Hace ya algún tiempo que un buen amigo psicólogo me indicaba la forma en que estaba encarando formativamente la adolescencia de sus hijos. Según la lectura que hacía de la realidad social que nos circundaba entonces, decía que habían desaparecido algunos de los hitos y rituales clásicos que favorecían el paso de la infancia a la edad adulta, e indicaba el importante déficit con el que los adolescentes de entonces debían realizar esa andadura sin esos referentes de apoyo. Los derroteros por los que desde hace décadas se sumergen los niños que se van haciendo mayores, con los coqueteos con las drogas, los botellones masivos, las macrofiestas de cuatro días, la iniciación a la sexualidad como si se tratara de un bien a consumir  y  la más que alarmante ausencia de cultura en su haber, parece que le han dado la razón.

Decía que el servicio militar obligatorio, obviando otras cuestiones básicas, era uno de estos hitos, de importancia decisiva para ese salto evolutivo. En su bienintencionada propuesta, entendió que con algunas acciones debía facilitar desde la familia el proceso de desarrollo personal de sus hijos adolescentes. Para ello “diseñó” diferentes propuestas, y una de ellas consistía en acudir con sus hijos a uno de los más grandes campos de fútbol, para que  conocieran en primera persona una de las realidades sociales vertebradoras de la humanidad que les había tocado vivir. Esperaba que ese gran equipo que jugaba en casa frente a un rival mucho más débil ganara con facilidad el partido, y  que con ello los chicos vivieran la briosa fiesta de la euforia de la masa. A todas luces, el tiro le salió por la culata, pues el equipo local encajó una goleada escandalosa disparando la rabia colectiva por la frustración de una derrota inesperada, rompiendo un guión premeditado.

Según comentaba, entre un vocerío ensordecedor, una constante de insultos de la peor ralea, una infinita variedad de objetos volaban agresivamente hacia el campo con el deseo de dañar a alguien. Se encontró con dos menores en la parte baja del estadio, teniendo que resguardarse contra las paredes para evitar que un bocadillo mal terminado, un paraguas inservible o una lata de cerveza medio vacía, alcanzara el cuerpo de sus hijos.

Reflexionando a posteriori sobre ello, y tras pasado el susto del momento, quizás no le saliera tan mal la jugada prevista. Sus hijos aborrecieron los espectáculos de masas, pero se convirtieron en amantes del deporte, demostrando con ello que fueron capaces de extraer lo mejor de la desagradable experiencia vivida.

Y es que si hay algún fenómeno que mejor nos refleja socialmente en la actualidad, ese es el fútbol. Cristalizan en un solo parámetro todas las variantes posibles de la realidad común, y se dan  las posibilidades más significativas en torno a la pertenencia y los valores vitales. Es ideal como termómetro que mide el nivel cierto de desarrollo interno, sorteando ese humo de racionalidad con el que disimulamos las emociones en nuestras sociedades falsamente civilizadas. En el fondo se trata de algo milenario, como es que los más capacitados de una tribu fecunden a la mujer de su rival. Una forma más de violencia de género, pensarán algunos modernos, pero en realidad es un juego primario y bastante primitivo, pese a que algunos pseudopoetas lo hayan situado en la esfera de la épica, desconociendo la esencia de los arquetipos de los héroes.

Con todo, hemos avanzado, ya que es mucho mejor que las tribus jueguen al fútbol en vez de que se líen a matarse entre ellas; y la enorme capacidad de convocatoria planetaria que tienen los diferentes campeonatos –el último campeonato del Mundo fue seguido prácticamente por 3.000 millones de personas, prácticamente la mitad de la población mundial– indica que no hay otra actividad humana que atraiga a mayor número de seguidores de manera permanente. Es un índice claro de que en este fenómeno tribal se encuentran las claves del actual devenir humano, y por lo tanto desde su análisis se pueden sacar muy buenas conclusiones del estado cierto de la humanidad, entendida como entidad colectiva.

