¿Funcionan las subvenciones?

En estos momentos, en los que se están debatiendo unos presupuestos que pretenden atajar la desigualdad, mediante transferencias de las rentas altas a las bajas, en forma de subvenciones y otro tipo de ayudas, conviene hacerse la pregunta de si estas realmente funcionan.

Hace poco en este blog se daba el dato demoledor de que después de 40 años de democracia, en los que las regiones “ricas” (fundamentalmente Madrid, Cataluña y Baleares) han transferido rentas a las regiones más desfavorecidas (principalmente Andalucía y Extremadura), las diferencias de renta per cápita no se han reducido, sino que se han mantenido.

El historiador económico Gabriel Tortella sostiene que el retraso industrial de España fue debido, en parte, al flujo de dinero “fácil” que le llegaba de las colonias americanas, que hizo innecesario el surgimiento de un tejido industrial competitivo como el que se creó en Inglaterra o en Holanda. ¿Quién quiere meterse en el lío de montar una industria, con el trabajo y el riesgo que supone, cuando tiene el Dorado en sus manos?

Desde una perspectiva más psicológica, el psicoanalista inglés John Bowlby planteó, en su Teoría del apego, la intensa relación de afecto y dependencia que genera el alimentado hacia quien le alimenta.

Cabría suponer que una relación análoga surge entre el perceptor de la ayuda y el poder, o incluso el partido político, que la otorga. Desde este punto de vista, es fácil comprender la alta rentabilidad política de la subvención, en cuanto genera un vínculo psicológico profundo de dependencia y gratitud por parte del subvencionado, que se convierte así en lo que se ha denominado un “voto cautivo”.

Pero aparte de este evidente interés del político en generar ese vínculo en su electorado, ¿realmente nos convienen las ayudas? ¿Realmente nos sacan de la pobreza?

Obviamente, en este artículo no nos referimos a las subvenciones que tratan de paliar situaciones reales de necesidad, como serían las ayudas a la dependencia, a las personas con discapacidad, etc. Tales ayudas están, a mi juicio, perfectamente justificadas y resultan necesarias desde una elemental concepción de la solidaridad. Tampoco nos referiremos a otras subvenciones condicionales que tratan de fomentar, por ejemplo, la investigación al desarrollo, la cultura o una industria determinada. Subvenciones que obedecen a otros fines.

Nos referimos aquí a las ayudas que pretenden conseguir una igualación de rentas interterritoriales o personales mediante transferencias económicas.

Ciertamente, este tipo de ayudas pueden paliar situaciones de pobreza y suponer un apoyo transitorio en tiempos de necesidad que está absolutamente justificado, pero tienen contraindicaciones que no podemos desconocer y que casi siempre se ignoran.

En general, este tipo de ayudas puede provocar una cierta situación de “comodidad” en el perceptor, que le desincentive a exprimir sus capacidades para, a través de ellas, conseguir una mejora real de sus condiciones de vida. Además, si las ayudas son generosas en relación con los salarios, pueden desmotivar a quienes trabajan para obtener rentas. Estos factores pueden afectar al dinamismo y al crecimiento económico, tendiendo al final a repartir “pobreza”, dado que provocan una contracción de la economía.

Desde un plano más personal, las ayudas pueden aumentar la sensación de dependencia y el acomodamiento del perceptor, disminuyendo la libertad y la capacidad de aventura. En este sentido, resulta interesante para las estructuras de poder que quieran mantener una población anestesiada y poco activa.

Me diréis que quienes tienen poco o nada, en realidad, carecen de esa libertad y de esas posibilidades aventureras de las que hablo, pero me parece preferible impulsar las reformas que fomenten una sociedad móvil y fluida en la que toda persona, con su trabajo y esfuerzo, perciba la posibilidad de prosperar; antes que consagrar una “cultura” de la subvención y la ayuda. Estas deberían mantenerse en los casos y durante el tiempo estrictamente necesario.

En este sentido, pueden resultar más interesantes y eficaces que la subvención pura, por ejemplo, las ayudas al crédito para obtener formación o para desarrollar proyectos empresariales. Este tipo de apoyos parten de la consideración hacia la capacidad del individuo de desarrollar sus capacidades, mediante la formación y el apoyo adecuados.

En fin, aunque en tiempos de necesidad como los que vivimos, las ayudas sean imprescindibles, no conviene que nos dejemos embaucar con el “caramelito” de la “cultura de la subvención”. Suelen ser una trampa que nos ata a un poder paternalista. Pero además, ni son siempre eficaces para reducir las desigualdades ni contribuyen a crear una sociedad más libre y dinámica.

