En la selva en la que se han convertido las sociedades actuales, que paradójicamente, rezuman orden y estructura, destacan en todos los ámbitos los ventajistas dominados por la compulsión irrefrenable de ganar en todo aquello en lo que participan.
La cacareada sociedad civil no ha puesto demasiados inconvenientes al sucesivo deterioro de instancias esenciales del funcionamiento colectivo, como son los medios de comunicación, las redes sociales y el mundo político. Los medios están plagados de mamarrachos y mamarrachas -para no dejar fuera a nadie- que llevan a las altas instancias (share time) sus estupideces, grandilocuencias, chabacanerías, mediocridades y ruindades, con altísimos sueldos e importante impacto mediático, todo ello por ser un cotilla listillo sin conocimiento pero con muy altas pretensiones, y un enorme y voraz ego que satisfacer a costa de lo que haga falta.
“El mundo político ha venido engendrando en las últimas décadas, una sucesión de tipos engreídos, manipuladores y con enormes ambiciones públicas…”
De las redes sociales, qué decir que no se haya dicho ya, es el lugar natural de la gran masa de cretinos descerebrados que encuentran en sus aplicaciones un protagonismo que nunca logran en la “vida real” por su abierta discapacidad intelectual, su manifiesto analfabetismo funcional y una gran habilidad para venderse ante un público dispuesto a comprar la vulgaridad.
Lo que es más preocupante, si no fuera por la alta capacidad de intoxicación de los anteriores medios “sociales”, es que el mundo político ha venido engendrando en las últimas décadas una sucesión, que parece no acabar nunca, de tipos engreídos, manipuladores y con enormes ambiciones públicas, cuya principal preocupación social consiste en hacernos creer hasta la extenuación la manera en que ellos ven el mundo y la consiguiente aquiescencia tácita dirigida a mantenerse en el Poder.
“Debe ser muy sonrojante que, no solo en otros espacios, sino ni siquiera en el calado en el que querías pescar se hayan mostrado capaces de convencer…”
La principal estrategia de esta perversa intención utilizada consiste en convertir el medio social en una subdivisión de buenos y malos, a partir de apelativos como fascista, capitalista, machista, marichulo, imperialista, heteropatriarcal, revisionista, y demás lindezas, en la que ellos siempre se ponen en el lado de los “buenos”, y a los demás, cuando menos en el lado de los “sospechosos”. Dentro de no mucho comenzarán a dividirnos entre católicos y no católicos, o entre carnívoros y veganos, pues a los toreros y sus aficionados ya los han catalogado de asesinos, cómplices y encubridores.
Por lo que se ve, entre el electorado madrileño, ni la izquierda establecida en otros valores relativos a los derechos sociales y demás, ha entrado al trapo de esta estrategia, salvo los sindicalistas de la cuestión y los fundamentalistas doctrinales que siempre compran los productos en el mismo supermercado independientemente de la calidad del producto. Debe ser muy sonrojante que, no solo en otros espacios, sino ni siquiera en el calado en el que querías pescar se hayan mostrado capaces de convencer, cambiando el sentido del voto sin necesidad de ninguna masacre preelectoral. Insoportable para cualquier ego que se precie.
“De hecho, todo el mundo emocional a desarrollarse, a partir de la autoconsciencia de tus propias limitaciones, debe crecer paralelo al del sentido de la responsabilidad…”
El buenazo de Alfred Adler, al hilo de los comienzos del psicoanálisis, centró sus estudios en los efectos que el Poder, la potencia, las capacidades y el mando que demostraba tener el mundo adulto tienen respecto a los menores, concluyendo que inevitablemente en estos se generaría un sentimiento de inferioridad que denominó como complejos. Esta huella, decía, resultaba imprescindible para que el crecimiento del menor viniera referenciado en un intento de autosuperación que favoreciera su desarrollo evolutivo, siendo cualquier otra posibilidad catalogada de conflicto “neurótico”, antes de que las psicopatías fueran determinadas como problemas de salud mental. Actualmente este es el gran problema de salud mental del siglo XXI.
De hecho, todo el mundo emocional a desarrollarse, a partir de la autoconsciencia de tus propias limitaciones, debe crecer paralelo al del sentido de la responsabilidad, sin la cual fácilmente el ser humano deriva en monstruosidades, y en este mundo basado esencialmente en los derechos que le deben venir subrogados desde el exterior, ¿para qué ocuparse del engorroso, paranoiable y culposo sentido de la responsabilidad, si el éxito social lo obtienes por las sucias puertas de atrás a las que finalmente debes pagar el canon de contaminar todo lo que tocas?
“…la adolescencia ha desaparecido como tal, siendo sustituida… por un amplio periodo en el que de lo que se trata es de ponerse como sea hasta las trancas”.
Si ese sentido de la responsabilidad es un “espejo interno” que permanentemente admite o rechaza los comportamientos propios -heredero del antiguo sentido de culpa judeo cristiano-, su formato-azogue definitivo se forja en las experiencias de la adolescencia que acaban poniendo las cosas en su sitio a partir de la profundidad de las vivencias experimentadas en esa etapa vital, sin la cual no hay un auténtico sentido de la responsabilidad individual.
Pero, y ese ya es otro tema, la adolescencia ha desaparecido como tal, siendo sustituida mediante una de las vías de los decretos leyes imperantes, consistente en no actuar en nada que no me interese, por un amplio periodo en el que de lo que se trata es de ponerse como sea hasta las trancas, cumpliendo con el requisito establecido de engordar las cifras correspondientes y así justificar el sombrío entramado de los dispositivos encargados de la cuestión.
La psicotropilescencia es la nueva etapa evolutiva de las generaciones presentes y venideras, única alternativa a quienes hayan elegido la psicopatía como el camino de desarrollo preferente.
Efectivamente las sociedades actuales, se han convertido en una jungla, una herida abierta que no deja de sangrar.
Creo que esa sociedad civil de la que hablas siempre ha existido; antiguamente acudía a los Mentideros de la Villa a despellejar a alguien o improvisaban un patíbulo donde, tomándose la justicia por su mano ajusticiaban a algún sujeto por un quítame allá esas pajas.
Así los medios de comunicación, las redes sociales y el mundo político hace tiempo que crispan a la sociedad.
La diferencia con la actualidad, es que esta situación se ha institucionalizado.
Ya no hay que esperar que se produzcan momentos de tensión social para que haya episodios (muchos provocados) que degraden a la sociedad.
Ahora existe interés en que esto se viva permanentemente, que la sociedad viva degradada.
Los motivos?, económicos, políticos, se me escapan todos, pero hay un intento mas manifiesto que nunca porque las masas sean lideradas por unos pocos a través de filosofías globalistas.
Pero sobre todo a través de una falta de educación abrumadora.
Se dice que la educación es lo que le queda al individuo cuando se le olvida todo lo que ha aprendido.
Y ahora se procura que no se nos olvide nada sobre todo lo que nos están adoctrinando interesadamente desde el poder, determinados grupos e individuos.
Un abrazo
Magnífico artículo. Hace falta diseccionar con el bisturí de la palabra y el conocimiento una sociedad que -según uno de los mejores pensadores políticos del momento «ya no es anómica, es sencillamente estúpida».
Una estupidez seráfica se ha adueñado de una buena parte de esa sociedad que no ha entendido (ni quiere saber) su enorme responsanbilidad colectiva, su egoismo y su psicopatía.
Soy poco asiduo a las RR.SS. pero hace unos días había un vídeo de una lección ejemplar: un profesor de Derecho entraba en su calse y se dirigía a una alumna cualquiera para expulsarla y decirle que no volviese nunca a ella. A continuación pregunta a sus alumnos: ¿Para qué están las leyes?
Las respuestas variopintas indicaban lo poco claras que los alumnos tenían sobre ellas. «para mantener el orden», «para la convivencia social»… «para impartir justicia»…. El profesor se volvió y dijo: «Ustedes acaban de presenciar un acto injusto por mi parte con su compañera…. ¿porqué no han reaccionado?. Puede que el siguiiente sea otro de ustedes….Y tampoco encontrará apoyo ante la injusticia flagrante….»
En mi entorno conozco mucho de ese tipo. Mientras el problema no vaya con ellos, se pondrán de perfil o, lo que es peor, le darán la espalda….Lo importante es «ser feliz» (traducido en sexo a malsalva, alcohol, drogas y quien sabe qué otras cosas más…) Responsabilidad social: 0. Se vive compulsivamente unos escasos momentos de «felicidad» supuesta (de la que hay que convencerse) para esconder el vacío moral en el que van transcurriendo los años, donde las enfermedades son consecuencia de la infelicidad absoluta: falta de ilusiones personales, falta de proyectos y, sobre todo, falta de sueños por no sentir más allá de lo que prescriben los productos «durex».
Una sociedad estúpida ha sido el gran proyecto del mundo de la ingeniería social. Una sociedad prescindible por su propia estupidez. De ahí las muchas fórmulas para restringir población estúpida que se cree navegar por las «nubes»hasta que llega la caída en picado.
Un saludo.