Además de las cuestiones habitualmente expuestas al respecto, se deben destacar en el fútbol dos cuestiones que son esenciales y que nos cuesta ver. La primera es la cualidad de que en lo que en él se produce surte el efecto de identificar a los colectivos que son aficionados al club del que son seguidores. El estilo de juego, la organización, el afán por la victoria, el equipo y sus individualidades, las estrategias, etc. son los rasgos distintivos que diferencian a unos y otros, y le dan a cada club su idiosincrasia característica. Las diferencias entre los diez o doce grandes clubs del mundo, a los que el Atlético de Madrid siempre es aspirante, hacen que uno vea en ellos elementos para sentirse identificado personalmente, y por tanto son fuente y espejo de las dinámicas personales que viven interiormente sus espectadores.

De cualquier forma, se debe reseñar que siguen siendo comportamientos colectivos que refuerzan el sentido de identificación, entendida como la forma característica en el que cada individuo refleja y se ve reflejado en su propia forma de vivir. Así, se podrían resumir en un puñado los estilos en los que cada uno contempla su forma de estar en la tribu, en la que queda simplificada su vida, definiendo la incapacidad real de formas más personales de encontrar un destino propio, específico y único.

Y cuando se dice  que su equipo es más que un club, siempre queda la duda de que a qué otra cosa oculta, y acaso siniestra, se pueden estar refiriendo. No debe extrañar la íntima relación entre fútbol, política y poder, pues todas ellas son causa y efecto de la cosmogonía que compone la mente humana en la actualidad. Victoria, éxito, triunfo, dominación, colectivo, estrategia, rendimiento, lucha y competición, son las etiquetas que definen esa actividad destacando los valores que dicen encerrar, compartidos por una inmensa cantidad de gentes. El fútbol en su habitual versión visceral, en nuestros días desdice con rotundidad la verdad que hipócritamente se pretende esconder detrás de palabras de políticos y poderosos cuando hablan de el “pueblo”.

El segundo aspecto tiene que ver con los elementos territoriales que el fútbol lleva incorporados, y que lo sitúa a su nivel real. Produce alegría que el equipo del que eres seguidor gane, y abatimiento cuando sucede al contrario. Es decir, que pese a la apariencia de avance en los mundos del conocimiento y la consciencia, uno de los elementos que sigue pesando con más fuerza en la psicología humana es esa huella tribal del dominio del contrario y la fecundación de sus hembras. Detalle este, que está muy lejos de ideales cuyos contenidos eleven al hombre por encima de fronteras territoriales, y no digamos de sus fronteras mentales, y quizás sea por ello que la globalización tenga que ver más con la internalización de la manera en que los países poderosos establecen sus reglas, que con cualquier otra cosa.

Deberíamos estar agradecidos por haber conseguido que una buena porción de la humanidad haya logrado tener un “yo”, dejando atrás otras formas de autodefinición más primarias, externas, funcionales e inconsistentes. Esa consciencia propia que conocemos como tal, es un salto cualitativo que nos sitúa en un espacio vital diferente, lleno de posibilidades. También nos propone nuevos retos y avances, y sin duda nuevos abismos a los que temer.

Pero persiste con intensidad ese atávico obstáculo que es la obsesión compartida y tribal por la subsistencia, que limita cuando no anula las posibilidades de que los aspectos que están por encima de los territoriales que todo ser humano alberga en su seno, puedan encontrar algún tipo de eco en este casposo mundo que nos rodea. Y perdonen por la expresión, si a estos otros aspectos los podemos catalogar de espirituales… pero ¿cuántos no barruntarán que solo Dios existe si es hincha de mi equipo?

16 comentarios

16 Respuestas a “Permanecer en el perímetro”

  1. pasmao dice:

    Pues no estoy muy seguro Sr Peiró.

    Se va a celebrar un mundial en Quatar (o cómo se escriba).

