Como sé que todos vamos mal de tiempo y que hay muchas cosas por ahí escritas que merecen mucho la pena, te voy a hacer un breve resumen de lo que viene, por si quieres seguir leyendo o prefieres irte: empezaré con una batallita de unos amigos míos en los Alpes, luego me voy a meter con los antivacunas para justificar que se les obligue a pagarse de su bolsillo su tratamiento Covid en caso de enfermar, como ya se propone en algunos foros, para más adelante, y por contradictorio que te parezca después de haber defendido que no vacunarse es una irresponsabilidad, tratar de justificarte porque yo posiblemente no vacunaría a mi hijo contra el Covid si estuviera en la edad para hacerlo. Y esto sin que parezca que padezco un caso evidente de disonancia cognitiva…
Como decía, voy a empezar con una anécdota personal, bueno, en realidad no personal, porque yo no estaba allí, pero que me pilla cercana, porque los que estaban son grandes amigos míos y yo en teoría tenía que haber estado ese día con ellos, en un viaje al que, no recuerdo por qué, al final no pude ir. Todo ocurrió un día de verano hace ya muchos años en los Alpes, en una vía no demasiado complicada, en una de esas montañas que comparten vertientes en varios países. Empezó con un pequeño error, seguido de un accidente sin importancia y acabó con un herido, una mochila llena de cuerdas, crampones y piolets en el fondo de un cortado y tres tíos a los que se les echaba la noche encima cerca de una cima de los Alpes.
Escalar en los Alpes, si no estamos hablando de actividades realmente extremas, que las hay y muchas, es de lejos mucho más seguro que hacerlo en otras grandes cordilleras, como los Andes, el Himalaya o las montañas de Alaska, más que nada porque, al contrario que en esos otros sitios, hay pocos rincones de los Alpes sin cobertura y a los que no llegue un helicóptero pilotado por algún fiera con un par de auténticos máquinas en su interior capaces de sacarte de los sitios más inverosímiles en menos que canta un gallo.
Pero claro, eso no es gratis, al menos no lo era en aquella época, y no sé cómo funcionará ahora el tema de los seguros de accidente, pero por aquel entonces si tenías un accidente en la montaña y tenían que venir a tu rescate más te valía asegurarte de que te pasase en el lado francés o en el italiano de las montañas, que eran los que cubría el seguro que tenían entonces mis amigos, porque si te rescataban en las vertientes suizas la factura te podía dejar endeudado para lo que te restaba de vida, sobre todo si, como era el caso de mis amigos en aquel entonces, dinero, lo que se dice dinero, no tenías demasiado.
El caso es que mis amigos la liaron en el lado erróneo de la montaña (el suizo), y tras perder material, lesionarse uno de ellos, y pasar una noche toledana en una cornisa, ahora cuentan cómicamente como transcurrieron algunas de las horas más “entretenidas” de sus vidas tratando de alcanzar la cima de la montaña arrastrando a un tío con el tobillo roto hasta una vertiente desde la que sacarlo en helicóptero no hipotecase sus vidas para siempre.
Ellos consiguieron llegar al otro lado de la frontera, y una vez allí, por la vía normal, de las que se bajan andando, decidieron que ya no merecía la pena pedir ayuda y llegaron al refugio por sus propios medios, convirtiendo sus penurias en una epopeya que, ahora que somos más viejos, recuerdan entre risas cada vez que nos vemos, pero que en su momento no debió de ser tan divertida…
Y todo porque si tienes un accidente en la montaña, también en España, muchas veces lo tienes que pagar tú (o tu seguro, que es lo mismo), algo que en según qué circunstancias, siempre me ha parecido súper injusto; por cierto: no se distingue muy bien el imprudente que pone a otros en riesgo por pura irresponsabilidad del que es víctima de un accidente que le puede pasar a cualquiera, solo que en un entorno un poco más hostil.
Porque eso pasa aún en España: dependiendo de la Comunidad Autónoma, si tienen que rescatarte en la montaña, en función de quien lo haga, te pueden pasar la factura, lo que no deja de ser curioso: accidente de coche provocado por una persona hasta las orejas de cocaína y alcohol que se lleva a una familia por delante, un helicóptero que lo evacua, un equipo de urgencias en un hospital público, operación, hospitalización, rehabilitación… coste para el asesino, del rescate y asistencia: cero euros. Paseo por la montaña en ciertas regiones del país con alerta meteorológica naranja, señor que se pierde por la niebla y en vez de rescatarle la Guardia Civil (que no te cobra) lo hacen los equipos de rescate de la autonomía: 6.000 euros. ¡Y esto está validado por un juez!
