Somos los que más larga la tenemos

Somos los que más larga la tenemos y los que menos la usamos. Con este recurso, algo burdo, el economista Germà Bel llama la atención sobre la situación de la alta velocidad en España: la más larga del mundo por número de habitantes, con 3000 km de línea, y la segunda en kilómetros totales después de China.

Pero, por desgracia, nuestra flamante y larga línea es también la más infrautilizada. Esto, por supuesto, se prestaría a un buen número de bromas erótico festivas sobre la inutilidad del órgano. Pero no es este ni el foro adecuado ni el propósito del artículo.

Ciertamente, tenemos una red de infraestructuras, no solo ferroviarias, que podría ser la envidia de cualquier país desarrollado.

Sin duda la finalidad de esa red tan extensa era lograr una mayor cohesión territorial e incrementar el crecimiento económico, facilitando la rápida circulación por todo el territorio nacional. Pero también el objetivo era unir a las gentes, favoreciendo la movilidad y la mezcla. Sorprendentemente nada de esto se ha conseguido.

Barcelona nunca ha estado más cerca de Madrid. Sevilla nunca ha estado tan próxima a Barcelona. Y, sin embargo, pocas veces ha sido tanta la distancia entre ellas. Será que las barreras invisibles tienen más fuerza que los desplazamientos a alta velocidad.

Y esas barreras abundan en un territorio relativamente pequeño como España.

No creáis qué voy hablar de Cataluña, porque Cataluña no es una causa, sino una consecuencia. Y a la causa han contribuido todos. Cada uno con su parte de responsabilidad. Pero todos han jugado a un mismo juego: incrementar el poder y favorecer las ambiciones de políticos locales, quebrando la unidad entre los pobladores de estas tierras.

Os pongo algunos ejemplos.

El Partido Popular valenciano será recordado no sólo por ser uno de los más corruptos de los que se tiene memoria, sino porque, mientras gobernaba con mayoría absoluta, impulsó con descaro uno de los proyectos legislativos más frontalmente inconstitucionales: la “recuperación” de los fueros valencianos de Jaime I, para establecer un Código Civil valenciano que desplazarse en esa comunidad al Código Civil nacional. Por cierto, vigente en toda España desde su aprobación en 1889. Para quienes no lo sepan, los fueros valencianos de Jaime I fueron abolidos en 1714 por Felipe V, tras la Guerra de Sucesión, y desde entonces en Valencia ha regido sin interrupción el Derecho civil común.

Pues bien, al mismo tiempo que al Partido Popular nacional se le llenaba la boca hablando de la esencial unidad de España, sus políticos autonómicos hacían lo posible por romperla. Al menos la unidad de legislación civil, soñada por los constituyentes de Cádiz cuando escribieron aquello de un solo Código civil para todo el Reino.

El Estatuto de Autonomía de Andalucía aprobado en 2007, con el PSOE de Zapatero en el poder pero con los votos favorables del PP, copia en muchos aspectos el Estatuto de Autonomía de Cataluña de 2006. Así, el Estatuto andaluz contiene lindezas como que Andalucía es una “nacionalidad histórica”, que los poderes de la Comunidad emanan no sólo de la Constitución sino también del “pueblo andaluz” o que, entre los “objetivos básicos” de la Comunidad, están la “promoción, estudio y prestigio de la modalidad lingüística andaluza en todas sus variedades” o el afianzamiento de la conciencia de identidad andaluza. Y, así, el Estatuto, como si fuera una verdadera Constitución, hace un listado de los derechos de los andaluces y andaluzas (porque del género no se privan), -cabría preguntarse que si son derechos distintos de los del resto de españoles- y hace un reparto de competencias entre el Estado y la Comunidad parecido al catalán, incluso previendo un Consejo de Justicia de Andalucía.

Ruego a quien quiera entender dónde nos encontramos que lea la sarta de estupideces del preámbulo del Estatuto. Un par de ejemplos: “Andalucía, a lo largo de su historia, ha forjado una robusta y sólida identidad que le confiere un carácter singular como pueblo”. El ingente esfuerzo y sacrificio de innumerables generaciones de andaluces y andaluzas se ha visto recompensado con la expresión de su identidad como pueblo a través de la lucha, designando a Blas Infante “en un acto de justicia histórica” “como padre de la Patria Andaluza”.

