Medidas para mejorar la credibilidad de los partidos

Corremos el riesgo de que las noticias que sobresaltan a diario la actividad política en España nos distraigan de los principales problemas que tiene nuestra democracia. Por ejemplo, si echamos la vista atrás parece que queda muy lejano aquél movimiento del 15M, con sus acampadas y asambleas multitudinarias, en Madrid y en tantas otras ciudades españolas, pero no han transcurrido ni ocho años. En este tiempo muchas de sus reivindicaciones se han ido apagando. Y, sin embargo, algunas eran muy acertadas y merecían que se mantuvieran bien vivas, porque aludían a problemas que se han convertido en auténticos cánceres de la democracia.

De estos, uno de los más importantes es la falta de representatividad y transparencia de los partidos. Que, a su vez, es una de las causas de la crisis de confianza hacia la política, y los políticos, que siente gran parte de la ciudadanía y corroe los cimientos del sistema democrático. Se trata de la sensación de que los políticos no representan a sus votantes porque se ocupan mucho más de sus propios intereses que de los de éstos. Por eso, es muy necesario recordar las principales medidas que habría que tomar para tratar de reconducir este problema.

Si hubiera que señalar una sola medida, esta debería ser solucionar la financiación de los partidos. Asunto que, además, como todos sabemos, está en el origen de la corrupción que afecta a las instituciones públicas.

Si hubiera que señalar una sola medida, esta debería ser solucionar la financiación de los partidos

En España, como en los demás países de nuestro entorno, los partidos se financian legalmente por dos vías: las subvenciones públicas y las donaciones privadas. A diferencia de lo que sucede en el resto de Europa, aquí la dependencia de las subvenciones públicas es muy elevada. Casi el 80% de los ingresos de los partidos proviene de esta fuente. Según el Tribunal de Cuentas, en 2015, el conjunto de los partidos ingresó 328 millones de euros (M€), de los que 263 procedieron de los presupuestos públicos y 65 de donaciones privadas (considerando como tales tanto las cuotas de los militantes como las aportaciones de simpatizantes).

En Alemania, Francia e Italia la financiación pública es algo menor que la privada, mientras que en Gran Bretaña y Estados Unidos los partidos, y candidatos, se financian principalmente por donaciones privadas. Las donaciones de las empresas no se admiten en Francia, pero sí en el resto de estos países. Sin embargo, tanto en Alemania, como en Francia y en Gran Bretaña, son claves la transparencia en la contabilidad de los partidos y la supervisión eficaz sobre la misma por parte de un organismo público independiente.

En España, donde la legislación pone trabas a las donaciones de las empresas pero admite las de los ciudadanos particulares hasta un máximo de 100.000 € al año, quizás el cambio principal debería venir por una reducción de la financiación pública, que obligase a los partidos a prestar mucha más atención a sus posibles simpatizantes para obtener los fondos que necesitan.

El Tribunal de Cuentas no será creíble mientras no adquiera plena independencia de los partidos

Lo más importante, sin embargo, es que el Tribunal de Cuentas, como responsable de auditar las cuentas de los partidos, verificar la procedencia de sus donaciones y sancionar sus incumplimientos, sea impecable y contundente en su actuación para ser realmente eficaz y creíble. Y en su credibilidad reside gran parte de la tarea de regeneración y limpieza que sigue pendiente en relación con la financiación de los partidos. Sin embargo, el Tribunal de Cuentas no será creíble mientras no adquiera plena independencia de los partidos y, para ello, es fundamental que los vocales no sean propuestos por ellos, como sucede en la actualidad, sino que lo sean por una comisión técnica tras un proceso de concurso público y abierto.

Otra medida fundamental es que los programas electorales de los partidos fueran evaluados por un organismo independiente antes de concurrir a unas elecciones, tal como propone, entre otros, la Fundación Transforma España y como viene siendo una práctica consolidada en otros países, y en especial en Holanda, donde el Central Planning Bureau (CPB) lleva haciendo esta labor desde 1986. Concretamente, para las elecciones de 2012, el CPB evaluó 2.468 propuestas de los 10 partidos que se presentaban y publicó sus conclusiones en un documento de 454 páginas.