9 comentarios

9 Respuestas a “¿Funcionan las subvenciones?”

  1. EB dice:

    Isaac, las subvenciones (= redistribución de ingreso vía sistema impositivo) son críticas para cualquier gobierno —primero como promesa para acceder al poder, y segundo como acción para conservarlo, pero no olvidemos que la promesa es para beneficio de la masa y la acción para beneficio del gobierno y sus cómplices. Las subvenciones han estado y están presentes en los medios usados por los gobiernos para prestar servicios a la población (desde la defensa nacional hasta la recolección de basura) y por supuesto en forma más abierta en todo programa cuyo propósito principal es redistribuir ingreso a favor de algún grupo “pobre”. La historia de España por 500 años ha sido un muestrario de todo tipo de subvenciones.

    Todos los gobiernos —sean Reyes católicos o sean socialistas como Benito Craxi y su íntimo amigo Felipe González— han recurrido a las subvenciones para conseguir lo que ellos quieren, es decir, el poder. Podemos dedicar mucho tiempo analizando las miles de excusas dadas por los gobiernos para sus subvenciones, pero todas son falsas, es decir, marcadas por la mendacidad y la hipocresía de los políticos en general y los gobernantes en particular. Esas excusas causan risa porque nos quieren tomar por tontos, pero cuando las subvenciones son grandes se nos acaba la risa y nos indignamos. En el caso de los programas de redistribución de ingreso, aunque los “pobres” en alguna medida se beneficien de las subvenciones, las “comisiones” cobradas por los políticos y sus cómplices por su intermediación en la redistribución de ingreso superan largamente las comisiones que esos mismos políticos denuncian cuando la gente usa intermediarios privados para gestionar sus ahorros, con la gran diferencia de que los políticos tienen el privilegio de la inmunidad (hasta que la indignación explota, algo que raramente sucede pero que es explotada por otros políticos para dar golpes mafiosos y quedarse ellos con el pastel —algo que usted bien sabe porque ha estado denunciando al nuevo gobierno español).

    En todo caso, el problema no está en las subvenciones sino en el poder coercitivo legítimo de los gobiernos cualquiera hayan sido los medios para hacerse del poder y mantenerlo (hoy esto se ve bien claro a nivel de estado-nación). E insisto en que hoy para lograr ese poder y conservarlo el medio más usado es la falsedad, es decir, la mendacidad y la hipocresía, aunque siempre está latente el recurso a la violencia. E insisto también en que hoy el circo principal está en EEUU, el único donde todavía queda alguna esperanza de límites eficaces a ese poder del gobierno (no tenga duda, en EEUU los enemigos de Trump son la mayor amenaza a terminar con los límites que quedan). En Europa, la complicidad servil de los abogados con los políticos ha vuelto muy difícil avanzar hacia el “Estado de Derecho” en cualquiera de sus estados-nación (no tenga duda, la UE es un obstáculo importante para ese avance).

  2. Alicia dice:

    No sé si es inherente, consustancial a la condición humana; pero el que se acostumbra a ser ayudado ya puedes despedirte de que se tome la molestia de ayudarse a sí mismo. Es más, cuanto más le ayudes más tirano lo harás, más dictador y chantajista.
    Pasa en todos los aspectos de la vida, materiales o emocionales. Colgarse de alguien y decir, exigir, aún sin palabras, “víveme mi vida y dámela resuelta; pero no cualquier vida sino la que yo quiero y como yo la quiero”.
    Así que, en respuesta a la pregunta que da título al artículo, un rotundo NO.
    Las subvenciones no funcionan; lo que hacen es arruinar las vidas de quienes las reciben y convertirlos en parásitos.
    Y que hay excepciones, sí, claro que las hay. Pero las excepciones son, pues eso, excepcionales.