    País de nula tradición futbolística donde además hace un calor endeminiado que va a obligar a cabiar los calendarios de todas las organizaciones, sólo para que se puedan jugar 45 minutos x2 sin que desfallezcan nuestros héroes.

    Y se va a hacer sólo por que:

    -los que mandan allí son muy ricos y corruptos
    -están muy acomplejados
    -practican el islam en su versión mas radical
    -la organización que manda en el «furbol», la FIFA, está mas que corrupta (o corruta)
    -los clubes Uropeos tienen mucha finaciación de esos paises

    Y eso que sabemos todos se oculta y se tapa. Pero se sabe. Igual que lo saben los adolescentes que deberían de pasar a adultos.

    Esa doble moral es lo que aprenden. Terrible experiencia.

    Amén del mundo del arbitraje.
    Existen medios técnicos mas que suficientes para poder arbitar con mas justicia. Sobre todo para los casos donde hay esa viloencia que se le escapa al árbitro y auxiliares, pero no a una cámara bien situada.

    Si en deportes de mucho mas contacto cómo el el basket (NBA) o el football USA no hay la violencia de nuestro football es precisamente porque la calidad del arbitraje es mucho mayor.

    Francamente no se que aprenden nuestros adeolescentes y que referencias tienen con el football actual.

    un cordial saludo

    PS yo también soy del Atleti, me preocupa que algunos lleguen a pensar que tenemos que ser un club «grande» por que si. A mi esa grandeza me da un poco igual, yo con que jueguen a ser un equipo y luchen de principio a fin me doy por servido. Y si no ganamos la Champions pues no se gana. No perderé el sueño por ello. Pero no quiero que acaben realmadridleándose.

  2. EB dice:

    Algunos tuvimos la suerte de una vida paralela en el fútbol, una donde la «pasión activa» por el club no dejaba margen a la razón, pero eso fue posibles antes de que la globalización del fútbol profesional lo transformara en un espectáculo comercial más. Sí, a veces sentimos o queremos sentir esa vieja «pasión», pero sabemos que hace tiempo que no tiene sentido alguno. No importa cuánto esfuerzo se haga por mantener la «pasión» en el negocio que es ese espectáculo –esfuerzo que proviene principalmente de farsantes varios que quieren sacar tajada del negocio sin aportar nada de valor– hoy el fútbol sólo se puede entender a partir de la lógica de los negocios. Y por esto me cuesta mucho darle sentido concreto a lo que Carlos dice sobre el fútbol.

    Si un padre quiere ayudar a que sus hijos –o un abuelo a sus nietos como es mi caso hoy– desarrollen determinadas habilidades para competir respetando a los demás competidores, más fácil es aprovechar los deportes que no son negocio. Por suerte, hay muchos.

  3. EB dice:

    Pero hoy celebro no haber tenido una vida paralela en la política, una donde «la ambición extrema» por el poder para aprovecharse de los demás tampoco deja margen a la razón. Hoy podré reírme de todas las tonteras que se escriben para entender lo que pasó ayer (en los medios y los blogs españoles leo manifestaciones grotescas de los farsantes serviles de políticos nacionales y extranjeros, todos socialistas obsoletos que lloran por lo que jamás tendrán). No me hago la ilusión de que se terminen las versiones románticas de la política porque siempre habrá farsantes listos para aprovecharse de otros y necesitan excusas que motiven a sus víctimas a «colaborar» con ellos en la búsqueda infinita del paraíso terrenal, y siempre habrá ingenuos que no aprendieron de chicos a juzgar si sus prójimos son personas buenas y fiables.

