Hace poco terminé de leer un libro que está teniendo mucho éxito de ventas. Su título, Utopía para realistas, ya es todo un aviso de por dónde nos quiere llevar su autor, Rutger Bregman.
El contenido, efectivamente, consta de una parte, que en realidad es el leit motiv del libro pero que la presenta como una especie de música de fondo. En ella, tras reconocer el salto espectacular que ha experimentado la Humanidad en sus condiciones de vida en los últimos cien años, el autor defiende la necesidad de buscar una nueva utopía que ilumine y guíe nuestro camino hacia el futuro.
Hay otra parte, más concreta, que se centra en argumentar a favor de los tres componentes que, a su juicio, deben formar parte de la nueva utopía: la semana laboral de quince horas, una renta básica universal y un mundo sin fronteras en el que la inmigración sea libre.
Doy por supuesto que Bregman no pretenderá haber zanjado el debate sobre unas cuestiones tan espinosas como esas, y simplemente se conforma con animarlo.
Pero lo que sí está claro es que él está convencido de que, de una u otra manera, esos tres temas van a estar inevitablemente presentes en los debates sobre cómo encarar el futuro. Cosa que, por otra parte, debe estar pensando mucha más gente dada la frecuencia con la que estos temas saltan a los medios de comunicación.
Tanto la reducción de la semana laboral como la renta básica, están conectados con el avance de la robotización en muchas áreas de la actividad económica. Avance que se vaticina como inexorable. La primera para repartir el trabajo que vaya quedando y la segunda para garantizar la supervivencia económica de los que pierdan su empleo.
El resultado, si los acontecimientos futuros acabaran recurriendo a estas fórmulas, sería que la gente dispondría de mucho más tiempo libre que hasta ahora.
Como ya hemos comentado en otra ocasión, eso puede tener unos efectos muy negativos. Pero también podría tener unas consecuencias muy positivas, si se supiera aprovechar la oportunidad que, en términos generales, ello implica.
Entiendo que es a esta oportunidad a lo que apunta Rutger Bregman cuando, casi al final de su libro, expresa lo que, en realidad, es el sueño de muchos:
“Ha llegado la hora de redefinir nuestro concepto de “trabajo”. Cuando reclamo una semana laboral más corta no me refiero a fines de semanas largos y letárgicos. Reclamo que dediquemos más tiempo a las cosas que verdaderamente nos importan”.
Pero, parémonos a pensarlo un momento. ¿Acaso tener más tiempo libre es un objetivo tan ilusionante que justifique su inclusión en una utopía por la que merezca la pena luchar? ¿Y si después resultase que, para la gran mayoría de la gente, esas cosas que verdaderamente nos importan fueran, por ejemplo, pasarse el día viendo televisión basura?
La cuestión, por tanto, es que limitarse a pedir más tiempo libre, sin entrar a concretar qué haríamos con él, deja el planteamiento manifiestamente cojo. Como poco lo convierte en un espejismo peligroso.
Vaya por delante que, si se llegase a esa situación, cada uno debería hacer con su tiempo lo que le diese la gana.
Pero, cuando se habla de construir utopías ilusionantes, hay que entender que, según como lo empleemos, el tiempo libre puede ser un medio para que los individuos, y la sociedad en su conjunto, evolucionen y alcancen categorías superiores de civilización, o para que se hundan en la elementalidad y el embrutecimiento. Y, hoy por hoy, la experiencia cotidiana en nuestra sociedad no invita a despreocuparse con este asunto.
Porque podría suceder que llegara un momento en que los robots superasen a los humanos en inteligencia, no porque la de esas máquinas mejorase mucho sino porque la nuestra retrocediera aún más.
Es absurdo confiar en que la mera disponibilidad de tiempo, sin entrar a discutir cómo se use, va a ser una de las vías que nos conducirán a un mundo notablemente mejor. Puestos a reivindicar políticas que nos encaminen hacia un mundo así, es fundamental analizar qué tipo de uso de nuestro tiempo libre ayuda a ello y cuál lo obstaculiza.
Ni siquiera nos deberíamos conformar con que ese tiempo se dedique “a las cosas que verdaderamente nos importan”, porque es muy probable que esas cosas no sean más que las que se nos han ido impregnando en los ambientes en los que vivimos.
Si de verdad aspirásemos a salir del estado letárgico en el que nos encontramos, tendríamos que abrir las fronteras de nuestra mente, de nuestra forma de pensar y de nuestra sensibilidad para percibir y comprender la realidad que nos rodea. Y eso, exigiría de nosotros una actitud esencialmente activa e inconformista. Yo diría que transgresora. Incluso rompedora.
De lo contrario, si nuestros intereses se limitaran a beber del pensamiento dominante, si las ideas novedosas que escogiéramos fuesen únicamente aquellas que nos convienen para mantener nuestro statu quo personal, sería prácticamente imposible dar un salto hacia delante. Ni como individuos ni como sociedad. Lo único que haríamos es apalancarnos en donde estamos.
Sí, hace falta ser transgresores. Pero serlo respecto de las verdades que se nos cuentan como tales. Y eso nos llevaría, casi inevitablemente, a ser buscadores de otras motivaciones existenciales. Porque, ¿acaso es posible liberarse de las ideas y motivaciones al uso, sin cuestionar los valores y aspiraciones en los que nos apoyamos cotidianamente para orientar nuestra propia existencia?
Es evidente, por otra parte, que un planteamiento de este tipo no va a venir nunca impulsado desde el Poder. Ni desde los políticos al uso, ni desde las instituciones, empresas o grandes organizaciones convencionales.
Es una transformación que solo puede originarse desde la base de la sociedad. Desde los individuos, principalmente. Y desde las redes u organizaciones informales que, a partir de la afinidad de inquietudes y aspiraciones, busquen otros valores que inspiren su existencia, sin caer en dogmatismos de nuevo cuño.
Lo fácil, sin embargo, es derivar hacia una especie de rebeldía antisistema. Y eso sirve para construir una visión en negativo del mundo que hoy tenemos.
La trampa es que así se desplaza la responsabilidad del cambio hacia arriba, exonerándonos de ella a las multitudes de ciudadanos que estamos abajo. Como si nosotros no tuviéramos nada que ver con el modelo de sociedad que tenemos y solo fuéramos sus víctimas. Y el victimismo, ya se sabe, sirve para justificar nuestra presunta inocencia y atrincherarnos en ella, pero no como combustible para transportarnos hacia un tipo de sociedad mejor.
Es cierto que no hay recetas para generar el tipo de ideas y valores que ayuden a configurar una civilización realmente superior, que es de lo que estamos hablando, pero probablemente el primer paso para ello sea el de liberarse de doctrinas, dogmas y pensamientos únicos.
Aprender a ser librepensadores, asumiendo que, ante una Realidad tan amplia como desconocida, las nuevas verdades que vayamos descubriendo siempre serán provisionales y relativas.
