“El dilema del innovador” fue un libro publicado en 1997 por el experto en innovación Clayton Christensen. En dicho libro planteaba dos tipos de innovación: la sostenible o incremental y la disruptiva.
La innovación sostenible es la que produce una empresa (o país) cuando la utiliza para mejorar sus productos o servicios y la eficacia de los mismos pero sin modificar de forma sustancial el mercado o la forma en que se da servicio a los clientes.
La disruptiva es aquella en la que se crea un producto o servicio más barato o que ofrece nuevas prestaciones creando un mercado o un segmento nuevo (por ejemplo, cuando Apple puso internet en los teléfonos móviles que hasta entonces solo servían para hablar con otras personas).
Las empresas se enfrentan al dilema de qué parte de su capacidad financiera y de recursos deben invertir en innovaciones disruptivas y cuánto en las sostenibles. Mientras las empresas con un mercado consolidado tienden a mejorar sus productos y servicios (innovación sostenible), la disruptiva suele venir de empresas emergentes (startups) que no tienen que mantener una clientela que es la base de su negocio actual.
El problema es que aquellas empresas consolidadas corren el peligro de sufrir el “Efecto Kodak”. Con este término denominamos al que sufren aquellas compañías que, siendo muy importantes en un momento determinado de la historia, no supieron adaptarse a las nuevas situaciones y acabaron por desaparecer o quedarse en una mínima parte de lo que fueron. Recordemos casos de corporaciones como la misma Kodak (carretes de fotos), Blockbuster (alquiler de videos), Nokia y Xerox que tienen como elementos comunes que el mercado cambió, las preferencias y necesidades de los clientes se transformaron y ellos no fueron capaces de innovarse disruptivamente.
La Inteligencia Artificial (IA) es una de esas tecnologías que están entrando de forma intempestiva en todos los sectores de la sociedad, que la están transformando y que todo apunta a que va a ser clave en los próximos años. Supone para muchas empresas afrontar una innovación disruptiva ya que es un salto cuantitativo y cualitativo con respecto a lo que venían haciendo hasta el momento.
Esto afecta no solo a las estrategias futuras de las empresas, sino de forma esencial a los Estados que tienen que apoyar a las compañías en su desarrollo.
El reto tanto para empresas como para las autoridades públicas es cómo incorporar la IA de manera efectiva pero ética, sin poner en peligro la seguridad de los datos y la privacidad, en definitiva los derechos tanto de las personas como de las empresas e instituciones.
En el mundo anglosajón hay un lema que se utiliza frecuentemente en torno a la innovación disruptiva: “move fast and break things” (muévete rápido y rompe cosas) queriendo decir que, para que algo sea realmente novedoso y diferente, hay que arriesgarse a probar cosas, aunque te equivoques; de vez en cuando alguna de esas iniciativas da en el clavo de algo que el mercado necesita (y que con frecuencia no lo sabía) y que supone un éxito económico (véase el caso de las redes sociales o de la irrupción de los ordenadores por poner solo algunos casos históricamente cercanos).
No obstante la misma Lina Khan (presidenta de la Federal Trade Commission de EEUU) en una reciente entrevista al Wall Street Journal comentaba que, en el tema del desarrollo de la Inteligencia Artificial, no se puede dejar a las empresas que se apropien de toda la información que consideren relevante para entrenar a sus modelos sin pedir permiso o sin que haya una compensación adecuada. Esta visión del gobierno americano algunos analistas piensan que puede cambiar, si Trump gana las próximas elecciones norteamericanas, a una mayor permisividad hacia las empresas.
En el desarrollo de la Inteligencia Artificial así como de la tecnología en general está claro que hay una carrera entre los distintos países. Podríamos clasificarlos en 4 grandes bloques: EEUU,China, Europa y un grupo de países que calificaremos de pujantes.
Estados Unidos sigue teniendo un papel de liderazgo en muchas áreas de tecnología, pero ve que su liderazgo está amenazado, principalmente por China que se le va acercando tanto en PIB como en capacidad militar y en ciencia aplicada. Sigue teniendo no obstante el liderazgo en cuanto a las inversiones en mercados de alto riesgo tecnológico.
La posición del gigante norteamericano está siendo la de poner restricciones a la exportación de tecnología a China o al uso de productos provenientes de ese país. Esto está ocurriendo por ejemplo con la prohibición de enviar al país asiático chips de última generación (que son los que permiten sacar todo su potencial a la Inteligencia Artificial, entre otras tecnologías).
Este tipo de restricciones tienen como contrapartida la de estimular en un país potente tecnológicamente como China el desarrollo de su propia tecnología, por lo que, en unos pocos años, no tendrán ningún efecto estas prohibiciones y es posible que incluso construyan chips más potentes que Occidente. Esto está ya ocurriendo en las comunicaciones 5G de móviles o en los coches eléctricos en donde han superado en tecnología al resto de países.
En 2023 por segundo año consecutivo el gigante asiático ha sido el país que más patentes ha registrado y su compañía Huawei la número 1 mundial en generación de las mismas.
China une a su enorme población y bajos costes el hecho de tener un sistema político que le permite planificar a largo plazo. Entre sus objetivos proyectados están los de evitar la dependencia tecnológica de terceros. Ha pasado de ser la fábrica barata del mundo a ser un país donde se estimula la investigación y el número de patentes desarrolladas lo atestigua.
Por otro lado su régimen de falta de libertades hace que el acceso a datos privados de sus conciudadanos no les suponga ninguna cortapisa moral, así como la censura de cualquier opinión no afín a las posturas oficiales. Tampoco ha tenido ningún reparo a la hora de copiar hasta la extenuación los productos de otros países, a denegar el acceso a determinadas compañías o a imponer empresas mixtas.
Un tercer grupo de países lo conformarían los que he denominado pujantes. De nuevo el número de patentes nos pone a Japón, Corea del Sur y Alemania en los siguientes en la lista después de China y EEUU. Europa sería el que más patentes ha desarrollado si hacemos la comparación entre continentes y no entre países. España figuraría en un modesto 21º puesto.
Estos países entrarían dentro de la esfera de Occidente por lo que no tienen los problemas con EEUU que hemos visto en el caso de China.
Merece la pena una atención especial al caso de la Unión Europea.
A diferencia de EEUU, la UE ha optado por la regulación en vez de las prohibiciones, es decir, si quieres acceder a mi apetecible mercado de 448 millones de habitantes con un buen nivel adquisitivo, tienes que hacer las cosas de acuerdo con mis leyes.
Europa se encuentra en peores condiciones que China en cuanto a empresas emergentes en tecnología e IA y por detrás de EEUU en cuanto al capital invertido, pero está liderando desde hace años la regulación internacional en varios temas, entre los que se encuentra ahora la tecnología, la privacidad de datos y últimamente la Inteligencia Artificial. Liderar significa que otros países (incluyendo EEUU) se ven influidos en sus legislaciones por lo que se ha establecido en la UE.
La legislación europea está siendo pionera en defender el derecho a la privacidad, respeto a los derechos humanos, al libre mercado y a la seguridad.
Podemos citar a este respecto el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), la Ley de Mercados Digitales, la Ley de Servicios Digitales y, más recientemente, la Ley de Inteligencia Artificial.
Esta última (todavía no en vigor) se convertiría en la primera ley del mundo en regular el uso de la Inteligencia Artificial. Pretende mitigar el riesgo que esta tecnología puede suponer para los derechos de los ciudadanos, así como para la seguridad europea.
Como europeo estas regulaciones me hacen sentirme más protegido frente a abusos de empresas no solo de países poco democráticos, sino de grandes multinacionales cuyo afán crematístico supera a sus prejuicios morales.
Ser pionera en la legislación puede dar algunas ventajas, pero habría que complementar esta acción con acuerdos de cooperación en estas materias con otros países así como un incentivo claro a las nuevas tecnologías.
La gran incógnita es si un exceso de regulación no puede ahogar la innovación y la iniciativa empresarial, pudiéndonos superar con creces otros países que se apliquen menos en la protección de los derechos de sus ciudadanos.
El reto está por tanto es conseguir una innovación disruptiva sin renunciar al respeto a los derechos de empresas e individuos. En fin, como decía Albert Einstein (no puedo garantizar la autenticidad de la cita ya que, como sabéis se le atribuyen la mitad de las frases de este mundo), “Entre las dificultades se esconde la oportunidad”.
La I.A. no es una opción , conlleva que todo usuario tenga una I.P. Para ser monitorizado . Sin eso no existimos ,viene a ser como un carnet de identidad globalista , por tanto, es una imposición más ,como la agenda 20/30.
Estamos condenados a reinventarnos para sobrevivir a toda costa y si para ello hay que renunciar a la pureza humana con sus defectos y virtudes, se renuncia , que no, a las guerras , a las injusticias y a lo inhumano del ser humano . La I.A. Pude ser un arma de doble filo , dependiendo en manos del que la controle , puede arruinar la vida a cualquier inocente ,de innumerables maneras , también es de mucha utilidad, si se emplea bien .
Entramos en una era incierta , sin límites en avances tecnológicos. Lo que me planteo es hasta donde llega el límite a la renuncia de mi privacidad , o tal vez deva vivir de forma paralela, ignorando lo que no me interesa, que es mucho más superior en grado superlativo , a lo que en realidad sí me interesa .
saludos
Tras un repaso por distintos foros con expertos en IA, parece que llegamos a algunas posibles conclusiones sobre este asunto.
1ª.- La IA es una simple herramienta más o menos sofisticada que permite ejecutar procesos simples a alta velocidad, de acuerdo con lo que la IN (inteligencia natural) pueda programar. Luego como simple opción para los «frikis» tecnológicos queda «guay», SIEMPRE QUE NO SE IMPONGA A LOS DEMAS EN FORMAS MÁS O MENOS SUTILES.
2ª.- Los procesos siempre serán iniciados por la IN (el talento), salvo que -como ha acurrido muchas veces- escape a su control y esto es el riesgo.
3ª.- La IA utiliza metodología clásica pero complicada con un lenguaje «anglo» que pretende ser críptico, hasta que se descubre el juego: hay que invertir mucho dinero en su desarrollo.
4ª.- Tal metodología consiste en: recogida de datos a partir del conocimiento previo de los mismos por la IN (el talento), sin entrar en su posible fiabilidad (lo que puede llevar a muchos chascos o a riesgos importantes); análisis de datos (nuevamente encomendado a la IN) para discernir en tal avalancha lo que vale y lo que no vale, con el inconveniente de que el día para los humanos sólo tiene 24 horas y, como se dice en la «peli» de «Con faldas y a lo loco»: nadie es perfecto.; hay que seguir con un diagnóstico de situación donde la última palabra la tendrá la IN; continuar con una toma de decisiones ordenadas también por la iniciativa de la IN; prever los resultados y consecuencias, sus efectos más o menos graves y los riesgos para el conjunto de las operaciones (no olvidar que están interrelacionadas y precisan de racionalidad e incluso creatividad, algo vedado a la IA.
5ª.- En su conjunto la IA es una especie de «torre de Babel» donde el lenguaje (primordial para una buena y efectiva comunicación engtre distintos operadores) tiene más de formalismos curiosos (como la llamada «nube» que nadie sabe exactamente qué es o los «unicornios», etc.). Muy «friki» todo ello pero sólo para «iniciados». De niños jugábamos a inventarnos un lenguaje peculiar para distinguirnos y seguimos siendo infantiles.
6ª.- Cuando se intentó saber si la IA había sido utilizada en casos importantes como la prevención, investigación, orígenes, difusión y realidad del Covid, se hizo un mortalñ silencio entre los «expertos». Pues bien, si no ha servido cuando realmente hacía falta… ¿para qué está?
7ª.- Cuando se intentó saber como iba a luchar la IA «contra el cambio climático», la respuesta es que de eso no sabían nada. Lógico, falta la IN y el conocimiento previo de las materias.para saber como actuar.
8ª.- Cuando se preguntó si no estábamos ante un sistema totalitario encubierto con las imposiciones de uso y desarrollo de la IA. no hubo respuesta.
9ª.- La interacción verbal con el sistema de IA nos recuerda los juguetes electrónicos en los sótanos de Gran Vía, cuando teníamos 14 años. Sin comentarios.
10ª.- «Estamos aún en la prehistoria de las posibilidades, pero siempre será un medio, una herramienta, no un fin en sí mismo» confiesan finalmente los expertos.
Un saludo.
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10ª.-
Hola O’Farrill
Interesantes reflexiones las que haces. El tema de la IA da mucho de sí ya que se está imponiendo como herramienta de eficacia en todos los ámbitos de nuestra vida (de hecho muchos de los móviles que utilizamos ya incorporan herramientas de IA aunque no lo sepamos).
A la IA hay que considerarla efectivamente como una herramienta pero, como todo cambio disruptivo, tiene consecuencias cuyo alcance todavía no conocemos. Utilizamos la IA para que ayude a los cirujanos a tomar decisiones más informadas pero también se pude utilizar para decidir si un bombardero debe lanzar una bomba o no porque ha llegado a la conclusión de que hay un enemigo en el objetivo. El tema es que puede que haya civiles inocentes en el mismo punto. La mayor parte de las aplicaciones de la IA no son tan dramáticas, pueden ser el coste del seguro que te van a aplicar o la decisión de si contratar a una persona. Cierto que la ética que tiene la IA es la que le ha programado el ser humano, pero muchas decisiones las toma la máquina porque la empresa ha decidido que es más fiable la decisión del algoritmo o por la necesidad de tomar una decisión rápidamente; en esos casos no es posible, o al menos no se está dando, esa supervisión humana de la que hablas. Ahí es donde entra la necesidad de regulación.
La IA no es la purga Benito. Es cierto que no detectó la venida del COVID (ni tampoco los centenares de sesudos humanos que se dedican al tema), pero sí ha ayudado a desarrollar más rápidamente vacunas para variantes posteriores.
Lo que no sabemos es hasta dónde podrá llegar la IA según vaya desarrollándose y dónde está el papel de la inteligencia humana a las que la IA imita cada vez de forma más certera y es difícil de distinguir.
Internet se inició en torno al año 1969, cuando el Departamento de Defensa de los EE. UU desarrolló una red de ordenadores creada durante la Guerra Fría cuyo objetivo era eliminar la dependencia de un Ordenador Central, y así hacer mucho menos vulnerables las comunicaciones militares norteamericanas.
Nadie supuso que de una aplicación militar, pudiera pasarse a una aplicación civil tan usada, cito como ejemplo el que tu has dado de la incorporación reciente en teléfonos móviles de Internet.
Realmente este hecho nos permite constatar como la capacidad de procesar datos con increíble rapidez, produce efectos tan sorprendentes, de los que la IA es heredera.
Aunque este proceso ha transcurrido de forma vertiginosamente rápida, aunque nos parezcan siglos ( desde el año 1969), muchas empresas públicas y privadas, se han encargado de mejoras y comercializar los resultados de estos avances.
Y de ahí surgen los problemas; hemos llegado a un punto en el que la utilización de innovaciones como la IA, plantea problemas éticos, morales y sociales, como el control de nuestra identidad e intimidad por parte del estado o de particulares a los que necesitamos poner límites con una regulación al respecto de estas utilizaciones.
Realmente, es la sociedad la que determina que es o no una innovación sostenible o disruptiva en base al desarrollo histórico de la misma, y en que tipo de países en base a su desarrollo tecnológico y sus formas póliticas pueda clasificarse, cual puede ser objeto de fraude o engaño al no distinguir entre el resultado de los análisis hecho por IA y los de IN (inteligencia humana).
Estos problemas que tenemos en la actualidad provienen de no haber desarrollado todavía el cerebro humano en todas sus capacidades, pues a futuro si es que se consigue, sabremos distinguir perfectamente entre la IA y la IN.
Los expertos afirman que la velocidad de cada neurona, medida en kHz, oscila alrededor de un kilohercio, por lo que podemos afirmar que el cerebro está formado por millones de pequeños procesadores. Si sumamos la frecuencia de procesamiento de todas las neuronas de un cerebro —más de mil millones—, obtenemos un total de mil gigahercios, una cifra muy superior a los menos de 20 GHz que encontramos en ordenadores y smartphones de la actualidad.
Un abrazo
Hola Rafa.
Aun si la comparación con la frecuencia de procesamiento que das al final de tu comentario fuese correcta, lleva un gran peligro intrínseco en la misma. Todas las capacidades de los procesadores (velocidad, capacidad de almacenamiento, etc.) están multiplicándose de manera exponencial según observa la Ley de Moore, lo cual nos llevaría a pensar que antes o después van a superar en capacidad al ser humano.
No hay duda de que los procesadores digitales superan ya al ser humano en muchos aspectos (almacenamiento de millones datos, velocidad de procesamiento de los mismos, etc.). Esto no es nuevo, ya la máquina de vapor permitió al ser humano utilizar una fuerza muy superior a la propia, y nuestro antepasados se las ingeniaron para emplear la fuerza del agua para dar potencia a las fraguas o para extraer mineral en las minas del Bierzo, por poner solo unos ejemplos.
La diferencia es que ahora estamos hablando no de la fuerza bruta, sino de lo que entendemos que es exclusivo del ser humano, su inteligencia.
La pregunta clave aquí es ¿Qué es lo que nos hace realmente humanos, qué es lo que nos diferencia? ¿Podrá la inteligencia artificial acercarse o superarnos en ella? Cabría preguntarse también qué es la inteligencia y si la IA podrá algún día ser creativa.
Gracias Paco.
Creo que ha sido un error comparar la inteligencia humana con la artificial en base solo a la velocidad o la capacidad de almacenamiento, pues he obviado otras capacidades del ser humano que potencian su inteligencia, que como dices se habría de definir, como pueden ser la intuición la percepción, la comprensión hacia los sentimientos del otro o la creatividad.
Y parece que ese es el gran reto o la pregunta clave, si la IA podría conseguirlas.
En cualquier caso espero que ambas inteligencias funcionen siempre en tono de colaboración y no de competición, porque cualquiera de las dos podrían usarse de forma positiva o negativa.
Muy cierto. Ahí está el reto. Tiempos interesantes que nos toca vivir.
Muchas gracias por tus aclaraciones y los interesantes comentarios de Rafa.
En principio de lo que parece es que va a ser otra manera de control y sometimiento (que ya padecemos) a las máquinas y a quienes las diseñan con fines desconocidos.
En palabras de uno de los expertos: «el mundo se dividirá en útiles (partidarios de la IA) e inútiles (partidarios de la IN). Otra nueva división social con que nos encontraremos, tal como viene ocurriendo en otros campos. Algo que sirve para dividir nos lleva siempre a «¿qui prodest?». (a quien beneficia).
Ya tenemos el mundo dividido entre los «globalistas», «calentólogos» y demás fantasías por una parte y por otra los racionalistas (cada vez más) que desconfían de todo ello en base a la Ciencia y al conocimiento.
Todo lo artificial no tiene cabida en el mundo del pensamiento, creatividad, intuición, percepción, comprensiòn, etc. del pensamiento humano (tal como señala Rafa pero que se corrobora con la opiniòn de los expertos).. A Dios gracias…..
Pero, como en el cuento de Frankestein, o en el Covid, los experimentos pueden escaparse de las manos, bien adrede, bien por errores o negligencias y, ern ese caso, por mucha legislación hueca que se promulgue, no habrá responsables porque…. las máquinas no lo son. Tampoco los que juegan con ellas que escaparán (como en el Covid) de ellas.
Pero es que, además, todo lo que sabemos de «profecías» sobre el mundo y sus habitantes, han fracasado estrepitosamente..
Si empezamos por los algoritmos del M.I.T. sobre los límites del crecimiento del Club de Roma: PINCHAZO.
Si seguimos con la descongelación del Artico (la «banquissa», claro está): PINCHAZO
Si seguimos con el agotamiento de recursos naturales: PINCHAZO
Si seguimos con las terribles inundaciones de ciudades costeras (N.York debería estar sumergida en el agua desde hace un montón de años): PINCHAZO
Si seguimos con los gases de «efecto invernadero» y más concretamente con el CO2: NO SOLO PINCHADO, SINO TOTAL DESCONOCIMIENTO CIENTÍFICO.
Si hablamos del cambio climático permanente (como es lógico) a lo largo de la vida de la Tierra: PINCHAZO, IGNORANCIA O MANIPULACION.
y YA NO CUELA TANTA TROLA. en la Inteligencia natural de las personas. Por eso las máquinas que se tragan lo que se les de de comer y lo defecan en forma de algoritmos.
Otra cosa es que haya «frikis» de todo este mundillo y se lo pasen pipa jugando, pero «los experimentos con gaseosa».
Probablemente no se sepa que cualquier soldado o civil ucraniano tiene acceso desde su móvil para disparar misiles o manejar drones de efectos mortales, gracias al armamento proporcionado por quienes carecen de IN.
Estamos otra vez siendo «aprendices de brujo». Y ya sabemos lo que puede suceder….
IA como herramienta más o menos útil en procesos determinados. A partir de ahí cuidado con algoritmos que peuden reproducirse por sí mismos y tomar decisiones.
Un saludo. .
Me gustaría recordar algunos datos que no son nunca citados por los «mainstream media» de Occidente. La fuente es el informe de la OMPI (ONU) publicado, un poco antes de la pandemia, en 2019.
En primer lugar recordar que el liderazgo global en la generación de solicitudes de registro de patentes y otras formas de propiedad intelectual (procedimientos técnicos por ejemplo) corresponde a China desde al menos 2017/18. Con casi el 41% del total global. Siguen los EEUU con algo más del 19%, Japón con un 10%. Corea del Sur con un 6.7% y la UE con un 5.6%.
Es decir, la UE, con casi 450 Millones de habitantes, produce bastante menos que Corea con unos 50 Millones. Estamos muertos y no nos hemos dado cuenta.
Esto es una enfermedad terminal para Europa porque ya éramos fiscalmente los más caros del mundo. Concretamente los EEUU y Japón son, fiscalmente, un 15% más económicos que nosotros. Toda la fiscalidad es coste. Lo sabe cualquier contable pero no los que gobiernan Europa.
Nuestra estructura de costes de Gobierno, servicios públicos y subvenciones (Welfare State) es insostenible si nuestra producción industrial no es tecnológicamente muy superior cosa que ya sabemos que no es. Nos lo recuerda el citado informe que puedo enviar a quien lo quiera tener. Pedro Baños ya lo tiene en su poder. Por cierto lo que estamos tirando por la borda en Ucrania no está en las cifras anteriores. Tampoco incluyo los costes derivados de los Impuestos sobre el CO2 (un gas maravilloso e irrelevante a efectos climáticos) pero que han pasado de 4$ tm en 2012 a 100$ tm en 2023. Este impuesto afecta a todos los productos y por eso tenemos que importar todos los metales y el cemento ha pasado de 28$ tm a más de 125$ tm. ¿Cómo no va a subir la vivienda? Tendremos que importar hasta los ladrillos.
En segundo lugar tenemos en Occidente la manía de publicar PIBs NOMINALES a la hora de clasificar los países. Es una forma de engañarnos. Si miramos los PIBs en Paridad de Precios de Compra (PPP) resulta que ya hace mucho que el primer país es China con un 20% más que los EEUU que es el segundo. Para mi sorpresa la India es el tercero y Rusia el cuarto. Por delante de Japón, Alemania, UK, etc.
Es decir, vivimos bastante desubicados mentalmente e ignoramos la desesperada situación de la UE que es una máquina de gastar irresponsablemente y cada vez más centralizada y de naturaleza SOVIÉTICA –al decir de D. Dalmacio Negro, en mi opinión el principal cerebro político-social que tenemos en Europa.
La misma gente que nos engaña ocultando datos sobre nuestra situación real nos habla de «Nuevas Tecnologías» lo cual es sorprendente porque en 1965 yo comencé la carrera en España y en mi universidad los sistemas de ecuaciones complejas los teníamos que resolver, desde el primer año, programando en Fortran una computadora americana. Toda mi vida profesional transcurrió en dicha industria fuera y dentro de España.
Es decir, esta gente llama «nuevo» a algo que tiene la friolera de más de 60 años. Lo cual les ayuda a ocultar su desastrosa gestión de 60 años durante los cuales desaparecieron todas las máquinas de computación europeas (puedo recordar al menos ocho grandes marcas) y ni una red social tenemos.
Lo mismo pasa con esto de la Inteligencia Artificial que es casi igual de viejo que la Informática. Es decir, compañías como Iberia y el BBV en 1987 ya disponían de aplicaciones de IA hechas en España por españoles y muy por delante del resto de Europa. La aplicación de Iberia, superpuesta a las aplicaciones de reservas y precios de asientos, se llamó «Revenue Enhancement» y la del BBV «Credit Scoring» para automatizar los procesos de evaluación y aprobación de créditos.
Luego entramos en la UE y en el Euro y todo se fue deteriorando en toda Europa.
Me pregunto quién ha estado al timón estos casi 45 años que nos han dejado a los pies de los caballos, serviles lacayos de los EEUU y, ahora, con la industria destruida o emigrando a EEUU desde Alemania porque nuestros gobernantes han hecho todo lo posible para que tengamos la fiscalidad y la energía más caras del mundo por no hablar de una casta que, en el colmo de la estupidez suicida, presume de regular más que nadie en el mundo. Y les sale gratis.
En fin, otro día más. A ver si se nos ocurre cómo librarnos de esta clase dirigente parasitaria y destructiva.
Cuando se habla desde la propia experiencia de muchísimos años, los datos reales se llevan por delante los «relatos» interesados: «hay que invertir más en IA» en Europa….. ¿para qué? ¿Para que nos prohiban utilizarla, como tantos otros recursos soberanos?
El comentario de Manu Oquendo es contundente y sabio.
Tenemos muchos «expertos» pero nos hacen falta sabios que, como él, pueden hablar con pleno conocimiento de causa. Pero para la sabiduría es necesaria la virtud y seguimos buscando con el farol a cuestas a esos hombres sabios y buenos que pongan fin a tanto despropósito.Como el profesor Dalmacio Negro (seguramente desconocido para muc hos) quien a sus muchos años no le duelen señalar esta sociedad anómica en que nos han convertido para someternos.
Un saludo.