Tomo prestado el título de la obra del dramaturgo Arthur Miller, para intentar hacer una aproximación al “panorama” que se vislumbra en un mes de agosto, con los termómetros a punto de explotar, Madrid abierta en canal y sin que los llamados “responsables” públicos parezcan haberse dado cuenta de la situación potencialmente explosiva en que quedamos, de cara al comienzo de temporada, mientras todo el mundo está “desaparecido”.
En primer lugar están las promesas realizadas y los compromisos asumidos por el actual presidente del gobierno para “levantar” a Rajoy de “la Moncloa” y ocupar su puesto, que fueron la justificación para esa confluencia entre la alta burguesía vasca y catalana, revestidas de nacionalismo, y quienes aún se creen la “izquierda de la izquierda” antiburguesa y anticapitalista, convertidos en “casta”, con sus privilegios y altas retribuciones (en el Ayuntamiento de Madrid los sueldos de sus cargos han sobrepasado ya hace mucho los del consistorio anterior) que los convierten en burgueses del montón.
Una de las promesas fue la convocatoria de elecciones inmediatas para legitimar a un nuevo gobierno. Esto ponía en un brete a los “socios” que esperaban recibir el pago por los servicios prestados. Unos en forma de respaldo político y ayuda económica, otros en forma de cargos donde colocar a los suyos, necesitaban del mantenimiento de quien había prometido las golosinas: el PSOE. Por eso y por “mucho más” (diría Julio Iglesias), como la egolatría personal y el totalitarismo del Decreto-Ley, se agotará la legislatura.
Otras de las promesas fueron la inmediata eliminación de la llamada “ley mordaza”, que restringía las libertades y derechos fundamentales de las personas, la derogación de la reforma laboral y la inmediata publicación de las listas de la “amnistía fiscal”. La sociedad responde aplaudiendo con loco entusiasmo. Se recuperan libertades, se eliminan injusticias laborales y sociales y se satisface el “morbo” de saber quiénes están en esas listas, pero… tras las debidas consultas, se corre un tupido velo sobre tales promesas y, en el más puro estilo Rajoy, se dice que se irán estudiando. Ahora todo consiste en ganar tiempo y mantener la situación para la “estabilidad” del país. Los “socios” lo comprenderán y aceptarán sumisos lo que venga, a cambio de seguir en las poltronas respectivas.
Entonces, para entretener al personal, se hace una nueva promesa: exhumar los restos de Franco en el Valle de los Caídos, pero sin saber por qué ni para qué (más allá de echar carnaza mediática para olvidar las promesas no cumplidas y mantener el enfrentamiento social y político en España). Pues bien, resulta que nuestro ordenamiento jurídico (que todo el mundo debe respetar) no deja fácil las cosas. Es más, tipifica desde el Código Penal las acciones de este tipo ajenas a la voluntad familiar y, cómo es lógico, ésta es contraria a dicha exhumación. Surge entonces el despotismo del autócrata que va implícito en el gobernante: se cambia la ley. Un simple decreto ley amparará la decisión, pero… las leyes sólo las puede cambiar el Parlamento y eso supone un trámite mayor. Las asesorías jurídicas del gobierno echan humo buscando la fórmula…. La cuestión final es que, en el más puro estilo Rajoy de nuevo, hay que estudiar el tema bien para hacerlo con garantías. Se sigue ganando tiempo que viene bien para todos los “asociados”.
Está también el “diálogo” con Cataluña y su correspondiente circo de tres pistas, en el que sólo circula la manida frase: “hay que sentarse” (como una metáfora de que no corre prisa). Ni a los teóricos representantes del gobierno catalán, ni a sus socios, ni al Estado Español. Reuniones y más reuniones con cargo a los presupuestos públicos pero, eso sí, cobrando las “dietas” correspondientes. Un reparto de papeles en el que todos salen ganando. Desde los huidos de la justicia con ese gobierno en la sombra llamado “Crida”, hasta los que se han apoltronado en cargos y supuestas responsabilidades. Todos verán sus nóminas crecer a costa del sufrido contribuyente, que no entiende nada. Todo es un puro juego donde, cada una de las partes intentará engañar al otro. Ya lo intentó en su día Rajoy a través de su vicepresidenta, hoy lo intenta Sánchez a través de su ministra para las CC.AA. Más “rajoyismo” (esperar a que escampe) en el que se proclama “gobierno del cambio”.
