Felicitar las “Fiestas del afecto” y no las navidades, ha sido el más reciente contorsionismo verbal del presidente del Gobierno.
Resulta paradójico que los ateos disfruten de unas fiestas, Natividad y Semana Santa, inspiradas en el amor a un personaje al que rechazan, escarnecen, o cuya existencia niegan. Pero no renuncian ni a los días de descanso ni a la paga extra.
Cuando feliciten el Ramadán, recuerden que en El Corán se respeta a Cristo como profeta precursor de Mahoma, y también a la virgen María, pero los musulmanes siguen llamando cruzados a los occidentales. Y los judíos plasmaron su menosprecio a Cristo en el Talmud, haciéndolo hijo bastardo de un tal Pandera, legionario romano, de donde los Monty Python sacaron la idea para el padre de Brian.
No parece que estas fiestas de la Natividad despierten mucho afecto en ambos colectivos semitas, porque aquí conviene recordar que tanto musulmanes como hebreos descienden de Sem, uno de los tres hijos de Noé, y no se entiende que los judíos se hayan apropiado en exclusiva del nombre.
Ha hecho fortuna la expresión temporal “era común”, obviando el “antes de Cristo” o “después de Cristo”, que se viene usando desde el siglo VI. Y alguien muy lúcido se pregunta ¿común a qué?
Hay un intento por borrar el origen de todo, como sucedía en la Unión soviética o en la china de Mao, donde se obligaba a la gente a quemar las fotos de la familia para que naciera “el hombre nuevo”, zombi del Estado, sin raíces, simbolizado en la entrega a los niños de un pañuelico rojo, de pionero, a guisa de escapulario o crucifijo protector, recordando que Stalin pasó años en un seminario.
Ni Jesús era de Nazaret, aldea que en su tiempo no existía, ni nació seguramente en el día, el mes y el año que la Iglesia ha instaurado para honrar su memoria. Y el Corán mantiene que no murió en la cruz.
Saulo de Tarso, luego San Pablo, quien no conoció a Jesús, montó una religión a medida de la machista Roma, y venció, cargándose el mensaje de Cristo, depositado en María de Magdala, la apóstol de los apóstoles, denostada por los sucesivos papas hasta que, no pudiendo erradicar el amor que las gentes le seguían profesando después de mil años, la hicieron santa.
Las tres religiones del Libro son salvajemente patriarcales, pero es absurdo rechazar a una y celebrar a otra. En cualquier caso, todas las celebraciones religiosas se asientan en tradiciones milenarias, con reuniones, banquetes, regalos y luces que palíen el alejamiento del sol en el solsticio, o la alegría por la resurrección de la vida a la llegada de la primavera.
Osiris e Isis; Zoroastro; Shiva y Parvati; Ku-wei; Atenea; Yahvé; Cristo; Mahoma y Fátima; chamanes en África, en Siberia, en las Américas…
En todo tiempo y en todo lugar vivieron guías que organizaron socialmente a sus respectivas comunidades, y propiciaron la fe en la existencia de mundos y energías que los sentidos no captan, pero existir, existen, como postulan las ciencias cuánticas.
Y si pretendemos que sólo la razón, lo material, guíe nuestras creencias, recordemos que todos estamos en permanente resurrección, con el sacrificio lúdico de las células, como dijo un poeta, que generan a cada instante un nuevo nacimiento celular, un nuevo soplo de vida. Una Natividad eterna.
El opio del pueblo es la ignorancia, que nos deja inermes ante mentiras y manipulaciones, religiosas o laicas. A pesar de todo ¡Feliz Navidad y próspero Año Nuevo! Que Dios nos coja confesados.
Estimada Dña. Carmen, me temo que el presidente de este desgobierno se contorsionará todo lo que su patológica egolatría demande. No va a cambiar porque lo sepamos. Al menos mientras este conocimiento no le perjudique.
No sé si este es su primer artículo en este gran blog, creo que si, pero me alegro mucho de su llegada y de este artículo con el que en buena medida estoy de acuerdo.
Me gustaría con todo hacer algunas precisiones a su breve recorrido sobre nuestra religión.
Es cierto que desde la perspectiva cristiana no tiene sentido ignorar a otras religiones o creencias filosóficas. Pero tampoco caigamos en la tentación de pensar que «son todas iguales». No lo son, ni de lejos.
