«El peligro del pasado fue que hizo esclavos a los hombres. El peligro del futuro es que lleguen a ser robots» (Fromm)

“Libertad” es la palabra más vapuleada del diccionario. Y no debe de ser casual que los líderes políticos la utilicen recurrentemente para convencer a la sociedad de que ya la hemos alcanzado. Resulta sospechoso que se insista en lo libres que somos, descartando así cualquier posible intento de ampliar esa hipotética libertad y neutralizando el impulso de descubrir, al menos, en qué consiste. Nos hemos acostumbrado a ese mensaje condescendiente que parece decir: “no sois esclavos, ¿qué más queréis?”.

Asociamos la libertad a ejercer nuestros derechos o a ejercer nuestros caprichos. A hacer lo que queremos cuando queremos. A opinar, decir, pensar o votar como nos plazca, llegando incluso a creer que nuestras opiniones, comentarios, pensamientos o elecciones en las urnas nacen libremente. Olvidando que, a menudo, las bases de nuestra supuesta individualidad vienen dirigidas desde la infancia en una sola dirección. Asociamos la libertad a poder movernos sin limitaciones impuestas, aunque luego no pasemos de Cuenca (pero somos libres de pasar de Cuenca) Y nuestra pulsión de libertad se aplaca con eso que llamamos “ocio”; distracción en nuestro tiempo de descanso para olvidar durante un rato nuestra cautividad.

Asociamos la falta de libertad a elementos externos; cargas familiares, deudas económicas, horarios laborales, o la austeridad en la que nos vemos obligados a vivir. Creemos que seríamos libres si todo esto desapareciera de nuestras vidas, pero no es tan fácil. No seremos libres mientras no demos el paso de desarrollar nuestro conocimiento. El conocimiento sobre cómo funciona nuestra sociedad, de la que tantas incógnitas nos quedan por despejar, de nuestro sistema político, en el que tantas maniobras nos quedan por desentramar, o incluso el conocimiento de nuestra propia biología, en la que tantas neuronas nos quedan por despertar.

Somos esclavos del pensamiento estándar en el que nos hemos sumergido a través de los medios de comunicación, la publicidad o la educación. Vivimos inducidos, soterradamente adiestrados y empujados hacia el lugar común, el comportamiento gregario y el refugio de la manada. Somos esclavos de nuestro egoísmo, de nuestra memoria, de nuestros hábitos, de nuestros prejuicios, de nuestra inercia, del modelo que rige nuestras vidas, del consumismo feroz en el que somos víctimas y verdugos, de las necesidades inventadas, que difícilmente sabríamos discernir de las necesidades reales, de nuestra actitud defensiva, de nuestro miedo. Pero, sobre todo, somos esclavos de nuestra ignorancia.

No somos libres (todavía). Y no estaría mal detenernos de vez en cuando para intentar localizar nuestros grilletes.

(Este artículo se publicó por primera vez el 29 de Agosto de 2012)

13 comentarios

13 Respuestas a “LIBERTAD”

  1. Lola dice:

    Me gusta mucho, Bárbara, estoy especialmente de acuerdo en que, al final, el carcelero es nuestro propio pensamiento más que cualquier otra cosa.

  2. barbie, como siempre… OLE! un besazo

  3. Uno mas dice:

    Me gusta el articulo. Para mi Libertad = Responsabilidad.Responsabilidad frente a uno mismo, frente al camino que realiza en la vida y como lo lleva cabo. Responsabilidad para poder hacer frente a este mundo tan intoxicado. Responsabilidad ante como uno se levanta cada mañana y sale a la calle. Vivimos dentro de un modelo que no hace mas que modelarnos y ajustarnos a sus necesidades. Y si, todavia no somo libres aunque nos ayuden a creerlo por todos lados.

