Hay una sensación bastante generalizada de que la salida de la crisis en España sería real y definitiva si, además de recuperar el crecimiento económico y la creación de empleo, se llevara a cabo una profunda regeneración democrática. Una regeneración que nos permitiese lograr avances sustanciales en aspectos como, por ejemplo, la independencia entre el Poder Judicial, el Parlamento y el Gobierno; el funcionamiento de los partidos en términos de democracia interna, transparencia y conexión con la sociedad; la eliminación de la corrupción de la vida pública; o la eficacia, profesionalidad y buen funcionamiento de las instituciones.
No cabe duda de que si estas aspiraciones se lograsen habríamos dado un paso de gigante. Sobre todo por lo segundo. Ahora bien, ¿sería suficiente con eso? Creo que no. Aun siendo muy importante, si nos limitáramos a lo expuesto muchas cosas y también muy importantes se nos quedarían en el tintero. Si queremos estar a la altura de los desafíos históricos que tenemos y no solo salir de este hoyo depresivo en el que nos encontramos, hace falta ser mucho más ambiciosos, mirar más lejos y emplazarnos a abordar todas esas cuestiones que nos preocupan como sociedad. No se trata de ponerse utópicos pero sí de perder el pudor (y la pereza) para proponernos de verdad ir hacia un mundo mejor. Porque es de esto, justamente, de lo que se trata: de recuperar el afán por definir y construir el mundo en que nos gustaría vivir; nosotros o nuestros nietos. Y eso solo será posible si empezamos por poner sobre la mesa todo lo que ha de integrarse en la ecuación a resolver, aunque ahora no sepamos cuál es su solución. Apunto algunos ejemplos:
¿Es posible un modelo económico que elimine la pobreza?
Quizás, visto desde la perspectiva de un país como España, donde el Estado de Bienestar y las familias amortiguan muchos problemas, el modelo socioeconómico que ahora tenemos pueda no parecer tan malo. Con todo, algo falla cuando, tras haber multiplicado el PIB por no sé cuánto en las últimas décadas, sigue habiendo un montón de gente en la cuneta. Medir el éxito de la economía mediante conceptos como el PIB no deja de ser un espejismo si no nos fijamos en su composición y distribución. Por supuesto que, tirando de este hilo, nos llevaría a plantearnos qué se entiende por riqueza y qué clase de riqueza conviene y cuál no.
Ahora bien, si tenemos en cuenta que vivimos en un mundo en el que la economía está ampliamente globalizada, habría que preguntarse hasta cuándo es sostenible un modelo en el que la gran mayoría de la población mundial parece estar condenada a la pobreza extrema, viendo como una minoría acumula privilegios. ¿Hay que resignarse a convivir, por los siglos de los siglos, con un modelo así? ¿No es posible hacer evolucionar este modelo hacia otro que beneficie a todos? Si eso es posible, gran parte de la responsabilidad de intentarlo reside en los pocos países que, de un modo u otro, lideran al mundo; nosotros entre ellos.
¿Qué hacer para que la sociedad esté menos angustiada?
Los datos abundan. El suicidio es la primera causa de muerte no natural en España. De hecho, el número de muertes por suicidio es superior a la suma de las que se producen por accidentes de tráfico, accidentes laborales y homicidios, aunque estas atraigan mucha más atención mediática. Y si nos fijamos en el consumo de fármacos antidepresivos, en el año 2004, en plena bonanza económica, la ministra de Sanidad de entonces reconocía que en tan solo diez años su consumo se había triplicado entre la población española. Diez años después este consumo se había vuelto a duplicar. Este fue uno de los primeros asuntos que tratamos en este blog. El problema adopta diversas formas y expresiones, pero prácticamente todo el mundo tiene en su entorno multitud de ejemplos. La cuestión es qué se puede hacer, cuáles son las raíces de este problema, en qué medida viene causado o amplificado por nuestro modelo de vida y hasta qué punto se podrían adoptar medidas políticas (además de otras de distinta naturaleza) que contribuyeran a su solución. Es un tema de fondo que debería incluirse entre los más prioritarios de la agenda política.
¿Qué educación necesitamos?