El mundo era patriarcal, dice usted con toda la razón. Claro que lo era.
La mortalidad de los patriarcas que desempeñaban bien su papel era tan alta que como no se les diera alguna autoridad y reconocimiento paralelo al coste del ejercicio de su responsabilidad probablemente la humanidad habría perecido como perecieron los indios del Chaco, aniquilados porque sus enemigos mataron a sus mujeres para evitar que siguieran naciendo.
El coste de ser varón no es hoy ni tan grande ni tan importante como lo fue históricamente pero, como sin duda usted sabe, cada año nace un 6% más de niños que de niñas y, sin embargo, el censo electoral (personas vivas con más de 18 años) tiene un 6% más de mujeres que de hombres. Esto significa que, en un país como España, cada 18 años desparecen 1.2 millones de hombres sin que haya ni un suspiro de gobierno alguno. Ni un teléfono de apoyo tenemos.
Es decir, querida Dña. Carmen, tenga usted algo de piedad con los morituri.
Una de las grandes diferencias entre el Cristianismo y el resto de creencias es el respeto y consideración –revolucionario en la época y hasta hace muy poco tiempo– que el cristianismo muestra hacia la Mujer. Si no caemos en el vicio del «presentismo» y si tenemos un mínimo de objetividad, la mujer ha sido culturalmente la gran beneficiaria del cristianismo.
Otra diferencia, muy importante en mi opinión, es la profundidad de la Filosofía cristiana y de su Teología –dos formas clásicas de Ontología– Creo que su artículo toca esta cuestión y es imperativo reconocer la tradición cristiana de la imposibilidad de contradicción entre ciencia y fe que Aquino hace explícita y que informa nuestra base doctrinal y nuestra teología.
Hay una tercera diferencia con otras quizás con la excepción de alguna filosofía hindú. Es la creencia en que el Cosmos –y la vida como parte de él– tienen un sentido, –un vector de dirección, una tensión dinámica– que no es circular en el sentido asiático. Este último, en su tediosa regularidad cíclica, nos enfrenta a un «sin sentido». No es nuestro caso. Nota 1.
Este último factor es lo que convierte al Cristianismo en un enemigo «estructural» de determinadas formas de Poder y por ello, como estamos viendo, tratan de destruirlo aliándose incluso con religiones más sumisas. De hecho, el Corán se escribe por primera vez a las órdenes de un Califa cuarenta años tras la muerte del Profeta para que sirviera de Código Civil de su califato. (Ziaudin Sardar, miembro que fue del Consejo Islámico Mundial)
Un muy cordial saludo y enhorabuena por la imagen elegida para recordar la Navidad.
Nota 1.
Publicado este año: «Theilard de Chardin» –«Inmanencia y trascendencia del Cristo cósmico» de Ignacio Cacho Nazábal SJ. Ed. Salterrae.
Todo este lío de la navidad de repartir amor y comprar como si no hubiera un mañana, parte del fenómeno astronómico del solsticio de invierno, importantísimo para todas las culturas agrícolas y que corresponde al instante en que la posición del Sol en el cielo se encuentra a la mayor distancia negativa del ecuador celeste y que tiene lugar entre el 20 y el 23 de diciembre.
La noche del 24 de diciembre al 25 de diciembre en el hemisferio norte, fue considerado como el solsticio de invierno desde la creación del calendario juliano, introducido por Julio César en el año 46 a.C.
El significado o interpretación de este evento astronómico ha variado en distintas culturas del mundo, pero la mayoría lo reconoce como un período de renovación y renacimiento que conlleva fiestas, ferias, reuniones, rituales u otras celebraciones.
El solsticio de invierno resultaba muy importante porque las comunidades humanas basadas en la agricultura iban a ser privadas de muchas cosas durante el invierno para el que se habían preparado durante los nueves meses anteriores. El hambre era común en invierno, entre enero y abril.
Las Saturnales son unas importantes fiestas romanas en honor a Saturno, dios de la agricultura, figura que en la Roma primitiva era tan importante como Júpiter, el solsticio de invierno hizo que las Saturnales fueran fiestas de la finalización de los trabajos del campo, celebrada tras la conclusión de la siembra de invierno, cuando el ritmo de las estaciones dejaba a toda la familia campesina, incluidos los esclavos domésticos, tiempo para descansar del esfuerzo cotidiano.