La Hacienda Pública, las pensiones y el sistema tributario, han sido otras más de las promesas de “en cuanto lleguemos al gobierno”. No hace mucho, unas decenas de catedráticos y académicos especialistas en el tema denunciaban en la “declaración de Granada” todo el sistema fiscal existente. Y es que, de donde no hay no se puede sacar, salvo a expensas de llegar a matar a la gallina de los huevos de oro. El sistema público está sobredimensionado y su coste real y efectivo podría reajustarse, pero… ello supondría sabiduría, valentía y cirugía de hierro en quien debe hacerlo. No, no está ni se lo espera en un sistema clientelar que sigue alimentando al monstruo generado ¡como no! por el gobierno del Sr. Rajoy y su ilustre ministro de Hacienda y se anuncia más gasto público en personal y para las CC.AA. Nada pues para reponer la caja de pensiones y corregir el gasto público, sino aumento del techo de gasto y más deuda pública. El fantasma de Rajoy parece seguir en la presidencia del nuevo gobierno.
Queda el problema sangrante de la inmigración y su efecto social. En su día dijo Zapatero que en España caben cientos de miles de inmigrantes, pero eso sí, no dijo ni cómo, ni en qué condiciones de vida. También en su día, los antiguos colonizadores importaban mano de obra barata para trabajar en la metrópoli. Entonces se le llamaba “esclavitud” y los trabajadores trabajaban (los que podían) en condiciones y jornadas infrahumanas (hoy, 600 euros al mes) porque, al haber mucha oferta, los “amos” pueden exigir lo que más les convenga. Aquí el gobierno monta el número del “Aquarius”, pero no se da cuenta (¿o sí?) de que está actuando como en los viejos tiempos, haciéndole el juego al capital. Y sus socios “anticapitalistas” calladitos. En todo caso, en la mejor línea “rajoyana” se deriva la cuestión a esa Europa indefinida que empieza ya a pagar para que se queden en España.
Quedan muchas más cuestiones que han provocado expectativas lógicas en lo que se suponía “el gobierno del cambio”, pero hasta el momento sólo hemos visto “gestos rajoyanos” del “ya me gustaría hacer esto, pero no me dejan…” No sabemos si el cambio se limita a la portada del libro, porque el texto sigue siendo el mismo que el de la etapa anterior. Más de lo mismo, pero con distintos personajes.
Por circunstancias he tenido la oportunidad de conocer un poco más a fondo el funcionamiento institucional sociosanitario.
Poniendo como salvedad las diferencias que caracterizan el campo de trabajo de cada tipo de organismo público, entiendo que hay puntos altamente significativos en su funcionamiento.
Me refiero, en concreto, a que, por mi experiencia, las instituciones que forman parte de nuestro Estado de Bienestar, consiguen muchas veces sus objetivos de llegar y beneficiar a la mayor parte posible de la población más necesitada, a “pesar de las mismas instituciones”.
Protocolos, recopilación exhaustiva e interminable de datos (¿dónde la famosa Ley de Protección de los mismos?), que en ocasiones, pueden provocar, en el que es obligado a recogerlos y plasmarlos, una sensación tremenda de bochorno por el carácter tan íntimo que suponen.
Ahora, para más complicación y alarde inaudito de una falta escandalosa de conocimiento y cultura, se intenta imponer el denominado “lenguaje inclusivo” en las administraciones públicas, algo que trabará y ralentizará tanto el trabajo burocrático, así como las vías naturales del desarrollo del lenguaje, a las que bloquearán y trabarán en un empoderamiento insólito de la ignorancia, esa de la que se enorgullecen tanto nuestros políticos.
Y es que a veces todo funciona a pesar de las grandes dificultades ideológicas impuestas por los gestores que elegimos, gracias a que existen personas que se empeñan en dar lo mejor de sí mismos, aunque suponga emplear a fondo su inteligencia para, finalmente “dar al César lo que es del César, y (lo más importante), a Dios lo que es de Dios).
En el siglo XVI, la Inquisición española hubo de emplearse a fondo, y desplegar un intenso argumentario teológico, para poder demostrar algo que no existía.
Una secta, la de los Alumbrados.
Y no existía porque, quizás en realidad todo fue mucho más sencillo y grandioso a la vez.
Tal fue la importancia que tuvieron sus protagonistas, como para gracias a ese movimiento (que no secta, ni siquiera herético para el tiempo en que se desarrolló) fuera posible el Siglo de Oro en España.
Lo que sí parece que hubo fue la voluntad de mucha gente instruida, o con posibilidades de serlo, que decidió poner también lo mejor de ellos mismos y sus posibilidades a disposición del estudio, de su experiencia y que lo trabajado en ello fuera accesible a las gentes.
De todo aquello surgió Literatura, Arte, Arquitectura, Filosofía, Renovación del pensamiento religioso…se abrieron caminos a que pudiesen ser recorrido también por la mayor parte posible de la población.
Tengo la impresión de que se sentaron bases como para nutrir de ideas y valores nuevos a varias generaciones
Todavía ese trabajo y sus logros, están esperando a ser descubiertos y aplicados.