Para ello, además del trabajo personal, de cada uno en sí mismo, puede ser muy útil el trabajo en grupo. Algo así como crear escuelas de libre pensamiento, lo cual requiere echar mano de la versión menos acomodaticia y contaminada de nuestra inteligencia.
Todo esto daría, desde luego, una perspectiva muy diferente y mucho más prometedora a la aspiración de disponer de más tiempo libre.
En palabras de Bertrand Russell, “La capacidad de ocupar el tiempo libre de forma inteligente es la última consecuencia de la civilización”.
Semana laboral de 15 horas: Supone un estado policial para su cumplimiento.
Renta básica universal: Supone el gobierno de los Incorruptibles.
Un mundo sin frontera en que la inmigración sea libre: Supone un mundo de Humanos Nuevos sin estados-nación y sin gobierno y mafias de cualquier tipo.
Manuel, espero que encuentre ideas serias para ocupar su tiempo libre.
EB, ya que me sugiere en qué debo emplear mi tiempo libre, aprovecho para hacer yo otro tanto.
Es una curiosidad que tengo desde hace tiempo y, quizás, usted quiera resolverla: ¿qué es lo que realmente le interesa a usted de este blog?
Es usted, con mucho, el que más tiempo le dedica. Ninguno del resto de los participantes, sean comentaristas o articulistas, dedica a este blog tanto tiempo como usted.
Así que debe haber algún motivo por el cual le merezca a usted la pena invertir su tiempo así.
Sin embargo, a juzgar por la acritud del tono y contenido que suelen tener sus comentarios, uno no puede por menos que llegar a la conclusión de que la gran mayoría de los artículos y comentarios que publicamos en este blog ni le gustan ni le parecen interesantes. Solo suscitan su impaciencia y hasta su desprecio.
Entonces, ¿por qué pierde usted su tiempo con este blog? ¿Acaso se siente usted obligado a participar en él por alguna razón?
EB, yo también espero que encuentre usted ideas serias para ocupar su tiempo libre
Manuel, gracias por su preocupación por el uso de mi tiempo. A parte de dedicar buen tiempo a mi familia, la mayor parte lo dedico a la investigación teórica e histórica de la economía global, lo que me fuerza a estar al tanto del gran trabajo de muchos otros investigadores serios. Y no le quepa duda que yo considero mi investigación a nivel de frontera de las ciencias sociales y del análisis económico en particular.
Durante los «recreos» me entretengo con los posts y los comentarios de algunos blogs, incluyendo su blog. En otros blogs españoles hace tiempo me censuraron por no aplaudirlos como se supone los lectores deben hacerlo. En este blog a veces me censuran pero otras no, y aunque como usted dice la gran mayoría de los posts del blog no me gustan porque están mal escritos –largas e innecesarias introducciones que implican dedicar sólo unos párrafos finales al tema central aportando poco argumento lógico y poca evidencia– los temas centrales sí me ayudan a pensar una y mil veces las ideas de mis investigaciones teóricas e históricas. Ya no puedo viajar por todo el mundo como antes y la lectura sobre lo que ocurre y sobre lo que interesa en otros países me ayuda.
EB, usted cree que en otros blogs le censuraron «por no aplaudirlos».
¿No se ha planteado que quizás lo que más molesta de usted es la forma tan despectiva e hiriente que emplea habitualmente con los demás en casi todos sus comentarios, mucho más que el hecho de que aplauda o no?
Este blog lleva abierto 5 años y medio. En este tiempo han pasado muchos comentaristas, muchos de ellos discrepando frontalmente con los artículos que hemos escrito. Pero yo solo recuerdo otro que fuera tan hiriente como usted. Se llamaba Adam Smith. Quizás le suene.
No Manuel. Yo lo veo al revés: se rechaza la crítica alegando que el autor es hiriente, mordaz, malo. En años de colgar comentarios en blogs españoles siempre he encontrado poco o nulo interés en responder a las críticas y al mismo tiempo mucha disposición en atacar al crítico (si le sirve de consuelo los editores de este blog son buena gente en relación a los editores de otros blogs, de piel muy fina).
Y no le quepa ninguna duda que Adam Smith comparte mi opinión.
EB: Como aprendí de jovencita que lo correcto es exponer los hechos no aplicando nunca los calificativos, no le diré que sus comentarios suelen ser ácidos, sino que destilan acidez.
Interesante texto Don Manuel
Simplemente me temo que para llegar a ese «desideratum» antes habría que arrasar homogenizando, en una especie de revolución o robotolución cultural y social el planeta entero.
Tal cómo se plantea el tema de la robotización y las IA (yo diría IA, en singular, porque al final si la hay será sólo una) se hará para «garantizar» unas productividades que hagan amortizables dichas inversiones que necesiten de unas economías de escala que arrasarán con todos los relatos, modelos culturales y filosóficos, artísiticos que no encajen con «eso».
Es decir, después de dejarnos el patio global donde discutir y conformar esa nueva sociedad como un solar cochambroso tocará ver que hacemos con todo ese tiempo libre para ver si podemos progresar un escalón infinitesimal mas en nuestra conciencia.
Francamente yo le veo complicado.
un cordial saludo
Para algunos la utopía consiste simplemente en tener un trabajo.
La cuestión es si los «modelos» en que nos seguimos basando continuarán siendo vigentes dentro de diez años. El esquema «trabajo/tiempo libre» tiene un anclaje en el tiempo de la era industrial y, para empezar, deberíamos saber lo que entendemos cada uno de nosotros por «trabajo» (actividad remunerada) o «tiempo libre» (actividad sin remunerar). El primer concepto sería una «carga» mientras el segundo sería una «liberación» de la misma. La verdad es que tengo muchas dudas al respecto. Somos muchos los que encontramos en el trabajo (que hemos elegido) una liberación, pero no hay que olvidar que muchos otros (quizás la mayor parte) realizan una actividad profesional o laboral que les resulta incómoda o desagradable y están dispuestos a «pagar» por actividades extraordinarias que, la mayoría de las veces, al final son un agobio más para el «stress» de cada día.
Tengo un ejemplo cercano a través de personas que se implican en hacer «yoga», «danza», «pilates», «teatro», etc. para cubrir el tiempo libre y, en tanto se obligan a hacer esa actividad, acaban por sentirse mucho más «pilladas». Y encima pagan por ello.
Es lo mismo que «obligarse» a programar viajes, comidas, vacaciones, etc. Al final es una «obligación» que nos hemos creado y nos crea responsabilidad o agobio final.
Hay una frase en el artículo de Manuel sobre la que me gustaría llamar la atención: «podría suceder que llegara el momento en que los robots fuesen más inteligentes por la pérdida de inteligencia de los humanos….» (o algo parecido). En eso ya estamos cuando hemos pasado a depender (que no a usar) de tecnologías que, poco a poco, van dejando en la cuneta saberes ancestrales y conocimientos profesionales y, lo más grave, están dejando sin empleo (sin actividad remunerada) a millones de personas.
