Oía hace poco en una tertulia un señor que indignado afirmaba que vivimos en un mundo en el que cuando «nace una vaca nos sentimos más ricos y cuando lo hace un niño nos sentimos más pobres», y también es cierto a la inversa «cuando muere una vaca nos sentimos más pobres y cuando lo hace un anciano nos sentimos más ricos». Tremenda, lapidaria y demoledora afirmación que nos pone en evidencia, sin disimulo posible, el nivel de egoísmo que hemos alcanzado.
La locura de la producción de bienes de consumo, tecnológicos o industriales, está alcanzado su cénit en los momentos actuales. El progreso que ello parece haber traído a nuestra sociedad es raramente criticado, y solo los que cuestionan su sostenibilidad alzan la voz contra el liderazgo que mantiene en los objetivos de todo el colectivo.
Estamos plenamente instalados en un mundo en el que no hay ideas, y solo alguna que otra ideología ramplona e insulsa; no hay arte, y solo artificios y artilugios originales o ingeniosos disfrazados de obras maestras; no hay líderes, sino personajes elaborados en los estudios de marketing para lograr lo que no han merecido; no hay transcendencia, solo manidos desarrollos endogámicos sobre la ciudadanía que no alcanzan más allá de un presentismo prolongado, y no hay genialidad, sino constantes martillazos y decretos a la creatividad para que solo brille el molde mediocre de la ciudadana reinante.
Nuestra sociedad ha ido venciendo uno a uno cuantos intentos ha habido de traspasar la línea hacia otra individualidad a lo largo de los últimos dos siglos. Como si de un ser humano se tratara, a la humanidad se la puede también contemplar como un todo, y desde esa mirada se observan los mismos problemas y dificultades, anhelos y esperanzas que las de las individualidades. Pero el poder, el de siempre, ha ido venciendo todos y cada uno de los intentos de cambio. Unas veces los ha corrompido desde el interior de los movimientos, otras comprando sus productos, las más combatiendo desigualmente a sus líderes, y de forma habitual haciendo que las miradas que ansían otra forma de vivir se distraigan contemplando realidades sin sentido.
Y al llegar hasta nuestros días, en el que ya es difícil evitar que se desvelen los auténticos propósitos, nos encontramos en un mundo en que la economía lo ocupa todo, entendido desde el afán por incrementar el poder adquisitivo, aumentar el PIB y mantener nuestro estatus de riqueza. Lo ha invadido todo y copa el lenguaje de pensamiento de cualquier humano de nuestra sociedad. Todo se ha reducido a pura economía, en el sentido de agrandar por cualquier vía el beneficio de las sociedades que copan las industrias de la producción y de lo producido. La economía es el centro y único baluarte de la vida que vivimos. La economía es el lenguaje y el objetivo. La economía dirige los pasos y establece los procesos y procedimientos. La economía es la obsesión que se instala en todas y cada una de las formas de vida que se dan en nuestro entorno, caracterizado por los simples estilos de vivir que imitan a los «nuevos ricos»: poder, fortuna y horterada.
El día a día es economía, el más allá es economía, el pasado solo interesa como análisis económico, el tiempo ya se ha convertido en economía. El hombre es un recurso humano expresado en cifras económicas, el niño una inversión para el futuro y el anciano un gasto corriente que se intenta evitar. Esta economicitis se ha extendido por el mundo entero y parece afectar a cualquier fenómeno, ser humano o colectivo. Los saltos cualitativos que algunos hombres hicieron para guiar los pasos de sus predecesores se han sustituido por cuadros y matrices en los que volcar gráficos de vectores en los que valorar los beneficios y las pérdidas, los gastos e inversiones. Nuestro pensamiento se ha hecho economicista, y el economicismo es la última estrategia del patriarcado para mantenerse en una supervivencia agónica. Es una extensión extrema del inmenso páramo horizontal en la que todos parecemos vivir, donde una legión de expertos profesionales nos indican como volver siempre al mismo sitio del que partimos.