Los partidos canarios no han cesado de solicitar, utilizando la presión de sus votos en el Congreso, el reconocimiento de la Comunidad como verdadero Estado archipelágico con pleno control sobre su mar territorial. O, en fin, el Partido Popular balear ha participado, durante sus años en el gobierno, en la total desaparición del español en esa Comunidad en la educación y en las administraciones regionales y locales.

Estos son sólo algunos ejemplos de cómo ha ido funcionando la fuerza centrífuga impulsada por políticos locales incompetentes pero ávidos de cada vez más poder. Y la justificación formal de ese poder siempre ha sido la misma: la identidad, la diferencia, que poco a poco conduce a la ruptura.

Por este camino ¿realmente nos puede extrañar lo que está sucediendo?

Se podrá juzgar y sentenciar a los políticos catalanes del 1 de octubre por rebelión, sedición o malversación; pero mientras no enjuiciemos a fondo el modelo autonómico que nos ha llevado a este punto, no daremos con las claves para solucionar el lío en el que estamos.

No basta con tenerla más larga… si no se eliminan las barreras para que haya una verdadera unión.

5 comentarios

5 Respuestas a “Somos los que más larga la tenemos”

  1. pasmao dice:

    En efecto Isaac

    Poco de lo que pasa es responsabilidad de los periféricos delirantes. Porque se los ha alimentado con mimo y constancia por estos PPSOE que se parten la cara por la patria. Ironic mode on.

    Del PSOE, vistos los tiempos que corren poco se puede decir. Simplemente recordar su arcaica estructura federal, sobre la que pivotó al diseño de las Taifas, en vez de al revés. Así cómo recordar precisamente en el caso catalán, cómo se acabó con el PSOE en beneficio de los pijos del PSC, y de cómo cuando tuvo González a Pujol en el punto de mira por el caso Banca Catalana, no le dio al gatillo. Muchos de estos lodos de ahora vienen de esos polvos.

    Pero es el PP quien mas daño ha hecho. Básicamente por que no se esperaba que precisamente fueran ellos. Y hace muy bien en señalarlo. Y voy a detallar lo que en mi opinión ha sido el principal motivo:

    En España existen (o han existido) dos partidos muy de derechas, muy de derecha nacional católica de toda la vida, y han sido el PNV y CiU (o sus spinoffs). Dichos partidos han tenido y tienen patente de corso en sus territorios. El PP y antes AP ha mirado con envidia dicha circunstancia, mientras que por el otro lado miraba con envidia también a Alemania con su CSU y CDU, ese partido conservador hasta las trancas, que en Baviera tenía esa sucursal que les aseguraba un buen puñado de votos de Land rico y mucho poder.

    Al PP y AP, el primero que lo vio fue Fraga, pero después continuaron el resto, se le hacían los dedos huéspedes de imaginar que lo mismo que tenían el PNV y CiU en sus Taifas lo podían tener ellos en las otras, básicamente las otras bilingües, copando el modelo alemán pero tomando lo mas corrupto y clientelista de los PNV y CIU.

    Además el personal, mayormente el de derechas clásica, en el resto de España, toleraría porque si lo hacían los suyos tan malo no sería.

    En Navarra ya lo tenían medio perfilado, con esa alianza extraña con UPN, que sólo se entendía porque Navarra fue zona nacional. Ahora vemos en que ha acabado «eso» en Navarra, con la promoción del euskera normalizado en zonas de la rivera del Ebro, donde hacía por lo menos 500 años que de eso ni de nada parejo ni en sueños o pesadillas.

    En Valencia y en Baleares se aplicaron con unción en la promoción de unas señas propias, para tener su CSU de bolsillo. Lo primero despreciando el idioma autóctono que en muchos casos no se parece al catalán ni de lejos, y que además presenta variedades dialectales muy diferentes dentro del territorio de cada Taifa. Y ello ocurrió porque para «armar» semejante bochinche se contó con la colaboración de pancatalanistas catalanes, con lo que hicieron un pan unas tortas. Un pan cuyas consecuencias vemos estos días..

    En Galicia les salió medio bien el invento. Pero también a costa de que el invento «culturo-idiomático» colgara de esas izquierdas normalizadoras empeñadas en traducir hasta a Valle Inclán (que no quería saber nada del gallego, y supongo que aún menos del normalizado), y que ha acabado en esa votación en comandita con el PSG, Mareas, y Bloques, mas alguno mas para la incorporación a la lusofonía esa. Asociación que sólo reconoce naciones, no Taifas.

    En Andalucía desde los tiempos del referendum por el 151 y el 143 (me parece que son esos) andan con un complejo que no hay manera.

    Cualquiera que conozca 1/4 de kilo de Andalucía sabe que lo que dice el preámbulo de ese estatuto es mentira. Básicamente porque la división entre Andalucía Oriental y Occidental es mas que clara (y cualquier día nos despertaremos con un la solicitud por Almería de incorporarse a Murcia, hartos del centralismo sevillano, y ni les cuento lo que opinan en Málaga y Granada también de Sevilla porque agoto los caracteres).

    Recuerdo también la virulencia con la que el PP atacó a UPyD (la única izquierda que nos ha salido en tiempos que reclamaba un mayor poder para un Estado centralizado en detrimento de las Taifas) mientras amparó mediáticamente a Podemos.

    Nada es casual, apreciado Isaac, nada es casual.

    Y si precisamente, igual que tu, pongo mas el acento en algunos, es porque de esos algunos se podría haber esperado no solo mas, si no que no traicionaran.

    Y aquí también incluyo esta Iglesia Católica española, sobre todo en sus altas jerarquías, que han abjurado de su mensaje evangélico y se han vendido al falso dios del nazionalismo, por X monedas de plata (la X la pongo por algo), no buscando ofender jamás a esos curas cómo el Patria (el libro de Aramburu).

    Un cordial saludo

  2. EB dice:

    Isaac, ayer leyendo los titulares de El País online, me preguntaba si España tiene el periodismo más podrido del mundo. Por más que los españoles quieran creer que superan al resto del mundo en algo (algún deporte, alguna actividad productiva, alguna actividad delictiva, alguna infraestructura, alguna cualidad humana), no creo que se pueda probar y por lo tanto no me preocupa. Aunque mi primera reacción sea pensar lo muy podrido del periodismo español, reconozco que en otros países puede ser tan o más podrido.

    Pero vayamos a su tema. Los antecedentes que usted da son claros y contundentes en cuanto a la existencia de deficiencias graves en la institucionalidad de la política y el gobierno, y parece razonable terminar pidiendo un cambio que genere una verdadera unión. Días atrás leí este artículo de Fernando Savater

    https://elpais.com/elpais/2018/11/01/opinion/1541093359_233813.html

    donde termina alegando que «La ciudadanía siempre se comparte, nunca se parte”, algo que me hizo primero reír y luego pensar que Savater estaba equivocado. En todas los estados-nación, la ciudadanía está partida y lo importante es reconocer que hay varios criterios para analizar sus divisiones. Para simplificar, si nos limitamos a tres criterios básicos —valores, creencias e intereses— nos daremos cuenta que con suerte y solo a un alto grado de abstracción podríamos pensar que un estado-nación se caracteriza por una comunidad de valores pero jamás de creencias e intereses. Hoy ese alto grado de abstracción se pretende hacerlo centrar en un listado de derechos fundamentales, pero cualquiera que haya estudiado esa propuesta pronto se da cuenta que no puede generar una comunidad de valores (sí, es un grito sagrado para algunos, pero mientras no se entre en detalle alguno). El mundo está dividido en estados-nación, es decir, en jurisdicciones políticas, y no en naciones que por definición involucrarían una comunidad de un legado importante. Las fronteras de los estados-nación y por lo tanto el número de estados-nación son fruto de circunstancias históricas, relacionadas más con la política como actividad racional que con legados culturales, en tiempos en que el recurso a la violencia era común. Los llamados a la unión para restablecer una unión perdida o amenazada, o para crear una nueva, han perdido el encanto que alguna vez tuvieron.

    Hoy un llamado a mantener la unidad de los estados-nación existentes debe justificarse en propuestas concretas para mejorar la institucionalidad de la política y el gobierno. Pero no es fácil plantear propuestas que tengan alguna probabilidad de ser aprobadas sin antes haber pasado por una crisis fuerte seguida de un momento revolucionario. Las propuestas que se lanzan a sabiendas de que no tienen probabilidad alguna de ser aprobadas solo sirven para entretener a quienes nos interesa entender el comportamiento humano. Así, he dedicado (perdido) unas horas con el estudio reciente de F. Alcalá Agulló (economista) y F. Jiménez Sánchez (politólogo) para la Fundación BBVA

    https://www.fbbva.es/publicaciones/los-costes-economicos-del-deficit-calidad-institucional-la-corrupcion-espana/

    que he encontrado equivocado de cabo a rabo, primero por lo dicho antes y segundo por su pretensión de que la mejora debe apuntar principalmente a contener la corrupción y hacerlo por los medios propuestos. Este segundo punto es porque los autores tienen una visión muy distinta de la mía sobre política y gobierno; sí, todavía hay quienes siguen soñando con la ampliación del poder coercitivo del Estado y su concentración en “los buenos”.

    1. EB dice:

      Isaac, leyendo este paper

      http://www.law.nyu.edu/sites/default/files/upload_documents/Srinivasan%20-%20On%20Genealogy%20-%20NYU%20%28003%29.pdf

      me he estado preguntando si los españoles son los que más sufren de ansiedad genealógica. Le recomiendo su lectura.

    2. EB dice:

      Isaac, para probar que ningún periodista español jamás será tan podrido como uno no-español, le recomiendo leer

      https://www.bbc.com/news/world-us-canada-46099744

      donde el editor de la BBC en EEUU y Canadá «informa» sobre lo que puede ocurrir hoy en EEUU. El editor alega que la elección de hoy –una limitada a una renovación parcial (35 de 100) del Senado y la totalidad (435) de la Cámara de Representantes, más 36 gobernaciones de los 50 estados– ha sido «manipulada» por Trump para que se la tome como un referendum sobre su persona y su gobierno. Causa risa porque cualquiera que haya seguido la política en EEUU por largo tiempo sabe bien que la estrategia del Partido Demócrata ha sido desde su derrota en noviembre 2016 que esta elección se convirtiera en un referendum sobre Trump, en particular sobre su horrible personalidad. Y desde noviembre 2016, los demócratas han insistido y gastado muchísimo en plantear que su triunfo en la elección de hoy les permitiría hacer juicio político a Trump para destituirlo. La complicidad del periodismo podrido del NYT, WP y otros –a los que luego se sumó Bloomberg News porque su dueño quiere ser candidato del Partido Demócrata en 2020– no es mencionada por el editor, ni tampoco hace mención a los grandes millonarios que han estado financiando esa campaña. En estos dos últimos años, la falta total de ideas de los demócratas «viejos» ha permitido que la peor izquierda se fuera apoderando de partes importantes del Partido, incluso dejando a Bernie Sanders y Elizabeth Warren como «viejos» izquierdistas blanditos, pero el editor ignora todo esto que ha generado una gran confusión interna dentro del Partido hasta convertirse en un obstáculo para la estrategia dirigida a la destitución de Trump. Para peor, y contra todos los pronósticos del periodismo podrido asesorado por los Paul Krugman de la economía, ninguno de sus deseos vendidos como pronósticos se han cumplido. Y el editor no menciona que a último momento, por miedo a perder, el Partido ha guardado en el armario a los Clinton (en tiempos en que los abusos sexuales son denunciados constituyen una pareja grotesca) y sacado a los Obama para que sonrían mostrando sus dientes blancos ya que nada tienen que decir. En fin, el editor prefirió centrarse en Trump para recordar a sus lectores demócratas lo mucho que perderían si Trump gana hoy y lo mucho que ganarían si pierde.

      1. pasmao dice:

        En efecto EB, pero no será por falta de ganas, si no por falta de capacidad para ejercer un Poder que ya no tienen porque lo han tirado a la basura, mas por idiocia (*1)que por nihilismo.

        Respecto los USA.. la prensa gringa afecta a la causa anti Trump parece haber olvidado que los electores USA llevan votando midterms desde hace mucho y que transformar estas elecciones en un una especie de referendum anti Trump sólo logrará que candidatos mediocres republicanos puedan ganar elecciones locales a candidatos demócratas menos mediocres.

        Algo también extensible a senadores y cámara de representantes…

        Por lo que Trump les estará muy agradecido, ganando las próximas elecciones que sean menester.

        un cordial saludo

        (*1) lo han tirado a la basura porque el gran activo de España en un mundo globalizado es precisamente nuestro idioma al que va ligada nuestra cultura.

        El apoyo de los medios (bien regado de subvenciones) al delirio de las 17 miserias, apoyando lenguas y culturas minoritarias en vez de un mercado cultural de 450 millones de habitantes es de una idiocia clamorosa.

        Si hubieramos tenido un estado centralizado y hubieramos gastado/invertido un 15% de lo que nos costaban esas Taifas en un Instituto Cervantes (digno de ese nombre y donde también tuvieran lugar las otras culturas «latinas», es decir el español hablado y escrito en América) y en promocionar el universo cultural hispano (incluido el de América) en China, India, Malasia, Filipinas, África (con el portugues) …. muy diferente sería su influencia, ergo Poder.

        Pero para eso hay que valer.

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