  4. Alicia Boscá Berga dice:

    GRACIAS,Bárbara: Muy lúcido tu artículo. Inspiración encontramos también en varias Cartas de S.Pablo,por ejem., en Gálatas, 5,1: «Cristo os ha liberado para que seáis realmente Libres, manteneos firmes y no os dejéis oprimir de nuevo…».

  5. Irene Espelosín dice:

    La Libertad, la exigimos y la cantamos y la gritamos y suspiramos por alcanzarla; pero en realidad sólo la queremos para permanecer acurrucados en el rinconcito del sofá raido de nosotros mismos donde nos sentimos cómodos arropados con nuestros miedos y nuestros egoísmos, y sin romper el cerco de las sensaciones que conocemos, y de los deseos que tenemos, y de los criterios y opiniones que alimentamos y cuidamos, con mimo y esmero, no vaya a ser que se nos deterioren.
    Si nos invitan o nos indican la posibilidad o las bondades de rebullirnos un poco, de estirar las piernas y tomar el aire, nos sentimos agredidos, y nos defendemos, acurrucándonos si cabe un poco más.

  6. LONTANO dice:

    De hecho, los seres humanos esclavos mentales son los perfectos robots. Ya no tendrán que construir ninguno artificialmente, aunque esa tecnología exista desde hace años (en secreto, claro está). Someter a las personas mediante técnicas de control mental es mucho más rentable, porque abarca la práctica totalidad de la población (gracias a los medios de comunicación) y es infalible. La gente asume como reales los engaños que se «fabrican» y luego identifica como ficticio lo que sucede a su alrededor. La antiutopía está aquí, ha venido para quedarse y será necesaria una gran «sacudida» emocional para superarla.

  7. Sara dice:

    Todo esto está muy bien, tomar conciencia de que no somos libres…., pero me pregunto cómo o qué hacer para serlo o ponernos en camino. Le digo p.e. a mi cerebro que los recorridos que hace no son los correctos, vale y a continuación? le enseño cúales sí son los correctos, pero antes de eso me pregunto de nuevo, sabe alguien cúales son los correctos? porque quién sabe algo acerca de su libertad?

    Leyendo a Bárbara me doy cuenta de que me gustaría saber dónde empieza p.e., lo que ella denomina egoísmo que es probable que no tenga la misma frontera de lo que yo creo es egoísmo e igual para el resto de parámetros que ofrece como ejemplos y con los que aún estando a priori de acuerdo, porque así expuestos creo que a muchas personas parecería lógica su reprobación (suena a una lista demasiado fácil de enumerar)…., me sigo preguntando si después de escribir este artículo ha seguido tan campante, y ya está, trabajo concluido.
    Después nuestros comentarios y felicitaciones, o no, porque qué pretendemos con cada palabra que escribimos?, suscribirnos aquí en este foro al «refugio de otra manada», distinta claro, pero al final manada y seguir también nosotros tan campantes, a la espera de otro interesante artículo que comentar? Hasta dónde estamos realmente dispuestos a renunciar….. si empezamos a rascar quien sabe si menos de lo argumentado….. empezando por mí misma.

    1. Bárbara Alpuente dice:

      Egoísmo según yo: creer que tu versión de los hechos es la única que vale y situarla siempre por encima de la versión de los hechos de los demás.

      Al resto no sé qué contestar porque no entiendo muy bien qué es lo que preguntas o cuestionas.

      Aun así, gracias por comentar.

  8. Sara dice:

    Aunque para mí «creer que tu versión de los hechos es la única que vale y situarla siempre por encima de la versión de los hechos de los demás» es ignorancia, en realidad no sé separarla del egoísmo pero más allá de estas «etiquetas» que parecen muy útiles para nominar actitudes o formas de estar en nuestras prisiones, cada uno como buenamente puede; la pregunta es y ¿cómo sabes o sabemos que «los demás creen que su versión de los hechos es la única, etc…» ¿No es al fin y al cabo un juicio realizado desde tu postura o nuestra postura, intelecto, estado o como se le quiera llamar?

    Nos construimos una imagen o las que sean al respecto de algo, o alguien, nos ponemos de acuerdo con nosotros mismos y ala, a opinar o lo que haga falta desde el cautiverio de nuestro cerebro. Y sobre todo que no se nos cuestione pues quizá eso nos obligaría a movernos de donde estamos…..

    No sé si me has entendido algo más pero gracias a ti por el artículo.

  9. Valentina dice:

    Sara apunta, en mi opinión con buen criterio, que conceptos que todos manejamos no están teniendo la misma frontera para todos los que los estamos utilizando.
    El egoísmo, por seguir con el ejemplo que ella pone, ¿estará siendo el mismo “egoísmo”, teniendo la misma frontera, para Sara, o para Bárbara, o para mí, o para cualquier otro lector tanto del artículo como de los comentarios a que ha dado lugar?
    Posiblemente no, y posiblemente nadie tengamos una idea limpia, desprovista de egoísmo de que es egoísmo absoluto y en estado puro.
    Y lo mismo sucede con toda una lista de conceptos que pueden ser enumerados.
    Pero, por mantener una vinculación entre qué quiero decir — que no es sencillo, el mundo de las palabras está lleno de inevitables dobles filos que sólo se soslayarían guardo silencio, no diciendo ni expresando, pero las personas necesitamos (quizás incluso estemos obligados a) expresar — y el título del artículo, me paro, me llama la atención especialmente, La frase de Bárbara “somos esclavos de nuestro egoísmo”…
    ¿Cuántas veces las personas hacemos lo que nuestro egoísmo nos dicta convencidos (o a lo mejor no, pero esa es la trampa que egoístamente nos ponemos aduciendo que “hacemos” en uso de nuestra libertad, sabiendo, sin embargo y a nuestro pesar, que lo que estamos haciendo no es lo que íntimamente entendemos por correcto?
    Y, con los mismos argumentos que en la pregunta anterior, ¿Cuántas veces dejamos de hacer lo que entendemos por correcto poniéndonos el mismo tipo de trampas egoístas?
    Creo que a la felicidad a que los humanos aspiramos sólo accederemos si hacemos en cada momento de nuestras vidas lo correcto, por más que nuestro egoísmo nos quiera disuadir murmurándonos al oído “déjalo, no te involucres, que te causará molestias”.
    ¿Cuándo estamos siendo más egoístas, cuando aceptamos la molestia en nombre de la libertad o cuando renunciamos a la libertad por soslayar la molestia?
    ¿O cuándo estamos siendo más libres, cuando elegimos satisfacer nuestro egoísmo o cuando optamos (aun con las molestias que pueda ocasionar) por sacrificarlo?
    El doble e inevitable filo de las palabras estará obstaculizando que exprese bien qué pretendo decir, o decirme quizás a mí misma.
    De cualquier modo (y en actitud quizás egoísta) agradezco tanto las argumentaciones del artículo como lo argumentado en los diferentes comentarios. Porque cada uno abre una nueva vía al entendimiento, del mundo, de la vida, de los otros, y de uno mismo.

  10. Valentina dice:

    Posiblemente no, y posiblemente nadie tengamos una idea limpia, desprovista de egoísmo de qué es egoísmo absoluto y en estado puro.
    Estaba faltando ese acento en el «qué», y el sentido cambia.

  11. Teresa Cabarrush dice:

    Los dos últimos párrafos son muy buenos. En cuanto a lo de los grilletes, hay dos maneras bien diferenciadas de tenerlos, por propia voluntad o por la fuerza.

    https://www.youtube.com/watch?v=ijKuoVoEB84

    Saludos.

  12. Teresa Cabarrush dice:

    El Sentido de la Libertad y su vivencia es superior a la misma persona, ( quien lo tenga ) y pervive en ella desde que nace hasta que muere.

    https://www.youtube.com/watch?v=FvblnqfOU8c

    Saludos Cordiales.

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