Parece que nuestros dirigentes, esos mismos que nosotros decidimos que lo sean, empoderan la mediocridad.
Un sistema social que se regodea en la incultura y la limitación ideológica, es caduco por definición.
Pero no queremos mirar de frente el horizonte….solo el espectáculo de un parlamento inmerso en el juego inútil (ya ni siquiera sucio….no existe ni el nivel suficiente como para poder describirlo como tal) del ataque sobre “másteres y tesis”, que eso sí, está poniendo de manifiesto el débil potencial intelectual y cultural de nuestros políticos, parece enviarnos señales claras de que una revolución importante en nuestras actitudes y expectativas como ciudadanos será necesaria…y sí hay donde mirar, dónde buscar, pero hay que querer hacerlo.
Mientras, trabajos de gentes que en su tiempo dejaron legados preciosos, quedan bajo manto inicuo de la mediocridad ideológica y doctrinaria, y las instituciones, o la parte de ellas que terminan cumpliendo su función social, lo hacen gracias, también, a los que se dejan la piel en ello y utilizan su inteligencia para vencer y sortear todas las trabas y dificultades que ese Estado del Bienestar les impone, en el cumplimiento de su trabajo.
Mi querido Sr. Laguna:
En primer lugar un ruego: No se deje usted embaucar por los titulares de la prensa traidora al lector.
Este verano los termómetros en Madrid no han pasado de 40ºC tal y como corresponde al mínimo de Dalton en el cual nos encontramos. En Torrelodones no ha subido de 36ºC a pasar del Coro de la Patata del Cambio Climático.
De hecho desde principios de esta década estamos en un suave ciclo tendencial de refresco, motivo por el cual los Profetas del Apocalipsis Climático-Antropogénico cambiaron su slogan de «Calentamiento Global» a Cambio Climático».
En segundo lugar una precisión sobre los flujos migratorios.
No solo es que Zapatero trajese hasta cinco millones de emigrantes desde los 1.7 millones que trajo Aznar sino que Miguel Sebastián (luego ministro de Zapatero) cuando compitió con Gallardón por la Alcaldía de Madrid soltó aquel titular que figura en Hemerotecas: AQUÍ CABEMOS 66 MILLONES. Año 2007.
El resto de su artículo es, en mi opinión, impecable y muy educado con los responsables que tan acertadamente critica.
Tan educado que quizás se nos pasa por alto el nivel de bajeza moral (o ausencia de cualquier norma moral o ética) de quien hoy gobierna. Los precedentes fueron a su vez criticables pero ni de lejos a este nivel de postración intelectual y moral.
Me gustaría por tanto abordar de forma genérica los tremendos efectos sociales de la inmoralidad o amoralidad pública.
El principal es, en opinión razonada del tratadista Guglielmo Ferrero, la PERDIDA de LEGITIMIDAD OTORGADA. Grave cuestión que solo aparece a escala masiva como la actual en situaciones de fin de época.
Lo explica en un libro de 1942… «Poder, los genios invisibles de la ciudad» publicado no hace mucho en España por Tecnos y con un gran prólogo del profesor Eloy García. Un libro de aquellos que el sistema de Poder preferiría que no existiese y, de hacerlo, que circule poco.
Sobre el comportamiento moral y los estándares sociales quisiera hacer una reflexión general que nos afecta a todos nosotros. No solo a quienes gobiernan.
En efecto.
Desde Kant el Sistema cultural ha tratado de Cargarse cualquier norma Moral exógena al Poder. Es decir, cualquier regla moral no consagrada o promulgada por éste. El anticlericalismo (el laicismo militante europeo, a fuer de masón, solo es anticristiano) es una variante de este esfuerzo porque el Cristianismo ofrecía valores y actitudes morales que son un límite inaceptable al Poder.
Este esfuerzo sistemático de “Gestión” Cultural está detrás de corrientes Reduccionistas para tratar de eliminar en lo posible la Introspección y la reflexión moral autónoma.
Creo que una de sus últimas víctimas ha sido Maslow reemplazado en parte, en ámbitos académicos materialistas, en la última parte del siglo XX, por Kohlberg y sucesores. Son los promotores de una antropología moral menos idealizada y mucho más “conveniente” al Poder porque garantiza que la moral es y será “gestionable”.
Y cómo lo resume Kolhberg al que quizás deberíamos dedicar un tiempo porque lo que dice, a fuer de tremendo, no tiene desperdicio.
Lo resume con tres Niveles de Comportamiento Moral: A saber…Preconvencional, Convencional y Postconvencional.
La gran mayoría de la sociedad occidental se mueve hoy en las dos primeras.