Otra medida fundamental es que los programas electorales de los partidos fueran evaluados por un organismo independiente

En España esta responsabilidad se le podría encomendar a la Airef (Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal), que en su corta historia ha demostrado su rigor técnico y su independencia política. La aplicación de esta medida supondría un avance sustancial en cuanto a la credibilidad y rigor de las propuestas de los partidos.

También habría que plantearse la posibilidad de que las listas de candidatos que presentan los partidos en las elecciones fueran abiertas en lugar de cerradas y bloqueadas como ahora. Medida que debería venir acompañada por otra que promoviera una generalización de los procesos de primarias para configurar las propias listas que después presentasen los partidos a las elecciones. El resultado de todo ello sería disminuir el control que ejercen las cúpulas directivas sobre sus parlamentarios, y por tanto un mayor grado de autonomía y libertad por parte de estos, así como una mayor atención de estos parlamentarios hacia los electores que les han votado.

Lógicamente, ninguna de estas medidas será del agrado de los dirigentes de los partidos y, por tanto, si no hay una presión de la opinión pública es poco probable que se lleven a la práctica. Por eso, es responsabilidad nuestra no dejar que caigan en el olvido y reclamar su aplicación.

4 comentarios

4 Respuestas a “Medidas para mejorar la credibilidad de los partidos”

  1. O'farrill dice:

    Quizás deberíamos empezar por entender qué son y qué representan tales partidos políticos en un sistema de pensamiento único: la socialdemocracia. Aunque constitucionalmente se los reconozca como «expresión del pluralismo político», lo cierto es que la propia C.E. se refiere a un «estado social y democrático….», como excluyendo cualquier otra forma de pensamiento o ideología política. Una más de las contradicciones del texto constitucional que, de esta forma mutila la representación y diversidad ideológica.
    En España no había «partidos» cuando se produce la «Transición». Había pequeños grupos identificados con la democracia cristiana, liberales y cierta izquierda desnortada entre socialistas y comunistas integrados en los sindicatos, sin ningún tipo de actividad política real. Por eso hubo que inventarlos y desarrollarlos.
    Un partido político debería ser el lugar de confluencia de personas que debaten sobre los problemas sociales, buscan soluciones y proponen alternativas. Todo ello desde un debate abierto permanente entre sus bases, militantes y simpatizantes. Es un espacio abierto a la participación de todos donde, poco a poco, se va depurando el pensamiento o el ideario en que se basan.
    En lugar de ello, los partidos están montados artificialmente alrededor de supuestos líderes que, en ocasiones, están colocados por agentes externos que tratan de influir en la política que desarrollen. El caso del PSOE y Suresnes fue paradigmático para entender como el socialismo más puro podía ser «modelado» a conveniencia desde el exterior. Cuando hay apoyos económicos y políticos suficientes se puede montar la estructura necesaria para ello (el caso de UCD no precisó de apoyos externos, sino que se organizó internamente por quienes procedían en gran parte del régimen anterior y deseaban estar en el siguiente). En todos los casos, las cúpulas fueron primero y las bases después. Un sistema perverso en su naturaleza, ya que el partido no recoge propuestas de sus bases, sino que impone la adhesión a sus líderes que otorgan cargos, privilegios y poder. El pluralismo político se reduce al «personalismo» de sus líderes y la representación de la voluntad popular queda restringida a las decisiones de los mismos.
    Estamos por ello ante un sistema falso en el que interviene además la «ingeniería electoral» (el sistema D’Hont) que establece un valor diferente para el voto de los ciudadanos según sea la circunscripción. Si el voto es desigual, es injusto y discriminatorio, pero en ello estamos desde hace décadas.
    Si a todo esto unimos el diferente tratamiento electoral que existe privilegiando a unas opciones frente a otras, la injusticia, la discriminación y el agravio comparativo, vuelven a presidir la teórica «voluntad popular» de la soberanía nacional.
    Por todo ello los «partidos» ya no tienen tras de sí más que a sus redes clientelares y «cipayos», todo ello engrasado convenientemente con dinero público. No hay que ver más que la creciente decepción sobre todo este tipo de organizaciones (sindicatos, asociaciones, fundaciones, etc.)
    Las posibles mejoras que apunta Manuel en su «post» demuestran hasta qué punto la sociedad se mueve por incentivos morales (conciencia) o sólo por incentivos económicos (dinero). Probablemente, si los partidos tuvieran que sustentarse sólo por las aportaciones de sus afiliados (como debía ser), veríamos cómo es su realidad ideológica.
    Por eso, las ideologías tradicionales están siendo sustituidas por otras más transversales y hablar de izquierdas y derechas ya es anacrónico, aunque todavía sirva para manipular electoralmente al personal y fingir la existencia de idearios. Por eso los programas políticos de las formaciones, cada vez se parecen más y no ofrecen otro estímulo que la empatía de cada líder. Por eso estamos asistiendo a la «política-espectáculo» en vez de a la política de verdad. Por eso hay que mantener el enfrentamiento social y los temas «históricos»: para que parezca que existe un componente ideológico o unos principios que, en todo caso, según Groucho Marx, pueden cambiarse a conveniencia.
    Quizás por eso no es suficiente con las mejoras propuestas para los partidos, sino que deberíamos pensar en cómo mejorar todo el sistema político de representación, para que la soberanía nacional resida de verdad en los ciudadanos («el pueblo español») en lugar de estar capturada por partidos que, como se decía en el 15M, «no nos representan» (a pesar de los supuestos cambios lampedusianos de «cambiar algo para que todo siga igual», que nos siguen vendiendo.
    Un saludo.