No se trata solo de discutir si hay que incorporar más o menos horas de tal o cual asignatura en los programas docentes de las escuelas. Eso es casi lo de menos. Lo importante es aclarar qué tipo de educación deberían recibir los niños para formar qué clase de personas; o, al menos, para no deformar. Pero, en realidad va mucho más allá de la infancia y la juventud: afecta a toda la sociedad, e involucra a los medios de comunicación y a quienes contribuyen a formar opinión. ¿Queremos una sociedad culta, creativa y donde las personas sean capaces de pensar por sí mismas y de generar nuevas ideas? ¿Queremos una sociedad más solidaria y menos egocéntrica? ¿Más libre y menos atenazada por los miedos y las incertidumbres? ¿Más capaz de valerse por sí misma y menos dependiente? Es un debate que, por supuesto, desborda el ámbito de la política, pero que también debería ser recogido y, hasta donde sea posible, promovido por quienes aspiren a liderar este país.
¿Es posible un Estado que cumpla sus funciones sin que nos reduzca a los ciudadanos a la condición de sujetos pasivos y dependientes?
Ya hemos hablado de esto en otras ocasiones. Por supuesto, no se discute la necesidad de un Estado ni de esas prestaciones sociales (pensiones, sanidad, desempleo, etc.) que configuran la estructura de solidaridad y asistencia en que vivimos, pero sí conviene discutir los límites de la acción de ese Estado, y el control que se ejerce sobre el mismo; para que los ciudadanos no solo no nos convirtamos en meros títeres en sus manos sino que, además, podamos desarrollar todo lo posible nuestras propias capacidades personales y colectivas.
¿Es posible avanzar hacia un mundo sin fronteras?
¿Es posible un proyecto político en el que, progresivamente, pueda integrarse todo el mundo si lo desea? La integración financiera y económica del mundo es ya un hecho (para bien y para mal) y eso condiciona enormemente las decisiones de los gobiernos nacionales. Para responder a ello se van creando estructuras políticas e institucionales supranacionales. Al mismo tiempo las naciones tienen cada vez menos autonomía y margen de decisión. Pero los partidos siguen remitiéndose a sus electorados nacionales, que son quienes les votan y les exigen que resuelvan sus problemas, olvidando que gran parte de esas soluciones ya no están en manos de esos gobernantes. Parece una paradoja sin solución a corto plazo. Por otra parte, los habitantes de este planeta cada vez están menos dispuestos a quedarse recluidos en sus fronteras, si ahí no encuentran solución a sus vidas. Por todo ello, pensando a largo plazo, habría que generar una cultura y una visión política que vaya relativizando el valor de las fronteras, en vez de reforzarlas. La Unión Europea es un paso, pero ahí no se puede quedar.
Soy consciente de que hay más temas importantes y que, por otra parte, estos que he citado son enormemente complejos y de difícil solución. Pero, si queremos que el panorama al que se llegue en el año 2050, por decir algo, sea mucho mejor que el actual, es imperativo incluirlos en la agenda política. Con el problema del Cambio Climático, sin ir más lejos, es lo que se está haciendo: pese a la enorme complejidad que implica su solución (¡nada menos que un cambio de modelo energético y productivo a nivel mundial!) se están dedicando multitud de reuniones al máximo nivel político para llegar a ella. Si se puede dedicar tanta atención a los problemas del medio ambiente, ¿por qué no se puede hacer otro tanto con los asuntos citados?
La clave es que nos planteemos como sociedad a qué clase de mundo aspiramos, aunque sea a largo plazo, y si estamos dispuestos a hacer algo por ello.
Podemos decir que EEUU, la UE o incluso Rusia tienen mucho que decir en el bienestar presente y futuro de 1250 millones de seres humanos en la India. ¿Es la propia ciudadanía de la India quien debe encontrar la solución a su miseria extrema). Pensemos que los valores culturales de occidente tiene poco que ver con los de la India.
Tristemente soy escéptico. Magnífica reflexión Manuel.
Gran artículo, con poso. En unos días tengo que hablar sobre el momento y no se sorprenda el autor si, como mínimo, le fusilo la mesura del tono.