A su vez cada uno de los niveles anteriores tiene dos subniveles.
Preconvencional: 1. Premio y Castigo. 2. Instrumental.
Es decir la moralidad viene definida por sus recompensas. Muy resumidamente “es bueno si me beneficia o me evita el castigo”.
Convencional. 1. Norma del Grupo más próximo. 2. Expectativas Sociales.
Es decir, conformidad al grupo cercano y a lo políticamente correcto aceptado por pares y masa.
Post-Convencional . 1. Contrato Social- Contractualismo (Es muy curioso ver que John Rawls fue su coetáneo en Harvard) 2. Principio Moral Universal (Más análogo al Imperativo universal Kantiano)
El caso es que hoy, para encontrar “ejemplos” del último de los seis subtipos, hay que irse a Personajes del tipo Luther King o Gandhi. El resto, es decir, el 99.9% sigue lo que se le dicta de una u otra forma desde el Poder..
De hecho, en una de las épocas de mayor inmoralidad pública que podemos recordar ¿Dónde están esas voces incluyendo la voz de las diferentes Religiones comenzando por la nuestra que está asombrosamente callada?
Es fácil ver que la sociedad desde la perspectiva moral ya está en manos de la estructura de Poder que gobierna y dicta valores morales desde la legislación penal.
Y, pregunto, ¿Dónde están los grandes profesores de Filosofía y dónde nuestros Grandes moralistas como Adam Smith’s?
Saludos
Extraordinario post Manu
Se me ocurren muchas reflexiones.
Una y cómo cristiano, y además católico, es la incertudmbre que me domina sobre a que «diablos», y perdone la expresión, juega la Iglesia, o las Iglesias (si nos atenemos a los cristianos en general) ahora.
Dice usted «El anticlericalismo (el laicismo militante europeo, a fuer de masón, solo es anticristiano) es una variante de este esfuerzo porque el Cristianismo ofrecía valores y actitudes morales que son un límite inaceptable al Poder.»
Y yo me pregunto hasta que punto la Iglesia ahora, en su vertiente de Poder temporal, ha aceptado ese laicismo militante europeo, a fuer de masón,… y se ha olvidado de todo lo demás. Entrando en unos roles de Poder que deberían de ser anatemas. Sólo con el espectáculo que nos están ofreciendo en Cataluña, incluso en el caso de que uno fuera independentista (que no lo soy), es cómo hacérselo mirar. Y como ese caso cientos..
Está clara la intención desde el Poder es animalizarnos, de despojarnos de nuestra CONCIENCIA. Después los Kohlberg de turno (no sabía ni que existía ese señor, ignorante que es uno, voy a intentar leer alo de él cuando tenga un hueco) nos la venderán embotellada, del sabor que queramos y perfectamente envuelta rematada por un lazo rosa. Y luego nos haremos sefies con nuestra conciencia, que coLgaremos en Instagram para ver cuantos likes nos dan.
Supongo que si el cristianismo se impuso durante la decadencia del imperio romano es porque esa degradación de la conciencia, previa, que devino en degradación del Imperio hizo que las personas de entonces buscaran una respuesta individual que el Poder imperial no les podía dar.
Posteriormente y al ser adoptada cómo religión desde el Poder la cosa se fastidió. Es posible que podamos estar las útimas vueltas de tuerca de ese proceso, aunque por otro lado también es posible que sea la única manera de desprenderse de ese fardo temporal, que desde tanto tiempo atrás nos ha impedido profundizar en nuestros valores cristianos.
no se si me habrá sabido expresar correctamente, son temas complejos,
Un muy cordial saludo
Estimado Manu: muchas gracias por tus aportaciones a mi modesto artículo. Confirman lo que ya sabemos en cuanto al grado de mentira y degradación existente en la vida pública (también en la privada que conste). El motivo de «panorama desde el puente» era reflexionar sobre el supuesto «cambio» que tan bien nos han vendido y siguen vendiéndonos. La moción de censura ha sido aprovechada (nunca mejor el término) para que el PSOE -y más exactamente Pedro Sánchez- esté como «niño con zapatos nuevos», inventando «ocurrencias» que son una mera cortina de humo para que no se note la falta de un proyecto político real y donde se rectifican o retuercen argumentos y justificaciones (lo de las bombas transformadas en «proyectiles» ofenden la inteligencia).
En todo caso quise resaltar como el «espíritu» de la Moncloa hace cambiar, retrasar e incluso olvidar lo prometido antes. El «me gustaría hacer otra cosa pero no puedo» de Rajoy, ha tomado cuerpo y alma en el nuevo inquilino monclovita. Hay un artículo sobre la llamada «comisión de la verdad» («El mentor» de la Fundación Emprendedores), que abunda en lo mismo. Un saludo.