  2. EB dice:

    Sin duda el financiamiento de los partidos políticos (en general de todas las facciones) que compiten por el poder coercitivo legítimo del estado-nación es un tema esencial para entender qué ha estado ocurriendo con la credibilidad de políticos y gobernantes. Pero no debe concluirse que los financistas controlan a políticos y gobernantes. Mi conclusión es la opuesta: políticos y gobernantes venden acceso al poder —los políticos que hoy no gobiernan venden promesas de acceso, los gobernantes venden acceso inmediato de varias maneras. Cualquiera dedicado a ganarse la vida honradamente pronto se da cuenta en qué medida sus ganancias futuras dependen de los políticos y los gobernantes —a veces mucho, otras veces poco, pero siempre por lo menos un poquito— y entonces su problema es con cuánta anticipación compra protección contra amenazas a su fuente de ganancias o favores para desarrollar y asegurar fuentes de ganancias (lo segundo es lo que se conoce como “rent seeking”).

  3. pasmao dice:

    Don Manuel

    ¿Realmente quieren mejorar su credibilidad los partidos, si es a costa del que manda, hace y deshace, pierda poder?

    ¿Es la «credibilidad» algo que ellos (los partidos) consideran necesario, o es simplemente cosmética?

    Me ahorro las respuestas.

    Usted comenta la necesidad de que se financien mas por su militancia, tereceros y menos desde recursos públicos. Y estoy de acuerdo. Pero primero deberíamos hacernos la pregunta de ¿Por qué necesitan los partidos tamaño presupuestos, sedes, personal adjunto?

    ¿Es necesario semejante gasto, ocurre parecido en otros paises?

    ¿Cual es el presupuesto del partido demócrata o republicano, anualizado, en USA especto la cantidad de votantes y personal que mueven?

    ¿Que pasa en otros paises?

    Porque uno tiene la sensación de que con la 1/2 de la 1/2, aquí bastaba. Claro está que muchos cuñaos deberían de dejar el chollo y eso no mola.