Pues a lo que voy: estadística en mano. Según los últimos estudios, aunque no fueron diseñadas para evitar contagios, la probabilidad de infectarse con Covid es tres veces mayor si no estás vacunado que si lo estás, una vez infectado la probabilidad de ser hospitalizado es la mitad para los vacunados y la de acabar en la UCI es diez veces menor para los vacunados que para los no vacunados, vamos, que no vacunarse contra el Covid y luego recibir asistencia gratuita del servicio público de salud es el equivalente a que te rescaten de una montaña cuando estás haciendo una ruta por encima de tus posibilidades con alerta meteorológica adversa y poniendo en peligro a tus rescatadores.
Y como he indicado antes, yo estoy a favor de que no te cobren los rescates en montaña, pero siempre y cuando este rescate se deba a un accidente, y no a un comportamiento irresponsable, que es lo que, matemáticas en mano, me parece no vacunarse, aunque solo sea egoístamente, por el bien propio, sin pensar en las inmunidades de grupo ni nada de eso. Y es ahora cuando a lo mejor parece que tengo disonancia cognitiva:
Los datos parecen indicar que lo que se gana, individualmente y a nivel de sociedad, es mucho más vacunándose que sin vacunar, los “pros” son muchos más que los “contras”; pero estadísticas en mano, esto es cierto para los mayores de 12 años (y más, si me apuras), pero en lo que hay que dar la razón a los que se niegan a vacunarse es en que de los efectos a largo plazo de las vacunas aún no sabemos nada, y por eso no creo que vacunase a mi hijo si estuviera en el intervalo de edad que ahora, desde los poderes públicos, están muy interesados en vacunar.
Porque también parece que los niños no pasan mal el Covid y el riesgo para ellos es, estadísticamente, no significativo, y en este caso me parece imprudente probar la vacuna con un niño de cinco años en aras de tratar de alcanzar la inmunidad de grupo, que no se alcanza por culpa de los adultos que (y desde mi punto de vista están en su perfecto derecho, si asumen las consecuencias) no quieren vacunarse.
Motiva a esos adultos: impídeles entrar en restaurantes y bares sin estar vacunados o cóbrales la asistencia sanitaria por imprudentes, pero no busques la inmunidad de grupo vacunando bebés.
Y sé que mi tesis hace aguas por todos lados, porque si voy a proponer cobrar por asistir a los sin vacuna, deberíamos también hacerlo a los fumadores (la probabilidad de patologías pulmonares es mucho más alta), a los obsesos (por la cantidad de enfermedades asociadas con un riesgo mucho más alto) e incluso a las personas que no tienen pautas saludables, pero es que en teoría a los fumadores les freímos a impuestos para desincentivarles y se multa a los motoristas sin casco y a la gente sin cinturón de seguridad precisamente con el argumento del coste sanitario…
El punto realmente débil de mi argumentación es ¿por qué creo que en un niño la ecuación de riesgo-beneficio no compensa y en un chaval de 20 años, con riesgos solo un poco mayores sí? Pues supongo que porque en mayores de 12 años hay estudios y se ha probado la vacuna. Para los menores, apenas sin casos de Covid, no se ha probado aún, y con niños, los experimentos, con gaseosa.
Buenas tardes Raúl
No coincidimos, pero me gusta tu tono no dogmático.
Respecto los paseos alpinos… a mi también me gusta la montaña, pero que yo sepa no son obligatorios.
Sin embargo, al personal que lo tocó nacer y vivir en un país X… y que pagó religiosamente su seguridad social e impuestos toda su vida, ahora; debido a algo que aún no se sabe de donde vino (oficialmente) porque es incómodo contestar a esas preguntas, se le quiere obligar a vacunarse con una sustancia que hasta hace poco no era considerada vacuna y que es experimental. O si no fastidiarle la vida hasta que se harte y se vacune.
Hay un aspecto muy importante al respecto.
Usted es consciente hasta que punto el establishment ha apostado por la vacuna. Así que, en esas condiciones:
¿nos podemos fiar de los estudios presentes y futuros que nos digan que los riesgos son aceptables?
¿Si aparecieran estudios independientes que pusieran en duda el coste/beneficio social de vacunarse, con todo lo que hay en juego detrás, y no me refiero sólo a las farmacéuticas si no al conglomerado de intereses que hay detrás de la apuesta de vacunar a todo dios, se podrían publicar y dar a conocer?