  3. O'farrill dice:

    El mundo de las subvenciones no sólo es el del clientelismo político, sino que contribuye a aumentar el sentido de dominio sobre los administrados. El dinero de los contribuyentes se convierte así en una herramienta para, como dice EB, conseguir o mantener el poder.
    En general soy contrario a todo tipo de subvenciones y más partidario de trabajo y retribuciones justas. Hace ya años, en el mundo del teatro, se me reprochaba desde los «subvencionadores» que yo no pidiera tales ayudas. Era la norma general. Se prepara el correspondiente juego de impresos o formularios debidamente cumplimentados y se repartían por todas las instituciones públicas. Si no caía de una, caía de otra (sobre todo si se tenían los contactos adecuados).
    Claro que hay determinadas ayudas necesarias y justas, pero ésta circunstancia hace posible la aparición de otras muchas, demasiadas, que no tienen ningún sentido más allá de demostrar «quien manda». Es lo que llaman ahora «economía social». Basta con montar cualquier «chiringuito» con nombre adecuado y, a poner la mano. Habría que conocer en profundidad cómo funcionan muchas organizaciones supuestamente altruistas para obtener ingresos que les permiten flotar barcos, comprar edificios, pagar buenos sueldos a sus directivos, etc.etc. y de donde salen las subvenciones correspondientes y porqué salen en forma de «patrocinios» sociales.
    Ni los partidos políticos, ni los sindicatos, ni las organizaciones y asociaciones que sirven a este clientelismo (para empezar), debían percibir tales subvenciones y estar sólo financiadas por las cuotas de sus militantes. Pero hemos «sacralizado» su papel social y el Estado se ha visto obligado a mantenerlo. Es más, habría que tener en cuenta las subvenciones indirectas en forma de beneficios o privilegios fiscales y nos daríamos cuenta de que todo gira sobre lo mismo: vivir unos más avisados de los impuestos cobrados y exigidos a los más pardillos.
    Un saludo.

  4. Ligur dice:

    Veamos ….
    Un bono-bus para mayores de 65 años cuesta 12,50 €., para casi el resto más de 50 €,
    ¿cuantos de vosotros – Ustedes que escriben en esta página y los que aquí entran, aún pudiendo pagar con creces un bono de transporte de 50 €, se acoge a su “derecho” y coge el abono de 12 € ….

    Matrimonio, bien situado, con sueldos más que decentes. A uno de sus hijos le premian con una beca en el colegio por buen estudiante. ¿Que padres con estas características renunciarían a esa beca, para dejar esa ayuda a otro niño que más lo necesitase? ……

    Por que, familiares de ancianos con un buen poder adquisitivo, se acogen a la ley de dependencia para costear pañales, y a una persona para que haga tareas varias.

    Sinceramente, ¿quien de ustedes-vosotros, si pudiera defraudar a hacienda lo haría con toda impunidad? … (me apunto)

    Una de las características que más se habla en este modelo social, es hablar de los derechos adquiridos, pero nuca o casi nunca se habla de las obligaciones.

    Y me pregunto, si no gusta este sistema en el que vivimos, ¿por que seguimos en el? … ¿por que criticamos tanto a estos gobiernos y sus desmanes, cuando sabemos por ejemplo, que no pagando con tarjetas de crédito, los reyezuelos del mambo se darían un batacazo de aúpa y se lo pensarían muy y mucho a la hora de manipular el cotarro? … ¿por que tanta cerrilidad y cobardía?

    No hay que rasgarse las vestiduras cuando vemos lo que vemos en los demás, y nos hacemos los permisivos en casi todo lo que nos atañe a nosotros.

    Gracias

    1. pasmao dice:

      Bien apuntado Ligur

      Simplemente apuntar, mas a mas, que el AVE que muchas veces no queda mas remedio que tomar, está mas que subvencionado. Y que muchas veces es la sra de la limpieza, la que nunca puede montar en el AVE, pero si paga el IVA de lo que compra, la que subvenciona los juguetes de los grandes.

      El problema de las subvenciones no son las subvenciones per se, si no que en un grado enorme se dan porque previamente se ha «escogorciado» el sistema desde arriba, desde el Estao, para que eso sea inviable sin subvenciones y reservarse así el placet de que los súbditos tengan que ir de rodillas a solicitar la subvención de turno, mientras besan con unción el anillo del burócrata/político de turno.

      Por ejemplo con lo de la electricidad, gas natural, gasoil,.. donde muchos no pueden pagar por la cantidad de impuestos que llevan. Lo mismo con el tema inmobiliario…

      Se trata de que el Estao pueda ser lo mas arbitrario posible, metiendo mano en todo, para así poder ser lo mas poderoso posible. Y detrás de ese Estao están todos esos parásitos enchufados mas todas esas empresas en régimen de oligopolio que tienen que acabr prestando servicios que ese Estao no puede dar, porque los parásitos son incapaces de hacerlo.

      Pongo un link trágico que dice mucho de nuestra superferolítica Sanidad y servicio de emergencias, y eso en Madrid, y dentro de Madrid en Torrelodones

      https://www.elconfidencial.com/espana/madrid/2018-10-23/torrelodones-summa-muere-bebe-parto-denuncia_1631671/

      Se presupone que nos gastamos un pastizal en subvencionar dicha sanidad, pero vistos los resultados cuanto de ese pastizal se pierde en despachos. Y si eso es en Torrelodones ni me imagino en la deep Spain.

