En mayo de 1940 el ejército francés era, sobre el papel, el más poderoso del planeta. Aún así, un loco con bigote por todos conocido dio la orden desde Berlín y el ejército alemán penetró en Francia a través de los frondosos bosques de las Ardenas, justo donde estaban situadas las divisiones francesas más débiles. Tanto los franceses como sus aliados británicos consideraban que era imposible una invasión alemana por esa zona y concentraron sus mejores tropas en Bélgica, la zona a priori más vulnerable, y en la “inexpugnable” Línea Maginot.
Tras los primeros combates, donde el ejército alemán barrió sin apenas ningún problema las defensas francesas, las tropas de blindados de Guderian, llevando hasta sus últimas consecuencias la “Guerra Relámpago”, dejaron atrás las divisiones alemanas de infantería que suponían el grueso de su ejército. Debido a la rapidez de su avance se produjo una enorme brecha con el resto del ejército alemán que hizo que sus superiores le dieran orden de parar, temerosos de un contraataque francés.
Hubo un momento el 13 de mayo de ese año en que la Historia, con mayúsculas, se balanceó al borde de un precipicio. Es muy fácil decir “y si…” a “toro pasado”, pero la realidad es que los franceses, pese a las primeras derrotas, seguían teniendo uno de los ejércitos más poderosos del mundo en aquel momento. Los alemanes estaban indecisos y un contraataque francés habría hecho parar a Guderian, y a lo mejor habría dado tiempo a los aliados a reaccionar y evitar alguno de los años más oscuros de la historia del mundo.
Pero no lo hicieron, no lo hicieron porque estaban demasiado acobardados para intentar nada.
Así, entre el 13 y el 15 de mayo de 1940, en las colinas que rodean al rio Meuse, un grupo relativamente pequeño de hombres, los soldados alemanes en ensangrentados uniformes grises, derrotó a las defensas francesas. Esa infantería alemana que tomó los altos detrás de Meuse, que derrotó a los franceses en esas oscuras riberas y agrestes colinas, abriendo el paso a los tanques alemanes, esas personas corrientes (fanatizadas por un régimen despreciable, pero gentes corrientes al fin y al cabo), nos demuestran como las acciones de unos pocos pueden determinar el curso de la historia.
Esos granjeros de Dusseldorf, esos obreros de Múnich, no solo abrieron paso a los tanques de Guderian, también abrieron paso a la Oscuridad; la caída de Francia, la salvaje invasión de la URRSS, la “Solución Final”, Hiroshima… el fin de la posición hegemónica de Europa en el Mundo y la Guerra Fría no habrían sido posibles, o al menos tal y como ocurrieron, si los franceses hubieran aguantado esos días de Mayo.
Unos pocos, en el sitio adecuado y el momento justo pueden cambiar, para mal o para bien, el curso de la historia.
Ahora nosotros somos los franceses asustados del Meuse.
Para nosotros este es el momento: no sé si estamos en el sitio adecuado, pero no tenemos otro momento, tenemos que intentarlo AHORA. Tenemos que hacer lo que esté en nuestra mano para intentar cambiar el mundo, porque aunque traten de descorazonarnos, es nuestro deber: es para lo que hemos nacido.
No has nacido para trabajar de 8 a 8 por cuatro duros, no has nacido para hacerte rico o para salir de marcha. No has nacido (solo) para estudiar, trabajar o divertirte. Has nacido para tratar de dejar un mundo un poco mejor que el que te encontraste.
Nos hacen creer que estamos sometidos a fuerzas más grandes que nosotros, que los condicionantes económicos, así como los políticos o sociales, hacen que las decisiones y las acciones que configuran nuestra sociedad y nuestra forma de vivir estén más allá de nuestro alcance, y que las acciones a nuestro alcance, individuales o colectivas, no tienen repercusiones significativas a nivel global.
Nos hacen creer que no podemos hacer nada, que nuestro voto se diluye entre millones de votos y nuestra voz es ahogada por voces más fuertes de gente que grita más.
Y puede ser cierto, pero eso no ha de acobardarnos, debemos de expresarnos con nuestra voz, debemos de tomar nuestras decisiones y ser consecuentes con nuestros planteamientos. De nada sirve decir: “si yo fuera presidente”, porque es cierto que es muy difícil que tú seas presidente, pero seguramente puedes hacer algo para condicionar a ese presidente o, más cerca, para tratar de influir (de mejorar, espero) en la sociedad.
Por eso nos dejamos llevar; como no podemos cambiar el mundo no cambiamos nada.
Pero eso no vale:
Tenemos que vencer la pereza que nos ata delante de la televisión y empezar a pensar, a hablar, a escribir, a GRITAR… a protestar contra todas las injusticias que se han convertido en “normales” y a aportar ideas para convertir en “normal” una sociedad más justa: otra Sociedad.
Hagamos algo. Cambiemos algo.
Cambiemos el mundo.