    Otro asunto es el de los militantes. El PP presumía de poco mas o menos que de 800.000 – 900.000 y luego resultó que no tenía poco mas de 60.000. Esa diferencia en número, multiplicada por una cuota modesta, pongamos 60 €/año nos da 60 x 740.000 = 44.400.000 € en el caso mas bajo que se habrían dejado de ingresar cada año. Que multiplicada por los últimos 5 años nos da 222 Millones de €.

    La pregunta, que no he visto en ningún medio, es que si el PP estaba (y está) dimensionado en su estructura para en teoría depender de esos 800-900 mil militantes y sus cuotas y en la práctica no se ingresan, ¿de donde sale la pasta? y es mucha pasta, como he contabilizado en el párrafo anterior.

    Sería posible que el PP hubiera adelgazado su estructura, pero francamente no me creo que lo haya hecho en esa proporción, en la de bajar desde 800 a 60 mil militantes.

    Lo que nos deja la alternativa de que los ingresos via subvención y donaciones de particulares fuera mucho mayor que esos 44,4 millones € año. Supongamos 150, ergo si antes eran 150+44,4 = casi 200 y ahora son 150 su «presupuesto» sólo se ha reducido en un 25%.

    Francamente no lo sé. Pero desde luego da para darle muchas vueltas a la pelota.

    Porque pareja circunstancia debe ocurrir con el PSOE.

    Me da que los partidos se basan en tener una cierta militancia que les impulse en sus inicios, y para eso necesitan cierta credibilidad ante ellos, y lograda cierta masa crítica, que les permite vivir del presupuesto, y dejan de necesitar a esa militancia, ergo la credibilidad se convierte mas en un handicap que en activo.

    Obviamente existe también la financiación en B.

    Y que les voy a contar al respecto.

    Un cordial saludo

  4. Manu Oquendo dice:

    ¿Tienen dueño los partidos?

    Parece que sí y ni somos nosotros ni los personajes que los dirigen.
    ¿Cómo se explica que todos comulguen con la aberración científica y social que constituye la ideología de género? ¿Y la jugadita del diesel?

    ¿Y la falsedad científica del Calentamiento Global rápidamente transformada en la obviedad de Cambio Climático?

    ¿Se dan ustedes cuenta de que todas sus políticas conducen SIEMPRE a menos libertad del ciudadano, más regulación y más sometimiento al Poder?

    Un mínimo ejemplo.

    En mi ayuntamiento, pequeño, ha subido el IBI un 84% en 9 años para los pisos modestos. La renta media ha bajado desde el reventón de la burbuja y eso que nos mienten con los datos del coste de vida.

    El periódico local Subvencionado como todos se descuelga hace unos días con un FAKE NEWS diciendo que en tres años ha bajado el IBI –Ha Subido, concretamente un 5.4% en mis recibos– .
    Y ni un solo partido toca el asunto más allá de generalidades del tipo «Bajaremos los impuestos» que llevan algunos como Vox y PP en sus programas.
    Pero cuando los vecinos ante la campaña municipal que se avecina les sugieren que digan algo sobre este Expolio, se callan y argumentan en contra echando la culpa de la subida al cambio de los datos catastrales.

    Esto no va porque no puede ir sistémicamente.

    Los partidos son empresas cuya principal obligación son ellos mismos; además tienen dueños desconocidos que llaman a capítulo discretamente a los presidentes de gobierno y, por si fuera poco, no son tan caros si se trata de comprar a sus cúpulas.

    ¿Han visto a Seopan diciendo a Carmena que nos ponga peajes para entrar en Madrid y Barcelona y que los cobren también en todas las autovías?

    La «Regeneración» es una etapa mental del ciudadano impotente. En cuanto explora a fondo cae en la cuenta de que no basta. No se pueden regenerar los sistemas que han nacido como instrumentos de un Modelo de Poder. Lo explica muy bien O’Farrill en su sabio post.

    Mis amigos más listos comienzan a salir discretamente porque arreglar esto va a necesitar un pollo importante. Eso dicen.

    Saludos

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