      Un cordial saludo

    2. EB dice:

      Ligur, usted se equivoca. Más allá de que cualquiera de nosotros no dejará de pasar una buena oportunidad para beneficiarnos sin ejercer coerción sobre otros y sin violar la ley, usted se equivoca respecto a los gobiernos que por definición gozan del ejercicio legítimo de la coerción. Primero y ante todo no se olvide que la carga de cualquier sistema tributario existente se distribuye arbitrariamente entre los que de una u otra manera terminan pagando los impuestos (peor, es casi imposible saber cómo se distribuye esa carga –lea sobre la discusión de quiénes efectivamente pagan el impuesto a las hipotecas o a cualquier acto jurídico documentado). Sí, para todo efecto práctico, la distribución efectiva de esa carga es arbitraria –en España y en cualquier país.

      Segundo, cuando se dan situaciones de discriminación de precios –unos compradores pagan más que otros por una cantidad igual de un mismo producto– los que «deberían» quejarse son los que pagan más y no los que pagan menos. Si usted ha escuchado hablar sobre monopolios y cosas parecidas sabrá que la gracia de ser monopolista es «aprovecharse» de sus clientes y una de las formas más comunes es discriminando por precio entre sus clientes. El problema es discriminar bien para aprovecharse de quienes están dispuestos a pagar más que el precio que cubre el costo marginal del monopolista –si no hay más discriminación de precios es porque no es fácil saber quiénes quieren pagar más. En todos los países, los gobiernos intentan discriminar por precios, es decir, cobrar impuestos específicos y tasas cuando creen que tienen suficiente información para discriminar, y lo hacen porque pueden recurrir legítimamente a la coerción.

      Le recomiendo estudiar Economía. No aprenderá sobre política pero por lo menos sí sobre discriminación de precios.

  5. Ligur dice:

    Gracias por su disertación EB, está claro que está Ud. puesto en el tema.
    En ningún momento he dicho que no podamos aprovecharnos de unos derechos conseguidos, adquiridos, por lo tanto se también se que eso no es una acción coercitiva. Los ejemplos a los que ayer me referí, eran para resaltar más que nada, la falta de ética de muchas personas.
    En ningún momento he defendido ni defiendo a ningún gobierno, ni los que estuvieron en el pasado, ni los que están actualmente “gobernando” este país, no creo en ellos ni tampoco en los monopolistas como Ud. dice.

    Por no creer no creo ni en las elecciones, ese día de votación y júbilo para muchos, donde la gente quier expresar ese derecho que les asiste, por el cual creen ser más libres y un poco más poderosos de lo habitual, por el simple hecho de creer que con su voto, pueden cambiar el destino de una
    nación. Creo que con ese acto, le están haciendo caldo gordo, oxigenando y acomodando al candidato de turno, que sentara sus reales en la poltrona por 4 u 8 años, donde, actuara a su antojo y desvarío, ejerciendo coerción a más no poder para desgracia de los votantes y del personal en general.

    Lo dije en este foro y lo vuelvo a repetir, los referéndum son para los predecibles e indecisos, por eso los convocan. Los que no entran en el juego de las votaciones, son los sospechosos, por que son menos controlables y los “raros”.
    Está claro, de economía no entiendo gran cosa, gracias por aconsejarme estudiar sea materia, no estaría mal. Lo que si se es, que cuando nace un ternero en una cabaña ganadera la renta percápita sube y cuando nace un ser humano, esa renta percápita baja, así de simple y así de triste.

    Muchas gracias

  6. Manu Oquendo dice:

    En el fondo estamos ante una cuestión que, como proceso histórico, es tumoral y en la actualidad ya se encuentra en metástasis avanzada. Parte del ciclo terminal que parecemos incapaces de revertir.

    Por simplificarlo con crudeza y realismo el sistema de acceso al poder formal –el propio de las Instituciones oficiales– en una democracia como las actuales en Europa se basa en la compra del voto con cargo a los segmentos sociales más carentes de representación efectiva. A su vez también viven de ello poderes informales que se nutren del Presupuesto Público.

    Por ejemplo, la frase típica de que «subiremos el IRPF a los que más ganen» –para Pedro Sánchez estos son los que superen los 60,000 euros brutos al año– no pasa de ser una Extorsión a quien no puede defenderse. No sé qué tipo de persona puede ver esto como una acción moral aceptable. Es decir, todo el sistema se basa en una inmoralidad: Quitar a la Fuerza a quien no puede defenderse. Un acto que está en el Código Penal para el resto.