Para acabar: ser «antisistema» no tiene porqué considerarse negativo cuando se aportan alternativas a «sistemas» caducos, obsoletos o que impidan las libertades legítimas de las personas o que retuerzan a su antojo la convivencia social.
Un saludo.
Hola O’farrill, gracias a la gran prosperidad en que vivimos, una minoría en continuo aumento ya gozamos de nuestras 24 horas diarias de la manera que más nos gusta (debe reconocerse, sin embargo, que algunos que no saben qué hacer con su tiempo libre lo dedican a mirarse en el espejo). No tenemos que pedirle permiso a otros para decidir qué hacemos con nuestro tiempo. Por suerte los intentos de quienes pretenden controlar cómo usamos nuestro tiempo siguen fracasando y nada hace prever que alguna vez podrán tener éxito (salvo que se imponga un estado policial para hacerlo cumplir, un precio que pocos estarán dispuestos a pagar). En esta minoría, la diversidad es enorme a pesar de unas pocas similitudes.
El hecho de que la gran mayoría de adultos siempre ha sacrificado tiempo para “ganarse la vida” sólo revela el precio que estamos dispuestos a pagar para satisfacer nuestras demandas por lo que nos gusta. Como todo sacrificio, ese tiempo tiene un valor subjetivo que está dado por su uso alternativo y cuánto más alto sea ese valor menos tiempo dedicaremos al trabajo (algo que no debe medirse por las horas de trabajo diarias o semanales o mensuales sino de un período más largo, pero no se sorprenda que este tipo de detalles sea ignorado por los que pretenden borrar diferencias entre humanos). Hoy día todos tenemos una variedad de alternativas para usar nuestro tiempo aunque muchos parecen confundidos por su número y por su valor. Nos hemos estado liberando de tener que dedicar “mucho” tiempo de nuestras vidas para “ganarnos la vida” y cómo no hay dos humanos iguales las respuestas individuales han estado difiriendo mucho. Hoy, después de la inserción reciente de los chinos y muchos otros a la economía global, los robots aparecen como un nuevo ejército que seguirá liberando tiempo para usos alternativos al trabajo. Este éxito molesta y mucho a todos los políticos y sus cómplices que querrían controlar nuestras vidas y no debe sorprender —que otra vez— recurran a argumentos viejos, viejísimos, para asustarnos y hacernos creer que los necesitamos a ellos para salvarnos de nuestra propia estupidez. Para entender a esos políticos y sus cómplices le reiteró mi recomendación de leer las dos referencias que le mencioné ayer en otro comentario.
Muchas gracias EB por su comentario. Vd. hace una salvedad: «salvo que se imponga un estado policial». No hay que buscar demasiado para entender que ya tenemos algo de eso. Además «globalizado» pues los modelos se copian o se imponen. Vd. mismo ha denunciado (y sigue denunciando) lo que ocurre: asustarnos para hacernos creer que los necesitamos. Libertad a cambio de supuesta seguridad o supuesta certidumbre.
Por otra parte no creo que la «robótica» moleste especialmente al poder porque en alguna forma son promotores de la misma. Sus razones tendrán. El simple hecho de crear un sistema de redes sociales permite que cada ciudadano pueda explayarse (sin más consecuencias) y desde luego con «controles» a propósito de lo que hay en las redes.
Acabo con una reflexión sobre la forma en que cada uno ocupa su tiempo. Lo que a unos les puede parecer «poco serio», para otros es parte de su libertad.
Todo es igualmente respetable. Un saludo.
Hola O’farrill. Se equivoca, hoy el estado policial es una realidad sólo en unos pocos países. En la mayoría de las democracias constitucionales, las deficiencias de la institucionalidad de la política y el gobierno se han ido haciendo más evidentes porque a nivel de estado-nación la competencia por el poder se ha intensificado, pero todavía se está lejos del estado policial. Como ocurre en toda actividad marcada por la competencia «sin límites» (me refiero a límites morales a nivel individual y éticos, en particular jurídicos, a nivel social), con el tiempo los competidores se van eliminando hasta que quedan formadas dos coaliciones cuyo enfrentamiento puede pronto volver a la violencia «de antes». Sin perspectiva histórica no se puede entender qué pasa hoy y especular qué podría pasar mañana.
Otro punto en que creo que usted se equivoca es en pensar que en cada uno de los estados-nación prevalece una coalición «similar» en cuanto al abuso de poder. Yo considero que hay diferencias importantes entre estados-nación respecto a las dos coaliciones que luchan por el poder. Las dos coaliciones de Argentina (u otro país) son distintas entre ellas y además distintas de las coaliciones que disputan el poder en Chile (u otro país). La mayor fragilidad del orden político regional (digamos América Latina) o mundial (si tomamos todos los estados-nación) se deriva de ambos tipos de diferencias. No hay colusión entre gobiernos de estados-nación (ni siquiera entre los gobiernos europeos a pesar de los shows que montan para hacer creer lo contrario).
En cuanto a la seriedad de las ideas, uno espera que antes de comunicarlas a los demás se haya pensado en sus consecuencias, lo que supone alguna visión del mundo. El análisis de cualquier idea que requiere el recurso al poder coercitivo legítimo del estado-nación requiere hacer explícito qué se supone sobre su gobierno.
Buenas tardes EB. Muchas gracias por sus aclaraciones que parecen mostrar discrepancias con algo sobre lo que no me he pronunciado. En todo caso las «ideas» son muy poliédricas y no responden (afortunadamente) a esquemas prefijados de metodología analítica previa. Hay una cosa que se llama «espontaneidad» en la comunicación que nos permitimos los que aún nos aferramos a la libertad de expresión. Como no van a tener más consecuencias que los «sesudos» análisis de los supuestos expertos, por lo menos crean un debate interesante y útil entre los ciudadanos.
Un saludo.
Hola O’farrill, respecto a lo que usted dice sobre ideas, yo estoy hablando en el contexto donde la idea en discusión es una hipótesis que si está bien planteada tiene una sola interpretación (yo diría que sólo cuando tiene una interpretación única y clara está bien planteada, y por cierto reconozco que la mayoría de las hipótesis que se discuten públicamente están mal planteadas). La hipótesis se pude referir a hechos cada uno con más de una dimensión relevante, pero debemos distinguir la hipótesis de los hechos a que se refiere.
Además, en ese contexto, no hay espontaneidad, excepto por las reacciones instintivas o emotivas de algunos sobre el contenido de la hipótesis, o sobre los argumentos y los hechos que se usan para defenderla y atacarla o para verificarla. La espontaneidad sí es común en otros contextos, principalmente cuando lo que se hace es comunicar una hipótesis, o cualquier otra idea, y siendo comunicación es cuando sí corresponde hablar de libertad y restricciones para expresarse. Mucho me temo que poco o nada se pueda generalizar sobre las condiciones en que la comunicación es interesante y útil a las partes involucradas (quizás sí podemos decir que cuánto mayor el números de personas involucradas, mayor la probabilidad de ruido).
Me parece una reflexión interesante y útil. Quizá la que destacaría es la de para qué queremos más tiempo libre. De poco le sirve al ser humano si lo empleamos en ver la televisión o en temas que no nos desarrollen como personas.