Nuestro mundo hace tiempo que da síntomas de hastío, desidia y hartazgo de sí mismo. El que parece querer abrirse camino tiene mucho que ver con una forma de vivir que pasa desapercibida a quienes solo pretenden una forma de riqueza basada en la economía.
Esta decadencia, como todas, parece anunciar que otros mundos y otras vidas se están acercando, y la que se antoja más próxima es la relativa a la esfera de Ellas, entendida como una variante significativa en la relación vital que establecen los dos componentes genéricos entre sí, y como el único antídoto capaz de romper la economicitis actual. De soslayo, entre bambalinas, de puntillas y cómo el que no quiere la cosa, se van filtrando entre nosotros unas nuevas formas de hacer y entender que es preciso identificar, desarrollar y explayar.
Y lo que se va abriendo camino indica que se vuelva la mirada hacia la manera en que se consiguen los logros, y no solo el resultado. El inusitado interés por el arte no solo es otra masificación más que convierte los museos en hipermercados en hora punta, sino también una búsqueda, muchas veces desesperada e inconsciente, desconcertada y desorientada por respirar el aire diferente que se cobija en el interior descrito de las obras maestras.
De la misma manera, hartos de la simpleza intrascendente, en esa contemplación artística hay un hálito de búsqueda de conceptos más elaborados, más próximos a unas geometrías que se van despertando en la consciencia humana de las nuevas generaciones con nuevos cerebros que interrelacionan las realidades de manera más holográfica y global, aquellas que cuando vuelven a su día a día son más capaces de confesarse su ignorancia y de buscar el conocimiento.
Y esas consciencias que se van despertando parece que no se conforman con entender; pues la racionalidad absoluta la conceptúan como un tapón que les impide acercarse a realidades más profundas, que asemejan esconderse en los substratos más emocionales, en los más cercanos a los limbos y mejor expresados por lo onírico.
El cuerpo ya no es solamente un envase que se le hace insoportable a una mente narcisista, porque los misterios que esconde la materia con la que estamos hechos y la pasión científica con la que se investigan, aunque se frivolice con modas y prácticas pseudo estéticas, están revelando la fascinación por la complejidad, los tesoros y la grandeza que esconde. Por eso la mirada empieza a perder interés por lo externo y a ganar proximidad hacia lo interno.
Y la atracción que supone dirigirse a diferentes culturas, modos y mundos no hace sino anticiparnos la diversidad vital que el individuo esconde en su interior, y nos indica que el individuo también puede dividirse sin romperse, puede imaginarse sin estar siempre sujeto, y puede personarse sin la obligación ética de ser solo persona. La ficción es un modo de escapar de las identidades esclavas de sí mismas.
Solo cuando los pilares antiguos, erosionados y vacuos, cesen en su afán fagocitador por todo, nos daremos cuenta del enorme valor que encierran estos caminos aún apenas vislumbrados en esta nueva visión del hombre que se va abriendo en los nuevos cerebros.
Yo doy gracias a la vida que me ha dado tanto (como dijo Violeta Parra y a pesar que mi vida ha sido lo opuesto de la vida de la folclorista chilena). Como muchos otros, y siendo orgullosamente economista, siempre he encontrado mi camino, muchas veces lejos, muy lejos, de donde nací y con mucha más fortuna que la que tuvieron mis padres argentinos y mis antepasados europeos. Buscar un camino es esencial a la vida y así lo planteaba ayer Ignacio García de Leániz en este gran recuerdo de Albert Camus
http://hayderecho.com/2013/11/30/comentario-de-camus-el-futbol-frente-al-suicidio/
Nota: Rechazo el comentario de Rodrigo Tena Arregui a ese post porque no tiene relación con el punto que el autor hace y porque Rodrigo manipula lo que George Orwell dijo en un contexto muy distinto.