Oficialmente se celebraba el día de la consagración del templo de Saturno el 17 de diciembre, mediante sacrificios rituales seguidos de un banquete público al que estaba invitado todo el mundo al grito multitudinario de
¡Io, Saturnalia!.
Aunque oficialmente la fiesta era el 17, las proverbiales ganas de cachondeo del romano medio marcaba la duración de los festejos del 17 al 23 de diciembre. Cesar las aumento dos días más, Calígula (sanguinario pero gran fiestero lo aumento otro).
Eran siete días de bulliciosa diversion, banquetes e intercambio de regalos. Los romanos asociaban a Saturno, con el dios prehelénico Crono que estuvo activo durante la mítica edad de oro de la tierra, cuando los hombres vivían felices, sin separaciones sociales.
En estos dias se decoraban las casas con plantas y se encendían velas para celebrar la nueva venida de la luz. Los romanos amigos y familiares, se hacían regalos como los que se hacen en la fiesta de la Navidad.
Posteriormente, el nacimiento del Sol y su nuevo período de luz fueron sustituidos por la Iglesia, quien hizo coincidir en esas fechas el nacimiento de Jesús de Nazaret con el objetivo de acabar con las antiguas celebraciones.
Gradualmente las costumbres paganas pasaron al Día de Año Nuevo, siendo asimiladas finalmente por la fiesta cristiana lo que hoy en día se conoce universalmente como el Día de Navidad.
No obstante, Carmina, (celebramos tu reencuentro con el Blog), es fundamental no subvestimar la enorme incultura de los gobernantes que padecemos.
Quizá nuestro insigne presidente se refería, no a las fiestas del afecto, sino a las fiestas de los afectados por sus decisiones.
Un abrazo
Muchas gracias por sus deseos Doña Carmen
Feliz Navidad que asimismo le deseo a usted y a todos los que aquí leen y escriben. Excelente la imagen que la acompaña. Nada que ver con ese Belén de tan pésimo gusto (por decir algo suave) que han puesto en el Vaticano, otro signo de estos tiempos aciagos que nos acechan.
Respecto al «patriarcado» hay un libro de un antropólogo, Geoff Dench, llamado «Transforming Men» ; 1998. Casualmente no hay traducción al español. No se que pasa que ciertos libros o documentos nunca se traducen al español.. y mire que se traducen cada cosa..
Dejo un link en español que comenta dicho libro, son reseñables también los links que pone el autor (Don Francisco Traver) al final de su comentario.
https://carmesi.wordpress.com/2020/05/17/el-nuevo-contrato-sexual-i/
Dicho mal y pronto la teoría de Dench se basa en que el patriarcado no es tal si no mas bien un matriarcado que posibilitando que los hombres asumieran una serie de responsabilidades ha permitido evolucionar positivamente a nuestra especie, y ello ocurre desde mucho tiempo atrás. Obviamente las mujeres han tenido que pagar un precio, pero menor que el pagarán «liberando» a los hombres de sus obligaciones; que es lo que pasa en la actualidad.
Ruego que se me disculpe tal resumen y espero que vayan a los links donde se explica de una manera mucho mas consistente.
El cristianismo, eso no lo dice Dench, supongo que supone un salto cualitativo mayor, porque nos identifica con unos ideales universales que hasta entonces eran patrimonio sólo de una parte de la población. Y lo hace a través de una trascendencia que es posible que tome parte de nuestra tradición cultural anterior; pero también a un ideal de amor a la vida (ligado al que tenemos a nuestros semjantes y a Dios) que está muy lejos de de la secularización interesada y condescendiente de los jerarcas actuales.
Tenga en cuenta que si hasta ahora han tolerado las fiestas cristianas es sólo para apropiarse de ellas y adaptarlas a una nueva religión que visto el énfasis que pone en temas cómo el aborto y la eutanasia (que son opuestos a la vida), amén de oponerse a cualquier idea de trascendencia, me dan mucho miedo.
Un muy cordial saludo y tengan Feliz Navidad y el mejor de los año posible con éste 2021.
Cada vez tengo más la impresión de que en las historia de todos los pueblos que pueblan el mundo, y de sus civilizaciones, por lejanas que éstas parezcan, está mezclada, como si en una argamasa de barro fuera y en mayor o menor medida, la historia del resto de pueblos que compartían y comparten espacio “cronólogico” en esta Tierra.