No obstante veo muy lejano ese futuro quise plantea. Es muy difícil pensar en una sociedad de mayor tiempo libre mientras haya muchos países con gente dispuesta a trabajar todas las horas que hagan falta por cuatro duros. Mientras no haya una mayor homogeneidad en rentas entre los distintos países no veo factible esa situación.
Los países occidentales se hayan inmersos en una crisis en la que se debate cómo mantener el nivel adquisitivo y la protección social con los altos salarios que se tienen en comparación con otros países. La solución quedar plantea es la de ir corriendo más deprisa que los demás; ser más productivos, producir más a menor coste que los demás, ser más creativos y dar mayor calidad ( lo que nos permite vender nás caros los productos).
Recuerdo hace ya muchos años cuando los productos japoneses tenían fama de ser copias baratas de los americanos. Hoy en día nadie duda de que Japón es un potencia tecnológica.
Algo similar pasa con los chinos en la actualidad que, aunque sus productos tienen fama de mala calidad en muchos casos, ya hay claros indicios de que empiezan a ser punteros en algunos temas (empresas como Huawei, las hazañas espaciales y la industria militar empiezan a hacernos cambiar la imagen que tenemos de China).
Pero es que después va la India, gigante asiático que superará en población a China dentro de unos años, y después viene África…
En fin, que no creo que sea antes de nuestros nietos o bisnietos que podamos dejar de correr, o tratar de correr, delante de los demás y pensar qué hacemos con el tiempo libre
Una de las cuestiones que cabría preguntarse a raiz del planteamiento de Manuel Bautista
Es la de si en este momento, no adquirimos mas conocimiento o enriquecemos mas nuestras vidas, por falta de tiempo libre.
Y si dispusieramos de él en función de cambios en las estructuras laborales, por el mantenimiento económico de la población,(1), en una sociedad dirigida y manipulada permanentemente, como yo entiendo que es esta, se permitiría la iniciativa individual suficiente como para hacer individuos mas libres y con una realidad mas amplia, pues esto también necesitaría de inversión en nuevas infraestructuras educativas, por ejemplo, cambios en la intención de los medios de comunicación encaminados en este sentido, estructuras políticas nuevas, acordes con el deseo de cultura de esos nuevos individuos (pues se comenta en el artículo de toma de consciencia del individuo a través de su mayor tiempo libre).
(1) ( Estaría por ver si una renta básica sería aceptada de forma permanente por la totalidad de la población, si un gran empresario, por ejemplo acordaría subsidiar a trabajadores en paro, o si sería el estado el que se haría cargo de la situación).
En cualquier caso a mí me hace plantearme como referente, no ideal, por supuesto la paradoja de un pais como Japón, donde no existe practicamente desempleo, y las horas de trabajo son muchas, sin embargo la robotización es masiva, la gente es longeva, la sanidad por lo tanto es suficiente, parece que a diario se crean nuevos puestos de trabajo.
Pero no podría cifrar el número de artistas, científicos existentes o si la gente allí se siente o no mas feliz que en otros lugares.
Un abrazo
Sr. EB:
Respecto a que el Sr. Adam Smith comparte su opinión, permítale decirle, que también su mala educación.
Algunos, o muchos comentaristas en este blog, nos sigue sorprendiendo, negativamente, la falta de consideración a las opiniones, o a los niveles de formación o culturales con los que cada uno intenta abordar unas reflexiones, y a los que Ud. alude de manera extremadamente despectiva.
Encuentro que realizar ese esfuerzo, para muchos de nosotros arduo, en un foro que intenta acoger la intención de trabajo, la actitud dinámica del pensamiento, ya es un elemento a valorar y a mirar con curiosidad «sana» en este tipo de espacios.
Si se busca la admiración ante el alarde expositivo de «conocimiento especializado» en pos de «aplauso»…. , por lo menos, hay que hacerlo, con una intención de respeto
al trabajo de otros, que también ofrecen sus comentarios y su reflexiones a los demás, con sus niveles de conocimiento, o formación, si se quiere, más o menos humildes, pero venciendo las ganas de aportar, y de aprender, por encima de «lo aparente» y plausibilidad buscada.
Y eso, señor mío, es algo, no solo a valorar, sino también a potenciar.
Y Ud. no solo no lo hace, y lo manifiesta con infinito desprecio, si no que, además, ni siquiera es capaz de darse cuenta de que los demás si que son deferentes con Ud. y en un alarde de «infinita cortesía», utilizamos la educación y mantenemos las formas ante sus «impertinencias» personales…y no.
Comparto con Manuel mi perplejidad ante su insistencia en compartir este espacio tan denostado por Ud. y como él pienso que esa denostación no justifica el empleo de tan «valorado tiempo», como parece ser el suyo….desperdiciado en él.
Porque las «pieles se pueden cansar de no ser tan… finas», de verdad.
Pero si no dice nada.
Nunca dice nada. Yo no sé cómo interpretan sus palabras, pero para mí son en el 98% de los casos palabras sin contenido alguno.
Miren, dice: «Semana laboral de 15 horas: Supone un estado policial para su cumplimiento»
¿Pero qué frase es ésta?
¿La semana laboral de 35 horas supone un estado policial para su cumplimiento?¿Por qué ha de suponerse que lo sea entonces la de 15 horas?
No da ninguna explicación ni basa en ningún hecho, ni ejemplo, ni experiencia su frase.
Su segunda frase: «Renta básica universal: Supone el gobierno de los Incorruptibles.»
Si la primera frase era difícil de calificar, ésta sobrepasa todas las expectativas. ¿Cómo que la renta básica supone el gobierno de los Incorruptibles? ¿Significa ésto que los gobiernos que desarrollen o establezcan una renta básica universal ya no se podrán corromper? ¿En base a qué? ¿Cómo es eso posible y por qué escribe la palabra incorruptibles con mayúscula como si fuera o tuviese un aire de excelencia y para qué o por qué o con qué base de razonamiento se llega a ésta incomprensible conclusión de carácter aparentemente contundente pero a la vez completamente irracional o carente de toda lógica? ¿a= 2/3 porque sí? ¿Dónde está el proceso o el porqué?
Ya le digo. Una frase como poco totalmente gratuita e insustancial que no aporta nada más que otro renglón.
Como tercera frase, que no guinda del pastel, dice: «Un mundo sin frontera en que la inmigración sea libre: Supone un mundo de Humanos Nuevos sin estados-nación y sin gobierno y mafias de cualquier tipo.»
