¿Nos interesa que África salga de la pobreza?

En 1885, tras la conferencia de Berlín, en la que se fijaron las reglas del reparto colonial del continente africano, Europa –sin Rusia– tenía alrededor de 275 millones de habitantes y África, seis veces y media mayor en tamaño, unos 100 millones.

De los 3.634 millones de personas que se añadirán a la población mundial hasta el final de siglo, casi el 90% (3.211 millones) nacerá en el continente africano.

Desde entonces, la población africana ha crecido vertiginosamente: si en 1930 ya alcanzaba los 150 millones, en 1960 eran 300, en 1990 ascendía a 600 y en 2017 llegaba a 1256. Y, de cara al futuro, las previsiones son aún más impresionantes: según la ONU en el año 2.050 África habrá duplicado su población con 2.527 millones de habitantes y, al terminar el siglo, casi volverá a duplicarla, alcanzando los 4.467.

En otras palabras, de los 3.634 millones de personas que se añadirán a la población mundial hasta el final de siglo, casi el 90% (3.211 millones) nacerá en el continente africano. Con un matiz, es en este continente donde se concentra la población más joven del planeta: en la actualidad, el 60% de sus habitantes tiene menos de 24 años de edad.

Si en sus países no encuentran formas de vida razonablemente satisfactorias, parte de estos jóvenes las buscarán como sea emigrando a otros lugares. Y, lógicamente, Europa tiene muchas papeletas para ser el destino final

Las cifras son mareantes y no hay que darle muchas vueltas para concluir que, si en sus países no encuentran formas de vida razonablemente satisfactorias, parte de estos jóvenes las buscarán como sea emigrando a otros lugares. Y, lógicamente, Europa tiene muchas papeletas para ser el destino final de muchos de ellos.

Ante esta perspectiva, la Unión Europea apuesta por impedir su llegadablindando las fronteras y comprometiendo a los países intermedios, como Marruecos y otros, para que les cierren el paso. A corto plazo puede que sea la medida más eficaz. Pero, no es razonable confiar en que la estabilidad política de estos países intermedios, y su compromiso con Europa, vaya a aguantar con el paso de los años esa presión migratoria, que presumiblemente será creciente. Ni siquiera la estabilidad de Marruecos puede darse por descontada. Basta recordar los cambios provocados por las llamadas “primaveras árabes” en Túnez y en Libia.

Si Europa quisiera evitar que, en el futuro, se produjese la inmigración de, por ejemplo, un centenar de millones de subsaharianos (un 3-4% de los que nazcan), la estrategia de control de fronteras que está aplicando tendría que ser acompañada por una firme apuesta por el desarrollo de estos países. Un desarrollo que consiga anclar en sus lugares de nacimiento a la población joven.

Si Europa quisiera evitar que, en el futuro, se produjese la inmigración de, por ejemplo, un centenar de millones de subsaharianos (un 3-4% de los que nazcan), la estrategia de control de fronteras que está aplicando tendría que ser acompañada por una firme apuesta por el desarrollo de estos países.

¿Qué han hecho la mayoría de los países ricos para llegar a serlo? Simplificándolo mucho podríamos decir que, en general, pasaron por una primera fase, más o menos larga, en la que se desarrolló la industria nacional a partir de la gente que vivía de la agricultura, o la ganadería, y con un apoyo muy activo de sus gobiernos. Apoyo que incluía subvenciones y protecciones frente a la competencia extranjera. A medida que su industria se fue haciendo más competitiva se fueron abriendo al comercio con el exterior. Posteriormente, en todos los países desarrollados la industria ha ido perdiendo peso en la producción nacional (PIB) en favor del sector servicios.

Llegados a este punto, la pregunta es: ¿podrían los países africanos, y en especial los subsaharianos, copiar esta estrategia y lograr su propio desarrollo, hasta alcanzar cotas satisfactorias para sus ciudadanos? O, aunque no siguieran el mismo proceso que les ha servido a otros, ¿podrían desarrollarse por sí mismos, siguiendo cualquier otra fórmula, hasta llegar a esos resultados?