  4. EB dice:

    También celebro no haber tenido una vida paralela en el periodismo, una donde «el servilismo extremo» a quienes buscan el poder político es la forma usual de ganarse un plato de lentejas. Las últimas 48 horas han sido la etapa final de un largo período en que los siervos de los medios masivos de EEUU y otros países (entre estos España donde los siervos apenas ganan dos lentejas y sin plato) han competido fuerte por ser el peor entre todo lo malo. Por suerte se están muriendo y todo indica que morirán pronto, con la única duda si los políticos socialdemócratas enterrarán a sus siervos o viceversa. Por décadas se habían creído el cuento de que eran el cuarto poder, ese que podía extorsionar a los otros tres, a los políticos y a los ricos. Pero la tecnología los ha dejado en evidencia: su valor añadido a la sociedad es negativo porque su intención siempre ha sido hacer cualquier cosa para cubrir la podredumbre de sus verdaderos dueños. Sí, causa risa que esos siervos hoy se lamenten por el auge de nuevos medios y los denuncien como fuente de desinformación, pero ya es poco lo que pueden hacer para revertir la historia.

  5. Rosae dice:

    Cómo no hay tiempo de comentar, (no ganas), el artículo en sí está «superinteresante»(para reflexión);

    Suscita comentarios muy güenos/ esto lo del ‘fúrgol»…

    Sólo añadir que con razón siempre se dijo que esto, el fútbol, es cosa de ellos..
    y, me pareció que ese bocadillo que cayó era…de «mortadela»…!!
    Adeu.

  6. Remedios dice:

    Visto lo que se está comprobando de los derroteros políticos por los que van nuestros ciudadanos, al votar ciegamente en las elecciones a líderes que solo dicen lo que se está deseando escuchar, es decir, dar la razón a las bravuconadas y exhabruptos de un fanatismo rastrero y simplón, yo propondría que las elecciones se celebraran un ratito antes de los partidos de fútbol más pasionales, tipo Madrid-Barca o Sporting-Oviedo. ¡Oye nos ahorraríamos una pasta en lo de las elecciones, y para el caso habrían resultados parecidos!

    Pasión y elección. Raza y goles. Papeletas y pichichis. Clubs de fútbol y plataformas ciudadanas. El invento de Jesús Gil.

    1. O,farrill dice:

      Ese es el gran problema: «votar en las elecciones a líderes». Mientras no seamos capaces de darnos cuenta de que lo que votamos son «representantes políticos» que actúen en nuestro nombre y sigamos la senda de los supuestos «liderazgos» y de los contratos de adhesión con los partidos (que luego ellos no respetan) así nos irá. Un saludo.

      1. Loli dice:

        Se me plantea, entonces, un interrogante que antes encontraba más huidizo: ¿estamos preparados, desde un punto de vista formativo, e inclusive informativo, para entender el concepto de «partido», de «representante político», de «líder»…..de «fidelidad», «lealtad», «valores», términos éstos últimos demasiadas veces ligados a los anteriores?.

        Y la respuesta es que «no», como creo que así es.

        Desde ese panorama, va a ser muy difícil que, desde una ciudadanía además confusa y llena de necesidades (ficticias o no, solventables a más o menos plazo, o no), se vaya construyendo un camino de despliegue conceptual y de inteligencia, que destrabe los términos políticos, y les otorgue las posibilidades que potencialmente aún poseen, y que continuamente volcamos en las «tinajas» de los referentes más directos o simples.

        El ejemplo de los «campos de fútbol», el comportamiento, adhesión incondicional a equipos, por encima de la propia dinámica abierta y comprensiva de lo que supone «un juego», bajo el consenso de unas reglas y un comportamiento que aspira a la cortesía y al respeto, su origen, la posibilidad de cambios, intercambios….sin que ocurra ninguna catástrofe, porque nada está predeterminado…., es, parece, un buen indicador de las carencias de las que adolecemos en una sociedad, que necesita abrir más las espitas de su cultura política.

        Otro ejemplo de este «desconcierto», es que ante esa situación, la proliferación de «líderes» y «liderazgos» populistas, es cada vez mayor….sin encontrar enfrente algún tipo de contestación más inteligente que la simple amenaza del miedo, del…»mejor nos quedamos como estamos, que ya lo conocemos».