Aquí vuelve a emplear las mayúsculas, claramente influenciado por algo que ha leído últimamente — cosa que, por cierto, le suele ocurrir a menudo — intentando crear una majestuosidad que no viene al caso pues no se concluye tal cosa del resto de su frase, y sin saber cuál es el concepto que supone para él el ser un «Humano Nuevo», como si los nacidos a partir de ese momento fueran o gozasen de un estatus de magnificencia. Este hecho o comentario puede parecer dentro de una nueva disposición mundial de tal orden algo comprensible, pues las personas nacidas o criadas en un nuevo orden mundial de semejante magnitud naturalmente verían las cosas que le rodean con una nueva perspectiva, se desmorona en la segunda parte de su frase, como digo, puesto que primero, una cosa no implica lo siguiente, o al menos nadie ha dicho que así sea, que si no existen fronteras no habrá gobierno de algún tipo o por lo menos una jerarquización por conocimientos o aptitudes para guiar o conducir. Sus famosos y acuñados con el nombre de estados-nación son una concepción regional que podría igualmente o no continuar su labor durante el tiempo que fuera necesario aportando sus conocimientos particulares sobre la región a la que han servido. Pero lo mejor viene al asegurar que eso supondría «mafias de cualquier tipo». Es decir, los habitantes de uno de sus famosos «estados-nación» somos «mafias» que vivimos en territorios sin fronteras y por eso somos «mafias de cualquier tipo». ¡O lo que es mejor!, el hecho de que hayan fronteras hace que las personas que las cruzan sean las únicas que se salven de no ser una mafia, puesto que si sin fronteras somos mafias entre fronteras no lo somos.
¡Increíble! ¡Y se queda tan pancho! Así siempre.
Para finalizar la «puyita». Que en este caso la pone al final y no al principio con su acostumbrado «se equivoca».
Miren. Bueno. Como decirles. Tengo aquí una cámara de fotos que es un esperpento de acopio de imágenes. He llegado en pensar en poner un post pidiendo ayuda por si mi cámara de fotos iba mal pues los retratos que intento sacar siempre salen con aspecto como poco estrafalario, pero al margen de toda broma, o no, desde hace ya bastante tiempo que quiero pensar, o al menos lo intento, que este blog ha entrado en una especie de versión interactiva siendo que llamándose «Otras políticas» ha incorporado para su interactividad la imagen característica de un político entre sus filas, siendo éste el referido en este caso.
Es así que actúa y se comporta como tal, diciendo cosas que nunca llevan a nada, menospreciando toda cosa que se le dice pues sus todas características comprenden a las peores y más deleznables cualidades que un político puede llegar a acumular siendo así que se convierte en el arquetipo de lo peor de un político en un blog de nombre «Otras políticas».
Todo es un bla, bla, bla que embelesa por su falta de inconsistencia y veracidad pero ornamentado siempre con un aire de sapiencia que no es tal, porque no enseña nada más que lo que no se ha de hacer o qué es lo que hacen algunos de los peores políticos de la historia. Hablar y hablar sin solucionar ni proponer ni hacer nunca nada por los demás.
Eso es lo que suponen para mí no sé si el 98% de los posts que escribe o el 98% de las cosas que dice en todos ellos.
El porcentaje, en cualquiera de los casos, es sobresaliente.
Por eso quiero pensar que éste es el caso. Que es sobresaliente en su cometido al hacernos ver lo que es ser un político que habla y habla y no hace o propone en verdad nada.
Sobresaliente.
(En cuanto a lo de la cámara de fotos, cualquier día tengo la oportunidad y se lo explico).
Manuel, siendo usted ingeniero y habiendo sido asesor, supongo que es una persona formada para tomar y ayudar a tomar decisiones en base a la lógica y la evidencia, en decir, en base a conocimiento serio, sea en la búsqueda de algo nuevo o en respuesta a una contingencia. En comparación a otros profesionales, los ingenieros en sus limitados campos de especialización se destacan por esa capacidad y no por buscar lo nuevo recurriendo a la magia o por responder a la contingencia impulsivamente.
Sorprende entonces que los posts del blog recurran a cuentos mágicos o emotivos para argumentar el tema específico de cada uno. Y sorprende la reacción cuando uno alega que falta reflexión, a veces mucha reflexión sobre el tema.
Quizás usted siendo ingeniero pueda explicar a sus lectores por qué no es lo mismo poner una restricción que no es limitante y poner una que ex ante es muy limitante. Si algún genio pone como la velocidad máxima a 500 kilómetros por hora sabemos que no se necesita vigilar su cumplimento. Si otro genio pone ese límite en 10 kilómetros bien sabemos que su cumplimiento requerirá mucha vigilancia. Uno no puede ignorar detalles como esos, pero se terminan ignorando cuando se pone énfasis en lo lindo que sería que todos redujéramos la velocidad a 10 kilómetros y ahí se termina el post. Sí, menos magia e impulso, y más reflexión.
Otro absurdo comentario con hiriente y sutil «puya» incluida, y esta vez al principio y al final.
Como siempre. Como en el 98% de las veces.
Incluir en la misma frase la carrera de Ingeniero con «limitados campos de especialización» es cuanto menos una falta de respeto.
No sé qué cosa se podría decir bajo este baremo tan malintencionado sobre los economistas y su monetaria visión del mundo al atreverse a referirse a un enfermo como un «coste marginal». Cuanto menos de nuevo indignante. Todo un ejemplo del mal político.
Pero vamos a ver si sacamos esta vez algo de sustancia sobre lo que dice.
aparte de las referencias personales ofensivas acostumbradas el eje central de su argumento, va esta vez acompañado de un ejemplo o comparación.
Las comparaciones o ejemplos suelen usarse para sintetizar o simplificar argumentos complejos y/o complicados, poniendo así la comparación para hacer todo el argumento más entendible.
Pareciendo este el caso, que no lo es, su comparación o ejemplo habla de algo que es completamente contrario a las intenciones o tendencias humanas y que Usted buenas veces nos ha dado a entender diciendo cosas como que la mayoría de nosotros somos unos «viejos quejosos» o «jóvenes ignorantes» que no han aprovechado su tiempo correctamente pues el tiempo debe aprovecharse al igual que Usted, parece ser, menospreciando a los demás a la vez que pavoneándose, de sus aparentes logros que no han producido por lo visto beneficio alguno para la humanidad pues todo sigue igual. Siendo Usted una persona de avanzados conocimientos y edad y con tal displicencia y magnificencia debería haber corregido los errores que subyacen en la sociedad bajo su punto de vista, pero como todo sigue igual de mal, la conclusión es que no ha logrado nada por lo que pavonearse. No sé si lo entiende.
A la vez de todo esto y sin olvidar lo dicho pues todavía queda desgranar su comparación, no quiero perder la oportunidad de decirle que parece ser Usted un viajero, pues dice que ha viajado mucho, que viaja en sentido opuesto hacia donde va, dándole así una continua y reiterada visión del pasado pero sin aportar nada de lo que el futuro puede traer.
Es así Usted como la imagen del viajero en el tren que mira con su cabeza apoyada en la mano la continua nostalgia del camino recorrido sin ver, ni saber, ni imaginar, ni pensar tan siquiera en que la imagen que aparece por la ventanilla del tren donde viaja es una adivinanza continua hacia el futuro de páginas en blanco y telas vacías por pintar.
Pero dejemos este asunto de lado y volvamos a lo que dice.