Y no me refiero necesariamente a estudios apocalípticos, que implicasen reducciones de la población drásticas, esterilizaciones masivas, etc.. no es necesario llegar a eso para que un estudio serio concluya que hay ciertos riesgos que no se sabían o suponían (vamos a ser indulgentes con ese desconocimiento) y que sabidos y conocidos desaconsejan la vacunación excepto en casos muy concretos y tasados.
Usted y yo sabemos que es imposible, de existir esos estudios, que se publiquen y se den a conocer.
Y simplemente por eso, dado que es un experimento y que es muy difícil (por no decir imposible) que si se descubrieran fallos salieran a la luz; presionar con la vacunación como se está haciendo me parece inmoral.
Porque además se está distribuyendo información falsa desde el establishment respecto las bondades de la vacunación, haciendo creer a los vacunados que pueden asumir ciertos riesgos y que da igual porque están vacunados. Riesgos que no aceptaría un no vacunado, por su propio bien. No se hace de manera oficial pero si oficiosa.
Es mas, incluso en el caso de que al final se demostrase la «bondad» de la vacuna. ¿es necesaria la dictadura sanitaria actual para imponerla, censura incluida, y la persecución de los vacunados con el coste social en recortes de libertades asociado?
Realmente ¿estamos seguros de que una vez que le hayan cogido el gustillo a dividir al personal para enfrentar a unos con otros y justificar aún mas recortes de libertades, implantación de créditos sociales varios, no lo iban a hacer con mas cosas?
Si cuando por simple «selección natural», de ser cierto lo que nos dicen, los no vacunados la acabarán espichando antes y punto. Con el añadido de cierto coste sanitario, pero asumible si la alternativa es la que he comentado. Cómo si no estuviéramos cansados de asumir costes mayores por temas mucho mas espurios.
Porque a todo esto el COVID existe y no es una simple gripe. Pero¿ realmente estamos hablando de una enfermedad con una gravedad tal que justifique lo que ha pasado en estos últimos, casi, dos años?
La gripe española (que no era española) fue muchísimo mas grave y no se paralizo el mundo cómo ahora y se contaba con medios mucho peores para combatirla, pero había menos miedo. Pero es posible que, incluso en esas épocas convulsas del prenazismo/fascismo/bolchevismo, hubiera mucha mas hambre de libertad que ahora.
La vacuna, en el fondo, es abdicar de nuestra propia responsabilidad para infantilizarnos, y poder ir tranquilos al pan circo que sea menester, porque papá estado (y a mas global mas estado y mas papá) cuida de nosotros. Y eso suponiendo que cuide de nosotros y que el precio a pagar por abdicar de nuestra libertad y responsabilidad sea el que nos vendieron.
Los seguros tienen un coste. El coste disminuye si el personal se comporta de manera responsable. Pero lo que se nos está vendiendo es un seguro cuasigratis que nos permite ser irresponsables, a costa de que todos tengamos que pasar por él.
¿No le parece, cuanto menos, raro?
Un cordial saludo
PS. Me he pasado últimamente por «El Debate», y aunque dejan comentar, mas o menos; hay un mar de fondo (de manera burda) a favor de cierto partido (fácilmente reconocible), que lo hace de difícil digestión si uno no está en esa onda.
El artículo disfrazado de un cierto sentido del humor, no tiene por donde cogerlo. Es más, señalar a los no vacunados como «enemigos del pueblo», tiene un tinte polémico en el que no voy a entrar para seguir en la misma vía humorística.
El comentario de Pasmao -con el que me identifico- ya avanza algunas cosas.
Para empezar, cualquier enfermedad o accidente no aparece por ganas en el paciente. No se elige, sino que se «padece». Otra cosa son las imprudencias.
Yo también pasé por el deporte de montaña hace bastantes años, compartido con la espeleología. En esos «paseos» por la montaña (que nadie me imponía sino que disfrutaba) o los arrastres por la humedad y el barro de las cuevas para forzar un «laminador» o una «gatera» o un sifón (más riesgo), no siempre se es consciente de los riesgos en que te colocas por puro gusto y colocas a los demás. He sufrido alguna caída, me he quedado atrapado durante horas en una gatera y he estado a punto de desplomarme en simas. También me he quedado «colgado» en alguna de las agujas del Asekrem argelino al ponerme a escalar sin material ni calzado apropiado. Afortunadamente he salido bien de cada trance.
Dicho todo ésto, considero una temeridad hacer «puenting» o algunos de los deportes de riesgo de moda.
