente en consideración, no se hará algo que tenga auténtico valor, y por tanto, no quedará otra opción que la desmembración.

    No nos quejemos tanto, porque de los diferentes modelos de Estado, nosotros elegimos el centroeuropeo, y así nos va.

  4. José María Bravo dice:

    A mi me gustaría saber, con mayor claridad, lo que esboza Barbaroja en su comentario. Que es, para el, lo que reclama el 15M?. Cual es el modelo centroeuropeo que hemos copiado?

    Yo creo que es difícil interpretar, también, cual puede ser un gobierno de las «elites».

    Es evidente que los comentarios tienen interpretación pero, a primera vista, me confunde pensar que lo que quiera decir, Barbaroja, es que lo necesario es un sistema ultraliberal ,a la vez gobernado por las elites. Le pregunto si no es esto lo que tenemos y que parece estar fracasando ahora?.

    Yo creo que lo que parece nacer ahora y que, como todo nacimiento, cuesta, es una nueva forma de concebir las organizaciones sociales y civiles, las fronteras y la cultura. Yo, si, creo que estamos vislumbrando un cambio profundo que durara en calar y al que se niega el sistema a admitir. Por eso considero de gran valor el articulo de Bautista, porque nos hace reflexionar sobre nuestro modelo socioeconomico, sobre nuestro Estado y estado.

  5. TOTO dice:

    Cuando muchos hoy día hablan del evidente fracaso del capitalismo, pocos lo hacen del igualmente fracaso del Estado, que aún representa para la mayoría la expresión superior del bien social… pero en lo hechos, el Estado es la negación de la libertad de la gente común, cuya condición se va reduciendo a perpetuos menores de edad, siempre tutelados, manipulados y dirigidos… además el Estado de bienestar (cuya recaudación refuerza el potencial económico del Estado) no es un logro ni una conquista de los trabajadores, sino una imposición estatal específica para domesticar al pueblo (recomiendo leer, La aparición de los Estados de bienestar de Ashford). Es más, en su construcción han desempeñado un papel determinante gente tan poco recomendable como Bismarck, Hitler o Franco (valga como ejemplo la Ley 193/1963 sobre Bases de la Seguridad Social).

    Y ese mismo Estado (cuyo origen no tiene nada que ver con límitar a los grandes capitalistas) fue el mismo que llevó a la liquidación del comunal, sobre todo por la Ley de Desamortización Civil de 1855, a la marginación del consejo abierto (el único democrático al ser asambleario), al expolio del campesinado, a la creación del ejército como una institución legítima, etc.

    Por esto me inclino a revisar las propuestas anarquistas como alternativa.

  6. Barbaroja dice:

    Completamente de acuerdo con Totó, el Estado, tal y como se ha desarrollado en los países de Europa, excepción de los anglosajones, pues es un sistema que impide más que permite la libertad de las personas con el argumento del bien común, que no es ni bien ni común.

    Por el contrario, la alternativa anarquista no la veo viable más que como objetivo, pero ni en sus modos ni en sus vías de desarrollo, dada la enorme y abierta desigualdad entre las personas, sino que es necesario que las élites intelectuales, políticas y culturales tengan por una vez oportunidades de dirigir a los pueblos.

