
Sólo algunos artistas y poetas han sabido ver en la adolescencia la semilla en explosión de vida y verdad que contiene. Porque, de siempre, las generaciones adultas han tendido a ver con escepticismo, crítica y desconfianza a las venideras. Viene tan de lejos que ya Sócrates nos advertía del peligro: “Los jóvenes hoy en día son unos tiranos. Contradicen a sus padres, devoran su comida, y le faltan al respeto a sus maestros”. Hasta los defensores del Menor actuales suscribirían estas palabras dichas allá por el siglo IV a.C.
Mil años después se volvía a repetir la cantinela: “La infancia es ignorante; la mocedad, ligera de cascos; la juventud, temeraria, y la vejez, malhumorada”. Esta vez lo afirmaba el dominico Fray Luis de Granada, que no escatimaba en estereotipos sociales al uso para contento de sus seguidores. Al igual que el escritor Mateo Alemán, cuando afirmaba: “Terrible animal son veinte años; no hay batalla tan sangrienta ni tan trabada escaramuza como la que trae la mocedad consigo”.
Va para dos milenios y medio que seguimos prácticamente en las mismas, y sin entender nada de nada, pues proliferan por doquier esos libros de autoayuda en los que lo único que se propone es sobrevivir al intento de convivir con un hijo adolescente, planteando sobre todo la importancia de defender a toda costa nuestra “zona de confort”. A nuestro cacareado Estado del Bienestar, colocado hasta las trancas, le sigue molestando a rabiar ese mocoso crecido que lo cuestiona todo subvirtiendo nuestra dopaminérgica siesta.
En otros artículos ya se han desarrollado aspectos relativos a la esencia de la etapa conocida como adolescencia, si bien es importante averiguar los hitos actuales que marcan la consecución de los objetivos implícitos que este periodo vital supone para cualquier ser humano, y que diferencian este momento de los anteriores.
Partiendo de que la adolescencia es una revolución de origen biológico… tienen que ser resueltos diferentes dilemas personales
Partiendo de que la adolescencia es una revolución de origen biológico, inherente tanto al individuo de hace diez mil años, como probablemente al de dentro de otros tantos, es obvio pensar que unos y otros tienen que resolver dilemas personales de diferente cariz dependiendo de las características del entorno en el que se mueven. Teniendo claro que el fin primordial de las modificaciones estructurales que la definen consiste en cerrar la etapa infantil para conquistar las cualidades y capacidades adultas, los jóvenes actuales han de enfrentarse a diferentes realidades vitales que vienen definidas por la sociedad en la que están inmersos.
…una sociedad que se tilda de moderna y culta… maneje y resuelva de forma tan poco acertada las dificultades de esta etapa.
Seguramente es un rasgo de la actualidad el hecho de que una sociedad que se tilda de moderna y culta, dotada de mucha más información y de mayor profundidad, y con más medios y recursos que nunca, en cambio maneje y resuelva de forma poco acertada las dificultades que esta etapa supone para sus miembros. Algunas otras sociedades, en situaciones muy poco favorables y a años luz de las posibilidades de las nuestras, paradójicamente lo hacen mucho mejor.
Pero, para aquellos que de una u otra forma tienen que relacionarse, convivir, o jugar un papel importante respecto a ellos, puede ser muy útil identificar las principales realidades con las que el adolescente va a tener que lidiar, pues de la forma en que sean resueltas va a depender directamente su futuro, pero no solo el suyo. Después todo será más complicado, y el resultado más incierto.
…es la amplitud, versatilidad y claridad con la que las sociedades propician caminos para el desarrollo hacia la etapa adulta.
Los resultados de los diferentes estudios tanto de Universidades como de centros de investigación sociológica, así como entidades entre cuyos objetivos está abordar estas temáticas, vienen a insistir en tres aspectos esenciales. El primero que se analiza es la amplitud, versatilidad y claridad con la que las sociedades propician caminos para el desarrollo hacia la etapa adulta. Por ejemplo, hay Estados que insisten en facilitar que, en un momento clave para el desarrollo –suele ser al final del Bachillerato y previo a los estudios destinados a adquirir una profesión–, en torno a los 16-17 años, el menor salga de su entorno conocido y familiar, y curse sus estudios de manera autónoma, teniendo que adaptarse cotidianamente a todo lo relativo a esas circunstancias, desde la colada hasta la cena de todos los días. Y como estas hay otras iniciativas que reflejan la comprensión que un colectivo y sus mandatarios tienen respecto a la importancia de la autonomía, y la evitación de un fenómeno muy extendido como es la parasitación. Se dice que estas alternativas suponen riesgos, pero hay que ver las consecuencias del polo opuesto, para calibrar donde en realidad nos estamos jugando más.
Suele ser en esos ámbitos “no formales”, en los que se forjan los más importantes rasgos de identidad que luego conformarán su vida adulta.