Tengo la sensación de que a poco que se tuviera la intención de potenciar una educación distinta, sensitiva e integral, un pensamiento de capacidad compleja emergería, desplazando los modelos repetitivos y obsesivos, seguramente rompiendo con ellos las falsas barreras, fronteras y divisiones que a nivel mental y físico parece ser el objetivo de los “aparentes nuevos modelos” sociales.
Con esa actitud, más libre y compleja de abordar el estudio, o la experiencia y el conocimiento, creo que, a lo mejor, se podría reconocer un desarrollo, un crecimiento, en multitud de sucesos y matices de esa historia particular, y no, de cada pueblo, de cada espacio de este Globo Terráqueo que nos acoge, no sin muchos pactos y esfuerzos por parte del Ser Humano y la Naturaleza, características, claves comunes y esenciales.
Claves muy unidas a los mitos, y más tarde a las religiones.
No sin razón estas últimas han sido objeto de deseo de control por parte de todo poder que se precie de querer serlo.
Sin embargo creo de verdad, que, desde una voluntad de querer conocer, de no tragarnos aquello de que el trabajo y el esfuerzo no sirve para nada en el hombre, no es muy difícil borrar prejuicios y doctrinas de nuestros sentidos, y abrir nuestra experiencia a reconocer, en sus aspectos más esenciales, en los menos contaminados, en los más cercanos a esa realidad incognoscible, aún lejos de nuestros troceados sentidos, sensibilidades y anhelos comunes a la Humanidad entera, fuera de fronteras físicas y aún cronológicas…al uso, una aventura que puede ser fascinante.
La Historia de las Religiones, el acercamiento con el respeto de todo lo que ignoramos aún dentro de nuestra propia cultura, todo lo que engloba y recoge dentro de ella a lo ritual, unido tan fuertemente a lo histórico, a lo artístico, a lo geográfico, a la Historia, por tanto, a todo aquello que ha representado algo distinto, un intento de elevación sobre los groseramente material, recordándonos constantemente que no solamente somos lo que vaga, difusa y parcialmente vemos,…. es algo tan importante….que está despareciendo de la Educación del Sistema…del Pensamiento Único, temeroso de la complejidad…
Es necesario el esfuerzo por conocer, por reconocer que una forma de pensamiento que huye de la linealidad está presente en todo aquello que, desde una situación de poder, se intenta minimizar, desprestigiar y degradar, a mi modesto entender.
Gracias por tu necesario artículo Carmina.
Debo admitir que cada vez me produce todo más pereza y que a la desazón que se incrementa le acompaña otra más y creciente dosis de amargura y repugnancia hacia todo lo terrenal y su triste humana manipulación.
Debo admitir que a menudo me asalta un sentimiento de vergüenza por compartir vida con seres que día a día me parecen cada vez más mezquinos, más vergonzantes, más pequeños no por su tamaño, sino por su falta de grandeza. Solo encuentro pequeñas dosis de satisfacción en pequeños y puntuales actos de algunos a los que veo que dan algo de sí mismos por el bien de los demás. Algo de sí mismo. Algo de eso que cada uno tiene y nadie más puede poseer. Algo único. Eso sí es dar.
Ese algo único sí es merecedor de un valor superior, pero pocas veces y en pocas dosis es dado hacia los demás.
Por eso esa falta de grandeza y por eso tanta miseria.
Se dan cosas, como el dinero y los objetos que con ese dinero se pueden comprar. El dinero se gana con el trabajo y con más o menos esfuerzo o tiempo, pero ¿es eso algo en verdad valioso o único? ¿Es eso algo realmente valioso cuando uno gana el mismo dinero en un segundo que otro en toda su vida?
Se enmascara todo detrás de papeles de colores y guirnaldas y lazos rojos que no son más que vergonzante engaño y mascarada hacia los otros y hacia uno mismo.
Soberbios petimetres intentan todavía confundirnos y engañarnos más y a diario con sus mentiras y falsedades, con sus tergiversaciones malintencionadas con propósitos todavía más miserables aún si cabe.
Ahora que parece que cada día se celebra un día como el día de algo. Día del padre, día de la madre, día del niño, día del libro, día del maestro, del médico, del reciclaje, del orgasmo femenino, del amigo, del daño cerebral, del gamer, del ninja, del inodoro o del calcetín perdido como leo por ahí.
