¿Qué hay de nuevo en el juicio al procés?

Desde la declaración “estrella” del ex vicepresidente de la Generalidad, Oriol Junqueras, el 14/2/2019, en la que dijo aquello de “amo a España” y a sus gentes, se han sucedido sesiones judiciales maratonianas, con interminables declaraciones y un buen número de testigos.

Tras las declaraciones de los acusados, todos ellos políticos curtidos en mil batallas, en los medios de comunicación y la opinión pública cundió la sensación de que se venían abajo las acusaciones por rebelión y sedición. Al fin y al cabo, si escuchábamos a los acusados, lo que ocurrió en Cataluña desde 2015, en que el Parlamento de esa Comunidad aprobó su desconexión de la Constitución y todo el ordenamiento español, hasta el 27/10/2017, en el que, tras la declaración unilateral de independencia, el Gobierno español acordó aplicar el temido artículo 155 de la Constitución, habría sido un puro acto democrático, pacífico y festivo.

Estas declaraciones generaron cierto desasosiego en la opinión pública: ¿realmente había sido todo tan campechano? ¿No estaríamos exagerando en la aplicación de tipos penales tan graves? Recordemos que la petición de prisión de la Fiscalía era de 25 años para Junqueras, 17 años para Jordi Sánchez (líder de ANC), 17 años para Jordi Cuixat (líder de Omnium Cultural), 17 años para Carmen Forcadell (presidenta del Parlamento catalán) y 16 años para otros miembros del gobierno de la Generalidad.

Sin embargo, para cualquier profesional que haya tenido alguna relación con el derecho penal, lo que ocurrió en esos primeros días era perfectamente previsible y no es muy distinto a lo que ocurre en cualquier juicio penal. Recordemos que, entre sus garantías constitucionales, cualquier acusado de un delito tiene derecho a no declarar, a contestar a las preguntas que quiera y a mentir en las respuestas que dé. A diferencia de los testigos que tienen el deber de contestar y decir verdad. Por tanto, lo normal es que los acusados digan que son inocentes y elaboren un relato exculpatorio, preparado junto con sus abogados, precisamente para conseguir librarse de la condena.

Lo relevante es la prueba de cargo con la que cuenten las acusaciones para acreditar los hechos. De acuerdo con sus escritos de acusación, la Fiscalía y la abogacía del Estado han propuesto más de 200 testigos, además de la prueba pericial para acreditar la utilización de fondos públicos en el desarrollo de las actividades ilícitas. Nos queda juicio para rato.

Y hasta ahora los testigos que han declarado han corroborado punto por punto los hechos tal y como los recogía la Fiscalía en los 127 folios de su acusación.

Los acusados habrían actuado conjuntamente para llegar por la vía de los hechos e ilegalmente a la ruptura de la Constitución y la creación de la República Independiente de Cataluña. Y para ello contemplaban la utilización de todos los medios que fueran precisos, incluida la violencia, a través de la fuerza intimidatoria de movilizaciones ciudadanas tumultuarias, instigadas y promovidas por los acusados, y del uso de los Mossos d´Esquadra, como cuerpo armado de 17.000 efectivos.

Lo ocurrido en Cataluña tuvo poco que ver con la “fiesta de la democracia” que nos presentó Junqueras. Por ejemplo, lo que sucedió el 20/9/2017 fue de una gravedad extrema. Ese día, por orden del Juzgado de Instrucción 13 de Barcelona, la comisión judicial formada por la letrada de la administración de justicia y la guardia civil, que actuaba como policía judicial, realizó varias detenciones y registros. A las 8:00 de la mañana se personó en las instalaciones de la Vicepresidencia y Consejería de Economía de la Generalidad para realizar un registro ordenado por el juez. Desde primeras horas de la mañana los líderes de ANC y Omnium Cultural convocaron a la gente para liberar a los detenidos e impedir la actuación de la policía judicial. Alrededor de 60.000 personas asediaron a la comisión judicial, casi derribando la puerta de entrada a la consejería, y tuvieron secuestrada a dicha comisión durante 16 horas. No fue hasta las 24 horas cuando la letrada pudo salir de las instalaciones por la azotea y a través de un teatro. Los guardias civiles tuvieron que salir en dos turnos, a las 4:00 y a las 7:00 de la mañana. Durante ese tiempo Trapero -Mayor de los Mossos d´Esquadra- no sólo no mandó apoyo alguno, sino que estuvo en contacto directo con Jordi Sánchez, mientras este imponía condiciones al desarrollo de las funciones de la policía judicial. A las 23:40 los Jordis, subidos a uno de los coches destrozados de la guardia civil, se dirigieron a la gente para decirles que estaban “alzados” para luchar por su libertad.

Hechos similares tuvieron lugar en posteriores actuaciones judiciales, como por ejemplo el registro del domicilio de José María Jové, en el que fue intervenido el documento Enfocats y su agenda Moleskine, en los que por cierto estaba perfectamente relatado todo el procés, con sus medios y fines ilegales. (Un inciso. Consejo de abogado: si tenéis pensado delinquir, no se os ocurra escribirlo en una agenda. Mejor aún, no tengáis agenda. La historia está llena de astutos delincuentes, que cayeron por su vocación literaria).

