![¿Tu dinero está más seguro si el banco es más grande?](https://www.otraspoliticas.com/wp-content/uploads/2020/11/dinosaur-4475295_1280.jpg)
Cuando Lehman Brothers, el cuarto banco de inversiones de los Estados Unidos, se declaró en bancarrota, el 15 de septiembre de 2008, el Gobierno republicano de entonces decidió no acudir a su rescate por considerar que, de hacerlo, los demás bancos asumirían más riesgos de los imprescindibles al contar con el respaldo del dinero público.
Viendo el pánico que provocó esa decisión, ante la situación de los demás bancos, el Gobierno cambió de opinión a los pocos días y consiguió convencer a la Cámara de Representantes y al Senado para que aprobasen un amplio programa de ayudas a los bancos con dinero de los contribuyentes. Ese programa permitió al Gobierno de EEUU inyectar 350.000 millones de dólares para sanear al sector bancario y, según parece, esta decisión fue decisiva para que este país saliera de la crisis en pocos años.
La salida de la crisis en Europa fue mucho más lenta y traumática, en gran parte por el deficiente diseño institucional del euro. Con todo, los gobiernos europeos también optaron por reflotar a sus bancos en quiebra con grandes sumas de dinero público.
Si aquella crisis demostró algo es que, cuando un banco grande e, incluso, mediano se asoma a la quiebra, los gobiernos tienen que acabar salvándole casi siempre. Por su impacto en los ciudadanos que tienen depositados ahí sus ahorros, por el posible contagio que el pánico puede generar en otros bancos y por su efecto en la economía general. Si se trata de casos aislados, los gobiernos tratan de convencer a otro banco más grande y saneado para que lo absorba, y así evitar el recurso a los fondos públicos.
¿Qué pasa cuando en un país, como España, el proceso de fusiones entre bancos, o de absorciones de unos por otros, lleva a que solo queden unas pocas entidades que, además, son muy grandes?
Entre 2009 y septiembre de 2020, hemos pasado en España de 55 bancos y cajas de ahorro a tan solo 11. Desde entonces se han puesto en marcha los procesos de fusión de CaixaBank y Bankia, de Unicaja y Liberbank y del BBVA y Sabadell. Si estos procesos culminan con éxito, ya solo quedarán 8 bancos. Por ahora.
Entre estos tres bancos tendrían 1.421.293 millones de euros, que es el 63% de los depósitos de los españoles. Una cantidad que supera en un 14% a toda la riqueza que generó España (PIB) el año pasado.
CaixaBank-Bankia tendría a 20 millones de españoles como clientes y BBVA-Sabadell a 15 millones. A ellos se suman los 17 millones que tiene el Santander. Entre estos tres bancos tendrían el 63% de los depósitos de los españoles. Y, el valor de esos depósitos es de 1.421.293 millones de euros; es decir, un 14% superior a toda la riqueza que generó España (PIB) el año pasado.
Con estas cifras, ¿alguien cree que un gobierno, del signo que sea, puede dejar que cualquiera de estos tres bancos quiebre? No olvidemos que gran parte de ese dinero son los ahorros que guardamos los ciudadanos en esos bancos y, por tanto, la crisis de uno de ellos afecta directísimamente a nuestro humilde bolsillo, como parte del impacto en la economía del país.
Con la experiencia de lo sucedido en la crisis del 2008, quizás le sorprenda a mucha gente que el Gobierno no se haya opuesto a estas fusiones ante el mayor riesgo que supondría para las arcas públicas la quiebra de cualquiera de los tres grandes. Si, al final, nos va a tocar pagar a los contribuyentes cuando cae un banco grande, lo mejor sería, pensará esta gente, que todos los bancos fueran pequeños o medianos para que si alguno de ellos quiebra no pase gran cosa si el Gobierno no interviene.