Después de semejante retahíla quieren confundir y manipular el día de la Navidad. El día de la conmemoración real o inventada, como ustedes quieran y les dé la gana pensar, del nacimiento de alguien que dejó un mensaje de esperanza al mundo.
Quizá, también y más adelante, el día del padre o de la madre dejen de serlo y serán llamados el día del tutor o el observante o el conviviente o al que no pertenece nada ni nadie.
Eso es, el día del «al que no pertenece».
¡Qué bonito! ¡Qué cosa más bonita!
19 de marzo: El día del al que no pertenece.
¡Precioso!
Vamos muy bien, nos guían expertos… en miseria.
Mis dos abuelas comenzaron los años 30 siendo republicanas –una de ella, docente, con medalla al mérito en el Trabajo de la República– y terminaron diciendo aquello de «gobierno de rojos, miseria y piojos».
Murieron pocos años después de la Guerra Civil de sendos tumores posiblemente causados por la la carnicería de ambos bandos en sus familias. Hay tristezas que matan lenta y dolorosamente. Hoy gobierna quien se deleita en aquella época y practica la agresión a la otra mitad de España en cada aspecto de sus vidas. Y presume de ello.
Del impresionante texto de Sedente me quedo con «Soberbios Petimetres» «petits-maîtres», «Pequeños amitos», Déspotas malcriados psicopáticos. Esa moda minimalista y chorra que se ha adueñado de la clase política dominante hoy. No dan para más. Pero nosotros tampoco porque nos estamos dejando machacar impunemente por ellos sin ni tan siquiera reconocer los fundamentos de su Constante Agresión a su Propia Sociedad.
¿Tiene remedio? Creo que sí.
Dependerá de nuestra capacidad de Discernimiento y de nuestra voluntad de Resistencia. También de reconocer que la mejor defensa es un buen ataque que, como mínimo, sea tan constante como el que ellos vienen atizando con premeditación –y con inmensos recursos a partir de nuestros impuestos–desde hace décadas. Es la guerra de Trincheras propugnada por Gramsci, sin cuartel como luego predicaron Laclau y Mouffe en su manual de destrucción titulado «Hegemonía y Estrategia Socialista». En librerías.
Aquí un buen resumen de Gramsci por un ex-castrista chileno. https://www.youtube.com/watch?v=D4XNIvH7EYA&t=561s
Feliz año
He vuelto a leer el corto artículo de Dña. Carmen y, como en todas las segundas y terceras lecturas, he encontrado cosas que no retuve en la primera.
Una de ellas es este comentario:
Cito.
«Hay un intento por borrar el origen de todo, como sucedía en la Unión soviética o en la china de Mao, donde se obligaba a la gente a quemar las fotos de la familia para que naciera “el hombre nuevo”, zombi del Estado, sin raíces, simbolizado en la entrega a los niños de un pañuelico rojo, de pionero, a guisa de escapulario o crucifijo protector, recordando que Stalin pasó años en un seminario.»
Fin de cita.
«Un intento de borrar el origen de todo».
Efectivamente. Y no es de ahora, viene de lejos.
Recordarán el video del profesor Ampuero que trajo un compañero en uno de los comentarios precedentes y que explica quién propuso romper nuestra sociedad por dentro con especial atención a cada creencia o vínculo personal o social para instaurar «el hombre nuevo». El quién fue Antonio Gramsci.
Hace unos días encontré un librito de Gramsci sobre los intelectuales y su papel en la educación que forma parte de la «Guerra de trincheras» necesaria para establecer la hegemonía cultural que quiere imponer y que finalmente han impuesto. Se refiere a los Intelectuales orgánicos, los del Partido. Los otros son gente a tolerar mientras no sean peligrosos.
El libro se titula «Los intelectuales y la organización de la cultura» y en sus páginas 121/130 explica la razón por la que hay que eliminar el Latín y el Griego de la enseñanza.
La sorprendente razón es que al estudiar esas lenguas el alumno adquiere las Raíces Culturales clásicas de las que nuestra civilización proviene.
Siempre es más manejable alguien sin raíces. Desarraigado. Parece que no les ha costado mucho hacerle caso y ya casi han conseguido generaciones que ya no saben de dónde vienen y, me temo, ni a dónde les llevan. Nos prefieren desarraigados.
Tema grave cuando quien gobierna te hace daño para consolidar su poder.
Saludos cordiales