El ejemplo.
El ejemplo es contradictorio y engañoso. Es tramposo como ejemplo y de esta forma se entiende que nada educativo y tampoco aplicable en éste caso.
¿Por qué?
Porque si la tendencia del hombre en posesión del no límite de velocidad es a alcanzarlo, la tendencia del hombre, según Usted al límite de trabajar menos es no trabajar.
¿Recuerda? La mayoría de nosotros somos unos perezosos que desaprovechamos nuestro tiempo en aras de pensar en el caprichoso, grácil e impredecible vuelo de las mariposas.
Es así que en una parte de la comparación alude al ansia implícita por superar los márgenes de lo establecido por parte del ser humano y por otra alude a una incomprensible propuesta comparativa en la que si tuviéramos que trabajar menos deberíamos ser perseguidos, y aquí la comparación de ir a 10km/h, perseguidos y vigilados para no trabajar más que esas 15 horas.
Como ve y pueden ver, la comparación es tramposa e inadecuada.
No se debe olvidar además algo de lo que no se habla pero que es esencial en la desafortunada comparación y es el coche.
El coche, señor mío, del que no habla, debería interpretarse como el potencial humano para llevar acabo semejantes hazañas. Viajar a una velocidad continua de tantos o cuántos km/h o por comparación a la capacidad humana personal para desempeñar tareas durante tantas u cuántas horas, es decir al ser humano en sí mismo y sus ansias de trabajo.
Es así que el coche más velos puede alcanzar casi los 500 km/h en linea recta con excesivos consumos y costes y una persona podría trabajar de igual modo bajo situaciones estresantes durante largos periodos sin descanso gracias a todo tipo de aditivos, las hojas de coca por ejemplo, para poder permanecer sin desaliento ante tales perspectivas laborales. Como se puede entender y se sabe esto es altamente contraproducente en cualquiera de los casos, pues nadie, ni el mejor coche ni el mejor hombre, está capacitado para alcanzar tales niveles de estrés sin llegar a producir una «avería» en cualquiera de los dos sistemas, mecánico u orgánico.
Es así como además se entiende que su comparación es tramposa puesto que en una el hombre tiende a pisar el acelerador, en algunos casos claro está, y en la otra tiende a desacelerar y repanchigarse para no hacer, en algunos casos claro está.
Como le digo todo depende de la capacidad del coche. No todos los coches alcanzan esas velocidades. No todos los coches tienen la capacidad de alcanzar esa velocidad, tan dificultoso es para el coche incapacitado ir a 500 km/h como lo es para el veloz ir a punta de gas ronroneando y repiqueteando bielas a 10 km/h como lo es para un se humano diferente a otro seguir los mismos horarios laborales con la misma capacidad resolutiva.
Como ve o ven, otro comentario que lo único en lo que se podría coincidir es el el sutil intento de menosprecio del comentario «limitados campos de especialización».
Otra esperpéntica foto.
Como siempre, para acabar, otra acostumbrada puya y el supuesto «consejo» de la «reflexión». Analizar y analizar y analizar y analizar y reflexionar y reflexionar y reflexionar sin dejar de analizar lo que la historia y el pasado ha sido para así poder reflexionar sobre lo analizado.
Siempre mirando hacia atrás mientras se viaja.
Nunca imaginando, ni creando, ni soñando, ni soñando en lo que puede o podría se.
Siempre anclado al pasado.
Esa es su visión del mundo.
Supongo que para Usted, Julio Verne sería un imbécil como poco y todo pintor que no intente representar la aparente realidad o diseñador o creativo que no intente representar la aparente realidad un chalado.
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Como suele Usted hacer, le recomiendo que lea éste artículo http://www.elmundo.es/cultura/2017/06/02/59306e00468aeb98788b45b8.html sobre Norman Foster en el que se dicen cosas sobre cómo se imagina y hace el futuro.
En él se pueden leer frases como: «»Las ideas», según Jonathan Ive, jefe de Diseño de Apple, «son profundamente poderosas, pero también enormemente frágiles»». Frágiles si se las deja pasar por una concepción ciega hacia el futuro, diría yo.
Y otras cosas como: «»No hay que llamarlos utopías», dijo, mientras señalaba que el paso definitivo no es tanto el digital como el biotecnológico. «Diseñaremos», concluyó Nicholas Negroponte, cofundador de MIT Media Lab, «nuevos edificios plantando una semilla y dejándola crecer».»
Diseñando, señor mío. Creando, haciendo, soñando. Viajando hacia el futuro y mirando hacia él.
Recordando el pasado, sí, pero no estancados en él.
Que tenga un buen día.
Manuel, voy a ir más lejos. Este blog se llama Otras Políticas y no sorprende que cada post haga referencia explícita o implícita, directa o indirecta, al gobierno como el órgano encargado de ejercer el poder coercitivo legítimo del estado-nación. Lo curioso, sin embargo, es que ninguno de los editores parece tener una idea clara respecto al gobierno, es decir, a cómo ese órgano funciona en las democracias constitucionales. No se puede hablar de lo que ese órgano podría hacer sin tener claro cómo funciona. Si usted cree que yo me he perdido posts en los que sí se argumenta una teoría de cómo funcionan los gobiernos en las democracias constitucionales le agradeceré las referencias.
Dando ejemplo.
¿Le parece poco?
Cualquier «imagen paterna» se encarga de eso, de dar ejemplo.
Un tutor da ejemplo, un héroe da ejemplo, un padre da ejemplo. un maestro da ejemplo, un líder da ejemplo. Así pues, como gobierno, lo esencial es el dar ejemplo del buen gobierno.
No importa cual es la doctrina o los conocimientos o el poder «coercitivo» que tenga o abarque cualquiera de ellos pues, a la postre, siempre son poderes limitados.
¿Cuál es el poder de un lanzador de flechas sino el lanzar flechas correctamente?
Dar ejemplo de destreza. De tesón y pulso. De serenidad y concentración en su arte.
Lo importante, básico y trascendental es dar ejemplo de comportamiento, de anhelo, de constancia, de honradez, de intención, de proyección hacia el futuro.
Saber que, en lo poco sobre lo que se tiene poder, se da ejemplo.
¿Qué hace un buen vigilante?
Dar ejemplo con su buena vigilancia
¿Qué hace un buen barrendero?
Dar ejemplo con su buena labor limpiando.
¿Qué hace un buen sastre?
Dar ejemplo en su buena labor con las telas.
Eso es lo esencial.
Si el líder no da buen ejemplo en lo poco a lo que alcanza como humano, entonces deja de ser líder o gobierno, o padre, o sastre, o maestro y deja de ser buen ejemplo para el resto del pueblo.
¿Qué importa si puede hacer más o menos si como líder no hace lo siempre limitado que pueda hacer de forma correcta?
¿Qué importa si el sastre sabe remar o cantar o patinar si siendo sastre es un mal sastre? ¿No sería mejor que fuese remero?
¿Acaso cree que la culpa de los malos gobiernos reside solamente en sus competencias?
