Si tienes una idea del mundo, la que sea, las fake news la reafirmarán. Para eso están. Ninguna noticia falsa ha sorprendido a nadie, solo corrobora lo que ya sabíamos, que tenemos razón.
Y vivimos en un sistema que no busca conocer la Verdad sino ostentar la razón por encima de todo.
Las fake news no son nuevas, como bien dice aquí la periodista y escritora Carmina Fort.
Las fake news llevaron a las supuestas brujas a la hoguera, acabaron con los templarios por las injurias del Rey de Francia o le negaron el trono a Juana por las mentiras de Isabel.
Pero en el presente existe mucho más ruido mediático que entonces y la criba se complica, resultando casi imposible reflexionar en silencio sobre la información engullida durante horas.
En las últimas semanas, las fake news nos cuentan que unos chicos árabes que posan con un polo Lacoste acaban de arrasar un comercio para robar, cuando la foto ni está tomada ahora, ni está tomada en España. Y esto consigue lanzarnos de nuevo contra los inmigrantes, esos que protagonizan tantas noticias falsas para mantenernos en el odio y la convicción de que vienen a amenazar nuestro estado de bienestar solo porque están en guerra en sus ciudades, solo porque están viendo morir a sus hijos de hambre en sus aldeas, solo porque huyen de violaciones y ablaciones en sus países de origen. Solo por eso, vienen aquí a molestar.
Cuando leo este tipo de mentiras, por supuesto que me convenzo de que hace falta un organismo que regule la información falsa. Otra cosa es que crea que ese organismo deba ser gubernamental.
Es mucho pedir que nos esforcemos por aprender a diferenciar lo verdadero de lo falso, independientemente de que nos guste o no. Independientemente de que afiance lo que queremos creer, independientemente de que nos descubra que los nuestros también engañan y manipulan. Es mucho pedir porque conozco poca gente dispuesta a romperse los esquemas; esos que llevamos toda la vida construyendo y que intentaremos conservar intactos hasta el final, incluso a costa de la Verdad.
Una vez monté yo sola una lámpara de Ikea (Recordadme que añada esta frase a mi perfil de Linkedin). Estaba muy orgullosa porque no soy especialmente hábil para estas cosas, pero al terminar descubrí que había varios tornillos sin usar, por lo tanto, lo había hecho mal. ¿Desmonté la lámpara para empezar de cero y hacerlo bien? No, guardé los tornillos y tiré hacia adelante. Y eso es lo que hacemos con la información. Mi verdad ya está construida, todo lo que me la reafirme, lo creeré, pero si hay algo que pueda amenazarla, lo guardaré en un cajón e intentaré olvidar que existe.
¿Qué tipo de persona hay que ser para tener delante una información que, siendo cierta, te va a perjudicar, y aun así decidir publicarla para que los ciudadanos conozcan la Verdad? No dudo que ese tipo de personas exista, lo que dudo es que estén en el poder, y lo que dudo aún más es que estén en el poder proponiendo una ley que les permita hacer justo lo contrario.
Apenas veo gente capaz de aceptar que se ha equivocado o que no sabe de algo.
¿Imagináis formar parte de un comité en el que se pueda decidir si publicar una noticia que os perjudica? ¿Publicaríais en vuestra cuenta de Twitter que habéis engañado a vuestra pareja, que habéis mentido a vuestros padres, que os habéis escaqueado en el trabajo, que nunca dejáis propina o que habéis fingido ser quienes no sois? ¿Dejaríais que se publicara que habéis metido la pata hasta el fondo, que habéis estado hablando de algo de lo que no sabéis nada, que habéis subido una foto sexy a Instagram porque os sentís solos y no porque estéis muy orgullosos de vuestro cuerpo?
¿Alguien sacaría alegremente a la luz una sola noticia que afectara a su imagen, a su reputación, a su puesto o a su credibilidad si pudiéramos evitarlo? Yo, desde luego, lo evitaría a toda costa. Por eso, ¿en serio creemos que un gobierno no hará lo que esté en su mano para salvarse el culo y seguir en el poder proponiendo leyes que le protejan para poder seguir en el poder proponiendo leyes que le protejan para infinitamente seguir en el poder proponiendo leyes que le protejan?
Ojala pudiéramos confiar en la voluntad y conocimiento individual para aprender a discernir entre lo falso y lo verdadero, pero para eso haría falta una honestidad de la que muchos carecemos.
Sería un gran paso que fuéramos capaces de reconocer que a veces somos idiotas, egoístas, soberbios y arrogantes, que somos envidiosos, impacientes, pasotas o ignorantes (hablo por vosotros). Que hemos sido malos hijos, que a ratos somos malas madres o malos padres, que tomamos decisiones equivocadas, que nos puede la pereza, que mentimos para protegernos o que nos sentimos como unos impostores en nuestro trabajo (sigo hablando de vosotros). Si fuéramos capaces de aceptar sin miedo todo eso de nuestra naturaleza, quizás podríamos llegar a alcanzar la Verdad. Pero cuando uno se pasa la vida huyendo hacia adelante, sin mirarse con sinceridad al espejo y negándose a aceptar su realidad, por mezquina que sea, es imposible que consigamos diferenciar la verdad de la mentira fuera de nosotros mismos (bueno, vale, también va por mí)
De tener que existir un comité para verificar información y desmentir bulos, es de un infantil que asusta pensar que la Secretaría de Estado de Comunicación debe formar parte de ese comité.
De no ser un comité independiente, su trabajo, inevitablemente, irá destinado a la censura o a la propaganda (me siento idiota diciendo algo tan obvio)
Y si, aun así, queremos seguir adelante con esta farsa, propongamos también un Ministerio de lo Bueno y de lo Justo, para prevenir así la maldad y la injusticia. Propongamos además un Ministerio de la Verdad de verdad, para dejar claro que la verdad verdadera es la nuestra, no la de los otros, que es una verdad, pero más de mentira.
O dejémonos de gilipolleces y reunamos de una vez el valor suficiente para sacar esos tornillos del cajón, volver a montar la lámpara y arrojar algo de luz sobre la Verdad (la de verdad).
Me quedo con el último párrafo: «…dejémonos de gilipolleces……» En la Biblia encontramos la frase: «La verdad os hará libres» que -al parecer- es el lema de la CIA americana. Kipling por su parte dice: «…. si puedes aguantar que a la verdad por ti expuesta la veas retorcida por los pícaros para convertirla en lazo de tontos….»
Hablar de la verdad y de la mentira es una simplificación. No existen verdades absolutas aunque sí existen mentiras flagrantes (por sus efectos nocivos). Buscamos la verdad para ser o sentirnos libres con su conocimiento, pero en general preferimos que nos la sirvan cocinada por los «expertos».
Toda la Historia de la Humanidad es una sucesión e intercambio de opiniones (más o menos sólidas) sobre todo nuestro entorno vital. Es fruto de la inquietud intelectual que se enriquece con ese intercambio. Intentar suprimirlo, significaría la muerte de la Cultura y de la Ciencia. Significaría aún más: la destrucción del ser humano en su racionalidad y en su capacidad de aportar pensamiento, ideas y soluciones a los diferentes problemas.
Por todo ello, el «invento» de las noticias falsas, no deja de ser falso en su concepción general y una manera más de manipular, orientar, dirigir y tutelar la vida de la gente. Totalitarismo en toda su desfachatez tras un buen trabajo de ingeniería social. Por eso el único calificativo que merece es el aplicado por Bárbara: «gilipolleces».
«Tu verdad, mi verdad, vamos juntos a buscarla….» Contra las mentiras, el conocimiento, la duda razonable y la desconfianza instintiva de una sociedad preparada para todo lo contrario. ignorancia, búsqueda de certezas y traslado de confianza a quienes gobiernan el mundo…
Con motivo de la pandemia estamos asistiendo a la impudicia de la mentira elevada a mensajes oficiales sacralizados por la televisión. Antes nos habían contado que en el año 2010 la ciudad de Nueva York quedaría sumergida por el cambio climático…. Y más cercano: que el presente otoño sería el más caluroso conocido…… Y no sigo pues habría muchas más mentiras convertidas en dogmas con su correspondiente liturgia y servidores.
Un saludo.
Solemos escuchar y utilizar desde siempre la frase «cada uno tiene su verdad», bien, yo creo que la verdad sobre cada cosa probablemente SÍ exista, otra cuestión es que el ser humano tenga capacidad de llegar a ella cuando desee, y que por su misma naturaleza poliédrica, sea necesario respetar la percepción que cada uno tenga de ella. Si algo define a la verdad es su caracter esquivo y a menudo fugaz, porque la percepción de ésta desde cada individuo es siempre, o debería ser, cambiante y compleja.
Propongo por tanto sustituir la manida frase por «cada uno cree que su verdad es la buena»; en mi opinión refleja mejor la realidad de lo que sentimos, y cómo nos comportamos, es más exacta y, sobre todo, menos escapista e hipócrita.
En la vida, si uno cree en el conocimiento como vía para ir aproximándose a la verdad, lo normal es que se llegue a pocas certezas, más bien todo se irá llenando de matices y áreas grises, dependiendo de la voluntad de honestidad intelectual, emocional…etc.
Hay que reconocer que las certezas y la doctrina serán siempre tentadoras para el ser humano; eso de levantarse por la mañana y saber exactamente lo que hay que pensar sobre cada cosa..!ay¡ Pero bueno, yo nunca he sido capaz, así que…
Tengo la impresión de que, en ocasiones, cada ser humano se encuentra frente a frente con la verdad sobre algo, y que cuando esto sucede, es algo que se experimenta, más que pensarse, no voy a decir con la verdad absoluta, ya que entraríamos en otro terreno de discusión, una muy interesante, pero no viene al caso.
En estos tiempos complicados y llenos de ideología (aunque algunos lloren por su supuesta desaparición), me parece que el único compromiso respetable en el terreno de las ideas, ha sido siempre el «compromiso con la verdad» la hallemos donde la hallemos, no digamos en ámbitos técnicos como la ciencia; frente a la peliaguda cuestión solemos aducir la imposibilidad de saber la verdad absoluta, aquí es cuando paramos la indagación y solemos salir con la frasecita tópica; sin embargo creo que lo que nos va aproximando a la verdad es la mentira, siempre mucho más fácilmente detectable, es decir, el descarte de lo que vamos identificando como mentira, debe necesariamente ponernos en mejor camino hacia el objetivo, pero a menudo preferimos quedarnos con mentiras que nos resultan más convenientes, como certeramente señala Bárbara en su estupendo artículo, ya que apuntalan identidades o intereses creados por nosotros mismos o por grupos a los que nos gusta pertenecer.
La potencia disrruptiva que está suponiendo el avance tecnológico hace mucho más complicado que en otras épocas de la humanidad, lidiar con el siempre difícil asunto de la verdad. Me temo que nos hallamos ante «terra incognita» y ya supone un problema enorme para la organización, gestión y gobierno de nuestras sociedades; en poco tiempo todos vamos a tener claro (más nos vale) que no podremos fiarnos como antes de una imagen o un sonido, y será imprescindible poner en cuarentena cualquier información y noticia que nos llegue, tratar de afilar nuestra percepción y ampliar nuestros conocimientos. Reconozco que no sé muy bien cómo podremos salir airosos del ambate.
Dicho esto, tengo claro que el poder ha utilizado siempre, y sin el menor escrúpulo, cualesquiera que fueran los medios a su alcance para manipular la verdad, o verdades, en beneficio propio, y ahora dispone de algo equivalente, si no superior, a la bomba atómica. ¿De verdad alguien piensa que no lo van a utilizar?
Ante la probable creación de un comité o ministerio de la verdad que tratan de vendernos/imponernos, apelando a la condición de «ciudadanos de bien», no puedo evitar acordarme de la frase «líbreme Dios de los mansos, que de los bravos ya me ocupo yo».
No digo yo que no sea conveniente la existencia de organismos para vigilar e identificar noticias falsas, su procedencia y posibles objetivos, ya existen algunos ejemplos, aunque de dudosa imparcialidad; creo además que si se pudiera acometer tal tarea con limpieza y honestidad, probablemente nos encontraríamos con la sorpresa de que parten de toda procedencia, con lo cual valdría para poco, para que fueran útiles habría que estar siempre dispuesto a reconocer la propia equivocación (en el mejor de los casos), algo que gran parte de individuos en nuestra sociedad parece menos capaz de hacer que nunca, no digamos las organizaciones de todo tipo, y las que menos, las políticas.
Aún sin tener respuesta clara para afronatr el problema que tenemos, creo, sinceramente, que los riesgos son mucho más grandes que los supuestos beneficios de algo como lo que intentan implantar. Solo desde la loca idea de estar en posesión del bien y la verdad, se puede proponer algo tan chusco.
Enhorabuena por el artículo y saludos.
Buenas tardes
Por una vez y sin que sirva de precedente, voy a hacer de abogado del diablo (o sea del Estado) .
No creo que la pretensión de este Gobierno haya sido crear un «Ministerio de la Verdad», incluso es posible que su intención fuera «buena», pueril pero buena. Como cuando un niño intenta hacerte la cena, incomible pero sin pretensión de envenenamiento.
Es un ejemplo más de la incapacidad sistémica de los Estados para arreglar las cosas, más bien donde tocan lo fastidian aún más, si cabe.
Estoy de acuerdo que la verdad (la verdadera) hay que buscarla en el interior, y requiere su esfuerzo, lo cual es complicado cuando la costumbre y la pereza nos lleva a querer que nos lo den todo hecho, la cena, los muebles, las noticias, lo que tenemos que pensar, y como no, la verdad.
La mentira siempre irá asociada al poder, y dios sabe (el verdadero), que el Estado tiene mucho poder, pero también el dinero da poder, y con él se puede fundar periódicos o televisiones, comprar bots, o llegado el caso, hacer desaparecer pruebas y testigos.
Un saludo.
Una sola precisión: el Estado (la soberanía nacional) no es la que tiene el poder, al igual que los accionistas (propietarios de una gran empresa) están en manos de sus ejecutivos. Quizás sería conveniente por pura pedagogía distinguir entre el Estado (los ciudadanos organizados política y administrativamente) y sus administradores: el ejecutivo o gobierno donde existe un poder delegado sujeto a control permanente desde el Parlamento.
El poder reside desde hace tiempo en los administradores, bien por comodidad de los administrados y sus representantes políticos, bien por el torpe diseño de grandes concentraciones corporativas (sugiero la lectura de «La economía del fraude inocente» de Galbraith).
En todo caso, el máximo poder orgánico estaría en el legislativo si éste no hiciese dejación de sus funciones y si estuviera constituido por verdaderos representantes de esa soberanía nacional el lugar de ser representantes de los partidos.
Un saludo.
Creo haberlo leído, o al menos ojeado cuando aún me interesaban ciertos temas, aunque recuerdo con mayor claridad «Una sociedad mejor», donde proclama que el Estado debe intervenir en cuestiones más cercanas y que afecten más al ciudadano, véase sanidad o medio ambiente, temas de curiosa actualidad y menos, a alto nivel. Aunque la pesada carga burocrática se convierte en losa muy pesada, especialmente para el ciudadano de a pie.
Como decía no sé quien, los bancos (entre otros) solo pierden los juicios que quieren perder.
En cuanto al concepto de Estado entendido como soberano del pueblo, si bien estrictamente es así, en la práctica ni se acerca, EEUU es el mejor ejemplo de esto.
Un saludo
Pues a mi también me parece que la principal fuente de Fake News son las estructuras del Poder Real sobre y del Estado y que esto no lo va a arreglar, ni de lejos, ningún Big Brother ni ninguna Agencia Administradora de la Verdad, ningún «Ministerio de la Verdad». Basta ver el tratamiento que hacen de las sucesivas y bochornosas leyes de la «mentira histórica» su memetira oficial.
Haciendo caso al gobierno que más nos ha mentido en menos tiempo, parece fuera de lugar seguirles la corriente en esta cuestión. Nos adentramos más todavía en el escenario negro y totalitario de «1984» y lo que realmente corresponde –como obligación moral– es luchar contra ello,
Es curioso que en el proceso de «Fabricación de la Opinión o del Consentimiento» –Chomsky lo consagró como «Manufacturing Consent»– nadie se preocupó de buscar la verdad porque se suponía que la palabra del Poder lo era.
Eran tiempos en los que la Información circulaba desde Arriba hacia Abajo y desde «UNO» a Todos. No había capacidad de respuesta alguna. Hoy la red sirve para ser vigilados y ofrece un poco de transversalidad y de bidireccionalidad que ya nos están limitando.
¿Hemos olvidado que por Directriz de la UE toda nuestra mensajería electrónica –la voz digital también lo es– ha de conservarse por si lo necesitan.
¿Alguien se ha quejado de esto? ¿Alguien se ha enterado?
Justo cuando esta situación se altera un poquito es cuando se preocupan y tratan de atarnos en corto.
Y que esto lo proponga un gobierno de Sánchez-Iglesias (o, mejor, viceversa) y no se oiga un rechazo airado por nuestra parte no habla precisamente muy bien ni de nuestro Discernimiento ni de nuestra Autoestima.
No puedo terminar este apunte sin recordad que el «Silencio», la Ocultación deliberada es mil veces peor que la mentira. Esta es siempre discernible. El silencio no.
Saludos
Quiero primero felicitar A Bárbara por su valentía.
El hablar de estas cosas lo requiere.
Me gustaría invitarles a que no se alejen. A que no corran y se precipiten. No deberíamos dispersarnos y mirar en todas direcciones llegado este punto en toda esta charla que forma nuestro presente y nos une.
Debemos ser pausados, cautos y cuidadosos pues, en ciernes, a nuestro alrededor, está el presente, y lo que nos envuelve ahora no es cosa menor.
Miren.
Detenidamente.
¿Qué cosas dicen? ¿De qué cosas hablan? ¿Qué mensajes llevan estos símbolos que vemos? Estos por los cuales exponen sus ideas y yo las mías.
Estas cosas como negras sobre esta bandeja de luz son los nexos entre lo que somos.
Estas cosas que esconden tras de sí milenios de consensos es lo que sobre se debate.
La Verdad de verdad.
Lo que nos une.
Lo otro son zarzas y espinos y negrura y engaño. Lo otro son incongruencias y decir que lo uno es lo otro y lo otro es lo uno.
Lo otro es desmoronar el pasado y el consenso de todo lo vivido por el ser humano. Por toda la vida que nos aúpa.
En ese trance estamos.
A ese punto de debate hemos llegado.
La Verdad de verdad, como dice Bárbara, es la herencia recibida y nuestro legado.
La Verdad de verdad está repleta de belleza y de bonitos y preciosos conceptos.
Es limpia y pura y suave y dulce y también amarga.
La Verdad de verdad es lo que nos une. Lo que nos hace uno.
Esa es la Verdad de verdad.
Tengo aquí a mi vera, a mi lado, sobre esta mesa desde donde les escribo, un libro de… calculo que casi un par de kilos de peso, con un montón de consensos dentro.
En una de las primeras páginas que lo conforman hay una nota escrita desde el 26 de febrero de 1992. Desde entonces me acompaña en la vida.
La nota dice: Mírame cada día y serás sabio día a día. Te quiere mamá.
Lo escribió la mujer que me hizo. Aquella quien hizo posible que yo ahora les escriba contando sobre estas cosas en el presente.
En ese libro hay consensos y voluntades de cientos de personas, de miles de años. De millones de personas y de millones de años.
Consensos para unirnos.
Para entendernos.
Para poder decir la verdad con la verdad consensuada. La Verdad de verdad.
Verdad n.f. 1. Conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente. 2. Conformidad de lo que se dice con lo que se siente o se piensa. 3. Propiedad que tiene una cosa de mantenerse siempre la misma sin mutación alguna. 4. Calidad de veraz. 5. Existencia real de una cosa.
Como vemos, se trata de algo que une lo material y lo inmaterial. Las cosas y la mente. Lo dicho y verbalizado con los sentimientos y pensamientos.
Lo tangible con lo intangible.
Eso es lo que une la Verdad.
Por dos veces aparece la palabra «conformidad».
Conformidad n.f. 1. Semejanza entre dos personas. 2. Igualdad, correspondencia de una cosa con otra. 3. Unión, concordia y buena correspondencia entre dos o más personas.
¿Cuán importante es pues este concepto? ¿Cuánto peso pesa este peso?
Toda esa conformidad, semejanza, igualdad, correspondencia, unión, concordia y buena correspondencia.
Millones de años de consenso. Millones de años de belleza unitiva.
Eso es lo que está en juego.
Toda traba debe ser alejada de él, pues si no, y como bromeaba al principio de lo que intento trasladarles, está la disensión y el desconocimiento sobre el otro.
Sobre lo circundante. Sobre el presente forjado en el pasado y llevado hacia el futuro en el presente.
Es pues, lo contrario de esto, una de las cosas peores que podemos hacer. Hace tiempo que intento recalcarlo. La mentira es uno de los mayores pecados y faltas que podemos cometer.
Por ella empieza el camino a todo mal. En todo mal está ella. No hay mal que se aleje de la mentira y el engaño.
Todo dolor acompaña a la mentira.
Fíjense.
Decir que dos más dos es igual a siete es una mentira.
Es una desviación voluntaria de la verdad consensuada.
¿Sería aceptable que las matemáticas básicas consintieran la mentira?
Sería inaceptable.
Es intolerable pues rompe el consenso.
Cuando un gobernante miente, lo que hace es separarnos, confundirnos, disgregarnos. Rompe nuestra unidad y nuestro consenso.
Rompe nuestros valores más sagrados. Rompe la Verdad de verdad. Aquella creada para unirnos.
Eso es lo que hace el Gobernante que miente.
Crea disensión, desconfianza, conflicto, perjuicio. Crea malestar y disconformidad. Crea enemistad y desigualdad.
Crea gritos y enfrentamientos y mucho dolor.
Y el nuestro, nuestro Gobierno, como muchos otros, miente y mucho. Sin vergüenza y con todo el descaro. Con toda su burla.
Y esto es solo una parte de lo que sucede.
Para abrir boca.
Saludos.
Buenos días Bárbara
En efecto, deberíamos de interesarnos de una vez por la Verdad; aunque nos moleste o perjudique.
Pero una cosa es la Verdad y otra las fake news esas. Que cómo muy bien cuentas han existido siempre. El problema es que antes la búsqueda de la Verdad se consideraba un avance y ahora se considera un problema. Y el problema deviene porque compromete el monopolio de las fake news.
Las fake news, su control y/o difusión, eran patrimonio de unos pocos. Su generación no se si sería espontánea (un cualquiera) o también patrimonio de unos pocos; pero era obvio que lo que le daba «vuelo» estribaba en que su control y difusión lo era por unos pocos «elegidos».
Además y cómo convenía que fuesen «creídas» se les dotaba de un cierto empaque, los prestidigitadores hacían sus trucos con cierta solvencia, y se mezclaban con noticias verdaderas para que en tumulto pasaran por buenas.
Asimismo se evitaba que otras verdades, de las mas incómodas, circulasen. Censura se llamaba. Censura que ahora también es mas difícil imponer. Autocensura incluida, por supuesto.
Los medios monopolizaban la información: verdades, mentiras y censura.
Los que tengan algunos años mas que yo y que nos lean habrán vivido los últimos años del franquismo. Recordarán que entonces cuando uno se quería informar tenía que acudir a fuentes alternativas. Después nos quedamos todos muy «tranquilos» sabiendo que leyendo el País, ABC.. y echando un vistazo a los telediarios; uno podía pensar que estaba razonablemente informado y que no eran necesarias fuentes alternativas para mas o menos ubicarse en la realidad. No era la Verdad absoluta. Pero uno, con un poco de sagacidad, podía hacerse a la idea de por donde iban los tiros.
Uno buscaba la verdad para ubicarse a la realidad. Porque la realidad era real y existía. Les juro a los mas jóvenes que hubo un tiempo en que eso fue mas o menos cierto.
Ahora es muy diferente.
Nadie que tenga un cargo de cierta responsabilidad puede permitirse el riesgo de informarse por los medios, incluidas las versiones on line de los periódicos de antes. Pero si tiene la necesidad de consultarlos.
La pregunta es ¿Por qué se pone atención en medios que desinforma intencionadamente, sabiéndolo el que les presta atención, en vez de ignorarlos? Y hablo de personas con responsabilidades o cierta cultura.
La respuesta es muy simple.
No se hace para conocer la verdad, o al menos una parte; si no para saber que es lo que hay que decir, para saber cual es la opinión de los que mandan sobre determinados temas y no meter la pata. Para conocer los metalenguajes, argumentarios, y demás recetas y que el Gran Hermano, o Komisario político no nos pille en un renuncio, porque te la juegas.
Con el terror añadido de que en la época de Franco se presuponía que «fuera» existía un mundo libre al que poder «referenciarse» o «ubicarse»; que daba una esperanza. Pero ahora no lo hay.
Y con la «jodienda» también añadida de que antes se procuraban hacer las mentiras con un poco de profesionalidad. Pero ahora las mentiras urdidas desde el poder son tan burdas que tragar con ellas no supone que te hayan engañado, si no de que te has sometido.
Es lamentable que le cuelguen el mochuelo de levantarse una bici del Decathlon a quien no fue. Y que de ello se quiera derivar una estigmatización a todos los emigrantes ilegales. Pero si hay personal que da credibilidad al primer guasapp que le llega no es por confirmar un especial sesgo cognitivo. O no sólo.
Es que hay muchas, muchísimas personas que ven una realidad en su día a día que no sale jamás en los telediarios.
Además, por si fuera poco, se nos quiere convencer de la necesidad de mas Estado, no para dar unos servicios sociales imposibles; por demagógicos. Si no por que así el Estado nos garantizará que esa verdad particular que nos hemos hecho ad hoc, será cuidada y mimada; para que esas piezas del montaje del mueble de IKEA que nos sobraron no vengan jamás a importunarnos.
Nadie se quiere plantear la necesaria reducción del Estado entre otras cosas para que nos veamos obligados a afrontar la necesidad de mirarle a los ojos a la Verdad. Sin «somas» variopintos que nos permitan postergar esa acción un día mas.
Me parece que un Estado que no interviniera en no mas del 20 % de nuestro PIB, cómo mucho, y que no tolerase monopolios/oligopolios, las verdades serían mucho mas verdaderas (valga la redundancia)
Un cordial saludo
Muy interesante y acertado todo lo que expone, estimado Pasmao. (Todo suma)
Hablando sobre lo que hay que decir, ayer domingo en uno de esos programas en el que algunas veces salen frases, opiniones o entrevistas de cierto interés, uno de esos políticos que aparecen en las tertulias decía que a él, su partido, le dejaba decir lo que quisiera.
¡Pero bueno! Con todo el descaro y como si fuera algo meritorio o dignificante.
Diciendo esa frase da a entender que algunos no poseen tal libertad. Da a entender que los partidos (claramente el suyo) son una especie de Gestapo que dictaminan quién tiene el cerebro ya tan comido por la intencionalidad de pensamiento comprado que no es necesario que se les vigile y pueden decir lo que quieran pues además pertenecen a una especie de «selecto grupo de incitadores». Da a entender que otros no tienen esa libertad, pues todavía no han sido del todo «abducidos», todavía comprados, o no han caído aún en el chantaje de depender totalmente de unas ideas, cualesquiera que sean estas, que beneficien al partido.
Un poco antes, hablando de estas cosas, sobre la verdad, la presentadora argumentó algo sobre lo que yo también escribí hace algún tiempo hablando con Manu Oquendo.
Si no aceptamos las mentiras de nuestras parejas, amistades y familiares, ¿Cómo es que aceptamos que nos mientan los políticos?
El mismo en cuestión dijo: ¡Anda! Este argumento me parece muy interesante. Me lo voy a apuntar…
¿Pero acaso un tan relevante político que se pasea por todas las tertulias dando sus opiniones «libres» porque su partido le deja, todavía no había caído en tan primario pensamiento?
¿Pero qué clase política es esta?
Naturalmente, esta última pregunta, ni me la hice ni hace falta hacerla pues es evidente que la mayoría de ellos carecen de una mínima decencia moral.
Lo demuestran continuamente.
No sé ustedes, pero a mí siempre me ha parecido que aquellos dos años que pasamos sin gobierno, no fueron porque no llegaran a ningún acuerdo para formarlo, sino porque en el parlamento entró tal cantidad de desconocedores e incapacitados políticos que la única alternativa viable era posponer todo gobierno para ejercitar a los muchos recién llegados en una mínima comprensión de lo que allí se hacía o cómo se hacía.
Decenas de personas que nunca jamás hubieran pensado estar allí ahora no solo estaban sino que tenían que hacer como si supieran en donde estaban.
Terrible.
Pero para no distanciarse mucho sobre lo que hablamos, quiero aprovechar para decir que hemos tomado como cosa normal la convivencia con las mentiras no porque sean leves o porque podamos seguir viviendo con ellas, y ni mucho menos porque sea algo «normal», sino porque hace ya tanto tiempo que coexisten con nosotros que las damos incluso por válidas.
Como el matar.
Como los asesinatos, los abortos, la eutanasia, las guerras y todos esos males que hemos ido aceptando poco a poco como si fueran parte de la normalidad.
Embarrados hasta las cejas estamos.
Puse el ejemplo de la ecuación matemática. Inaceptable es allí la mentira e inaceptable es en lo cotidiano, no se equivoquen.
Matar a un semejante es igualmente inaceptable. Debería serlo, claro.
No me extraña que tantas intolerancias asalten a los humanos hoy en día, por algún sitio ha de petar toda esta inmundicia en la que vivimos.
Limpiarse de todas estas cosas requiere de valor. Perder trabajos, amistades e incluso familiares. Lo que queda brilla.
Saludos.
Es importante saber cómo somos y por qué.
Esta es una búsqueda que solo avanza con el hábito de la introspección. Un ejercicio que, como la respiración, debe acompañarnos toda la vida.
Como dice la gran Palmira Acuña en su hermosa lengua romance…»Ay fillo, ten que traballar a vida toda». Conocí a Palmira hace unos años, en una arribada de tormenta a Ons y se quedó en mi memoria para siempre. Tres días duró aquella tormenta de invierno. Al cuarto día volvimos a zarpar tras desayunar con ella y con su esposo, Manuel.
El sistema educativo y cultural nos oculta que somos animales gregarios con ciertas capacidades desarrolladas evolutivamente con gran dificultad. Es más, desde hace unos 40 años, la Pedagogía Oficial hace un uso descarado de esta concepción del ser humano. Oculta nuestro instinto gregario pero lo usa para establecer nuestro comportamiento «social».
La psicología académica actual también propende a acentuar nuestro carácter fácilmente influenciable desde lo instintivo y ancestral. El célebre test de Asch –entre muchos otros– muestra nuestra tendencia a la conformidad con la manada incluso a costa de decir lo contrario de lo que pensamos.
Saludos
Siguiendo en la línea de los comentarios precedentes, ¿por que está resultando tan sencillo acomodar la sociedad a una manera tan radical de censura y coacción del libre pensamiento?.
Vivimos, o a lo mejor pensamos que vivimos, porque continuamente actuamos movidos por “pensamientos” ya elaborados que raramente nos permiten contactar con el entorno…. plenamente.
Y nos movemos en direcciones que seguramente nada tengan que ver con la motivación que les dieron origen, porque esos pensamientos quizás nazcan, entre otras cosas, de la necesidad de una interrelación, de un acción…que no se da.
Es decir, no se produce la experiencia vital que daría sentido a su elaboración.
Al contrario, nos elementalizamos tanto que pareciera es justo al revés.
La idea pre-fijada..(¿por nosotros realmente?), los pensamientos a los que da lugar, y no la vida, que reclama ser vivida…., es la que aparenta finalmente dirigirnos…..creo.
Y quizás ahí se enmarque una parte interesante de las razones que nos están llevando a la “anestesia” de nuestras consciencias….y conciencias también.
Estas no se revuelven ni saltan como “muelles” ante el despojo constante y mantenido de nuestros derechos a ser responsables, a la libertad de pensamiento y de expresión que tienen que derivar del deseo de ser eso…responsables de nuestras vidas….porque es nuestro destino el vivirlas, no que “nos las vivan”.
Es como si estuviésemos olvidando, poco a poco, o quizás no tan “a poquitos”, que el pensamiento libre es el que fructifica a través de la experiencia, pero de algún modo hemos confundido eso con la especulación, la generada por “necesidades”, por “deseos”, más bien.´
Nos hemos acostumbrado a una especie de “vivencia virtual”, vacía de sensaciones propias, quizás por ello, nos tomamos cualquier tipo de “normativa” con esa especie de “insensibilidad”, por aberrantes que empiecen ya a mostrarse ciertas regulaciones jurídicas.
Nos van llegando, no ya a “cuentagotas”, si no que se empiezan a preparar verdaderas “jarras” con las que regar nuestras vidas, y las estamos afrontando sin un aspaviento, “impávidos”, como lo estuviéramos contemplando todo desde una pantalla o una plataforma digital…desde la “virtualidad”.
Es más, a veces tengo la impresión de que se desprecia al que no muestra una idea preconcebida, producto de todo lo que sea, menos de su propia, íntima y absolutamente distinta de cualquier otro ser humano experiencia, vivencia.
Que empiece a no inquietarnos ese despojamiento absoluto de nuestra posibilidad de elección, de expresión, de búsqueda, nuestra capacidad de aventura en ello,…y de nuestro derecho a la responsabilidad, que, en definitiva, es lo que tanto afán regulatorio está consiguiendo, puede que sea lo más trágico, lo que está otorgando “carta de naturaleza” a las legislaciones más restrictivas, las que más atentan contra los derechos del ser humano como tal, mucho más de lo que podríamos imaginar….
Y… parece que “no pasa nada”…esa es la desgracia….seguramente.
Estimada Loli; la cuestión que usted plantea es importante: «¿Por qué está resultando tan sencillo acomodar la sociedad a una manera tan radical de censura y coacción del libre pensamiento?»
La Respuesta a esta pregunta es larga si se quiere hacer de forma que permita apuntar directamente a una causa concreta. Pero existe y se llega a ella sin gran dificultad siempre que se esté dispuesto a trabajarse el camino. No estamos hablando de algo intuitivo, al contrario; es necesario tener en cuenta diversos factores y agentes que concurren en la formación de «la causa» y en el recurso a la creacción subliminal de actos reflejos pavlovianos.
Hay que comenzar por tener una visión clara de lo que los sociólogos llaman Poder Social. El Poder de Hecho o poder Fáctico.
Como va a llevar tiempo y más de una entrada voy a comenzar por un capítulo que escribí sobre esta cuestión en un libro colectivo hace unos años y que aborda la cuestión del Poder.
El Poder ejerce un control que tiende a ser absoluto sobre sus cuatro Pilares: Coactivo, Cultural, Económico y Político.
Aquí está el artículo bajo el título “Democracia y poderes fácticos”.
Para explorar ambas ideas hemos elegido dos definiciones. No es una decisión sencilla porque, como es sabido, de la palabra democracia se han registrado hasta seiscientas cincuenta variantes . A su vez hay millares de poderes fácticos, muchos de ellos insospechados. En este trabajo hemos usado las siguientes:
Democracia: una forma de acceder ―y abandonar― el poder en la cual los gobernados deciden quién gobernará.
Poder Fáctico: aquel poder que se ejerce desde cauces Informales para influir en los poderes Formales para alcanzar los fines buscados por el agente en cuestión.
Ambas definiciones, democracia y poderes fácticos, son susceptibles de precisiones pero, en esencia, lo anterior es de lo que estamos hablando.
Sobre el concepto de poder hemos utilizado dos acepciones habituales.
• La capacidad de dirigir ―o de impedir― las acciones actuales o futuras de otros grupos o individuos ―Moisés Naim.
• Las estrategias a través de las cuales unos grupos tratan de conducir y determinar la conducta de otros ―Michael Foucault.
En relación con el adjetivo Informal hemos de recordar que. en las organizaciones humanas, además de jerarquías, procesos y estructuras formales, existen otras menos evidentes, más sutiles: las jerarquías, procesos y estructuras informales. Estos últimos son tan importantes o más que los primeros para la consecución de los objetivos de una organización y de sus miembros. Es decir, la interacción entre ambas estructuras no tiene por qué ser negativa y es bien sabido que los liderazgos más eficaces lo son por su capacidad para armonizar lo formal y lo informal.
Por otra parte, es razonable esperar que los individuos y grupos se organicen para defender sus intereses y alcanzar sus objetivos. Así emerge el fenómeno de los poderes fácticos, grupos de presión, grupos de interés o lobbies.
1. ¿QUIÉNES SON LOS «PODERES FÁCTICOS»?
En España, tras la Transición, los cronistas tendían a hablar de dos poderes fácticos: El Ejército y la Iglesia . Una lista escuálida.
Desde entonces hemos asistido al descubrimiento paulatino de numerosos «poderes fácticos» comenzando por la figura del Banquero . Un personaje que, además de estar regulado y controlado por el Estado en los más mínimos detalles de su actividad, está hoy también encargado de ejercer las labores propias de la antigua Brigada Social ―para vigilar y denunciar nuestro cumplimiento de la ley transacción a transacción.
Luego se añadieron a la lista Sindicatos y Patronales, Organizaciones Profesionales públicas y privadas, ONGs, ―ya más de 9,000― sin olvidar Medios de Comunicación o el estamento docente . Tampoco es posible excluir a los Ayuntamientos, las Autonomías o la «Tecnoestructura» que usan recursos públicos y privados para influir en los poderes del Estado. Algunos de ellos están activos en entornos Supranacionales, a veces compitiendo con el Estado o socavando sus funciones e intereses.
Por otra parte, como nos recuerda Fernand Braudel , los Estados no son entes desvinculados de su entorno. Un entorno en el que residen dos entes que ejercen como Poderes pero que parece que no actúan.
– Los Imperios, a los que se subordinan nuestros Estados.
– Las Instituciones Supranacionales que operan tras una adhesión mecánica que nunca es debatida, analizada o sopesada con la necesaria racionalidad y transparencia.
El efecto de ambos factores es que España, por ejemplo, tiene hoy una fracción de la soberanía de hace treinta años. Con la añadida complejidad de que no solo actúan sobre nosotros poderes fácticos externos, sino que los nuestros han comenzado a hacerlo en aquellos puntos del organigrama global que convienen a sus intereses.
No es posible analizar correctamente cuestiones muy relevantes olvidando el entorno o los grupos de presión ―a veces puras redes clientelares― que actúan por cuenta de Instituciones Supranacionales, públicas y privadas. Desde este ecosistema actúan los poderes fácticos más importantes.
Todos ellos participan en la formación del vector resultante de poder como ilustró Pierre Bourdieu, en sus lecciones. Nos encontramos por tanto frente a un «Universo de poderes informales» tan lleno de «materia oscura» que es imposible mantener registro cabal de sus identidades, de los verdaderos intereses que promueven, de sus estructuras, interrelaciones, jerarquías, fuentes de financiación o sus efectos.
2. BREVE HISTORIA DEL FENÓMENO
Un conocido texto de Teoría Política, relata una carta del economista Henry Carey al presidente Buchanan, en 1857, quejándose de que las cámaras legislativas habían caído en manos de intereses ferroviarios y navieros. «Un Tercer Congreso de Representantes compuesto por expertos invasores de las oficinas de los congresistas más importantes llenándolas de los incentivos necesarios para garantizar la aprobación de cualquier Proyecto de Ley por el cual los lobbies estuvieran dispuestos a pagar».
A lo largo de estos casi dos siglos se ha hecho evidente, también ―por supuesto―en España, que estos grupos no dejan de crecer y que constituyen una parte estructural y muy activa de las instituciones de una democracia. Las razones para ello están relacionadas con la impresionante dimensión alcanzada por el Estado. Ante su creciente peso ―y la correspondiente disminución del espacio privado―, estas organizaciones actúan, compiten y cooperan incesantemente en defensa de sus intereses.
A lo largo del siglo XX el peso económico del estado ha pasado de en torno al 12% del PIB, en tiempos de Keynes, a más del 50% de nuestros días y ello solo considerando la fiscalidad explícita. Si añadimos la explosión de regulación y control estatal vemos que resulta imposible para cualquier persona plantearse la consecución de sus fines sin interactuar, formal o informalmente, con las estructuras y órganos del poder.
Cuando la acción del Estado nos afecta poco no hemos de ocuparnos de influir en ella. Pero hoy el Estado es un ente omnipresente en todas las dimensiones de nuestras vidas en cuyo curso se ha producido una metamorfosis que quizás no sopesamos bien. Es imposible que este factor no esté teniendo efectos mucho más allá de los anunciados por Thomas Paine, en su Letter to the Addressers de 1792 , acerca de la fragmentación social y la dependencia que produce la excesiva fiscalidad. Siendo tan fuerte la Influencia del Poder en las vidas y fortunas privadas resulta imprescindible disponer de los recursos para relacionarse con él. De no ser así la esfera de las libertades, ―de la capacidad de actuar y elegir sin coacción―, se vería aún más reducida. Por otra parte, el poder formal tiene servidumbres y los poderes informales han aprendido a «servirse» de ellas «sirviendo» al Poder que los termina «reclutando».
3. DOS PERSPECTIVAS IDEOLÓGICAS
En las democracias actuales se constatan dos líneas de pensamiento sobre los «poderes fácticos»: una, más «socialista», y otra, más «liberal». Ambas con zonas de coincidencias y discrepancias en torno a sus tradicionales líneas de confrontación: Libertad e Igualdad.
1. Para los pensadores del primer tipo, los poderes no formales deben ser restringidos, supervisados y transparentes hasta el punto de, si posible fuera, hacerlos inoperantes. El objetivo de «igualdad de voz» debe ser alcanzado y rigurosamente preservado para que el Poder imponga Orden e Igualdad en «el caos de la naturaleza».
2. Para los segundos, los poderes no formales constituyen expresión legítima de los intereses ciudadanos y no hay mejor forma empírica de establecerlos que aceptando que el «bien común» viene vertebrado por la acción de estos grupos. Es la forma en la que la Ciudadanía influye sobre el Estado y nadie mejor para ello que quienes de modo natural representan sus intereses concretos en cada etapa vital.
Las filosofías políticas que, so pretexto de la igualdad de voz de cada persona , plantean la neutralización o la «compensación coactiva» de esta actividad, lo hacen sin reconocer que ellas mismas son su fruto y que no hay prueba empírica de que la acción de estos grupos resulte en decisiones políticas perjudiciales para la mayoría . Al contrario, es su ausencia la que conduce a la irrelevancia y a la dependencia.
Dado que la ideología imperante es la Socialdemocracia, no debe extrañarnos que sus políticas traten de restringir la defensa de determinados intereses individuales y colectivos y, en ocasiones, hasta la existencia de los grupos de interés que les resultan incómodos. Pero nunca cuestionan la existencia ni los fondos públicos destinados a sus apoyos ideológicos cuya tendencia es absorber y extinguir las asociaciones privadas. sustituyéndolas por organizaciones públicas subvencionadas y controladas .
En este sentido es oportuno citar a Philip Pettit que elabora una filosofía política que, en último análisis, podría justificar la limitación de derechos fundamentales, ―como la libertad de expresión―, para imponer los de determinadas minorías cuyos derechos identitarios serían de mayor rango que los mismos derechos de la mayoría.
El ciudadano, ―dotado de un prudente pragmatismo y gran resignación―, intuye que lo peor de los poderes fácticos es no serlo.
4. ALGUNAS REFLEXIONES DE TIPO CONSTITUCIONAL
En relación con el marco jurídico de nuestras democracias vemos que constitucionalmente no existe la representación neutral y que, por tanto, unos grupos se sentirán más conformes que otros con dicha falta de neutralidad. En España ―y en muchas de las naciones europeas continentales― nos encontramos Constituciones telocráticas , diseñadas desde presupuestos ideológicos, predefinidas, finalistas. En el otro polo se encontrarían las Constituciones nomocráticas― basadas en una mayor neutralidad ideológica de la norma―; sistemas que no prescriben fines ni normativa propia de ideologías partidistas.
Las constituciones de tradición «anglo», de Common Law, se inclinan hacia la Nomocracia. Las continentales, más «Positivistas», tienden a la Telocracia y, últimamente, a su deriva neo-garantista. Por ello, dentro de la CE de 1978, la labor legislativa es especialmente difícil –o resulta vedada– , para quienes no compartan los principios de la Social Democracia o de los Nacionalismos Identitarios, las dos corrientes ideológicas consagradas, de hecho, por los artículos 1 y 2. Este factor explicaría igualmente la desaparición gradual de políticas Liberales o Conservadoras hasta hacerlas difícilmente diferenciables del ecosistema de la Social-Democracia.
5. PENÚLTIMAS CONSIDERACIONES
Hemos visto que los EEUU, la democracia más antigua entre las actuales, lleva casi dos siglos tratando de controlar sus lobbies. El resto de las democracias ha hecho lo mismo muchos años más tarde para dar una visibilidad limitada a la actividad de estos grupos que se están manifestando en su inmenso poder en el actual proceso electoral de los EEUU en uno de los episodios más negros de la historia de esta, otrora, gran nación.
Ni que decir tiene que sigue abierto el debate de si esta forma de representación no será de mejor calidad que las democracias «Schumpeterianas» donde la soberanía que exista está en manos de Partidos políticos y la participación ciudadana se limita al momento electoral. Con la particularidad de que los Partidos políticos se han demostrado más fácilmente «capturables» que los grupos de interés que de modo espontáneo surgen en la sociedad. Esta tesis tiene hoy vigencia y es necesario referirse a autores como John R. Commons, Earl Latham o Arthur F. Bentley , cuya corriente de pensamiento considera que los grupos de interés de todo tipo son la base de una sociedad libre.
Para abordar la capacidad de actuación ciudadana es obligado recordar la obra de Michael Mann sobre el poder, desde la Grecia Clásica hasta 2011 . Mann muestra al poder social apoyado en cuatro subsistemas: Político, Militar, Económico e ideológico o Cultural. Solo el subsistema ideológico es ―en parte― accesible a la Ciudadanía. En este subsistema las ideas son importantes, pero más lo es su comunicación.
Es necesario recurrir a Mancur Olson para entender por qué la ciudadanía no está presente ni en la producción ideológica ni en su difusión. Apenas es el «Grupo Latente» sobre el cual actúa el poder y en cuyo seno emergen, o no, los grupos de interés que eventualmente tendrán alguna eficacia. Una vez que Sieyès descubre la «Representación sin Responsabilidad hacia el Representado» ―y adjetiva la Democracia como «representativa»― el siguiente paso habría de ser prohibir los mandatos imperativos que pasarían a ser ejercidos por los Partidos.
Este fenómeno recibe muy poca reflexión y por ello citamos la bibliografía de estos autores junto a la de Guglielmo Ferrero sobre otro factor silenciado: el miedo del poder . Vemos pues que la Ciudadanía existe apenas como «Espacio Latente» y es inoperante en lo relevante. Por dos razones según Mancur Olson .
1. La naturaleza de los bienes colectivos. Disponibles para todos sin exclusión y su derivada…
2. La racionalidad del «free riding», del parasitismo. El sistema no exige contraprestación a quienes viven de él con lo cual no hay límite ni responsabilidad.
6. DISCERNIMIENTO PARA LA ACCIÓN
Para terminar, quisiera apuntar dos campos de trabajo.
1. Repensar nuestras democracias en función de los resultados que están produciendo:
– Empobrecimiento creciente de grandes capas de su población y la gradual reducción de la Clase Media trabajadora que era la promesa de la democracia.
– Importante reducción de las esferas de libertad personal y colectiva bajo reglamentaciones, sanciones y controles inauditos.
– Degradación cualitativa de los liderazgos políticos de las democracias que se constata con preocupación a cada paso.
2. En segundo lugar, ―si lo peor de los poderes fácticos es «no estar entre ellos»―, lo lógico es trabajar para remediarlo. De ahí la necesidad de afrontar los desafíos presentes y futuros desde un segmento numeroso sin representación efectiva en el espectro político: Las clases medias trabajadoras en declive y sin horizontes atractivos .
Hoy, los intereses de esta clase social son los peor representados y hay toda una constelación de «poderes fácticos» incentivados desde el Presupuesto Público dedicados a su metódica deconstrucción y reingeniería.
Nuestras democracias están resultando en formas de poder despóticas, desde lo económico a libertades y valores que preceden al derecho positivo. Un poder que en ciertos aspectos tiene menos barreras que en el Antiguo Régimen.
Es cierto que, como en todos los entes gregarios, la predisposición ciudadana a actuar es muy mejorable, pero estamos hablando de la clase social que porta los valores de esta cultura en múltiples crisis .
El caso es que el análisis de la situación nos lleva a una conclusión: no articularse eficazmente como grupo organizado de interés desde la sociedad civil es una debilidad estratégica grave. El grupo ―de minorías o de mayorías― que se quede fuera se ausenta del campo de la representación eficaz.
Una prioridad es la formación de grupos capaces de pensar, crear y discernir para actuar con eficacia en la génesis y difusión de ideas que den vida al espacio de la ciudadanía como agente social real. Una red capaz de estrategias y tácticas comunicativas adecuadas a cada segmento receptor. No tiene sentido emitir mensajes en formas que garantizan que no van a ser recibidos por nadie.
Con tal fin, Mancur Olson y otros sugieren trabajar en la formación de grupos pequeños, multidisciplinares, con complementariedad interna y externa, de acuerdo con los modelos que han demostrado capacidad de influir y cuyos rasgos genéricos se describen en la segunda parte de La lógica de la Acción Colectiva. Una obra que, ―además de mostrar por qué solo los grupos pequeños son eficaces―, dedica parte de sus páginas a los requisitos principales comenzando por los Incentivos.
No es diferente de lo que sucedió cuando moría el Antiguo Régimen y lentamente surgieron los gobiernos «representativos» y las democracias de masas. Aquel ciclo que hoy se acaba.
El camino no es fácil pero hoy disponemos de muchos más conocimientos y recursos sobre comunicación y comportamiento social de los que existían entonces.
Solo queda trabajar en el campo de las Ideas y el discernimiento.
En resumidas cuentas: Quien no se ocupa políticamente de sus intereses verá que otros se ocuparán de dirigir hasta el último rincón de su vida.
Saludos
Madre mía…
Estimado Manu. El poder está en el desaliento.
El desaliento producido por la abracadabrante terminología de todo lo que sugiere.
Cualquier persona «libre» decide dejarse arrastrar antes por una melódica canción que atender a comprender que, después de leer todo lo que ha escrito, es tan solo un instrumento para el poder.
Así estamos. Fichados.
Foto de perfil y de frente, huellas dactilares y «¡pa dentro!».
Mientras Usted escribía estas cosas, le felicito, yo he escrito otras.
A ver si me dejan…
——-
Estimada Loli.
Estimada Loli (lo repito a conciencia), no sabe usted las veces que pienso en Usted (en todos). Admiro su tesón y su ahínco y su voluntad para mejorar. Admiro su valentía.
¿No se da cuenta de que las cuentas no salen?
No salen, estimada Loli y participantes.
Las cuentas no salen, la tienda está hecha jirones y el tendero … el tendero como poco debe de estar … apesadumbrado. Sus muchas antenas en cientos de miles de formas se lo hacen saber.
Las cuentas no salen porque igual que he intentado explicar con el simple ejemplo de la falsa suma; la falsa verdad, la posverdad (término que debería referirse en realidad al momento en que intentaron que la verdad dejara de serlo o al periodo posterior al restablecimiento de ella), la falsedad y la mentira, campan a sus anchas como si no importara lo más mínimo.
¿Alguien es capaz de concebir una larga ecuación aritmética en el que el resultado parcial, pues no final, de la ecuación esté desvirtuado completamente por un error en una de sus ecuaciones? ¿De sus sumas, sus restas, sus divisiones y todo el largo etcétera que existe y posibilita la aritmética?
Un ordenador sería desechado inmediatamente por su mal funcionamiento. Una calculadora que ejecutase una suma mal, sería apartada y tirada al contenedor de reciclaje. Al montón de lo «inservible para su uso».
Diría en su epitafio: «Descartada por mentir».
Imagine cuánto…… cuánta paciencia. Cuánta santa paciencia es el vivir con la mentira entre nosotros.
No es cosa menor. Ya se lo dije al principio.
Estimada Loli, recuerdo muy a menudo el día en que intenté explicar aquí algo, que me fue dado a conocer, en el momento en el que Manuel Bautista presentaba su muy elaborado libro. Recuerdo cómo me llamó la atención por exponer mis ideas u ocurrencias y que no era el lugar ni el momento.
¿Cuál es el lugar y el momento?
No lo encuentro, sinceramente.
¿O lo son todos?
…
¿Cuál es el momento para exponer la verdad sobre algo? ¿Cuándo? ¿Dónde?
¿Cómo sino con aunque sea un temeroso y balbuceante grito quejoso de desesperación?
Que es por allííííí… Que es asííííí…
¿Lo recuerda? Seguro que sí.
No sé si ha seguido el hilo de todas las cosas que aquí se escriben y han ido saliendo a la luz desde entonces. No sé que piensa de todas ellas.
La verdad (la mía) es que no sé qué piensan…
Toda esta suma de cosas en las que estamos nosotros participando, la vida en sí misma, es una ecuación trastocada y llena de falsedades y mentiras. También de verdades, claro.
¿Cómo no?
El amor, por ejemplo, es verdadero. Salta a la vista, te impulsa hacia. Es incontenible. Te lleva.
Luego está el respeto y otras muchísimas cosas que también son verdaderas. Todos esos conceptos consensuados por los que nos entendemos son verdaderos también.
Una mentira, supone un porcentaje equívoco de la ecuación. Un 0,00000….algo de la ecuación. ¡Somos casi 8.000 millones de personas! Algunas de esas mentiras o falsedades atañen a una persona, a una cosa, a un grupo de personas, a seres con vida o inanimados pero, en definitiva, a todo lo que nos rodea. El porcentaje se incrementa a medida que la mentira afecte a más o en mayor incidencia.
Una mentira en familia atañe a los que forman la familia y a allegados que se ven involucrados. Puede incluso afectar a terceros, involucrados muy lejanamente. Por ejemplo, el dueño de un comercio al que dejas de ir a comprar porque la mentira ha socavado de tal forma el entorno familiar que ha llegado a perjudicar a aquel al que periódicamente visitabas.
Imagine la mentira de un maestro, de un jefe de empresa, un medio de comunicación o la mentira de un gobierno.
Son mentiras que involucran y afectan a millones de personas muy directamente.
Pues ahora póngase en la tesitura que un día, no solo descubre y es consciente de todos esos porcentajes erróneos en la ecuación que forman la vida, sino que, además, descubre que se debate y se desmiente el primer y más importante número de la ecuación. No a nivel familiar o grupal, sino que general o incluso y mejor dicho, algo mucho peor que todo eso.
El uno y principal número entero de toda la ecuación.
Y no es que se diga que el Uno no es o no existe o está muerto, sino que además resulta que ese número es, por poner un ejemplo, un -1.
De hecho, todo ello y a la vez.
Una especie de mal formador de todas las distopías que vemos y otros imaginan e inculcan y revierten una y otra vez sobre nuestras conciencias y las de nuestros hijos. Como lo hacen con las películas, literatura, videojuegos y demás artilugios al propósito.
¡Toda la ecuación desvirtuada! ¡Ea! ¡De sopetón! ¡Chúpate esa!
Mi NO interior fue tan rotundo y tajante que me puse a buscar. ¡Lo tiré todo a la mierda! Mi vida importaba bien poco. Nada importaba más que aquello.
Nada había y era más que aquello el primer sumando.
¡Aquel entero!
¡El entero!
¿Se imagina lo que hacen mis ojos ahora al recordar otra vez, otra vez, aquello?
¿Mi espíritu?
¿Mis pulmones buscando aire?
¡Aire! estimada Loli. Aire invisible es lo que buscan.
Lo inapreciable e invisible es lo que buscan desesperadamente. Y lo rechazan y ansían, y lo contienen …………. y reciben y expelen con desaforado entusiasmo por tenerlo y estarlo.
Pero todo silencio.
Oh, estimada Loli, estimados todos, no se pueden hacer a la idea de la fuerza que tiene defender la Verdad.
Miren, de nuevo.
¿Es cierto que allí donde no se permite la mentira y donde el orden propulsa la verdad, aparece la luz?
Es cierto, señores.
¿No lo ven todavía?
Donde el trabajo, y la constancia, y el creer y la imaginación, y el compromiso, la unión, la esperanza y todas esas cosas que forman parte de la voluntad y el buen hacer se reúnen aparece la luz. Aparece un resultado que beneficia al conjunto. A más, mayor. A más verdad, mayor resultado. A más voluntad mayor beneficio.
Hemos conseguido que el orden y la verdad primen y sean conductoras de la materia y las ideas hasta hacerla brillar. Hasta hacer que de ella emane luz.
Como el hijo ve al Padre hacer.
Como el Padre hizo el hijo ha hecho.
¿A qué escala?
Pues imaginen…
Primero con dos palos o unas piedras. Haciendo saltar chispas. Buscando y llegando a acuerdos, compartiendo, enseñando.
Desde aquello a lo que ahora tenemos. De padres a hijos.
Luz en las manos y los bolsillos. Luz que contiene más luz.
La instalamos en los sitios preferenciales de nuestras casas. A las entradas, en lo alto, en el frente. Alrededor de todos esos consensos estamos.
En esos consensos hablamos y sentimos y padecemos. Reímos. Alrededor vivimos. Bajo la luz y sobre ella vivimos.
Lo hicimos nosotros todos con nuestros consensos y voluntades. Lo imitamos. Lo conseguimos.
Y vuelvo a preguntar: ¿A qué escala?
Pues imaginen.
Tal que el Universo y una bombilla.
Todas esas cosas, estimados, están en juego por las mentiras.
Por decir 4 en lugar de decir lo que tienes que decir. Por querer apuntarte veinte y enriquecerte, por decir «menos uno» cuando en realidad estabas. Todos esos ceros coma multitud de ceros de porcentajes.
Naturalmente, están las chiquilladas. El cero coma cuando tiende a infinito en su porcentaje es tan ínfimo que es descartable, pues el redondeo se encarga de ello. De anularlo y decir: esto no tiene importancia.
Pero el redondeo es parte de lo redondo y lo entero.
Lo entero es intocable.
Lo entero, el Uno, aquel que no se sabe en verdad qué es, Es.
Es el redondeo potestad de lo redondo y entero.
¡Estamos sobre Él!
Es su potestad. La potestad del Uno. A Él se lo debemos todo.
Oh, señores, ¿cómo trasladarles tanto en tan poco?
¿Cómo hacérselo saber?
¿Cómo hacérselo saber?
¡Estamos en ÉL!
¿Pero cómo es esto posible?
Bien hacía Isaac Salama en su reciente artículo al titularlo «Zombies».
¿Pero están todos ausentes o anonadados o qué es lo que ocurre?
Debatan, interpelen, contradigan, pregunten, asientan, o hagan cualquier cosa que les pida el cuerpo. Digan si es así: «estoy en shock y no puedo hablar ni pensar».
O digan si así lo creen: «parecía usted alguien un poco rarito pero ahora me parece que lo es del todo» o «no tenemos idea de qué narices habla».
¡Pero digan algo!
El artículo habla de «la verdad de la verdad». Bárbara nos exhorta a hablar sin impedimentos de aquellos tornillos olvidados en el cajón.
Yo les hablo sobre la verdad de verdad y de las mentiras con las que someten a nuestros hijos en las escuelas y de esos tornillos. Les hablo de la mentira que campa a sus anchas por el mundo aún sabiendo que es un mal esparcido voluntaria y conscientemente.
Les hablo de una falsedad mantenida a sabiendas sobre la correcta posición de nuestro planeta.
Les hablo de la falsedad que encierra toda la teoría darwiniana como también hizo en su día Manuel Bautista.
Les hablo del perjuicio que crea eso en toda conciencia humana.
Les estoy hablando que al igual que ustedes, todos los que leen este blog, saben que las estalactitas y estalagmitas se forman con un gota a gota acumulativo de milenios y el poso que forma la arrastrada constancia de tal hecho, convierte a una simple gota de agua en columnas duras como robles y de semejante y parecida forma ha hecho el planeta con nosotros.
Les hablo de la pequeña desviación en el pelo de una de las cejas que muchos de nosotros tenemos.
Les hablo de las cosas pequeñas y las grandes y su todo patrón hacedor.
Les hablo y les digo y les demuestro en base al significado de los consensos que las palabras encierran, que el planeta no debería estar como está sino al revés de como lo concebimos la mayoría de los seres pensantes que poblamos la tierra.
Les estoy hablando de los flujos electromagnéticos que surgen desde nuestro planeta y vuelven a él y de que este proceso continuado, durante lo que nosotros pensamos que son millones de años, ha formado y servido de patrón para toda especie viviente que lo habita.
Les estoy contando que esto explica la simetría de las cosas que vemos, el retorcimiento de la vida, desde el ADN hasta el tronco de un olivo.
Les cuento y les digo y les explico que esto también explica el porqué tenemos un corazón como tumbado y cómo todas estas sumas han convertido a la especie humana en lo que es.
Que todas estas cosas no tienen nada que ver con «la ley del más fuerte» sino con un proceso que no podría habernos llevado a otro punto en el que estamos. Que las especies no sobreviven por que son fuertes y adaptadas, sino que lo han hecho porque la fuerza impulsante que une lo positivo y lo negativo han hecho que así fuera.
Que somos parte de todo ese flujo.
Que ese fluir, que todas estas circunstancias, son coincidentes y son en base a lo que Dios nos dijo que sería y era hace miles de años.
Que existen pruebas irrefutables sobre todas estas cosas que les cuento.
¡Pruebas irrefutables!
Que aun así y sabiéndolo siguen enseñando y disponiendo lo contrario.
Les digo que nada importa más que la verdad y el buscarla y defenderla.
Todo eso les digo y más.
Hace años que se lo estoy diciendo, a poquitos, para no abrumarles.
Les digo que me importa un comino mi vida y mis cosas, que lo único que busco e intento es el restablecimiento de la verdad.
Que vine aquí por dejarme llevar por la corriente, pues es una forma de viajar, y descubrí que aquí había gente inteligente que debatía sobre cosas importantes y que esas cosas les preocupaban y por ellas se implicaban. Todos ustedes.
De todo eso les hablo.
Que desde el primer día les hablo de ellas y no les he engañado en ningún momento sobre mis altibajos y rarezas debido a toda esta circunstancia.
Les hablo que aunque estemos en el siglo XXI parece más bien que estemos en el medievo o peor todavía en una caverna.
Les digo que nos mienten y engañan y nos tienen como a esclavos. Les digo que parece que todos se dejan.
Les digo que no llevan relojes sino cadenas.
Les digo que la palabra es verdadera y les doy pruebas.
Todo eso y más.
Y saludos.
Estupendos comentarios a un gran artículo. Por mi parte todo quedaría resumido a la frase: «Quien se adhiere a la verdad (o la busca) ya no es fiable…» Es decir: para cualquier tipo de poder (sobre todo totalitario) la verdad es un estorbo y quienes la buscan unos enemigos potenciales. Un saludo.