  7. Irene Espelosín dice:

    Élite — que antes, por cierto, en español se debía decir elite, pero como a todos nos parecía más elegante y elaborado élite y además es más francés se terminó imponiendo de manera que incluso la RAE le da actualmente la prioridad aunque sigue manteniendo elite como admitida —; pues élite, que me disperso, significa “minoría selecta o rectora”.
    El 15M, por ejemplo; si comparamos el número de personas que lo representaron con el número de habitantes de toda España o incluso de nada más Madrid, fue una élite.
    Habría entre aquellas gentes, por qué dudarlo, una verdadera élite o una concurrencia de élites cultural, política e intelectual. Pero a la sombra de esas minorías había mucho oportunista, y mucho vocinglero, y mucho zafio, y mucho patán, y mucho envidioso, y mucho basto, y mucho grosero, y mucho impresentable, y mucho fumador de porros, y mucho “incendiador” de papeleras, y mucha escoria; y terminaron por ensombrecer aquello bajo cuya sombra se cobijaron, y el 15M terminó siendo una mamarrachada y un desastre.
    Los humanos somos muy contradictorios y muy extraños; todos queremos ser únicos y distintos, todos queremos nuestro sello personal que nos separe de la masa y, al mismo tiempo, no queremos estar solos.
    ¿Cómo se compagina eso?
    Además, quién ni con qué criterio determina quién merece el honor de formar parte de una élite, y de qué élite en concreto.
    La única élite posible es el individuo, por separado; cada individuo una élite.
    En el momento que una élite la componen dos, sólo dos, ya ninguno de los dos sabe si está siendo élite o si está yendo al rebufo del de al lado.

  8. José María Bravo dice:

    Siguiendo el debate con todos. Me pregunto si no es el Juicio y por ende el Valor, que es una autopista a la Elite, lo que nos conduce al Estado?.

    Me pregunto Barbaroja, si vamos con Hegel, vamos necesariamente al Estado Anglosajón?. Me pregunto, Barbaroja, si crees que la dialectica, a nivel de la consciencia, nos lleva a este Estado de cosas, a este Estado Material?. Barbaroja, crees realmente que este Estado es una superación del individuo solitario, de la familia complice, en fin del egoísmo?. Crees realmente que la Elite no es más bien las antípodas de todo esto?. No lo se, pero sigo sin interpretar bien.

    Quizás Toto la superación del Capitalismo se lleva consigo al Estado como concepción equivoca. Pero quieres decir que esto conlleva la superación de los logros sociales?. El fin de la protección como unos de los aspectos para superar la desigualdad en el recurso?, te subrayo en el recurso no en el Espíritu. Entendido que el Espíritu es en si mismo Libertad y Transformación y que el recurso a los desprotegidos, podría interpretarse como un eslabón en la superación del Egoismo.

    Irene, los sueños pueden tener pestañas casposas pero imaginan un «mundo mejor». Quien maneja la Primavera Árabe y el 15M?. Quien maneja los periódicos, los noticieros y las editoriales?. Quien nos maneja?.

  9. TOTO dice:

    élites intelectuales, políticas y culturales para dirigir a los pueblos??? eso es lo que representa el Estado en la práctica, una súper empresa dirigida por una élite despótica (poder económico, policial-judicial, militar, mediático,…) que busca ante todo su interés particular, deseando maximizar su mando de intervenir y ordenar, de prohibir e imponer en todas las esferas de la vida social, y con las fuerzas armada como último recurso (art. 55 de la Constitución)

    la idea de seguridad y estabilidad que nos ofrece el Estado devasta y mata el conjunto de las facultades espirituales. Si no se admite lo positivo del riesgo y la inseguridad, de la incertidumbre y el peligro, el ser humano se transforma es un ente embotado, conformista, egocéntrico, dependiente en definitiva…

    “el sufrimiento salva la existencia” decía Simona Weil

    Irene, el 15M también tiene una parte muy destacable… las acampadas en las plazas proporcionaron a mucha gente la inmensa alegría de encontrarse en las tarea comunes, saliendo de la cárcel del yo en el que el Estado y el capital han encerrado a todos, y que permitió practicar el colectivismo, y no el individualismo… y donde se hicieron propuestas encaminas a rehabilitar la vida inmaterial de un país aferrado como nunca lo ha estado a los disvalores del consumo, el goce sensorial, el hedonismo deshumanizador, las diversiones embrutecedoras, los altos ingresos y el materialismo más grosero.

    Se aproximan tiempos duros, con este panorama van a surgir nuevos movimientos sociales que van a ofrecer nuevas posibilidades, iguales, mejores o incluso mucho mejores que el 15-M, no hay que apurarse.

  10. Barbaroja dice:

    Si crees que alguna vez las élites han dirigido a los pueblos, es que no sabes distinguir entre un caballo y un asno, porque desde los comienzos de los Estados, estos han estado siempre dirigidos por los más trepas, y a medida que ha ido pasando el tiempo también por los más mediocres.