Hay una tienda cerca de mi casa en la que los que trabajan efectúan su trabajo de forma diligente y en donde nunca falta el producto que necesitas. Todo está bien ordenado y no cambian las cosas de sitio cada dos días dando imagen de desconcierto y desorientando a los clientes. Allí no encuentro tornillos, ni alpargatas. Ellos venden otras cosas. Pero las tienen. Te atienden con una sonrisa, son amables y educados. Entrar a comprar te produce la seguridad de que allí encontrarás lo que buscas, y si no es así, no les recriminas su carencia pues no es competencia suya el tenerla. No sé como funciona su tienda. Ni lo que hacen cuando no estoy en ella, ni cuántas horas emplean al día en ordenarla y adecentarla.
No sé cómo son su proveedores, ni que días les traen los productos o si son hombres o mujeres quienes lo hacen. No sé cuanto pagan de luz, ni de agua, ni si el diseño de su tienda lo ha hecho uno u otro.
Solo se que es una buena tienda pues da ejemplo de constancia y seriedad y amabilidad y en ella tienen los productos que busco. Ellos hacen que el barrio en el que vivo sea mejor. Dando ejemplo.
No voy allí a pedir helicópteros, ni aviones. Voy allí a por pan.
En todo orden de la vida. En todo peldaño de ella se da ejemplo.
¿Qué mayor desempeño en las funciones de un gobierno, cualesquiera que sean ellas, que el dar el mejor ejemplo posible?
¿Referencias?
Puede leer a Platón, por ejemplo, hablando sobre Sócrates y de como éste, su maestro, llevó el sostenimiento de la verdad y su defensa hasta las últimas consecuencias por encima del valor de su propia vida.
Dando buen ejemplo es como se cimienta el mundo.
«Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era soledad y caos, y las tinieblas cubrían el abismo, pero el espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas. Entonces dijo Dios: «Haya luz», y hubo luz.
Vio Dios que la luz era buena y la separó de las tinieblas, y llamó a luz día y a las tinieblas noche. Hubo así tarde y mañana: Día primero.»
¿Le suena de algo?
Pues eso.
Dando ejemplo.
Algo muy parecido a lo que hace una persona cualquiera, sencilla y sin pretensiones, que se encarga de limpiar, por ejemplo. Separar la luz de las tinieblas.
Y a las tinieblas la llama suciedad y a la luz le llama limpieza. Y cuando lo deja todo limpio y su espíritu y sudor ha aleteado por encima de su lugar de trabajo y ha separado la suciedad de la limpieza, acaba su jornada laboral del día, y hay para esa persona tarde y mañana. Su primer día.
Y así da buen ejemplo.
EB:
“una hipótesis que si está bien planteada tiene una sola interpretación”
http://www.otraspoliticas.com/politica/trabajar-menos-y-tener-mas-tiempo-libre-una-utopia/#comment-64014
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Alucinante!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
En alguna ocasión escribí que la personas como usted me dan miedo.
¿Para qué repetirlo?
Manuel, su post concluye con palabras de Bertrand Russell (lamento que no de la referencia para entender el contexto en que fueros escritas). Estas palabras podrían transformarse en esta hipótesis: si hay civilización, entonces el tiempo libre será ocupado de forma inteligente. Esta hipótesis —que en principio no es científica porque no hay forma alguna de verificarla recurriendo a la historia de la humanidad— puede ser celebrada pero debemos reconocer que no está bien planteada porque los tres términos claves (civilización, tiempo libre, inteligencia) deberían ser definidos previamente de manera clara y precisa. Por eso yo prefiero esta otra hipótesis: si hay claridad y precisión en el lenguaje, entonces no perderemos tiempo intentando entender qué se dijo y ponernos de acuerdo con otros personas que honestamente quieren entender lo que se dijo. Hace ya casi 60 años un profesor de filosofía del derecho me enseñó esta última hipótesis.
¿Cuántas piedras debe apartar un árbol para ser visto?
¿A cuánta tierra debe vencer para poder salir a la luz?
Y sin embargo, es la tierra la que sostiene al árbol.
Son Goku no era nadie. Era un niño que vivía en una pequeña casa con una bola con cuatro estrellas en su interior que le había dejado su abuelo.
Son Goku fue por a quien venció.
Igual que hizo el árbol con la tierra.
Gracias a todos aquellos a quienes venció, la tierra donde se cimentaba su árbol, consiguió ser lo que fue.
Intento decir, que no hace falta llamarse Bertrand Rusell, o Platón, no hace falta vencer a otro gran árbol para ser un buen árbol.
Lo que hace falta, a veces, es saber mirar las cosas con la curiosidad e inocencia de un niño para así poder avanzar.
Es así que , a veces, vemos salir brotes de árbol de entre grandes piedras.
Piedras a las que vence o no vence, piedras, simplemente, por las que entre-pasa.
Después de un breve búsqueda, se puede saber que, al parecer, tal frase surge de una serie de ensayos escritos entre 1931-1935 titulados «Mortals and Others», pero quizá si quiere entender el contexto bastaría con leer el epílogo de «El elogio de la ociosidad» (1932) que puede leer, por ejemplo, aquí: http://pendientedemigracion.ucm.es/info/bas/utopia/html/russell.htm
Habiéndolo leído a raíz de ésto, me he permitido incluir la introducción del principio de este comentario para hacer ver que no importa mucho saber y conocer y leer a cuantos magos de la escritura y la sabiduría hayan habido durante la historia de la humanidad. La sabiduría está impregnada en todas las cosas de la vida. En la simple observación y anhelo del buscarla.
Una flor es pura sabiduría. Un guijarro en el lecho de un río es pura sabiduría. El propio río es pura sabiduría.
Solo hace falta mirarlos con los ojos del que busca.
¿Cuántas veces se han repetido las palabras? ¿En cuantas y de cuántas formas se han combinado las palabras desde el principio de los tiempos?
¿Cuáles son las combinaciones todavía no dichas y expuestas para que el hombre siga todavía ciego?
¿En verdad queremos «ser transgresores respecto de las verdades que nos cuentan como tales»?
Entiendo que el desarrollo de una sociedad, se mide bajo los criterios de “crecimiento económico” de la demarcación administrativa o Estado bajo el que desenvuelve una población.
Hay otros criterios, como el del nivel educativo, y creo que también en algunos análisis se añade el nivel de “satisfacción general de las personas”.
Otros indicadores, suelen ser también el número de leyes etiquetadas como “avanzadas” , que finalmente se utilizan como criterios también “standard” al respecto, y como son aquéllas que se realizan sobre temas en los que se decide ya lo que hace libres o no a las gentes y que curiosamente suelen penalizar conocimientos u opiniones que “atenten contra esa libertad debidamente legislada: hay muchas y diversas: eutanasia, aborto, sistema educativo, género (violencia, discriminaciones positivas o negativas, sistemas separados o mixtos en la enseñanza)…todo se define y se regula…..por lo tanto es el propio pensamiento el que acaba «normatizado», «legislado.