    Equivale, exactamente, a un viaje Caperucita en el ascensor de la casa de su abuelita acompañada de dos lobeznos. El proceso democrático que se desarrolla en este viaje hasta la planta 10 resulta inevitablemente en una redistribución de, como mínimo, la cestita de la merienda.

    Decimos que es tumoral porque altera profundamente y de modo irreversible, como apuntan artículo y comentarios, la Racionalidad y la Emocionalidad de los comportamientos sociales.

    Es decir, destroza los fundamentos morales de cualquier sociedad porque pervierte conductas –Fomentando el Parasitismo– e institucionaliza la extorsión sistemática de la ciudadanía. Toda la ciudadanía, la Productiva y la Dependiente ambas sometidas al Poder que como han apuntado se convierte en falsamente benéfico y es además el principal beneficiario del sistema.

    Un amigo acaba de enviarme las subidas del IBI en un ayuntamiento de Madrid para pisos de hasta 300,000 euros de valor: Desde el 2009 ha subido un 84%. Justo en el periodo de diez años en el cual los Ingresos Reales de la población han caído a causa de políticas concretas de Rodríguez Zapatero que, además, llevaron el Paro al 28%. Ni un solo partido habla de ello en su preparación de las municipales.

    La pregunta que realmente debemos formularnos no es por qué, tras ver que Felipe González ya llevó el paro al 26%, seguimos repitiendo el error y Por Qué nuestras Constituciones nunca tienen límite a la Extractividad.

    No, la pregunta, que quizás EB pueda ayudarnos a entender más allá de Mancur Olson, es porqué ni un solo medio. ni asociación, ni grupo social, ni partido político se rebela contra esta situación aunque solo sea en defensa propia. ¿Tiene esto solución plausible?

    Recuerden que un contribuyente medio –en torno a 34,000 euros brutos– tiene una fiscalidad total de entre 55 y 58% en función de su Región de Residencia. (Ver civismo.org )

    Este dato no incluye las acciones de Consumo Obligado por el Estado (ITV’s, bolsas del super de venta obligada, bombillas que multiplican el precio de las anteriores por diez o quince, cambios forzados de vehículos Diesel antes promovidos por los Estados , peajes de todo tipo en infraestructuras que ya deberían haber revertido al dominio público, cierres al tráfico privado que nos obligan a gastos extras, etc.

    El colmo ha sido ver que Seopan está Instando a Carmena y a Colau a ponernos fielatos para cobrarnos cuando vayamos a trabajar.
    ¿Alianza estratégica Proveedor/Cliente?

    Es decir ¿Por qué si todos somos testigos de la explosión de desperdicio sistemático y de las redes clientelares masivas siempre callamos?

    Lo dejo aquí porque me estoy enfadando y a estas horas no conviene.

    Un saludo cordial.

    1. EB dice:

      Hola Manu, mentiría si le digo que tengo respuesta a su pregunta. Me temo que tendrá que esperar mucho porque todavía sabemos poco sobre “acción colectiva”, “movimientos sociales”, “cambio social”, y otros conceptos que han dominado los intentos académicos por explicar nuestro comportamiento «en masa». Respecto a su preocupación por lo que está pasando, sí, quizás hoy haya mucho más ruido que nunca antes, incluso que 25 años atrás. Pero el mayor ruido se puede explicar, entre otras cosas, porque los nuevos medios sociales —más allá de sus deficiencias— han servido para que muchos en todo el mundo salgan del armario y griten sus opiniones teniendo poco o nada que decir (dejando en evidencia cosas que en principio causan risa pero sirven de advertencia sobre lo que realmente somos). No espero crisis fuertes seguidas de momentos revolucionarios en los países integrados en la economía global, y por lo tanto no espero cambios radicales ni para bien ni para mal. Hoy muchos quieren extrapolar “incidentes” locales para pronosticar “cataclismos” mundiales, pero esos comportamientos son típicos de quienes buscan poder, riqueza o celebridad y uno debe solo echarles una mirada para confirmar que se trata de los mismos pícaros de siempre —esos dispuestos a sacar provecho de la estupidez de los demás.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio web utiliza Cookies propias para recopilar información con la finalidad de mejorar nuestros servicios. Si continua navegando, supone la aceptación de la instalación de las mismas. El usuario tiene la posibilidad de configurar su navegador pudiendo, si así lo desea, impedir que sean instaladas en su disco duro, aunque deberá tener en cuenta que dicha acción podrá ocasionar dificultades de navegación de la página web. política de cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies