LA RESPIRACIÓN AGÓNICA Y SUBJETIVA A LA SOMBRA DE LA CAMPANA DE GAUSS

Cuando los jóvenes europeos y americanos se rebelaban el siglo pasado contra las decisiones que sobre sus vidas tomaban sus mayores, surgió un discurso cuyo mensaje central era “Déjale hacer lo que él quiera”. Esta forma de oposición consiguió que aspectos esenciales en todo proyecto de vida, como con quién te casas o qué profesión eliges, pasaran a ser decisión del interfecto.

El ámbito de decisión se trasladó a la propia persona y dejó de ser potestad de otras instancias, generalmente familiares, pero también sociales como la que marcan las jerarquías y clases, religiosas tal y como indica el cuarto mandamiento o una teología abiertamente patriarcal, y antropológicas en las que el varón dominante hace positivos los valores del linaje del apellido.

Este traslado en los centros de decisión, asienta su argumentación principal en la negación a todo sometimiento ajeno al propio individuo, en el rechazo a decisiones impuestas por jerarquías preestablecidas o intereses diferentes, y el efecto consecuente en la negación de los aspectos más genuinos de la individualidad. Dejando de lado el efecto que esto ha producido en interpretaciones extremas en relación con temas como el derecho a las decisiones sobre el cuerpo que habitas o sobre la tierra que pisas, se entiende que ese paso que la sociedad en su conjunto ha dado es significativamente positivo.

Y parece que el tema está más que superado en la forma, pero sería bueno preguntarse si lo está del todo en el fondo. ¿Practica esta sociedad la libertad individual cuando no hay joven que no esté sujeto al inmenso peso de la moda? ¿Es real una libertad de elección cuando se está más sometido que nunca al influjo de la publicidad, los medios de comunicación o las redes sociales? ¿Es cierta la libertad de pensamiento cuando es cada vez más numeroso el consenso sobre cuestiones como el bien común, el bienestar colectivo y el desarrollo personal basado en lo económico? ¿Hay realmente libertad individual cuando es marcadamente perceptible el carácter homogéneo de todos los miembros de una tribu?

La utilidad de la estadística es indudable, pues pone al servicio de la sociedad un instrumento de lectura fácil, rápida y directa sobre los fenómenos que acontecen en ella, permitiendo ver su impacto, alcance y repercusión con medios no excesivamente costosos y muy prácticos.

Y como sucede tantas otras veces, se acaba sustituyendo el instrumento por el fin, de manera que es la imagen del telescopio lo que sustituye al objeto cósmico observado, y lo que se percibe desde el microscopio lo que creemos que es el microorganismo analizado. Con esta perspectiva equivocada el investigador acaba creyendo que aquello que ha visto es la “Realidad” cuando solo es su imagen reflejada conforme a como el instrumento la presenta.

En lo que al ser humano se refiere, no dejaría de ser todo ello una reflexión anecdótica, si no fuera por la indescifrable, inevitable y sugestiva cuestión de la diferencia individual. ¿Por qué se acepta con esa pasividad reinante que nos arroguen un lugar en el mundo en base a lo políticamente correcto y lo estadísticamente asegurado?

El cuestionamiento del valor de la estadística es muy escaso. Junto con la publicidad y los medios de comunicación y/o las redes sociales, forman el triunvirato más poderoso en el campo de lo social del que jamás haya parangón. Todos ellos al servicio del nuevo rey, el de los Mercados, que usurpa nuestra individualidad a través de la manipulación de la voluntad, y nos hace sentirnos a todos solo siervos o súbditos, nos llama “consumidores”, y nos maneja con facilidad poniéndonos al servicio de sus deseos y propósitos.

Hay que tener cuidado, en que creas que no eres más que un porcentaje, un pequeño punto en una gráfica que sube y baja, oscila y se modifica. Aunque no se sea muy consciente, el estado de ánimo es solo un valor más comparado con el N total. Eres un dígito entre cientos de millones de dígitos, no más que un grano de arena en un desierto computado.

Hay que tener cuidado, porque hay estudiosos que llevan mucho tiempo y muchos esfuerzos hechos para preparar tú lugar en el mundo. Un lugar en el que eres un “ciudadano” entre cientos de millones, uno más al que hacerle sentir poseedor de unos derechos vacuos, o un alumno al que regular, tabular y evaluar conforme a unos estándares. Ya hace tiempo que hay un pequeño y minúsculo asiento en el que colocarte en su mundo. ¿Es el tuyo?

Hay que tener cuidado, porque la subjetividad no es que esté amenazada sino que directamente se está conspirando contra ella para anular los rasgos de su especificidad, aquello que es todo y que hace que tu naturaleza se sienta, se perciba y se viva como lo más importante de lo que te define. Vigila bien que tu mirada interior no sea que la manejen las miles de miradas que se van a depositar en ti para que te observes con sus ojos. Mira bien que a la intimidad de tu interior no la violen para secuestrarle tu vocación de búsqueda del tesoro, porque el plano está hecho con lenguajes ajenos.

Eres el 0,0000028% de la población que vota, el 0,000021% de la población española, el 0,00000087 de los que consumen. ¿Cómo te sientes? De qué sirve todo ello sin ser, por lo menos, el 50% por ciento de ti mismo.

La homogeneización es el proceso en el que se disgregan los tejidos y se rompen las células de los productos, pero para ti esos tejidos son los que llevan tu nombre y las células son aquellas en las que está escrito tu destino.

4 comentarios

4 Respuestas a “LA RESPIRACIÓN AGÓNICA Y SUBJETIVA A LA SOMBRA DE LA CAMPANA DE GAUSS”

  1. Cosmopolita dice:

    Buenas.
    En un Mundo en pleno desarrollo economico, social, democratico y globalizador los valores bajos de tal campana, a mi entender, aún no han despegado, y seria de poca justicia dividir para vencer, no viendo yo asi el valor en sú cima más alta. (http://www.avaaz.org/es/forced_to_marry_her_rapist_f/?bcAdDgb&v=33996).Por otro lado, nadie nos esta obligando a subir al carro del consumismo, lo que no nos estan enseñando bién, es que no es más feliz el que más tiene, sino el que menos necesidades tiene, a lo que yo suelo llamar: La etica natural de estabilidad. Ya hemos visto como el Mundo ha reaccionado ante el caso Snowden, o sea, mientras mi tableta funcione, que espien lo que quieran. Ya lo dijo alguién, cuando todo es perfecto, es que algo está mal, preguntandome siempre cual es la distancia entre la X y el totalitarismo, no dando importancia asi al dígito, en sú vocación por buscar un tesoro. Un saludo,

  2. Victoria dice:

    Con la lectura de la segunda parte de tu artículo, Carlos, me ha venido a la cabeza la novela de Aldous Huxley, Un mundo feliz.
    Sin embargo, no me causó tanto terror como «tu versión» puesto que no describes una ficción, sino una realidad altamente contaminada: la subjetividad es un objetivo a eliminar «por tierra, mar y aire». Ya es muy difícil distinguir entre «sujeto», «objeto» y «dato estadístico».

    Un saludo,

    1. Frost dice:

      Justamente estoy releyendo ese libro en estos días, y no podrías estar más acertada. La clave de la sociedad del consumo es la ingeniería social a través del condicionamiento. Mediante el condicionamiento se mantiene una apariencia de libertad: nadie te obliga a consumir, efectivamente, pero si no lo haces estás sujeto a la humillación y el reproche social. La facultad de elegir no desaparece, sino que se trampea la balanza de las decisiones de forma que el sistema pueda prever estadísticamente el resultado de todas nuestras decisiones, y de nuestras vidas.

  3. yo misma. dice:

    cuando se habla de «libertad», la gente, «calla»…porqué será?, coger las riendas de la propia vida parece complicado, y caminar por lo ya marcado, parece que da «seguridad», porque son los «otros», los que indican por donde ir-que son los entendidos-los intelectuales- las eminencias..y se delega, (eso nos dijeron y creímos).
    así, sí hice mal..la responsabilidad propia o culpabilidad «es menor»..y claro, si metí la pata..la culpa es de otros, aunque..está claro, todo termina cayendo encima de un@, inevitablemente.

    una frase típica del 15M, era, «yo no soy antisistema», el sistema es «antimí»..cada cual que interprete como quiera; yo lo interpereto, como que esta suciedad–perdón, sociedad..nos impide de todas- todas desarrollarnos como realmente queremos, primero te ponen la cabeza «a tope» de cosas y necesidades imaginarias, después te meten el dinero cómo lo máximo a alcanzar en la vida, y cómo se te ocurra no ir por esos cauces..ya sabes, «precariedad severa»..con la que no puedes dar apenas ni un sólo paso!!

    se me ocurre, que habría que hacer, como que todo aquello que se nos ofrece se metiera cómo en una coctelera, muy movida ella..y cada cual- se lo monte cómo vea..
    porque…..quién espere a cobrar pensión con las fórmulas de esos EMINENTES-SABIOS QUE nos han mostrado la fórmula magistral de cómo cobrar..debe hacerlo «sentado», porque de pie–el riego circulatorio sanguineo que dará afectado,

    es decir, resumiendo..por aquí andamos dos días, y.. lo económico–ya se ve cómo va, (de culo), y la «vida..y su sentido»..se escapa, de la peor manera,
    cada cual que mire por su bién sin afectar malintencionadamente al resto, y viva como le parezca..

    vivir con libertad, no es tan difícil..aunque liberarse de «miradas» y «lastres» el pasado cuesta..
    sobre todo, porque no sólo vamos contra nosotr@s mism@s casi siempre, sino porque pocas veces nos ponemos en el lugar de los demás..para que esto no sea, al final, un tod@s CONTRA tod@s.

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