        ¿Cómo abordar, como expresar la importancia que tiene, desde un punto de vista hasta de supervivencia como seres humanos, de tener, no ya asegurada, pero al menos esbozadas, fórmulas y caminos que conduzcan a una consciencia mayor, voluntaria, de nuestra función en las relaciones con las demás personas con las que conformamos una organización social, y con nosotros mismos?.

        ¿Cómo fomentar la ilusión, la emoción ante los cambios, cuando éstos se presentan como el derrumbamiento y la destrucción de todo aquello que «nos aseguraba» el bienestar y «la felicidad», y hacerlo, además, a contracorriente del mensaje en el que nacemos, nos movemos, modelamos….y quieren que hasta muramos en él?.

  7. EB dice:

    Para algunos Dios sólo existe si es de su equipo. Para otros la razón sólo vale para tratar con los de su equipo. Sí, el perímetro de la tribu nos sigue separando a nosotros de ellos, pero diría que cada vez más de manera virtual que real. Sí, las vallas más fuertes hoy son virtuales, por lo menos para quienes vivimos en ciudades cuya población ha cambiado mucho en los últimos 100 años. En otros lugares quizás sea menos evidente e incluso queden todavía lugares donde las vallas reales sí separan a algunos del resto. Pero no es el fútbol: recuerdo bien visitas de trabajo a varias ciudades y pueblos en Africa poco después del Mundial de 1990 en que gracias a Maradona el equipo argentino llegó al partido final que perdió contra Alemania y cuando decía que era argentino la respuesta era «Ah, el país de Maradona», algo que me servía como carta de presentación. Eso fue posible gracias a la televisión. Sí, primero la televisión y luego Internet y también el número creciente de viajes de muchas personas por cualquier motivo han ido destruyendo las vallas reales.

    Contra ese avance en destruir vallas reales, uno se encuentra con la resistencia de quienes optan por la carrera de políticos porque la política siempre ha sido y seguirá siendo territorial –sólo se puede gobernar a quienes residen en un territorio, a quienes se les puede poner obstáculos para votar con los pies. Hoy, sábado 12, lo podemos comprobar viendo cómo los políticos podridos que perdieron el martes 8 tratan de varias maneras de dividir, de acentuar y acelerar lo que han estado haciendo por largo tiempo, esto es, separar la gente por cualquier dimensión perceptible o imaginaria. Ejemplo claro de lo más podrido de esos políticos y sus cómplices es el titular de esta artículo en El País

    http://internacional.elpais.com/internacional/2016/11/11/actualidad/1478898109_579595.html

    Y no hablemos de todo lo que han estado diciendo y haciendo los políticos españoles aprovechando la crisis. Peor, lo que seguirán diciendo y haciendo porque poco importa que el territorio que algunos de ellos puedan gobernar sea Andalucía, o parte de Andalucía, ya que lo verán como premio consuelo a una competencia mayor que perdieron. Sí, cuidado con los perdedores. Hoy quienes promueven la «independencia» de Cataluña son políticos de la izquierda más podrida porque necesitan consuelo (a diferencia del País Vasco donde el PNV ha podido sobrevivir a esa izquierda podrida, en Cataluña la izquierda podrida ha podido enterrar a los secesionistas tradicionales, en buena medida gracias a la colaboración del PSOE y el PP).

  8. EB dice:

    Para reírse. Este columnista del New York Post se ríe del editorial del New York Times pidiendo disculpas por su podredumbre

    http://nypost.com/2016/11/11/new-york-times-we-blew-it-on-trump/

    Sí, a eso se ha llegado. En todo caso, el New York Post también ha sido y sigue siendo anti-Trump y su contribución se centró en difundir fotos viejas de cuando la Sra. Trump era modelo (todavía se puede ver una en el costado de la columna antes referida). Sí, son las mismas fotos que El Mundo y otras porquerías españolas han publicado y que tanto gustan publicar para excitar a los lectores, justo al lado de artículos y columnas denunciando el machismo de los machos.