Enhorabuena
Hola señor Bautista:
Para mi lo mas grave es que los países pierdan autonomía. Es como que dependemos de intereses extranjero y eso no lo debemos permitir. En materia económica y financiera los países deben ser libres y no depender de intereses extraños que se cobijan en tipos de cambio pero que a la hora de la hora hacen caso omiso de los acuerdos, especialmente cuando se trata de la conservación del ambiente. Un modelo económico deseable es donde haya trabajo para todos sin complicar al extremos la contaminación ambiental y un plan económico y político que contemple la prosperidad económica, la democracia y la libertad de expresión. Debe incluirse en dicho plan una política monetaria que permita que las personas no sean estafadas por quienes detentan poderes sobre el dinero. En ese plan los políticos no deben hacer nada mas que ejecutar las acciones para el logro de esos objetivos.
Yo creo que el enunciado «Queremos un mundo mejor ?», es demasiado ambicioso. Y lo es, sobre todo, porque para eso se debe discutir a fondo. Y si se hiciera asi se tendria que hablarse seriamente de Constitución.Yo vuelvo con la retahíla de que es «la independencia entre el el Poder Judicial, el Legislativo y el Ejecutivo».
Es complejo asumir este enunciado sin hablar a fondo de esto. Esto del Estado es hablar de Poder y de Autoridad. Esto implica Razón y Moral. Esto es abordado filosoficamente por personajes como Kant y Hegel. Y es que Poder implica atributos del hombre en su quehacer y Moral implica juicio y valor.
El asunto de lo Judicial, modernamente ha habido mucha discusión, nos meteríamos en «Iuspositivismo». Nos meteríamos en que es la Teoria Pura del Derecho, nos meteriamos en cuestiones que han motivado muchas discusiones morales y amorales, Nos meteríamos en el acto jurídico y en tantas otras cosas
Por eso digo que es muy ligero eso de la «independencia». Es que es muy ligero porque nos metemos en la Constitucion, nos metemos en Teoria del Estado. Es que han habido guerras y revoluciones por este tema para enunciar esto así no mas.
Ha habido el Estado Liberal, el Estado Social, el Estado Social y Democrático y de Derecho.En esas estamos, recordemos a Wiemar como recoge las reinvidicaciones sociales y culturales. Como se ha discutido su articulado II porque al hablar de igualdad de los hombre daba pie a la desigualdad social y economica.
Es que de aquí emanan los partidos políticos. De ahí emana la Democracia Cristiana, el Liberalismo, el Laborismo, el Socialismo. Estas cosas tienen que abordarse con profundidad. La cuestión de la Ética y del Derecho son el eje de nuestro cuerpo social.
La Constitución Española, la nuestra. No separa el concepto de Estado y Derecho. La Constitución es un cuerpo juridico unitario. Y ademas su soberania esta en el pueblo, en el Constituyente, delegado en el Parlamento. por eso no se puede legislar de espaldas al pueblo. Si nuestro Estado es Democrático tiene que limar diferencias economicas, asistir a los desfavorecidos, respetar las identidades culturales.
De esto hablamos cuando hablamos del Poder Judicial, del Legislativo y del Ejecutivo. Tres brazos separados unidos en un mismo fin y que estan separados para coincidir criterios. Porque de esta manera controlan la Unidad.
Si queremos un mundo mejor no podemos edificarlo con los mismos cimientos del que ya tenemos. Puesto que lo consideramos peor, no sirven para construir el nuevo.
Los discursos políticos y sociales están ya tan manoseados por la degeneración de los seres humanos que habitan el planeta y que los corrompen, que ya están total absoluta y completamente vacíos. Hablar de estado, gobierno, democracia, derechos, la justicia, el estado del bienestar, el bien común, el empleo, la riqueza y la pobreza, la separación de poderes, la recuperación económica y el pleno empleo y todo este tipo de conceptos vanos no es más que una distracción que no lleva a nada positivo para afrontar el sufrimiento de los seres humanos en la Tierra.
Por encima de dichos conceptos, que no son más que distracciones y puro disimulo, se alzan poderes reales detentados en la acumulación de riquezas por un mero 1% de la humanidad, y ejercidos con la fuerza de poderosísimos ejércitos armados como en las películas de ciencia ficción e instituciones de control de la población manejadas por humanos con cerebro de reptil que hace ya mucho tiempo dejaron atrás cualquier rastro de humanidad, solidaridad, compasión por el que sufre, empatía, o simple misericordia.