De hecho, las cifras parecen demostrar que se está produciendo un cierto desarrollo en esta región. Según el Banco Mundialel PIB per cápita del África subsahariana ha pasado de 589,4 $, en el año 2000, a 1.574,8 $ en el 2017. Es decir, casi se ha triplicado. En ese mismo período, el PIB per cápita del mundo ha pasado de 5.490 $ a 10.748,7 $, y el de la Unión Europea de 18.241,9 $ a 33.836,4 $. Es decir, África crece a mayor ritmo que el conjunto mundial, pero al partir de cifras tan bajas, queda por ver si podrá sostener ese ritmo.

La pregunta que hemos de hacernos es si estos países van a ser capaces de (…) crecer tanto, y tan rápido, como para que esos cientos de millones de jóvenes vayan encontrando los empleos que les permitan construir su vida allí

Pero es que con ese ritmo están muy lejos de resolver el problema demográfico. En realidad, la pregunta que hemos de hacernos es si estos países van a ser capaces de generar el tipo de desarrollo que les permita alcanzar las cotas que su crecimiento demográfico requiere y, sobre todo, hacerlo al ritmo adecuado. Es decir, si van a ser capaces de crecer tanto, y tan rápido, como para que esos cientos de millones de jóvenes vayan encontrando los empleos que les permitan construir su vida allí, según se vayan haciendo adultos. Quizás, el único precedente sería China, pero las diferencias políticas, culturales y de todo tipo, lo hacen inaplicable.

Así pues, si Europa quiere evitar el riesgo de que África por sí sola fracase ante semejante desafío, tendrá que implicarse activamente para asegurarse de que lo logra. Pero, ¿cómo hacerlo? Esta es la pregunta del millón porque llegar en el razonamiento hasta este punto era fácil. Lo difícil es encontrar una respuesta.

La UE, junto con sus Estados miembros, son los mayores donantes de ayuda oficial al desarrollo. En 2013 donaron 56.500 M€, el 52% de toda la ayuda mundial. Sin embargo, a finales del 2018 la UE, no satisfecha con los resultados, cambió el enfoque de su ayuda, implicando más a las empresas, europeas y africanas. El objetivo declarado, con este cambio, es que se creen hasta 10 millones de empleos en África en los próximos 5 años. Muchos en cifras absolutas, pero muy pocos para su crecimiento demográfico. Así pues, habría que encontrar otra fórmula.

Si la UE, junto con los gobiernos europeos y las empresas privadas, decidiesen echar toda la carne en el asador, con inversiones a gran escala, transferencias de conocimientos y tecnología, envío de técnicos propios, formación de los de allí, etc., el proceso de desarrollo podría ser más rápido. Sería un esfuerzo descomunal, que dejaría en pañales el famoso Plan Marshall que aplicó EE.UU. en Europa para levantar su economía tras la Segunda Guerra Mundial.

no podríamos hablar de un elevado nivel de desarrollo hasta que no empezasen a proliferar las empresas africanas competitivas y capaces de exportar al resto del mundo.

Solo en la agricultura y la ganadería se podría avanzar mucho, si se tiene en cuenta que, por ejemplo, el 60% de las tierras cultivables del mundo que están aún por explotar se localizan en el continente africano, que la región subsahariana produce menos de una tonelada de cereales por hectárea (9 en Francia), medio litro de leche por vaca y día (25 en Francia), tienen 10 tractores por cada 1000 agricultores (900 en Francia) y en 2015 la energía eléctrica producida en África era igual que la producida en España. Sin embargo, no podríamos hablar de un elevado nivel de desarrollo hasta que no empezasen a proliferar las empresas africanas competitivas y capaces de exportar al resto del mundo.

Ahora bien, a medida que se fuera acercando este punto, se plantearía un serio dilema para los gobiernos y empresas europeas: ¿estarían dispuestos a seguir ayudando al crecimiento de un tejido empresarial africano que amenazase con quitarles cuota en el mercado internacional? ¿Sería posible que ambas partes ganasen, de manera que lo que las empresas europeas perdieran en los mercados internacionales lo ganasen en los mercados africanos?

se plantearía un serio dilema para los gobiernos y empresas europeas: ¿estarían dispuestos a seguir ayudando al crecimiento de un tejido empresarial africano que amenazase con quitarles cuota en el mercado internacional?