También he andado por el Sáhara con un vehículo que no llevaba las ruedas apropiadas y con la de repuesto pinchada. He recorrido pistas africanas en vehículos inapropiados y a unas velocidades dignas del «Paris-Dakar»….. y he estado apuntado por armas en supuestos «puestos de control» en medio de la nada. Lo más que llevaba era un seguro de viaje….
Para mi eso era vivir a pesar de los riesgos potenciales que se podían dar en cada caso y a pesar del peligro de infecciones conocidas o desconocidas. El ajustar mi vida a una serie de protocolos sanitarios surgidos de la política (no de la Ciencia), con riesgo de mayores problemas sanitarios por respirar CO2 en lugar de oxígeno y despertarme asustado cada día por algo desconocido, es estar muerto en vida. Ser un «zombi».
Y ahora hablemos en serio, en clave jurídica de responsabilidades (donde incluyo a quienes sin información suficiente están obligando a inocularse algo que los propios productores no se responsabilizan)y cuyos efectos a cierto plazo desconocemos. ¿Cuanto deberían pagar los responsables públicos de su bolsillo por cada muerte de vacunados? ¿Cuantos podrían ser acusados de genocidio negligente por imponer tales vacunas? ¿Cuanto debían pagar y que penas corresponderían a quienes tienen intereses espurios aprovechando la ocasión? ¿Qué responsabilidad tendrían los jueces que apoyaran tales dislates?
Como verá hay diferentes formas de ver el asunto. La mía es que la Sanidad Pública es un servicio a disposición de los pacientes (está es todas las declaraciones de derechos)que nunca pueden ser objeto de imposición sanitaria. Que tiene la enorme responsabilidad de actuar en forma diferente con cada paciente («no existen enfermedades, sino enfermos..» es un viejo axioma) y que cualquier intervención debe ajustarse estrictamente a las necesidades de cada paciente o enfermo (en el caso de las vacunas a la situación sanitario de cada uno, tras la comprobación total y absoluta de su validez y con control y responsabilidad de facultativos, no de políticos; éstos -al parecer- no la tienen).
Primero: averigüese con exactitud la identidad del virus, su origen real y actúese en consecuencia. Segundo: infórmese a la población de forma clara, rigurosa y responsable (no eso de «los expertos dicen…»)de la situación y probabilidades de expansión o medios de fortalecer el sistema inmunitario natural. Tercero: Déjese que cada cual determine con su razón o su miedo, lo que le parezca mejor en su caso. Lo otro, nos lleva a algo que decíamos aborrecer: nazismo con señalamiento infundado de enemigos.
Un saludo.
1.- Me he vacunado dos veces y cuando me digan, voy a por la tercera. Creo que las posibilidades de que las vacunas sean para bien son mucho mayores que que sean para mal. Y lo mismo haría con mis hijos si todavía fueran menores.
2.- Si en el futuro investigadores descubren que la vacuna produce efectos adversos a largo plazo, no tengo ninguna duda de que se publicaría por sus descubridores: ¡menudo logro profesional!
3.- Obligar a recibir un tratamiento médico está en las antípodas de la libertad personal con la que todo ser humano nace. Me deja ESTUPEFACTO que se plantee algo así en Occidente, y no digamos lo estupefacto que me deja que actualmente ya esté establecido en algunos países supuestamente defensores de la libertad. ¡INCREIBLE!
4.- Que se plantee negar tratamiento médico al no vacunado que ha PAGADO por su seguro (y además OBLIGATORIAMENTE en el caso de la SS) es el colmo. Yo ya no entiendo nada: ¿se supone que nacemos libres o que nacemos siervos del estado?
5.- No sé nada de montañas.
Los Estados, y la UE en particular, han eximido de responsabilidad civil y penal a las farmacéuticas.
Nunca sabremos el número de personas que murieron por esta causa sin tener la menos capacidad de recurrir jurídicamente. Desde luego no fueron pocos como sabemos por los muchísimos casos reportados en Prensa. Ellos sí que dieron su vida por todos.
Durante estos dos años me llamó siempre la atención ver la los mandos autonómicos competir a ver quien imponía las medidas más duras. Sargentillos cuarteleros, parecían. LOs políticos, no los profesionales médicos, han dirigido esto. Raro, raro. Y sigue siéndolo.
En mi opinión lo peor ha sido que la ciudadanía, especialmente nosotros, los españoles, nos hemos comportado como el ganado que va a donde el pastor le lleva y sin saber si va al pesebre o al matadero. Hemos encogido los hombros y nos hemos vacunado porque gente de la catadura moral de nuestros gobernantes apuntaron en esa dirección tras habernos mentido constantemente en el proceso. Desde antes de la pandemia, durante la pandemia y después. No creo que debamos sentirmos muy orgullosos de ello. Más bien todo lo contrario.