    Tampoco voy de la mano de Hegel, sino de su rival Schopenhauer, que pese a su acritud me acercaba más al ideal platónico de la Républica de los Sabios.

  11. José María Bravo dice:

    Efectivamente, bajo el concepto de elite se esconden, como diría Schopenhauer, los especuladores del dinero. Por lo que estamos de acuerdo, no se distingue un asno con un caballo. Ese es el problema de nuestra sociedad, que lo que esbozo Platón en su República ha sido una mascara, la mascarada de los que se presentan como sabios. No olvides que dárselas de sofista también esconde una triquiñuela, no todos los sofistas son sabios, van de sabios. Por lo que te recomiendo a Nietzsche, algo más universal, la transformación del hombre, del hombre en general, sin elites.

  12. Barbaroja dice:

    Pues para ti la perra gorda

  13. TOTO dice:

    no te confundas barbaroja, la elite no la forma el gobierno “libremente elegido” sino los altos funcionarios del estados: los altos cuerpos de funcionarios de los ministerios, el cuerpo de catedráticos, lo mandos del ejército, el aparato judicial, los grandes empresarios, la industria del espectáculo, los medios de (in)comunic.,… tal conglomerado es el que realmente tiene y ejerce la soberanía, de manera que se elija a quien se elija en los comicios, es él quien decide y manda en lo importante. Ello explica que el destino de las promesas electorales suela ser incumplido, y que una vez en el gobierno, todos los partidos hagan la misma política, variando sólo matices huecos en función de la ideología…
    platón? yo no miraría más allá de socrátes… está claro q atenas entro en declive con el asesinato del último gran filósofo griego!!!

  14. Barbaroja dice:

    Vaya, otra confusión. Nadie que pertenecería a una élite, y mucho menos un sabio, formaría parte de lo que tu has descrito, que es un lobby. Lobby son esos grupos de mediocres que necesitan agruparse más o menos secretamente para hacer valer sus propios intereses.

    !Ah¡ Algunos dicen que Sócrates era el mismo Platón con pseudónimo, creado para poner en boca ajena sin riesgos lo que él mismo pensaba.

  15. TOTO dice:

    un sabio no puede ser gorbernante por definición, porque SABE que el paternalismo es el mayor despotismo imaginable… en la cultura occidental los defensores del estado por excelencia son Hegel, Platón (no confundir con Sócrates), Tomás de Aquino, Maquiavelo, Hobbes… y todo ellos han contribuido a que la maquinaria estatal sea ahora monstruosa… hemos pasamos de 600.000 funcionarios en 1976 a 3.186.000… debe el hombre autogobernarse como exige el anarquismo?

  16. José María Bravo dice:

    Toto, me haces meterme en otra reflexión, quizás en algo que no es gobierno pero si Enseñanza. Se que tu puedes cuestionarlo y me parece interesante esa posibilidad. Pero, por ejemplo Confucio, Lao Tse, Buda etc.. Incluso, tangencialmente, la Odisea, y la transformación de Odiseo, Ulises. Es cierto que es, quizás, la negación del gobierno, lejos de la posible interpretación de elite, pero una forma de convivencia. Una convivencia «atemporal», lo que no puede incluir el Estado porque no implica tiempo y espacio «estatico». Algo así como lo que el budismo define como creación permanente y dinámica. Incluso nos meteriamos en la profundidad del cristianismo. No me siento capaz de allanar más, pero algo que ver con la convivencia de los albigenses que mencionaba en mi primer comentario a este fecundo articulo de M.Bautista.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio web utiliza Cookies propias para recopilar información con la finalidad de mejorar nuestros servicios. Si continua navegando, supone la aceptación de la instalación de las mismas. El usuario tiene la posibilidad de configurar su navegador pudiendo, si así lo desea, impedir que sean instaladas en su disco duro, aunque deberá tener en cuenta que dicha acción podrá ocasionar dificultades de navegación de la página web. política de cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies