En el caso, improbable, de que no conozcáis la terminología de Twitter, pueden ser útiles las siguientes definiciones:

Trending topic, TT («tema del momento» o «tendencias» de forma abreviada) es el nombre que reciben las palabras o frases más empleadas en un momento concreto en Twitter.

Hashtag, representa un tema en el que cualquier usuario puede hacer una aportación u opinión personal respecto al tema abierto con sólo escribir la cadena de caracteres tras la almohadilla que dan nombre a ese tema.

Followers («O seguidores») son todos aquellos usuarios que siguen las cuentas de otros usuarios.

No digo nada nuevo si sugiero que lo que ocurre en la red es un reflejo de lo que ocurre en el mundo. Por eso el TT parece una forma muy útil de averiguar el rumbo y las inquietudes de parte de la sociedad… O las intenciones de unos pocos. Es fácil iniciar un hashtag hasta forzar un TT; basta con tener suficientes “followers” dispuestos a seguirte el juego para convertir en “tendencia” lo que decidas en sólo unos minutos. ¿Cuál es el riesgo de esto? Los internautas podemos convertirnos en cómplices de intereses sociopolíticos creyendo que lo hacemos con una motivación personal. Nos unimos al tema del momento, que puede ser un inofensivo “Frases de los 80” o “Boda de Casillas y Carbonero”, pero también puede utilizarse para linchar al personaje incómodo de turno o inculcar un eslogan sin saber exactamente a quién corresponde y cuál es la intención de fondo. En definitiva, para pastorear a los usuarios.

Aunque me temo que fuera de Twitter también nos movemos a golpe de TT.

En este momento el TT es la situación económica. Andamos todos dando vueltas sobre lo mismo y en las conversaciones de ascensor ya no se habla del clima sino del déficit o la inflación: “Buenos días”. “Buenos días…” “Pues nada… Parece que el IBEX pierde el soporte de los 7300. Y la prima de riesgo sigue desbocada…”

Ya se encargan los medios de que esto funcione así, ya se ocupan de mantener a la población con el rabo entre las piernas y la cabeza agachada, sin rechistar por miedo a lo que está por venir.

El mensaje es que si estás mal, estarás peor; si no estás mal, lo acabarás estando. No te muevas, no arriesgues, todo es empeorable. No hay salida, ni esperanza, y por lo tanto no hay ánimo de cambio, ni energía para inventar nuevas ideas, ni defensa posible en el entorno laboral. Es lo que conviene y nosotros no parecemos resistirnos a la amenaza (real o infundada).

Me pregunto si existe una intención de trashumancia ideológica o anímica o si lo que prima es una inercia individual que nos empuja a sumarnos a la corriente mayoritaria. Quizá sean ambas las que nos mantengan en este paréntesis vital en el que nos movemos con cuidado para que, al menos, todo siga igual. Como el que ahueca los cojines del sofá y luego pretende mantenerlos intactos durante el resto de la tarde para recibir a las visitas.

Pero la situación económica es sólo un ejemplo de cómo estamos funcionando. El tema dejará de ser tendencia y nos aferraremos a cualquier otro hashtag que nos sumerja de nuevo en el espejismo de la pertenencia. Esa apabullante mayoría nos arropa y nos protege de un posible destierro social. Necesitamos a nuestros followers para seguir adelante.

¿Estamos condenados al pensamiento único o sólo acostumbrados?

¿Cuántas reflexiones suenan más allá del rumor popular? ¿Cuántas personas se atreven a alzar la voz para decir algo que no se haya dicho antes? Algo molesto en lo que quizá pocos estén de acuerdo, algo que no cuente con el apoyo de “los suyos” ni de “los otros”, algo que pudiera incluso abocarlos a la estampida de todos sus seguidores.

¿Dónde están los valientes? Porque quiero pensar que los hay, que quedan personas de pensamiento complejo sin miedo a incomodar con sus opiniones o a quedarse solos en sus propuestas. Quizá esa valentía habite en cada uno de nosotros, lo que tenemos que averiguar es dónde se esconde y a qué estamos esperando para coger el megáfono.

3 comentarios

3 Respuestas a “TENDENCIAS”

  1. Valentina dice:

    Este es un buen blog, los artículos que se publican en él son inteligentes y están magníficamente estructurados y argumentados y, sin embargo…
    No hay más que hacer clic en el epígrafe “equipo editorial” para comprender o por lo menos intuir que todos los que lo componéis sois personas ampliamente relacionadas en diversos círculos en los que se supone, como es natural, que habrá una gran cantidad de personas que por empatía, o por afinidad — o incluso y aunque sólo fuera para refutar o expresar sus desacuerdos — bien podrían estar participando con sus comentarios.
    Pero hay poca participación. Es raro encontrar en ninguno de los artículos más de una docena de comentarios, y en algunos no pasan de dos o tres.
    Y estoy segura de que son temas que interesan a muchísimas personas.
    Pero…
    Tú, Bárbara, en este artículo hablas de… No hace falta que yo lo “recuente”; ahí está el artículo.
    ¿Pero qué es coger el megáfono?
    ¿Qué podemos hacer cada individuo?
    Cada vez que uno se adscribe a una causa, la que sea, ya sabe — o debe saber si no es demasiado ingenuo o idealista — que para estar “ahí” ha de transigir, o contemporizar, u obviar o pasar por alto infinidad de matices, pequeños o grandes, con los que no siempre comulgará de buen grado.
    Avenirse a ceder aunque sea con el encomiable fin de lograr (o nada más perseguir) un objetivo que se nos figura lo bastante noble o deseable como para dejar de lado cualquiera de nuestras pequeñas convicciones, suele terminar dando malos resultados.
    Se ve en todo. Ante cualquier hecho o circunstancia que pueda parecer en un principio que va a aglutinar a todos los afectados — se me vienen a la cabeza las distintas asociaciones de víctimas del terrorismo, con criterios algunas tan dispares de los criterios de otras — termina habiendo dispersión y desacuerdo y surgiendo distintos grupúsculos en los que, aún así y después de haberse arrimado a los afines, no todos están a gusto.
    Así que, entre unas cosas y otras, unos por indiferencia, otros por ignorancia — un poco al estilo del “peazo trozo” que dice a mí que me importa que suba la gasolina si no tengo coche (y no “peazo trozo” reprochándole su falta de altruismo, sino por no caer en la cuenta de que pagará la subida cuando compre cien gramos de mortadela) —, otros por escepticismo hacia las intenciones de quienes proponen los cambios, todos y cada uno nos hacemos un ovillo y nos quedamos en nuestra casa.
    También puede influir — vuelvo aquí a los del “peazo trozo” de mi párrafo anterior — el hecho de que aquí, en este blog, y en otros blogs que circulan por la red y son igualmente interesantes cada cual en su ámbito, los que los encabezáis, los que escribís los artículos, os movéis dentro de vuestro nivel intelectual, parecéis no tener en cuenta que no todo el mundo se da cuenta (me repito) de que — volviendo a mi ejemplo de la gasolina y la mortadela, que sólo es una pequeña muestra de hasta qué punto tanta gente no tiene la menor consciencia del mundo que lo rodea — si las cosas se le planteasen en términos más accesibles tal vez encontrara un pequeño puntito de luz desde el que cuestionárselas.
    Y, entonces, quizás se le ocurriría algo que decir; y agarraría el megáfono. Y dejaría, quién sabe, de ser simple populacho y masa informe.

  2. José María Bravo dice:

    Barbara, a veces te imagino linda como un sueño, porque dices cosas que alientan mi corazón. Cosas sencillas que todos esperamos al salir del ascensor. Una sonrisa, una mirada limpia, alguien que no nos de un empujón sin pedir perdón.

    No soy un «followers» activo pero si pasivo. Si, a veces me siento solo y termino repitiendo lo que oigo en la radio, lo que leo en los periódicos. Me intimida sentir, saltar de alegría, llevar una rosa en la mano o un clavel en la solapa. Ser cursi, pero ser hoy y mañana ser diferente. Un beso Barbara.

  3. Opino, que, las religiones del mundo externas, aquellas que predican, son un engañabobos que hoy por hoy siguen dando pingues beneficios a quienes viven de ellas, y allegados por necesidad; que la economía y las políticas imperativas y genocidas que quieren imponer a la mayor parte de las poblaciones humanas, son una burda burla y absoluta mentira (eso lo del sacrificio, para después estar mejor);que la sociedad, hoy por hoy como la quieren montar, es de una desfachated total..y que, como se les ponga en vena, nos veremos envueltos en una tercera guerra mundial, sino estamos ya en ella- aunque por entregas- de la que, igual, la humanidad en todo su conjunto..ni «lo cuenta»; así que así las cosas, opto..por vivir como me parece, sin intención de dañar al prójimo, pero sin aceptar el que me malmiren o me juzguen..sin saber mi historia vital; porque por el momento, nada tengo que ver, con aquellos que engañan..etc.. vilmente con el único objetivo de que sus más exclusivos interese y sólo eso, estén a muy buen recaudo.

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