Dejando aparte el problema de que los gobiernos africanos tendrían que ser capaces de hacer bien su papel (cosa que hoy por hoy plantea enormes dudas) ya que de lo contrario todo esto sería inviable, para el modelo económico de Europa y del resto del mundo sería un enorme riesgo: si el desarrollo de China se ha traducido en una seria amenaza comercial (y de otros tipos) para occidente, el de África ¿sería inocuo para nuestro bienestar?

Al final, lo que subyace con el problema de África es si, con el modelo económico que tenemos, se puede aspirar a que todos los países del mundo se desarrollen o eso acabaría siendo una amenaza para lo que entendemos como bienestar de los países ricos.

En cualquier caso, la “bomba demográfica” del continente africano nos obliga a decidir.

3 comentarios

3 Respuestas a “¿Nos interesa que África salga de la pobreza?”

  1. O'farrill dice:

    El artículo es enormemente interesante, pero entra un avispero donde los intereses no son precisamente mejorar las condiciones de los africanos, sino utilizarlos como mano de obra barata (de ahí la inmigración escondida tras el trampantojo humanitario).
    El «nos» que contiene el título ya es una cuestión espinosa. ¿A quienes nos referimos con eso «nos»? Desde luego no a los ciudadanos cada vez más obligados a aceptar decisiones políticas aberrantes. No sólo de este gobierno, sino de eso que llamamos UE con una presidenta a su cabeza que está inmersa en esas estupideces del «planeta verde» (un banco me decía que ya había vendido 2.800 millones de euros en «bonos verdes») que es la moda del momento.
    Africa no se puede tratar como una cuestión homogénea y menos desde las perspectivas occidentales. En Africa conviven todo tipo de gentes, de etnias, de religiones, de culturas, de creencias, de formas de vida….. salvo claro está, la gente de las ciudades que tienen muy claro lo que les interesa: el dinero.
    No digamos sus gobernantes cuyos capitales se han hecho a base de las «ayudas» recibidas, de las concesiones de explotación de recursos (tan necesarios para sus gentes), del tráfico ilegal de armas y drogas y, parece que últimamente, con el tráfico de personas para su explotación (poco ha cambiado desde la venta de esclavos).
    En el título se cuela otro término ajeno a lo humanitario: «interesa» (la pregunta sigue siendo la misma: ¿a quienes? y la respuesta es parecida). En todo caso a quienes les interesa mantener la pobreza y la sumisión de los africanos, no es a los ciudadanos normales, sino a gobiernos (geopolítica y geoestrategia), fundaciones multimillonarias dedicadas a poner y quitar gobiernos, grandes corporaciones de explotación de recursos a bajo precio, y ahora a ese globalismo «verde» que impide a base de tratados que -como se indica en el artículo- los países puedan desarrollarse por sí mismos. ¡Qué malo es el CO2! (menos el que se traga con las mascarillas).
    Conozco algo Africa. No sólo en sus ciudades (donde la delincuencia occidental ha permeabilizado a su juventud), sino en sus aldeas, sus campos de cultivo, sus costumbres y tradiciones (donde no emigran porque no se sienten «pobres» ya que tienen para cubrir sus necesidades reales, no las artificiales). Nuestra presunción occidental (que hemos heredado del fundamentalismo USA) de que vivir bien consiste en levantarse a las cinco de la mañana, no desayunar siquiera por falta de recursos, acudir a un trabajo embrutecedor (limpiezas por ejemplo) en condiciones precarias laborales, hacer jornadas de diez o doce horas bajo presión de la cuenta de resultados y, en el mejor de los casos llevarte a fin de mes 800 euros y recibir adoctrinamiento mediático televisivo hasta caer rendidos de sueño (la realidad de muchos millones de personas en el mundo occidental), choca con las costumbres de unas gentes que tienen otra filosofía muy diferente de lo que significa vivir.
    Africa se dividió interesadamente en estados (fallidos en muchos casos y en otros dependientes de las antiguas colonias o de los nuevos dineros) y ha servido además de «campo de pruebas» para el mundo occidental y para la explotaciòn emocional mediática por parte de lo que se llama «economía social» (salvo excepciones). Por eso NO INTERESA mostrar a los africanos que ríen, bailan, cocinan, comen, duermen y se reproducen sin plantearse se «estorban» a Occidente. Por eso NO INTERESA ayudarlos en sus formas de vida, sino imponerles las nuestras. Por eso NO INTERESA sus formas de organizarse como sociedades, de mantener sus creencias y ritos, de sentir diferente….. Por eso SI INTERESAN gobiernos-títeres al servicio de quien pueda llenar sus bolsillos a costa de malvender riquezas y recursos…. Por eso SI INTERESAN las mafias oficiales que facilitan los desplazamientos de futuros sirvientes del capitalismo mundial…
    En fin, un gran tema que precisaría un conocimiento exhaustivo más allá de datos fríos y proyecciones falsas oficiales.
    Un saludo.