¿Y por qué no lo rechaza en su lugar, es decir, en el blog Hay derecho, y viene a rechazarlo aquí?
Muy simple. Los editores de Hay Derecho? no toleran la crítica.
Es decir, que usted utiliza un blog que no es suyo para criticar a otro en el que no le dejan opinar.
El post referido en mi comentario lo encuentro excelente pero lamentablemente incluía un comentario que encuentro equivocado y me pareció razonable indicarlo. Si a usted le molesta, su problema.
…en busca del hombre nuevo,…, ja, ja, ja,…
Le pongo una mas simple definición de economía:
– Ajustar medios a fines.
La gente empieza a clamar por la trans-humanización, por suerte seguro la palmo antes de su clímax evolutivo. Yo soy un dinosaurio racionalista a mi el arte me sobra como al neanthertal**. El pensamiento abstracto, capacidad no exclusiva de sapiens (~1400cc) tampoco es que me sobre, el 1-4% de neanderthal (~1600cc) extinto poseemos los euro-asiaticos no solo fue para los catarros…
La evolución no para,…, el tamaño del cerebro tendrá que multiplicarse x2, x3, x4 solamente para entender* la interdependencia absoluta con los co-humanos. ¿Se establecerán castas en función de las capacidades sociales?
Los más aptos son ahora, los más aptos socialmente,…,
Desde mi punto de vista no es mas que una estupidización del individuo, eso si, el conjunto mejora, Al estilo feromona-hormiga,…
El niño y la vaca, …, me ha recordado el posible infanticidio neanthertal para controlar la población en pequeñas comunidades, si bien cuidaban de sus heridos y viejos posiblemente. Sapiens siempre ha sido más social aunque sus comportamientos son historicamente fruto exclusivo de los «medios y los fines». La historia nos deja historias de eugenesia y montes para ir a morir los ancianos entre otros. Exterminios masivos de razas por que son perniciosas para los medios y los fines,…, etc.
Fin de las divagaciones.Si bien las suyas son bastante difíciles de entender si es que tienen algún sentido,…
*: http://es.wikipedia.org/wiki/S%C3%ADndrome_del_sabio
**:http://www.historialia.com/detalle/155/cueva-de-altamira-cantabria-cromanones-o-neandertales
Pues quisiera decirle a colapso2015, que a mí sus divagaciones sí me interesan y le pediría que fuera algo más claro en su expresión.
En cuanto a su simple definición de economía: ajustar los medios a los fines, habría que decir que hierra gravemente en su observación, porque según todos los observatorios mundiales de la economía desde los años 60 se ha alcanzado un nivel de producción suficiente en nuestro planeta Tierra, para que comieran sobradamente todos los humanos de este planeta. Es verdad que a lo largo de los tiempos se han hecho auténticas barbaridades, en relación con el dominio de los recursos, la producción y su explotación, y también siempre ha habido quien las ha justificado, pero son los de ahora los que se autoproclaman “científicos” en sus cínicas y viejas justificaciones. Es como una especie de capitalismo determinista autocompasivo, en el que agarrarse para que los ricos seamos cada vez más ricos y menos numerosos, a costa de que los pobres cada vez más numerosos nunca salgan de su pobreza.
El problema parece radicar, por el contrario, en que los que poseen los bienes (llámele producción de bienes, materia prima o servicios) quieren ajustar a los demás (llámele el resto) a sus propios fines (llámele intereses), y si esto es para usted ser hombre (llámele neanderthal, sapiens o como guste) yo me sumo al autor en la búsqueda y exploración de un hombre «nuevo».
yo yerro
tú yerras
él yerra
nosotros erramos
vosotros erráis
ellos yerran
…
Que exista mucha producción no implica se cubran todos los fines, de hecho los fines son proporcionalmente siempre superiores a los medios.
¿A visto usted que los millonarios tiren el dinero?
Usted habla de comida, pero eso quedó atrás cuando se asentó la población, arrancó la agricultura y se asentaron los pilares de la civilización-tecnológica (fuerte especialización, erudición), luego complementada con las civilización-humanistica (aumento población y desarrollo de la «ciencias» humanas, filosofía, política,..etc) y demás subsiguientes.
Yo no hablo de declinaciones, ni quería perderme en explicaciones antropológicas sobre la génesis de nuestras sociedades cerealeras, yo hablo de la vergüenza que siento cuando pudiendo producir para que todos comiéramos lo suficiente, los del primer mundo manejamos la situación para asegurar nuestra riqueza mientras muchos otros pasan HAMBRE, aunque ya veo que a usted lo que le produce son sarcasmos.
El sarcasmo es una forma de humor, o de forma sucinta, una forma gráfica de mostrar las sucesos chocantes y contradicciones propias, ajenas, sociales o naturales existentes en la vida.
«los del primer mundo manejamos la situación para asegurar nuestra riqueza mientras muchos otros pasan HAMBRE»
Pues le aconsejo otro post explicándolo. Porque la injerencia, de por ejemplo España, con una tasa de pobreza grave del 6,4% de la población (y eso de que no pasan hambre está por ver,…) en el tercer mundo no la veo,…, El genérico de «el primer mundo» no es aplicable.
El eterno penitente, …, no tiene sentido.
No existe competencia directa entre tercer mundo y primer mundo, simplemente están en estados distintos de civilización de ahí la disparidad, en algunos casos da pie al abuso.
Le reitero por otra parte, los medios siempre son más escasos que los fines. Es la ley de la vida, una progresión geométrica no necesariamente con fin maltusiano…
Curiosa y significativa reacción ante un artículo de lectura clara, sin ambigüedades, de abierta denuncia al poder y a lo que hoy se llama «economía».
Economía, una palabra que debería englobar a la Ciencia que hiciera posible un reparto de los bienes de la Tierra y su mantenimiento en el que el objetivo imprescindible sería Multiplicar lo que nos encontramos al llegar, antes de irnos.
( y aquí hay un silencio grande , tan grande como la vergüenza)
A usted, que se pone un nick de economista, sólo quiero decirle que a Violeta Parra ni la miente; los grandes guerreros no temen a la muerte, es por eso que Ella es inmortal y ya sabe lo que decía Kundera, que seguro que entraría gustoso en el debate.
Y a usted, «Colapso» que espera que el cerebro se agrande y se multiplique por la teoría evolucionista que se saca del idem, le diré que sería una pena para las tiendas de sombreros.
La historia …( otro silencio)…
Mire a mi me gusta ésta, que además es real y verdadera…lo dijo un Sabio ( sin síndrome):
«nada de cuanto vengas a llevarte
es en verdad valioso;
la alegría se la dimos a los pájaros
y está a salvo»
(y yo los escucho todas las mañanas, sin faltar una)
Como siempre brillante, Carlos, gracias por compartirnos tu mirada.
Tampoco entiendo bien su comentario, tal cual usted con los míos,…, alguna percepción errónea similar a la de este gato***.
Algo que yo descuento, pero muchos otros parecen no deducir. Necesariamente no tengo por que entender lo que usted dice, aunque usted crea está rotundamente estructurado.
Será por esa preferencia por adaptar el medio a percepciones, expectativas y sesgos propios o culturales. Un ejemplo claro es «Colapso», cuando es realmente «colapso2015» o «Colapso2015», como podría ser por otra parte «MariaLaVioletera» o «JuaneldelPan».
Pero la gente prefiere optar por lo conocido y común aunque sea erróneo: «colapso» , frente a lo particular y preciso «colapso2015». Es bastante común por otra parte,…, como el milpiés*, no tiene mil pero es mas fácil que contarlos.
Los cuervos y los buitres también son pájaros,…, y algunos incluso hablan de verdad**
*:generalmente menos de 200, máximo setecientos y pico.
**:http://www.dailymotion.com/video/x7gaxa_el-loro-alex-lenguaje-e-inteligenci_school
***:http://www.youtube.com/watch?v=FLb9EIiSyG8
Todas estas reflexiones son la parte fácil. El discurso es algo sobre lo que también deberíamos pensar. Hace falta no quedarse ahí, sino proponer, avanzar hacia modelos que nos permitan vencer el capitalismo voraz y adoptar cotas sanas de bienestar humano. Hoy por hoy el capitalismo moderado es lo menos malo que conocemos. El comunismo y otras corrientes afines no han funcionado. Si no tiene Ud. más ideas no escriba cosas que cualquiera puede escribir, como el artículo actual.
Señor Raúl, si usted no ve más ideas en el texto, y su pensamiento no se activa por el discurso por considerarlo pretexto, por favor no quiera usted hacernos cómplices de su propia ignorancia. Como dice el señor Oquendo se tropieza usted con su propia entropía, y no entra en lo propuesto desde la Oikonomía.
Señora Remedios. Será eso, mi ignorancia. Como la veo muy intelectualmente superior (y humilde) sea tan amable de señálarnos Ud. las propuestas concretas e ilumínenos, a los menos dotados de inteligencia.
La espero ansioso.
Pero Sr. Raúl ¡Si usted el que dice que lo único que ha funcionado es el capitalismo moderado, y desestima el resto de opciones tachándolas de fracaso! ¡Cómo le pide explicaciones al que lo intenta, si ya tiene usted todo sentenciado!
¿No será usted economista, y lo que le fastidia es que alguien le toce su «tesoro» como el golum? En ese caso, siga usted ansioso esperando.
Sin comentarios, Sra. Remedios. No sabía qué iba a responder, pero sí sabía qué NO iba a responder. A las pruebas me remito.
Supone también mal pues, ni soy economista ni tengo tesoro alguno.
Lo que sí sé es distinguir cuándo alguien se queda en el mero discurso sin proponer nada concreto para subsanar lo que «denuncia»; y cuándo alguien dicen entender algo y no puede probarlo; y cuándo alguien se mete en una conversación ajena sin pedir permiso.
Finalizo aquí, porque el tiempo es demasiado precioso como para malgastarlo en estas diatribas.
«Disposición Ordenada» «Plan rector coherente con los fines… del Señor» es la acepción de Oikonomia que utilizan los primeros padres de la Iglesia.
Oikonomia era entonces concepto centralísimo del que, de modo marginal, procede el «episkopos» (superintendente y más tarde obispo comunitario a decir de Giorgio Agamben en «El Reino y la Gloria» Ed. Pretextos).
Según la patrística, –hoy olvidada por inasequible a nuestras mentes un tanto carentes de cimentación semántica al haber perdido el griego evangélico–, el concepto era de uso corriente desde la biología al hablar del perfecto encaje funcional de los miembros desgarrados de los mártires, hasta el orden preciso de la Santísima Trinidad en plena operatividad cósmica.
Nos quedamos con la parte menor de su significado. El consumo. Perdimos la parte de…La Armonía.
Y, claro, si perdemos el norte todo se nos hace entropía.
Pero recordemos que la Entropia empieza por el olvido del significado profundo de las cosas.
Por la pérdida de la Memoria. Por la gestión artera del Olvido.
¿Qué pruebas Sr. Raúl?
Le pide usted a los autores de artículos una alternativa al capitalismo, y se sienta feliz a esperar que se lo resuelvan en dos páginas. Los tres tomos y siete secciones de casi ochocientas páginas de las que está compuesto «El Capital» de K. Marx, es el primer libro de la sucesión interminable de textos que dieron pie al planteamiento comunista, que aún así han sido insuficientes.