A su vez PSOE y PP, salvo la excepción de Díaz Ayuso en Madrid, han sido cómplices en la dureza de las prohibiciones y han competido por seguir el mandato para demostrar a alguien que eran diligentes en la ejecución. Especialmente infame, creo, fue ver a Pablo Casado abstenerse o votar a favor cuando Sánchecx decretó el Estado de Alarma y tuvo meses el Parlamento cerrado en vez de tener que renovar cada quince días su autorización. Algo que ya sabíamos que era inconstitucional y que cualquier letrado de dichos partidos sabía.
COVID 19 ha demostrado nuestra fundamentalísima naturaleza gregaria. Nos parecemos demasiado a los rebaños. Es fácil hacernos tragar con ruedas de molino incluso si consideramos solo lo que queda de nuestra civilización que se erigió históricamente como paladin de la libertad.
Esperemos que esto no vaya a peor porque no estamos bien preparados para ello.
PS. LLevo todas las vacunas puestas y alguna más de propina.
Gracias por el artículo. Yo estoy vacunado, como casi toda la gente que conozco. Una nuera embarazada no se vacunó por prescripción médica. Ahora, tras nacer la niña, ya lo ha hecho.
La cuestión aquí es el precio ya pagado en vidas de este experimento que se mueve entre la histeria, la ignorancia y el miedo.
Los países vacunados tenemos más muertos que los no vacunados y el gran negocio de la industria farmacéutica es medicar a los sanos que son muchísimos más que los enfermos.
Tenemos ante nuestros ojos el mayor negocio de la historia sin que haya diferencias en mortandad entre países en función de la tasa de vacunas y ya sabemos que el virues es artificial.
Al contrario de lo esperado, “las zonas con mayor porcentaje de población totalmente vacunada muestran más casos de COVID-19 por cada millón de habitantes». Datos de total garantía publicados por Springer: https://link.springer.com/article/10.1007/s10654-021-00808-7
Creo que viene muy a cuento este artículo de Fernando del Pino censurado hace unos días. ¿Normal? ¿Lógico?
https://www.fpcs.es/basta-ya/#more-5077
A pesar de todo… Feliz Navidad.
Amigo Manu: acabo de ver el artículo de Fernando del Pino censurado en «Expansión». Es contundente y no deja lugar a dudas sobre lo que está ocurriendo. Por eso su censura y el mensaje implícito de aviso a navegantes.
Hemos hablado mucho del miedo irracional (aquel que se produce basado en lo emocional, sin pararse en su análisis racional; sin identificarlo para combatirlo). Como sabes es parte de ese mundo manipulado del relato que desde hace muchos años viene practicándose desde diferentes focos de poder o de intereses, donde estamos ante el gran dios del materialismo: el dinero. El único objetivo es silenciar voces discrepantes para que «los cascarrabias no corrompan este nuestro catecismo» (John Crowe Ransom: «Our Two Worthies»).
Porque de «catecismos» estamos hablando; de teorías convertidas en dogmas a través de la propaganda (que tan bien conocemos) para trampa de incautos y amantes del catastrofismo donde reina el caos de lo mediático por encima de lo racional.
La guerra psicológica va unida a las operaciones de propaganda y éstas, a su vez, precisan del «engrase» de toda una serie de agentes amparados por organizaciones de todo tipo. Ha sido algo consustancial con la»guerra fría» a partir de la 2ª G.M. como tú bien conoces.
Hoy se me ha ocurrido mirar de nuevo del datos de la causa del INE sobre causa de defunciones en España el pasado año 2020 (explosión de la pandemia). En tales datos siguen desaparecidas las «enfermedades respiratorias»en su conjunto (tal como ocurría hasta el año 2019)siendo sustituidas por la expresión «enfermedades infecciosas»en las que aparece «Covid 19» (identificado o sospechoso). Pues bien, tales datos (2020) son en su totalidad 493.776 muertes de las que corresponderían 24,3% al aparato circulatorio, 22,8% a tumores y en tercer lugar (donde antes estaban las enfermedades respiratorias sin mención alguna a las diferentes variantes)16,4% (60.358 defunciones).. Antes la gente moría de pulmonía, neumonía, gripe…. Ahora no existen al parecer.
En 2016.- total defunciones: 410.611(119.778 circulatorio, 112.939 tumores y 46.812 respiratorio)
En 2017.- total defunciones: 424.523: (122.466 circulatorio, 113.266 tumores y 51.615 respiratorio)
En 2018.- total defunciones: 427.721: (120.859 circulatorio, 112.714 tumores y 53.687 respiratorio)…..
