En el profundo y prolífico debate sobre los géneros, un elemento que pocas veces suele ser tomado en cuenta es el relacionado con las enfermedades mentales. Los datos que se recogen muestran diferencias estadísticas evidentes entre unas y otros, ofreciendo versiones distintas de la vulnerabilidad psicológica de cada uno de ellos, y las tendencias vitales que más les pueden afectar.
…el planteamiento acaba derivando en temas relacionados con los aspectos sociales sobre la mujer, y pocas veces aborda las interioridades de los seres humanos que somos.
Casi siempre que se encaran estos temas, más a la luz de los conflictos sociales derivados de los casos de violencia de género que suelen sufrir las mujeres en manos de los hombres, con resultados terribles y fatídicos, que suponen no solo una lacra mortal sino también una evidencia que desdice de plano la supuesta superioridad evolutiva de nuestros colectivos, el planteamiento acaba derivando en temas relacionados con los aspectos sociales sobre la mujer en el medio externo en el que se encuentra, y pocas veces aborda las interioridades de los seres humanos que somos.
No sé si será porque nos cuesta hacer una introspección y mirarnos más a nosotros mismos, o porque es más maleable considerarlo como un gran tema general entre los géneros, en un episodio más de una especie de subconsciente “guerra milenaria”. Como todas las cuestiones que tienen a la persona como centro, se puede ofrecer una visión de la piel para fuera o hacerla de la piel para adentro, considerando los aspectos emocionales, relacionales y estructurales, como una parte esencial de este terrible problema compartido por todos.
…subyace una realidad psíquica que se resiste y no es tan simple de modificar por el solo y mero deseo de hacerlo.
Los que hemos tratado y trabajado en este medio, sabemos que más allá de las fuertes dificultades con las que se encuentra cualquier persona que padezca abusos y malos tratos, y que requiere de múltiples y diversas ayudas inmediatas y a largo plazo, que deben suponer un compromiso firme y sostenido de todo el medio social, subyace una realidad psíquica que se resiste y no es tan simple de modificar por el solo y mero deseo de hacerlo, y pese a las evidencias catastróficas a las que se haya llegado.
si los hombres son más proclives a los problemas disociativos, las mujeres suelen “caer” más en los de tipo adaptativo.
Los datos que nos ofrecen las estadísticas de la salud mental pueden ayudarnos a entender mejor las diferencias de la naturaleza psíquica de cada uno, encarando la cuestión desde perspectivas más afinadas en cuanto a la estructura. Así, si los hombres son más proclives a los problemas disociativos, en los que los episodios de desrealización serían el extremo menor y las esquizofrenias o el autismo el mayor (8/10 frente a 2/10), las mujeres suelen “caer” más en los de tipo adaptativo, en el gran eje vital que suponen los problemas de ansiedad y depresión, como polos opuestos de un continuo relacionado (7/10 frente a 3/10).
Es mucho más raro encontrar en ellas que se produzca un problema de adicción, comparativamente con los hombres, mostrándose ellas más fuertes en lo relacionado con ello. Asimismo, el porcentaje de suicidios consumados es claramente mayor entre estos (3/4 frente a 1/4), y, en cambio, se presentan en ellas más tentativas fallidas.
Todos los resultados indican una distinta relación de unas y otros con los episodios vitales.
Todos los resultados, dentro de la relatividad que los estudios epidemiológicos y estadísticos pueden proporcionar, indican una distinta relación de unas y otros con los episodios vitales, en los que ellas son más proclives y reactivas al devenir doloroso o satisfactorio, por llamarlo de alguna manera, de las fases y estados que se suceden y de las que se compone, frente a unos hombres más tendentes a la ruptura radical –externa o interna– con la raíz misma de la vida.
Entre los neuropaleoantropólogos se abre el debate sobre la naturaleza y génesis biológica o ambiental de estas realidades, devolviendo el tema a la óptica desde la cual se quiera contemplarla. En una cultura dominada por la perspectiva social de los problemas, se tiende a pensar que lo biológico no es tan determinante como los factores “externos”, pero si esto fuera así ¿Porqué estas diferencias tan significativas son universales?
Pregunta el autor «¿Porqué estas diferencias tan significativas son universales?»
Muy sencillo: Porque Son Diferencias Reales inscritas en la Biología principalmente y, a mucha distancia, en la Cultura.–mal que les pese a los promotores de esa inmensa Red Clientelar que es la Ideología de Género.
El Por qué lo anterior es Cierto y la Ideología de Género Falsa lo explican dos señoras con más conocimientos que yo.
La Primera: https://www.youtube.com/watch?v=brOO5m90WVg&t=207s
La Segunda: https://www.amazon.es/kindle-dbs/entity/author/B01MQ4NPZ5?_encoding=UTF8&node=831435031&offset=0&pageSize=12&searchAlias=stripbooks&sort=author-sidecar-rank&page=1&langFilter=default#formatSelectorHeader
Sugiero que echen una ojeada a la opinión de los lectores de Alicia Rubio. Una víctima de la Violencia de las Ideólogas de Género. Gran Negocio sostenido por Todos los Contribuyentes.
Saludos
Creo que no existen tales enfermedades mentales que puedan asociarse con el «género». Los trastornos mentales estarían más influidos por las situaciones personales de cada individuo (salvo, claro está, los que procedan de patologías intelectuales) que por la pertenencia a un género u otro. Sabemos por otra parte que los géneros naturales (de origen genético) están contaminados y no son puros. No existe el macho puro ni la hembra pura. Si nos vamos a las teorías evolucionistas, se trataría de factores hereditarios o adquiridos (culturalmente) a lo largo del tiempo. Probablemente esos llamados «neuropaleoantropólogos»que menciona Carlos, pueden explicarlo mejor. En todo caso, la especie humana no se diferencia en sus géneros del resto del mundo animal, así como tales géneros responden básicamente a la función reproductora de la especie.
Otra cosa muy distinta es la manipulación intencionada de los «géneros» con fines espurios (como su enfrentamiento) o para su explotación (por lo visto el colectivo LGTBI pide una renta mínima básica necesaria para el desarrollo de sus miembros), tal como ocurre con las muchas asociaciones ligadas a esta cuestión.
En cuanto al maltrato (físico o psíquico) de unas personas sobre otras no responde necesariamente a géneros y, de hecho, está contemplado en el Código Penal. Si una persona cualquiera (sea hombre o mujer) se siente maltratado/a y puede probarlo, la denuncia producirá las consiguientes consecuencias. Ahora bien, si todo ello se complica con determinados tipos de relaciones sentimentales (muy mutables en general) donde se mezclan sentimientos posesivos (de unos y otras) que implican el sometimiento de la otra persona, nos encontramos con cuestiones complejas que, entiendo, son difíciles de racionalizar o de diagnosticar. Cada caso es diferente y cada persona es un mundo.
El día que reconozcamos lo poco que sabemos de la mente humana, habremos dado un gran paso.
Un saludo.