Señor Bautista, ha estado usted en tantas instituciones «respetables» como el Banco Mundial entre otras que se dedican sistemáticamente a sacar los bienes y el dinero de los pueblos pobres para quedárselo los más ricos, pero parece que no se ha dado cuenta de que precisamente son las instituciones humanas las que han convertido al planeta en una inmensa máquina picadora de carne humanaque no tiene ni asomo de piedad por los que sufren a causa de la pobreza, la enfermedad o la ignorancia. Siga con su discurso políticamente correcto, pero sepa que no es más que humo que el viento barrerá pronto.
No obstante, si quiere algunas ideas para cambiar el mundo y hacerlo mejor, aquí les dejo algunas, por si a alguien les son de provecho:
En estas circunstancias todo lo que no sea auténtico y puro no tiene utilidad alguna. Es tiempo ya de hablar de soluciones verdaderas, que por su esencia no tienen más remedio que ser radicales, o eso nos parece a los simples mortales que nadamos entre tanta manipulación social, pero que en realidad no es radical sino muy racional.
Es tiempo pues de hablar de la desaparición del dinero, auténtico artífice de la esclavitud que llamamos civilización y vida moderna. Destruyamos físicamente el dinero y sus formas de posesión acaparadora y una parte de nuestra pesadilla desaparecerá con él.
Es tiempo de hablar de eliminar la propiedad privada de los medios de producción, pues es el instrumento del que se valen las minorías avaras para acaparar el 90% de las riquezas. Eliminemos las corporaciones y empresas y una parte importante de nuestros amos humanos quedarán inoperantes.
Es tiempo de hablar de la destrucción y reciclaje masivos de todas las armas y la desaparición de todos los ejércitos del mundo. Eliminemos los ejércitos y las armas, que solo sirven a los amos del mundo y una parte de la picadora de carne humana se bloqueará.
Es tiempo de hablar de la desaparición de la casta política que supuestamente son los que nos dirigen, pero en realidad no son más que actores enfermos y mentirosos compulsivos con un discurso absolutamente vacío, que sólo sirven a sus amos por medio de la puerta batiente de la corporatocracia y la política. Neguémonos a votarles y a obedecerles pues no tienen legitimidad moral alguna, y otra parte de nuestro sufrimiento se aplacará. Atrevámonos a decir que el sufragio universal no es más que un subterfugio, una pintura de democracia aplicada sobre un sustrato de autoritarismo cuya única misión es la de hacernos ver que participamos cuando no participamos en absoluto de las decisiones sobre lo que nos atañe en nuestra vida.
Gracias por dejar opinar, que tengan una vida feliz y provechosa para la humanidad y para si mismos
Hola mundonuevo,
comparto en todo lo que comentas y muchas veces he soñado con medidas muy similares a las tuyas para un mundo mejor. Quizás no sabria por donde empezar ni de que manera hacerlo, creo que són muchos problemas sín solución al menos desde como se quiere enfocar los graves problemas que asolan la humanidad y que los governantes sólo pueden o quieren maquillar por encima. Yo trabajo mucho desde la meditación y la espiritualidad y que el verdadero cambio reside en nosotros mismos y en como enfocamos las cosas (nuestra manera de ver el mundo).
El ego es el que condiciona al ser humano y es el que nos hace ser esclavos de nosotros mismos, el ego esconde frustraciones, celos, avaricia,.. nos mancha y nos nubla nuestra hoja de ruta por este planeta. Las acciones de nuestro corazón són las que nos llevarian por el buen camino, que por el solo hecho de ser libres interiormente, irradiaríamos automáticamente a nuestro exterior. Són cambios de una sencillez y profundidad increíbles pero altamente efectivos para nuestra satisfacción interior. Evidentemente eso no corresponde con el afán controlador del poder y la manipulación que sólo quiere someter a través del miedo y una visión simple y materialista.
Es un gran misterio lo que le deparará a la humanidad en años futuros, ¿qué será de nosotros? ¿quizá nos conformamos con la seguridad de la «cárcel» al miedo a la libertad?
el gran cambio está en uno mismo y en las «gafas» que ve el mundo.
La naturaleza es más sabia de lo que creemos, formamos parte de ella, es nuestra casa, nuestro sustento, ella manda, otorga, ejecuta…seamos libres en nuestro interior, está en nuestras manos, nuestro exterior se escapa de ellas.
Felicidades por este blog y por vuestros artículos, dejad que vuestro corazón hable.
Muchas gracias