Quizá la frase «cambiemos el mundo» es la que nos para en ocasiones, por lo inabarcable ante cada uno de nosotros. Aunque es solo una forma de hablar, yo diría: cambiemos cada uno todo lo que podamos en nuestros mundos, que conforman ese mundo común. Si quieres una sociedad más justa, humana, responsable, comprometida, activa…, haz todo lo posible para tu entorno lo sea; empecemos cada uno por nuestros pequeños o grandes mundos, ahí podemos marcar la diferencia, no hay excusas. En las narices de cada uno de nosotros pasan cientos de cosas que podemos mejorar, en mi opinión ahí está el trabajo primero, luego todos nuestros caminos se irán encontrando.
cambiamos el mundo??? hacia donde? modificamos el sistema electoral? imponemos una impuesto sobre las transacciones financieras? saneamos los bancos? condonamos la deuda a grecia? qué propone el autor?
temas similares ya se han planteado en el foro social mundial en porto alegre, el problema es que el primer mundo no quiere renunciar a nada, empezando por el smartphone cuyos condensadores de tántalo están fabricados con el coltán (que además es un mineral escaso) que se extrae de las minas de congo a costa de tener el país en ruinas!
propongo empezar por renunciar al smartphone!
Si nos ponemos así, Toto, nadie haremos nada. Ni tú, ni yo, ni un señor con gafas paseando a su perro con el que me he cruzado esta tarde por la calle, ni una vecina mía un poco contrariada porque se le averió la lavadora, haremos nada…
¿Tiene acceso un individuo a modificar el sistema electoral, o a implantar un impuesto para las transacciones financieras o para condonar la deuda a Grecia?
No es que no esté de acuerdo en renunciar al Smartphone; que lo mismo es una renuncia que no tiene ni pizca de mérito porque jamás me he planteado es dejar de no tener un Smartphone (que creo que es una especie de móvil, que tampoco tengo); pero si es cierto que no podemos solucionar lo grande (y no podemos) también lo es que sí podemos, en la corta medida de nuestro entorno y de nuestros actos y de nuestros gestos, hacer algo, en cada instante, que va tal vez a pasar inadvertido y nadie va a percibir y por tanto ni a aplaudir ni a ensalzar.
No son heroicidades; a lo mejor basta con actuar de forma que algo que nos encontramos al paso y está sin hacer o mal hecho después de nosotros esté hecho y de la mejor forma que hayamos sabido, o con no cargar las tintas de nuestros malestares dedicando una mirada hostil o un gesto hosco al que nos pisa ese callito del meñique tan fastidioso. Quiero decir, no ir engordando a lo largo del día la bola de los sinsabores —que sí, claro, a todos nos acaecen de continuo — vertiendo nuestro amargor en el siguiente, que hará lo mismo con el siguiente…
Que no es que yo pretenda que con ser bonancibles (o bonachones) las cosas se arreglen, pero sí funcionarán un poquito mejor y en cadena si de uno en uno vamos enderezando nuestros estares y nuestros modos y nuestras palabras y nuestros gestos; y que quizás lo que propongo es tan sólo una forma más o menos solapada de egoísmo, puesto que a fin de cuentas lo que más nos perturba, a todos y a cada uno, es la consciencia de qué hemos hecho mal o qué hemos dejado de hacer bien.
Y dejar de hacerlas bien quizás sea, aun entre protestas, pasar por aros o comulgar con ruedas de molinos por no enfrentar el engorro de, sencillamente, negarse a doblar la cerviz.
¿por qué estamos discutiendo esto ahora?, ¿por qué europa y eeuu se hunden?, lo que yo propongo es no hacer nada, dejar que el sistema caiga por sus propias contradicciones (animo a seguir comprando smartphone para acelerar la caída!!!); además, ¿quién está en crisis?, ¿brasil, india, china?, ya es hora de dejar paso a otros y asumir que no vamos a ser la 8ª economía del mundo nunca más!
De acuerdo. Y me parece bien dejar que se hunda si de las ruinas va a salir algo mejor. Pero si las cosas han llegado, en todas partes y en los países más distantes a estar como están un algo de arte y de parte habrá tenido cada individuo, con su hacer o su dejar estar de cada día, con su actitud… inocente, tal vez, en la creencia de no estar teniendo ninguna responsabilidad.
Y no estará teniéndola, quizás, porque es una responsabilidad que va tomando cuerpo en cuestiones de apariencia tan insignificante que quién podría pensar que vayan a tener alguna trascendencia o a incidir sobre algo o sobre alguien.
Pero igual que esa ingente cantidad de pequeños actos o no actos se fueron concatenando digamos para mal – porque donde hay gobiernos democráticos que funcionan mal es porque una concatenación de decisiones individuales lo ha propiciado; y donde hay dictaduras, porque cuando aparecieron los primeros atisbos no se frenó –, otra concatenación de actos distintos, y conscientes, de la pequeñez de lo cotidiano podrá, imagino, propiciar el que el orden de cosas evolucione para bien.