Y la satisfacción de las gentes también está plasmada en criterios y esos criterios en conjuntos (ítems), y esos conjuntos se pueden codificar y ser plasmados en casillas de aplicaciones informáticas que finalmente son las que determinan y deciden cuándo una población se siente “feliz cual perdiz” en su estado actual, o cuándo se “resiente” y tiende a la “depresión”, por la falta de expectativas, esas ya anteriormente diseñadas por el propio modelo, y por la misma sociedad también.
Tendemos a contemplar otros modelos sociales desde el “prisma” y el “referente” del nuestro.
Eso supone, a mi modo de ver, acotar demasiado el campo, realizar estudios bajo el sesgo del “interés”, y perderse muchos detalles y matices que pueden ser clave para explicarnos nuestros actuales dilemas.
Así, por ejemplo, ni nos molestamos en observar cómo se organizan las familias en otros entornos culturales, porque como no se encuentran en “sociedades democráticas” como las nuestras, pues ya se da por supuesto que viven mal y con todos los derechos humanos conculcados y machacados.
Ni siquiera no molestamos en saber o escuchar lo que en otros sitios se entiende como valor, como cosas a transmitir y envolverlas en un legado cultural…., porque que han adquirido y demostrado su utilidad al servicio del desarrollo humano, y por eso han adquirido un prestigio que les hace ser tratadas, y ofrecidas con respeto y cuidado.
Las poblaciones no son sus Gobiernos.
Ni las culturas y los conocimientos y los valores que las animan, están representadas por los Estados, que ejercen como poder, no como reguladores.
Cuando nos encontramos, por ejemplo también, con estucturas familiares, en otros modelos sociales, donde el tema del “trabajo” no se relaciona necesariamente con el de “utilidad” ni con el de “realización personal”, éste se convierte en un recurso más para mantener condiciones adecuadas en cuanto a necesidades básicas, pero a lo mejor no se le da mayor trascendencia.
Y se trabaja el tiempo imprescindible para ello…pero no más, porque se considera que no es necesario.
Igual, ese “tiempo libre”, al que se nos da permiso después de esa “jornada que nos ocupa buena parte de nuestra vida diaria, esa por la que somos ciudadanos útiles (aunque sea rellenando casilla interminables de datos delante de una pantalla de ordenador)…..esa que “nos realiza” como personas…en otras sociedades, ese tiempo de “libertad”, en el que se nos ofrece consumir los productos sin finalidades específicas, de ocio y entretenimiento (de pérdida de tiempo…pues), que hemos producido en largas jornadas útiles laborales, en otras sociedades repito, es tiempo de “vida” de relación con las cosas, las personas, el folklore, los cantos, las danzas, la forma de dibujar con colores y con formas …el mantel donde realizar el acto de alimentarse, la sábana que será testigo de sueños, la alfombra que recogerá las marcas de sus pisadas.
Tiempo de comunicación, de relaciones sociales y familiares donde no sobra nadie…ni los viejos ni los niños, ni los frágiles.
Nos hemos empecinado en que nuestra forma de construir y ordenarnos en sociedad no solo es la mejor, sino la única posible.
Está decidido y además hemos pretendido imponerlo en otras estructuras sociales por la fuerza….por su bien….sin importarnos un bledo su comportamiento cultural, ni siquiera preguntándoles o interesándonos al respecto.
Pero ¿y si nos estamos equivocando?.
A lo mejor resulta que sí que es posible vivir con menos necesidades, que sí que es posible descubrir los materiales a través de tener otro contacto con ellos, y por ejemplo, no comprarlo todo, y retomar artesanías, con otra visión de aprender.
¿Y si es posible que encontráramos con que eso nos satisface…nos acerca a estados menos “agresivos”, “estresantes”….nos “alegra” un poco más?.
¿Y si es posible sentirse “bien” sin ser, necesariamente, propietario de un piso o de un medio de transporte, (los vehículos también es posible alquilarlos)?.
¿Y si es posible no vivir agobiado por no estar cotizando lo “suficiente” o aportando en un “plan de pensiones” de un futuro que no existe, que es un tiempo “ideado” en nuestro funcionamiento psicológico?.
¿Por qué no puede empezar todo esto a ser posible?.
Es una intención, con vocación también de romper esquemas de pensamiento….y eso siempre abre más posibilidades de acercarnos a una realidad observada y diseñada en nuestro funcionamiento psíquico, desde el funcionamiento parcial de nuestros sentidos.
¿Por qué no?.
Hola Manuel, cuando acabe de leer el libro, recuerdo que el primer pensamiento que me acudió a la cabeza fue en forma de pregunta. ¿Cuántos puestos de trabajo se abran amortizado en los distintos sectores, donde la industrialización en primer lugar y posteriormente, las nuevas tecnologías, han entrado para mejorar calidad y productividad?
Economía-finanzas, comunicación, educación, salud, producción industrial. No voy a nombrarlos todos, pero la respuesta, aunque aproximadamente se podría cuantificar por los expertos con una cifra, yo que no soy experto en estos temas y no tenía constancia de dato alguno sobre el tema, pensé, muchísimos. En todos los sectores, menos en uno. El político, en este nos crecen los enanos, como en el circo del dicho popular. Y esto en 200 años.
Ahora, si fuerzo la memoria, recuerdo que el autor ponía ejemplos de la implantación de la renta básica en un montón de lugares distintos. Inglaterra, con unos sin techo. Canadá, en todo un condado, EEUU, en un par de estados… Las conclusiones que expresaba después eran de una mejora sustanciosa en los lugares, usados como laboratorios, donde se realizaron estas pruebas.
Me quedo más del libro, que si esto de «fuera fronteras», «renta única», «reducción de jornada», se implementara en todo el mundo, sería ideal, utópico, pero ideal.
Siempre me dijeron que el primer pensamiento, suele ser el acertado.
Me pregunto ahora, en este foro donde el cartel a la entrada es «Otras políticas», donde la mayoría sois personas con formación académica, con suficientes recursos intelectuales y se supone, que un poco trasgresores. Me pregunto ¿Cómo utilizar las nuevas tecnologías, para reducir el número de políticos de la escena social?
Porque eso sí que sería un gran avance humano.
Estimado Manuel,
Muy interesante su aportación. Realmente me ha parecido que contempla con bastante claridad, tanto las oportunidades como los riesgos inminentes.
Hemos de invitar a revelarnos interiormente, no se trata de pasar a ser revolucionarios, sino ser la revolución misma (y no es una simple expresión).
Revelarnos hasta ante nuestra idea de revolución. Cuestionar hasta los métodos de cuestionamiento. Aprender a construir y cuestionar lo construido, en un sólo paso, en un único movimiento.
Esto ha de hacerse en todos lo niveles, religioso, cultural, económico, técnico, educativo, etc. Esto es lo necesario para no ser víctimas de nuestras propias inercias.
Aunque hacerlo no es sencillo, el hecho de no hacerlo, nos resultaría aún más complicado.
Un saludo.