  9. Loli dice:

    Solo un apunte….la señora Trump no parece muy «vieja» en las fotos.

    Un saludo

    1. EB dice:

      Por favor, lea bien. Dije que las fotos son viejas no la señora.

      1. Loli dice:

        Sí, perdone, tiene razón en su apreciación.

        Lo que quería decir es que, efectivamente, las fotos no parecen tan «antiguas», como del calificativo de «viejas», podía inferirse.

        De todos modos eso carece de interés, lo que sí puede tenerlo, es que, aunque también en apariencia, pues poco o nada se sabe al respecto, y quizás tampoco importe,…¿o sí?…, sea la posible preparación política y cultural de la futura primera dama, o su interés por adquirirla o aumentarla, dado que, en el que parece fue uno de sus primeros discursos, hubo, de plagiar a la actual para poder darlo.

        Bien, entiendo que a todo el mundo hay que darle su oportunidad, el problema es que, aunque también en apariencia, parece que el tema de las oportunidades, entre, otras muchas cosas que abarcarían valores y derechos humanos, al menos en las «proclamas» del presidente norteamericano electo, parecen brillar por su ausencia para aquéllos que…no sean de su tribu política, ideológica….etc…

        Vale que también ésto estaría por ver, que el modelo norteamericano no es tan endeble y está configurado como para que no se puedan colar políticas absolutistas que acabe con el sistema.

        Pero valdría también, pensar, que en ese caso, el presidente electo, va a tener que empezar, muy pronto y desde ya, a «incumplir promesas», y/o a reconocer, que ha mentido al realizarlas, pues sabía que no podría llevarlas a cabo.

        O lo que es peor, tendría que reconocer su ignorancia al respecto, y entonces nos encontramos con alguien al quien se le ha otorgado un gran poder…..sin preparación para ejercerlo, y lo más inquietante, que eso gusta a …bastante gente, no es baladí que haya ganado las elecciones a la Presidencia de los EEUU.

        ¿Entonces….., qué se ha ganado para la sociedad americana?¿para su repercusión en el resto del mundo?¿sinceridad?, ¿constatación de que el sistema funciona?….Pues en cierto modo, ojalá se constate que sí que funciona, y los aspectos dramáticos de su programa electoral, no puedan llevarse a cabo.

        Tribu, concepto éste, que bien merecería un análisis y desglose más minucioso en su acepción, y en su utilización.

  10. Loli dice:

    Y actualmente….tampoco parece mucho mayor que entonces…., bueno, es solo un apunte, Sr. EB, porque, a pesar de que el argumentario de sus exposiciones parezca estar bien documentado y entiendo que no falta material al respecto, en uno y otro sentido, tanto a nivel de partidos más conservadores o de tendencias con más o menos vocación social, a uno y otro lado del charco, me parece que cuando se «cargan demasiado las tintas» en un solo sentido, y en este caso, perdóneme si me equivoco, me da la sensación de que usted lo hace en uno determinado, indica una cierta utilización, no demasiado objetiva, de esa realidad constatable de claroscuros, que impregna, hoy por hoy, la vida política en general.

    Reitero mis saludos

    1. EB dice:

      Acepto que el hecho de reaccionar a lo que está pasando estos días pueda dar la impresión de que uno está cargado en contra de algunos y no de todos los que comenten las mismas barbaridades. Pero en otros comentarios me he referido a la política en general sin distinguir entre partidos y facciones. En todo caso, el nuevo post de Isaac será una nueva oportunidad para hablar de política en general. Tenga en cuenta además que por la extensión de comentarios a posts no puedo referirme a todos los partidos y facciones y menos a su historia. Eso sí, no le quepa duda que hoy la amenaza principal a la libertad individual –en todo el mundo– siguen siendo los intentos de quienes ambicionan el poder del estado-nación para beneficio propio (y cuando digo propio necesariamente me refiero a su facción o si prefiere a su tribu) usando cualquier excusa para «justificarse».

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