Europa y el Trumpismo

En 1492, año en el que se suele colocarse el inicio la edad moderna, pocos habitantes de Europa podían pensar que ese continente se iba a convertir en el poder dominante de los próximos siglos. Pero así fue.

El sueño de una Europa unida ha sido compartido desde tiempo inmemorial por nombres como Carlomagno, el emperador Carlos o Napoleón.

Y tras las dos guerras más sangrientas que ha conocido la humanidad, ese sueño parecía acercarse; pero lo cierto es que llevamos años estancados en una pseudo unión de corte básicamente regulatoria y sin una orientación política común.

Estos tiempos convulsos ofrecen una ocasión inigualable para profundizar en ese sueño de una Europa verdaderamente unida. El Trumpismo es la definitiva llamada de atención: o Europa se une o pasa a la irrelevancia.

Creo que a Trump no se le está leyendo bien. Él se concibe como el CEO de una gran empresa cuyo objetivo es maximizar el beneficio para sus accionistas, esto es, la población de los Estados Unidos.

Desde esta perspectiva, parece coherente que Trump se olvide de la vieja Europa, que lleva años en una parálisis económica, y mire hacia Oriente, donde está produciéndose el mayor crecimiento económico.

Trump no va a reducir el gasto y el poder militar de los EE. UU., pero sí va a desplazar su atención de Occidente a Oriente, intensificando su presencia en el Pacífico y el Índico.

De hecho, para tener una cierta hegemonía militar en esa zona del mundo, a Trump le resulta más estratégico mantener una buena relación con Rusia que sostener un interminable conflicto en Ucrania, que, adicionalmente, ha supuesto el aislamiento de Rusia y su consiguiente acercamiento a China.

Según el Wall Street Journal, Trump incluso estaría más interesado en potenciar su relación con la propia China, estando dispuesto a suavizar con ella su guerra comercial (hemos visto sus declaraciones de elogio al Presidente Xi Jinping), antes que con Europa, a la que ya no considera un socio prioritario, haciendo buena la famosa frase de Lord Palmerston de que los ingleses “no tenemos aliados eternos y no tenemos enemigos perpetuos. Nuestros intereses son eternos y perpetuos y nuestro deber es vigilarlos”.

Me diréis que la versión de Trump como CEO de los EE. UU. no le está saliendo demasiado bien, teniendo cuenta que, desde su elección, los 7 magníficos (las 7 empresas que se consideran las joyas tecnológicas de los EE. UU.) arrastran fuertes caídas en Bolsa, mientras los índices de las Bolsas europeas no paran de subir y los 4 fabulosos de China (las 4 empresas tecnológicas más potentes de ese país) tienen subidas de más del 30%.

Pero Trump tiene respuesta para todo y trata de convencer a los americanos con el clásico No Pain, No Gain. Es decir, inicialmente sus drásticas medidas van a producir turbulencias, pero a la larga los americanos serán más felices. También le oímos a Trump decir que mientras China está planificando su futuro a cien años vista (lo que me parece un poco exagerado), las democracias representativas tienen una visión necesariamente cortoplacista, ligada a los ciclos electorales; visión con la que Trump quiere romper.

Veremos si sus planes le salen bien. Pero lo importante es ¿Qué puede hacer Europa? En estos momentos, las turbulencias Trumpianas le están yendo bien a Europa. El dinero es miedoso y ante el escenario incierto norteamericano, acude al otro refugio seguro, que es el mercado europeo.

Sin embargo, esto no va a durar. Y Europa puede y debe aprovechar este impulso para unirse y crear esa potencia que ni a los EE. UU. ni a China les interesa que nazca. Las principales objeciones que siempre se le ponen a Europa tienen que ver con la insoportable burocracia en que se ha convertido, singularmente la Comisión y sus interminables estructuras. Pero todo lo que se monta se puede desmontar. La Unión tiene que apostar por un funcionamiento eficiente, por una importante desregulación y por una profundización democrática en la selección de sus líderes.

Desde la II Guerra Mundial, Europa ha estado a la sombra de los EE. UU., que aparentemente ha actuado como padre tutelar, aunque, como es lógico, siempre ha priorizado sus propios intereses.

Haciendo de la necesidad virtud, Europa, si quiere que alguien la tenga en cuenta, debe emanciparse, creyendo en su fuerza económica, política y social; que desde luego la tiene; y aspirando a ser un actor relevante en el nuevo modelo que está emergiendo.

2 comentarios

2 Respuestas a “Europa y el Trumpismo”

  1. pasmao dice:

    Interesante columna Don Isaac

    La pregunta primera que nos deberíamos hacer es ¿Qué es Europa? Porque los intereses de las naciones que la componen son muy diferentes. Y habría que empezar por Reino Unido, cuyo interés ha sido desde tiempo muy atrás que no existiera esa Europa unida, y que de existir, que nunca tuviera una relación profunda con Rusia.

    La OTAN se fundó por iniciativa de Reino Unido, que quería a los USA dentro (de Europa), a los rusos fuera y a los alemanes abajo. Y lamentablemente las cosas no han cambiado desde entonces.

    Dicha fundación de la OTAN nos arrastra mucho mas atrás, cuando Reino Unido era un imperio y a ese Gran Juego, que se basaba en que Rusia no dominara el centro del tablero y que no se uniera a Alemania. De hecho la promoción del estallido de la I GM tiene mucho que ver con ello.

    Y con el Reino Unido tenemos a naciones muy influidas por esa fobia antirusa, como Polonia, la parte mas nacionalista de Ucrania y los Bálticos.

    Porque en realidad es imposible entender una Europa unida en base a unas relaciones estratégicas con un proveedor fiable de energía barata, gas, petróleo y uranio, materias primas como gas (industria química BASF, Hoestch…), titanio, aluminio, acero… como Rusia. Que además supondría un excelente mercado para nuestros productos, y un excelente embajador en otros como India, otras repúblicas exsoviéticas y demás.

    Pero en vez de ello nos enemistamos con Rusia, porque los USA/UK así nos lo vendieron en el pasado, y apostamos por un incremento delirante de nuestro gasto militar para enfrentarnos precisamente con quien mas podríamos hacer negocio y tener un futuro.

    El problema va mucho mas allá de una burocracia incompetente, despótica y extractiva; el problema es que por amarrarse al poder esa burocracia nos quiere arrastrar a un guerra, o por lo menos a un descenso a los infiernos totalitarios usando esos gastos para dar una vuelta de rosca mas a ese control social. Y lo visto en Rumanía es un aviso muy serio.

    Y vista esa deriva, mejor solos que mal acompañados. Y mas España, que tiene toda esa Iberoamérica a la que hemos hecho de menos, en la que apoyarse.

    Porque además se está ignorando la verdadera amenaza a Europa, La que viene desde nuestro Sur. Amenaza que no precisaría para combatirla de un gasto militar tan exagerado y de un control social despótico. Pero si de una conciencia clara de lo que es y de lo que significa .

    Un cordial saludo

  2. pasmao dice:

    Donde pongo «… Porque en realidad es imposible entender una Europa unida en base a unas relaciones estratégicas con un proveedor..» debería haber escrito:

    .. Porque en realidad es imposible NO entender una Europa unida en base a unas relaciones estratégicas con un proveedor…

    Supongo que se entiendo, pero por si acaso.

    Mis disculpas.

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