La que se señala en segundo lugar, y que se produce a una edad algo más temprana, tiene que ver con los medios y las vías que se proponen a los adolescentes para cubrir generalizadamente una nueva realidad con la que se van a encontrar. Me refiero a lo que se conoce como el “mundo del ocio”, que en realidad es la suma de los tiempos en los que el menor no está dentro de casa, y si lo está lo hace de forma independiente al resto de la familia. Suele ser en esos ámbitos “no formales”, en los que se forjan los más importantes rasgos de identidad que luego conformarán su vida adulta. Al respecto, la propuesta mayoritaria que los chicos y chicas perciben, está directamente ligada al “ocio recreativo”, es decir, el mundo de la diversión, el entretenimiento y los “consumos” experimentales, muy centrados en las sustancias alteradoras de los estados de consciencia (drogas) tanto legales como ilegales, y todo un conjunto de opciones fantásticas, excitadoras y superestimuladoras (música, videojuegos, imagen, etc.), que poco propician el desarrollo de tus cualidades o capacidades personales, y siempre te sitúan en un plano pasivo, expectante y fagocitador de la realidad que se vive. Facilitar un modelo de ocio alternativo en la que quepan muchas más cosas es una emergencia nacional.
…los procesos de sexuación, entendidos como lo que es ser mujer u hombre en su totalidad… se limitan sin sonrojo a los embarazos no deseados y las enfermedades de transmisión sexual.
Por último, si la diferenciación y la búsqueda de la identidad son característicos de la etapa, no lo son menos los procesos de sexuación, entendidos como lo que es ser mujer u hombre en su totalidad. Habitualmente confundidos y mezclados con las prácticas sexuales, a los menores les llega sistemáticamente un mensaje parecido al “todo vale”, que se asemeja demasiado a planteamientos pornográficos, y que se corrobora desde la promiscuidad con mucha frecuencia con la realidad efectiva. Dos simples líneas rojas se ponen para salvar un poco la vergüenza de esta pseudoideología moderna, las enfermedades de transmisión sexual y los embarazos no deseados.
Francamente, con este panorama…
Hola Carlos:
Considero tu artículo interesantísimo, en igual medida que nuestro gran desconocimiento sobre el tema, y la suplantación de esa ignorancia, por el gran número de adjetivos estereotipados con el que designamos esa etapa de la vida, compartiéndolo, asimismo con el gran desasosiego que produce, en la sociedad “adulta”, afrontar ese momento de la vida de sus integrantes.
Creo que, ese desasosiego y ese miedo a admitir que algo tan ligado a la evolución del ser humano, no esté lo suficientemente delimitado por etiquetas, podría explicar, en algún modo, la ausencia de comentarios a tu artículo…quizás.
Por mi parte, y en base a esa ignorancia, me gustaría, si es posible, que me aclararas, si es que hay estudios o teorías al respecto de dos cosas:
Una de ellas es si hay alguna hipótesis que explique la razón por la que se produce esa especie de “desajuste”, entre el desarrollo de los procesos cognitivos del lóbulo prefrontal, y los cambios hormonales tan drásticos que, parece, se dan bastante antes.
Y la otra es si se conoce, (o hay teorías al respecto), sobre el mecanismo que pondría en marcha la envergadura de los cambios hormonales y los sistemas que los regulan, a una edad determinada.
Un saludo y gracias por el artículo….tan necesario
Hola Loli,
En relación a tus preguntas, siento contestarte que lo que puedes encontrar son descripciones científicas (fisio-bio-neurlógicas) de los cambios, especialmente en la estructura cerebral, involucradas en la profunda transformación que se produce en todos los individuos de manera inexorable y programada.
En Psicología, como en otros tantos campos, el complejo que se arrastra respecto a la ciencia, lleva a que los investigadores no arriesgen en postulados o teorías explicativas, que son consideradas especulativas o acientíficas, por lo que se ciñen con estricta mentalidad a «contar lo que ven y con lo que se encuentran en sus investigaciones». Pese a eso, y aún así, ve las auténticas campañas mediáticas destinadas a considerarlas pseudociencias. ¡Cómo para ir un solo paso más!
Hay buenos vídeos divulgativos sobre los distintos y amplios cambios cerebrales, que puedes encontrar por ejemplo en Youtube. Te paso alguno:
https://www.youtube.com/results?search_query=universidad+de+navarra+cerebro+adolescente (de corte un tanto sexista que conviene filtrar).
https://www.youtube.com/watch?v=cxg9sNZRJMI&t=69s (se queda solo en la superficie)
https://www.youtube.com/watch?v=_NmlxzDNE0E&t=567s (también introductorio)
No es en este blog el sitio dónde los que nos podemos aventurar un poco más en ofrecer visiones más amplias del «sentido» que tiene la revolución adolescente en la vida humana. Nos tendríamos que meter en una reflexión y un debate sobre la característica diferencial del hombre respecto al resto de los animales, como es la consciencia y su marcada inclinación a la espiritualidad (eso que con tanto afán nos empeñamos en desterrar), que alcanza su plenitud en esta impresionante fase de la vida humana. ¡¿?!
Un saludo y gracias por los agradecimientos.
Gracias, Carlos, por los enlaces
Un saludo afectuoso