Pero no, usted pretende jugar una partida con las cartas marcadas, para criticar todo lo que a su pensamiento le es imposible acceder, y así irse a la cama una vez más sintiéndose sabedor de esas verdades de «siempre», las que no aspiran a cambiar nunca nada, y poder decirse a si mismo «ya lo sabía yo…»
Descanse pues usted en paz en su celestial ignorancia escéptica, plagada de clichés. Seguro que mañana será un día igual al anterior en el que sus razones pasearán complacientes por la nada.
Estimado Manu Oquendo,
La Armonía se perdió el día en que nuestros antepasados debieron emigrar para sobrevivir. Y uno vez que emigraron sus descendientes no quisieron o no pudieron mirar atrás, aunque su supervivencia les permitió ir dejando huellas y acumulando ideas y cosas a las cuales muchos luego se aferraron, unos para disfrutar sus vidas, otros para construir futuros mejores. Esas huellas marcan nuestra evolución y una de nuestras divisiones más profundas, esto es, entre aquellos que defienden la civilización de los ataques de los bárbaros y aquellos que la encuentran injusta y predican paraísos celestiales o terrenales. Por suerte muchos no aceptamos esa división e intentamos rescatar las joyas de nuestros abuelos pero sin renunciar a ser un poco mejor cada día.
Sus comentarios en este blog y otros reflejan una lucha interna entre rescatar el pasado y construir un futuro distinto. Por desgracia vivimos en un tiempo en que cualquier defensa del pasado o cualquier apertura a otros futuros son rápidamente catalogados como posiciones extremas por la otra parte de la división que menciono en el párrafo anterior.
Estimado Adam Smith.
Como de costumbre tomo buena nota de su apunte al que he dedicado unos minutos de reflexión.
Mi intención al referirme al pasado –en el significado perdido de las palabras– no es para regresar a otros tiempos sino para mostrar cómo hay un diseño que registra significados más convenientes al poder de cada momento.
Nos quejamos pero contribuimos a ello cuando olvidamos. Olvidar es ceder sin plantar batalla y hasta ahí podíamos llegar.
Como bien sabe, su tierra actual no me resulta extraña, tampoco la anterior.
Ambas me son queridas, como las otras tierras que «son todas la misma Tierra». Esto ya no sé si fue de Violeta, de Mercedes de Atahualpa o de todos ellos desde alguno de los grandes poetas de esas tierras inmensas..
Mis recuerdos no me llevan a pensar que emigrar es una pérdida de armonía. Al contrario. Todo es nuestra casa y todos son nuestros hermanos, nuestra gente.
Con ellos hemos de construir durante el tiempo que tenemos a nuestra disposición.
Un saludo cordial y sepa que se le echa de menos.
Es curioso la necesidad que tenemos de mantener a toda costa este modelo social en el que vivimos.
Creo, al menos desde mi punto de vista, que habría que darte las gracias Carlos, (yo te las doy), por el artículo tan claro y a la vez esperanzador que nos has dejado, al respecto del modelo social que venimos padeciendo y sosteniendo desde hace muchos siglos.
Dicen, que fue por el Paleolítico, cuando, como consecuencia del maravilloso descubrimiento de la agricultura, se empezó a modificar el principio que impulsaba el modelo social que hasta entonces primaba en aquellas gentes. Se empezaba a vivir por y para ese maravilloso hallazgo.
Y ocurrió en Tartesos como en la colmena, que cuando se llega a la saturación en ese tipo de sociedad, las abejas que alimentan a las larvas modifican químicamente la saliva que las alimenta para que nazca una nueva reina, obligando a la que había sido hasta entonces a abandonar el panal. La nueva reina comenzó a cambiar rápidamente las antiguas estructuras sociales, con sus credos, impulsos y costumbres por los nuevos credos, impulsos y costumbres que venía de los principios masculinos.
Los dos pilares en los que se fundamenta nuestro funcionamiento cerebral, es decir, los dos principios que dan origen a nuestra dualidad de vida, son el masculino y el femenino.
Siempre se ha denominado principio femenino, a la relación analógica que los seres humanos tenemos con lo que nos rodea, mientras que el principio masculino se ha definido como la relación analítica que se establece en las mismas situaciones. En uno predominan las reacciones sensoriales y en el otro las reacciones impuestas por la razón.
El principio masculino que originó la migración de Tartesos, con sus nuevos credos, valores y necesidades, ha ido evolucionando sobre todo en Occidente, hasta llegar al modelo social que tenemos en la actualidad, y parece que ha llegado de nuevo al punto de partida y posiblemente las abejas ya estén fabricando nuevas salivas que hagan renacer a otra reina que desplace a la hasta ahora reinante.
Parece ser, que el movimiento de la historia nos cuenta su viajar de uno a otro principio.
Saludos
Me parece alentador el articulo de Peiro. Es critico pero tiene un halo poetico que le da forma, que busca salida.
Es cierto que la desolación oscurece el animo, entristece. Y, ese no es el camino del hombre. Y, Carlos, sabe darle sentido de, cierta, alegría escondida en los atomos silenciosos.
Yo creo que logra mirar y esculpir una ilusión de cambio posible
Creo que tiene mucha razón D. Carlos Peiró cuando dice que hay pocas ideas y señala el utilitarismo, ideología bien ramplona propia de seres humanos mínimos.
A lo mejor va a ser que, como hemos olvidado el significado de las palabras, nos hemos condenado a degradarnos con sus nuevas acepciones.
Dice el Sr. Colapso que eso de la economía va de adecuar medios a fines. ¿Qué fines, de quién, para quién? Y los medios ¿Somos nosotros un medio?
Giorgio Agamben, citado creo que por el Sr. Oquendo, no siembra en barbecho y Oikonomia era mucho más que consumir.
Este mes se han perdido más de 60,000 «cotizantes» humanos. Estos consumirán, pero no producirán.
Consumir sin producir no tiene mucho recorrido. Ni en la filología ni en la vida.
Me quedo muy preocupada porque como no sé qué es Oikonomía me entra un poco de zozobra por si estoy perdiéndome algún conocimiento que sea muy esencial para entender el mundo y averiguar la manera de hacerme un lugar en él. Así que lo busco en el diccionario de la RAE, pero no viene, y ya un poquito con picores de a ver si me voy a quedar sumida en la ignorancia de por vida, lo tecleo a la desesperada en el buscacor del Google y, allí, en letra gorda y entrecomillada al lado de la enigmática palabra, leo «economía de andar por casa». Y parece que me ha vuelto el alma al cuerpo.
Un poco lo que me pasaba cuando trabajaba y leía alguna circular o comunicado procedente del departamento de Recursos Humanos, que me parecía a mí algo muy del pa-acá y pa-allá. Hasta que un día me di cuenta de que un recurso humano era, sencillamente, yo misma sin ir mas lejos.
Algo parecido a lo que me pasa tantas veces cuando leo comentarios, muchos, que pienso que me sobrepasan porque contienen conceptos que a lo mejor en términos más pedestres no son tan inaccesibles como yo creo.
«Lo tecleo en el buscador», que debe de ser que me he trafucado con el susto.
Comentario breve: aunque muera la vaca, y el niño nazca, la humanidad tan, tan…..como antaño;
Parece ser que para el 2015 se quieren cosechar «nabos» en la Luna (y no es broma) según la NASA, y no es broma…mientras persisten la hambrunas y cosechas de transgènicos por este Planeta…
En fin….sin comentarios, presupuestos millonarios para unos nabos en la luna… Mientras se extrangula financieramente a la gente, y de paso requisamos derechos, que mas dà..
Porqué no se pone el dinero al servicio de la gente?.. Y no, para su malestar y sufrimiento por precariedad?…
En fin…..sin màs comentarios, pà que!!!