Los acusados propiciaron y buscaron enfrentamientos directos entre la multitud y las fuerzas de seguridad. Al menos eran perfectamente conscientes de que los enfrentamientos se iban a producir y los asumieron. Así, el 28/9/2017, Junqueras y Forn (consejero de interior) se reunieron con los mandos de los Mossos y estos aconsejaron suspender la votación, dado que la celebración de la misma muy probablemente desembocaría en enfrentamientos y en una escalada de violencia.

La planificación que los acusados junto con los mandos de los Mossos hicieron de la votación del 1 de octubre estuvo orientada a favorecer ese enfrentamiento entre las masas de votantes y la guardia civil y policía nacional. En julio de 2017 se cesó al antiguo consejero de interior, Jordi Jané, para poner en su lugar al más fiel a la causa y ahora acusado Forn. También por esas fechas dimitió el antiguo Director General de los Mossos siendo sustituido por otro “patriota”.

El 27/9/2017 el TSJ de Cataluña acordó prohibir el referéndum (suspendido por el Tribunal Constitucional) y ordenó a todas las fuerzas y cuerpos de seguridad (incluidos los Mossos) que incautaran el material, cerraran los colegios e impidieran la votación. A pesar de que los Mossos eran conscientes del riesgo de violencia, sólo desplegaron un operativo de 7.000 agentes, cuando en jornadas electorales normales se movilizaban 12.000. Además, en una actuación insólita, los Mossos hicieron públicas sus pautas de actuación, avisando que se personarían a las 6:00 de la mañana en los colegios electorales y que si, a esa hora, los encontraban ocupados, básicamente no harían nada. Indicación para que ANC y Omnium incitaran a la ciudadanía a instalarse en los colegios antes de esa hora. Además, siguiendo instrucciones de sus jefes, los Mossos se dedicaron desde el 29/9 a vigilar y avisar de los movimientos de guardias civiles y policías nacionales, a los que se referían como “banderís” y “scuts”.

El día 1/10 efectivamente, como estaba previsto por los acusados, hubo graves enfrentamientos entre la ciudadanía y los policías y guardias civiles que trataban de cumplir con las resoluciones judiciales. 93 policías y guardias civiles resultaron con lesiones de distinta índole. Según la Generalidad cerca de un millar de ciudadanos resultaron lesionados.

Desde un punto de vista penal, el Tribunal Supremo ha declarado reiteradamente que es responsable penalmente como autor quien, consciente del riesgo creado, continúa con su acción siéndole indiferente el resultado. Es decir, para que sea culpable no es necesario que quiera directamente el resultado, sino que basta con que sea consciente de que puede producirse y lo acepte, continuando con su acción. Esto es exactamente lo que está quedando acreditado que hicieron los acusados.

Luego vendrá la discusión de si los hechos encajan mejor en el delito de rebelión o en el de sedición. La rebelión es un alzamiento violento y público para cambiar la Constitución o segregar una parte del territorio nacional. Es un delito que atenta contra el propio orden constitucional. La sedición es un alzamiento tumultuario para impedir la aplicación del orden legal y es un delito contra el orden público, que puede cometerse con o sin violencia. Está claro que el alzamiento cometido durante el procés lo fue contra el orden constitucional (no fue simplemente un ataque al orden público) por lo que en principio encajaría mejor en el tipo de rebelión. Pero nadie sabe si el grado de violencia fue o no suficiente para entender cometido el delito de rebelión. Si se llega a la conclusión de que no hubo suficiente violencia estaríamos en la sedición. Esta es una cuestión que debe decidir el Tribunal Supremo. Y debe hacerlo sin que existan precedentes.

El caso del procés es así de singular, ya que fue una parte del propio Estado (el presidente de la Generalidad es el más alto representante del Estado español en Cataluña) el que se rebeló, utilizando a la ciudadanía y la fuerza intimidatoria de 17.000 agentes armados, para romper el orden constitucional.