Lo cierto es que tanto el Banco Central Europeo como el Banco de España vienen reclamando que se produzca este tipo de concentración bancaria, en España y en toda la eurozona. Los motivos que se exponen en público en favor de ello es que, en un contexto de aguda crisis económica, por el coronavirus, y de tipos de interés muy bajos, la rentabilidad de los bancos europeos es de las más bajas del mundo. Por tanto, una forma de mejorar esa rentabilidad es reducir costes, cerrando sucursales próximas y reduciendo empleados. Se dice que esas fusiones también puede ser una vía de reducir riesgos cuando permiten diversificar el tipo de clientes y ampliar los países en los que operan.
Este sector se enfrenta a otras amenazas para las que no está claro que el tamaño les vaya a ser de alguna utilidad a estos gigantes bancarios. O más bien lo contrario.
Es posible que estas medidas sirvan a corto-medio plazo, pero más allá este sector se enfrenta a otras amenazas para las que no está claro que el tamaño les vaya a ser de alguna utilidad a estos gigantes bancarios. O más bien lo contrario.
Entre estas amenazas se señalan a las llamadas “fintech” (de las palabras en inglés Finance y Technology) y a los “neobancos”. Las primeras son empresas, incluso pequeñas, que aprovechan a fondo las posibilidades de la tecnología para eliminar intermediarios y reemplazar a la banca tradicional en determinados servicios. De momento, su incidencia es pequeña. Según Bankinter, tienen alrededor del 5% del negocio bancario, pero están creciendo muy rápido. Los neobancos, en cambio, son bancos que apuestan solo por los servicios online y también están creciendo.
La mayor amenaza para el futuro de los bancos tradicionales, según el Banco de España, son las grandes tecnológicas: Google, Facebook, Amazon o Apple.
Con todo, la mayor amenaza para el futuro de los bancos tradicionales, según el Banco de España, son las grandes tecnológicas: Google, Facebook, Amazon o Apple. Básicamente, porque a medida que los bancos se van volcando en la digitalización de sus servicios, van siendo cada vez más dependientes de las empresas que tienen el cuasi monopolio de las infraestructuras tecnológicas que soportan esos servicios. La dependencia es aún más peligrosa en casos como el de Google, al poner los datos de sus clientes y las claves de su negocio a su alcance. Lo cual puede acabar siendo el primer paso para después entrar en este mercado y sustituirlos.
A la vista de este panorama uno empieza por preguntarse hasta qué punto las autoridades responsables de garantizar el buen funcionamiento del sector bancario (el Banco de España y, sobre todo, el Banco Central Europeo) van a poder imponer la disciplina que de verdad consideren adecuada a estos grandes bancos y, así, evitar que haya que salvarlos algún día, en el futuro, con el dinero de los contribuyentes. Teniendo en cuenta las dificultades que tuvo el Banco de España para manejar la crisis de Bankia, en los años 2010-2012, es lógico que nos preguntemos si será capaz de someter a su disciplina a los megabancos que se están formando en este país.
Ante la acelerada conversión tecnológica de los bancos que implica la digitalización de sus servicios, y ante la constante innovación de estas tecnologías, habrá que preguntarse si los inspectores de las autoridades bancarias disponen del conocimiento y de las herramientas adecuadas para saber en dónde tienen que “mirar” y qué tienen que “buscar” cuando hacen sus inspecciones de supervisión. Tanto por lo que se refiere a los propios bancos como a las empresas en las que cada banco haya externalizado alguna parte del soporte de sus servicios digitalizados.
Más aún, sería interesante saber cómo se están preparando, esta institución y el Banco Central Europeo, para llegar a garantizar la adecuada vigilancia y disciplina de la nueva banca tecnológica que se nos avecina.
Visto todo esto sorprende que estos procesos de fusión bancaria que se han puesto en marcha no estén dando lugar a explicaciones de mucho mayor alcance por parte del Gobierno y a debates en profundidad, tanto en el Parlamento como en los medios de comunicación, sobre la magnitud del desafío al que nos enfrentamos en esta materia.
Sobre todo, teniendo en cuenta que a los ciudadanos no nos gustaría descubrir un día que nuestro dinero está mucho menos seguro de lo que creíamos depositado en cualquiera de los bancos a nuestro alcance.
La concentración bancaria, como la de otras muchas entidades corporativas a lo largo y ancho del mundo, lo que trata de eliminar es la libertad que subyace en la competencia y reducir el número de interlocutores a tener en cuenta para proteger los intereses respectivos (políticos y económicos). Vamos además eliminando conocimientos, preparación y experiencia de quienes tuvieron que empezar desde la base, para poder realizar y llevar a cabo su propio proyecto vital.
El proceso seguido ha sido similar valiéndose de los llamados «CEOs» o directivos de los que depende en realidad las empresas, cuyo exagerado número de accionistas, las llevan a ser entregados al «fraude inocente» de Galbraith. En las operaciones sólo valen los resultados inmediatos: comprar cuando se hunden las empresas, vender cuando se prevea su hundimiento en un horizonte más o menos cercano.
Una visión simple y real del sistema bancario consiste en ser custodios de depósitos de sus clientes y utilizar los mismos racionalmente en los créditos solicitados. En teoría, su solvencia quedaba siempre garantizada por tales depósitos. En nuestra nueva visión distópica e infantil de la economía, incluso los estados acuden a la subasta que los endeudará cada vez más y cada vez los hará más sometidos. Se mezclan «servicios» absurdos con la verdadera gestión bancaria donde predominan los «gurúes» o «hechiceros» que tras revisar las vísceras de la gallina sacrificada, nos dicen eso de que «el dinero no es de nadie» (salvo de ellos mismos).
En el nuevo «mix» gobierno/corporaciones (las bancarias aspiran a administrar las ayudas de la UE por concesión del gobierno) quien suele pagar el pato es el ciudadano normal que antes confiaba en ellos, ya que se han convertido en «guardianes» de la pulcritud financiera (para los ciudadanos siempre sospechosos) mientras el despilfarro de gasto público, las financiaciones partidarias o ideológicas dudosas o las simples «coimas» campan a sus anchas.
Prefiero organizaciones a escala humana en todos los sentidos. Independientes del poder (cualquiera que este sea). Capaces de ayudar de verdad a sus clientes en lugar de someterlos a la férrea disciplina de la entidad. Que de eso va la cosa: someter a la sociedad a los caprichos y arbitrariedades de unos cuantos y de sus intereses respectivos. En el próximo año veremos cómo se siguen apretando las tuercas de todo tipo.
Y, por último, el Covid 19 es la excusa de los que Manuel llama «dirigentes», cuya eficacia, capacidad y resultados están a la vista.
Un saludo.
Los Depósitos bancarios están asegurados por un Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) hasta un límite –por persona y banco– de unos 100,000 euros.
Por encima de ese nivel no están asegurados y en este sentido es muy importante el actual proceso de Oligopolización que cita Manuel en este artículo.
Donde había más de cincuenta entidades hoy hay ya menos de ocho y muchísimos pueblos de España ya no tienen ningún banco. Lo mismo pasa en pueblos de Francia donde las Oficinas de Correos pagan las pensiones.
Por hacer una comparación con los EEUU todavía quedan allí unos 12,000 bancos, 4,000 menos que antes de la crisis que se llevó por delante a Lehman.
Esto quiere decir que si una persona tiene 5 M de € en depósitos podía tenerlos «seguros» dividiéndolo en 50 depósitos de 100,000 € en cada uno de los 50 bancos antes existentes.
Hoy, con 8 bancos, solo puede tener asegurados 800,000 euros si los tiene en cada banco. Si solo los tiene en uno, por muy grande que sea, el sistema solo le asegurará 100,000.
En la crisis USA que cita el artículo el primero en caer fue Bear Stearns, también quebrado, pero lo compró JPMorgan por 1$ la acción (estaba a 70$) y no se quitó el dinero a los depositantes.
Por qué cayó –o se dejó caer– Lehman no se sabe muy bien pero parece que se quiso dar un aviso ejemplar.
Hay muchas cosas de la crisis anterior que no se sabrán nunca pero hay un blog en Chicago que llevaban el Juez Richard Posner y el laureado Nobel Gary Becker que escribió que 6 meses antes de la caída de Lehman, la FED había dejado de pedir un informe diario de los «repos overnight» porque «ya no los necesitaba». Lo curioso es que Lehman se hundió porque su nivel de «repos» –cobertura de posiciones al cierre diario tomando préstamos nocturnos por unas horas cada noche–era brutal. La FED pudo entonces alegar que no estaba al tanto pero Posner (Juez de Mercantil de un tribunal federal muy importante) y Becker parece que no se lo creyeron.
A mi me parece que el proceso que está siguiendo el BCE se parece mucho, cada vez más, al Soviético, con un solo Banco. Lo cual no evitó que un día los rusos se despertasen con el valor de sus depósitos a menos del 1% de lo que creían que valía la noche anterior. Si tienen amigos rusos pregúntenles. No hace tanto tiempo de ello.
El sistema está muy mal, explicarlo no es fácil ni está bien visto. Todo un siglo comprando votos con papelinas tiene un final y esta, en el fondo es la historia desde 1920 y llevan 30 años acelerando el desmadre.
Saludos y gracias
PS, Por cierto, el FGD está notoriamente infradotado por lo que incluso el nivel de 100,000€ podría tener que ser cubierto por el BCE. Por otro lado lo de Chipre de hace unos años es la prueba que hizo el sistema para que los grandes depositantes pagasen parte del coste de los fallos de supervisión. Les funcionó.
Se agradece muchísimo la luz que sobre el Sistema Bancario arrojan tanto el artículo como los comentarios.
Es significativo como algo, tan unido a nuestra cotidianidad, es, en el fondo, un ente, un concepto abstracto y desconocido que nos suele dar amargas “sorpresas”.
Sorpresas que nos provocan respuestas airadas y enfados, a mi entender, justificadísimos, cuando, de la noche a la mañana, el banco te comunica que ha cambiado su forma de proceder y de actuar con tu dinero y el acceso al mismo.
En algún momento deberíamos ser capaces de utilizar más la inteligencia que las “vísceras” ante hechos consumados, sobre todo en vista de los escenarios que, parece, se nos vienen encima.
Por ahora, desde la ignorancia sobre el tema, pero a la luz de los comentarios, me pregunto si esa concentración de la Banca en España, con una economía basada en la “deuda con vocación de perpetuidad”, no nos está deparando un terreno magnífico para “entramparnos” sin muchas complicaciones, dentro del proceso del que habla Manu en su comentario, y del que parece no es muy ajeno el Banco Central Europeo…¿o a lo mejor es una especie de experimento?.
Sea lo que fuere, parece que va directamente dirigido a que una “clase media”…pobre…muy pobre y mantenida así en el tiempo, sea la garante y pagadora principal del desmadre crediticio.
Por último, me intriga mucho ese “empecinamiento” en retirar de la circulación el dinero en efectivo, el visible, el que tocas con las manos, ves con los ojos.
Ahora, al parecer, hasta el de “plástico” es “obsoleto”.
Hay que disponerlo desde una “aplicación informática”….invisible, virtual, como si fuera una “ilusión”.
¿Todo por comodidad y rapidez?.
Si la excusa en la aceleración de su implantación es la pandemia…francamente creo que es bastante burda la justificación.
De haber sido el dinero en papel o metálico un vehículo, fómite, de transmisión viral mantenido en el tiempo y en las distancias, media humanidad hubiera ya desaparecido.
¿Entonces, por qué esa insistencia en que el dinero…no se vea?
Buenos días Manuel
Tremendo artículo, en la línea del de TAID de hace poco. Y muy cierto lo que cuentas y lo que apostillan, O’farrill, MANU y Loli.
Loli tiene mucha razón cuando apunta a lo del efectivo y la pelea que hay por su desaparición. Cuando visto el panorama de concentración bancaria lo que parece es que el mejor seguro sería tener mucho efectivo en casa o en a saber donde. Bien escondido.
Aunque existiera el riesgo de que ese efectivo acabara teniendo el valor de los bolívares venezolanos.
Lo cual nos lleva al tema del oro, que en USA está semiperseguido, y hay leyes federales que permiten su incautación en «caso que proceda» (se presupone emergencia nacional, pero a saber que puede considerar un gobierno federal, dependiendo de en que manos esté; considerar que es una emergencia nacional).
¿Hay una conexión entre el tema de acabar con el efectivo y la concentración bancaria? Yo me temo que si.
Otro asunto es el tema de la deuda.
¿Pueden los bancos centrales seguir avalando deuda como si no hubiera un mañana sin que la divisa con que operan un día no haga kaput y sin que los tipos vayan a subir?
¿Es posible que se desarrolle actividad productiva alguna si tiene que luchar para conseguir financiación y rentabilidad contra el dinero gratis que tiene el «estao» para financiar cualquiera de sus delirios ideológicos?
¿pastizal que gracias al carry trade (mas las comisiones) es el que permite a los bancos no centrales fingir que existen?
¿Es la concentración bancaria, sobre todo en Uropa, el anticipo de un banco central privado, cómo la FEDEX, supeditado a dar créditos a los proyectos que orbiten entorno la Agenda Globalista?
Y de la misma manera que el oro americano sirvió basicamete a intereses no españoles, el esfuerzo de los europeos irá a financiar a saber que historias de élites globalistas; que versus (por ejemplo) los ahorros de los chinos, que presumiblemente van a financiar proyectos nacionales.. acabarán dejando Uropa aún mas decrépita que lo que podamos imaginar.
No sigo para no deprimirme.
Un cordial saludo
PS. Y el que se crea que todo lo que ocurre es culpa del COVID no entiende nada. Todo esto estaba mas que organizado mucho antes del COVID, que no es si no la excusa para dar unas vueltas mas de tuerca en todo el proceso
En Mayo del 2013 el Sr. O’Farrill organizó una conferencia sobre la anterior crisis que me correspondió ofrecer en el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales. Presidido entonces por B. Pendás y dirigido en el día a día por la Profesora Isabel Wences.
Para que cupiese en una hora se redujo a 22 páginas y unas 8000 palabras con numerosas notas bibliográficas. Es decir, excede de largo las dimensiones habituales de los artículos y comentarios del foro. El caso es que sigue siendo vigente y el paso del tiempo ha ido ratificando su contenido que no era ni políticamente correcto ni connivente con la situación. Como era previsible la situación, lejos de resolverse, ha ido empeorando.
Los temas que se nos plantean son cada vez más frecuentes en este y otros foros y personas fuera de ellos. que siempre se distinguieron por su ortodoxia, comienzan a percibir la real naturaleza del problema uno de cuyos componentes es el Progresivo Empobrecimiento de la clase media trabajadora y otro el Perverso Empecinamiento de las estructuras de poder occidentales por preservar su posición a costa, literalmente, de lo que sea incluyendo el Totalitarismo, el Fraude, la Represión y la Guerra. Ante nuestros ojos están ya.
Como he dicho estos temas necesitan una dificilísima respuesta ciudadana. Dificilísima por muchas razones pero la principal de ellas es que siempre nos damos cuenta con retraso y carecemos de tiempo de reacción porque siempre estamos reaccionando –valga la redundancia– ante una agresión constante y bien dirigida que conserva la iniciativa.
Estamos ya en un tiempo en el que es evidente que el «reformismo» es una ingenuidad –cuando no connivencia– y que es necesario organizarse para Resistir. Y no a lo grande sino en pequeña escala. Personal y de pequeños grupos. Y la primera labor de estos, personas y grupos, es estudiar para discernir. La segunda es comunicar eficazmente por los limitados canales a su disposición.
Saludos y manos a la obra.