  2. Manu Oquendo dice:

    O’Farrill y un servidor tenemos un amigo que lleva muchos años desarrollando sus negocios en muchos países de este continente. Le he pasado un enlace del artículo por si quiere comentar dado que conoce el entorno bastante mejor que un servidor.

    En cierta ocasión nos invitó a una intervención de varios políticos y altos cargos de algunos de esos países (Angola, Burkina Faso, Benín, etc.) y tras el acto tuvimos un cóctel y charlamos con ellos.

    El denominador común de su experiencia con la UE era bastante negativo y la propuesta que hacían a España, en sus ponencias, venía a decir que en vez de ayudas de financiación de proyectos en los que el ganador siempre era la UE –que también lo ejecutaba– no estaría de más que alguien en Europa tuviese la iniciativa de que, al menos, ganasen ambas partes. Win-win, decían con cierta ironía.

    Esto no va a producirse por varias razones. En primer lugar, el horizonte de la UE es de rápido empobrecimiento y cada vez menos peso global. Ya lo estamos viviendo. En segundo lugar, la estrategia del socorrido Cambio Climático es vista por muchísimos países del mundo como lo que realmente es: un intento de, a través de la «descarbonización», imponer barreras sustitutivas de las arancelarias dirigiendo como durante la época colonial la «División Internacional del Trabajo».

    Hace ya años que China dijo (en Copenhague) que ni soñáramos con ello pero ahí tenemos a Úrsula van der Leyen que no se ha enterado diciendo en primera página (La Vanguardia, 14 de Julio pasado») que «El que produzca CO2 va a tener que pagarlo». Y lo dice tan tranquila unos días después de que uno de los principales climatólogos europeos. Pascal Richet, dijera en Expansión que no solo no hay ninguna relación significativa entre CO2 y temperatura terrestre sino que la relación es al revés de lo que proclaman los políticos del IPPC y la UE. Sube primero la temperatura y luego el CO2.

    Es decir, menudo tinglado que han montado para que los países africanos no puedan nunca tener una industria razonable e independiente. De esta forma impedimos su desarrollo y solo les queda la opción colonial de ser proveedores de materias primas y compradores de productos ajenos.

    Esta batalla ya la ha ganado China. Se lo pusimos a huevo. Por tener tanto político miope e incompetente.

  3. pasmao dice:

    Buenas tardes Don Manuel

    Excelente artículo y comentarios, lo mismo que tantos otros que veo escritos en la página y que es una pena que no vea mas comentados. Porque lo merecen.

    Son temas complejos y donde se pueden caer en ideas «contradictorias» dentro de un mismo comentario, así que le ruego que sea clemente conmigo si observa contradicciones en mi post.

    Lo primero sería reseñar hasta que punto es Europa alguien con entidad suficiente para significar (ahora mismo) algo positivo que les pudiera ayudar a poner remedio a sus excesos.

    Lo digo porque Europa, y el universo occidental (USA…), en general, ha decidido suicidarse. Se nos salen por las costuras de nuestras hechuras las ganas de irnos al guano. Nos odiamos a nosotros mismos y a las tradiciones que hicieron de nosotros una cultura a imitar (la que ellos si aprecian) y somos un pueblo donde el odio a la vida y las loas a lo inmoral están a la orden del día.

    En esta situación, que ellos saben, nada de lo que les aconsejemos, digamos, paguemos, liberalizamos.. va a conseguir nada. Aceptaran nuestras limosnas y si nos quieren invadir nos invadirán.. pero sin ni siquiera la esperanza de que van a un sitio mejor si no a un continente ya amortizado del que poco se puede esperar.