¿en todas partes?, china crece a un 10.3%, brasil 7.5%, rusia 4%, argentina 7.5% … la recesión ha llegado sólo a europa… ¿dónde esta la crisis? china, brasil están eufóricos… pero no os preocupéis, hay soluciones, yo propongo inundar de nuevo china de opio (ahora que occidente controla las plantaciones de Afghanistan sería relativamente sencillo) para degradar su sociedad y parar su crecimiento, les funciono a Reino Unido en el s.XIX, por qué no volver a intentarlo (además controlamos la propaganda todavía… se puede hacer una película como 55 en Pekín para tergiversar la historia después)… diréis que no es ético, pero es lo que llevamos haciendo hasta hoy (me reservo comentar las motivaciones de la ii guerra mundial que poco tienen que ver con el partido nazi), la demás es cinismo… sostener esta mentira hasta hoy es lo que ha degradado la sociedad occidental!!! también se puede leer a nietzsche para llegar a la misma conclusión por otro camino!
Precioso articulo de Raúl. Y, el mundo no se cambia desde las instituciones, se cambia desde las entrañas. Si entramos en ese mundo conceptual que nos ata, caeremos en lo mismo de siempre. Iremos a la lógica y no a la imaginación. Esta juventud que nace debe despertar al instinto, a la intuición. Es cierto y doloroso, Hitler creo una ilusión. Esa ilusión hizo saltar por los aires las suposiciones, lo posible. Hizo lo imposible, acobardar al enemigo más fuerte. No es ese el camino pero,demostró, que el camino trazado era endeble.
Por eso el juego de la democracia es endeble. Se llama democracia a la de Bangladesh, a la de Estados Unidos, a la de Venezuela, a la de Francia, etc. Es un concepto edificado, un edificio de conjeturas. La verdad es esa que enuncia Raúl, la que se supone imposible. La de la intuición, la que cambia, la que transforma. La que al final, nombrara las cosas por su esencia no por su idea. Dará paso al arte de oír, de ver, de ser.
Estoy de acuerdo con Toto, pero entiendo que hay posbilidad de propuestas nuevas
otro mundo es posible, pero los cambios vendrán de los países que llamamos peyorativamente “en vías de desarrollo” (¿quién define qué es un país desarrollado?)
Si criticar lo escrito por Raúl, escuché hace tiempo, que yo de gerras no entiendo ni PAPA,que la victoria alemana sobre francia-fue debido sobre todo a que, se ordenó bombardear desde el aire posiciones francesas, no se había hecho antes tal acto de crueldad impensable, aún con la inmensa crueldad que se actúa en toda guerra; es decir, sin tal ACTO de crueldad nunca vista no habrían entrado en Francia loa alemanes; Justo lo que mueve el mundo-la crueldad, la perversión,lo no esperado, la mentira, la sorpresiva negatividad..y cómo no!, si esto se dá en el mundo, nos llega-nos cala lo queramos o no!, creo, no somos invencibles a estos climas humanos que nos contaminan diariamente allá donde vamos, asíque como lo de cambiar el mundo parece algo así como ENORME,pues igual,estaría bién por empezar de poco a poco de modo personal a cambiarnos a nosotros mismos..como lo vayamos viendo, pero para sentirnos mejor con nosotros mism@s, mas en paz, mas tranquilos, y así nos calará menos todo aquello negativo tan en la atsmófera social, o dicho de otro modo, sería bueno pensar, cómo queremos vivir y en qué condiciones queremos hacerlo,(estas frases, no son mías, sino de un pensador ya fallecido), y darle a la reflexión lo más que se pueda, y empezar a hacer en la misma dirección que sentimos que mejor queremos hacer,siempre y cuando los sent.sean positivos que sino la cosa se lía pero bién; Es decir, estén como estén las cosas,siempre podemos construir el mundo que queremos,mas o menos; pero sí, caminar hacia lo que más deseamos, con constancia y perseverancia, y si uno cae o se equivoca, se reflexiona y se continúa..y así siguiendo. y aunque cueste verlo, la vida al fin y al cabo es de cada un@, y aunque vivamos en sociedad, cada un@ de nosotros somos plenamente responsables de aquello que hagamos, una vez que somos adultos, creo.
Buen artículo, el primero que leo en este blog con el que comparto muchas ideas.
Creo que la idea sería intentar cambiarse uno mismo, para intentar cambiar a sus amigos y familiares, y de este modo cambiar a la gente de su pueblo, y quizás así llegar a cambiar el mundo.
A nivel mundial, creo que una buena manera de cambiar las cosas es el modo como elegimos a nuestros «representantes» que más tarde tomaran decisiones por y para nosotros. Quizás que haya dos o tres presidentes a la vez, de distintas manera de pensar y que tengan que llegar a acuerdos entre ellos para coger las mejores partes de cada idea.