Lo que no hay ninguna duda es que festivo, festivo, no fue…

2 comentarios

2 Respuestas a “¿Qué hay de nuevo en el juicio al procés?”

  1. O'farrill dice:

    Las reflexiones de Isaac sobre el caso de Cataluña, siguen poniendo el dedo en la llaga de la cuestión. Yo también entiendo (según el CP) que todo lo ocurrido ha sido un pulso al Estado desde las propias instituciones del Estado y con los recursos del Estado (incluídos viajes, dietas, reuniones, etc.) de todos los que participan en este circo de múltiples pistas. Si se hubiera cortado el grifo de la disponibilidad económica con el cese de quienes se autodeclaraban contrarios al Estado, si se hubiera aplicado el artº 155 de verdad desde hace ya muchos años, si se hubiera denunciado el doble rasero de quienes desde hace años (Suresnes 1974) proclamaban la «autodeterminación de los pueblos de España» o no se hubiera aceptado unos estatutos al mismo nivel que la C.E., ni asambleas legislativas regionales, ni «baronías», ni titularidad de competencias repartidas como cesiones del Estado, no estaríamos ante la situación actual. Todo ha sido diseñado a conciencia ante la indiferencia, la ignorancia o la incompetencia de los llamados «políticos» y aquellas aguas traen ahora lodos en forma de «tsunami» social de graves consecuencias.
    Es necesario revisar todo el texto constitucional y reajustarlo a la razón y a la sensatez que se supone en el «constituyente». En caso contrario, veremos como sigue la feria de las vanidades en otras regiones de España hasta que sea una «Babel» fragmentada en lenguas, territorios, políticas, servicios y corrupción.
    Un saludo.

  2. pasmao dice:

    Necesario artículo Don Isaac y atinado comentario de O’farrill

    Uno es de ciencias «puras» y el mundo del derecho y sus sofismas muchas veces me supera. Así espero que sea entendido mi comentario.

    Uno no entiende cómo es que hay tan sólo 12 acusados, y no 200-400.. por ejemplo. Me parece imposible que hechos cómo los que se relatan puedan ser sólo promovidos por tan poca gente cómo la que se juzga. A mi desde mi experiencia de lego y vulgar mortal no me cuadra. Y que no se me vengan (con los que debieran estar pero faltan) con lo de la obediencia debida, y si así fuera que los despidan por incapaces de entender sus responsabilidades.

    Y lo mas grave, uno tampoco entiende cómo es que no se ha encausado ( o «deducido testimonio», me parece que se dice así) a Rajoy, Soraya, Montoro, Zoido y muchos mas.. porque tampoco se entiende que aquello cogiera el impulso que tomó si desde ese poder del Estado (el Ejecutivo) no se lo quiso parar.

    Es mas, si yo fuera de los acusados, pese a que ello rebajaría mi categoría de «semidios en la causa del Proces», insistiría en que desde el otro lado se toleró (cuanto menos) que se saltaran la Ley de tal manera que ellos lo tomaron cómo un indicio de un tacto tácito para aprobar todo eso.

    Y que el problema es que por no esperar esos añitos, lo que ha deslizado Iceta, y las malditas prisas; la cosa acabó cómo acabó.

    Si al final hubo un 155 y ahora un Juicio y se paró el golpe fue porque (no necesariamente en este orden):

    – Un partido político sin representación parlamentaria entonces, VOX, puso una querella. Querella que ha sido la base para que se pudieran recoger pruebas para este otro juicio. La Guardia Civil estaba en esa Consejería de Hacienda precisamente para ello.
    – Una mayoría de la población se manifestó en contra, las manifestaciones de Barcelona, las banderas en los balcones..
    – El mensaje del Rey
    – El BOICOT a numerosos productos y servicios catalanes desde el resto de España, que hizo (y continua) mucho daño a dichas empresas y además les metió mucho miedo de que fuera a mas.

    Pero no por la firmeza de un Ejecutivo.

    Insisto (y no es por dar argumentos a los «malos») en que recurrido, cómo lo harán, a tribunales Uropeos, es esa pachorra incomprensible del Ejecutivo, la mejor prueba de que aquello estaba «amañado», y que si acabó mal fue porque no se midieron bien los tiempos.

    Porque si preguntan a cualquier extranjero ninguno se puede creer que con el Poder que tiene cualquier Ejecutivo en cualquier gobierno del mundo pudiese ocurrir en otra nación lo que ocurrió aquí, no solo ese otoño infausto de 2017, si no desde mucho antes. Lo que ahora no entienden fuera es porque la necesidad de éste juicio si la impresión que se daba (impresión falsa, pero promocionada por nuestros medios de comunicación ) era la de que todos (menos 4 nostálgicos de Franco) en España estábamos encantados con lo que pasaba en Cataluña.

    Algo que les parecía «raro» ( a los extranjeros) por el riesgo evidente de cargarse un Estado y lo que conlleva .. pero si los españolitos en uso de nuestra idiocia estábamos dispuestos a tolerar porque se iban a meter ellos a decirnos nada.

    Así que no entienden la razón del Juicio, excepto si es para tapar las responsabilidades (ante los españolitos) del Ejecutivo, porque el asunto acabó mal. Y eso es algo que fuera, y respecto a sólo exigir responsabilidades al respecto a una de las partes, no les acaba de cuadrar.

    Por mi parte considero mas prioritario que se desenmascare de una vez que es lo que ha pasado, y que todos los culpables queden retratados. Porque retrataría el sistema fallido de organización territorial, las 17 Taifas, y cómo debido a la necesidad de esconder sus abusos, en su mayoría de diseño (como un coche al que le fallan de origen, desde el plano, la dirección o los frenos) hemos llegado hasta aquí.

    Y porqué hay que ir a otro sistema distinto, opuesto por el vértice al anterior.

    Un cordial saludo

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