Para no aburrir: desde enero de 2020 a abril de 2021(16 meses) el total de defunciones por Covid (identificado o sospechoso) era de 77.591que subían en agosto pasado (18 meses) a 81.931….¿no existe una cierta cadencia natural en los datos? ¿no será que los casos de «respiratorio» anteriores se han convertido en casos «Covid» en los dos últimos años? (el INE diferencia entre identificados y sospechosos…¿porque?).
Ahora aparecen las «variantes» ya anunciadas por Montaigner y otros muchos a consecuencia de la vacunación masiva, sin control sanitario y sin que los productores asuman responsabilidad alguna (cuando lo lógico es que alardearan de su eficacia y resultados) que se intentan resolver a base de más vacunas… ¿hasta cuando?
Racionalidad (base de la Ciencia), versus propaganda política, intereses particulares e ignorancia.
Un saludo.
Querido Raul:
Soy seguidora vuestra desde hace mucho tiempo. La verdad es que nunca me había decidido a escribir porque la calidad de vuestros articulos y de los comentarios era de tal nivel que no me sentía capaz de aportar valor.
Pero este artículo me ha dolido y no puedo dejar de expresarlo.
No soy antivacunas, nunca lo he sido. Pero, después de dedicarle muchas horas, muchas, a estudiar los virus, como funcionan las vacunas, que otros tratamientos se están utilizando….he decidido no vacunarme y he optado por reforzar de forma natural mi sistema inmune.
Lo que ya me terminó de convencer fue darme cuenta de la censura y manipulación que, desde los medios de comunicación y las redes sociales, hay. Censura en los tratamientos alternativos que hay, muchisimo más baratos y desde luego con bastantes menos riesgos. Censura de voces muy capacitadas, virólogos, medicos… que se atreven a opinar de otra manera aún a costa de poder ser inhabilitados por no coincidir con la versión oficial. Censura de los efectos adversos que ya se están poniendo de manifiesto en estas, desde mi punto de vista, mal llamadas vacunas. Y no quiero decir, ni muchísimo menos, que mi decisión sea la más acertada, aunque, sinceramente sí la considero bien fundada. Y aún así, de repente, yo, que siempre he sido fiel cumplidora de todas las normas, me convierto en un ciudadano de segunda, al que se puede restringir sus libertades, que no es digno ni de entrar en un restaurante o de viajar, o, según dice el artículo, de asistencia sanitaria si enfermo de COVID.
Y lo que más me duele es esa falta de empatía de algunos de los que sí han decidido ponerse una vacuna experimental (decisión que, si bien no comparto, supongo que estará igual de bien fundada que la mía, ya que en la ciencia no hay verdades absolutas) ya que consideran adecuado esa restricciones de libertades. Y que sea este foro el que lo promueva, me duele y me preocupa mucho.
Confío que todo esto no nos separe y que sigamos construyendo juntos «un futuro más acorde con las aspiraciones de las personas que vivimos en este planeta».
(Estudios científicos que sustentan lo que he dicho hay muchos. Por ser muy ilustrativo, recomiendo ver el programa de ToroTV de los viernes a las 23 horas «.Vivir con salud». Los primeros 10 minutos de cada programa indican estudios en este sentido. Si bien ToroTv tiene una clara tendencia conservadora, este programa no tiene ninguna connotación política.
https://eltorotv.com/programas/vivir-con-salud)
Siempre pensé que el artículo de Raul tenía en el fondo una cierto intento de provocar debate. Y vaya si lo ha conseguido. Un debate que podría ser muy extenso y por lo tanto fuera dela capacidad del blog.
Raul se refería a los no vacunados (herejes) como enemigos de los vacunados (creyentes) en esta nueva religón que nos imponen (o lo que es lo mismo, la racionalidad científica basada en la demostración de los hechos, frente a la superstición provocada). Y proponía que los primeros pagasen los platos rotos por su irresponsabilidad.
Pues bien, vivo en el centro de Madrid donde, a diario, cientos de miles de personas se apiñan y amontonan, se hacen fotos, cantan y jalean a los titiriteros en masas de cientos y, además muchos de ellos todavía visten como en verano: simples camisetas o camisas, pantalones cortos o rotos en mayor o menor medida (sobre todo en las articulaciones), que entran y salen de locales a fumar con el consiguiente choque térmico que toda la vida producía enfermedades respiratorias. ¿Les hacemos pagar por su falta de responsabilidad?
Cientos de miles de personas se apiñan cada día en transportes públicos, se interrelacionan con amigos, compañeros, asisten a fiestas de empresa o a fiestas particulares, sin tener en cuenta el riesgo de contagio resultante. ¿Les hacemos pagar por su falta de responsabilidad?
Millones de personas se amontonan en ciudades o megalópolis creyendo de buena fe que se vive mejor. Muchos miles comparten eso que llaman «camas calientes» para aprovechar al máximo los pequeños espacios en que habitan. ¿Son culpables por irresponsabilidad?
Así podríamos ir encontrando muchos ejemplos de irresponsabilidad, de la cual, la más evidente está en nuestra capacidad de elegir supuestos responsables. ¿Hacemos pagar a todos los que han votado a determinadas opciones políticas?
Ayer un amigo me hablaba de las carencias que estas nuevas sociedades de oropel tecnológico tenían, donde – según decía- sobran los necios, los ignorantes., los inmaduros…. ¿No sería mejor enfrentarnos al sabio dicho: «solo sé, que no sé nada» que es la cruda realidad sobre la pandemia?
Un saludo.
¿Cuánto le cuesta a la Sanidad Pública los tratamientos de diálisis ante la insuficiencia renal crónica?, es este, sin duda, un tratamiento caro que, sin embargo salva y mantiene muchas vidas en nuestra sociedad.
Sin embargo, algo que no se publicita mucho son las causas de esas insuficiencias renales.
Son variadas, pero una de ellas, una de las que parece tiene una incidencia que cada vez se demuestra mayor, es la ingestión “in crescendo” y mantenida a lo largo de toda la vida de “antiinflamatorios”.
¿Qué mandan los pediatras a los niños cuando caen con fiebre y malestar?: Dalsy, el antiinflamatorio infantil…. Y de ahí, hasta que somos “viejos”.
Una de las enfermedades desgraciadamente parece que “auge” en nuestras modernas sociedades el “cáncer digestivo”, con más incidencia, parece en el de “colón”.
Es también, por tanto, una patología que implica un gasto muy importante, en su prevención, diagnòstico y tratamiento de nuestra Pública Sanidad.
Causas también variadas, hábitos de vida alimenticia…, comportamientos no saludables…, y también, actualmente, parece comprobarse la participación de una “bacteria amiga”, en principio de nuestra mucosa digestiva, que de pronto “rompe el pacto” y se pasa al bando “enemigo”, la “Escherichia Coli”, comprobándose, además, su cada vez mayor participación en procesos patológicos graves no solo del tracto digestivo sino también de otros como el urinario.
Actualmente, también, parecen estar en “auge” patologías que afectan a epitelios, las “dermatitis” de la piel, pero también de los tejidos que recubren los órganos internos, como puede ser el corazón y los pulmones.
Otra de las bacterias que parece intervenir con cada vez más incidencia en este tipo de problemas, es de nuevo otra “aliada”: el “Sthaphylococcus aureus”, bien conocido entre las “enfermedades nosocomiales” de los hospitales, sobre todo de los más grandes y saturados que son propios de la Sanidad Pública.
La razón no es otra que la cantidad de antibióticos que se usan en esos lugares, que, además de solventar, por supuesto, situaciones comprometida en infecciones, resulta que proporciona en organismos aún debilitados en su sistema inmune por esos procesos, una información valiosísima a las bacterias para luchar contra aquello que potencialmente las agrede: anti-biótico…..no estamos solos.
¿Qué es lo primero, que, desde los primeros años de nuestras vidas se nos administra ante cualquier indicio de infección, y si no es así, los padres inseguros, alarmados, demandan constantemente para acabar con cuadros febriles o infecciosos en sus pequeños?: anti-bióticos… así y muchas veces sin gran discriminación o estudio en profundidad de su idoneidad, a lo largo de toda nuestra vida, de su administración en nuestro organismos…..consumimos grandes cantidades de estos fármacos, que acaban por ser ineficaces, las bacterias se defienden, y las “aliadas” se enfadan muchísimo.
Como todo “Sistema”, en nuestro organismo el que provoca aquellas reacciones de procesos de “coagulación sanguínea” es altamente complejo, y convoca a un montón de factores, elementos, e incluso “tiempos” para ello.
La aplicación de terapias para abordar los procesos que conllevan una alteración en los caminos de coagulación sanguínea, requeriría de un estudio y seguimiento muy singularizado y pormenorizado para evitar una intervención excesiva en otros sistemas orgánicos…, pero hay muchos caminos.