    La Europa del aborto, eutanasia, que odia a sus mayores, que educa a sus escasos hijos en la inmoralidad, y donde las mujeres no quieren ser madres etc.. no les dice nada.

    Acabamos de verlo en Afganistán. Los talibanes se han tomado aquello en 10 minutos. Y lo han hecho porque quienes tenían que defender lo que ha costado 20 años de sangre y un pastizal que habría dado para poner varios buenos ferrocarriles desde el Cabo hasta Túnez, no somos dignos de su respeto.

    Lo saben en África, en Asia oriental, en India… lo saben en todo el mundo.

    Y respecto África per se Y España en particular simplemente aclarar cuatro cosas, por si alguien nos lee por ahí:

    Tenemos el Estrecho de Gibraltar que nos separa de allí, Ceuta y Melilla y las Canarias… y tuvimos el Sahara español, Guinea Ecuatorial, lo de Ifni, Chafarinas.. el Rift .. y cuatro cosas mas. Y ahí se acaba nuestra aventura africana.

    España NO TIENE NINGUNA RESPONSABILIDAD HISTÓRICA EN LO QUE PASA EN ÁFRICA. Siento ponerlo en mayúsculas. No es que está gritando. Es que quiero remarcarlo.

    Las responsabilidades españolas allí acabaron con el Tratado de Tordesillas, hace mas de 5 siglos.

    Desde entonces, además de las potencias musulmanas de entonces allí, con su influencia tradicional en el tráfico de esclavos interior (para con los países occidentales) y exterior hacia el resto del Islam), el resto es responsabilidad de portugueses (Tordesillas), franceses, ingleses, italianos, holandeses, alemanes… pero españoles.. lo cierto es que allí hemos mandado muy poco.

    A lo sumo durante el XIX cuando la esclavitud (en occidente) daba sus últimas bocanadas algunos compatriotas (entonces si lo eran) de nuestro corner noreste y la otra zona norte (lo documentó muy bien Pío Baroja) si aprovecharon para hacer dinero de manera poco honorable. Poco en comparación con un tal Leopoldo, y otros parejos, en la misma época, por cierto.

    Ahora, y debido a nuestra «integración» en Europa, se nos quiere incluir en el club de países que se deben de dar golpes de pecho y humillarse por los daños ocasionados a los africanos … cuando nuestra cuota alícuota debería de ser cero patatero.

    Por cierto, no estaría de mas comentar acerca de dos cosas:

    – La France Afrique. Que existe y es quien provee de rentas/recursos a esa Francia que luego da lecciones de estado que si sabe gestionar lo «suyo», entre los «suyos». ¿Que sería de ese estado de bienestar francés sin los recursos que expolia de África? Tema tabú que nadie se atreve a citar…

    – Que cuando después de la descolonización … llegaron ahí los gobiernos filosoviéticos fue cuando en muchos de esos pueblos se disfrutó de mas «libertad». Bien las mujeres, bien las diferentes otras religiones.. judíos incluidos. Y que fue caer el muro y perder esa influencia para ser sustituidos por gobiernos donde el peso del salafismo whabí pro pesaba mucho.. para que todo «eso» se fuera a la basura.

    ¿Por qué llegó el salafismo whabismo ahí? de la mano de los dineros de las monarquías del golfo y hasta que punto lo que han dejado y siguen dejando ha contribuido a que los africanos sean mas pobres y con menos capacidad para desarrollarse por si mismos es algo que en ciertos departamentos de Estado … podrían explicarnos muy bien.

    Por lo demás. No creo que un desarrollo futuro África por que les dejemos desarrollarse o el de China actual nos hayan hecho daño a Europa porque hayan parasitado de nuestro I+D+i y Know How… Sinceramente no lo creo.

    Lo que nos ha hecho daño, está haciendo, y continuará haciéndolo es esa pulsión suicida que tenemos. Esas ganas de hacernos daño. África o China podrían ser buenos socios si nosotros supiéramos a donde vamos (siendo ese «donde» un sitio diferente de nuestra decadencia cultural y moral).

    Un cordial saludo,

    PS no se si me habrá sabido explicar y disculpe la extensión.

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