Otro de los gastos importantísimos de la Sanidad Pública es el tratamiento de las enfermedades de la sangre, en su vertiente más dramática, las “leucemias”.
Curiosamente, un efecto iatrogénico de la administración continuada en el tiempo de un tipo de anticoagulante, el sintrom, es precisamente el de esta indeseable enfermedad.
Sin embargo, es el elegido de preferencia, por los protocolos, al menos así aparenta en lo que respecta a la Sanidad Pública, ante cualquier circunstancia adversa del organismo que requiera de una acción anticoagulante que se prevenga crónica o larga en el tiempo, aunque se realice en edades tempranas.
La cosa es mucho más compleja que el análisis simplista que el autor del artículo expone en su análisis respecto a la asunción, o no por, parte de la población, de una terapia novedosa en fase aún de ensayo clínico.
¿Se debe evitar el acceso a la diálisis a toda aquella persona que se demuestre ha consumido antiinflamatorios desde que era un bebé?.
¿Se debe prohibir el acceso al tratamiento de cánceres digestivos a todos aquellos que, no solo no hayan seguido hábitos alimenticios saludables, según quien determine, claro está, qué y cómo son tales hábitos, sino también a todos aquellos que hayan tomado antibióticos desde su más tierna infancia?.
¿Se debe impedir el acceso al tratamiento de procesos de enfermedades como la leucemia a todo aquel que, por una razón u otra, por ejemplo, tenga una patología cardíaca congénita que le haya obligado a anticoagularse toda la vida con el susodicho sintron?.
Repito, es todo mucho más complejo, y creo que, en realidad, lo que está en entredicho es el modelo de sociedad y de seguridad sanitaria en el que nos hemos empeñado.
Porque, aún quizás, con toda la buena voluntad de que la misma de oportunidad de salud y bienestar llegue a todo el mundo por igual, la realidad a la que nos enfrentamos es que, por el camino de hacerlo todo “público” y “homogeneizado”, no solo no se consigue, sino que, además, se está propiciando todo lo contrario: una población cada vez más vulnerable en todos los aspectos.
Tratar de leer rápido como lo haría Groucho M.:
– Los no vacunados deben vacunarse para proteger a los vacunados,
porque los vacunados no están protegidos con la vacuna que tienen
que ponerse los no vacunados para proteger a los vacunados – .
Debemos ser responsables con la genética que nos ha sido dada.
No se podía resumir mejor el tema. Enhorabuena Luis. Con tu permiso querría utilizar tu breve pero acertadísimo comentario. Un cordial saludo.
Claro que si O’Farril, no es mio. A
tu disposición
No hace mucho, su excelencia Pedro Sánchez, usía donde los haya, desparramó tan campante sobre su audiencia una afirmación ante la que volví a sentir rabia por la desfachatez con que la hizo. Como de costumbre, claro, pero es que no puedo acostumbrarme. Decía así: «el bien individual no es posible sin el bien común». (O «el bien individual no es posible sin el bien colectivo»). Hablaba precisamente de los beneficios de la vacunación colectiva. No creo que el señor Estévez haya pretendido emularle en simpleza, sino provocar reacciones, así que aprovecho la ocasión para manifestar públicamente lo que se me pasó por la cabeza cuando escuché a Su Sanchidad.
Si aplicamos este razonamiento a la construcción de un edificio de miles de millones de plantas, porque miles de millones de almas somos, ¿es posible levantarlo siquiera sin tener en cuenta la idoneidad de cada uno de los elementos sobre y con los que pretende construirse? ¿Es que cada uno de esos elementos, que a su vez se compone de otros elementos, es idéntico a todos los demás? ¿Su naturaleza es la misma? ¿Es el mismo el proceso de obtención de materias primas, fabricación, montaje y conservación de cada uno de ellos? ¿Cumplen todos la misma función a la hora de ensamblar y sostener el edificio en pie? ¿Deben todos someterse al mismo control de calidad? ¿Debe este ser exigente? ¿El todo por la parte o la parte por el todo?
¿Existe el bien común más allá de la prepotencia, el relato oficial y el pensamiento único? La biología, la bioquímica, la medicina… ¿no eran unas ciencias? ¿Podemos seguir viviendo mucho más tiempo en un modelo social que niega las peculiaridades, las necesidades y hasta la existencia de cada uno de los individuos que lo conforman y lo habitan? ¿Habríamos llegado a este estado de ignorancia y de locura si cada uno de nosotros no hubiera estado mirando al tendido mientras las élites hacían sus juegos de manos, amasaban más y más trillones y se incrustaban incluso en nuestro sueño?